Ficha técnica
- Título: Superman
- Director: Richard Donner
- Título original: Superman
- Año: 1978
- Guión: Mario Puzo, Dacid Newman, Leslie Newman, Robert Benton
- Nacionalidad: USA
- Producción: Charles F. Greenlaw, Alexander Slakind, Ilia Salking, Perre Spengler
- Productora: Dovemead, Film Export AG, International Film Prods.
- Distribuidora: Warner Bros.
- Duración: 143’
- Fotografía: Groffrey Unsworth
- Vestuario: Yvonne Blake
- Maquillaje: Stuart Freeborn
- Múscia: John Williams
Ficha artística
- Christopher Reeve (Superman)
- Marlon Brando (Jor-El)
- Gene Hackman (Lex Luthor)
- Margot Kidder (Lois Lane)
Superman rompió dignificó los superhéroes en el cine
En 1978, Richar Donner supo eliminar los golpes (de humor y de peleas) infantiles, pueriles, para hacer del héroe un superhéroe, dotándolo de veracidad y seriedad, dando un trasfondo emocional a los personajes (fundamentalmente al propio Superman) y salpicando la película con algún que otro guiño cómico pero con tono elevado (cuando se trata del protagonista) e incluyendo algún que otro personaje que cargaría con el aspecto cómico para quitarle “hierro” al hombre de “acero”, gracias a la colaboración de dos guionistas que se encargarían de incluir esas escenas.
Y le costó muy caro apostar por esta “seriedad”.
Donner contaba con el rodaje de tres entregas de Superman, hasta el punto de filmar las dos primeras simultáneamente (entre otras cosas para abaratar un presupuesto que por efectos especiales y estrellas del cine se iba incrementando). Empezó a filmarlas, sí, pero solo terminaría la primera por los múltiples enfrentamientos con los Salkind que no terminaban de ver y comprender esa pátina de seriedad que Donner quería imprimir en Superman y seguían apostando por rescatar el tono previo a esta película para tratar al hombre de acero con el mismo estilo que veríamos en el Batman de la televisión.
Esta decisión y este cambio harían que la película cambiara radicalmente, eliminando del guión el enfrentamiento con “los paisanos de Kal-El” (nombre verdadero de Superman en Krypton) que pasaría a formar parte del guión en la segunda. Aquí abro un pequeño paréntesis para referirme a El hombre de acero, Zack Snyder – 2013, que sí mantiene este duelo, esta continuación de la guerra civil kryptoniana trasladada a la Tierra.
Tal fue el enfrentamiento que le terminó costando el puesto, terminar la primera película y adiós muy buenas. El tiempo le daría la razón cuando dos años después apareció Superman II y el superhéroe perdería peso, razón de ser y se convirtió en una parodia de si mismo volviendo al sainete por miedo a fracasar y fracasando precisamente por ello.
Mario Puzo formó parte del elenco de estrellas que participaron en esta película. En concreto se pondría al frente del guión pues se sentía muy identificado con Donner y su concepto de cómo contar la historia. El mismo Mario Puzo que había redactado los dos mejores guiones de la historia del cine (todavía sin superar) El Padrino y El Padrino II.
Hay tres nombres clave dentro del reparto.
El que tira del proyecto: Marlon Brando, el padre de Superman. Archiconocida estrella que aceptó el papel elevando y mucho el tono interpretativo del resto de los actores. Eso sí, sin preparar el papel, a golpe de improvisación bordando los diálogos que si bien “leía” según los declamaba, él iba incluyendo sus perlitas interpretativas y sobre todo, el modo de plasmarla.
El segundo gran papel es para Gene Hackman (ya dije en Arde Mississippi que este actor me saca de cualquier película con su nefasta interpretación, y lo mantengo, aunque el tono “cómico” (pues es uno de los papeles que sirven para descargar emociones y tensión) le salve un poco). Hackman aceptó el papel tras confirmarle la participación de Brando. Eso sí, lo mismo que niego su valía como actor, como persona demostró estar muy a la altura desarrollando un concepto de lealtad a Donner tan alto que cuando los Salkind apartaron al Director de la segunda película, él declinó participar en ella.
El tercer nombre es el propio Christopher Reeve. Un desconocido que estuvo, de modo intermitente, latente todo el tiempo como posible Superman y que solo tras múltiples descartes se hizo con el papel, previo compromiso de un entrenamiento potente porque “era un tirillas” a manos de David Proust (entrenador profesional que encarnó a Darth Vader en La guerra de las galaxias).
Creerás que un hombre puede volar.
Esto rezaba el cartel de la película. Pero el único problema para conseguir que esto fuera verdad fue que ninguno dentro del equipo tenía claro cómo hacer volar a Superman.
Hubo múltiples opciones que incluían cosas tan ridículas como lanzar un muñeco o incluir escenas de dibujos animados (y no es tan descabellado si hacemos memoria y recordamos la versión de Ralph Bakshi de El Señor de los Anillos del mismo año 78).
Al final se alinearon los astros para dar con la fórmula adecuada y sobre todo con la interpretación perfecta de Christopher Reeve para dotarla de verosimilitud, espontaneidad y credibilidad.
Superman es una película preñada de escenas que nunca envejecerán. Escenas llenas de cine y rebosantes de emoción (en buena medida gracias a John Williams y su capacidad para orquestar y acompañar la imagen con su música).
Dudo mucho que haya alguien que no haya visto la película original (quizás entre las nuevas generaciones), pero por si a caso, resumiré un poco su argumento.
El planeta Krypton se encuentra a punto de colapsar y existe una tensión entre dos facciones lideradas, por un lado el padre de Superman (todavía Kal-El) Jor-El y el general Zod y secuaces. Ambos buscaban un mismo objetivo: salvar Krypton o por lo menos a los kryptonianos, pero desde distintos puntos de vista y con diferentes valores. Zod no duda en encarnar el mal mientras que Jor-El aboga por la bondad y la sensatez, logrando dos cosas, la primera “encarcelar” a Zod y secuaces en la zona fantasma y segundo, salvar a Kal-El, su hijo, de la destrucción inminente enviándolo a la Tierra en una nave espacial (Moisés).
Kal-El acabará estrellándose (dentro de su nave) en Kansas, EEUU, y será recogido por el matrimonio Kent (Jonathan y Martha) de Smallville. Estos lo acogerán y lo adoptarán como su propio hijo.
Un hijo que no tardará en dar muestras de su singularidad, (no podemos olvidar que Clark Kent (el niño rebautizado) no deja de ser un extraterrestre que por influencia del sol desarrolla una serie de poderes sobrenaturales), y que sin embargo, por influencia de sus padres adoptivos terrestres (cuyos principios no distarán demasiado de sus padres biológicos) serán ocultados para no destacar y sobre todo para ir forjando a la persona que encarnará al héroe ciñéndose siempre a un principio de servicio a los demás, ayuda a los débiles, lealtad y honradez (principios básicos del caballero medieval).
Clark crecerá y se trasladará a Metrópolis para estudiar y terminará trabajando en el Daily Planet, periódico cuyo director removerá cielo y tierra para lograr una exclusiva de Superman (esto nos recuerda a Spider-Man). Christopher Reeves demostrará sus (hasta entonces ocultos) dotes interpretativas sabiendo dotar de dos personalidades completamente diferentes a su personaje: el humano tímido y pazguato que se enamora de su compañera de trabajo y el héroe capaz de volar alrededor de la tierra. Todo con un quitar y ponerse las gafas que le hacían cambiar la expresión de la cara y maneras de “ambos personajes”.
Al cambiar el guión, el malo de la película cobró más protagonismo en el personaje de Lex Lutor. Un terrorista que pretende hundir California bajo el nivel del mar para lograr la recalificación de unas tierras que ha comprado y que casualmente se encuentran por detrás de California, haciendo que éstas tierras quedaran situadas en primera línea de mar.
Es cierto que Henry Cavill hace un gran papel en El hombre de acero. Sería necio si lo negara. Pero, quizás por ser de la quinta que soy (del 74) no pueda evitar evocar a Christopher Reeve cada vez que pienso en Superman.