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Bohemian Rhapsody

Tabla de contenidos

Ficha técnica de Bohemian Rhapsody

Título: Bohemian Rhapsody
Título original: Bohemian Rhapsody
Director: Bryan Singer
Guión: Anthony McCarten
Nacionalidad: Reino Unido, U.S.A.
Año: 2018
Duración: 134′
Productor: Graham King, Jim Beach
Productora: GK Films, TriBeCa Productions, New Regency, Queen Films Ltd.
Distribuidora: 20th Century Fox
Fotografía: Newton Thomas Sigel
Música: John Ottman
 

Ficha artística

Rami Malek – Freddie Mercury
Gwilym Lee – Brian May
Ben Hardy – Roger Taylor
Joseph Mazzello – John Deacon
Lucy Boynton – Mary Austin
Aidan Gillen – 2º manager de Queen
Tom Hollander – 3er manager de Queen
Allen Leech – Paul Prenter, manager de Freddie Mercury
Mike Myers – Ray Foster de EMI
Aaron McCusker – Jim Hutton
Tim Plester – Roy Thomas, productor de Queen
Hilip Andrew – Reinhold Mack, productor de Queen
 
 
Me he tomado unos cuantos días para publicar mi comentario sobre Bohemian Rhapsody.
 
Entre medias se ha colado El primer hombre, pero ha merecido la pena. En realidad espero hasta hoy 14 de noviembre. Para regalarme este comentario de película en mi propio cumpleaños. Regalármelo a mi… y regalároslo a todos vosotros.

Políticamente incorrecto

Amén de spoilers, que entiendo que no fastidiaré nada a nadie a estas alturas… Porque todos conocemos su vida. De sobra, este comentario de la película me ha salido especialmente fuerte.
 
Fuerte porque usaré un vocabulario comprometido que si alguno quiere podrá tachar de irrespetuoso. Os lo advierto porque voy a abrir en canal a Queen. A la sociedad de su época y a sus modos y costumbres. Entre todos hemos edulcorado los buenos recuerdos de los 80’s pero tenían, y luego lo explicaré, su lado oscuro a modo de sociedad desgarradora en múltiples aspectos.
 
La película me ha fascinado pero sin las claves de interpretación que pienso esgrimir en este comentario volveríamos a enfrentarnos a una visión idealista de la realidad. Voy a cargarme de hiperrealismo y espero no ofender a nadie con lo que váis a leer. Ya anticipo que no seré nada «políticamente correcto» porque es el mejor modo de hacer un homenaje a Freddie Mercury: huyendo de los convencionalismos.

Queen pone banda sonora a mi vida

Podría recordar una canción suya en cada uno de los momentos vitales de mi existencia. En Inglaterra, en los Estados Unidos, en Alemania, España… Cuando me tocaba poner música, yo era «el pesado de Queen«. Siempre intentaba poner Bohemian Rhapsody o alguna canción de Sheer Heart Attack. Preferiblemente In the lap of the gods o She makes me. Incluso Innuendo. Canciones que me vuelven loco desde siempre.
 
Luego os aburriré un poco más con mi vida y mi pasión por Queen, ahora dejadme que entre en materia.
 
Ya lo tuiteé al salir del cine. Tras los títulos de crédito. Hundido en mi butaca del CINESA de La Moraleja. A oscuras, viendo imágenes reales de Queen, con su música de fondo. Conmovido. Porque me emocioné como no me emocionaba en el cine desde que ví Cinema Paradiso por primera vez. Primera, segunda… Sí. Me emocioné.

Me gusta hasta con trampas

Con todas las trampas que han hecho al preparar el guión de este biopic musical. Porque han hecho trampas, y bastantes. Sobre todo alterando la cronología de los hechos y muchos de los gestos entre los miembros de Queen. Pero lo compro. Compro todo de principio a fin porque la factura bien lo merece y la suma de todo lo visto hace que haya terminado enamorado de la película.
 
Cambia el modo en que se conocieron, aunque refleja la esencia. Freddie no formaba parte de la banda y entró a relevar al cantante de SMILE cambiando la personalidad de todo el grupo.
 
Sin embargo sí refleja otros aspectos colaterales de la historia de Queen. De la música contemporánea, de Inglaterra y de la sociedad de aquellos días. De hecho me encanta evocar el Londres y la Inglaterra de aquellos días. Si bien yo conocí a Queen a mediados de los 80’s, mi paseos por la isla se remontan a mi niñez. Otro de mis recuerdos ingleses serán siempre los 101 dálmatas. Años más tarde llegó Queen, después Tolkien y hasta la fecha.
 
Vuelvo a rescatar a mi amigo Robert Weightman en las navidades del 91-92 en Bridlington. Queen y Terminator 2, Terminator 2 y Queen: denominadores común de unas vacaciones que recordaré siempre.

De Smile a QUEEN

Freddie entra en SMILE y refunda la banda bajo el nombre de Queen. Imprime su carácter y pierde la vergüenza cada vez que se sube al escenario.
 
Mentiría si dijera que la película se recrea demasiado en su homosexualidad. Pero es tal cual. Freddie recelaba de hablar de su vida sexual, pero el escándalo le precedía allá por donde fuera.
 
Era como los futbolistas de hoy en día. Un muchacho de familia humilde, de origen parsi en Inglaterra, que de golpe se ve podrido de dinero con una legión de seguidores. Y muchos de ellos malas, pésimas compañías. Gente que se aprovecha de la ingenuidad y la generosidad de la estrella que vive aislada del resto de la sociedad.

Homenaje a Freddie Mercury

Me vais a permitir, os lo pido, que no sea nada «políticamente correcto» porque es el mejor modo de hacer un homenaje a Freddie Mercury. Huiré de los convencionalismos y de la autocensura.
 
No obstante os advierto que este comentario me ha salido especialmente fuerte en algunos pasajes, pues he usado un vocabulario comprometido que si alguno quisiera podría tachar de irrespetuoso.
 
Lo advierto en mi descargo. Porque voy a cargarme de hiperrealismo semántico para ambientar las décadas de los 70s y los 80s. Espero no ofender a nadie. Si eres hipersensible y te ofendes con facilidad mejor que deja de lleerme y ponte un disco de Queen.
 
Los demás acompañadme hasta el final. Porque sólo a través de la semántica y mediante el reflejo de la rudeza y de la crudeza verbal de esos tiempos comprenderéis qué voy a decir y cómo lo voy a decir. Y por qué, pero sobre todo para qué y en homenaje a quién lo diré.
 
Freddie es mi ídolo musical. La mejor voz de todos los tiempos enmarcada en la mejor banda que ha existido y existirá.

Vivimos inmersos en una moda ochentera…

Moda que dista mucho de mostrarnos la sociedad tal y como era de verdad. La hemos edulcorado entre falsos recuerdos frikis hasta el punto de no ver de aquellos días más que lo que queremos ver. Las cosas buenas y divertidas, que las hubo, desde luego, pero obviamos que los 80 tenían, y luego lo explicaré, un lado oscuro a modo de sociedad desgarradora.
 
De esa década me quedo con cómo se sentían y cómo se hacían el cine, la música y los deportes.
 
El biopic me gustó, a pesar de las trampas que hace, que son muchas.
 
Han alterado la cronología de los hechos. Y muchos de los gestos y relaciones entre los miembros de Queen. Pero lo compro a pesar de no ser partidario de alterar la realidad en las pelis biográficas. Lo dije con Tolkien y lo repito ahora. Aunque la diferencia es que mientras en éste biopic se hacen cambios para aligerar y emocionar al espectador, en el otro los cambios se hacen para reinventar al escritor y vendernos un falso Tolkien.

Cómo nace QUEEN

La peli cambia el modo en que se conocieron, o mejor dicho, el momento en el que Farrokh Bulsara, recién cambiado a Freddie Mercury se unió a una banda que acababa de extinguirse porque su vocalista se fue a otra llamada Humpy Bon. Aunque sí mantiene la esencia del inicio de su relación.
 
Freddie no formó parte de SMILE cuando se unió a Brian May y a Roger Tailor, su entrada fue directamente para crear Queen.
 
Demos un saltito atrás…
 
El embrión de todo fue Brian May. En 1963 fundó la banda 1984 en honor a la novela distópica de Orwell en la que el autor refleja su miedo a un futuro en el que el socialismo es obligatorio. Tenéis la peli comentada en mi blog el fancine por si quisierais saber más sobre ella. 5 años después, en 1968 Brian disolvió esta banda para centrarse en sus estudios de Física y Astronomía Infrarroja en el Imperial College.
 
Pero su pasión por la música no se esfumó y un año después empezaría a compaginar sus estudios con su nueva banda: ahora sí SMILE. Él tocaba una guitarra que le había ayudado a fabricar su padre.
 
Staffell será el vocalista y bajista. Y Chris Smith al teclado, aunque se largó ese mismo año. Les faltaba un batería y pusieron un anuncio mediante el cual conocieron a Roger Taylor, un estudiante para dentista.
 
Fue Staffell quien conoció a Freddie Bulsara, Un muchacho de Zanzíbar de origen parsi. Estudiante de moda que se pasó al diseño artístico y gráfico. Le gustaba SMILE y quería ser su cantante, cosa que May desestimó porque comprendía que Staffell no estaría por la labor. Para suerte suya Staffell dejó SMILE.
 
Entonces pasaron 3 cosas casi al mismo tiempo:
 
  • Ficharon a Farrock como cantante y refundaron la banda ya como QUEEN
  • Roger Taylor fichó a Mike Grose como bajista
  • Y casi en paralelo, tras publicar el primer álbum llamado QUEEN, Freddie abandonaría el apellido Bulsara por Mercury
 
Inspirado en la letra de la cuarta canción de la Cara A llamada My fairy King cuya letra decía «Mother Mercury, look what they’ve done to me»
 
Para entonces el productor musical John Anthony estaba pendiente de QUEEN, y sólo ponía un pero a la banda: le sobraba el bajista Grose. Éste se marchó y ficharon a Doug Bogie, quien duró solo dos conciertos. En 197  1 ficharon a John Deacon.
 
Empezaron de un modo humilde tocando donde podían, y prestándose para servir de conejillos de indias para los nuevos estudios de grabación de De Lane Lea Studios en Wembley. Ellos hacían las pruebas técnicas y acústicas y, a cambio les dejaban grabar. Un trabajo rechazado por The Kinks, y grabaron varias canciones y entre ellas Keep yourself alive que despertó el interés de las primeras discográficas.
 
Sólo acudieron sólo 6 personas a su primer concierto serio con discográfica. LoS importante es que ya estaba formada la banda.
 
¿QUIÉN ES FREDDY MERCURY?
 
El Freddie del tramo final de su vida era como el Dr. Jeckyll y Mr Hyde.
 
Como Jekyll era un tipo que se comía al público al encenderse los focos del escenario. El Hyde aparecería con los años y se manifestaría al apagarse las luces de los antros nocturnos de mala muerte que visitaba.
 
Podríamos decir que tenía dos vidas:
 
  • Una pública, de artista sin límites para su creatividad ni para su libertad de expresión. Lo vemos en sus letras, sus conciertos y en las entrevistas
  • Y su vida privada con dos patrones de conducta
    • El Freddie solitario que vivía rodeado de gatos y mantenía cerca al verdadero amor de su vida, su ex, refugio emocional Mary Austin
    • Un Freddie depravado, como él mismo reconocería. El que vivía el sexo con desenfreno, despreocupación e irresponsabilidad. El Freddie de las bacanales y las orgías con decenas de desconocidos
 
Su sexualidad desbocada, será la que termine con él en sentido figurado y literal. No podía controlar su impulso depravado. Su promiscuidad arruinó el amor de su vida y también le alejó de sus dos familias, la biológica y Queen.
 
Se sometió a la perversa y mezquina voluntad de su manager personal Paul Prenter, un parásito que quería a la gallina de los huevos de oro para si solo que se ganó a Freddy agasajándolo con hombres y drogas.
 
Sería el mal personificado que terminaría vendiendo la intimidad de Freddie a la prensa amarilla británica solo por despecho.
 
Pero hubo otro Freddy, antes de ser famoso. Un muchacho de familia humilde, de origen parsi.
 
La película arranca con Farrock Bulsara descargando maletas en un aeropuerto londinense y vemos cómo le insultan llamándole “paki”. Insulto que se repetirá una vez más en la peli, cuando se suba a un escenario por primera vez y sorprenda al público por sus rasgos.
 
Un insulto de importancia capital que no se explica bien en la peli.
 
Paki (es el diminutivo de “pakistaní”). Insulto usado por los ingleses) para menospreciar a los inmigrantes de procedencia pakistaníy a veces también de procedencia india aunque para estos últimos el  insulto era doble como explicaré en breve.
 
Pongámonos culturetas por un momento: tras la emancipación de la India del Reino Unido en 1948, y tras el Plan Mounbatten, los ingleses se fueron dejando un legado complicado: Dividieron la joya de la Corona del imperio en dos países separados por criterios religiosos: la India hindú y Pakistán musulmán. Esta división política, étnica y religiosa se convirtió en un avispero con odios mutuos dando lugar a una de las fronteras más tensas en la geopolítica mundial.
 
Paki era pues un insulto que dañaba al pakistaní por desprecio a su origen, pero dañaba el doble al indio e hindú pues le identificaban con su enemigo, el pakistaní y musulmán.
 
Y todavía se puede rizar más el rizo si el que recibe el insulto de “paki” es, además, de origen parsi, como ocurría con la familia Farrock pues no eran ni musulmanes ni hindúes sino zoroastras.
 
En la escena del cumpleaños de Freddie el padre explica el origen de los parsis pasando muy de puntillas, y sin terminar de explicar el de su familia.
 
Los parsis son los herederos de la antigua y todopoderosa Persia de la que huyeron cuando fueron invadidos por el islam. Los que no murieron y no accedieron a convertirse emigraron y muchos de ellos terminaran en la India, en la parte que después se refundaría como  Pakistán, como os decía, de mayoría musulmana, por lo que esos parsis tendrían que huir del islam por segunda vez. Muchos rumbo a la India, pero muchos otros huyeron a algunas repúblicas africanas y otros, vía Commonwealth, terminaron en Inglaterra.
 
Ahora podréis entender cómo se sentía el parsi que, una vez en Inglaterra, huido dos veces de la persecución religiosa: primero en Persia y después en Pakistán, llega a Inglaterra y un xenófobo inglés le llama Paki. Es decir, identificándolos con quienes los habían expulsado de su segunda tierra.
 
El director de la peli se escuda en los amigos de Freddie, y en esa fiesta de cumpleaños, para contándosela a ellos, contárnosla a nosotros, los espectadores, pero omitiendo un detalle crucial que hace, si cabe, que sea todo todavía más rocambolesco…
 
La familia Bulsara no proviene ni de la India ni del Pakistán: vivían en Zanzíbar bajo un sultanato árabe en relativa armonía hasta que hubo un golpe de estado en 1964.
 
Este golpe de estado lo dio una coalición comunista (y por lo tanto atea y antirreligiosa) formada por el partido Afro-Shirazi de orientación marxista leninista y el Umma de orientación marxista. La familia Farrok hizo las maletas y huyó a la metrópoli huyendo del comunismo y en busca de libertad religiosa. Por lo que vemos una nueva inexactitud en la peli: si bien es cierto que la inmensa mayoría de los parsis que llegaron al Reino Unido huyendo del islam, la familia Bulsara lo hizo huyendo del comunismo.
 
Por todo esto “parsi” era peor insulto para un zoroastra como Fredy.
 
Aquí empieza la parte fuerte de éste comentario.
 
Así que recomiendo a los más sensibles que dejen de escucharlo antes de s entirse ofendidos, cosa que no pretendo.
 
Es el lenguaje que voy a utilizar lo que podría chirriar en los oídos de hoy en día porque los tenemos anestesiados por lo políticamente correcto.
 
Pero hablaros de Queen, y de Freddy Mercury, y de los 70s y de los 80s con el lenguaje de nuestros días haría que no se entendieran los aspectos que os quiero explicar ahora. Sería negar el poder de la semántica poniendo puertas al campo y perdiendo buena parte del sentido real de lo que os voy a comentar.
 
Fue un período de excesos en todos los sentidos de la vida que estén relacionados con la juventud y con una sociedad que alcanzaba cotas de libertad impensables con anterioridad. El estado del bienestar y la economía liberal concedió tiempo libre y dinero a los jóvenes, y así irrumpió la música pop y rock, punki, mod y heavy revolucionando el panorama musical y cultural. Si esto nos lo llevamos a España que estrenaba democracia os podréis imaginar el bomb azo cultural que supuso y de ahí la Movida madrileña.
 
Había múltiples factores que los más jóvenes de hoy en día no pueden concebir ni entender. Entre ellos: la violencia, que lo salpicaba todo. En el deporte, la música… hasta en el lenguaje cotidiano.
 
En los campos de fútbol podías ver banderas comunistas y nazis y pancartas del Che o simbología de grupos terroristas marxistas cuyas bombas sacudían las noticias cuando ponías la radio o la tele.
 
En el podcast de Alatriste en Antena Historia comparamos la violencia del Madrid de los Austrias con la de los 80s. Política, música, fútbol…
 
Las tribus urbanas camparon a sus anchas por Inglaterra de los 60s a los 90s.
 
Las dos mejores pelis para entender esta violencia urbana serían Quadrophenia y Green Street Hooligans. No incluyo La naranja mecánica porque es una ficción distópica, pero las otras dos sí reflejan los ambientes marginales de la música y del fútbol de aquellos días. Y aun siendo distópica, La naranja mecánica se convirtió en un referente cultural también visible en los campos de fútbol y entre los Skinheads, cosa rara pues Alex y los suyos se pegaban con neonazis, pero en fin…
 
Y en el colegio no te librabas. Como os decía al principio de este bloque en aquellos días la violencia verbal no estaba mal vista y las cosas, entre comillas, se llamaban por su nombre, o por lo menos no se andaba la gente con remilgos: al gordo le llamaban gordo; al torpe, torpe y sí, aquí quería llegar por la orientación sexual de Freddie Mercury: al buisexual o al gay los llamaban maricones.
 
Las veces que me enfrenté a los matones del cole para proteger al tartaja, al gordo o a algún marica.
 
Duro, ¿verdad?
 
Los 80s aglutinan lo mejor del cine y de la música. Pero parad de contar. Como dije antes fueron décadas no aptas para sensibles. Eran tiempos duros para tipos duros.
 
Los amantes de los 80’s lo son por moda. Por frikismo, como os decía antes. Pero incluso aquí hay un error de base. He escuchado, en no pocos comentarios de películas o de temática “friki ochentera” críticas feroces al capitalismo salvaje. Pero todo el que hace una crítica así debería ser consciente de que el frikismo es sinónimo de capitalismo. Lo que hoy se conoce por friki era el gusto superlativo e incluso marginal que algunos tenían en aquellos tiempos por temáticas particulares: Tolkien, Star Wars, grupos de música, juegos de rol… pero esto sólo pasaba en la parte capitalista de Europa, al otro lado del muro de Berlín no cabía el frikismo porque la cultura popular occidental se consideraba propaganda capitalista y estaba prohibida.
 
No sólo prohibida, la Europa del Este bastante tenía con sobrevivir sin que te llevaran a la cárcel y te torturaran por consumir cualquier tipo de cultura POP occidental. Te decían qué películas tenías que ver, qué música escuchar, qué libros leer… Por lo que entenderéis que esas críticas hacia el capitalismo deberían convertirse en aplausos porque sin capitalismo no hay Democracia y sin Democracia no hay libertad. Y sin libertad nohabira libre mercado y no podrias ser friki de nada porque no tendrías dinero para consumir, y el consumo es la base del frikismo. El consumo y la libertad para ser uno mismo.
 
Para entender esto os recomiendo leer El telón de acero: La destrucción de Europa del Este 1944-1956 de Anne Applebaum y Tierras de sangre: Europa entre Hitler y Stalin de Timothy Snyder
 
Volviendo a la violencia verbal os pondré algunos ejemplos:
 
si en tu colegio había un negro se le conocía como “negro”. Porque seguramente no habría otro. No era un insulto, sino porque todos tenían un mote. En mi cole no había ningún negro pero si había uno muy morenito, así que él era “el negro” y al que tenía los ojos achinados se le llamaba el chino. En todas las pandillas había un negro o un chino, pero no era nin negro ni chino
Teníamos un culopollo que daba saltos que él llamaba Karate
Había un caco porque si te faltaba algo lo encontrabas en su mochila
un gordo que caía bien a todo y le llamaban bola de sebo y otro gordo que caía mal, al que llamaban IBM, por inmensa bola de mierda.
 
Era habitual abrir las retransmisiones radiofónicas de los partidos de fútbol contando peleas entre ultras de los dos equipos
 
Recuerdo tenerme que apartar de una carga policial, a caballo, contra los tifossi del Milan en el fondo norte del Bernabéu tras un partido de Copa de Eurpa
 
Salir por Moncloa era cruzarte con bandas de heavys, punkis, rockers y skinheads y muchas veces los veías todos revueltos, y no faltaban los bates de béisbol, cadenas, litronas, navajas, los puños americanos y lo que hubiera a mano, como vemos al comienzo de la película Hooligans
 
Con todo esto entenderéis que al políticamente correcto se le conociera por gilipollas. No había veganos ni comías hamburguesas sin carne, ni gradas de animación, ni inclusión forzosa y generalizada en el cine ni tenías que hablar a todos, a todas y a todes cuando querías decir una cosa o coso o cose.
 
Es que no había políticamente correctos.
 
Estoy a favor de la educación. A favor del respeto y a favor de que cada cual piense, sienta, haga y diga lo que le dé la gana sin molestar a nadie. Es decir, que ni me gustan los que ofenden cuando abren la boca ni me gustan las legiones de ofendiditos que no admiten un no por respuesta ni una opinión distinta de la suya. La convivencia en Sociedad no es que todos pensemos igual (como en 1984 ese socialismo distópico de Orwell) si no que cada cual piense como le plazca y todas las opiniones sean respetadas por igual.
 
Os preguntaréis: ¿A qué viene todo esto para hablar de QUEEN y de Freddie Mercury?
 
Tiene pleno sentido.
 
En medio de aquella barbarie aparecería Queen. Y destacarían por su variedad de registros. Sus múltiples estilos. Su melodía polifacética capaz de lo más excelso y también de lo más radical. Sin convencionalismos y fieles única y exclusivamente a si mismos y con una estética que trituraba los patrones preexistentes. De hecho, hubo bandas que hacían de su estética su seña de identidad, como KISS, de 1973. Sin embargo, QUEEN lo mismo iban en sintonía que iban cada cual de su padre y de su madre, con un Freddie estridente por costumbre.
 
Y es que, dentro de esa sociedad irrumpe una banda maravillosa cuyo cantante era maricón. Sí, un Maricón. Con todas las letras. Hoy puede resultar ofensivo, pero entonces se hablaba así. Y no por homofobia. Se hablaba así porque no se sabía hablar de otra manera, sobre todo la gente de la calle. Ya os he dicho que por aquel entonces no había filtros y cada uno decía lo que pensaba.
 
Eran tiempos violentos. Dialécticamente violentos y físicamente también. No sé si podréis imaginaros lo que voy a decir ahora, para que entendáis y comprendáis por qué he usado la palabra «maricón» que hoy en día está denostada y prohibida. Si os duele la violencia verbal que lleva implícita, sabed que un homosexual en los años 80’s corría incluso el peligro de recibir una paliza en medio de la calle sin que nadie moviera un dedo por defenderlo. Por eso os ruego que me disculpéis, pero uso el término, para que entendáis que la valentía de Freddie Mercury excedía lo imaginable no solo siendo y aceptando su bisexualidad, sino presumiendo de ella.
 
Hecha esta aclaración sobre el uso del lenguaje lo extrapolamos a Queen, lo extrapolamos a Freddy Mercury y a su música y veremos que abanderaban lo políticamente incorrecto con Freddie Mercury como mascarón de proa.
 
Como ejemplo comentaros que perdieron la gracia del público estadounidense tras el vídeo «I want to break free».
 
Me paro un momento en la música…
 
Hecho de menos en la peli alguna mención a las bandas sonoras en las que participaron como Los inmortales o FLASH GORDON. Y por cierto, hablando de cine… si os gusta Queen y si os gusta Flash Gordon ved  una peli de nuestros días anomalamente “incorrecta” con la que me parto de risa, la del oso TED. Es desternillante.
 
En la peli habrá un instante en el que se dará un pequeño repaso por el panorama musical del momento: David Bowie, The Who, Bob Dylan, Dire Straits, Madonna, Stevie Wonder, Eric Clapton, Led Zeppelin y así hasta 72 referencias musicales entre grupos y cantantes.
 
Todos geniales y todos diferentes. Esto es muy importante; reconocer el inmenso talento que tenían todas esas bandas, por separado, y comprender que en nuestros días no podríamos calcular el valor, no ya económico sino artístico de todas ellas juntas.
 
Si hablásemos de España podías escuchar música tan variada como la que hacían Loquillo y los trogloditas, Mecano, Gabinete Galigari, Héroes del Silencio, El último de la fila, Seguridad Social, La Frontera, Duncan Dhu, Hombres G, Radio Futura y Alaska, por poner ejemplos de músicas y grupos completamente diferentes los unos de los otros y cada uno con su música, su sello, su personalidad, su estilo y su identidad.
 
Podías amar a una y odiar a otra. Pero lo que es cierto es que cada banda o artista tenía alma propia. Hacía su música exclusiva y distinta de todo el resto del panorama musical.
 
Lo digo porque ahora pongo la radio y como no sea Rock FM me suena todo igual.
 
Es como darte un paseo por el Carnaby Street, de los 80 y por el mismo Carnaby Street del siglo XXI. En los 80s, y me figuro que en los 70s, era un hervidero de cultura popular, tienduchas mods, rockers, punkis, con accesorios para todos ellos: parkas y escarapelas para los mods, hebillas y espuelas para los rockers, y tachuelas de acero para chupas de cuero punkis. Había bombers y doctor Marteens para Skins, camisetas negras para los heavys y todo en decenas de tienduchas de mala muerte en la que todos los miembros de las tribus urbanas convivían en una tregua relativa durante el día, buscando parches, vinilos, puños americanos y cuando caía la noche que Dios te cogiera confesado si pasabas por ahí. Ahora esa misma calle ha ganado en seguridad pero ha dejado de ser auténtica, como dirían los de aquellos tiempos. De todas esas tiendas sobrevivieron dos, las dos de MODS, por lo menos hasta el COVID, porque el mes pasado estuve en Londres y han desaparecido dando casi por extinguidas a las tribus urbanas.
 
La prensa especializada en música era cañera e igualmente auténtica. Os recomiendo ver la película Casi famosos. Había tertulias sobre música. Discusiones sobre música. Por haber, hasta había peleas por la música (como os dije al mencionar Quadrophenia) que en Madrid se vivió en la plaza de los cubos. Eran tiempos duros pero repletos de satisfacciones. Digamos que si te gustaba algo lo disfrutabas al máximo.
 
Y vuelvo al tema.
 
Pero entraré por la puerta de la «Prensa». Para rizar más el rizo, si es que cabe rizarlo más.
 
Con respecto a la relación con las discográficas: eran únicos. Diferentes. Eran los mejores y, lo que era más importante, se sabían los mejores. Por eso no temían cambiar su estilo de un disco a otro. Estaban tocados por una mano divina y todo lo que hacían lo convertían en oro. O se estrellaban, como pasó con el álbum con Jazz, pero les daba igual porque renacían de sus propias cenizas cual ave fénix.
 
No pervirtieron su estilo ni su esencia. No se vendieron. De ahí la metáfora del productor de EMI que aparece en la película, por cierto, interpretado por Mike Mayers.
 
Alto, alto, alto… ¿He dicho Mike Mayers?
 
Recordad el título de esta peli: Bohemian Rhapsody. El personaje de Mike Mayers dice que nadie la va a ir cantando esta canción en el coche. Esto es un mini homenaje a la peli Wayne’s World en la que hacen un homenaje, precisamente, a esta canción. Una comedia de 1992 en la que dos locos por la música, Garth y Wayne se ponían la cinta de Queen en el coche e iban agitando la cabeza al son de Bohemian Rhapsody…  Y es que Mike Mayers es el Wayne de la peli. Mola, ¿verdad?
 
Queen sabía lo que tenían entre manos y no lo cambiarían por nada en el mundo.
 
Y lo mismo con la prensa.
 
No se rindieron a los periodistas. Queen era libre y no se sometía a la tiranía de la crítica. Eso tendría que enfurecer a la prensa británica, amarilla por naturaleza. Si a ese carácter indómito le sumamos, encima, que el cantante de la mejor banda del momento es un ángel en el escenario y un diablo cuando se baja de él: es como echar gasolina para apagar el fuego.
 
Desenfreno.
 
Lo decía antes. En el fútbol, en la música, y ahora en el sexo… Cada cual pecaba por donde más le dolía. Y a Freddie Mercury le tentaba la carne. En materia sexual no era precisamente vegano…” y más que carne, buscaba carnaza. Superada su incertidumbre inicial y aceptada su bisexualidad desató el azote de la noche de látex, cadenas y sudor, de bigotazo y de uñas pintadas, de sexo, alcohol y drogas.
 
Su etapa berlinesa, por la que la peli pasa de puntillas, y eso que obvia por completo la neoyorquina, fue una etapa de depravación y lujuria exacerbada hasta casi llevarse por delante a Queen. Freddie, que entró en una espiral de vicio desbocado que terminó pudriéndolo por dentro terminando con todo su ser, menos con su corazón, y gracias a éste logró redimirse y Re congraciarse consigo mismo y con su banda.
 
Entiendo que la película, centrada como está en la vida de Freddie y siendo él el único que falta se ha cebado con su figura y ha edulcorado bastante la vida del resto de miembros de la banda. Ellos mismos confiesan que Berlín les hizo perder el norte a todos. A Freddie con el sexo y las drogas, y a ellos con el alcohol y haciendo sus guiños a las drogas aunque fuera para rechazarlas después de catarlas.
 
Freddie mismo reconoce en un documental que vivió esos años por y para el sexo. Y consumió drogas para potenciarlo y para aguantarlo. Hago otro alto para explicar un concepto sobre el sexo en los 70s que servirá para entender el desenlace de esta película.
 
En ese mismo documental se nos explica, y lo corrobora el propio Freddie Mercury, que entonces el sexo se practicaba sin escrúpulos. Se iba a un pub de ambiente, como el de La ostra azul de La loca academia de Policía, y mantenía sexo indiscriminado con todos los que se le pusieran por el camino a lo largo de toda la noche.
 
En esos años el SIDA todavía no se conocía. Empezaría a tener relevancia, o fue descubierto en 1981, y se hizo saber al mundo entero que se trataba de una enfermedad contagiosa que, según entendían por entonces, afectaba a la comunidad gay. Flaco favor hizo a ese colectivo esta manera de verlo y flaco favor hizo, también, a los heteros que se pensaron invulnerables
 
No había cultura del preservativo. Es más, hasta 1994 no saldría la canción “D’ont be silly put a condon on your Willy” de la banda Def Dames Dope, y la sacaron para que los jóvenes empezaran a protegerse de las enfermedades de contagio sexual y para evitar embarazos.
 
  • Pero había algo peor todavía. Cuando se generalizó esa creencia de que esta era una enfermedad que sólo afectaba a homosexuales y a heroinómanos porque compartían jeringuillas, esta misma creencia sirvió para estigmatizar al colectivo homosexual.
  • Lo peor era que ya conociendo el riesgo del SIDA muchos de ellos se revelaban contra la protección, rechazaban el condón y seguían acudiendo a esas orgías multitudinarias en las que el SIDA se propagaba a lomos del desenfreno
  • Y como todo puede empeorar, como vemos en el documental, muchos de ellos se negaban a hacerse las pruebas del VIH. Temían no poder soportar la mala nueva de saberse infectados o el mero mal trago de pasar por las pruebas
  • De hecho, se cree que Freddie podría haber contraído el SIDA en 1982, cuando empezó a tener los primeros síntomas y acudió a un médico de NY. La confirmación de la enfermedad la recibiría en la primavera de 1987
  • Peeeeeeero, sí, todavía puede ir a peor la cosa: y esto empeoraba cuando alguno sí se sabía infectado y seguía viviendo de un modo desenfrenado y seguía sin tomar medidas y, sí, todavía peor, sin alertar a sus parejas o a sus ligues o aventuras esporádicas, con lo que muchos de ellos se convirtieron, a la vez, en víctimas y verdugos
  • El propio Freddie, conocedor de su estado, declaró y mintió en 1987 al decir a la prensa que se había hecho las pruebas del SIDA y había dado negativo en la prueba del VIH
 
Y la suma de todos estos puntos ayudó, como dije antes, a hacer del ambiente homosexual algo marginal porque se consideraba obsceno por un lado e irresponsable y potencialmente letal por otro.
 
Esta obscenidad y esa depravación que menciono la vemos en la propia peli en la escena en la que avanza por un pasillo y siente escalofríos de emoción y tensión sexual cuando se cruza con un tío embutido en cuero, enmascarado y encadenado.
 
Lo que sí tenía Queen era sentido de familia, como dije antes. Porque eso eran: una familia. Con sus riñas y sus celos, sus envidias y sus discusiones, pero se querían y eso se palpa en su música. Confiaban los unos en los otros. Aportaban todos y entre todos enriquecían lo aportado por los demás. Parte del proceso creativo lo vemos en la peli. Cómo uno ideaba un compás, un ritmo, un par de acordes o una idea y entre todos daban forma a un algo que venía cogido con pinzas hasta hacer un éxito detrás de otro como pasó con We Will Rock You.
 
No me cansaré de aplaudir la voz de Mercury, pero sin la guitarra casera de Brian May no habría sonado igual. Como se demostró en Mr. Bad Guy, su disco en solitario.
 
El bajo de John Deacon no aburría. De verdad, era un bajo que imprimía carácter a toda la banda. Y la batería de Roger Taylor: apasionante. Solo os confesaré que lo que más me gusta de una banda de música es la batería (Jordi Vila de Loquillo y los trogloditas en España, entonces la de Taylor en el resto del mundo, y hoy en día Lars Ulrich de Metallica desde mediados los 90s). Para mí es la columna vertebral de una banda de rock. Menuda columna tenía Queen.
 
Esta era la fuerza de Queen: la suma de sus 4 integrantes.
 
No estoy defendiendo lo rudos que éramos por entonces. Hablo de una realidad social que ha cambiado. Habría cosas de aquel entonces que no estaba de más pulirlas. Lo compro. Pero nos hemos pasado. Aquello era un reflejo de la competitividad en la sociedad. Si querías destacar tenías que ser el mejor. Y a veces serlo implicaba pisar al segundo, al tercero y hundir al último.
 
Unos lo hacían por talento, otro se lo curraban. Daba igual que fuera en el colegio, en el equipo de fútbol o en una banda de música. Ahora está prohibido competir. Donde antes se aplaudía al ganador, ahora se aplaude al perdedor y se denosta al que gana cuando lo celebra porque puede lastimar la hipersensibilidad del perdedor. Es más, ahora ves una competición y hay más medallas que participantes, para que todos se lleven un trofeo para casa. Antes suspendías y repetías curso, por zoquete. Se competía desde el aula y esa competición se trasladaba a la Universidad, al deporte o al oficio que eligieras y si era por vocación se peleaba más todavía, para que nadie se quedara con tu trabajo.
 
Los mejores en cada disciplina destacaban, pero los que se quedaban por el camino seguían siendo buenos, muy buenos: porque habían competido. Ahora puedes ser presidente de gobierno con una tesis doctoral hecha por otro. Hemos perdido la pureza y la vergüenza.
 
Sé que estoy entrando y saliendo en la película. Lo sé. Y os pido disculpas. Pero es necesario contextualizar a sus protagonistas y la sociedad en la que vivían para llegar a entender su rebeldía, sus fortalezas y sus fragilidades. Su aire de superioridad en el escenario y sus miedos en los camerinos. Sin contexto no se entiende nada. Por eso todo este rollo que os estoy contando. Y para eso está el fancine, para explicaros el contexto de las películas, para entenderlas mejor.
 
Todo esto para explicar que contraer el SIDA en aquellos tiempos no solo era una condena de muerte: era una licencia para ser juzgado y escupido en la cara. Y así sería hasta que actores y deportistas célebres dieron a conocer su enfermedad: Rock Hudson, Magic Johnson… Entonces podríamos decir que se empezó a tomar conciencia de su verdadero calado.
 
Os podéis imaginar a la prensa inglesa… cayeron sobre Freddie como hienas.
 
Pero como diría el propio Freddie Mercury, «The show must go on» demostrando fortaleza, amor propio, dignidad, carácter y profesionalidad hasta que murió. De hecho, no hizo otra cosa más que grabar, grabar, componer y grabar desde que se supo en la recta final de su vida.
 
Esta es una de esas trampas perdonables de la peli en la que vemos a Freddie Mercury pidiendo disculpas a Queen y confesando que tiene SIDA antes del mítico concierto del LIVE AID. Este concierto se celebró en 1985 y como dije antes, él podía tener sospechas de tener SIDA desde el 82, pero no tuvo la certeza hasta 1987.
 
Es una elipsis narrativa, pues no fue así en la vida real, pero la doy por válida porque sirve para constreñir el desenlace y no prolongar innecesariamente la película aunque echas de menos, yo por lo menos lo hago, algún guiño, como dije antes a las incursiones en el cine. Ya dije antes que en el 80 compusieron la BSO de Flash Gordon, pero en el 86 nos dejan boquiabiertos con el album A kind of Magic para Los inmortales.
 
Es un final «in crescendo» que primero te ha hecho morder el polvo del suelo, tras ver al héroe caer para ver cómo renace de sus propias cenizas y vuelve a liderar a Queen para hacernos vibrar. Y lo logra, literalmente LO LOGRA, en el último tramo de la película gozando y disfrutando pues estás inmerso en la trama y das por válido cuanto ves porque cuaja y liga toda la ficción del qué podría haber sido si el tramo final de la vida real de Freddie Mercury si no hubiera sido tan patético y triste como realmente fue.
 
En la peli somos testigos de una reconciliación con el resto de la banda, con el público y con la prensa. Y, sin embargo, en la vida real la Prensa hizo el papel de hienas para ver quién sacaba la foto más patética de un Freddie consumido y muerto en vida y el titular más morboso de alguno de sus escándalos.
 
La lectura que ofrecían algunos comentarios y artículos, por mordaces, parecían, sino lo eran juicios sumarísimos insinuando que si tenía SIDA era porque se lo había buscado. Por pervertido y depravado.
 
Termino este comentario aplaudiendo a quienes han hecho el casting porque la selección de los actores que encarnan a los miembros de la banda no ha podido ser más acertada. Para mi gusto todos y cada uno de ellos han servido para aportar veracidad y realismo a esta película, incluido el propio Rami Malek interpretando a Freddie. Pero el que se lleva la palma, para mi gusto, es Brian May encarnado por Gwilym Lee.
 
Bonus tracks de Bohemian Rhapsody…
 
Sobre la canción Bohemian Rhapsody se ha escrito mucho.
 
Esta canción fue una aportación de Freddie Mercury para Una noche en la ópera en 1975.
 
Decía que se ha escrito mucho, pero nadie la ha explicado jamás en su totalidad.
 
  • Algunos críticos y musicólogos quisieron ver en su letra un autorretrato de la personalidad bohemia y atormentada de Freddie Mercury. Otros ven un acercamiento a Fausto desde un prisma fatalista
  • Lo más cercano a la realidad, por literal, sería que habla de un hombre perverso que vende su alma al diablo tras haber asesinado a alguien (como en un pacto fáustico)
  • Otros piensan que es una catarsis sexual a modo de transición entre su vida en pareja con Mary y su apertura a la homosexualidad, o bisexualidad
  • Otros opinan que es un muchacho que sufre los cambios de la pubertad
  • Los más ven sexo y tormento sexual donde dudo que lo haya
  • Los hay incluso que van todavía más lejos y opinan que la letra no tiene significado alguno y la escribió como mera acompañante para la música, procurando que encajase todo
 
Yo tengo mi propia versión de los hechos…
 
Para mi es una llamada de despedida de un condenado a pena de muerte que se dirige a su madre para insuflarla valor antes de pagar su delito con su propia vida.

 

  • Está claro que confiesa un asesinato disparando a quemarropa su pistola apoyada en la cabeza de su víctima
  • Es consciente de que ha arruinado su vida justo cuando empezaba a vivirla
  • Pide perdón a su madre. «No quería hacerte llorar», y
  • relativiza su inminente ejecución diciendo que nada le importa ya
  • Que siente escalofríos en su columna y le duele todo el cuerpo
  • Se despide de todos sus seres cercanos y vuelve con su madre gritando desgarrado que no quiere morir y que desearía no haber nacido
  • Entran los coros y se revoluciona la melodía.
  • Pienso que todo el que ve sexualidad en esta canción lo hace porque pretende proyectar sobre ella y sobre su autor sus propias frustraciones sexuales poniéndolas en los labios del cantante
    • Yo no veo sexo alguno
  • Veo arrepentimiento, pena, miedo, rabia, lucha y resignación ante la pena capital por haber quitado la vida a una persona
  • Es más, veo arrepentimiento, pero no es sincero, no se arrepiente por haber asesinado si no por la consecuencia fatal que va a tener su acto hacia él mismo
  • Si tuviera que resumir toda mi apreciación en una sola frase diría que «Bohemian Rhapsody es el canto desesperado de quien tiene miedo a enfrentarse a la condena de muerte para pagar con su vida un delito de sangre»

 

Tal es mi pasión por Queen, tanto que sólo así, explicando esto entenderéis cómo me siento cada vez que mi Real Madrid gana una final de la Champions… y ponen el We are the champions.

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