A Complete Unknown - 2024 - USA - Un completo desconocido - Bob Dylan biopic - el fancine - Web de cine - Podcast de cine - Blog de cine - Alvaro Garcia

A complete unknown

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La peli arranca con un jovencísimo Bob Dylan recorriendo las calles de Nueva York en busca de Woody Guthrie. Un cantautor folk inmerso en la protesta social, comunista y anticapitalista que, en un ejemplo de coherencia, lejos de irse a vivir a un país de su cuerda prefirió quedarse a vivir en la cuna del capitalismo. Se comía bien, tenía libertad de expresión y podía registrar sus canciones como propiedad (privada) intelectual. Vamos, todo lo contrario de lo que predicaba para los demás.

Por aquellos días estaba un pelín demacrado, Guthrie, postrado y en las últimas. Y lo último que esperaba era la visita de un muchacho que venía desde Mineápolis para decirle que él era su héroe. El muchacho en cuestión es Dylan. A quien Guthrie, el de la peli, le pide que cante una canción y el muchacho canta Song to Woody que, en realidad, compondría mucho más tarde, fruto de sus tertulias y visitas, pero no en el psiquiátrico sino en casa de unos amigos en Nueva Jersey.

Bob Dylan: Un completo desconocido

Por lo menos hasta ese momento.

Un chaval retraído que cantaba sin complejos todo lo que no se atrevía a verbalizar en una conversación. Un artista en su quintaesencia de los que son su verdadero yo cuando se apagan las luces y le apunta un foco a la cara, con su guitarra colgando del cuello.

Ese chaval es que visita al cantautor, y activista, para darle las gracias por su música. Esto ocurrió en la vida real, pero no exactamente como lo vemos enla peli. Viajó a NY, sí, pero en la peli no sale Fred Underhill, un amigo suyo que acudió también a la cita en el hospital psiquiátrico. Una cita (imprevista) que nunca existió (en el psoquiátrico) pues tuvo lugar en el apartamento de Cecil Gleason, donde solía dejarse caer los fines de semana.

La peli se toma otra licencia ubicando a Pete Seeger en la escena del psiquiátrico. En realidad se conocieron en Greenwich Village, y de ahí a pedirle que tocara en el Carnegie Hall fue cuestión de tiempo. De poco tiempo. La exclusividad en el trato hacia Dylan, que vemos en la peli, tampoco es muy fiel a la realidad, pues nuestro protagonista acudió con un puñado de músicos que también participarían en esa misma cita. Tanto es así que Seeger les pidió que seleccionaran tres canciones cortas porque eran tantos que sólo dispondrían de diez minutos por barba para tocar. Dylan eligió A Hard Rain’s A-Gonna Fall, precisamente de 10 minutos de duración.

Licencias de autor

No son pocas las licencias que se toman para mejorar la narrativa del biopic. Ocurrió lo mismo con Bohemian Rhapsody, el biopic musical de Freddie Mercury. Y ya dije entonces que tenían sentido, la mayoría de dichas licencias, porque agilizaban la narración sin atentar contra la esencia misma de la biografía del personaje en cuestión. Pues en este biopic de Dylan abundan esas licencias. Como su llegada en solitario a Nueva York, pues lo hizo acompañado por un amigo que ha sido borrado del guion, un tal Fred Underhill. Me pregunto la gracia que le hará verse y saberse prescindible. Si sigue vivo, claro.

Como tampoco se lamaba Sylvie Russo la novia que le ponen en la peli, sino Suze Rotolo. Al parecer el propio Dylan pidió este cambio de nombre.

Rolling Stone en castellano

Antes de seguir comentando la peli os citaré la fuente de la que estoy sacando buena parte de los datos que estoy compartiendo y comentando: Chequeado: las escenas de la gran biopic “Un completo desconocido” que no ocurrieron así en la vida de Bob Dylan, de la revista Rolling Stone, en castellano. Está claro que me gustan algunas canciones de Dylan, pero nunca me volvió loco. Por eso, para poder enfrentarme a este comentario he leído algunas críticas, y he visto otras y hasta me he calzado un par de documentales. Pero, para seros sinceros, ninguno de los documentos consultados se explicaba mejor, ni igual, que el artículo de Rolling Stone. Es más, de él he sacado sólo unos cuantos datos, si quisiérais profundizar más en la vida de Dylan, y destripar hasta la extenuación lo que tiene de cierto el biopic, dejadme de leer a mí y pinchad en el enlace para leeros el artículo de Andy Greene.

Ya hemos visto que lo del hospital, y la canción… no tuvo lugar como nos lo cuentan. Aunque queda bonito y sentimental. Como tampoco ocurrió que Dylan durmiera en la casa de Seeger, y tampoco cantó la canción que le vemos cantar en la peli, básicamente porque la compuso cosa de un año después. Esas son las licencias de autor que se permite el guionista y que apadrina el director para que fluya la peli. A mí, mientras no me cambien la esencia del personaje, ni su ideología, sea cual sea, ni su orientación sexual o su naturaleza, lo que es la trama, o ese reajuste de piezas en un puzzle temporal, es lo de menos.

Lo que sí me molesta es cuando aprovechan que te hacen un biopic para reinventar al personaje, mejor dicho, a la persona, y venderte a alguien distinto a quien fue en la vida real. Como ocurrió con el falso biopic de Tolkien, que pasó de ser un intelectual católico y de derechas a un tontaina pseudo progre. Peo es lo que hay.

Las canciones de Dylan en el cine

Por eso he tirado de una fuente con la suficiente reputación para dar por buena su información, más cuando sacan extractos de sus propias entrevistas al mismísimo Dylan. Y también porque, como creo que ya he apuntado antes, yo tengo alguna idea, superficial, de la vida del protagonista, pero no soy, ni de lejos, un profundo conocedor, ni le seguí la pista con anterioridad, salvo en los momentos en los que escuchaba sus canciones que, por cierto, han sido utilizadas en otras películas y, en todas ellas, cuadradban a la perfección ambientando aquello que ilustraban las imágenes.

Pelis como Jerry Maguire, Steve Jobs, En el nombre del padre (creo que ahí descubrí Like a rolling stone), Asesinos natos, Forrest Gump, El gran Lewoski, American Beauty, Vanilla Sky, Dioses y generales, Soul y La terminal entre casi cincuenta títulos más. Sin olvidar mi aparición favorita de la música de Dylan—

Los títulos de crédito de Watchmen

Estos últimos son sencillamente gloriosos. Una gran adaptación de la novela gráfica en el cine y, con esos títulos de crédito que ilustran el sentir generalizado de una sociedad quebrada… me parece un acto de amor hacia esa canción, tan profundo como hacia el mismo cómic.

Os recomiendo su lectura tanto como ver la peli. Una peli, por cierto, cuyo final se desmarca del final del cómic, por lo que podréis verla o leerlo en el orden que os apetezca y con ambas obras disfrutaréis.

A complete unknown

Hechas las presentaciones, me sumerjo ahora en la película. Por eso alerto ahora de espóiler, para que me siga leyendo quien haya visto ya la peli o para quien no tenga intención de verla pero sienta curiosidad por su trama, y por su drama.

Porque drama hay, en cierta medida. Teniendo en cuenta el proceso de construcción del personaje, y me refiero al Dylan de verdad, y su reconstrucción, que pasó por una absoluta destrucción.

Esa construcción, en la peli, comienza con esa noche mágica en la que el muchacho de Mineápolis canta la canción a su héroe y pasa la noche durmiendo en el sofá de Pete Seeger.

Hablemos de Folk…

En sí misma sería «música popular«, por Folk, que viene de Volk, pueblo, en alemán. De ahí la marca Volkswagen, o coche del pueblo y el Folclore… o sabiduría popular. Sabiduría sería la traducción literal de lore, pero en realidad sería cultura popular.

Hasta ahí genial. Un rollo de música local. Yo, que viví en Minesota, la cuna de Dylan, me pasé muchas noches de jueves en el Be Bop cafe, entre billares, hamburguesas fabulosas, helados de bainilla con Coca-Cola servidos en copas de medio litro y música country. Sé que no es lo mismo, el country y el folk, ni que el rock. Que se lo digan a los Blues brothers. Pero me sirve para interiorizar el estilo, los usos y las costumbres que rodeaban al cantautor, pues al final se trata de eso: Canción protesta y cantautores.

La marca de la casa es peculiar en el caso del folk, porque se somete a dos condiciones que lo marcan y lo definen: por un lado tiene que ser música sin orquestar, hecha, como os decía, por un cantautor. Y, por otro lado, está el mensaje, su contenido político, de izquierdas y siempre con protestas. La guerra fría, Vietnam, activismo social insuflado por movimientos políticos de su cuerda… el equivalente al wokismo padecido en los últimos años que, por fin, parece caerse cual suflé.

Música radical para un público radical

Música radical, hecha por radicales, consumida por igual, por incautos que sucumben a los cantos de sirena y al público en general. Tanto es así, lo de radical, que si lo son en el contenido de su música, también lo eran en su continente. Esto último lo vemos en la peli… Su fórmula incluía la necesidad perentoria de no coquetear con el rock, ni con el pop, nin con nada que introdujera instrumental eléctrico, batería o un bajo.

El propio Dylan lo sufrió en sus carnes. Y se reveló, como era costumbre en él, para desembarazarse de la etiqueta flok que lastraba su carrera. Pero luego abordaré este tema, cuando avance con el comentario de la peli, porque sí lo reflejan en ella pero todavía faltan unos años (del biopic) para que lleguemos a ese punto.

Lo que sí puedo anticiparos es que esta masa deseosa de adorar a becerros humanos tenía tanta maña creando semidioses paganos como destrutyéndolos. Luego llegaré a eso.

«A complete unknown, like a rolling stone (…)»

Like a rolling stone es una de las mejores canciones de todos los tiempos. Escrita y compuesta en 1966 y supone una de las mejores sucesiones de versos del rock, motivados por la venganza. Es El conde de Montecristo de la música, con acordes Folk, algo de Blues y mucho Rock.

Una canción que estuvo a punto de no salir al mercado porque el productor concebía imposible digerir 6 minutos de rock intenso, denso y descarnado como esta. Sólo veo un paralelismo en cuanto a la postura de la productora: Bohemian Rhapsody nueve años después. Dos minutos y treinta segundos de pura protesta, sin ser acitivista, sino, y tan solo, con cierta dosis de venganza social. En cuanto al contenido, quizás comparable a la obra de Elvis, In the ghetto, sacada tres años después y de, a penas, tres minutos de duración.

A diferencia de las otras dos, y que conste que estoy comparando y equiparando tres de las mejores canciones rock, ésta ni tiene un toque paternalista (viendo el sufrimiento de una madre que pare un crío en un mundo deshumanizado) ni de hijo arrepentido en el corredor de la muerte. Esta canción, Rolling stone, parece un esputo en el rostro del desgraciado, del derrumbado y de aquel que lo tuvo todo y lo perdió todo.

Porque eso es Rolling stone. Una canción dedicada a una muchacha que tras saborear las mieles del éxito rotundo, se desploma económica, psicológica, laboral y moralmente. Hasta socialmente, porque pasa de lanzar el cambio a los vagabundos, al salir de las fiestas VIPs, a tener que hacer cola para comer en un hogar social.

Vinagre en la herida

Descarnada, hiriente. Sin paños calientes. Es vinagre en la herida. Así es esta canción, y de ella saca el título la película.

Aunque en la peli el «completo desconocido» es Dylan. Cuando aterriza en Nueva York y hace buenas migas con Pete Seeger, quien lo apadrinó y lo empujó para se lanzara a volar. Aunque con un cordelito atado en el tobillo, como las gaviotas que orientaban a los feincios cuando hacían cabotaje por el Mediterráneo, para no perderla y saber siempre en qué rumbo se encuentra la costa más cercana.

Porque eso hizo Seeger con Dylan. Vio en el muchacho una joya en bruto y no se lo pensó dos veces a la hora de pulirla y engarzarla en corto para convertirlo en el mascarón de proa del Folk y, en cierta medida, aprovecharse del gusto y del talento de Dylan.

Pero Bob rebosaba personalidad. Y un buen día descubrió que se había hastiado del folk, demasiado soso como para poderlo exprimir por más tiempo. También comprendió que estaba harto de ser un títere en manos de alguien que lo usaba como mascarón de proa para protestar por todo. Ese día Dylan voló del mástil del barco al nido costero con una apuesta radicalmente opuesta a la original. Aparcó su guitarra acústica y, al más puro estilo Scott Pilgrim, se enfrentó a Pete; se enfrentó a la prensa; y se enfrentó al público.

Porque el público de ese concierto, al que él acudía año tras año, quería escuchar las mismas canciones de siempre. Por eso no le perdonaban que tocara rock en su escenario. Y todo porque Dylan, a esas alturas, se sabía incapaz de satisfacer a ese (su antiguo) público porque no quiere anclarse en los éxitos pasados, que siente cual lastre, y quiere tocar sus canciones nuevas.

De eso va la peli

Del porceso de nacimiento de una estrella.

Y nos explica que esa estrella, lejos de ser pusilánime, es un tipo íntegro, que se viste por los pies. Alguien que tiene muy claro lo que quiere, y cómo y cuándo lo quiere. Alguien capaz de sacudirse de encima a los amigos que le parasitan revoloteando a su alrededor. Y alguien incapaz de mantenerse en su zona de confort (que dirían los cursis de hoy en día). En vez de acomodarse en un nicho musical, que fue el suyo propio, en sus orígenes. Cuando lo explota, lo usa, y cuando demuestra ser el mejor en él, lo fácil habría sido estancarse y vender discos como churros. Pero eso no iba con Dylan. Es un fenómeno intelectual en un perpetuo estado de ebullición que necesita experimentar, cambiar, variar, arriesgar y disfrutar.

Y disfrutará a toda costa, en una relación, casi hasta tóxica, de amor/odio y, entre lo uno y lo otro, de cuernos sin consentir, medio consentidos y consentidos del todo según el día y la hora.

De su música, de su relación sentimental a tres bandas… picoteando aquí y allí y alternando emociones psicológicas, intelectuales, físicas y emocionales por igual. Todo esto, metido en una coctelera arroja la obra de Dylan y forjan un carácter indómito del cantautor folk y, después, rockero, que es Dylan.

Recapitulando…

Lo paradógico de Dylan, y lo vemos en la peli, es que saltó a la fama como un músico folk. Como un cantautor que usa la música para protestar por los derechos civiles en un género musical que huye de las bandas, de las guitarras eléctricas y demás. Por eso, cuando madura y se cansa de ser un cantante folk, y se harta de sentirse manipulado para retenerlo encasillado, y cuando empieza a coquetear con el rock, tras coincidir con Johnny Cash, se estrella en los conciertos porque sus seguidores son, casi todos, amantes del folk, por lo que de la noche a la mañana, conforme evoluciona la música de Dylan, se sienten desorientados, decepcionados y defraudados porque piensan que Dylan está haciendo mal folk. Tampoco podemos negarles que se sientieran decepcionados con su estrella, y terminaran sintiéndose traidionados.

Timothée Chalamet & Edward Norton

Edward Norton está genial encarnando a Peter Seeger. ¿Cuándo no lo está?

Hace del amigo y, a partir de cierto momento, parásito de Dylan. Ál ayudó a Dylan a romper el cascarón. Cierto. Y fue él quien le allanó el camino hacia el éxito. Pero después de apadrinar a Dylan, intentó manipularle y controlar su obra y su faceta artística. Y todo eso lo refleja Norton en una de sus interpretaciones… fabulosa, como todas las demás.

Timoithée Chalamet… No os puedo negar que me encanta en pantalla. Fuera del celuloide me parece un tipo flojito de los que tiene que dar grima cuando te dan la manita blandita. Pero es verdad que cuando escucha la palabra «acción» muta en bestia y se convierte en un animal interpretativo capaz de asumir los registros más dispares y hacerlos todos bien.

La primera peli suya, que yo vi, fue El rey, de 2019. Pues, a pesar de confesarme un enamorado de Interstellar, ya dije en mi comentario de la peli que no la había visto hasta 2021. Y, en El rey, he de confesar que me dejó muy intrigado por ser un tirillas que parecía irradiar fortaleza. Creo que va siendo hora de volver a ver esa peli para ver qué sensaciones me produce seis años después. Y quizás hasta la comente en el fancine.

Dicho esto, creo que Chalamet se está convirtiendo en uno de esos sellos da calidad capaces de arrastrar legiones de espectadores a la sala de cine, y eso es maravilloso. No es el actor tradicional, ni varonil, ni fuerte… es frágil, parece (como habríamos dicho en los 80s) que «no tiene ni media hostia«, y cuando aparece disfrazado de lagarterana en las alfombras rojas vuelve a dar un pelín de grima. Pero prejuicios aparte, lo dicho: es un actorazo.

Premio Príncipe de Asturias

Dylan ganó el Premio más prestigioso que se puede ganar en España, el Príncipe de Asturias, ahora Princesa de Asturias por su Alteza Real Leonor de Borbón. Pues, el entonces príncipe reina hoy en el Reino de España.

Y lo destaco así, que ganó el Príncipe de Asturias, sobreponiéndolo al mismísimo Nobel porque, ganando ambos galardones, y no habiendo acudido a recibir ninguno de los dos, el Nobel fue controvertido en tanto en cuanto no lo recibió de buena gana y la lió un par de veces hasta desesperar a los suecos. Sin embargo, e insisto: sin poder acudir a recoger el Príncipe de Asturias, sí lo lamentó y sí se dirigió cordialmente a la Casa de Su Majestad el Rey de España para agradecer el premio y pedir disculpas por su ausencia.

El artículo en Rolling Stone del que he sacado la info biográfica

https://es.rollingstone.com/arg-verdadero-o-falso-estas-escenas-de-un-completo-desconocido-la-biopic-de-bob-dylan-no-ocurrieron-asi-realmente

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