Fuga de Alcatraz es la cuarta aparición de Clint Eastwood en el fancine.
El mes pasado comenté El sargento de hierro y ahora toca esta. Antes vinieron Los violentos de Kelly y Firefox. Todas ellas peliculones. Una comedia, una de acción desmedida y esta de evasiones.
Frank Lee Morris es un ladrón de bancos
Hay un diálogo, que no recuerdo textualmente, en el que le explican al tal Morris algo como.«Los que no encajan en la Sociedad van a la cárcel y el que la lía en la cárcel termina en Alcatraz». Repito, no es textual pero esa era la idea. Es decir, que dentro del género carcelario… Los reos que vemos en esta película son la flor y nata de los delincuentes: criminales, asesinos y prisioneros reincidentes en sus fugas de otras cárceles.
Alguien me dijo una vez que no se cree que un alcaide pueda tomar decisiones propias dentro de los muros de una penitenciaría o de una prisión estadounidense. Aquí hago un alto para explicaros algo la mar de interesante. En los USA hay cárceles públicas y privadas. Sí, como lo oís. Existen cárceles cuya gestión sale a subasta y se la queda quien más puje, que a veces coincide con que también es el sheriff del lugar.
El único que dicta las normas de vestimenta, alimentación, régimen de castigos y alimenticio… de todo, es la empresa que lleva dicha gestión. Pongo por ejemplo una cárcel privada cuyo gestor pintó todo su interior de rosa y viste de rosa a todos los presos para menoscabar su autoestima haciéndoles parecer afeminados.
Es más, existe todo un negocio a nivel nacional cuya cúspide son las ferias de las prisiones. Ferias en las que los propietarios se pasean para buscar proveedores: taser con electrodos, armas cortas y fusiles de fuego, uniformes para sus empleados y para los reos, alimentación, seguros médicos, construcción, alarmas… Como veréis hay toda una industria en el sector, y mueve centenares de millones de dólares cada año.
Por eso no penséis que el cine (americano) se toma licencias cuando vemos pelis de este género. Son cosas y conceptos que no cabrían en las mentes de los europeos, como por ejemplo el derecho a portar armas. Esto viene, lo de la gestión penitenciaria, los concursos para sheriff y las armas de cuando no había manera de hacer llegar la Justicia a rincones lejanos del país. Entonces cada uno se procuraba su propia Justicia.
Volviendo, o empezando con Morris, os decía que es un ladrón de bancos. Ese es nuestro personaje. Y está en Alcatraz porque se ha fugado de todas las cárceles en las que había sido encerrado.
Seguimos su historia desde que llega a Alcatraz
En la presentación vemos que es un tipo cuyo coeficiente intelectual es de 133, más de 30 puntos por encima de la media. Es más de la media considerada bien dotada de inteligencia.
Ya desde el minuto 1 de la peli vemos en él a un tipo duro pero afable. Este es el Morris de la peli, pero el de la vida real, que sí era muy inteligente, era un camorrista y un broncas. el típico matón del lugar. Es decir, un tipo con malas pulgas más violento que otra cosa.
El de la peli parece un tipo cabal y justo.Quizás por ser parco en palabras y duro en sus acciones y en su mirada, nos cautiva. Sobre todo cuando comparte ducha con el pervertido «el lobo». El tío es un cerdo que quiere hacer de Morris su nuevo mancebo. Le gustan los tíos y es una mole de grasa gorda que convierte en fuerza bruta para someter a sus presas y convertirlas en víctimas sodomizadas. Un cerdo degenerado que se lleva la paliza del siglo cuando intenta envainarse en Morris. Ahí sí aplaudo, y me pongo en pie para hacerlo.
Un Lobo que en España saldría de la cárcel antes de tiempo (y no debería salir nunca) gracias a la ley del Sí es Sí de Irene Montero, que está soltando a los agresores sexuales. Pues bien, ese cerdo termina reventado con sus carnes fofas y grotescas en el suelo de la ducha.
Duchas que, por cierto, vemos humeantes cual sauna. Esto también tiene una explicación. Alcatraz era una prisión sita en una isla en la Bahía de San Francisco. Sus aguas están gélidas, y por eso los presos son forzados a ducharse (dos veces por semana) con agua casi hirviendo, para que sus cuerpos no se acomoden al frío del agua y eso les dificulte una posible fuga por el mar.
A partir de la escena de la ducha Morris se habrá ganado a un enemigo: Lobo, pero se ganará también el respeto de muchos otros presidiarios. Entre ellos, y sin prisa pero sin pausa, se ganará a English. Un negro racista víctima de unos blancos, también racistas, que hicieron que terminara enchironado. La relación con Morris se antoja un poco difícil, por los prejuicios raciales del negro, pero Morris sabrá ganárselo erosionando sus reticencias originales.
Por un lado, y como decía antes, la paliza que le propina al sodomita ya es un punto a favor del nuevo. Por otro el hecho de que Morris parece no tener prejuicios raciales. Él parece ser un tipo rudo pero justo con todos por igual, sin importarle si es blanco o negro. Habla con él, le bromea, le toma el pelo y le mira fijamente a los ojos.
Tanto hará estas últimas cosas que la primera vez que Morris ve a English en el patio lo hará en lo alto de la grada. Dentro del código carcelario las personas (y me refiero a todas por igual, que no quiero suspicacias) se comportan como animales. Cuando tus pertenencias son limitadas, no tienes privacidad y no eres dueño de ti mismo sólo te queda exhibir testosterona. Así se ganan el respeto en las cárceles, sean blancos, negros, indios, orientales, chicanos o lo que sean. Los presos se dividen en grupos, generalmente raciales, o ideológicos, y la testosterona los escalona para que de un vistazo todos sepan quién corta el bacalao.
Eso se ve también en American History X, cuando el nazi Derek entra en prisión y se hace fuerte entre los demás nazis. Hasta que le meten el Mein Kampf por donde Lobo quería darle todo su cariño a Morris. Este «empujón ideológico» le hará terminar de cambiar de opinión con respecto al movimiento y a su ideología.
Morris ve a English en lo alto de la grada y sube hasta él
Aunque para ello tenga que sortear y superar varias filas de negros que están uno o varios niveles por debajo de English. Al llegar a éste se girará y se volverá para marcharse a lo que el negro sentencia: «Solo puede haber dos motivos para que te vayas: tienes miedo u odias a los negros». Y Morris, a modo de chulería, le contesta que odia a los negros. Esto hará que se gane definitivamente el respeto de English, quien le invita a sentarse a su lado. Será entonces cuando English explique a morris (y a todos los espectadores) que nadie puede huir de Alcatraz. Describe la cárcel: hormigón, acero y cemento rodeados por un mar congelado y atestado de tiburones… Todo facilidades.
Esta será una de las relaciones que iremos viendo cómo cuaja y prospera haciendo de ambos buenos amigos al final. Este vínculo entre los protagonistas me llevará de lleno a otra peli de cárceles: Cadena perpetua. Una peli elogiada y amada por legiones de espectadores. Para mi es un refrito de muchas otras películas con un protagonista infumable. Pero eso es harina de otro costal. De hecho hay varias cosas de ésta que vi en la perpetua. Pero qué le vamos a hacer.
Hay otros personajes importantes en la peli, pero no tan importantes como para restarle protagonismo al personaje de Klint Eastwood. Esto parecerá banal, pero no lo es. El director, que fue quien incorporó a Klint en el proceso quería una peli coral en la que el peso de la trama fuera lo principal y los personajes se repartieran el protagonismo por igual. Pero Klint dijo que verdes las habían segado (creo que literalmente). Que él sería el protagonista y su personaje sería el único con voz y voto. Lo logró, a costa de deteriorar la relación con el director.
Lo que no podremos negar es que el tito Clint se mete en el personaje y se echa la película a las espaldas haciendo de Morris un super personaje e imprimiendo su carácter y su talento al personaje y a toda la película.
Y aun así veremos unos cuantos personajes más pululando por la peli.
English es el mejor personaje de todos
Quien por cierto reparte libros y revistas por las galerías, trabajando para la biblioteca y cada vez que pasa por la celda de Morris se lanzan algunas pullas el uno al otro. Como cuando Morris le pregunta si tiene algo para él y English le responde: «Tengo Muchachos en acción… hay un par de maricas que se pelean por tenerla cada mes». Eso y llamarse esclavo el uno al otro, son dos de los puntos que demuestran el racismo del negro hacia los blancos, cosa no compartida por Morris a quien le daba igual que English fuera negro y la homofobia de los dos. De English porque la ve degradante y de Morris porque ha estado a punto de recibir un manifiesto LGTBI de tomo y lomo por donde amargan los pepinos.
Veremos al alcaide, que será el contrapeso, el contravalor de Morris. Un déspota narcisista que no consiente un «pero» ni siquiera de sus policías.
Luego está Doc. Un tipo la mar de entrañable. Un señor ya talludito que se evade de la cárcel todos los días cuando se sienta frente a un lienzo y le da vida con sus pinceles.
Los hermanos Anglin entrarán más tarde en escena, cuando sean trasladados a Alcatraz. Morris y ellos se conocen, y pronto se agrupan y forman piña con Morris y Butts, el vecino de celda del prota. Un tipo algo retraído y cobardica con el que es inevitable tener buen rollo porque será quien vigile mientras Morris prepara la fuga.
No me entretendré demasiado…
Morris comprende que la piedra es inexpugnable, pero descubre un punto débil en la celda: el cemento que une la rejilla de ventilación al muro se está cuarteando y se resquebraja. Irá arañando para erosionar la pared y lograr retirar la rejilla tras la cual habrá espacios y conductos que le permitirán esbozar un plan de fuga de la penitenciaría.
Ese plan incluirá dos fases: la primera huir de Alcatraz y la segunda poder cruzar la bahía. La primera será, muy entre comillas, la más difícil, aunque en la vida real fuera al contrario. En la peli dan mayor protagonismo a cómo salir de los cuatro muros a cómo echarse a la mar y no morir congelado, arrastrado mar adentro por la corriente o devorado por los tiburones. El caso es que primero encontrarán un itinerario hacia la libertad y después idearán el modo de construir una balsa.
El proceso, tanto de fuga, como de su preparación y la elaboración de las herramientas necesarias: taladro hecho a partir de un ventilador, la propia balsa, confeccionada con impermeables… La cabeza de papel y cartón hecha para disimular su ausencia mientras preparan la fuga… todos esos elementos son los que nos cautivan y, por lo menos a mi, me meten en la peli, en su trama y nos hacen empatizar con los protagonistas. O con el protagonista y todos sus adláteres.
Yo podría ponerme en la piel de English, el desafortunado que mató a dos matones que se metieron con él. Es decir, podría ser sensible a los reos que no son delincuentes no criminales, con esos que el azar les ha llevado a la cárcel, pero no su voluntad ni porque sean inadaptados.
«Recuerda que Morris es el malo»
Antes mencioné que por mucho identificarme lo haría con English
Ahora profundizo un poco en la materia y explico, de paso, los tipos de cárceles que se me ocurre que existen y que aparecen en diferentes películas, algunas de ellas en el fancine).
El cine nos ha hecho ver con buenos ojos a muchos delincuentes. El mejor y último ejemplo es JOKER, un criminal en serie y zumbado que ha enamorado a toda una generación. Y antes pasó con la Literatura, aunque nunca hasta el nivel de delincuencia de nuestros días, como en la nueva versión de Robin Hood. Mi padre, abogado por vocación, quien disfrutaba con esta película me recordaba a su término… «Recuerda que Morris es el malo». Y buen recuerdo me parece ahora, para no dejarme arrastrar por el romanticismo del cine y terminar celebrando que un delincuente huya de la Justicia.
Sí puedo apoyar a alguien que entra injustamente en prisión, como un preso político o alguien como los Connor, que entraron en la cárcel primero por error y después por negligencia, confundidos con terroristas del IRA. Incluso puedo estar con el señor que es encarcelado como fruto de una denuncia falsa. Pero nunca con un ladrón de bancos, ni con un ladrón sea de lo que sea. Y no hablemos de los que tienen las manos manchadas de sangre.
Sólo haría la excepción, como dije antes, de English, que sí, mató a dos tíos y fue condenado con dos sentencias de 99 años cada una. Vamos que el pobre no volverá a pisar la playa por culpa de un juez que no quiso entender que mató para no ser matado. En su caso porque dos racistas quisieron cargárselo, pero él hizo lo que tenía que hacer y que toda persona debería poder hacer: defender su vida. Como dice el dicho popular, «para que llore mi madre que llore la suya». En ese caso sí estoy con los reos, en los demás.
Fuga de Alcatraz. Puro cine carcelario
Distingo dos bloques de prisioneros y de prisiones: las militares y las civiles. Las primeras aparecen en pelis como El puente sobre el río Kwai, Evasión o Victoria, y Two half times in hell. Como comprenderéis, las mencionadas del ejército no son realmente cárceles, pues son campos de prisioneros en los que estos, los prisioneros, no son criminales sino soldados capturados. En ellas es fácil identificarse con el reo sobre todo cuando son los nazis o los japoneses los captores. Deseas a toda costa que se escapen y regresen a las filas de sus ejércitos: australianos, americanos, británicos… Por no hablar de Rescate al amanecer, un campo de prisioneros del ejército rojo vietnamita en el que torturaban a los pilotos americanos.
Las civiles son más complejas, porque albergan diferentes tipos de prisioneros: las civiles como esta de Alcatraz, en la que se desarrolla La fuga de Alcatraz, destino para los mayores criminales de los Estados Unidos que comparte localización con la peli La roca, de donde se supone que habría escapado John Mason, un agente del MI6 británico. También hay cárceles civiles que albergan a terroristas, como vemos en En el nombre del padre. Las hay como la de Berlanga, en Todos a la cárcel, abarrotada de políticos y las hubo como la de Tasmania, cárceles sin barreras en las que la naturaleza era el impedimento para la fuga.
Con quienes no puedo identificarme, ni aunque sean «los buenos» de la peli, es con los criminales de las cárceles civiles. Y aun entre estos hay distinciones. Por ejemplo, en Fuga de Alcatraz no me puedo identificar con Morris, porque es un criminal, pero sí con el negro English, porque su pena de cárcel se debió a una pelea en la que dos tíos quisieron asesinarle y él se limitó a defenderse. En ese caso sí puedo, cuando lo hecho ha sido por defensa propia. Morris sería de la misma calaña, o parecido, a los asesinos que entrevista Truman Capote en la cárcel de Kansas. O la pareja de Asesinos natos… Como para identificarse con ellos.
Los gritos del silencio sería harina de otro costal. Esas prisiones y campos de prisioneros civiles de Camboya. Aunque la definición exacta es campos de exterminio comunistas, pues allí llevaban a los que no eran comunistas y a los periodistas que informaban en libertad. Sería una cárcel civil de carácter político copiando las checas o cárceles comunistas de la II república española, las que vemos en Gernika.
Puestos a hablar de cine y cárceles, y visto que hay un amplio abanico de subgéneros, permitidme recomendaros SCUM. En España se conoce como Escoria y trata de eso: de los deshechos de la sociedad pero a nivel juvenil, pues la peli no va de una cárcel sino de un reformatorio. Amén de ser una de las pelis más sórdidas, duras y desagradables de ver, como curiosidad os diré que sus protagonistas son los mismos que los de la peli Quadrophenia. Y la peli es del mismo año 1979. Tengo amigos que fueron MODS en su juventud y me han confesado, todos ellos, que desconocían su existencia.
Cuando digo «del mismo año 1979» lo digo porque ambas pelis salieron en el mismo año. Un año, por cierto, de los fuertes en cuanto al cine. Solo en el fancine, de ese año, encontramos: Sin novedad en el frente, Apocalypse Now, Alien: El octavo pasajero, La vida de Brian, The Warriors y, claro está, Quadrophenia.