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El sargento de hierro

Tabla de contenidos

El sargento de hierro es una maravilla de película. Es más… me atrevería a decir que incluso: El sargento de hierro es el perfecto ejemplo del «avance» contradictorio de la Sociedad (occidental).

Occidente se va al carajo

Y como diría Don Antonio, un profe de mi cole, «de culo y cuesta abajo». Los americanos y europeos de hoy seríamos el hazmerreir de los americanos y europeos de los años 80s. Como los de esta peli. Ellos tuvieron todo en contra y pelearon y triunfaron. Nosotros todo a favor y vamos a perderlo, por buenistas y por cobardes.

Menciono «occidental» entre paréntesis, porque mientras Occidente se pega tiros en los pies el resto sigue a lo suyo.

Avance porque viendo esta peli de 1986 comprendemos que la Sociedad ha cambiado. No seré yo quien diga si para bien o para mal. Aunque si tuviera que hacerlo, y a pesar de lo cafres que son en la peli, quizás escogería lo segundo, «para mal«, y me explico…

Los protagonistas son verdaderos cavernícolas

Ellos y ellas; blancos y negros, y los hispanoamericanos, también. Todos. Por sus modales, sus maneras de actuar (no los actores, me refiero a la manera de desenvolverse que tienen los personajes), y sobre todo por su vocabulario. Como diría mi padre… «Basto, grosero, soez y tabernario». Y era lo peor que podía decir él cuando se refería a alguien aludiendo a su ausencia de modales, su no saber estar y la carencia de buen gusto.

Pero en su «cavernicolismo» (de sobra sé que no existe el vocablo, pero hay que acuñarlo) radica la gracia de esta peli. No será recordada por su grandeza filmográfica y sí, precisamente, por su manera de plasmar uno de los guiones con la mayor concentración de palabrotas, groserías y barbaridades escupidas por la boca de sus protagonistas.

En este punto digo que hemos mejorado, porque hay algunas expresiones de la peli que, por cotidianas, no dejaban de ser soeces y muchas de ellas están en desuso (insisto: en Occidente, que el resto pasa de autocrítica y de moderaciones de ninguna clase). Y por «soeces» me refiero a falta de buen gusto, a groseras.

Esto convirtió El sargento de hierro en una peli ruda

Cuando oías hablar de ella quien te la descubriera lo hacía destacando, por encima de todo, lo basto que era el lenguaje que se usaba. Luego tú decidías si lo veías o no. Y habiéndola visto decidías si la volvías a ver o no, según tus gustos y según tu propia manera de hablar o de entender la vida.

Ahí es donde hemos perdido algo con respecto a los 80s y con respecto al siglo XX en general. En nuestra libertad de expresión.

No seré yo quien defienda el vocabulario de los personajes, pues no lo hice en su día y no voy a hacerlo hoy. Yo, que casi nunca digo una palabrota por lo mismo que mi padre: me parecen de mal gusto.

Ya comenté este aspecto de mi padre cuando se escandalizó al salir del cine, tras ver Los Goonies. ¡Los Goonies! Imaginaros con esta. No quería aceptar que los quinceañeros usaran tantas palabrotas al hablar. Pues esta es infinitamente peor (en ese sentido) no ya por las palabrotas, sino también por las groserías y la manera zafia de referirse a las mujeres, por ejemplo. Algunos de hoy en día se hiperventilarán al escuchar cómo hablaban de maricas, maricones y mariquitas para referirse a los homosexuales. Pero es que en esos tiempos se hablaba así, ¿o es que nadie ha dicho jamás lo de «maricón el último»? Y salían todos pitando para no ocupar ese puesto. De esto mismo hablo en mi comentario del biopic de Freddie Mercury: Bohemian Rhapsody.

No creo que lo que dicen en esta peli difiera demasiado de lo que escuchamos en La chaqueta metálica. Aquí quizás se concentra más y aumenta el número de tacos y expresiones de mal gusto. Pero estarán ahí, ahí…

Echemos el freno de mano y recapacitemos…

A ver cómo me explico para que los ofendiditos no escupan fuego por las orejas. ¿Hemos avanzado al limar el lenguaje? Si respondiera a esto, por inercia, diría que sí, que bendito vocabulario sin las palabrotas. Pero hay trampa. No nos dejemos engañar. Volvamos a esos Goonies… y a esos quinceañeros. Ahora no se atreven a decir algo fuera de tono porque les cae la censura buenista encima y les arruina la vida. Eso un crío, que a los adultos nos van a multar hasta por matar a una rata (literalmente). Es decir. Yo estoy de acuerdo con no decir palabrotas, porque nunca las he usado, pero no estoy de acuerdo con que se prohíba usar palabrotas.

Entre no usar palabrotas y no poderlas usar media la Libertad individual

Ahí es donde estamos perdiendo, en nuestra libertad: no podemos expresarnos con palabras que puedan ofender y de ese modo nos ponen una mordaza semántica que no es otra cosa que ideológica.

Ideológica porque nuestra Sociedad se ha polarizado con la llegada de Podemos a la política española y de Sánchez al Gobierno español. Una polarización que enfrenta a golpistas autoritarios contra demócratas timoratos. Una polarización que otorga a los primeros la absoluta libertad para faltar, ofender, insultar, estigmatizar y calumniar a la oposición mientras que los faltados, ofendidos, insultados, estigmatizados y calumniados tienen que callar para no ser atizados (porque sí, también tienen legitimidad para golpear).

Pero ojo. Al mismo tiempo que no podemos decir cositas ofensivas este Gobierno de tarados morales e intelectuales permite a un niño que se automutile y se cambie de sexo con 16 años. Sin que sus padres puedan hacer nada para evitar que arruine su existencia y sin permitir que un psicólogo acuda en su ayuda hasta que el mal está hecho. Dentro de una década lloverán jóvenes por las ventanas, arrepentidos de haberse mutilado y avergonzados de su reflejo en el espejo. Pero esta peli es mala porque dicen «chocho». Menuda doble vara de medir. Menuda hipocresía. Por eso os digo que el mundo (Occidente) está cambiando, pero para mal.

Como os decía antes: nos guste lo que dicen o no… podían decir lo que pensaba. Si querías contestabas o pasabas olímpicamente. Eso era libertad de expresión.

Hemos pervertido la libertad de expresión y la hemos convertido en expresión del libertinaje

No niego que en esta peli habrá colectivos y minorías que se podrían sentir ofendidos (escuchados los diálogos con los oídos de hoy en día). Pero el volantazo dado por la Sociedad me parece igual de malo. Ahora son todas las minorías son los que pueden decir lo que piensan mientras que la inmensa mayoría de Occidente, la que no es excéntrica y tiene decoro, calla por miedo a que lo señalen con el dedo.

Vicio institucionalizado…

Antes tú decidías si participabas de esa manera de expresarse o si lo denostabas. Pero el cineasta, en este caso es Clint Eastwood, tenía plena libertad para filmar lo que le viniera en gana. Hoy no. Hoy el director de turno se lo piensa mil veces antes de incluir según qué lenguaje por miedo a sufrir las iras de los trolls en las redes sociales. Por lo general extremistas de izquierdas que azuzan a personas  de orientaciones minoritarias y algunas hasta marginales, para que silencien e intimiden a la gente corriente a golpe de grito, de insulto y de acoso virtuales. Todo esto con la ayuda del silencio, cuando no la censura de las propias redes sociales, que se alinean con los extremistas por miedo a convertirse ellas mismas en el foco de su ira. Otorgan el mismo derecho a insultante e insultado.

Si por algo estoy contento con la llegada de Elon Musk a Twitter es, precisamente, porque parece que ha abierto un poco (no del todo) las ventanas para que entre oxígeno en lo que empezó siendo un microblog para periodistas y se ha convertido en un circo romano para censurar, atacar y destruir la libertad de expresión. Solo por eso ya doy la bienvenida al magnate. Tiene una ardua tarea por delante.

Esta peli busca incomodarte. Y también quiere arrancarte más de una sonrisa, sin duda, retorciendo la grosería llegando con cada diálogo un poco más allá. Es decir, esta peli juega a retratar una soldadesca no ilustrada, compuesta por fanfarrones repletos de testosterona a los que se les va la fuerza por la boca. Aunque no parece que la crítica se ponga de acuerdo en el género de la cinta.

¿A qué me refiero? Si buscas «El sargento de hierro» en Internet verás que tiene múltiples calificaciones. Por ejemplo:

  • Wikipedia: Bélica + Comedia
  • Filmaffinity: Bélica
  • Sensacine: Gerra + Acción + Drama
  • Apple TV: Esta no cuenta porque el que ha hecho la reseña creo que no se ha visto la peli
  • DeCine21: Acción
  • Movistar: Drama + (ojito al lumbreras) Cine (y se queda tan ancho)
  • Fotogramas: Bélica

La más acertada es la clasificación de M+: «CINE»

Ahí nadie podrá ponerles un «pero». Eso sí, el becario se ha arriesgado mucho al cerrar tanto el cerco. Y por favor, espero que sea un becario, no un periodista contratado para describir (sin saber escribir). Los hay (periodistas) que dicen que hacen hasta SEO. Es más, son la profesión que más denuncia el intrusismo en sus redacciones pero luego quieren acaparar todo puesto de trabajo que implique el uso del lenguaje. Cosa paradójica porque no tienen ni repajolera idea de cómo se esgrime éste. Y dicen que saben escribir. Animalitos. Más que periodistas deberían llamarse «hopinólogos» (sí con «h», como silo hubiera escrito un periodista). Porque opinan sin parar y sobre todo lo que se pueda opinar. «No tenemos que ser el mejor en nada pero sí debemos saber un poco de todo para poder opinar» dijo un profe periodista en el Curso de Periodismo Manuel martín Ferrand, y se quedó tan ancho.
 
Como veréis, para la poca chicha que tiene esta peli no me faltan temas que sacar a relucir. Y porque no sale ninguna escena de los reclutas jugando al fútbol, que no tardaría ni un minuto en hacer referencia al Barçagate y a los 30 años de árbitro comprados que acaba de destaparse…

El sargento de Artillería Thomas Highway podría ser el Torrente estadounidense

Menuda aberración… ¿verdad? Es llevar al extremo lo grosero, lo zafio y lo vulgar. Pero en este caso, y a diferencia de nuestro Torrente (que no hay por donde cogerle), Highway es grosero pero como suboficial de los Marines de los Estados Unidos es un grandísimo profesional. Entraría dentro de ese ramillete de sargentos que comenté en Cuando éramos soldados: la flor y nata de todo ejército que se precie.

Es más… Voy a usar una expresión que entresaco de una serie que acabo de ver en NETFLIX: Machos Alfa. De paso os la recomiendo si estáis un poco hartos del mundillo sensiblero y políticamente correcto del que hablaba antes que estamos creando o dejando crear. De hecho no usaré, como decía, una expresión sino dos en la misma frase: Highway es un machirulo en deconstrucción.

En algún sitio leo que se refieren a la serie como «machirulos patéticos en deconstrucción» cuando lo patético es el mero hecho de deconstruir a nadie por su manera de pensar. Eso lo hacían en las escuelas comunistas, para inocular el odio a los padres en sus propios hijos. O para borrarte la ideología si era contraria a la comunista. Rusia, China, Corea del Norte, Venezuela, Cuba, Camboya y la Alemania del chándal de Garzón, ¡ah! y en la España de la 2ª República. Solo hay una peli española que denuncie su censura y sus torturas: Gernika. ¡Ojo! Hablando de reeducar conciencias: es lo que está haciendo rusia con los niños que ha atrapado en Ucrania. Se los lleva para rusificarlos y darles en adopción. Leído en Univisión.

Volviendo a los machirulos

Machismo, feminismo… ambos me dan una pereza insoportable. Es mas, cualquier -ismo me da pereza, porque te hace militar en él y te absorbe y te borra tu identidad individual. Así se empieza con el ecologismo, el feminismo, el pacifismo todos -ismo que terminan, curiosamente en el comunismo.

Son diferentes maneras de llamar a lo mismo pero con nombres más atractivos que, a priori, no conlleven estar asociados a 1 millón de asesinatos. Y hacen bien, porque cuando les han borrado su identidad entonces les dan el cambiazo y ¡zas! a pasear la hoz y el martillo por las calles. Lo curioso es el lavado de cerebro, hoy en día puedes ver banderas arco iris con el careto del Che. Sí, sí, el que metía a los homosexuales en campos de trabajo, para hacerlos hombres y a los que no curaba los fusilaba, porque para el Ché la homosexualidad era una enfermedad capitalista. Ese es el nivel de desinformación, de incultura y de necedad.

Para que os hagáis una idea, ver a un homosexual con la bandera arco iris y una camiseta del Che sería lo mismo que ver a un judío con la bandera de la estrella de David y una camiseta de Hitler.

Me refería al sargento de hierro como «Machirulo» porque supura machismo y «en deconstrucción» porque, a la vejez viruela, y viendo las orejas al lobo de la jubilación, parece que el tipo se está puliendo un poquito. Ojo, no es machista porque elija serlo, sencillamente lo es y vive inmerso en una sociedad que no lo veía mal. Y si no ved Mad Men, un pedazo de serie que refleja como ninguna otra esto que acabo de decir.

La de soldado era una profesión (y más en aquellos tiempos de Guerra Fría) en la que la exaltación de la testosterona podía tener su justificación porque, al fin y al cabo se entrenan para enfrentarse a la muerte. De ahí que se sientan gallos de pelea, porque tienen que demostrarse sobrados de valor y, muchas veces, eso suele confundirse con la fanfarronada (que suele vestirse de grosería). Highway parece que, viviendo en ese microsistema, lleva sus buenos años consumiendo revistas para mujeres, quizás con el propósito de comprender mejor al otro sexo. Por eso digo lo del machirulo en deconstrucción, aunque el mero concepto sea una tontería.

Dicho esto, empiezo a comentar…

El sargento de hierro: con Spoilers

Película de 1986 dirigida, producida y protagonizada por Clint Eastwood (Los violentos de Kelly y Firefox).

Yo siempre la califiqué La chaqueta metálica de Serie B. Y creo que no ando muy desencaminado.

Como ya podréis imaginar, después de la introducción que he hecho, esta peli fue controvertida en su momento por su violencia verbal sobre todo. Esto hizo que parte del ejército estadounidense se desmarcara de la línea editorial y negaran su apoyo a la producción de la misma. Creo recordar que en la peli vemos a marines porque fueron los que menos importancia dieron al papel protagonista.

Ahora bien. Controversias al margen, los soldaditos de a pie y muchos mandos intermedios gozaban viéndola. No hablo de oídas, ni digo esto porque lo haya escuchado en algún podcast o leído en otro blog o crítica cinematográfica. Lo digo porque lo viví de primera mano y por eso puedo contarlo.

Muchos de vosotros sabréis que estudié COU en Minneapolis. Y que viví con una familia cuyo padre y los hermanos del padre combatieron en Vietnam. De hecho, todos menos el padre de la familia con quien conviví fueron combatientes. Y todos ellos se reunían un viernes al mes para hablar de los POW-MIA y rendirles un merecido homenaje. Dicho sea de paso el homenaje terminaba siempre con cerveza y barbacoa y, a veces, muchas, viendo esta peli de fondo para aleccionar a los jóvenes que también asistían. Su obsesión era hacerles ver que el mundo era muy cabrón y tenías que estar preparado para todo en cualquier momento. Y te decían:

«La libertad no te la regala nadie. La ganas y la mantienes peleando por ella. Día a día. Y si tú no estás luchando es porque otro americano lo está haciendo por ti, para que tú seas libre. Porque hay mucha mierda ahí fuera que envidia y odia nuestras libertades y nos las quieren robar».

Ni que decir que a todos ellos les gustaba esta película. Algunos Marines y varios de caballería (de helicópteros). Todos juntos celebrando las escenas de esta peli.

¿Qué quiero decir con esto?

Que puede ser, y será, muy cierto, que el US ARMY no viera con buenos ojos la peli. Por la conducta del sargento Highway por el vocabulario generalizado. Pero no es menos cierto que al público le fascinó y a muchos veteranos les hizo verse reflejados en ella.

¿Por qué se identificaban con Highway y no con Hartman, el sargento de La chaqueta metálica? Es más, ¿por qué no se identificaban con aquella peli, cuya factura y producción son infinitamente mejores y sí con esta, de segunda división? Esas preguntas las hice allí, en algunas de esas reuniones de POW-MIA a las que asistí. Y la respuesta siempre apuntaba en el mismo sentido…

El sargento de hierro exalta el patriotismo y el sargento Highway es un tipo rudo pero con corazón. Ama a su país y ama a su ejército. Por ello ha sacrificado su vida personal por ambos. A pesar de su rudeza sigue siendo el mejor en su labor formando y forjando soldados. Hartman, por contra, es un tarado mental. Es un idiota y lo es porque el director, lejos de querer ensalzar al ejército estadounidense quería volcar un mensaje pacifista poniendo como contrapartida al subnormal de Hartman y haciéndole el caldo gordo con el recluta Patoso. Para rizar más el rizo y empujar emocionalmente al espectador en desdeñar todo lo enseñado por Hartman en la segunda parte de la película.

Highway no es un modelo de conducta personal. Ni un referente moral, pero sí es un tipo íntegro en sus principios. Por eso nunca ascendió de sargento. Esto es lo que creo que no entendió el crítico de Apple TV. El que os dije antes que o no había entendido la peli o no la había visto. En su crítica dice que Highway sacrifica todo «con tal de llegar a lo más alto en la carrera militar». Y se queda tan ancho. El título es «El sargento de hierro». No «El general de hierro». Por eso digo que o no la vio o no la entendió… Menos mal que no hacen SEO (o también lo hacen mal) y no aparecen en la primera página de búsquedas, así se libran de hacer el ridículo.

Es indudable el carisma que rezuma Highway, quien se convierte en la columna vertebral de la película asumiendo el clásico papel, más que visto y revisto en las pelis americanas del especialista en algo (profesor, sargento…) que llega a una institución (cole, Universidad, Centro de Instrucción de Reclutas…) para asumir el rol de maestro/suboficial y meter en vereda a un grupo de analfabetos, de cafres o energúmenos a quienes se va ganando día a día, mediante el ejemplo y no retroceder ni medio cm cada vez que lo avanza. Socava el falso orgullo de los estudiantes/reclutas y se mete sus voluntades en el bolsillo.

Por todo esto, Apple TV al margen, los soldados de a pie admiraban y celebraban las bravuconadas de Highway. Porque los Highway de los Marines salvaron muchas vidas instruyendo a sus hombres. Y esos hombres, los que sobrevivieron a las diferentes batallas y/o guerras, están agradecidos a esos sargentos de vocación militar.

Así pues, retomando el tema de los Machos Alpha y los machirulos de antes…

El sargento Highway es el Macho Alpha del pelotón

¿Por qué?

Porque se erige en macho alfa de la manada y demuestra a los cachorros que el Akela (El libro de la selva) de turno es más zafio que todos ellos juntos. Más duro que ellos. Más listo, fuerte, inteligente y resistente. Y cuando llega el momento no les corrige sino que les alecciona y les demuestra su valía. Y al final, cuando alguien, porque siempre hay ese alguien en este tipo de pelis, levanta la mano al macho alfa, ellos, sus cachorros, demuestran haber crecido y madurado cerrando filas alrededor de él y haciendo saber al tonto de turno que para llegar a él tendrá que pasar por encima de todos.

Los «Alpha» son machos, por naturaleza. Menos en la peli Alpha, en la que es una hembra. Esa pelo la protagoniza un chaval flojete, un tal Queda, y será el primer humano en relacionarse con un lobo (que es loba) y va y le pone el nombre de Alpha (siendo también el primer humano en hablar griego paleolítico, que es anterior al clásico). Os decía que se lo pone a una loba y encima se muestra, a ratos, sumiso a la bestia. Ese es el fruto de la propaganda deconstructiva (destructiva) del hombre, no ya del machirulo, que dicho así me importan un bledo porque yo no apoyaré a los machistas, en mi vida. Indiferencia absoluta hacia el machista, tanta como hacia el feminista. Porque yo no apoyo a nadie que para ser base su existencia en negar los derechos a un semejante.

Por eso tampoco me oiréis hablar bien de la deconstrucción de la masculinidad, equivalente a su destrucción. Es el hara kiri de Occidente. Nos vamos al guano.

En las pelis con estudiantes está bien porque ese macho alfa reconduce el currículo de los chavales y los lleva hacia las mejores notas. Pasa con todos menos con el profesor John Keating en El club de los poetas muertos. Todos los mencionados antes: profesores de colegio, universitarios y suboficiales son así de duros porque aman la Institución para la que trabajan.

Menos Keating, quien tiene todo el derecho a ser progre, pero traslada sus ideologías a las aulas y siembra la semilla de la anarquía entre sus alumnos a quienes manipula e insta a  contradecir la voluntad del claustro, del director y de los padres de esos muchachos que se dejan los cuartos para que sus hijos sean profesionales de provecho en el futuro. Pero el Sr. Keating no está de acuerdo con eso y se infiltra en una escuela de prestigio para iniciar su putrefacción desde dentro llevándose la vida de su alumno más brillante por delante. Pura carcoma intelectual.

El otro extremo es el descerebrado del sargento de artillería Hartman. Sí, el de La chaqueta metálica. Un cafre en toda regla. Claro que luego está el sargento Foley, de Oficial y caballero. Menuda banda…

Estamos en plena Guerra fría

Refleja la necesidad de no bajar la guardia ante la constante amenaza del totalitarismo. Lo vimos en una distopía bélica, Amanecer rojo, en la que tropas de Cuba y de la Unión Soviética invadían los Estados Unidos. Esta no irá tan lejos, pero nos llevará a la Invasión de Granada para derrocar a Hudson Austin, tras dar un golpe de estado comunista con refuerzos cubanos y soviéticos (como en Amanecer Rojo).

Estamos en tiempos de Ronald Reagan como presidente de los Estados Unidos.

No era ya la amenaza de la Unión Soviética, sino que Rusia estaba sembrando centro y Sudamérica de dictadores comunistas con los que presionar al tío Sam usándolos como marionetas en sus manos. Reagan lo vio y lo combatió, en mejor y mayor medida que sus predecesores y sucesores. Pero todos ellos lo hicieron, hasta el mismo Obama en su momento. Pero ya con menos entusiasmo, y eso se nota en la situación geopolítica de nuestros días. Y eso mismo saldrá en la peli, cuando el sargento y su pelotón sean movilizados para ir a Granada.

Pero para llegar hasta ahí nos queda un rato de película.

Primero acompañaremos al sargento Highway en su última etapa profesional embutido en un uniforme. Como sargento es quizás el mejor que podría dar el Ejército de los Estados Unidos. En los demás campos de su vida será un desastre. Pues lo centra todo en su vocación y le pierde su sentido del honor y la velocidad con que desenvaina su lengua. De ahí que teniendo condecoraciones para venderlas al peso y con lo que le den comprarse una casa, no haya ascendido nunca (esto tiene que leerlo el Content Manager de Apple TV: puesto para el que me postulo desde aquí, por si suena la flauta y me leyeran, jejeje… Apple TV… si queréis contenidos de calidad y SEO, aquí me tenéis).

En esta última aventura verá las orejas al lobo.

Después de esto, la jubilación

Y tras recapitular y comprender que ha pasado su vida entera dedicado al ejército, no tiene nada más. Sus amigos son sus colegas de armas. Los que siguen vivos, pues algunos se volatilizaron en Vietnam, literalmente. Arruinó su matrimonio porque solo pensaba en su uniforme. Pero los años pasan y cuando te quieres dar cuenta peinas canas y te queda menos tiempo por delante que el llevas por detrás.

Eso debería ir pensando Highway cuando cruzaba los Estados Unidos rumbo a su nuevo destino. Y cuando se sentó a su lado un caradura que le birlará todo y le dejará tirado en el camino. Un tal Stich, con aires de rockero. Rockero y negro, porque su presentación tampoco pasaría los filtros semánticos de nuestros días. El rockero se sube al autobús de línea y sigilosamente intenta robar una lata de cerveza a Highway, mientras duerme. Pero Highway le coge por el cuello y la primera frase que intercambian es «¿Qué haces negro?». Y lo tacha de hippy, cosa que Stitch (el nombre del rockero) le dice que desaparecieron hace años. Highway se relaja y le regala una lata al recién conocido. Y el rockero terminará robándole todo lo que lleva aprovechando que Highway baja en una parada para (creo recordar) ir al baño.

Rockero con el que volverá a coincidir porque iba con destino al mismo cuartel que nuestro protagonista y, para colmo, estará en su pelotón. Ni que deciros que ahí se cobrará su justa venganza empezando por arrancarle el pendiente que lleva en una oreja.

La verdad es que el nivel que se encuentra deja mucho que desear. Más que marines parecen scouts creciditos que viven en un campamento de verano perpetuo y se limitan a beber cerveza, jugar al billar y dejarse ganar cuando salen a hacer «maniobras».

Cuando por fin llega a su nuevo destino veremos el clásico choque generacional entre toda una leyenda militar (Highway), héroe en Corea y en Vietnam, un suboficial con décadas de experiencia y el Coronel Powers, que lo más cerca que ha estado de un combate real fue jugando al RISK.

Highway no se rinde

No conoce la palabra rendición. Mata o muere, pero no se rinde.

Por eso se tomará muy a pecho cumplir bien con su último cometido: hacer de ese grupo de vagos un pelotón solvente. Porque, como bien le dirá al coronel en otro punto de la peli, solo mediante instrucción y disciplina podrá evitar que se carguen a medio pelotón si es que tuvieran la mala fortuna de entrar en combate.

Lo típico. Primero se echará a todos en contra y al final se los meterá en el bolsillo cuando terminen comprendiendo que todo cuanto está haciendo lo hace por su bien. Pero hasta ese punto media casi toda la peli y en el camino serán muchas las bofetadas que se den. El uno y los otros, y también los unos a los otros.

Ya he mencionado La chaqueta metálica, pero habría más ejemplos en el cine en los que un suboficial se gana a un pelotón de indisciplinados. Los mejores, para mi, serían: La brigada del diablo (1968) y Doce del patíbulo (1967). En ese orden.

También reaparecerá su exmujer, que está liada con el dueño del bar en el que trabaja. Así con todo, entabla una buena relación de amistad con ella y logra reconciliarse, o por lo menos terminar como amigos. Viéndola a ella y reconciliándose, o por lo menos dejando atrás todos los rencores y resentimientos logrará afrontar esta última etapa profesional curando todas las heridas del pasado.

Quizás lo peor de la peli sea la propia intervención militar

Lo dije en La chaqueta metálica y lo digo en El sargento de hierro.

Si ambas pelis tienen esa división de contenidos: instrucción + combate real, en ambas creo que la peli se desploma en sus respectivos segundos tramos.

Ya he mencionado un par de veces antes «Granada». Lo resumo muy brevemente: Golpe de estado dado por el 3er Primer Ministro de Granada, Hudson Astin, del partido comunista marxista leninista llamado New Jewel Movement. Había derrocado al 2º Primer Ministro, Maurice Bishop, compañero de partido que había derrocado y asesinado al único Primer Ministro llegado al cargo mediante una victoria en elecciones: Eric Gairy, del Grenada United Labour Party (o GULP), un partido de derechas.

De ahí que los Estados Unidos, junto con otros seis países caribeños. Granada es también un país caribeño y debe su nombre a su descubridor Cristóbal Colón en 1948 (1492: La conquista del paraíso), que fue su descubridor y la nombró así por la ciudad de Granada en España y en honor a los Reyes Católicos.

Dicho esto, a Ronald Reagan no le hacía gracia que los dos dictadores comunistas estuvieran construyendo pistas de aterrizaje de 3Km de largo. Y menos todavía que quienes lo estaban construyendo fueran militares cubanos. Por eso, cuando los otros países caribeños, como Jamaica, Barbados y la Organización de Estados del Caribe Oriental (a la que también pertenecía Granada: Islas Vírgenes Británicas, Anguilla, San Cristóbal, Antigua y Barbuda, Montserrat, Guadalupe, Dominica, Martinica, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas…), asustados por la deriva que tomaban los acontecimientos acudieron a Reagan, éste lideró un acercamiento con Cuba, para instarles a desmantelar el aeródromo que estaban haciendo y, como no entraron en razón, en auxilio del esas pequeñas naciones, para velar por sus respectivas soberanías y para evitar tener una amenaza militar en el Caribe, invadió Granada y en un par de días se resolvió el problema.

Veremos una escena típica, y tópica, en la que serán llamados a la acción en medio de una celebración. Al más puro estilo Las cuatro plumas.

Claro que si entre sus suboficiales estaba Highway no me extraña que tardaran nada y menos en derrotar a los cubanos.

Como os decía antes, esta es la parte más floja de la peli. Quizás la que menos credibilidad tiene pues resulta algo chapucera. No obstante, y con la respuesta negativa del ejército americano de cederles material bélico para filmar Clint Eastwood, también productor, se las ingenió para poder rodar e intercalar escenas reales de unas maniobras de desembarco anfibio en Puerto Rico.

El procedimiento fue sobrevolar dichas maniobras en helicóptero y después extraer las imágenes que les autorizaron para insertarlas dentro del metraje de la película.

El ejército también les prestó el material bélico: armas y vestuarios, así como todo lo relacionado con el buceo en la peli: trajes de buceo, aletas, gafas…

Los americanos usan la excusa de entrar en Granada para rescatar a un grupo de estadounidenses que residían en el lugar. Estudiantes sobre todo.

En esta recta final de la peli veremos que el sargento Highway es ese macho Alpha del que os hablaba antes. Es el verdadero líder con autóritas y el pelotón confía en él como si fuera un padre para todos ellos. Será combatiendo como demuestre lo acertado de su propósito inicial: disciplinar e instruir a los soldados a su modo, para que no murieran en el primer asalto en el que participaran. Así y con todo mueren un par de soldados pero el resto sale triunfante y sanos y salvos.

Su regreso a los Estados Unidos será el pistoletazo final para ponerse otra condecoración y jubilarse, no sin antes hablar con el rockero con quien con tan mal pie inició su relación. Stitch está profundamente agradecido a Highway, y feliz en los Marines. Tanto que ha decidido reengancharse y seguir su carrera como militar.

De haberse hecho una secuela para esta película creo que se habría titulado Gran Torino.

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