Ficha técnica de El guerrero americano
Título original: American ninja
Nacionalidad: USA
Música: Michael Linn
Producción: Yoram Globus y Menahem Golan
Productora: Cannon Group y Golan-Globus Productions
Distribuidora: Metro Goldwyn Mayer
Ficha artística
Steve James – Sargento Curtis Jackson
Judie Aronson – Patricia
Mike Stone – Tojo Ken
John Fujioka – Shinyuki
Cualquier parecido con el ninjutsu es mera coincidencia
El ascenso de Skywalker; Le Mans ’66; El crack cero; JOKER; y la dupla Midway + la clásica La batalla de Midway por mi incorporación y debut como colaborador en el podcast Antena Historia como «el fancine de Antena Historia«.
Por eso hoy me apetecía carnaza ochentera: una de ninjas 🥷🏻
Una de esas pelis que amabas u odiabas. Y una peli que yo consumí a golpe de videoclub (del Videoclub Prado) en Madrid. Y lo hice porque en aquellos días di el salto del Taekwondo al Ninjutsu, precisamente y me enamoré de la filosofía intrínseca del Ninjutsu.
Me enamoré de la filosofía del ninjutsu y de sus diferentes disciplinas
Se trata de una peli que solía ver con Fran Calvo y con José Sanz, dos amigos de la infancia. La veíamos entre risas. No os exagero nada. Ni disimulo. Era una peli para partirte de risa con las bravuconadas. Y si encima eras practicante de Ninjutsu, para enfadarte con cada gesto ninja, cada ruidito ninja y cada silbido que hacían los ropajes, los movimientos y las armas ninjas, SSSSSSh, kiaaaaaaaaa, SSSSSSh… cosas inauditas en un arte cuya primera premisa es pasar desapercibido y para ello, lo primero es no hacer el más mínimo ruido.
Pelis ochenteras de acción
Ya os comenté cómo era el uso del lenguaje en los 80’s al comentar Bohemian Rhapsody, sobre todo en lo referente a la homosexualidad. Si veis otro clásico ochentero, Evasión o Victoria, veréis que hasta el mismísimo capitán Robert Hatch (Stallone) llamará «maricas» a los europeos por jugar al fútbol sin permitir que se repartan bofetadas.
Pero aquéllas pelis, en vez de disputarse el puesto para al película empalagosa del año, se peleaban por mostrarnos todas las maneras en las que un héroe podía triunfar reventándose los nudillos. O reventando la cara del malo con sus nudillos. El caso era reventar algo.
Y entonces llegó «El guerrero americano» de Sam Firstenberg
El israelí Sam Firstenberg confesó en su día que su sueño fue siempre irse a los Estados Unidos para hacer cine. Solía ir todos los martes por la tarde a ver una película al cine que tenía cerca en su barrio de Jerusalén. Esa tradición; la magia de la sala de cine, del proyector… y lo que veía en el celuloide le enamoraron del cine.
Era 1975 y Firstenberg pidió a Menahem Golam un papel en la peli
Como primer bocado al pastel ninja produjeron Enter the ninja (o La justicia del ninja, en español). Bueno, Golam la produjo y la dirigió y superaron todas sus expecttivas para la recaudación, lo que les hizo pensar en volver al mundo ninja con otra película. Pero no tenían tiempo para dirigirla, y ahí entrará nuestro director, en 1983. Tras la producción de su película le ofrecieron dirigir una peli de acción llamada La venganza del ninja protagonizada por Sho Kosugi. Israelí y japonés hicieron buenas migas y el segundo terminó enseñando al primero todo lo que éste pudo aprender sobre la forma de rodar películas de artes marciales al estilo oriental. Sobre todo de Hong Kong, entonces una colonia británica.
Subgénero de pelis de acción y artes marciales
Así que optaron por la primera opción, arriesgarlo todo le hicieron el encargo de la peli a Firstenberg.
Querían un héroe americano y así nació American ninja, nuestro guerrero americano
De Chuck Norris a Michael Dudikoff
El primer candidato en quien pensaron para encarnar al sargento Joe Armstrong fue Chuck Norris. Pero Norris declinó la oferta porque se negaba a interpretar a un personaje en cuyas escenas de acción (pelea) se tuviera que cubrir el rostro. Y ahí apareció Michael Dudikoff, El perfecto ninja americano.
¿Cómo se podían inventar un guerrero americano, y ninja, dos israelíes?
Como veréis, el rodaje de El guerrero americano fue toda una experiencia vital. Y ahí no termina la historia.
La guerra fría…
Los americanos llegaron a Filipinas tras echar a los españoles, allá por 1898. De ahí lo de Los últimos de Filipinas y el sitio de Baler (y su nefasta película 1898: Los últimos de Filipinas) y la estatua que justo hoy ayer se inauguró en Madrid. En memoria de nuestros héroes.
Por aquel entonces Filipinas vivía bajo las amenazas islamistas y comunistas y entonces surgió la figura del presidente Marcos… quizás una tercera amenaza aunque apareciera para contrarrestar a las otras dos.
La peli se filma en Filipinas
Supo entretejer buenas relaciones con los Estados Unidos y eso hizo que medrara considerablemente. Su nivel de corrupción le podría haber dado un cargo en «la psoe» en Andalucía. Lo llaman con el artículo femenino «la» en vez del masculino «el» porque lejos de comportarse como un partido político es casi una empresa de colocación de amigos, algo familiar.
En ese contexto filmaron la película.
No había problemas por la calle ni agitación, pero se estaba gestando.
Los miembros del equipo de la película se mantuvieron ajenos a la situación política, pero sin embargo tomaron la idea de los insurgentes, para el guión. Precisamente de los focos islamistas y comunistas.
Como no quería tener ningún tipo de problemas con ninguna de las tres facciones en liza, decidió que el guión hablara de un corrupto americano. De hecho, será el general al frente de la base estadounidense el que trafique con armas a favor de los insurgentes. No dice a favor de cuáles, pero sí deja claro, en una conversación con uno de sus colegas corruptos, que si se echa para atrás y deja de traficar con armas al grupo que se las pasa, los comunistas se harían con el país. En cualquier caso nos presentan a un americano que se aprovecha de su posición para sacarse una fortuna extra para su jubilación.
El héroe americano puro e íntegro destacaría más en un contexto de violencia contenida, corrupción generalizada y traidores a su bandera.
Michael Dudikoff enfermó de malaria
ero no lo supo hasta unos cuantos días después de grabar escenas de combate vestido de ninja. Él pensaba que la tela y su color negro eran el origen del sudor… pero no, fue la malaria.
Hay escenas que son un Top Gun cutre… sobre todo cuando el protagonista va en moto.
Iremos conociendo al protagonista con cuentagotas.
Es un tipo silencioso y va a su bola. Desde fuera parece retraído. Huye de meterse en líos y cumple con disciplina todos sus cometidos. Hasta que le toca formar parte de un pelotón que será atacado por una de esas facciones insurgentes.
Aparecen los ninjas
En el convoy llevan dos cargamentos de valor… armas del ejército de los Estados Unidos y la hija del jefe de la base norteamericana. El primer cargamento será útil para armar a los terroristas y el segundo para extorsionar a los militares y diplomáticos para sacar una buena tajada por su rescate. Deciden robar las armas y llevarse a la muchacha.
El ataque será cruel y despiadado y los americanos, cogidos por sorpresa, caerán como moscas.
La «pala» como arma
Entra en escena el Sargento Curtis Jackson
Poco a poco iremos conociendo al protagonista. Casi al mismo tiempo que él se irá conociendo a si mismo, pues padece cierta dosis de amnesia que hace que sólo recuerde algunas aventuras pendencieras liderando una pandilla de rateros o algo parecido por sus artes marciales.
La trama se enredará un poco a partir de aquí.
El guión hace un verdadero (y esperado) encaje de bolillos para hacer que la hija del coronel, que pierde los vientos por el soldado organice una cita con él para «conocerlo mejor».
La orden de la Estrella negra
Pero la cita se complicará cuando terminen, por casualidad, descubriendo la trama que hay detrás de algunos oficiales de alta graduación, corruptos hasta el tuétano que escamotean armas del ejército para subastarlas entre mafias. Lo que comenté arriba pero ahora ya con el protagonista empezando a atar cabos.
Habrá persecución y habrá muertos. Y como lo que no hay son testigos que puedan defender la inocencia de Armstrong, es conducido a un calabozo militar y es custodiado por la Policía Militar.
Llegados a este punto el jefe de la orden de la Estrella negra dará la orden, o ejecutará una orden dada, de eliminar al pesado que está metiendo las narices en los negocios turbios de los militares corruptos.
Shinyuki le reabrirá los ojos a su verdadero ser: Armstrong es un ninja y es de los buenos
Le dará una masterclass, a modo de recordatorio y, a partir de este instante, nuestro guerrero americano tendrá bien claro su objetivo: rescatar a Patricia y cargarse al ninja que lidera la Estrella Negra.
Pero va a necesitar un poco de ayuda. Por lo menos en cuanto a recibir apoyo y cobertura por parte de su nuevo amigo, Curtis.
Y allá que se va él solito a ajustar las cuentas al malo de la película. El tramo final de la peli será todo un despropósito.
Creo que el director Firstenberg quiso demostrar lo bien que rodaba las escenas de lucha. De lucha mediante ninjutsu. No deja de tener cierta lógica porque, en definitiva, era el tipo de cine en el que se estaba especializando. Y va y nos regala una hemorragia de artes marciales que hacen, eso sí, que termines la película partiéndote de risa. Las apariciones, las peleas, las coreografías, los trajes y las muertes serán desternillantes. No hay por dónde cogerla.
El nivel interpretativo me recuerda al de Buckaroo Banzai
Es decir… sin desperdicio.
Nos metemos en una espiral de órdagos. Me imagino al equipo de producción diciendo, «y aquí ponemos 3 ninjas. No 13, ¡50 ninjas!» y cosas por el estilo.
Aunque no sé qué será peor, si los ninjas o los super mercenarios que contratan los mafiosos para que les protejan… De verdad… ¿no tenían presupuesto para poner a tipos que intimidaran por lo menos un poquito? Con que hubieran sabido coger el fusil habría sido más que suficiente.
¿Y el 7º de caballería?
No temáis, porque llegará. Y cuando lo haga será ya activando la Velocidad Absurda de Space balls. Curtis aparecerá de la nada en formato guerrillero en Vietnam al estilo ochentero subido en un JEEP y pegando tiros a cascoporro. Ya no hay marcha atrás. Es como entrar en barrena. O lo aceptas y te partes de risa o apagas la peli y la devuelves al videoclub sin ni siquiera rebobinarla, por haberte encasquetado semejante truño. Pero os confieso que yo seguía adelante.
Superaba este repecho y, llegados a la cima, me dejaba llevar por la inercia y descendía a todo trapo por una carretera llena de curvas. Porque Curtis tendrá una segunda entrada en acción…
¡Sí!
Después de su llegada en JEEP lo veremos entrar en combate dando una voltereta. ¿A cuento de qué? ¿Qué aporta la voltereta? ¿A quién se le ocurrió? Creo que sería al propio Steve James. Estoy seguro de que dijo algo como, «yo sé hacer volteretas» (en artes marciales son rodamientos) y allí va el campeón luciendo palmito y revolcándose por los suelos. Qué cosa tan mala…
Los d-efectos especiales
Pero ojo… es cierto que esta película es muy mala, pero lo suficientemente buena para que su director aguante las críticas de todos los maestros en artes marciales que le han insultado y despreciado por el trato que hace de los ninjas y de las artes marciales en general en sus películas.
Pero si hay algo que demuestra cuán artesanal fue esta película y el daño que le ha hecho el DVD a este tipo de cine, es la escena del helicóptero. Para empezar el ninja que se cuelga de él es el uno de los responsables técnicos de la peli. No sé si se trata del responsable de los combates de la peli, o de los extras, seguramente de los efectos especiales, o de todo ello junto, es quien, por no tener dinero para pagar a un extra, se enfunda un traje de ninja y se encarama al helicóptero.
Pues bien… a lo que voy: ese helicóptero será disparado y tras ver al sargento Curtis Jackson (Steve James) bajar su arma humeante vemos una maqueta hecha con cartones que sustituye al helicóptero. No recuerdo si me percaté del detalle en su día, pero visto en nuestros días me ha hecho ponerme la escena en bucle para verla, verla, verla, verla, verla… y no parar de verla para ver lo cutre que era (y sigue siendo) una de las escenas de mayor acción de toda la peli.
De verdad… merece la pena ver esta escena, aunque solo sea para echarse unas risas y disfrutar pensando en lo básica que es la peli pero cuánto me hizo disfrutar en aquellos días viendo ninjas con hombreras (no puede ser más ochentero) y peleas tan gratuitas como ridículas como la que ilustro con la imagen de abajo.