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Rocky IV

Tabla de contenidos

Rocky IV es otra de las pelis de mi juventud

No está entre mis favoritas, pero sí guardo un recuerdo maravilloso de ella. Y de José Sanz Mora, un amigo del cole que se volvía loco con el personaje. Bueno, con Stallone, porque no he visto tío más flipado con Rambo (Acorralado) y con Rocky que a él.

Y lo digo para bien, que conste. Las tardes que me habré pasado en su casa escuchándole «revienta al XXXX ruso» o «machaca a ese XXXX del Viet Cong». Estas frases reproducibles son acercamientos a las burradas que decía. Cuando jugábamos al juego de Rambo en su casa se caían las paredes cuando él gritaba «¡toma rata roja!» y se quedaba tan pancho. Lo mejor era verle cantando lo de «aquí mi fusil, aquí mi pistola…» de La chaqueta metálica haciendo el gesto de estrujarse sus partes. El mismo del que os conté que le robaron la cazadora de Top Gun.

’80s – Reagan – Guerra fría – Democracia o Comunismo

Todo eso me evoca esta peli. De hecho estoy haciendo una maratón de Rocky. Ya he visto la cuatro primeras. Lo que no tengo tan claro es que haya visto la quinta con anterioridad. Creo que me quedé en la de Ivan Drago. Cuando me ponga el principio de la quinta lo sabré, aunque me reafirmo en mi creencia de que o no la he visto o sólo lo hice una vez y cayó en mi olvido.

Rocky IV película es de 1985. Y, a decir verdad, menudo añito… sólo con las que tengo en el fancine del mismo año os podréis hacer a una idea… Teen Wolf, Los señores del acero, El club de los cinco, El secreto de la pirámide, RAN, Legend, Los Goonies, Regreso al futuro, La vaquilla y otra que me vi mil veces con José, sobre todo porque ambos hacíamos ninjutsu juntos, con Fran Calvo (el actor, sí): El guerrero americano.

¿No os entran picores por la espalda leyendo esos títulos? A mi sí. Imaginaros teniendo que poneros de acuerdo con los amigos, para decidir qué peli vais a ver. Haciendo las cadenas de llamadas telefónicas porque antes no había móviles y cada llamada costaba un ojo de la cara. Teníamos el teléfono de bakelita en el salón de casa, y tenías que coger el periódico, en mi caso el ABC y buscar la cartelera para ver qué pelis ponían.

El que tenía la idea de ir al cine empezaba una cadena de llamadas en la que este hacía dos preguntas: ¿Cine sí o no? y si sí, que votara una peli. Así, cuando el penúltimo llamaba al último, reunían todos los votos a favor de ir al cine y el último sumaba el suyo mas el título que querría ver, y llamaba al primero con el resultado. Entonces el último y el primero hacían recuento y así sabíamos si íbamos al cine y, en tal caso, a ver qué peli. Entonces se iniciaba una segunda ronda de llamadas para decir dónde y a qué hora quedábamos para hacer cola y sacar las entradas, si había.

No viene a cuento deciros que ese año salió el disco Brothers in arms de Dire Straits, pero sirve, al menos, para seguir ambientando la peli, en su contexto social, para no leer un texto plano que diga Rocky venga a su amigo machacando al ruso. Bueno, ese año salió también Bailaré sobre tu tumba de  Siniestro Total… Hasta que me saqué el carné de conducir, con diecisiete años, en Estados Unidos, la segunda parte del ritual era ponerme los cascos, meter un casette en el walkman, guardarte el abono transporte y subirte, en mi caso, al 75 ó al 46, autobuses que llevaban a del Paseo de la Florida a Gran Vía. O mejor dicho, al tramo de Plaza de España a Calláo, en donde se concentraban todos los cines.

Quienes ya me conocéis sabéis que no me ciño a hablar de la peli, si mas. El fancine es algo más que eso, son vivencias mías pero que seguro que comparto muchas de ellas con muchos de vosotros, con los que peinan canas como yo. Y también sirve para abrir los ojos a las nuevas generaciones, para que aprendan a ser agradecidas y para que aprendan a luchar porque ahora lo tienen todo sin esfuerzo alguno.

Para esfuerzo el de sus padres y de sus abuelos y ya bisabuelos. Por tener, gracias a estos últimos, tienen hasta libertad y democracia, pero como no saben valorarla se la están cargando votando a totalitaristas. A los Ivan Drago de nuestros días.

Porque de eso va esta peli. De proteger la democracia parando los pies al comunismo. Aunque a Rocky parece que le costó entenderlo al principio. Menos mal que tenía a su lado a Apollo Creed para abrirle los ojos.

Poco a poco voy entrando en materia… Sigo contextualizando para que se entienda bien la peli.

Ronald Reagan era el presidente de los Estados Unidos en 1985

Para mi el mejor presidente estadounidense de la Historia. Por lo menos de los que yo he conocido. Si le sumamos a Margaret Thatcher en el Reino Unido y al Papa Juan Pablo II, San Juan Pablo II, en Roma, entonces comprendemos la lucha encarnizada que protagonizaron contra el Comunismo.

Esa lucha de entonces explica la libertad que disfrutamos hasta que cayó el muro de Berlín y Occidente se confió pensando que se había derrotado a la URSS. Pero no. Se agazapó, se escondió se fingió muerto y desaparecido para reaparecer en el siglo XXI con más rostros que nunca y fingiendo abanderar falsas causas, y también causas falsas, para eludir ser llamados por su nombre: comunistas. Esto lo sabemos ahora, que vuelven a amenazar las libertades de medio mundo y las del otro medio ya las han pulverizado.

No es baladí que mencione al Papa Juan Pablo II. Polaco y referente moral de la lucha contra el nazismo en su juventud y contra el comunismo durante su papado. Para que os hagáis una idea, no hacía falta ser católico para sentirte identificado con Juan Pablo. Era un símbolo de la Cristiandad en si mismo y aglutinó bajo su papado a creyentes católicos y protestantes (que lo respetaban), a no creyentes (que veían en él un referente de la dignidad humana) y a los descreídos, que se alejaron de la Iglesia sin perderle el respeto a su líder. El Papa era un icono y el catalizador de la identidad de una Europa que fue fuerte mientras supo de dónde venía. Ojalá tuviéramos la mitad de identidad en nuestros días y ojalá tuviéramos un referente moral y ético en el que mirarnos.

El propio Rocky Balboa encarna esos valores de Occidente. Simbólicamente, por supuesto, encada vez que va metido en sus calzonas (regalo de Apollo Creed) con las barras y estrellas americanas e hincando la rodilla en el ring para rezar y persignarse antes de dar comienzo un combate de boxeo.

Reagan, Thatcher y Juan Pablo I fortalecieron Occidente

Y es que, como os decía antes, de eso va esta película: de combatir al comunismo. Enemigo natural de la Libertad y de la Democracia.

Esta peli no se puede entender, en su totalidad, sin verla con los ojos de los 80s. En esos años vivíamos con la amenaza constante de la tercera guerra mundial. Siempre temiendo que Rusia invadiera Ucrania de nuevo y la liara parda. Bueno, Ucrania ha sido invadida, por Rusia, sí.

Y la Europa timorata todavía titubea a la hora de respaldar a los ucranianos. Gobiernos populistas disfrazados de verdes y/o socialdemócratas que preferirían vivir bajo el yugo soviético son los que tienen que defendernos de la amenaza neosoviética, paradójico, ¿verdad?

Eso es Rocky IV: Combate entre la Democracia y el comunismo

Vamos con la peli…

Apollo Creed, rival de Rocky en las dos primeras pelis es ahora su amigo. Amigo y entrenador. Y en estas que aparece un boxeador soviético, amateur, militar y dopado hasta las cejas, tradición compartida por los atletas de los países comunistas… Llega a los Estados Unidos para retar a Rocky y demostrar que el campeón soviético es más fuerte que el estadounidense.

Aunque parece que el pobre Rocky no logra entenderlo a la primera… Por eso Apollo le lee la cartilla y le pone las pilas. Rocky es puro corazón. Es muy bueno, y en materia política rezuma una candidez absoluta. Él ve a Drago como un deportista, como un rival, pero Apollo le hará comprender que de rival nada: es el enemigo.

Apollo le pide a Rocky que le deje ser él quien se mida con el ruso y Rocky accederá a regañadientes. Teme por Apollo porque lleva (creo que cinco) años retirado y el otro parece una estatua esculpida en granito.

Combate Apollo Vs. Drago

En Las Vegas, con carácter amistoso.

La entrada de Apollo no puede ser más patética, la verdad. En esa parte entiendo al ruso que mira el espectáculo que monta el yanqui con ojos de incredulidad. Nosotros vemos a un boxeador que pierde su dignidad cantando y bailando sin sentido. Drago ve la decadencia de Occidente y eso enciende su odio a los Estados Unidos, a Europa y a todo lo que tenga tufillo a Libertad.

Hechas las presentaciones comienza el combate y termina casi sin despeinarse el ruso. La paliza que le mete a Creed será de tal calibre que lo deja tieso y listo para papeles. Rocky no ha tirado la toalla porque su amigo le rogó que no lo hiciera. Ya es tarde para arrepentirse. El saco de anabolizantes ilegales de la URSS ha reventado al americano y lo ha matado a golpes en el ring.

Fin del primer acto.

Rocky recoge el guante de Ivan Drago y accede a pelear con él.

La segunda pelea será en Rusia, en la Unión Soviética

Hacemos las maletas para volar rumbo a Siberia (en realidad sería Wyoming). Ver esto ahora puede resultar hasta cómico. Pero verlo en 1985, y en 1989 era brutal. Era ir allí donde solo había ido el Coronel Michell Gant para robar un avión soviético en Firefox. Y los dos en la ficción porque la Unión Soviética era un fortín inexpugnable. Nada sabíamos de las matanzas, fusilamientos y hambrunas dentro de sus fronteras. Se sabía poco, bien poco. De ahí que ver a Rocky aterrizando en Rusia era como despedirte de un amigo al que no sabemos si lo volveremos a ver.

Comprended una cosa: esto lo escribo para los más jóvenes. Ahora escucháis propaganda a favor del comunismo. Pero pararos a pensar que todo el flujo migratorio entre un país comunista y otro capitalista es siempre huyendo del comunismo y buscando asilo, protección y una oportunidad en el capitalista. Por algo será.

Nadie hace cola para meterse en un país comunista. Pero la gente muere intentando huir de Venezuela, de Cuba… Por algo será.

En aquellos tiempos lo sabíamos bien. Lo teníamos muy interiorizado porque quien más quien menos tenía en su familia a alguna víctima del terrorismo comunista, o del propio comunismo. Y nuestros padres y abuelos, que habían levantado Europa tras vencer a los nazis, siempre bajo la amenaza de la dictadura comunista lo sabían muy bien. de ahí películas como Juegos de guerra o Amanecer rojo… o la propia Top Gun que mencioné antes. Siempre alertas, como los Scouts, por si aparecen los rusos.

Por todo eso, ver que el héroe americano, y el héroe del deporte en la primera Democracia, se adentra en la temida y oscura Rusia nos oprimía el corazón. No iba a luchar solo contra Ivan Drago: iba a luchar contra toda la Unión Soviética, él solito, con sus puños. Solo le acompañan su cuñado Paulie y Duke, el otrora entrenador de Apollo y ahora suyo. Luego se les unirá Adrian, pero no son más que cuatro americanos en la Unión Soviética, vigilados mas que escoltados por el KGB y en medio de la nieve.

Esto es lo que antes decía que ahora podría hacernos gracia. El entrenamiento de Rocky. En plan rural 100%. No tiene pesas, no tiene nada convencional para un deportista profesional: se entrena cortando leña, corriendo por la nieve, levantando redes con piedras y empujando trineos… Esto ahora puede chocar, pero visto entonces era la forja del héroe.

Entrenamiento de los dos colosos a golpe de videoclip

Vemos a Rocky sumergido en su particular Siete novias para siete hermanos y vemos a Drago entrenando en las mejores instalaciones deportivas de la URSS. Pura tecnología y farmacopea para hincharle los músculos, tensionarle los tendones y proporcionarle todas las fuerzas que un cuerpo humano puede aguantar para reventar a Rocky, que come zanahorias y empuja piedras por la nieve.

Cuando hablo de «farmacopea» me refiero a dopado hasta las cejas. No obstante ya lo expliqué en mi otro blog, en la entrada que dediqué a las memorias de Josep Landowski, el médico personal de Yagoda, el Comisario del Pueblo para asuntos internos: Sinfonía en Rojo Mayor.

En él el propio Josep nos explica que era un especialista en drogas con fines terapéuticos que fue secuestrado por la KGB para experimentar con drogas para potenciar el rendimiento y, en su caso, para mantener vivos y despiertos a los enemigos del Partido Comunista para prolongar las torturas y sacarles información. Ese libro lo tengo como oro en paño. Me lo regaló mi padre y a él se lo había regalado el Agregado Cultural de la URSS cuando mi padre era responsable de Protocolo en el Ayuntamiento de Madrid.

Volvamos a la tecnología.

Cuando vimos la peli por primera vez nos parecía lo más molón que habíamos visto hasta la fecha. Tecnología punta (de entonces) con infrarrojos, digitalizada  que nos permitía visualizar áreas de presión. A fecha de hoy podrá parecer cutre, pero por aquellos días de 1985 esa estética y esa manera de ver entrenar al coloso era pura vanguardia.

Para que lo entendáis mejor, solo podíamos compararlo con aquello que conocíamos, para entenderlo, y eso, como ahora, lo hacíamos comparándolo con los videojuegos del momento… justo cuando salía el videojuego arcade más chulo habido hasta la fecha: Green Beret (Boina verde), ambientado, precisamente, en una base de misiles soviéticos en plena Guerra Fría.

Momento revival: Echadle un vistazo al juego, en Youtube y escuchad la explicación que da Chesuset (Green Beret) contextualizándolo en la Guerra Fría. Es decir, lo mismo de lo que llevo hablando media hora. Yo tenía este juego, y el de Bruce Lee, y el Codename Mat, que era el colmo de las naves espaciales (tendríais que ver sus disparos de plasma en el espacio)… Estos tres juegos fueron mis favoritos durante muchos años. Y TRON, por supuesto, al que jugaba con Fran Calvo en su Spectrum (yo tenía el Amstrad).

Así pues, si conocíais los juegos que he mencionado, o si habéis echado un vistazo en los enlaces para haceros una idea del percal tecnológico por el que transitábamos… podréis comprender que ver a Drago entrenando con la tecnología de la peli fuera lo mejor de lo mejor.

La recta final de Rocky IV

Ya queda bien poco.

El combate es emocionante. Como los momentos previos, cuando vemos salir a Rocky en medio de un público que le odia por venir del otro lado del Telón de Axcero. Y odiaban a todo cuanto simboliza: Democracia, Libertad… Y también veremos cómo el ruso parece que le va a poner un sello en la coronilla para enviarlo con su amigo Apollo, allá en el cielo.

Pero no. Rocky se rehace.

Y no solo se rehace sino que con cada golpe que castiga al ruso se irá ganando al público que ve cómo el americano planta los pies en la lona y dice que verdes las han segado. Así hasta derrotar al capitán del ejército soviético y hacer que se derrumbe el mito hasta el punto de ver cómo se pone en pio Gorbachov y aplaude al púgil italoamericano.

El mismo Gorbachov que cuatro años después admitiría la ruina económica, moral, social, política, ética y militar que era la Unión Soviética y aceptó, a instancia de Reagan, tirar el muro de Berlín, el muro de la vergüenza que había levantado la Alemania Comunista (la del chándal de la Stasi de Garzón, la que vemos reflejada en La vida de los otros) para evitar que los alemanes del este siguieran huyendo y marchándose a la Europa capitalista y democrática. Muro del que os hablé en Uno, Dos, Tres

La victoria final de Rocky es un canto a la fe en su Dios que le da fuerzas para seguir en pie, a la Democracia sobre las dictaduras, a la Libertad por la que luchar y a la familia que da sentido a la vida sobre la colectividad que te aliena. Todo eso es Rocky IV, o al menos así lo interpreto yo.

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