Pensé que no volvería a ver una peli de los Cazafantasmas. Tras sufrir el reboot de Los Cazafantasmas, una de mis comedias de cabecera desde mi infancia.
En 2016 me bajé de ECTO-1
No obstante ese mismo año empecé a trabajar en Neupic, un diario ONline y recuerdo que el primer día que iba rumbo a la redacción, en Alfonso XII, con vistas al Parque del Retiro, estrené llavero de Los Cazafantasmas (vía Gemelolandia) y taza de Batman. Casualidades de la vida, al escribir esa última frase he mirado a la izquierda de mi portátil y ahí está, humeando el café en la misma taza…
¡Se me olvidaba! Hoy me he enterado de que Michael Keaton vuelve a ser Batman en la peli de Flash. Menudo 14 de febrero.
Entonces vi ese reboot (nefasto) de una de mis pelis de toda la vida. Esa sí que sí. La de 2016 hizo que se me viniera abajo la franquicia. Tiene sus puntos, pero cogidos con pinzas y me parece una triste (mala) imitación de la original. El chiste fácil y los chascarrillos forzadamente ochenteros me sacaron de quicio. Y aún así terminé de verla. Una y no más.
Y por culpa de esa casi me pierdo esta. No la creo a la altura de la de 1984, pero sí es muy entretenida.
Para que os hagáis una idea de por dónde va mi pensamiento sobre esta, me parece que han rescatado la esencia de Los Cazafantasmas originales y le han dado una pátina, estilo Los Goonies, para meterse en el bolsillo al nuevo público juvenil sin necesidad de repeler al público de la primera como hicieron con la de 2016. Chistes zafios, ridiculización masculina y paridas de esas.
El caso es que la vi anoche y me lo pasé bien.
Cazafantasmas: Más allá, comento con Spoilers
Los protagonistas me han gustado: los hermanos Spengler, Phoebe y Finn, hijos de Carrie hija, a su vez de Egon Spengler, uno de los Cazafantasmas originales. Deciros que Carrie está resentida con su padre porque se alejó de todos los amigos y familiares para ir a parar a un pueblucho de mala muerte en medio del campo. Una huida egoísta que no será capaz de perdonarle.
A todo esto los Spengler se ven forzados a ir a vivir a esa casa de campo por dos razones: la primera es que están sin blanca y han sido desahuciados en Nueva York. La segunda por la muerte del abuelo, Egon, que les ha dejado como única herencia la casita.
Lo de las razones tiene su miga. No para la peli, sino para la manera de ver cine si comparamos esta década de los 20s del XXI con la de los 80s del XX. Si os fijáis es un inicio de peli al más puro estilo peli juvenil de los 80s: hablo de pelis como Jóvenes ocultos y/o Karate Kid en las que los espectadores aterrizábamos en la nueva residencia de los protagonistas por la vía abrupta: desembarco familiar en casa y pueblo nuevo. Y después veíamos que esa familia no estaba entera, pues en ambas faltaba el padre. Hablo de cuando la vida era más sencilla y la familia era una familia normal: un marido, una esposa e hijos.
En esas pelis, como os decía, el aterrizaje era abrupto, sin paños calientes y sin explicaciones. Luego nos íbamos enterando del por qué de las cosas, si venía al caso. Ahora volvamos a estos Cazafantasmas. Intentan replicar ese formato de «nos mudamos de casa en contra de nuestra voluntad» pero caen en la sobre explicación de nuestros días. A nosotros (que peinamos canas) nos traía al pairo qué pasó con el padre del protagonista. Queríamos ver a los vampiros en Jóvenes ocultos y al chaval repartiendo estopa en Karate Kid. El resto daba igual.
Ahora no. Se pulen diez minutos de la peli poniendo todo en contexto para que ese público nuevo incapaz de imaginar por si solo tenga todas las respuestas a su alcance porque si no hacen masa y se estancan para no avanzar el resto de la peli preguntándose: ¿Por qué se cambian de casa? ¿Por qué falta el padre…? ¿Y por qué al campo?
Nosotros rellenábamos esos huecos a fuerza de imaginación
Es más, llegábamos al cine habiendo visto el póster en blanco y negro en la sección Cartelera del periódico y, como muchísimo, habíamos visto las diez fotos que ponían con una chincheta en el cine. Ni tráiler ni cuenta que te fundó. Ahora empiezas una peli y ya has visto la mitad porque los tráileres, en vez de servir para incitarte a ver la peli te la resumen.
Lo divertido es ir descubriendo a los personajes a lo largo de la peli. Ver sus dobleces y comprendes sus sombras. Pero no, la peli tarda en arrancar lo que taran en presentarnos a todos y cada uno de los personajes. Pero esto no es un fallo de esta peli sino, en general, del cine actual.
Y sin embargo esto no desmerece al resto de la peli que, para mi gusto, no disimula su pretensión de emular los 80s a toda costa. Sin forzar tanto a los personajes como a Jillian en la de 2016, que resultaba obsceno (no ella sino) lo forzado de su ochenterismo molón y hortera de Manual del buen ochentero. Quizás Podcast, el chaval: el nuevo Data (de Los Goonies). No se dan cuenta de cuán forzados son estos personajes con ropas deslavazadas a más no poder y peinados anacrónicos. Pero bueno, son peajes…
Aquí estamos ante un nuevo Super 8 en el que la fórmula más moderna es meter personajes de hace cuarenta años en nuestros días sin comprender una cosa básica: al hacerlo pasan a ser producto de consumo para personas que vivieron esa época y ahora la reviven con el cine porque no nos engañemos: esta moda ochentera que pretenden meter con calzador a las nuevas generaciones no tiene sentido alguno. Salvo tapar con pelis y guiones antiguas las carencias de los guionistas de nuestros días.
Volvamos a los Spengler.
Claro que si volvemos a ellos habrá que hablar de los dos hermanos, Phoebe y Finn. Y precisamente Finn es el mayor exponente del ochenterismo que mencionaba. Es Mike de Stranger Things. O mi teoría cuadra a la perfección o soy un conspiratorio cinematográfico, vosotros decidís… Porque si hay una serie que vive y revive los 80s es precisamente esa. Es a la tele lo que Ready Player One al cine y a la literatura (enlace a mi comentario de la novela Ready Player One de Ernest Cline en el troblogdita).
Dicho esto, a ver si por fin me pongo con los personajes.
Los hermanos serán quienes lleven el peso de la peli. Más Phoebe que Finn, porque el chaval sólo tendrá ojos para una camarera desde que aterrice en el pueblo. Mira que es peculiar y particular el muchacho… pues se la ligará, muestra de la grandeza del cine.
Phoebe es la verdadera protagonista.
Es la reencarnación (y no lo toméis literalmente aunque sea una peli de fantasmas) de su abuelo. Una mente curiosa, inquieta, brillante y de carácter científico por vocación. Es la única que defenderá a su abuelo. Aunque esta defensa tendrá truco porque tiene línea directa con Egon.
Egon, el abuelo y uno de los cuatro Cazafantasmas originales (el de las gafas) muere al principio de la peli. Es la entradilla que servirá para contextualizar la acción en ese pueblo de mala muerte. Y su fantasma se quedará en la casa y claro, cuando llega su familia establecerá un contacto permanente con su nieta, la receptiva al mundo paranormal Phoebe.
Phoebe defenderá a su abuelo ante la «mala fama» que tiene en el pueblo. Lo defenderá del resto de Cazafantasmas, quienes lo acusan de traidor por largarse de N.Y. Y lo defenderá ante la madre que se siente abandonada y rechazada por su padre.
Bien es cierto que el tío se piró al pueblo este sin dar ninguna explicación. Pero luego volveré sobre este tema.
Mientras tanto la niña irá familiarizándose con la casa (no en plan macabro, como en Locke & Key, aunque hay cosillas que me recuerdan a este maravilloso cómic). Y el abuelo fantasma, o mejor dicho, el fantasma del abuelo se encargará de guiarla hacia su cubil secreto. Hacia los cubiles secretos, a decir verdad, porque habrá más de uno: en un sitio tiene escondida la trampa para fantasmas. En otro sitio tiene ese cubil o guarida en el que tiene una planificación que no terminamos de entender, al principio, pero que será la clave para toda la peli. Y para toda la relación con su hija. También tiene un campo de minas a base de decenas de trampas para fantasma, un generador de energía eléctrica como para alimentar medio condado y un cobertizo en el que encontraremos a ECTO-1.
Vuelvo a subirme a ECTO-1
La peli tendrá sus cosillas mejorables, pero confieso que a estas alturas me ha atrapado y me abandono a ella para disfrutar.
Ya sé qué trampas me está haciendo y si sigo viéndola no es engañado, es porque se las compro. Y no suelo hacerlo. Pero esta peli trata con respeto a la original y viendo esto casi como una excepción a la norma actual, me sirve.
Recapitulando… Madre arruinada y desahuciada que hereda una casa en el campo llena de fantasmas y deudas. Una hija friki que se hace amiga del fantasma de su abuelo y un chaval de cara rara que se liga a la maciza del pueblo en un día y encima le toca la lotería (por si lo de la maciza no fuera suficiente, insisto, siendo más feo que pegar a un padre) y se encuentra con uno de los coches más molones de la historia del cine.
Phoebe descubre el oficio de cazador de fantasmas de su abuelo viendo vídeos de sus anuncios y de sus intervenciones en N.Y. a través de YouTube. Cosa que me hará incluir esta película en mis Pelis para MIBers, artículo en el que explico la digitalización mediante el cine en mi otro blog «el troblogdita».
Podcast, Youtube… Cazafantasmas: Más allá irá a Pelis para MIBers
Ya estamos situados…
También conoceremos a Gary Grooveson. El profesor de ciencias del High School, interpretado por Paul Rudd (presente en el fancine en Ant-Man (de hecho él es Ant-Man) y en Vengadores: Endgame).
Y por último estará Podcast, el Data de esta peli. El personaje más forzado de todos, pero por dos cosas: por su «look» estilo retro ochentero y hortera que desmerece al resto de la peli. De verdad, no hacía falta. El personaje mola, el nombre del personaje mola y su papel en la trama mola.
¿Hacía falta pintarlo de ochentero para darle más identidad? Al contrario, satura. Y más con algunos de sus gestos, también forzadamente ochenteros. Porque convendréis conmigo que un crío de 14 años en 2023 no puede revivir nada de los años 80s de hace cuarenta años. Si todavía pusieran look ochentero a un personaje de cuarenta y muchos, o cincuenta y pocos y lo representaran como un tío anclado en su pasado, entonces sí me lo creería, pero ¿a santo de qué ese look en un crío?
Dicho eso, y quitado de encima el peso del look forzado para parecer guay, y haciendo el sobreesfuerzo de no mirarlo de arriba abajo con mueca de incredulidad, el personaje está bien y tiene su buen rollito. Sobre todo cuando nos explica que se hace llamar podcast y luego descubre a su único suscriptor. Un podcast de misterio y esas cosas.
A partir de aquí… SPOILER
La trampa irá de aquí para allá para propiciar que termine en manos del profe. ¿No os recuerda esto al mogwai de Gremlins? El que termina en el laboratorio del High School. Como veréis todo está inventado. Otra peli que imitó este formato fue The Faculty, en 1998. Por cierto, voy necesitando una noche de palomitas para ver esa peli de nuevo. Es mala de narices pero me lo paso bomba con ella, un placer prohibido de esos…
Si la camarera está maciza, la madre de los protagonistas está que quita el hipo. Y sí, amor a primera vista, cuando ella y el profe crucen sus miradas, ¡zas! Si es que no falla.
Cuando menos nos lo esperamos tenemos a los Goonies, perdón, a los nuevos Cazafantasmas subidos en ECTO-1 y destrozando medio pueblo con el láser atrapa fantasmas. Paso por la comisaría con otro dato ochentero: el sheriff negro, si es que van topicazo tras topicazo, tal y como lo parodiaba El último gran héroe de 1993, concebida para echarse unas risas a costa del cine de los 80s.
La trama nos lleva directos a un enfrentamiento con la reina de los fantasmas, que ya salió en Los Cazafantasmas y en una lucha por dominar el mundo entero. Y para llegar hasta ella nos meteremos en un templo cuyo guardián parece ser un masón (y si no lo es su estética nos lo podría hacer creer) que aguarda para allanar el camino triunfal de su diosa infernal. ¿Un templo? Como Indiana Jones y el templo maldito, o como vimos en El secreto de la pirámide… Porque al parecer lo que hay dentro, o debajo, de la mina en la que se aloja el bicho es una pirámide.
Incluso con alguna escena, como en la que está el grupo de jóvenes que trabajan donde el hermano de la protagonista, que no sabemos cómo pero ya tiene trabajo, me recuerda a la escena de la excavación en Egipto en En busca del arca perdida.
Por cierto, la actividad paranormal está contenida y, en su contención, genera movimientos sísmicos que traen de cabeza al profesor y a los sismólogos, que no entienden que se generen pequeños terremotitos sin haber fallas ni diferentes placas tectónicas en miles de kilómetros a la redonda.
La cosa se pondrá peliaguda cuando comprendan que el abuelo de Phoebe lo había descubierto todo. De hecho cuando os decía que «la actividad paranormal está contenida» lo estará, precisamente, por la acción del abuelo.
Sí, abandonó a sus amigos y a su hija. Pero lo hizo porque una vez limpiado N.Y. de fantasmas, descubrió esta nueva vía de acceso al mundo terrenal. Y descubrió la pirámide. Por eso vemos toda una red de rayos de los Cazafantasmas rodeando el acceso a la Tierra. A modo de alarma. Para que cuando los fantasmas intentan emerger se activen los rayos y los reduzcan.
Ni que decir que los fantasmas terminarán superando esta primera barrera y los chavales tendrá que poner pies en polvorosa para irse a la granja del abuelo y reactivar todo el sistema defensivo que había preparado éste para medirse con la reina esa. Quien por cierto habrá sometido a la madre y al profe para convertirlos en sus perros guardianes espectrales. En la pirámide lograron salvar a la madre pero a cambio de la camarera.
La recta final vuelve a ser más que predecible pero, insisto:
Te atrapa y te lo pasas muy bien viéndola
Sobre todo cuando vemos que Phoebe no va a ser capaz de doblegar a la reina y cuando más falta hacían aparecen los tres socios del abuelo, enfundados en sus trajes de Cazafantasmas para secundar a Phoebe, cuyo pulso empieza a fallar y vemos cómo se rehace por mediación de su propio abuelo quien se materializa en su forma espectral para ayudar a la nieta.
Esta parte es super emotiva.
El hermano está impedido para ayudar a Phoebe porque su arma, conectada a ECTO-1 no funciona y Podcast, que intenta arreglarlo, se enfrenta a multitud de Stay-Puft Marshmallow Man. Como el gigante de la primera peli pero de menos de un palmo de tamaño. Entrañables pero puñeteros. Interrumpen a Podcast y esto impide que Trevor pueda entrar en acción. Y si os he dicho que Podcast es forzado, cuando aparezca con la cara repleta de nubes de algodón ya no tengo palabras para describir cuán forzado puede estar un personaje.
Decía que esta parte, con sus chistes, resulta emotiva.
Ver al abuelo traslúcido y sin emitir un sonido, tan solo mirando y sonriendo, de un modo espectral es precioso. Y verle afianzando a su nieta y después abrazado a su hija que por fin le comprende y le perdona y por eso se desvanece… es sencillamente una preciosidad que, junto con ECTO-1 (lo que molan los paseos en el coche…) hacen que esta peli merezca ser vista y disfrutada a partes iguales.
Antes de esta escena, y antes de ser convertida en perro espectral la madre habrá descubierto, también, el zulo del abuelo y habrá visto un muro lleno de fotografías suyas por lo que poco a poco ha ido comprendiendo que el padre se retiró en una especie de cruzada o misión anti espectral personal, pero que la quería con locura y se distanció de ella para protegerla.
¿Mejorable?
Por supuesto. Pero insisto: con las porquerías de pelis retros, de reboots estúpidos (como la anterior de los cazafantasmas feministas) y de asesinatos de clásicos como Los siete magníficos, Las cuatro plumas… esta peli es todo un hallazgo y una demostración que, a falta de pulir algunas cosillas, se pueden retomar los clásicos ochenteros sin tenerlos que mutilar, mancillar y sin cambiar la identidad, raza, género u orientación sexual de los personajes originales, y si encima se respeta la biología natural como ocurre en esta peli (al fin y al cabo la mayoría de sus protagonistas son científicos) pues qué queréis que os diga, que viva el regreso de esta franquicia y que podéis ver Cazafantasmas: Más allá sin miedo alguno.