Ficha técnica de Entrevista con el vampiro
Título original: Interview with the vampire
Nacionalidad: USA
Producción: David Geffen y Stephen Woolley
Productora: Geffen Pictures
Música: Elliot Goldenthal
Ficha artística
Brad Pitt – Louis
Christian Slater – Daniel Molloy
Kirsten Dunst – Claudia
Antonio Banderas – Armand
Entrevista con el vampiro y Dracula, de Bram Stoker
Son mis dos pelis favoritas de vampiros.
Guardo sendos recuerdos inmejorables de ambas pelis. De la primera vez que vi cada una de ellas: Dracula en Mineápolis y ésta en Madrid. Después de verlas en el cine se convirtieron en dos VHS imprescindibles para mis noches de viernes universitarias.
Un antes y un después del género en el cine
Hasta ella se comprendía al vampiro como una bestia inmunda, un monstruo del que huir. Incluso en Dracula lo veremos como tal, pero será en esa misma peli donde empezaremos a titubear a la hora de huir del vampiro… En ella empezaremos a sentir la tentación de querer ser mordidos, como en la escena del castillo con Monica Bellucci. En Dracula odiaremos y amaremos a un conde que mata, asesina y devasta todo por amor descubriendo el lado más humano de un ser inhumano.
Hemos visto algunos vampiros en el cine
El primero data de 1896, en La mansión del diablo. Hace la friolera de 122 años… En 1913 se adaptó El vampiro de Ruyard Kipling. Y un sinfín de adaptaciones (directas o indirectas) de Dracula y su submundo de ultratumba. Hasta llegar a las consabidas Nosferatu, cual bestia impenitente y el vampiro «Lord» de Lugosi. Con éste parecía que el personaje cobraba una nueva dignidad huyendo del animalismo y abrazando la aristocracia.
Hammer
Pero la Hammer reventaría el tópico y explotaría las películas de vampiros con vísceras por doquier. Ojo, en España tuvimos nuestro propio Conde Dracula encarnado por Paul Naschy en El gran amor del conde Dracula. Y si no recuerdo mal la adaptación de otro «El vampiro» esta vez el de Polidori. Aunque el verdadero fuerte de Paul Naschy fue siempre el hombre lobo.
Por ver, vimos hasta un Blackula (y nos reíamos de Brácula) en medio de la ola «afroamericanizadora» del cine.
Hemos visto alguna comedia como El baile de los vampiros, tan desternillante como recomendable. Se suceden algunos títulos canallas como Jóvenes ocultos y por fin llegamos a Dracula, de Bram Stoker y ésta: Entrevista con el vampiro. Estas dos supusieron tocar techo en el espectro «vampiril«.
Luego vinieron Abierto hasta el amanecer, Blade… y un montón de ruido y pocas nueces como La sombra del vampiro, Buffy y, siento hacerlo pero he de mencionarla: Crepúsculo. Sin olvidar Hotel Transilvania. Hay más, pero me he limitado a destacar las más célebres para lo bueno y para lo malo.
Crepusculo…
Sí.
Vuelvo de la farmacia. He tenido que hacer un alto para tomarme un Almax y superar la mención a Corpúsculo. Perdón, Crepúsculo. No se salva ni uno… Dan ganas de… Pero no, aprovecharé que ha salido la peliculilla para abordar un tema subyacente en la filmografía vampiril: la sexualidad.
La erótica del vampiro
Si hay un personaje sensual en la ficción (literaria y cinematográfica) ese es sin duda el vampiro. El hombre invisible quizás. Pero «no lo veo» claro. El vampiro lleva una carga de sensualidad y sexualidad que lo hacen irresistible.
Ya comenté que Dracula era una historia de amor, y lo mantengo. Me refiero a su adaptación cineamtográfica, a la de Coppola. Pero incluso detrás de ese amor la química de la sangre burbujea.
Quizás sea la transgresión moral de arrebatar la vida y condenar a la víctima, a veces a la amada, a una «no vida» eterna. Quizás la verdadera transgresión sea física, perforando la piel, la carne y hasta la vena de la víctima para robar su flujo vital y absorberlo hasta convertirte en juez y verdugo y decidir si perdonas la vida, la quitas o condenas a cambiar de condición al desdichado.
Sensuaidad y sexualidad…
Y todo esto saboreando su sangre tibia con el placer a flor de piel. Un mordisco embriagador que parece la muerte dulce del submarinista. Pierdes la consciencia sobre ti mismo y te abandonas al placer de sentir placer (valga la redundancia) hasta perecer.
Todo lo descrito tiene su carga de sensualidad, y el mordisco de la sexualidad.
Unas veces adornada con un erotismo supino. Otras con el ardor de la bestia que no es capaz de controlar sus impulsos. Bestialismo… Sometimiento y sufrimiento, anhelo y desesperanza. Promesas de vida eterna y realidades putrefactas. Sea cual sea la versión del vampiro su índole fuerza un punto común, desde el más digno vampiro de Lugosi al más abofeteable, el de Crepúsculo. Todos los vampiros subsisten arrebatando el calor del cuerpo de sus víctimas succionando su sangre para terminar dejando carcasas inertes, vacías y frías.
Hacer presa con un mordisco…
Hacer presa en el cuello de otra criatura hasta someterla e inmovilizarla… ¿tiene o no tiene carga sexual? Como mínimo sensual.
Pues bien, superado el baño de testosterona de Jóvenes ocultos llegará Dracula de Bram Stoker para devolvernos al clásico salpicado de bestialismos y erotismo concubino en grupo con Bellucci y sus amigas.
Acto seguido llegará Entrevista con el vampiro, para rescatar la sensualidad y trasladarla hasta nuestros días.
La erótica del poder
Habrá quien quiera ver algún rasgo homosexual entre los protagonistas de esta peli, pero recordad que la erótica del vampiro, pese a llevar la pátina sexual es la erótica del poder.
Poder sobre sus semejantes y poder sobre los seres humanos. Esta es la única erótica interpretable en esta película en unos vampiros que por mucho perder, cuando pierden algo es sangre. Y esto por la sed de venganza, el odio y la incapacidad de contención del lado más bestial de seres sobrenaturales tan sexuados como asexuales.
Gestos, modales, ropas, decoración, peinados y hasta las maneras no son reflejos de una condición sexual, sino de una época.
Estamos en los mismos años en los que se desarrollan Master and Commander y Los duelistas. Dos ejemplos claros de testosterona varonil. Violencia masculina y ardor guerrero. Todo esto con los mismos gestos, los mismos modales, las mismas ropas, la misma decoración, los mismos peinados y hasta las mismas maneras. Y nadie osaría tachar de homosexuales a los protagonistas de estas otras películas.
Tengo entendido que en la novela, no obstante (para que veáis que no tomo partido), comparten ataúd. Pero mirad el sótano en donde se supone que lo hacen… No puede ser más frío e inhóspito. De hacerlo estoy seguro que lo hacen para darse calor y no del que estáis pensando.
Toda esta parrafada me ha venido al mencionar la sexualidad y, de soslayo, Crepúsculo.
Nada más lejos
Crepúsculo cruza a pandilleros (como en Rebeldes, con Tom Cruise) con críos dignos de sobredosis de bromuro. Si Torrente se convirtiera en vampiro sería su líder
Del mismo modo que hoy en día están de moda las noticias fake, los vampiros de Crepúsculo serían los fake del género. Volveré a mencionar a Paul Naschy ahora que recuerdo los «hombre lobo» de esta saga. Y no desperdiciaré la oportunidad para recomendaros ver Un hombre lobo americano en Londres. Y ya puestos, Teen Wolf.
Nuestro hombre lobo les habría hecho saber, de un zarpazo, quién es el macho alfa y quién manda en una manada y Félix Rodríguez de la Fuente lo habría inmortalizado en uno de sus documentales. No sé quién ejerce más de mandril descontrolado, los personajes interpretados en la saga de marras o las quinceañeras ávidas de ver la versión vampírica del Cristo de Borja.
Volvamos a nuestra peli…
Está narrada a modo de entrevista
Tom Cruise, Brad Pitt y Christian Slater
Narra sus vidas… o mejor dicho, «sus no vidas«, pues los tres están muertos y lo que veremos será su vida en las tinieblas.
Brad Pitt
Lestat es el diablo encarnado en vampiro
Louis se muestra respetuoso hacia la vida humana, cosa que desesperará a Lestat. Tanto que no se alimentará de sangre humana y le llevará a alimentarse con la sangre de animales. Lestat quiere someter al ser humano y Louis cree que ambas especies podrían convivir y respetarse.
Sus maneras delicadas y respetuosas hacia las personas harán que Louise sea la parte sensible de una pareja de cazadores de humanos y esto favorecerá que la audiencia simpatice con él por causa de «su humanidad».
Entonces aparece Claudia
Una niña huérfana que encandila a ambos vampiros y entre ambos la convertirán en uno de los suyos. Para su eterna desgracia, forzada a vivir durante siglos encerrada en el cuerpo de una niña. Pero todavía no lo sabe. Y mientras no lo sepa será la mejor alumna de Lestat. Una mala bestia, como su mentor. Ambos disfrutan sed de sangre; odio a los vivos y necesidad de matar por matar como una droga adictiva.
El tiempo pasará, pero como bien sabíamos, no crecerá.
Armaand… Antonio Banderas
Armand, Louis, Claudia…
Santiago, el vampiro español
En París habrá otro vampiro, un tal Santiago, español, que descubrirá el crimen cometido por los dos americanos: matar a Lestat.
No nos engañemos… Como dirían en El planeta de los simios…
Vampiro no mata vampiro
Serán condenados, no los dos, sino tres. La mujer «madre» morirá dos veces en un mismo día. Primero cuando Louis la quite su vida humana para convertirla en vampiro. Después cuando sea capturada y condenada a morir por sus nuevos semejantes.
Armand es el líder de los vampiros europeos, pero no su jefe
Venganza sin precedentes
Efectos especailes y CGI
Vuelta a los Estados Unidos
Vuelve a ser un nostálgico. Confiesa que, como vampiro, echa en falta un cosa: la sensación de ver un amanecer. Podrá dar gracias al tiempo que le ha tocado vivir (o no vivir) porque aparecerá el cine y podrá acudir a las salas para recrearse viendo los amaneceres artificiales en las pantallas.
Reencuentro de vampiros
periodista diciendo que su vida está vacía y carece de sentido. La niña murió, Lestat está, otra vez, en paradero desconocido y se arrepiente de haberle contado todo al periodista. Éste no parece haber entendido nada y le pide que le convierta en vampiro.