Ficha técnica de 101 dálmatas
- Título: 101 dálmatas
- Título original: One hundred and one dalmatians
- Director: Clyde Geromini, Hamilton Luske & Wolfgang Reitherman
- Nacionalidad: U.S.A.
- Año: 1961
- Productor: Walt Disney
- Duración: 78’
- Guion: Bill Peet (novela: Dodie Smith)
- Música: George Bruns (canciones: Mel Leven)
101 dálmatas es una peli muy especial para mi.
Por eso, el comentario de los 101 dálmatas es un pequeño regalo de Navidad que me reservaba para todos vosotros.
Esta película me ha acompañado desde mi más tierna infancia. Si la memoria no me falla, creo recordar que fue la primera que fui a ver al cine. Un cine en York (o Scarborough, en cualquier caso por la zona), en Inglaterra. Precisamente en una Navidad.
Recuerdos de Scarborough
Lo recuerdo con especial cariño porque por aquel entonces mis tíos ingleses vivían (y siguen viviendo) en esa pequeña ciudad. Recuerdo las navidades blancas. Con familia, compañeros de estudios y amigos he pasado unas cuantas navidades por aquellos lares. Sumido entre nieves y vapores de aguas hirvientes esperando al té, como en la película. Y recuerdo a Shally, la perra de mi tía; a la sazón un dálmata.
Todos esos recuerdos guardo asociados a esta película. Y confieso que de vez en cuando tiro de manta por la noche y me hago un ovillo para verla con ojos de niño.
Dicho esto entro en materia…
101 dálmatas
Pongo es un dálmata de buen ver. Ve pasar los días desde la ventana del apartamento de su amo, Roger Radcliffe. Un músico algo desordenado, fumador en pipa empedernido y soltero. Vive absorto entre pentagramas en medio de una nube casi perpetua de humo de tabaco. Esto sería inconcebible hoy en día, que uno de los protagonistas “buenos” de la película, para colmo infantil, ¡y de Disney! se pase media película echando humo por la boca.
Peli de dibujos para niños… ¡y fumadores!
Al menos de 7 apariciones de Roger fumando. Que yo recuerde. Así, de memoria, por no hablar de Cruella de Vill cigarro y boquilla en mano. De ella os hablaré un poco más adelante.
Pongo se pasa las tarde mirando por la ventana, viendo pasear a los demás perros, con sus dueños. Hace una de las observaciones más divertidas que recuerdo en una película: cuán parecidos son los perros y sus amos, o los amos y sus perros… Como queráis, pero muy parecidos. Hasta que entra en escena Perdita (originalmente se iba a llamar Missis). Otro dálmata, hembra, que destila clase y elegancia.
Nada más verla sabe que es su pareja perfecta. Si a esto le sumamos que va acompañada por una señorita con el mismo porte que ella y arrebatadoramente bonita… Pongo se enamora del tirón, y ve en la señorita una candidata perfecta para alojarse en el corazón de Roger.
¡Es el sueño de Pongo!
Se enamora perdidamente y además cree factible que Roger se pueda interesar por la extraña mujer a la que nunca había visto antes. Se las ingenia para que su dueño le saque de paseo. Busca a la dálmata. Llega a un parque, la ve, provoca un encuentro y el resto os lo podéis imaginar… Flechazo. 💘
Por supuesto que Roger y Anita se casan. Y se mudan a una casa un poco más grande que les tiene reservadas algunas sorpresas…
Paternidad…
Para empezar, la primera aparece a modo de camada. Entrañable escena de Roger y Pongo esperando en la salita para saber cuál es la suerte de los cachorros, cuántos nacen y cómo lo lleva la mamá primeriza.
Si en vez de garras Pongo hubiera tenido manos le habría arrebatado la pipa a Roger porque se subía por las paredes. El resultado de esta noche de tensión son quince cachorrillos que llenan la casa de alegría y ladridos.
Cruella de Vil
Entra Cruella de Vil, amiga de Anita.
Nada más ver la camada se queda prendada por las criaturillas. Pero no nos engañemos, nada de “por los perritos”: se vuelve loca por la piel de los perritos. Es perfecta para hacerse… un abrigo. Y con tal fin intenta hacerse con la camada de Pongo y Perdita.
Pero Roger se niega y ella se marcha contrariada.
Aclarar que Cruella no goza de gran carisma y no cuenta con la simpatía de la pareja. Es más bien la típica persona pesada y mal educada con la que tienes que convivir, pero esta vez las cosas se saldrán de madre.
Hermanos Badum
Como la pareja se niega a darle o venderle los perritos, Cruella contrata a los hermanos Badum, Jasper y Horace para que los roben. Y pese a su propia torpeza los roban.
Incluso pasando por encima de Nani, la señora mayor, menuda y rechoncha. Siempre que veo a esta «nani» me acuerdo de una tía mía, que se llamaba «Nani» (por Juanita). Era igual de canija y rechoncha, Se diferenciaba, mi Nani y esta nani en que la de la peli es dulce, cariñosa y todo corazón y que cuidaba de la casa y de los perritos. Por contra mi Nani era más mala y retorcida que un dolor de muelas.
A partir de aquí: la vorágine.
¡Los dálmatas han sido secuestrados!
Una cuenta atrás en la que unos padres desesperados (Perdita y Pongo) tendrán que enfrentarse a lo desconocido. Tendrán que armarse de valor y asomar el hocico más allá del barrio por el que paseaban. Tienen que emprender una búsqueda desesperada en la que cada minuto podría costar la vida a sus hijos, confiando en los amigos primero y en desconocidos de buen corazón después.
Es una aventura que nos habla de superación, de fuerza de voluntad. Del drama de unos padres que se enfrentan a la peor tragedia concebible: la pérdida de los cachorros. Unos cachorros que tienen fecha de sacrificio y que no parece que puedan lograr indulto alguno.
Condenados a convertirse en abrigo de piel para Cruella de Vil
Lo que suceda… mejor que lo descubráis vosotros, aunque muchos ya la habréis visto.
Espero que haya algún lector que nunca lo haya hecho y descubra, a partir de éste artículo, que el cine ha evolucionado, y en muchos aspectos mejorado. Los dibujos animados, y la animación, en general, a partir, sobre todo, de Toy Story.
Pero hay que comprender que lo que hace grande a una película, muy por encima de los efectos especiales (nada despreciables), del 3D o de artificios de todo tipo… aquello que la dota de personalidad es el guion. Esta película lo tiene y además lo conjuga con acuarela, carboncillo y tinta…
¿Cabe mayor romanticismo?
No dejaré pasar la ocasión para invitaros a invertir casi hora y media de vuestro tiempo viendo esta gran película.
Y para terminar, dos detalles que estimo de interés…
El primero suelo comentarlo siempre que puedo y que la película me lo permite. Esto es, cómo se reflejan los medios de comunicación, presentes a lo largo de toda la película y destacados en dos ocasiones cruciales:
- En el momento de mayor paz, cuando los cachorros están viendo la película en familia, junto con los padres, y no paran de celebrar las aventuras de su perro/héroe preferido: Relámpago
- La aparición “crucial” será la noticia del robo de los cachorros. Impresa en la prensa que leen Roger y Anita en paralelo con Cruella, tranquila, contenta y fumando en la cama con el periódico en la mano
Ladridos: la comunicación canina
Pero seamos sinceros. Para medio de comunicación eficaz, en los 101 dálmatas… el ladrido. Con él y gracias a él, Pongo y Perdita podrán atravesar Londres, recorrer la campiña y seguir intermitentemente el rastro de su camada guiados siempre por sus nobles amigos caninos, de todas las razas y todos los colores.
Esto era Disney. El Disney original. Cuando no ajustaba guiones y metrajes a condicionantes como la inclusión y la cultura WOKE. Ahora la tendencia es al revés. A hacer del bueno el malo y del malo el bueno. Está de moda tener empatía con los malos. Justificar que estén pirados. Comprender por qué asesinan. Sentir lástima porque aprieten el gatillo, y no por quienes reciben sus disparos.
Del Dinsey normal al woke
Es la contracultura que ha invertido el orden social y con él su ética y su moral. Lo comento porque ahora hay otra peli de Cruella, de 2002, y es la buena. Una pobre muchachita incomprendida. El mejor ejemplo: Joker. O el nuevo Robin Hood, que es un terrorista anarquista: lo explico en el podcast de cine sobre Robin Hood.
