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ELVIS

Tabla de contenidos

Elvis prometía un biopic… pero casi entreveo dos. O un biopic mas una denuncia.

El biopic es obvio, por lo que lo aprco por el momento y me pongo con la denuncia. Esta es la parte de la película que de verdad me ha atrapado. A ver, me ha atrapado toda la peli porque me ha encantado. Pero lo que me ha fascinado ha sido ver a Tom Hanks interpretando a Tom Parker.

Dicho esto, si esperáis ver la biografía definitiva de Elvis, esta no es vuestra película. Si esperáis ver un documento inédito, esta no es vuestra película. Y si esperáis que se os explique esto o aquello, en profundidad, de su figura, su vida o su obra, esta no es vuestra película.

Pero si lo que queréis es daros un paseo de puntillas por su vida e ir pisando solo en las baldosas de las anécdotas más importantes: Bienvenidos a ELVIS. Aunque echo en falta el episodio en el que el mismo Jerry Lee Lewis encañonó al Rey del rock. No se puede pedir todo.

Esta peli acaricia la superficie, pero no la rasca con la uña para indagar. Si aceptamos esta premisa, entonces pasaréis un buen rato.

Lo que sí agradezco, puestos a no profundizar demasiado en Elvis, es que se destape a su representante y nos lo presenten como realmente fue…

El cáncer Tom Parker

Al parásito Parker. El virus Parker. Ladilla Parker. El piojo Parker. Chupasangres Parker… Perdón, el coronel Parker. Que no era coronel, pero sí todo lo que he dicho antes. Un timador, estafador, extorsionador. Un tipo repugnante incapaz de crear pero más que capaz de morder la yugular al artista y vivir de beber su sangre.

Y soy amigo de algunos representantes de futbolistas de La Liga. Y de algíun ex-manager de grupos musicales y cantantes españoles. Sé muy bien de qué os hablo cuando aprecio y valoro la diferencia entre el profesional que se desvive por cuidar a sus prepresentados y el caradura que se aprovecha de ellos. Yo mismo he representado a alguno. No al nivel Agente FIFA pero sí he tenido algún deportista, de los buenos, en mi cartera.

Y es muy difícil finalizar el vínculo profesional con tu representado y que perdure el vínculo personal. Dejar atrás la relación laboral y terminarla siendo amigos. Porque el representante está ahí más que para hacer numeritos (que decía Juan-Cruz Mas, el CEO de Porter Novelli). Está para llevar las cuentas de la persona que ha confiado en ti, y para buscarle prosperidad mejorando sus contratos y fichando bien. Pero está, o debe estar para acompañar a la estrella en su soledad. Y para actuar de Pepito grillo cuando el representado pierda el norte.

Eres su lazarillo y le cuidas de los golpes. Y cuando se lleva alguno, que todos nos los llevamos, estás ahí para amortiguarlo y, después, para curarlo.

Tom Parker parasitó a Elvis

Captó al vuelo los destellos de talento del joven Elvis.

Supo olisquear su miedo. Sus sueños. Percibio sus inseguridades, sus debilidades y sus fortalezas. Midió a su presa y cual hiena en la sabana, hizo presa en el joven Elvis.

Apretó sus fauces, mordió, y ya no lo soltó hasta que dejó sus huesos esparcidos por Las Vegas. No dejó un pedazo de carne de Elvis. No respetó sus entrañas. Lo devoró y se bebió su sangre. Lo exprimió y lo dejó morir cuando dejó de servirle.

Elvis era todo taleno. Parker era un canalla

Un trilero circense que atisvó el potencial que tenía un muchacho blanco que cantaba como un negro. Un chaval que enamoraba a todas las mujeres con solo emitir un sonido por su boca. Y las desmallaba con un golpe de su pelvis.

Un chaval deseoso de grabar un disco que cayó en manos de la hiena Parker. Sí, hizo famoso al cantante. Sí llenó sus bolsillos de oro. Y sí, contribuyó a alimentar su leyenda. Pero lo hizo abusando de Elvis, sometiendo a Elvis, aprovechándose de Elvis y machacando, secuestrando y metiendo al cantante en una jaula de oro. Parker lo hizo por avaricia. Codicia. Por la necesidad imperiosa de llenarse las arcas de millones de dólares.

Y los millones cayeron del cielo. Elvis fue su gallina de los huevos de oro. Le hizo ganar casi tanto dinero como se gastó. Porque ahí estaba el problema de Parker.

No es que fuera un manirroto, que lo era. Y no es que contagiara su desprendimiento del dinero a su representado, que lo hizo. Es que era un payaso. Peor aún, porque el payaso sabe hacer reír. Él era el que voceaba para llenar el circo ambulante. No es exageración. Ese era su oficio. En Holanda, su país natal, y en los Estados Unidos, donde entró como inmigrante ilegal por dos veces.

De ilegal a extorsionador

La primera se volvió a casa. La segunda logró medrar, también dentro del circo. Se alistó fraudulentamente en el ejército, con el falso nombre de Tom Parker, (el auténtico era Andrea Cornelis van Kuijk), y desertó. Fue buscado, condenado y expulsado del Ejército. Para terminar representando a mozalbetes que querían graba un disco.

Así se cruzó con Elvis

No le fue difícil detectar su talento.

Estamos hablando de un superviviente nato. De un timador, un estafador, un ladrón, un trilero. Yo solo he conocido a uno así en España, y no era español sino argentino, de iniciales M. B. Personas capaces de sobrevivir timando a clientes crédulos. Un pequeño importe aquí, otro allí, para vivir sin dar un palo al agua. El palo se lo lleva quien deposita su confianza en sus servicios.

Por eso este tío comprendió el potencial de Elvis. De hecho lo hizo antes que nadie. Supo ver su talento. Y vio que estaba verde. Muy verde. Todo lo tenía de artista y de cantante… En eso nadie podría igualarle. Pero no tenía ni idea del mundo real y mucho menos de los aspectos legales y financieros del mundo discográfico, publicitario y de la televisión.

Supo ver todos esos aspectos. Supo conjugarlos y jugarlos a su favor. Vio la presa y la mordió para no soltarla jamás, en toda su vida. Hasta que llevó a la muerte a su representado. Pero no nos adelantemos a los acontecimientos porque todavía no hemos visto nacer a la estrella, no matemos a Elvis todavía.

Elvis Presley

Parker no fue el primer listo que se cruzó en su camino. Lamentablemente Elvis tuvo un padre que pasó unos meses en la cárcel por falsificar un documento. No sé si del alquiler, o de la hipoteca, porque el pobre hombre no tuvo nunca un puesto de trabajo fijo. Yba saltando de mata en mata, más tapando agujeros que construyendo un futuro para su familia.

En España habría sido Autónomo y falsificara o no documentos Hacienda le habría sacado hasta los entresijos.

Sobrevivían como podían, con el sueldo de su madre y ayudas, tanto familiares ocmo estatales.

Cuando metieron al padre en la cárcel su madre y él se mudaron con unos familiares. Cambió de escuela y allí se fue aficionando a la música. Tanto que ocurrieron dos cosas: una maestra le apuntó en un concurso de canto y le regalaron su primera guitarra a los once años. No es que fuera ya una promesa, pero el muchacho se defendía aunque en algunos sectores del colegio no terminaban de entender la música que tocaba y cantaba…

Por entonces la familia Elvis vivía en un barrio de negros

Recibía sus primeras clases de música, o de guitarra, en la parroquia local. Y cuando no había clases, se deleitaba escuchando a los músicos y cantantes negros. Tanto que fue asimilando su manera de concebir la música y la fue mezclando con lo que tenía de música blanca en sus venas.

De este modo, cruzando la música blanca (hillbilly, country y hasta religiosa) con la música negra (soul y jazz, y también religiosa, como el góspel) forjó su propia identidad musical. Lo que es lo mismo, y resumiendo, Elvis dio con la fórmula del Rock and Rol…

Rock & Roll…

Conuntry + Rhythm & Blues = Rock & Roll

Hoy no podemos concebir la vida, nuestra exixstencia, sin el Rock & Rol. No es que todos seamos rockeros, o mods, (menuda mezcla acabo de hacer… acabo de dar un salto a Quadropehenia. Me refiero a que algo tan disruptivo y revolucionario hace tres cuartos de siglo, ahora está impregnado en todo cuanto hacemos. De un modo inconsciente. Está en la Sociedad. Por así decirlo.

En la moda, pues muchos de los tópicos rockeros se reafirmaron un par de décadas después de nacer el R&R. Ya he mencionado la peli mod por excelencia, pero no nos olvidemos de Grease. Está en la Publicidad, en la manera de hacer cine, pues muchos de los grandes cineastas de hoy, y de los últimos treinata años, llegaron al cine pasando por el videoclip. Ya lo anunciaban, o denunciaban The Buggles en 1979, con The video killed the Radio Star.

De ahí dieron el salto, los cineastas que os decía, y terminaron haciendo cine. Tanto desde la publi como desde los videoclips de los grupos musicales.

Era pues un concepto transgresor de la vida. El hecho de mezclar acordes balncos y negros ya tenía su propio riesgo. Recordad la peli que precede a esta en el fancine: Los Fabelman. Es contemporánea a ésta. Y en ambas, en la otra el protagonista judío y en esta la música de los negros supone, a priori, un handicap para el éxito. ¡Qué digo el éxito! Para la propia existencia y la convivencia. Pues recordad que eran tiempos de segregación racial en los Estados Unidos.

Mississippi

De hecho Elvis se mudó de jovencito a Memphis, dejando atrás Tupelo. Pero sin salir del estado de Mississippi. Sí…

Mississipi.

Vuelvo a recomendaros la misma peli que os recomendé ver en Los Fabelman: Arde Mississippi. Porque ilustra, como ninguna otra peli, el problema de esa segregación racial. Y cómo el FBI de Edgard Hoover la combatió y la persiguió. Redondearé mis sugerencias para ampliar el horizonte cinematográfico y del conocimiento y del reconocimiento del racismo, y volveré, también, a recomendaros Matar a un ruiseñor.

Con esta trilogía de películas acabamos de darnos un paseo fugaz pero profundo, por la Historia reciente de los Estados Unidos.

Hechas las presentaciones creo que ya tenemos los ingredientes necesarios para meternos en la peli. Elvis y su familia, su representante y su música, el Rock.

Elvis. La película

Grosso modo la película se ajusta como un guante a la vida de Elvis.

Siempre que vemos un biopic, como me pasó con Bohemian Rhapsody, cuando os hablé del otro grande del rock: Freddie Mercury, los cineastas tienden a incluir en los biopic realidad y ficción.

Una cosa es lo que os expliqué que había hecho Steven Spielberg en Los Fabelman. Nos cuenta su propia biografía, pero desde el instante en el que le cambia el nombre al protagonista, que es él mismo, ya nos deja bien claro que se trata de una ficción. Sigue siendo biopic, pero desde lo lírico.

Luego hay biopics que no sabes si cambian datos y fechas por conveniencia del guion, o para reducir metraje, como la de Freddie… Y biopics que no merecen tal calificativo, como el de Tolkien. No porque no termine de acertar con el reflejo del personaje, sino porque es un biopic concebido para desinformar e inocular un Tolkien falso, por lo menos falseado, para cambiar la identidad y la ideología de J. R. R. Tolkien.

¿Un biopic mediocre?

Probablemente sí.

Pero no me lo toméis como una descalificación. Es simplemente un retrato de la realidad. Mediocre, pero puede verse. Es más, está a la altura de lo que hoy en día entendemos por biopic. Que, y muy en contra de lo que inspira el término, es decir: Una biografía llevada al cine, de cine tiene mucho pero de biografía ya no tanto.

El único biopic que merece tal etiqueta, en lo que llevamos de década, perdón, en lo que llevamos de siglo XXI sería Vencer o morir. El biopic Athanase Charette de la Contrie con el que me sorprendió Puy du Fou el pasado mes de septiembre.

El resto no termino de comprenderlo, someten a una degeneración tal, a sus «biografiados» que a veces no hay quien los reconozca viendo el resultado. Eso es lo que os decía que me pasó con Tolkien. Para que todos me entendáis, usaré las palabras del ilustre Austin Powers para explicarlo: Personaje del que sacan un biopic, personaje que pierde el Mojo. Es decir, que pierde su esencia. Y sin esencia, estas grandes estrellas, dejan de ser diferentes al resto del común de los mortales.

Como biopic sí creo que podríamos decir que es mediocre. Pero profundicemos un poco en el tópico para comprender por qué lo digo…

Biopic

Estamos ante un personaje tan archiconocido que todos, quien más y quien menos, tenemos ciertas nociones de su biografía. No todos las tenemos, ni todas las nociones. Pero sí conocemos aspectos de ella, anécdotas… Es decir, todos, de un modo inconsciente, nos sentimos relativamente capaces de rellenar las lagunas de información que nos produzca el director para terminar de comprender la película.

Todos hemos escuchado la música de Elvis. Los que nos precedieron en nuestras vidas. Nuestra generación… Y ya tenemos constancia de que alguna generación venidera también escuchará a Elvis: Blade Runner 2049.

Este biopic parece hecho tras encuestar a la audiencia a la que se le va a proyectar. Creo que no me he explicado bien. Es más, con esa explicación ni yo mismo, si fuera el lector, entendería lo que quiero comunicaros.

Es como si se hubiera hecho un estudio previo. Una encuesta preguntando a un millón de potenciales espectadores por cinco tópicos sobre la vida de Elvis. Después sumaron los cinco millones de respuestas: las organizaron por repeticiones y seleccionaron los cien primeros tópicos, los más votados. Los organizaron cronológicamente y escribieron el guion.

¿Para qué?

Para que todos los espectadores nos sintiéramos cómodos viendo un biopic en el que poco o nada de nuevo nos tienen que explicar. En el que poco o nada nos sorprenderá. Conocemos todos los tópicos, solo esperamos verlos. Hasta el orden nos da igual (como en Bohemian Rhapsody).

Por lo menos no es una versión Woke de Elvis

El género del biopic se ha depreciado hasta tal punto que ya nos conformamos con que no nos den el cambiazo al personaje. Mientras respeten su raza original, su credo original, su ideología original, su sexo original y su tendencia sexual original nos damos con un canto en los dientes.

Esto que os digo parece una exageración, pero estamos padeciendo tal manipulación y tergiversación de los personajes, para cambiárnoslos a conciencia que, lo dicho, no nos importa que no pongan nada nuevo que desconocíamos, nos importa que no nos roben lo antiguo que sí conocíamos. A este punto hemos llegado.

Incluso pasa de puntillas por el episodio más turbio, feo y sucio del cantante: su noviazgo y posterior matrimonio con su prima Priscilla. No porque se casara con una niña de 17 años (entonces él 27), sino porque iniciaron el noviazgo cuando ella tenía 14 (él 24). Y Jerry Lee Lewis hizo lo propio con su prima de 13. Esto da mucho que pensar.

El Rockabilly nació con Elvis

Lo que sí vemos es el nacimiento del Rock.

Y vemos, de aquella manera, cómo la música negra fluye por las venas de un chaval blanco. Y cómo sabe conjugar ambas y jugar con las dos para crear, por su talento, el Rock & Roll.

Y vemos que Elvis era un torbellino que trituraba las conciencias de las adolescentes. Desde antes incluso de ser él consciente. O mejor dicho, desde que se subió por primera vez a un escenario.

Porque él era natural. Si por natural comprendemos que no hacía más que dejar aflorar el ritmo que llevaba dentro. Lo antinatural es que nada parecido se estilase en la época. Ojo, y lo digo yo que no bailo nada de nada y quien más me gusta en un escenario es Loquillo. Otro que ni siente ni padece.

Elvis la pelvis

Cómo sería la cosa que se le conoció como «la pelvis«. Y hasta los amigos de los Yacimientos arqueologicos de la Sierra de Atapuerca se acordaron del Rey del Rock cuando se toparon con una pelvis milenaria y la llamaron: Elvis.

LAs muchachas perdían el aliento. Se retorcían de placer. Perdían el norte, el sentido, el gusto, la vergüenza y hasta la compostura. Ese era el resultado del hechizo de Elvis. Se subía al escenario. Luces apagadas. Él en medio del escenario. Empieza la música, le ilumina un foco de luz blanca sobre el fondo negro. Se agita, vibra su tupé, desliza los dedos por su guitarra, y descoynta sus rodillas, sus tobillos, su cadera y su pelvis a un ritmo pecaminoso que a las niñas que venían de misa se les caía el virgo a los tobillos.

Y Tom Parker supo detectarlo. Supo comprender el potencial de ventas de este muchacho. Y supo anteiciparse a la irrupción definitiva de la televisión en los hogares de los Estados Unidos. Fue el único que lo vio cual radiografía y que actuó con los reflejos de un felino. Aunque prefiero catalogarle de hiena. Le puso el cepo, le prometió una Gloria que le dio, pero a cambio le arrebató su libertad y su felicidad. Y si me apuráis, hasta las ganas de vivir y la misma vida.

Elvis y Tom Parker

Sellaron un contrato que los vinculó de por vida. Sanguijuela y flujo sanguíneo se pusieron de acuerdo. La una para chupar y el otro para ser chupado.

Elvis tenía el sueño de ser una estrella de la música, y se convirtió en el Rey del Rock. Pero también qusio hacer cine y ser una estrella, cosa que Parker frustró con películas mediocres y sin permitirle afianzarse en una Industria para la que también había nacido este adonis. Esto le dejó tocado. Como el hecho de, sin comprender por qué, que su representante no le permitiera dar conciertos en el extranjero. Elvis no hizo giras por Europa, ni por Oceanía, ni en Sudamérica. Sólo tocó, toda su vida, en los Estados Unidos.

Al final se supo que Tom Parker no tenía los papeles que legalizaran su situación. No era ciudadano de los Estados Unidos y seguía siendo tanto un inmigrante ilegal como un desertor del ejército. Por eso no podía concertar giras internacionales, porque no tenia pasaporte y porque si le echaban el guante en la frontera o le echaban del país o lo metían en la cárcel.

Hollywood y el cine

Me estoy saltando muchos episodios de su biografía. Lo sé. No es mi intención contaros su vida, y sí ver en qué medida podemos rescatar este biopic que, a pesar de todo, os sigo recomendando.

Entre medias Elvis se va a Europa, para hacer el servicio militar en Alemania. Y se desmarca de la música en una etapa peliaguda. Parece que, de regresar al espectáculo, lo haría como actor. Parker plagó su breve carrera de pelis mediocres. Nunca tuvo una verdadera oportunidad para protagonizar una peli de las buenas.

La intención del representante, como de costumbre, fue volverle a exprimir. En vez de firmar una peli buena, o dos, le hizo filmar películas como churros, para acompañar a cada peli con una canción y vender discos como castañas en cucuruchos.

Esto de muestra el afán de Parker por sacarle los entresijos, el dinero, la sangre y la vida a Elvis.

Pero por medio su vida sentimental tendría altibajos, se divorciaría y se arrejuntaría con otra mujer. Daría conciertos por la costa Este de los Estados Unidos. Se reunió con Nixon, despotricó sobre las drogas de los Beatles y cargó contra el movimiento hippy (como en Érase una vez en… Hollywood).

Nada hacía predecir que terminara enganchado a los medicamentos. Aunque todavía falta un trecho para eso. Por el momento tendrá suficiente con que el FBI cuide de él en los conciertos y en los hoteles. Esto sucedió tras varias amenazas de muerte. Llegó a portar dos revólveres durante los conciertos: uno escondido en una bota y el otro en el cinturón. Ese cinturón grueso que realmente se llama «pretina«.

Actor frustrado… por culpa de Parker

Tuvo grandes ofertas. Para películas mucho más interesantes que las que sí hizo.

Robert Mitchum, Barbra Streisand… Ambos le ofrecieron papeles importantes en películas suyas como Camino de odio y Ha nacido una estrella, respectivamente. Es posible que tuviera ofertas para aparecer en West Side Story y en Cowboy de medianoche. Pero cada vez que el cine llamaba a su puerta, Parker lo rechazaba.

Aloha from Hawaii

Primer concierto emitido a nivel mundial por satélite

La primera vez que un concierto tenía una audiencia de mil millones y medio de espectadores.

En uno de estos conciertos echó, él mismo, a cuatro espectadores poniendo en práctica el buen karate que había aprendido. No usó ninguno de los revólveres y se adelantó incluso a los miembros de seguridad. Los asaltantes nunca dejaron claro si eran seguidores o si se disponían a atentar contra el cantante. Elvis hizo lo mejor, ante la duda, los despachó.

La ansiedad, y tenía mil motivos para tenerla, hizo que su médico le recetara tranquilizantes. Su vida entraba en una fase de altibajos increíbles. Volvería a vender como antes, rompería todas las previsiones. Se agotó en los escenarios acumulando hasta 168 conciertos sólo en 1973. Su ex mujer se lió con el profesor de karate; Amenazas de muerte, y el representante chupándole la sangre sin cesar. Pasó de cobrar el 10% de todo lo facturado a cobrar el 50%. Su capacidad para sacarle el dinero al cantante no tenía límites.

Por eso lo enjauló en…

Las Vegas

Por eso y porque la sanguijuela era un adicto al juego. Un ludópata de manual. Y pese a sacarle ríos de oro a Elvis, estaba arruinado. Se lo jugaba todo en los casinos. Y uno de esos casinos estuvo avispado.

Hablaron con Tom Parker para ofrecer sendos contratos millonarios, para Elvis y para él. De hecho a él le ofrecieron un crédito inagotable y la condonación de sus deudas. Es decir: Parker vendió el mono al circo a cambio de quedarse él con los plátanos.

No lo dudó.

Elvis quedó vinculado, por contrato, con el casino.

Mejor dicho…

Elvis quedó enjaulado en el casino

Creo que fueron siete años atrapado en una jaula de oro.

Apostaba en peleas de karate (una de sus pasiones) y su cuerpo evolucionó hasta el Elvis de fin de etapa que conocemos con su traje blanco, las alas del águila, las gafas de sol y un peso desorbitado. Empezó a abusar de los medicamentos que sus médicos le recetabn, llegando a consumir hasta 10.000 dosis de medicinas en un solo año. Entre ellas Codeina, de la que terminó abusando y, al parecer, era alérgico.

Problemas sentimentales, ya mencionados. La recuperación de su padre, a quien puso al frente de sus cuentas, cosa que terminó entrampándole y dejándole todavía más a merced de Parker. El cambio de gusrdaespaldas, que fueron sus amigos desde los 50’s, como consecuencia de ese concierto en el que le asaltaron en el escenario. Un sinfín de calamidades que sumadas unas a otras hicieron que perdiera el control sobre su persona y sobre sus emociones.

Todo esto sumado a un cuadro médico que detalla que se consumía por dentro, por el abuso de los medicamentos… Dio con sus huesos en el suelo y terminó falleciendo para dejar de ser un ídolo y convertirse en el mito que es en nuestros días. Uno de los cantantes que cambió la cultura popular, que más hizo por la integración racial, con su música y que enamoró a las mujeres de todas las edades a un lado y al otro del Atlántico… y del Pacífico.

Tom Hanks y Austin Butler

Tom Hanks es una apuesta ganadora

Siempre. Un valor seguro. Y su Tom Parker es la prueba. Desde mi punto de vista se come la película y desplaza a Elvis convirtiéndose, por lo menos para mi gusto, en el verdadero foco de atención.

Un narrador que nos cuenta todo a toro pasado y que contrapone la realidad con su falsa realidad. Pone paños calientes en todas las decisiones que tomó en contra de los intereses de su cliente. Es un egoísta recalcitrante capaz de tergiversar, manipular y maquillar la realidad. Es capaz de ser verdugo y venderse como víctima.

Timador, estafador… Tom Hanks se mete en el pellejo, y en las carnes de este tipo miserable y no lo humaniza, porque eso sería blanquear al tipejo, pero sí se come la cámara y se mete a la audiencia en el bolsillo sin despeinarse.

Austin Butler rompe el molde y calca a Elvis

No tenía ubicado a Austin Butler, la verdad.

De hecho sólo lo había visto antes en una peli, pero confieso que no lo sabía hasta ponerme a preparar este comentario. Es Texas en Érase una vez en… Hollywood. Lo dicho, me he enterado al visitar su filmografía. Escasa, corta todavía y poco relevante. Este es su primer papel bueno, y sino bueno, protagonista y encarnando a un gran personaje. Y sí, me parece que lo borda y se aproxima mucho al Rey del Rock.

Baz Luhrmann

Aunque para filmografía corta, la del director.. Baz Luhrmann. Básicamente tiene seis películas aunque algunas de ellas con cierto renombre.

Ya lo he dicho antes. Creo que se ha limitado a flotar y a mover los pies y las manos para no hundirse y ahogarse. No se atrevió a sumergirse en el personaje para bucear. Ni ha nadado en uno u otro sentido. Pero aún así y con todo, la película resulta impactante y atractiva. De mal gusto (kitsch) pero, de algún modo hipnótica.

Musicales en el fancine

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