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Pearl Harbor

Tabla de contenidos

Incluir Pearl Harbor en una lista de cine bélico es una broma de mal gusto.

No porque la peli sea mala, porque en si misma tiene mil cosas que hacen de ella una buena peli, sino porque esta peli lo es todo menos una peli de guerra.
 
Es un pastelón, un caramelito, un culebrón… Una peli ñoña, para algunos un truño como un puño. Es flojita, entretenida, romántica, para parejas que llevan menos de un mes saliendo y necesitan edulcorar su relación. ¡Qué digo edulcorar! Endulzar, no con cucharadas de azúcar, ¡a palazos! Es algodón de azúcar, del rosa ese que vemos en las pelis cuando el tío se quiere ligar a la chica y no sabe por dónde empezar. Es el Oso amoroso de las películas de guerra, abrazable…

Pearl Harbor es el San Valentín del Cine bélico

Duele más unos cuernos que reventar por culpa de un torpedo japonés. Y si esos cuernos te los ha puesto tu mejor amigo, mejor hacerse el hara-kiri o seppuku. Abriéndote el vientre con un cortaúñas, para que duela más y se alargue el «destripaje«. Pizquita a pizquita, con lagrimones como limones cayendo por tus mejillas mientras piensas en él, en tu amigo, cabalgando sobre tu amada y tú metiendo tu mano en tu vientre para sacarte las entrañas y desparramarlas por el suelo… Entrañable.
 
Todavía puede ser peor…
 
Si, para colmo de males, fuiste imbécil y te negaste a pasar tu última noche antes de irte al frente con ella. Porque la respetabas, algo que te ennoblece. Te deja con cara de imbécil cuando descubres lo que descubres, pero te ennoblece. Ella quería hacerte un regalo inolvidable. Generarte un recuerdo al que pudieras agarrarte en tus noches inglesas, en La batalla de Inglaterra, combatiendo nazis… Y te negaste con un tierno, dulce y noble… «Mejor lo dejamos para mi vuelta».
 
Partes como voluntario a una guerra que todavía no es tuya. Vas como piloto del Escuadrón Águilas en la RAF… Y dejas en casa a tu nueva novia con su amor sin estrenar. Por ti, porque según podríamos deducir por los diálogos con las compañeras estaríamos ante un claro ejemplo del anuncio aquel de Aston Martin… Y quien haya sonreído es porque sabe de qué anuncio estoy hablando.
Porque como en la canción de Amo a Laura, has decidido dejarla con ganas de ti. No has querido dar el paso carnal porque prefieres, como dices en la peli, desear que llegue ese instante cuando vuelvas de la guerra. Para poder pensar que todavía te queda lo mejor por vivir. Un cretino, sí, pero con principios. Y quedan pocos.
 
La dejas en casa con sus amigas, unas manada de hienas sedientas de marineros que se han alistado como enfermeras para tener cuatro mil muchachos por cabeza. El cálculo no lo hago yo, lo verbalizan ellas cuando van en el tren rumbo a una noche de desenfreno.

Te vas a Inglaterra y dejas a tu novia insatisfecha, y claro…

También dejas a tu mejor amigo.
 
Al que quieres más que a un hermano desde que jugabais a volar en el granero de tu padre. La carcasa de un aeroplano y un cuadro de mandos pintado con tiza y a volar.
 
Y volasteis hasta convertiros en pilotos de guerra de verdad. Quizás en los dos mejores pilotos de guerra de la historia de la USAF… Pero sin el quizás, porque estáis rebuenos y voláis por instinto, me río de TOP GUN: Maverick. Tú más que tu amigo, porque estás cegato pero sientes y percibes los aviones nazis y los japoneses por igual. La enfermera puede esperar, pero escuchas el motor de un Stuka alemán, o el del Zero japonés y se te eriza la piel. Se te pone de gallina, se te encoge el corazón y se te dispara la testosterona.
 
Pero la enfermera que espere. Con cuatro mil marineros revoloteando alrededor y sus amigas azuzando…
 
Y cuando tú te dispones para morir, entra tu amigo a matar.

Ya os he contado la película de Pearl Harbor

Porque manda narices que pagues una entrada de cine para ver una peli de guerra y estés pendiente de si el mejor amigo del protagonista se va a calzar a la novia del difunto. O peor aún, ves a la novia del fiambre hacer bueno lo de «el muerto al hoyo y el vivo al bollo» montándoselo con el amigo del valiente y ejemplar piloto que ha preferido el celibato para matar nazis con la conciencia limpia de no haberse amancebado con una mujer sin pasar por vicaría.
 
Pero el fiambre no ha palmado.
 
Cayó al mar acribillado por un caza nazi y fue recogido por un pesquero francés. Cada vez que veo la peli me acuerdo de La antorcha. El de TOP SECRET, Nigel, no la de Los 4 Fantásticos.
 
Con lo bien que estaría yo comentando TOP SECRET y aquí me tenéis, con Pearl Harbor. La he visto dos veces: la primera engañado y la segunda a conciencia para comentarla aquí y preparar un guion para Antena Historia, que vamos a grabar un especial Pearl Harbor en el cine y usaremos esta como contrapeso cómico para la buena de verdad: Tora! Tora! Tora!
 
Porque sí, señoras y señores… el amigo se calza a la novia del protagonista.
 
Vamos que si se la calza… En picado, con tres tirabuzones invertidos, dos vuelos rasantes y un looping y todo esto… tomando tierra sin tren de aterrizaje ni cinturón de seguridad: habemus bombo como una catedral.
Y entonces reaparece el fiambre, vuelto de ultratumba y devuelto por el mar para que consume lo que no consumó con la novia y su amor sin estrenar. Pero ya su amigo la consumó, la estrenó, la puso mirando para el Imperio del Sol (la Cuenca de Oriente) y entre lágrimas de cocodrilo la preñó.
 
¡Oh, qué disgusto!
 
De los cuatro mil soldaditos disponibles el único que se ha zumbado a mi novia es mi mejor amigo. Algo así como para rellenar el hueco que yo había dejado. Pero bien relleno.
 
¿Y ahora qué?
 
Un tío normal se volvería voluntario a Inglaterra, reenganchado, y haría pagar a los nazis la cerdada que le han hecho su novia y su mejor amigo. Por no mandarles al guano a ellos dos, de una patada en el culo, la verdad. A ella, ostracismo (condena escrita en la concha de una almeja (si me lee algún argentino: no seas cochino y deja ya esa sonrisita, hablo de Grecia), repudiada y adiós muy buenas. A él… yo a él le aflojaba el tren de aterrizaje para echarnos unas risas.
 
Pero no, si el cornudo, porque de eso va esta peli, que nadie me diga que es de guerra, es la historia de un cornudo… como decía, si el cornudo es Ben Affleck, entonces se convierte en cornudo consentido. Que está mal que otro jinete monte mi yegua, pero si el jinete es mi mejor amigo está menos mal y lo puedo sobrellevar. Ojo, también aguanta mecha en Aguas profundas, con cuernos de Ana de Armas… Para mi que Ben tiene una fantasía tórrida…

Reencuentro inesperado

Por sorpresa para Evelyn porque se le reaparece el novio Rafe y parece que viera fantasmas.
 
Es más, ella, en ese instante, habría dado media vida porque hubiera muerto de verdad. Porque se hubiera ido hasta el fondo del Canal de la Mancha y se lo hubieran comido los cangrejos empezando por los ojos. Verle ahí, delante de él es una sentencia de culpabilidad porque dándole por muerto le dejó en el hoyo y se quedó con el bollo.
 
Para su amigo Daniel (en lo sucesivo «el bollo») es una puñalada porque traicionó lo más sagrado: se lo montó con la novia de su mejor amigo. Mira a los ojos a Rafe y sabe, sin que ninguno de los dos lo diga, que ya nunca le dejará la moto, el coche ni le invitará a las barbacoas.
Es capaz de quedarse con el mejor bocado, es capaz de robarle la moto, capaz es también de no devolverle el coche. El bollo es lo peor de lo peor… y él mismo lo sabe, un capullo integral. El único consuelo es que él sí se la benefició a la primera oportunidad y, puestos a sentirse como una mierda, pensará, «que me quiten lo bailado».
 
A todo esto llevamos más de hora y media de película y cuando más interesante está el melodramón, este episodio de culebrón de 183 minutos… Porque la peli dura 3 horas. ¡3 horas! Sí, no nos pueden mitigar el sufrimiento de haber tirado el dinero pagando una entrada de cine para ver una peli de guerra y estar llorando a moco tendido por un triángulo amoroso.
 
Me imagino ese grupo de heteros tradicionales. De los que ya no se ven por la calle y quedan a escondidas para que no les critiquen. Los hijos del heteropatriarcado que quedan por la noche para ir al cine:
  • Hetero 1: ¿Cuál vemos?
  • Hetero 2: Una de guerra por supuesto
  • Hetero 3: Han sacado Pearl Harbor, y dura 3 horas…
  • Hetero 1: Joder qué pasada, vamos a salir del cine oliendo a pólvora
  • Hetero 2: Ya he sacado las entradas, quedamos esta noche y la vemos en la sesión golfa

Y ahí está la pandilla testosterona, poniéndose de perfil todos para que los amigos no les vena llorar y pensando, mientras miran de reojo al amigo de su derecha… este cabrón seguro que me ponía los cuernos… hideputa… Porque si para algo sirvió esta película fue para romper muchas amistades…

Hubo un antes y un despúes de Pearl Harbor en la amistad masculina heterosexual

Ya no te podías fiar ni de tu mejor amigo… Y cuanto más buena estuviera tu novia, peor. Más peligro tenía de caer en las garras de ese cretino con el que juegas al pádel. ¿Será mamón?
 
Pues eso, que tarda más de una hora y media en aparecer un japonés casi diciendo, «que estamos aquí, que os vamos a bombardear… que a ver si se pone seria le peli o nos vamos a Tora! Tora! Tora! que el gremio de actores nipones se está partiendo el culo de risa a nuestra costa porque vamos a salir en una peli de cornudos«. Y no le faltaría razón al decirlo.
 
Cuando aparecen los nipones los dos amigos, corneador y cornudo, el del hoyo y El bollo, que han empezado la noche a hostias amanecen dormidos en un coche y se espabilan en «Zero» coma porque por fin alguien pone los santos torpedos encima de la mesa y dice, «vamos a enderezar la película». Y claro está, Rafe-el bollo, el bollo-Rafe, como ya os dije… son los mejores pilotos de la USAF.
 
Así pues, se arman de valor y se suben a los dos cazas que quedan disponibles, porque en un ataque de sentido común los yanquis agruparon todos los cazas en los aeródromos por miedo a un sabotaje de americanos de origen japonés. Y esto es verídico, ojo… Así que los japoneses brindaron con Sake cuando llegaron a los aeródromos y veían los aviones americanos arracimados.
 
Se suben a los dos aviones que quedan intactos y limpian la honra estadounidense abatiendo a algunos japoneses.
 
A ver…

Las escenas de combate son maravillosas

Eso es innegable.
 
Esta película nos mete en el combate de Pearl Harbor como lo hace Midway en comparación con La batalla de Midway.
 
Pero hay que jorobarse porque con semejante secuencia del ataque nipón, que ya os digo, es cojonuda, intercala escenas de mujeres tendiendo ropa lavada en una colina; Escenas de las enfermeras deambulando por el hospital… y escenas, en definitiva, de bellísima factura pero que te sacan de la peli cada vez que haces las paces con Affleck y te subes a un caza para ser testigo del combate. Aunque efímero. Como sea igual de efímero para todo…
 
Es decir… de 183 minutos la peli puede tener 160 de gilipolleces de parejitas. 10 minutos de combate y entre medias de estos diez minutos, nos trufan escenitas de gente lloriqueando, de enfermeras aleccionando a cirujanos y de cositas muy monas que te sacan del combate: Scouts meando y todas esas cosas que echas en falta cuando vas a ver una peli de guerra y no hacen más que disparar.
 
Para cuando vuelves al caza estás deseando que los japoneses arrasen Pearl Harbor, Hawaii.
Deseando que no dejen un solo piloto americano en el aire porque estás hasta los mismísimos de ver pilotos en calzones. De ver al tartaja, que es más feo que un Picasso, ligándose a una enfermera rubia y de ver que no le vale para nada la escenita pastelera de la petición de matrimonio porque la rubia termina en lo alto de un montón de cadáveres y el feo llorando a moco tendido. Para una que le presta atención y se la cargan los japoneses. Y se queja el guaperas de lo de su mejor amigo con su novia… El prota tendrá repesca, el pelirrojo sabe que ese era el único tren que pararía en su estación.
 
Esto no puede ir a peor
 
Y un cojón de pato.
 
Puede ir a peor.
 
Y va a peor.
 
Daniel, (El bollo) el mejor amigo, dejó preñada a la novia de Rafe. Pero va y casca, éste sí. La palma el chaval, y claro, ella así como quien no quiere la cosa se re-enamora de Rafe, ¡Si en el fondo era todo corazón! Y Rafe, que le ha cogido gustillo a esto de ser cornudo consentido vuelve con su novia, ahora exnovia porque ya es la novia del bollo, aunque ya es la exnovia del difunto Daniel que sigue siendo el padre de la criatura que lleva la exnovia de los dos… ¿Os habéis enterado? Porque yo no.
 
El caso es que Rafe optó por el celibato y lo dejó cuando el bollo tocó a a rebato…
 
«A rebato» y «arrebato»
 
Porque ve la luz verde encima de la chica y toca «a rebato». Pensando en su difunto amigo calcula el tiempo que pasó desde que el otro está criando malvas y piensa, «ahora voy y se la arrebato».
 
Rafe, todavía enamorado de la ex y con un sentido de la responsabilidad que excede el sentido común y solo se puede interpretar en clave cornudo consentido, hará del hijo de Daniel su propio hijo para cerrar un triángulo amoroso que podrían habernos ahorrado si nos hubieran dicho que en el tráiler de la película estaban todas las escenas de guerra y que el resto era una historia de amor entre tres figurines.

Comparación entre Tora! Tora! Tora! y Pearl Harbor

  • Tora! Tora! Tora! 144 minutos. 143 dedicados a la batalla. 1 a una llamada de teléfono a un familiar
  • Pearl Harbor: 183 minutos. Unos 30 de batallas fabulosas pero fastidiadas con la que sale a tender como Heidi y 153 minutos de te amo, te amo tanto que no quiero mancillarte y espero al matrimonio y de quiero tanto a mi amigo muerto que vengo a regarte el huerto
Hasta la BSO de Hans Zimmer es un pastel de melocotón. No sé cómo terminará porque solo la he escuchado empezar. Y mira que me paso el día haciendo SEO y escribiendo, y editando textos escuchando bandas sonoras sin parar. Pues con esta no puedo.

Batalla de Inglaterra / Pearl Harbor / Raid de Doolittle

Si se hubieran centrado en el bombardeo y no hubieran picoteado en todo lo que tenían alrededor para demostrar que podían abarcarlo todo no se les habría hecho bola en la boca. Eso y las escenitas de amor… 

Es tan mala, la peli en general, que en esta versión del ataque a Pearl Harbor voy con los japoneses.
 
No digo más señorías…
 
Creo que este comentario de peli se me ha ido de las manos.
 
El Día de la Infamia ya puede presumir de tener, también, la peli de la infamia.

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