1492: La conquista del paraíso

Título: 1492: La conquista del paraíso

Título original: 1492: Conquest of Paradise

Director: Ridley Scott

Guión: Roselyne Bosch

Nacionalidad: USA, Reino Unido, Francia y España

Año: 1992

Productor: Ridley Scott, Alain Goldman

Distribuidora: Paramount Pictures

Montaje: William M. Anderson

Duración: 142’

Fotografía: Adrian Biddle

Música: Vangelis

Ficha artística



Gérard Depardieu – Cristóbal Colón
Fernando Rey – Antonio de Marchena
Tchéky Karyo – Martín Alonso Pinzón
Sigourney Weaver – Reina Isabel la Católica
Fernando García – Rey Fernando el Católico

Día de la Hispanidad – Descubrimiento de América en cine – el fancine – Antena Historia – Bandera capitana de Cristóbal Colón – EXPO92 – Matalascañas

Con ellos terminó la
Edad Media y con ellos dio comienzo la Edad Moderna

El cierre de la Edad Media culmina con la toma de Granada y la expulsión de
los moros de España. El final de la guerra de fronteras dentro de la península
ibérica propició que España cuajara y empezara a mirar hacia fuera de esas fronteras que la habían mantenido
en una guerra constante los últimos 8 siglos.

Los Reyes Católicos comprendieron que para que la idea de España perdurara habría de sustentarse en…

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Los tres pilares de la identidad de España:

1. Ser cristiana
2. Hacer del castellano la lengua común
3. Crear un ejército profesional que protegiera a los ciudadanos y velara por los dos primeros pilares

Su cristiandad no admitía duda. Llevaban ochocientos años luchando por ella.

Como idioma se
favoreció al que hasta entonces predominaba en la península: el castellano,
usado en todos los reinos como lengua vulgar a partir del latín. Es decir, la
lengua de uso doméstico que poco a poco se iría introduciendo en la literatura
y en las administraciones y que no se impuso arbitrariamente sino por uso y comodidad.

El ejército lo tenían
casi hecho pues salió victorioso de Granada y solo tuvieron que darle un hervor
hacia su profesionalización.

Los tres cuerpos que formaban el ejército de los RRCC eran:

• Lanzas de Ordenanza: o tropas reclutadas y pagadas directamente por la
  Corona
• Las Órdenes militares: previo acuerdo firmado con la corona mediante el
  cual contribuirían en la campaña para, culminada la reconquista que les daba
  razón de ser, se disolvieran sus respectivos maestrazgos y pasaran a depender del
  Rey como tropa profesional. Y así hicieron dando forma al ejército que los Reyes Católicos tenían
  esbozado para la España unificada en política lingüística y religiosamente
• Las Compañías de Hermandad: o tropas y milicias reclutadas por los propios
  municipios. Estos aportaban soldadesca en la medida de la protección que recibían  de sus monarcas y en función de su población

De este modo crearon los Reyes Católicos el que terminaría siendo el primer
ejército profesional, de verdad, en Europa y en el heredero de las legiones
romanas.

Puro contraste con los soldados de fortuna y/o condotieri (mercenarios de los que hablo en El oficio de las armas y en Los señores del acero) que
formarían ejércitos de alquiler que subastaban sus servicios y no tenían
reparos en cambiar lealtades en el trascurso de una batalla. Un Ejército, el
español, que por cierto incluiría los primeros hospitales de campaña que
acompañaron a las tropas cristianas hasta la toma de Granada y, terminada la
reconquista, se mantuvieron para las futuras campañas.

Un ejército liderado por su reina

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Que no dudó en estar al frente del mismo no solo liderando
sino comandando a sus soldados.

Ya puestos, y pensando que podría ser de interés, apunto un detalle extra
para explicaros que los Reyes Católicos también fundaron la Santa Hermandad:
una suerte de primera policía organizada. Algunos verían en ella el modelo a
seguir que habría inspirado a la Guardia Civil, pues no sólo vestían de verde,
sino que se nutría de soldados de los concejos y se redistribuían
geográficamente fuera de su provincia de procedencia para garantizar una Justicia
ciega y no partidista al quedar fuera de la influencia de sus respectivos señores. Cada noble, y creo que cada concejo, aportaba una pareja
de soldados que era incorporada a esta Hermandad. Lo sustentaba la corona y su
labor era esa, policial, para velar por los caminos y para perseguir a los
criminales y a los nobles que se extralimitaran. Solo operaban en zonas rurales
y en caminos (carreteras), no en zona urbana, lo cual los acerca, si cabe,
todavía más a la actual Guardia Civil.

Volviendo al ejército, éste había nacido para preservar la identidad
cristiana de España que se iba vertebrando mediante el uso de su lengua
común: el castellano, como ya apunté antes.

Un castellano que eclosionaría este mismo año de 1492
con la aparición de la primera gramática del castellano o Gramática de Nebrija

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He dicho “primera gramática del castellano” pero, para ser justos,
se trata de la primera gramática de cualquier lengua vulgar, o latina, o romance, en una muestra más
del impulso social e intelectual que supuso 1492.

Nebrija se adelanta a toda Europa y, también en lo idiomático, puso a
España en la cúspide de Occidente.

Con su trabajo sentará las bases de buena parte del futuro conocimiento
lingüístico de la Filología en torno a la ortografía, la prosodia, etimología, sintaxis
y la enseñanza de la propia lengua castellana como meta en si misma y como
vehículo para acceder al estudio del latín como defiende el propio Nebrija en
su obra Introductiones latinae.

Volviendo una vez más al ejército. Éste estaría liderado, entre otros por Gonzalo
Fernández de Córdoba. Iniciado en la batalla de Alburea, años antes, cuando
acudió en defensa de Isabel de Castilla a las órdenes del maestre de la Orden
de Santiago, en cuya orden militó como caballero y ascendió hasta comendador. Se
curtió en la toma de Granada, participando en numerosas campañas en los 10 años
que duró y se pulió en Italia y después se consagró en Nápoles en donde arrasó a los
franceses y donde se ganó el sobrenombre de “El Gran Capitán” por el que lo conocían tanto españoles como franceses.

Forjó el ejército moderno y sentaría las bases de los tercios
invencibles

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En estos Tercios la caballería pasaría a segundo plano, se reforzaría la
artillería de cara a los asedios y la infantería, en bloque, asumiría el
protagonismo y el dominio de los campos de batalla en Europa.

Un ejército disciplinado y orgulloso de su nación y de su religión del que
los franceses dirán que «combatirlo no equivalía a luchar contra hombres sino
contra diablos». En nuestros días da nombre al Tercio Gran Capitán 1º de la
Legión en Melilla, cuyo emblema es el propio escudo de armas del Gran Capitán.

Esto de puertas para adentro incluyendo el mundo conocido dentro de los
mapas tradicionales.

Otra muestra de audacia, por parte de los Reyes Católicos y, sobre todo de
la Reina Isabel sería superar el miedo a las fronteras y prestar atención a un
desconocido que fue a proponerles un nuevo camino hasta la especiería asiática.
Más largo, más difícil, desconocido y sin garantías de éxito… Y ante el miedo,
y al contrario de lo que hiciera el rey de Portugal, que negó la empresa a
Colón, la Reina Isabel apostó por el marinero y por su empresa descabellada que
llevaría a España a descubrir “el Nuevo Mundo”. Después Elcano terminaría la
gesta circunnavegando por primera vez la tierra, hace ahora 500 años. Pero el
intento de Colón terminó con un descubrimiento que, una vez unificada España,
tras lo de Granada, en el mismo año la pusiera en el centro geoestratégico del
mundo entero y la convirtiera, de la noche a la mañana, en la mayor potencia
mundial con un Imperio que abracaba Europa, África, Asia y América, con
ciudadanos españoles peninsulares y de Ultramar.

Tanto que años después, Carlos I rediseñaría las columnas de Hércules, de
Gibraltar, para quitar el Non Plus Ultra (no hay más allá) romano y dejarlo en
Plus Ultra (más allá) como parte de la divisa española en honor y referencia a
la ampliación del mundo conocido a cargo de España. Esas columnas, por cierto,
son las que terminarán dando forma al símbolo del dólar estadounidense con las
dos barras y una divisa.

Ya vamos poniendo la popa rumbo a Cristóbal Colón…

Llevaba media vida
intentando demostrar que el mundo era esférico y se topaba una y otra vez contra
la adversidad. Si el pobre supiera que en el siglo XXI…

Sigue habiendo
terraplanistas:

• 530 años después de descubrir América

• 500 después de que un español, Elcano, diera la primera vuelta al mundo

• 54 años después de que el soviético Gagarin orbitara la Tierra por primera
  vez (Gagarin) y…

• 53 años después de que el estadounidense Armstrong llegara a la Luna (El primer hombre)…

La tradición aseguraba que la tierra era plana y enfrentarse a ella no era
tarea que pudiera afrontar cualquier mortal. Para colmo dicha tradición venía
apuntalada por la Iglesia, poco favorable a cambios drásticos que pudieran
poner en entredicho sus dogmas.

Colón lidió con
ambos: iglesia y tradición 

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Y supo domeñarlas para intentar demostrar que estaba en lo cierto y poner rumbo a las indias por el Atlántico.

Nos encontramos ante una España que empieza a romper todas las fronteras.

Antes recalqué que esta empresa fue respaldada principalmente por la reina
Isabel, y cierto es. Mientras que el Rey Fernando de Aragón respaldaba, a su
modo, a Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, terror de los franceses
en tierras italianas. Italianas ahora, por entonces españolas. Y todo mientras
mandaban tres barquitos a quién sabe dónde y garantizaban el cierre de la
frontera sur a las amenazas de invasión.

Como veréis España estaba en todos los escenarios posibles, y no como
figurante, sino como protagonista.

La reconquista terminó
con la conquista de Granada, esto supuso el final de la Edad Media
y el comienzo de la Historia Moderna y, con ella, la llegada del Renacimiento

España pone las miras
en el resto del mundo por descubrir.

Dejamos
ahora a los Reyes Católicos y volvemos a Cristóbal Colón.

Damos un salto y nos colocamos en medio del Atlántico, a bordo de tres
cáscaras de nuez: dos naos (La Niña y la Pinta) y una tercera que no está tan
claro si era nao o carabela, la Santa María.

Las veces que habré ido a La Rábida para ver las reproducciones
de las naos en el Muelle de las carabelas mientras veraneaba en Huelva.

En
concreto en Matalascañas, en cuyo Cine Doñana (un cine de verano al aire libre) tuve mis primeros
coqueteos con el cine, sumados a los vividos en Scarborough y en la
Gran Vía madrileña. La última vez que he visitado estas carabelas ha sido este mismo verano, en donde, a
modo de anécdota, el mismísimo Cristóbal Colón me llamó “Emisario de sus Reyes”
pues yo portaba la bandera capitana del descubridor, con las iniciales de sus reyes: Isabel y Fernando.

Y, a partir de aquí, entrelazaré Historia y Cine para comentar la
película y con ella hablaros de esta etapa de la vida de Colón de la que nos
habla Ridley Scott, en un biopic, a mi parecer, bastante fiel a la realidad en
el que el personaje no debe distar demasiado de la persona en cuanto al
talante, el amor propio, el orgullo y su tenacidad.

Un Colón interpretado con maestría por el gran Gerard Depardieu que
por las fechas en las que salió esta peli estaba en su época dorada.

 Ya os dije antes que la
película se estrenó en 1992

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En concreto el 9 de octubre (en los Estados Unidos) y el 12 de
octubre (en Francia y España). Eligieron bien la fecha para conmemorar el quinto centenario del
descubrimiento de América por Cristóbal Colón.

Su historia preside una de las puertas del
Capitolio en Washington DC desde 1863, junto con la Reina Isabel la Católica,
que en la peli será interpretada ni más ni menos que por Sigourney Weaver. Pedazo de actriz en
su mejor momento pues venía de protagonizar, entre otras pelis, la saga de Alien y las dos entregas de
Los cazafantasmas además de Gorilas
en la niebla.

Ojo, antes mencioné a Depardieu, quien si echáis un vistazo a su
filmografía veréis que tiene un sinfín de películas. En 1990 había encarnado al
mítico Cyrano de Bergerac de quien os hablé en Alatriste, y estaba dando el
salto al estrellato.

Y Ridley Scott… ¿qué deciros de aquel que debutó con Los duelistas y, en
sus primeros años de cineasta dirigió Alien, el octavo pasajero; Blade Runner y Legend? Y Los duelistas, no puedo olvidar Los
duelistas, su ópera prima.

Scott supo rodearse por grandes actores y no solo eso, otra pieza clave de
esta peli es la banda sonora a cargo de Vangelis muerto por COVID el pasado mes de
mayo y responsable de las bandas sonoras de Blade Runner y Carros de Fuego y de la mítica serie
sobre ciencia, Cosmos, de Carl Sagan.

Como habréis podido observar: Scott había coincidido con Vangelis en Blade
Runner y con Sigourney Weaber en Alien…

La música de Vangelis, uno de los pioneros del sintetizador, fiel a su
propio estilo, sirve para envolver al espectador y meterlo de lleno en la
película.

La película en si misma es un buen reflejo, o como dije antes, entiendo que
tendrá que serlo, de la epopeya vivida por un grupo de españoles intrépidos que,
con tres barcos, un valor sin parangón y un carácter indómito, se lanzaron a la
mar para abrir nuevas rutas comerciales con las indias y descubrieron, sin pretenderlo,
un nuevo continente, lo conquistaron y ampliaron nuestras fronteras allende los
mares.

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Me encantan las alusiones a la redondez de la Tierra a lo largo de la
película. Como cuando vemos a Colón, nada más empezar la peli, que coge y usa
un pomelo para demostrar y razonar esa redondez a su hijo. No sé si es pomelo o
naranja, pero da igual, sea lo sea lo usa para demostrar que la Tierra es una
esfera… Hay otra filmografía sobre Colón y otras explicaciones menos creíbles, como el mundo de forma ovalada del Colón de Cristóbal
colón de oficio descubridor… pero esa es otra historia… de risas.

El ritmo de la película, de su narración, es lento. Maravillosamente lento.
Ya os dije que no me asusta este ritmo en el cine cuando comentamos Stalingrado en La cartelera de Antena Historia. Pero es que esa
lentitud imprime carácter al Colón de la peli y a la paciencia con que aguardó
una oportunidad para iniciar su empresa.

Quería demostrar que había un tercer camino para llegar a Asia, sin rodear
África navegando y sin sortear el bloqueo otomano por tierra… Para poderlo
comunicar y para poder lograr dicha empresa tendrá la ayuda de un cura que
intentará domar su ímpetu a la hora de transmitir su pasión en la Universidad
de Salamanca. Aunque no lo logró. También procuró contenerle ante el Rey de
Portugal, pero tampoco pudo y ante la reina Isabel, sin lograrlo de nuevo. Pero a ella le gustó el marinero por ser impulsivo
y orgulloso y esto hizo que apostara su propio patrimonio para avalar la
empresa y fletar las tres naves capitaneadas por Colón.

Lo que no me gusta de la peli, pues no todo iban a ser parabienes, es el
trato que le dan a la Inquisición. Su versión contribuye a alimentar la leyenda
negra que otrora usaran las naciones enemigas contra España y que las
distintas leyes de Educación española han logrado hacer que hasta los españoles
de hoy den por buena esa leyenda negra para ayudar a derribar España desde sus
cimientos, desde dentro, a traición. Vemos quemas de brujas como si, en vez de en España, estuvieran en Inglaterra, Francia o Alemania.

Dicho esto, veremos a una reina de postín y de vanguardia, empoderada en su
orgullo nacional y religioso, que lidera la transición que decía antes, de la
Edad Media a la Moderna, en una nación, la más moderna del Orbe, gobernada a la par por un hombre y una mujer que hicieron bueno aquello de “Tanto monta,
monta tanto, Isabel como Fernando”. Una reina que reinaba y gobernaba, sin necesidad
de ministerios igualitarios, pues ella, desde su trono, creyó en la igualdad de
todos los españoles, los de aquí y los de Ultramar.

Y veremos a los hermanos Pinzón, naturales de Palos de la Frontera,
epicentro de la navegación española por aquellos días. Por su posición
estratégica para zarpar rumbo al norte por Portugal y al sur rumbo a África. Un
Palos cuyo eje de acción los llevaba hasta Río Tinto, de donde lograron atraer
marinería. Un Río Tinto cuya minería ha estado operativa desde que la
explotaran los romanos cuando habitaron Hispania y luego la explotaron los
ingleses, cuyas herencias fueron la colonia inglesa en su zona, con la
arquitectura propia de la pérfida Albión, pero con un encanto innegable (en esa
colonia tengo familia, por cierto) todo esto en plena revolución industrial. Un
río tinto cuyas aguas y cuya mina han servido y sirven para estudiar la posible
vida en Marte, por ser el terreno de la Tierra con las características más
parecidas a la superficie marciana. Esa colonia urbanística y el Recreativo de
Huelva, el decano del fútbol español, todo sea dicho.

Buena parte del metraje se lo llevará la travesía por el Atlántico

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Travesía y travesura, pues tal fue la demora y tal la carestía de agua y
alimentos que Colón tuvo que ir maquillando las distancias recorridas y los
tiempos trascurridos para evitar un motín y que la empresa fracasara. Todo eso no se podría entender sin lentitud, pues hemos de comprender la mella
psicológica que hacía ver salir el sol por Levante y ponerse por Poniente un día sí y otro también. Sin agua, sin alimentos y sin tierra en 360º a la redonda sin
posibilidad de cabotaje.

No es pecata minuta lo del cabotaje. Hasta la fecha se navegaba a una
distancia prudente que permitiera a los marinos otear la tierra en el horizonte
para no perderse en la mar. De ahí la curiosa población de camaleones, también
en Huelva. Los fenicios usaban gaviotas y/o camaleones cuando navegaban. La
gaviota con una pata atada al mástil de la vela mayor que, cuando echaba a volar lo hacía
rumbo a tierra y, si habían perdido la referencia terrestre la recuperaban
orientados por la gaviota. Su hermano mayor, el albatros, representa la
salvación divina en el poema de la Rima del antiguo marinero, o Rhyme of the
ancient Mariner, de Colleridge, en la que la muerte de una de estas aves, a
mano de un marinero acarrea mala suerte y la condena eterna. En eso se basó, e
inspiró e imitó Peter Weir en Master and Commander.

Quizás lo que más me guste de la peli se el detalle de
la navegación una vez perdida la referencia de la tierra sin poder hacer
cabotaje

Me gusta la escena en la que un marinero se acerca a Colón con miedo por no
saber qué está haciendo su capitán para no perderse. Colón le entrega un
cuadrante y se lo lleva a cubierta, al cielo abierto para mirar al cielo y
buscar la Estrella del Norte, que mantenga el hilo de la plomada vertical y,
sin moverse ni temblar, leer los grados que delatan el paralelo 28 que será el
que navegarán hasta llegar a tierra firme.

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Otra escena fascinante… el desembarco y cuando Colón reclama las tierras
para los Reyes Católicos y para España. Con el pendón de Castilla y
León, que representaría a España hasta la llegada de la Cruz de Borgoñay el pendón de los Reyes Católicos, o mejor dicho y para ser exactos: la Bandera Capitana de
Cristóbal Colón, con la “Y” de Ysabel y la “F” de Fernando a ambos lados de una
cruz verde. De ahí los famosos Yugo y la Flecha. El primer ejemplo de igualdad real entre hombres y mujeres en la Historia de la Humanidad.

En la vida real, según narra el propio Colón, el 12 de octubre de 1492 lució
el estandarte real, con el águila de San Juan y las armas de Castilla y León,
así como la de Aragón y, también, su Bandera Capitana (la verdiblanca que vemos
en la peli).

“Se convertirá a los indios por la persuasión y no por la fuerza. Ellos no
son salvajes y nosotros tampoco. Respetad sus costumbres y creencias. El
pillaje se castigará con el látigo; la violación con la espada” dice Colón.

También le veremos, de vuelta en España, explicar emocionado el concepto
que, según él, en la peli, tienen de Dios o de la deidad, los indios, basado en su ingenuidad e
inocencia y en su visión de la divinidad en la naturaleza, obra divina para el
cristiano y de naturaleza divina para el indio.

Descubridores, exploradores y conquistadores que, a diferencia de los portugueses,
los ingleses y holandeses respetarían a los indios nativos y les brindarían un
nuevo idioma, una nueva cultura y una nueva religión que los cambiaría para
siempre haciéndoles saltar del Neolítico hasta la Edad Moderna en cuestión de
décadas. Los portugueses esclavizarán a los indios mientras que los ingleses
los erradicarán y los matarían en los territorios colonizados en América del
Norte.

A propósito de la llegada de una religión nueva… No me resisto a mencionar la secuencia de la campana. Enmarcada en el segundo viaje de Colón. En ella veremos un portón, en una de las primeras ciudades construidas por los españoles y una inmensa campana sobre un carro tirado por bueyes.

Esta imagen es puro simbolismo, y más si vemos cómo entra el carro y la cámara reorienta su enfoque que termina en las ruedas. Es el símbolo del progreso que entra en un nuevo continente tirado por nuevos animales, por la suma de las dos poblaciones. Es la entrada del cristianismo en América, del cristianismo, que se expandirá como las reverberaciones de la campana en el aire y de modernidad porque la rueda la introdujeron los españoles en América tras el descubrimiento.

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Por lo tanto, por paradójico que le pueda resultar a alguno, la entrada de los españoles, en esta escena, significa la llegada de una nueva espiritualidad a lomos del conocimiento.

Todo esto sin entrar a valorar el valor y el peso específico que tenía un elemento como la campana en la memoria colectiva cristiana y en concreto española: no sólo servía para llamar a reunión, o a misa, a los feligreses de una población, fue la señal de alarma que todos recelaban para huir o cerrar filas (lo que los anglosajones dicen «fight or flight») cuando recibían un ataque moro. El ejemplo más claro fueron las campanas de Santiago de Compostela, en tiempos de Almanzor, en el año 997, que avisaron a la población de un ataque del caudillo cordobés. Esta voz de alarma evitó la masacre, pero no evitó que la ciudad fuera saqueada y la Catedral atacada. Se llevaron, por la Ruta de la Plata (volvemos a los romanos) una caravana de esclavos y estos tuvieron que llevar, a hombros, las puertas de la ciudad junto con las puertas del templo y sus campanas. Las campanas se colocarían en la mezquita de Aljama. Las dieron la vuelta para rellenarlas de aceite y usarlas como lámparas hasta que el rey de Castilla Fernando III «el santo» conquistó la capital de Al-Andalus y las rescató y mandó de vuelta para Santiago, por entonces ya uno de los tres epicentros de la cristiandad: Roma + Jerusalén + Santiago de Compostela.

Solo se permitió que cruzaran el charco a los cristianos, por lo que las campanas volverían a tener el significado de «llamada a reunión» y de alarma. Alarmas que una veces avisarían de ataques de tribus hostiles y otras por fenómenos climatológicos que azotaban la región.

Otro elemento de protección fueron las torres defensivas o de vigilancia que se levantaron a lo largo de la costa española. Para divisar el horizonte y poder anticiparse a una invasión en caso de ver algún navío, de ahí la expresión «no hay moros en la costa», que significa «no hay amenaza» o «no hay peligro a la vista».

Almenaras… ¿os acordáis de El Señor de los Anillos, cuando Gandalf y Pippin galopan a lomos de Sombragris y ven arder las almenaras de Gondor pidiendo auxilio… «la guerra ha empezado»? Y no me refiero a la versión de Peter Jackson de El retorno del Rey en la que es Pippin quien las enciende: hablo del libro. Esa es la idea y ese es el concepto de torres almenaras: levantar una red de torres, visibles entre si, para cuando una encienda el fuego que las otras lo repliquen y alertar a toda la frontera.

Matalascañas o Torre de la Higuera y Felipe II, en Huelva

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Antes mencioné Matalascañas.

Ahora vuelvo a hablaros de ella, y volveré a mencionarla antes de que terminéis de leer este comentario. Porque su cercanía a Palos y a la Rábida la hacen albergar muchas anécdotas mías y muchas más referencias históricas relacionadas con esta historia.

En Matalascañas existe una roca inmensa, en medio de la playa, en su orilla, conocida como «el tapón».

Esa roca no es tal, sino los restos erosionados y comidos por el mar de una de estas torres de vigilancia. La mandó erigir Felipe II para proteger a pescadores y lugareños de los asaltos berberiscos que unas veces se contentaban con robar la pesca y degollar a los pescadores (esto ha pasado con pescadores canarios hasta comienzos del siglo XXI, al parecer por orden de) y otras ponían pie en tierra para llevarse a los lugareños. Esto pasó también en la zona gallega con los vikingos y siglos después con los ingleses.

Cosas de la Historia… en septiembre comenté Uncharted en el fancine. Y me diréis… ¿Qué tiene que ver Uncharted con Cristóbal Colón? Y yo os podría decir que poco, o mucho, según queramos verlo. Abro un pequeño paréntesis para resumiros que el protagonista de Uncharted es Nathan Drake. Ni más ni menos que un supuesto descendiente del pirata Sir Francis Drake. En 1589 Isabel I de Inglaterra (No Isabel II que acaban de enterrar y nos han dado la matraca durante dos semanas) mandó a Drake a Santander para tomar la ciudad y saquearla, como ya había hecho en Cádiz. Otra parte de su misión habría sido destruir los buques de la Armada española que encontraran en los puertos cantábricos. Sin embargo Drake cambió de presa, poniendo rumbo a La Coruña y a ella llegó con veinte navíos de menos pues fueron desertando por el camino.

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María Pita, defensora de La Coruña

Los ingleses asaltaron la muralla de la ciudad y mataron, entre otros defensores, a Gregorio de Rocamunde, cuya mujer estaba presente.

Esta mujer era María Pita, había acudido a la muralla el día anterior, cuando se inició el asalto inglés para colaborar en la reparación del muro que había sido dinamitado (como los uruk hai en Las dos torres). La muralla resistió el primer envite pero cayó al día siguiente, cuando volvieron a dinamitarlo.

Por ahí entraron los ingleses, y ahí mataron a su marido y ahí firmaron su derrota porque nuestra Eowyn particular, mujer de armas tomar, les hizo pagar muy cara la osadía. Ella mató al alférez inglés y arrancó la bandera de la Union Jack de las manos del hijo de la Gran Bretaña para arengar con ella a los españoles que contenían el asalto inglés e insuflarles valor para contraatacar y devolver a los «britis» al mar.

He querido rescatar y colar de rondón esta historia en este comentario por varios motivos:

1. Para ilustrar mi explicación de las torres vigía para proteger las costas españolas de los piratas e invasores ingleses y/o berberiscos
2. Y para demostrar, por la vía de los hechos, que la mujer española ha sido y es de armas tomar. Lo fue Isabel de Castilla, lo fue María Pita, y lo será Agustina de Aragón con los gabachos

Nadie niega que los indios tuvieran su propia cultura, lengua y religión, o
culturas, lenguas y religiones, porque es obvio y palpable que las tenían

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Algunas de ellas, pese a su primitivismo, casi neolíticas en cuanto a lo social,
se demostraron muy avanzadas en aspectos como la astronomía. Aunque claro, en
función de esa astronomía organizaban sus sacrificios de miles de otros indios,
por lo que no todos estarían tan contentos y muchos aplaudieron la llegada de
los españoles.

Esto supuso un factor de suerte que acompañó a los descubridores primero y
a los conquistadores después, porque cada ve que ponían un pie en tierras
americanas se encontraban una civilización en vías de extinción que tenía
esclavizadas a las tribus de alrededor y las sacrificaba como ofrendas humanas, de sangre, a
los dioses como vemos en la película Apocalypto de Mel Gibson. Que iban a la guerra: sacrificaban unos miles de personas para que los dioses guiaran a su ejército. Que no llovía, también. Si no tenían buenas cosechas, ya sabéis…

Es más,
puestos a recomendaros cine, yo os recomendaría la siguiente trilogía, para verla por
este orden:

1. Apocalypto
2. 1492: La conquista del
   paraíso
3. Oro

Después de Apocalypto, o los cientos de apocalyptos que verían en los que todo
un poblado indio desaparecía de la faz de la tierra se sorprenderían, los españoles, como Hernán Cortés en México, al ver el trato que se daban unos indios a otros.

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Unos  vendidos como esclavos; otros sacrificados y con
las cabezas rebotando sobre escalones ensangrentados mientras un chamán abría
el tórax del afortunado para arrancarle el corazón, que seguía palpitando, y se lo ofrecía a los dioses sedientos de sangre, a la Pachamama (esto lo vería Pizarro en los Andes) y a los nobles.

En casos como en el Reyno de Nueva Granada, conquistado por “el tercer
conquistador” Gonzalo Jiménez de Quesada, él mismo nos narra estupefacto y
horrorizado las granjas de niños creadas para satisfacer el apetito más
delicado de los chibchas. Niños criados para ser consumidos en banquetes y
niñas con distinta suerte, pues se reservaban para rebanar sus cuellos (a veces
de las propias hijas de un cacique) para rellenar con su sangre unos agujeros o pocillos que hacían en el suelo de las casas recién construidas para que el sacrificio
de su hija trajera buena suerte y felicidad a sus moradores presentes y futuros.

También nos habla de uno de los líderes locales, un rey indio, que siempre
tenía un bufete para cenar, con abundantes alimentos que incluían su plato
favorito por el que solía decantarse: un bebé humano asado.

Esas fueron las civilizaciones predominantes que encontraron los
españoles cuando llegaron a América

Día de la Hispanidad – Descubrimiento de América en cine – el fancine – Antena Historia – Bandera capitana de Cristóbal Colón – EXPO92 – Matalascañas

No es de extrañar que fueran, más que los propios
españoles, los demás indios, las víctimas de esos tiranos, los que ayudaron a
los conquistadores a derrotar a quienes los estaban exterminando.

Esa fue la suerte de los españoles.

Que sí, llevaron consigo enfermedades, como ocurre siempre que dos
poblaciones conviven por primera vez. Y llevaron caballos, perros de presa,
armas y armaduras de acero (muchos indios tenían armaduras de lana tupida útiles para flechas pero inútiles ante el acero toledano) y armas de fuego que hacían
huir despavoridos a los indios cuando escupían sus truenos por la boca. Pero
eran pocos, poquísimos, y dudo que sin el apoyo brindado por los indios. Indios que
vieron en los españoles no a conquistadores, sino LIBERTADORES para tener una oportunidad
de poder reiniciar sus vidas en paz.

Y seguro que hubo abusos. Por supuesto. Eso va en la condición humana, por
desgracia, y da igual la raza, la nacionalidad y el credo: cada persona es como
es, y unas son buenas como otras son malas. Y entre estos descubridores,
conquistadores y libertadores habría de todo, como habría de todo entre los indios.
Porque ser indio o europeo no es condición para ser bueno o malo.

El indio americano (el que se cruzó con los españoles) pasó a ser súbdito
del Reino de España y de sus Reyes Católicos, con los mismos derechos y obligaciones.
Fue una pena que en el cruce cultural las enfermedades de unos y otros hicieran
mutua mella y en este aspecto los indígenas salieron peor parados al no
resistir los virus y enfermedades europeas.

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También hubo enfrentamientos. Por supuesto. Y escabechinas en uno y otro bando. Pelearon indios contra indios, indios contra españoles, y entre españoles… Como buenos humanos que somos, y
fratricidas.

Tampoco dista mucho de la realidad histórica la conversación (ya en el
segundo viaje) relacionada con la esclavitud y con la necesidad de mano de obra
negra para trabajar en el nuevo mundo.

Esto pudo ser cierto y no le faltaría razón porque los indios eran súbditos
de España y, como tales, no se les podía esclavizar. Mientras que portugueses,
ingleses, holandeses (en menor medida) y argelinos, los cuatro, mercadeaban sin
pudor con esclavos negros del África y los últimos, los argelinos, o los
piratas argelinos, para no generalizar, lo hacían también con presos españoles
e italianos para traficar con ellos como esclavos o pedir rescate a las
autoridades. Esto último es lo que le pasó al mismo Cervantes pasó 5 años preso
en Argel, experiencia que recreó en la obra Los baños de Argel.

Los ingleses abrieron franquicias esclavistas por el caribe inglés tan
pronto como lograron mancillar aquellas tierras con sus anclas y pervertirlas con sus botas. Lo mismo hicieron los lusos y algunos holandeses.

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Los lusos usaron el Brasil como baluarte desestabilizador para el naciente
imperio español, aunque sin éxito.

Lo que sí lograron fue crear un flujo esclavista en dos sentidos:

• Indios amazónicos
  rumbo a Portugal que estos entraban en los
  servicios domésticos y se conseguían organizando bandeiras esclavistas
• Y negros de África
  rumbo a Brasil capturados para abastecer las feitoiras o asentamientos que
  incluían fortín y tierras de labranza destinada a que las trabajaran los negros

Ya establecidos en tierra firme, y habiendo vuelto a España y regresado a
las Indias, Colón demostró que ser un visionario y un gran navegante, no le
aseguraba su gestión como gobernador, tarea en la que no fue tan diestro, ni en
su primer viaje ni después.

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La mayor diferencia entre la monarquía hispánica y todas las demás, en cuanto a su manera de abordar el colonialismo será que la Reina Isabel equiparó a los indios en derechos y obligaciones al resto de los españoles.

No pasará a la Historia ni se le juzgará por sus dotes como gestor si no
como marino y como descubridor, con una gesta sin parangón en la Historia de la
Humanidad hasta que los Estados Unidos plantaron su bandera, de manos
de Neil Armstrong: El Primer hombre en la luna.

Despedimos este Día de la Hispanidad rindiendo homenaje a Colón y compañía
con 1492: La conquista del paraíso, película estrenada por Paramount
Pictures con objeto de conmemorar la misma gesta hace 30 años, en 1992, año en
el que pasé de BUP a COU y me fui a vivir a Estados Unidos.

Hace también 30 años desde la EXPO’92 de Sevilla

Y de las Olimpiadas de Barcelona’92

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Con motivo del 5º
centenario del Descubrimiento. Y fue en Sevilla porque se convirtió en la
puerta de entrada y salida de todo el tráfico marítimo con las Indias.

Y para que veáis que no barro para casa, cuando hablo de España, aunque me
guste rebatir y debatir la leyenda negra… he de bajar la cabeza y aceptar la
realidad cuando ésta se impone y demuestra algo malo que nos debe avergonzar. De nuestra historia, en general. No ya como españoles sino como personas… y me refiero, precisamente, al uso que
hicieron las dos administraciones, la del Partido Socialista andaluz, en
Sevilla con la EXPO’92 y Convergencia i Uniò, con la connivencia del Partido Socialista
catalán en Barcelona’92 para llenarse los bolsillos con las subvenciones que
costearon todos los españoles. Sus bolsillos, los bolsillos de sus hijos, primos, cuñados y los bolsillos de sus clientes políticos. Todo para comprar voluntades y perpetuarse en sus respectivos gobiernos mediante sobornos.

La de chalés nuevos que vi construir en Matalascañas, cuando era una
urbanización en auge, con decenas de altos cargos socialistas que trabajaban en
la Junta de Andalucía, o en el Ayuntamiento de Sevilla. O no altos cargos, pero
sí empresarios privados con contratos públicos adjudicados a dedo. Recuerdo a
unos vecinos que daban las gracias a la EXPO’92 y al
AVE dando palmas, con cuyas comisiones se habían comprado los chalés en la playa de Huelva,
a unos 50km de La Niña, La Pinta y La Santa María, testigos flotantes de la corrupción y del paso del tiempo y ellos ERE que ERE… perdón, «erre que erre».