El dragón del lago de fuego es una peli de 1981 que yo descubrí una década más tarde, en torno a 1990.
Hoy toca una peli de dragones. No lo he decidido yo, he tirado los dados y ha salido fantasía. Que conste que iba a ver Cónclave, por la muerte del Papa Francisco I. Aunque no sé si la veré y la comentaré, o si comentaré Las sandalias del pescador. O ambas. Mientras me decido vuelvo con El ladrón del lago de fuego.
Pelis de fantasía
Legend, Dragonslayer (ésta), Excalibur, Tygra: Hielo y fuego, Furia de titanes, incluso Jasón y los argonautas, Dragonheart, Conan y, por supuesto, El Señor de los Anillos, la de Ralph Bakshi. Estos títulos se convirtieron en mis pelis de fantasía favoritos.
Dos sobre mitología y, el resto, vinculados de un modo u otro a esa Europa medieval aderezada con dragones, caballeros y salpicada con magia. Hasta con un poco de Ciencia Ficción, como ocurre con Krull y Flash Gordon, que no podrían faltar en esta colección de pelis. Esto nos llevaría, irremediablemente a La guerra de las galaxias, pero me estaría metiendo en harina de otro costal. Y La princesa prometida, una comedia romántica imprescindible para los que vivimos el cine aquellos días.
Industrial Light and Magic
A propósito de La guerra de las galaxias… los efectos especiales de esta película se los encargaron a Industrial Light and Magic, fundada por George Lucas para sus pelis. Esa fue su primera incursión fuera de su saga estelar, y bien que se nota.
No que fuera la primera, sino la calidad de los efectos especiales que aportan credibilidad a una peli que procuró, dentro de su oscuridad (no obstante, es una peli de Fantasía oscura), con efectos, en su inmensa mayoría, orgánicos. Tanto es así que casi toda su producción se planificó con la intención de hacerla tan realista como fuera posible.
Por eso es una peli, fundamentalmente, de exteriores, grabados en Gales, Inglaterra y Escocia, en sus bosques y en sus castillos, cosa sobre la que volveré más tarde. A diferencia de la inmensa mayoría de películas del género, eso lo podemos apreciar en los vestuarios, los peinados, las armas y la decoración, en general, sea dentro de los castillos, de la torre del mago, en la gruta donde vive el dragón y en todos los espacios exteriores. De puro realistas son reales, y oscuros. Serían todo lo opuesto a pelis como, por ejemplo, de Robin Hood, en las que todo se nota de cartón piedra. En esas otras pelis (maravillosas) los personajes están sonriendo todo el tiempo, las peleas son coreografías ridículas y van vestidos con leotardos de colorines brillantes y chillones.
Eso no pasa en Dragonslayer, y se agradece, y más todavía cuarenta años después, que la vuelves a ver y aprecias, y agradeces, la calidad de las ropas, el bien diseño de vestuario y todo lo que rodea a los personajes.
La historia interminable estaba entre mis favoritas por aquellos días, pero no sabría si puedo, o debo, añadirla a esta lista. Más por mis recuerdos de las navidades de 1984, para variar, en Scarborough, Inglaterra. La cancioncilla de Limahl se escuchaba en todas partes y a todas horas. Os podréis imaginar el subidón que me dio cuando la usaron para terminar la 3ª temporada de Stranger Things. Cuando Suzie ayuda a Dustin a luchar contra rusos y monstruos a cambio de cantar la cancioncilla.
Dungeons & Dragons
Como os decía, esta peli la redescubrí iniciada ya mi pasión por Dungeons & Dragons. La había visto ya, pero no me había causado ningún impacto. La tenía olvidada. Fue imbuido en el juego de rol que me puse a buscar pelis de fantasía cuando me volvía topar con esta peli en el Videoclub Prado y la alquilé unas cuantas veces, del tirón. Y la verdad es que lo merece. Es más, vista hoy, que la estoy volviendo a ver según la comento, no ha envejecido, demasiado, y sigue teniendo unos efectos especiales más que respetables.
Por cierto, la estoy viendo en inglés, en YouTube, y he de deciros que la versión recién subida por LOTG (Land Of The Geek) es la mejor versión de esta peli que he visto jamás. La peli tiene una imagen y una fotografía, y un sonido de tal calidad que parece rodada hoy. Hago memoria y creo que ninguna de las copias que vi de esta peli tuviera ni la mitad de calidad y de nitidez de esta. Ni cuando la revisé el año pasado, ni las granuladas en VHS de unas décadas atrás.
La aparición de dragones, y tener que luchar contra ellos, es una alegoría medieval a la lucha del cristianismo contra el mal. De ahí San Jorge, el patrón de Inglaterra, de los Scouts, de Aragón y hasta de la ciudad de Cáceres. Siempre representado como un caballero, a lomos de su corcel, lanceando al dragón. De él sale el escudo blanco con una cruz roja, en el medio, de extremo a extremo en horizontal y en vertical.
Todo eso recuperado gracias a mi nuevo ocio, que sucedió al grupo Scout Kimball 110, y ocupó mis tardes de los sábados tirando dados e interpretando personajes. Mi favorito, siempre: el paladín. Epítome de la Justicia y de la honradez, personaje Legal/Bueno por antonomasia. Mi gran paladín, Repaci (en redes sociales soy @repaci31 (la del cine es @elfanicne) por algo) murió protegiendo a un grupo de aldeanos, y al resto de mi comitiva, bloqueando con mi escudo el acceso a un túnel para huir del fuego del dragón. Mi paladín salvó a todos, y pereció carbonizado en una gesta memorable. A fecha de hoy sigo jugando a D&D, y sigo usando un paladín, este llamado Dungan Drag.
El dragón del lago de fuego
¡Alerta espóiler!
Es la clásica historia del camino del héroe. Del héroe a la fuerza, imprevisto, no deseado, pero necesario.
La historia del héroe que todos quieren que exista menos el propio héroe que no se siente tal cosa.
Un aprendiz de brujo que vive tranquilamente con su maestro, en una torre, en el reino de Urthland, a la sazón (o «a la sajón«) en el mismísimo North Yorkshire en el que está la ciudad de mis tíos ingleses, Scarborough, que os mencioné antes.
El reino entero vive bajo la amenaza de Vermithrax Pejorative, un dragón que no ataca a los habitantes del reino porque ha pactado el sacrificio de dos vírgenes al año con el Rey Casiodoro. De este modo, cada seis meses se produce un sorteo entre todas las vírgenes del reino para que, en igualdad de condiciones, esas dos muchachas aplaquen el hambre, y el odio, del dragón, para que el resto pueda vivir en paz.
El dragón es Vermithrax, no Smaug
No me he resistido a mencionar a Smaug.
No al Smaug de Tolkien, un dragón rojo de cuatro patas. Sino al Smaug de Peter Jackson, perfecto hasta que sale entero en pantalla y vemos que le faltan las dos patas delanteras. Este dragón, Vermithrax, nació con dos patas e, igual que los murciélagos, tiene dos alas rematadas que usa a modo de patas. Y me parece fenomenal, porque nació así y así se llevó al cine.
Lo que ya denuncié, con todo el dolor de mi corazón, fue que Smaug, el mejor dragón de la Literatura fantástica, fuera llevado al cine sin que se respetara su esencia y su naturaleza. A modo de murciélago gigante.
Dragonslayer
Volvamos a la peli.
La peli tiene un hechicero, que no mago. Se llama Ulrich de Cragganmore, y recibe la petición de auxilio, por parte de una partida de campesinos, que buscan ayuda para destruir al dragón. Pero el anciano vaticina su propia muerte y su amuleto elige a su aprendiz, Galen Bradwarden, como su próximo portador.
Galen será ese héroe no deseado que antes mencioné. Un héroe que sabrá conjugar las artes de la hechicería con el manejo de la espada. Mejor dicho, de la lanza, pues será el arma que empuñe contra el dragón. Galen se une a la comitiva y se hace amigo de Valerian, un muchacho que después resulta ser muchacha. Su padre escondía su identidad para que no entrara en la lotería de vírgenes que había que sacrificar. La amistad entre ambos dará una vuelta de tuerca y ni que decir que se llevarán bastante mejor desde entonces.
0% WOKE
Esta misma peli, que no olvidemos que era una coproducción entre Disney y Paramount. Y lo único que la hizo no responder al patrón de película Disney fueron dos cosas: la princesa muere y uno de sus protagonistas, un muchacho, resulta ser una muchacha que esconde su sexualidad para no entrar en el sorteo de vírgenes. Cosa natural, por otro lado.
He escuchado en algún podcast que esto fue escabroso y que estaban muy adelantados a su tiempo al plantear un personaje que cambia de sexo. No veamos señales que la peli no muestra. Esas señales habrían sido reales si el muchacho hubiera dudado en cuanto a su personalidad, a su sexualidad y a su orientación. Aquí no hay nada de eso: es pura y mera supervivencia… su padre la viste de niño para que nadie sepa que es una muchacha y se libre de terminar en la barriga del dragón. De haberse adelantado a la moda WOKE que censura el cine de nuestra década esa misma chica se habría auto percibido chico, o algo a mitad de camino entre ambas cosas. Y, en vez de enamorarse del héroe, se habría enamorado de la princesa. O del dragón, que hay cabezas muy desamuebladas.
La misma peli, hoy en día, se habría ido por unos vericuetos infumables distrayendo, como os decía, la atención del espectador hacia la orientación del muchacho/muchacha, cosa que, al espectador medio, el que no hace de la sexualidad el epicentro de su día a día, nos importa un bledo. Y caería en la trampa que cayó la serie de Willow, que trituró sin piedad un clásico ochentero para volver a reescribir los 80s plasmando en la película una sociedad que para nada existió. Como prueba todos los habitantes del reino de fantasía… todos caucásicos, todos europeos y todos anglosajones y todas las parejas que vemos son heterosexuales. Si la realidad, y la sociedad, de los años 80s hubiera sido distinta la película la habría reflejado.
Hay más personajes, y todos ellos muy logrados, la verdad. El rey responde al prototipo de tirano que dicta leyes que él no cumple. Fuerza a todas las familias a sacrificar a sus hijas, pero blinda a la suya, excluyendo su nombre del sorteo para elegir ofrenda para el dragón. Su hija es otro gran personaje, la princesa Spelth, pues cuando descubre el pastel se enoja hasta el punto de ser ella misma quien adultere el siguiente sorteo llenando el recipiente con papeletas con un único nombre: el suyo. Siente injusto el miedo y al pena de sus súbditos y decide sacrificarse para limpiar su honra.
Dragonlance
Valeria resulta ser la hija del herrero, y éste rescata una antigua lanza con poderes sobrenaturales concebida para matar al dragón. Quizás Dragonslayer inspiró a los autores del primer módulo de la Dragonlance para Dungeons & Dragons, que salió en 1982.
Un mundo de fantasía asolado y asediado por dragones de la oscuridad y draconianos a los que sólo se puede hacer frente con dragones de la luz y la mítica lanza Dragonlance. Nació como aventura, se desarrolló como una saga de aventuras y terminó dando vida a la mítica saga de novelas Dragonlance. Espero que se lleve algún día al cine, pero cuando se termine la plaga WOKE, para no llorar la reinvención de la misma y no sentirme ultrajado viendo personajes cambiados de raza, sexo y de orientación.
Caballero Vs. dragón
Toda la peli nos lleva al momento crucial. Toda ella está encauzando al héroe rumbo a la gruta en la que vive el dragón. Y, entre medias, a ser objeto de burlas por parte del rey y de sus hombres de armas. El propio monarca le arrebata la piedra mágica que atesoraba el mago y era fuente de la mayor parte de su poder.
Pero cuando la princesa manipula el sorteo y es la próxima virgen que será ofrendada al dragón, el rey se come su orgullo y acude al hechicero. Le devuelve su amuleto y le pide ayuda para que proteja a su hija y termine con el reptil alado.
Valeria se adelanta hasta la cueva donde vive el dragón con una idea sagaz: recoge escamas del reptil para confeccionar un escudo y un capacete que resista el fuego que el bicho escupe por su boca. En su incursión descubre unas crías de dragón que nadie conocía hasta la fecha. No es mala idea. Si os fijáis es el mismo patrón que vimos en Furia de titanes, cuando Perseo recibe dones que le permitirán enfrentarse a la Medusa: el escudo y una espada, en nuestro caso una lanza cuyo filo corta el yunque en que es reforjada. Es Excalibur, pero en lanza.
La misma Valeria se ha enamorado de Galen. Pero confunde el respeto y la admiración de Galen por Elspelth con amor. Se le rompe el corazón, viendo que, habiéndose enamorado por primera vez, su amor se enamora de otra. Nada más lejos de la realidad, pues Galen, como os decía, admira a la princesa, pero ama a Valeria.
Final… trágico, feliz e inesperado
Galen tiene un primer enfrentamiento con el dragón, que termina en tablas. Él logra herir al reptil y el reptil le hace huir cuando le planta cara. Entre medias el final trágico es el de la princesa, que habiendo sido salvada por Galen rechaza volver avergonzada al pueblo y se adentra en la cueva. Lo desgarrador e inesperado es que, siento una peli de Disney, y siendo ella una princesa, por lo tanto, una princesa Disney, cuando Galen sigue su pista para sacarla de la cueva se topa con su cadáver y vemos cómo sirve de alimento para las crías de dragón.
Galen siente que tiene que seguir acosando al dragón, ahora que éste ha dejado de sentirse invulnerable, pero se reencuentra con su maestro que regresa de la muerte para cumplir su última misión. ¿Os acordáis del amuleto? Esa piedra preciosa de la que emanaban los poderes, o buena parte de los poderes de ambos magos. Del maestro y del aprendiz. Pues el mago, el veterano, pide al muchacho que se quite el amuleto y espere al momento oportuno para destruirlo Esto significa que, como fuente de poder proyectada en el maestro, el veterano se deja atrapar por el dragón y cuando el discípulo destruya el amuleto, destruirá al mago y éste arrastrará consigo al dragón.
Entre medias los lugareños abandonan el paganismo y abrazan el cristianismo (como vimos en Excalibur) para huir de supersticiones y supercherías.
Y como ocurría en las buenas pelis de Disney, cuando sus personajes recreaban una sociedad basada en lo natural, la naturalidad, la naturaleza y en su biología, los dos tortolitos, la hija del herrero y el aprendiz de mago, ahora con sus poderes menguados, se enamoran empedernidamente el uno del otro y fueron felices y comieron perdices.
Unas cuantas pelis de Fantasía en el fancine
Son las pelis con las que crecí y soñé de pequeño y de jovencito
Todas ochenteras menos El Señor de los Anillos de Ralph Bakshi, de 1978









Podcast de cine sobre Dungeons & Dragons

