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El hombre sin sombra

Tabla de contenidos

El hombre sin sombra (del año 2000) es la tercera película de Verhoeven en el fancine.

Antes de esta comenté RoboCop, de 1987, y Los señores del acero, de 1985. Y quizás me anime un día de estos y comente Desafío total y Starship Troopers. La primera porque me encantó en su día. La segunda, la de Starship Troopers, por el rollo friki porque nunca me llamó mucho la atención.

De hecho, creo que la peli de hoy es mi favorita de este director. Creo que si me tuviera que quedar con una sola, sería con esta, quizás RoboCop. Muchos os habréis llevado las manos a la cabeza. No he mencionado Instinto básico, ni Showgirls, pero es que no me llaman nada la atención. Para mi son pelis que vistas una vez te olvidas de ellas.

Este peli rescata el mito de la invisibilidad

Pero ni se apropia de él ni engaña al público. Y me explico: «El hombre invisible» con el artículo determinante «el» por delante, hace alusión al Dr. Griffin, el protagonista de la novela de H.G. Wells. Ese es el único «El hombre invisible». Precisamente por el «el», por ser un determinante que acota al sustantivo para dejar bien claro que se trata de algo singular. No es lo mismo «un coche» (cualquiera) que «el coche» (concreto), pues lo mismo pasa con los hombres invisibles.

Y sin embargo, con el título «El hombre sin sombra», y viendo la propia peli tenemos presente dicho mito de la invisibilidad de principio a fin. Pero a nadie se le ocurriría asociar, salvo inconscientemente y por asociación de ideas, esta peli a la novela.

Bien por Verhoeven. Supo hacer en 2000 lo que no que no supo o no quiso hacer su colega Leigh Whannell, quien sí mancilló a Wells apropiándose del título de su novela para vendernos una adaptación y colarnos un panfleto políticamente correcto.

Usó la peli, o mejor dicho, el tirón del título de la novela de Wells para hacer un alegato sobre violencia de género. Ojo, todo lo que sea erradicar la violencia, sea cual sea, venga de donde venga y la padezca quien la padezca, es bueno. Lo que no es bueno es disfrazarte un tema con el traje de otro tema para colártelo. Y eso hizo Whannell: engañar a la audiencia. Sobre todo a la menos ilustrada, esa que se deja manipular porque cansa menos que pensar y salió del cine pensando que Wells había escrito un alegato de género sin comprender que les habían dado gato por liebre y les habían timado unos cuantos euros.

Por eso me gusta El hombre sin sombra

Porque sí, como dije al principio, recrea el mito de la invisibilidad, pero no hace suya la obra de Wells. De hecho ni clona los nombres de los protagonistas, para no inducirnos al error.

Para que veáis que soy bueno, ahora rompo una lanza a favor de Whannell, quien por lo menos, tomó el título de Wells pero tuvo la decencia de no poner su nombre en la peli como sí sucedió con el Drácula, de Bram Stoker y con el Frankenstein de Mary Shelley que dirigieron Coppola y Brannagh, haciendo creer al personal que eran fieles a las novelas colando el mismo título y reforzándolos con los nombres de sus respectivos autores.

Dicho esto, vamos con la peli.

Aviso de SPOILER porque voy a destripar la peli. Si no la has visto todavía, te recomiendo que lo hagas porque no será la película de tu vida pero sí pasarás un buen rato frente a la pantalla.

La peli tiene dos protagonistas: Sebastian y Linda. Dos científicos entregados a su vocación que, conforme avance la peli, veremos que tuvieron en común algo más que las ciencias en su pasado.

Sebastian está interpretado por Kevin Bacon, quien ya pasó por el fancine en Apolo 13. Es uno de esos actores que tiene más fama que películas. De hecho, y sí claro está, quitando Footloose, que no la comento porque la vi en su día y para mi ni fu ni fa, en el otro papel que sí me gusta fue el que hizo en la peli Línea mortal.

Elisabeth Shue (que encarna a Linda) participó en dos de las pelis de mi vida: Karate Kid y Regreso al futuro. Su filmografía es extensa aunque no ha hecho nada que me llame la atención, fuera de esas dos pelis hasta que participó en Greyhound, allá por 2020, en los tres minutos que siempre digo que puedes saltarte para meterte de lleno en la parte interesante de la peli: la travesía por el Atlántico de un convoy perseguido por una manada de lobos o submarinos nazis.

El tercero en discordia será Brand (Josh Brolin), otro científico del grupo que está liado con Linda. Josh Brolin, ojo, es el hermano guaperas de Mikey (Sean Astin) el protagonista de Los Goonies. La verdad es que no habría sido capaz de reconocerlo sin haber leído el nombre. ¿Pero qué me diríais si os digo que también es Thanos? Sí, en Vengadores: Infinity War y Vengadores: Endgame. Irreconocible, ¿verdad?

Hechas las presentaciones

Después de romper (Linda y Sebastian), él se convirtió, o agudizó, su faceta de investigador hasta terminar liderando un proyecto científico llevado por civiles pero patrocinado por el Pentágono. Es decir, con fines militares. Linda y Brand forman parte del equipo y su reciente noviazgo les pesa en la conciencia pero no se atreven a compartirlo con Sebastian porque intuyen que no se lo tomará a bien.

Sebastian es un tipo engreído que piensa que el mundo gira a su alrededor. Es una eminencia como científico, pero no ha sido capaz de desarrollar la inteligencia emocional al mismo ritmo que su faceta intelectual. Es decir, que no tiene capacidad para relacionarse de tú a tú sin el escudo de la jerarquía. Disfraza como bromas muchas groserías e insolencias y protagoniza muchos momentos incómodos con todos los que le rodean.

Para colmo dará múltiples muestras de querer retomar la relación con Linda y, cuando mantiene una videoconferencia con ésta, y ve al fondo un hombre en la cama, se despierta una chispa de celos que incomoda a Linda y a los espectadores por igual. Esta nueva faceta, la de los celos, dificultará más, si cabe, que Linda y Brand puedan dar a conocer su relación.

Investigan la invisibilidad

El objeto de la investigación es poder hacerte invisible y visible a discreción. La primera fase de la misma está conseguida: Ya han logrado hacer invisibles a perros y simios. Lo que no logran todavía es devolver a un ser invisibilizado a su estado natural de visible.

El tiempo pasa pero no terminan de dar con la fórmula que permita devolver al ser convertido en invisible a su estado normal, y precisamente será Sebastian quien de con la combinación que les permitirá rematar la investigación.

Al día siguiente probarán la nueva fórmula en uno de los simios, una gorila que no vemos pero que sentimos y percibimos en todo momento. Tras unos instantes en los que tememos lo peor para el animal, la cosa se estabiliza y recuperará su estado natural.

Pero lo más asombroso será que vemos el proceso íntegro. Vemos cómo buscan la vena en su brazo invisible, con un aerosol azul, creo recordar, para no ir a ciegas. Y veremos la fórmula entrando en su torrente sanguíneo. Y veremos cómo fluye por la vena y conforme fluye iremos viendo, como si estuviésemos en una clase de anatomía, cómo se van materializando los órganos, desde dentro hacia fuera. Veremos las venas y las arterias, veremos las capas de tendones, huesos, músculos, grasa, piel y pelo, así hasta 5000 capas superpuestas de edición CGI.

Sí: 5000 capas de edición en CGI

Un CGI del año 2000 que sólo flaquea en dar sensación de artificial (y no todo el rato) a esos órganos internos. Un CGI bien empleado y bien explotado, para recrear no sólo los dos procesos de hacerse invisible y después visible, sino que recrea, como he dicho antes, hasta el último órgano interno aportando un verismo y una credibilidad fuera de lo normal a la película.

Luego volveré sobre el CGI, cuando aborde la interpretación «invisible» de Kevin Bacon. Ahora sigo con la trama.

El ejército llamará a capítulo al equipo de investigadores. Han pasado meses de intentos y, según Sebastian, están cerca de dar con la clave que les permita invertir la invisibilidad pero aún les falta algo para lograrlo. El jefe, un coronel, o un general, le advierte que se le está terminando el crédito y si no logra terminar la investigación le retirarán el proyecto.

Pero… ¿No había logrado invertir la invisibilidad con la hembra de gorila? Sí. Y es con este «sí» que la peli dará un giro. Al salir de la reunión Brand y Linda echarán esto mismo en cara al director de la investigación. Sebastian les pide, casi chantajea, que le den tiempo para rematar la fórmula haciendo creer al ejército que no han terminado el experimento.

El silencio de sus dos subalternos los hará cómplices del delito, lo quieran o no. Y callárselo al resto del equipo sellará sus labios y sus voluntades dejándoles a merced de Sebastian.

Sebastian quiere experimentar con humanos

Este es el motivo de su engaño. Teme que si le dice al ejército que ya han dado con la fórmula para devolver la visibilidad a quien convirtieron en invisible, el ejército les retiraría la propiedad de la investigación para hacer los experimentos de la última fase ellos mismos. Y Sebastian, el engreído y megalómano Sebastian, no lo puede permitir. Ni siquiera cuando Brand le deja claro que el proyecto lo están haciendo ellos pero financiados y por encargo del ejército. Es decir, que ellos tienen derecho a hacer con su proyecto lo que les de la gana, pero Sebastian no comparte su punto de vista.

Por eso Sebastian se presenta voluntario para ser el primer humano invisible. O para ser el primer humano con el que se pruebe la fórmula de la invisibilidad. Lo dicho hace un rato: ya tenían bien controlado cómo hacer a algo o alguien invisible. Lo que no controlaban todavía era como hacerlo visible nuevamente. Para poder seguir adelante con el experimento Sebastián dirá que el ejército ha dado su OK a esta nueva fase de la investigación, a la experimentación con humanos. Este es otro momento desperdiciado por Brand y Linda para haber dicho la verdad, pero se vuelven a callar y llevan a Sebastian a la camilla para inyectarle el suero de la invisibilidad.

Será invisible por espacio de 72h y después le pondrán el antídoto. Pero algo falla y cuando estaba recuperando su visibilidad, se trunca el proceso inverso y vuelve a quedar invisible.

La invisibilidad y el mal intrínseco

Aquí llegamos a un punto crucial para la película y para el personaje. Por un lado Sebastian paladea las ventajas de ser invisible. Y lo hace dejando aflorar su lado mezquino. Primero con su compañera de equipo, cuyo nombre creo que era Sarah. Aprovechará una noche en la que ella está de guardia y se echa una cabezadita. Está de guardia para velar por la salud del científico, pero él aprovechará que está dormida para manosearla y casi abusar de ella.

Mientras esperan para dar con la fórmula buena, idean un modo de «hacerlo visible» para todos: le preparan una máscara, como de látex, que se amolda a su cabeza y sus manos y le permitirá interactuar, de un modo limitado, pues las cuencas de los ojos quedan vacías, por ejemplo.

Ya en su segunda etapa como invisible, tras el intento frustrado de devolverle la visibilidad este instinto depredador se agudizará cuando, harto de estar encerrado en el bunker en el que hacen la investigación, se escape y se vuelva a su apartamento.

En ese instante veremos cómo espía a su vecina y se despoja de la máscara y de las ropas para, aprovechando su invisibilidad, colarse en el apartamento de su vecina y violarla.

He escuchado a mucha gente decir que esto le pasa porque pierde el norte por estar encerrado. O que se vuelve malo por el miedo a no volver a ser normal. Incluso que el suero le ha perturbado y convertido en malo… Y sin embargo yo tengo mi propia teoría que se aleja de todas estas.

Sebastian lleva dentro el mal de serie

Él es así. Es un pervertido. Esto lo intuyo porque nada más empezar la peli, cuando todavía no había dado con la fórmula, lo vemos espiando a la misma vecina desde su ventana. Para mi el hecho de que «sobe» a su compañera de trabajo, estando invisible, y después se aproveche de este «don» para abusar de la otra muchacha me hace pensar que el «don» no es ser invisible, sino hacerle sentir impune. Puede espiar cual voyeur, puede acosar, abusar y violar sin consecuencias. Y esto, según mi teoría, da rienda suelta al lascivo y pervertido que lleva dentro.

Antes no se había planteado este tipo de conducta por miedo a las consecuencias. Por miedo a ser pillado y tener que pagar con la cárcel por sus actos. Pero ser invisible le convierte, o le hace sentir invulnerable. De pronto está, no por encima, pero sí al margen de la Ley. Porque ni la Ley, ni quienes la hacen posible, ni siquiera sus víctimas pueden identificarlo. De ahí que mi teoría sea que la invisibilidad hace que aflore el ser sucio y mezquino que siempre ha sido, de un modo latente. Esto lo refuerzo con sus múltiples comportamientos, con sus compañeras, con la vecina (antes incluso de violarla) y con su ex, Linda, que hay momentos que expresa desconcierto y casi diría que hasta cierta repulsa por los gestos de Sebastian. Un Sebastian contenido por el límite que le daba ser visible, pero siendo invisible… Nada le puede frenar.

Es más, no querrá ser visible salvo que exista la fórmula que le permita serlo y dejarlo de ser a su antojo. Y para ello no dudará en iniciar una cacería humana dentro del laboratorio para ir terminando uno por uno con sus colegas de investigación.

Efectos especiales y CGI

Estamos ante una pasada de efectos especiales y CGI.

Ya he descrito antes el grado de detalle con que nos deleita Verhoeven, a través de Craig Hayes, al volver visibles, tanto al humano como al simio. Es un placer para la vista.

Ese grado de detalle, esas miles (5000) capas de diseño para dar relieve, textura y veracidad a los órganos, por dentro y por fuera… Todo fluye y resiste el paso del tiempo.

Eso y las interacciones de Sebastian con el resto de los personajes. Es decir, cómo logra Hayes que veamos lo invisible en diferentes contextos y con distintos elementos. No se limita a inventar una solución para que veamos a Sebastian en la máscara. Ni a través del agua…

Se inventa una solución para que la máscara, y lo que no lleva máscara, tenga la complexión de Kevin Bacon, porque vemos la máscara, pero vemos su rostro. No lo distinguimos, pero sí lo percibimos. Hizo que esa máscara partiera de un molde que era la propia cabeza y el rostro de Bacon. Para ello tomaron su cuerpo como molde: pelo, rostro, extremidades y hasta sus genitales se vislumbran a medio camino entre visible e invisible haciéndonos sentir que estamos de verdad en frente de alguien que se vuelve invisible o está retornando a la visibilidad.

Pero también veremos a Kevin Bacon interactuando con distintos fluidos, como sangre, agua… Lo veremos envuelto en humo, en un extintor y seguro que se me escapa algún ejemplo, pero basten estos para ponerme en pie y aplaudir el ingenio y el talento de Craig Hayes por ser capaz de dar cuerpo a lo invisible.

La escena del desfibrilador me parece genial

Podría servir, incluso, para llevarla a los colegios y enseñar su uso y su funcionamiento desde dentro del cuerpo humano. Ver el corazón prieto como una piña y después verlo empezar a relajarse y a bombear sangre, por efecto de las corrientes eléctricas me parece de una agudeza visual, y más que agudeza visual, una destreza increíble para imaginarlo, hacerlo y que parezca real.

Estamos pues ante una gran película que no habría dudado en calificar de magnífica sino fuera por su recta final. Y cuando digo «recta final» hablo de los últimos 3 ó 4 minutos, en los que todo el empeño por dotar de credibilidad a la película se desvanece en una secuencia tan irreal como ilógica. Pero quitando este detalle, que no es pecata minuta pues es el mismo desenlace de la peli, el resto hace las delicias de los espectadores.

Quizás sea la peli «menos Verhoeven» de su filmografía

Es verdad que incluye violencia, física y psicológica. Desnudos a gogó, sexualidad casi explícita y el instinto mezquino de uno de sus protagonistas. Y es verdad que la peli no se autocensura, como nunca lo hizo o ha hecho Verhoeven a la hora de abordar la desnudez. Más que nada porque creo que le fascina y le toca la fibra sensible más de lo que podríamos sospechar.

Tiene violencia y sexo, por supuesto, si no no sería Verhoeven, pero carece de la brutalidad extrema con que disfruta y se recrea en los títulos que mencioné al principio.

Así con todo, me parece una peli genial que no quería dejar de recomendaros para pasar una velada genial, y si es de Halloween, como hoy, pues publico esta entrada en un 31 de octubre, mejor que mejor.

Kevin Bacon es una hamburguesa en Madrid

Y si no entendéis a qué me refiero, dejaros caer por Goiko Grill y sabréis de qué os hablo…

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