Jurado n2 - Juror n2 - Clint Eastwood - 2024 - el fancine - pelis de juicios - Web de cine - Blog de cine - Podcast de cine - Alvaro Garcia

Jurado nº2

Tabla de contenidos

Jurado nº2 es una ingeniosa, y truculenta, vuelta de tuerca a 12 hombres sin piedad.

Clint Eastwood

¿Qué deciros de Clint Eastwood?

Amén de confesaros, nuevamente, cuánto lo admiro. Como actor porque ha protagonizado y/o dirigido algunas de las pelis de mi vida: Los violentos de Kelly, Firefox, La leyenda de la ciudad sin nombre… y decenas mas. Sin perdón, Cartas desde Iwo Jima, Million Dollar baby… y muchas que me dejo sin mencionar por no alargar la entrada sin necesidad, hasta esta, que a sus 95 años parece, eso se rumorea, que será su última película. Hace falta ser profesional y amar el cine para seguir dirigiendo con casi un siglo de edad. Y sin ir a cazar subvenciones: jugándose el dinero.

Es verdad que quizás estemos ante una peli menor de Clint Eastwood. Pero no nos engañemos: una peli menor de Clint Eastwood es mejor que el 95% del resto de las películas de ese año. Del resto de películas de ese lustro.

Por lo tanto, sin hacer ruido y sin pretender ser el foco de atención, llega esta Jurado nº2 y sin aspavientos. ni florituras, nos da una lección de cine. Está bien hecha, tiene un guion redondo. La fotografía es austera. Y, austera, para mi gusto, es un piropo más que una carencia. Nada superfluo, nada impactante, sin brillos y sin retruécanos gratuitos. Va al grano, como su guion.

Aunque el guion tiene sus curvas, como buen thriller que es. Una peli de suspense, un drama y… en definitiva, una peli de juicios de las buenas de verdad.

Jurado nº2

Me gusta mucho el arranque de la película. De hecho, me gusta entera. No sigas leyendo si no la has visto pero piensas verla porque haré ESPÓILER desde el próximo párrafo.

Como os decía, el principio mola, cuando nos presenta a los miEMbros del Jurado, empezando por Justin Kemp. Un periodista que trabaja en una publicación de tercera fila y cuya única preocupación es el inminente alumbramiento de su hija. No lo vemos ahora. No lo sabremos al principio, pero según avance la peli veremos que no ha pasado más de un año desde la muerte de sus dos hijas gemelas nonatas. Es decir, muertas justo antes de nacer.

Por eso su esposa se angustia cuando comprende que su marido estará ausente en el tramo final de su nuevo embarazo. Siendo, además, un embarazo de alto riesgo. Y esto angustiará a Justin. Y por eso alegará lo que está viviendo su esposa para intentar ser descartado como miembro del jurado. Pero no cuela. Desde ese momento será el Jurado nº2, y lo será en tanto en cuanto el caso siga abierto y no se dicte la sentencia.

Me gusta cómo se hilvana la presentación del matrimonio, de la hija por nacer y cómo se impregna esa trama con la propia del jurado. Cuando más, al principio, durante la formación del mismo. Momento en el que la fiscal (que se presenta a Fiscal del Distrito, es decir, para presidir a los fiscales locales) y el abogado (de oficio) criban los candidatos eliminando a los no aptos para formar parte de ese jurado en particular.

No pueden tener vínculo alguno con ninguna de las partes juzgadas, ni haber conocido a la víctima. Tampoco pueden ser jurados en este juicio quienes tengan algún motivo personal/profesional a favor o en contra del acusado. Ni gente que haya sufrido algo parecido a lo que van a tratar durante el juicio. Esto en cuanto a este juicio en particular, para evitar entrar en el jurado con una idea de inocencia o de culpabilidad preconcebida. Tampoco quienes pudieran haberse visto involucrados total o parcialmente, con alguna de las partes del juico o con el hecho a juzgar.

Hasta ahí, sin problemas.

La causa a juzgar

Los problemas iniciarán cuando se describa la naturaleza del juicio y se describan los hechos y las personas involucradas. Ahí empezará el thriller psicológico que protagoniza Justin Kemp.

El juicio aborda el presunto asesinato de Kendall Carter a manos, presuntamente, de su novio: James Michael.

Hasta ahí todo marcha bien. Es cuando nos adentramos en los hechos cuando Justin empieza a sudar la gota gorda. Porque vamos a viajar dos veces en el tiempo, para remontarnos un año atrás y ver el pasado desde los ojos de este miembro del jurado y desde los ojos del acusado.

¿A qué me refiero? A que ambos estuvieron presentes en el mismo hecho, uno de manera plenamente consciente: el novio acusado de asesinato. Y el otro de manera parcial, Justin. Y os lo explico.

Pelea en el bar…

Una pareja de enamorados discute en un bar. Parecen haber bebido, pero las cosas se precipitan, se les van de la mano y discuten acaloradamente hasta que el acusado tropieza con una botella en la mesa y cae al suelo. De discusión se pasa a altercado y centran la atención de todos los parroquianos del bar de carretera.

La discusión se traslada al exterior del bar, al parking. Está diluviando y la relación de la pareja parece tocar fondo cuando ella decide volverse a casa andando y se marcha después de medio agredir, en público, al novio, y de increparle e insultarle delante de todos.

Un ciervo atropellado

El día de marras es familiar para Justin.

Cuando se describe la escena se intercalan perspectivas. Por un lado, vemos una vista que nos presenta a los novios discutiendo. De cerca. La segunda vista es más lejana, desde otro punto del mismo bar. Es la visión de Justin quien, esa noche, casualmente, estaba en el bar y fue testigo de la pelea.

Lo recuerda perfectamente. Y recuerda por qué estaba allí.

Justin es un alcohólico anónimo. Lleva un tiempo limpio, sin catar una gota de alcohol. Pero en la fecha de la discusión acababa de perder a sus dos hijas y, de vuelta al hogar, se desvió para tomarse un whisky en el mismo bar que los tortolitos.

Se pidió el whisky y, desde su mesa, fue testigo de todo cuanto sucedió.

Después, al terminar la discusión se subió a su coche y puso rumbo a casa. Lamentablemente atropelló a un ciervo, cuando iba a cruzar un puente, que debió darse a la fuga, pues no encontró su cadáver en medio de la lluvia torrencial.

El cadáver

Os haré esperar un ratito antes de hablaros del cadáver.

¿Os acordáis del proceso de selección de los miembros del jurado?

Si os fijáis, conforme vamos conociendo la causa que se va a juzgar vamos comprendiendo que Justin tendría que haber hecho conocer a la juez que él había estado allí en la noche de los hechos. Pero se lo calla cuando escucha que, a la mañana siguiente, un senderista se topó con el cadáver de la chica a los pies del puente.

Esto supone una vorágine de sentimientos y de emociones dentro de Justin. ¿Y si no había atropellado a un ciervo? ¿Podría haber atropellado él, sin pretenderlo, a Kendall? En caso afirmativo… estarían juzgando a la persona equivocada. El culpable sería él. Y digo «culpable» porque, si bien el atropello podría haber sido fortuito, como poco ello habría exculpado de asesinato a James, el novio. Pero le habría inculpado a él por un homicidio involuntario. Y, sabiendo ahora que la muchacha era la que había sido atropellada y se había caído del puente, cada minuto que retrase ponerlo en conocimiento de la juez, más y más hundirá sus pies en el lodo. De momento los tiene hasta los tobillos.

La deliberación

El jurado pasa a la sala de deliberación en la que permanecerá aislado mientras debaten.

El debate se prolongará hasta que los 12 emitan el mismo voto, es decir, hasta que dilucidan un veredicto en unanimidad. Y esa unanimidad parece estar cantada cuando, en la primera sesión, votan de uno en uno y 11 miembros votan que es culpable y el 12º plantea la duda razonable que frena cualquier precipitación.

Ese es Justin. Quien pide que, antes de enviar a la cárcel, de por vida, a un muchacho, se dignen en discutir una vez más los hechos expuestos por los testigos, el acusado, su abogado y la fiscal. Todos se derrumban cuando comprenden que no podrán acordar ese veredicto a la primera y empezamos a ver de qué material está hecho cada personaje. Y veremos que, pese al filtro que dije antes, los hay que ya entraron en el jurado, y en el juicio, con su veredicto decidido: culpable.

Por eso lamentan la postura de Justin, porque eso implica perder horas debatiendo.

Lo que no sabe ninguno de ellos es que Dustin estuvo allí aquella noche. Y lo que no sabe ni él, por lo menos al principio, es que quien atropelló a la víctima fue él. Por eso, por miedo a ser el responsable de los hechos, y por miedo a que otro pague por ellos, y por remordimiento de conciencia, en caso haber sido él… Y porque mintió a su mujer con lo del ciervo. No por decir que atropelló un ciervo, que estoy seguro de que era de eso de lo que él estaba convencido. La mintió porque dijo que el atropello había sido en otro lugar, para que ella nunca supiera que se había ido al bar.

🥃

Estuvo en el bar. Se compró el whisky. Y lo tuvo delante de sí mismo todo el rato que estuvo sentado en la mesa lateral del bar. Vencido por la muerte de sus hijas nonatas. Rendido por el whisky. Vendido por una adicción que, de catar de nuevo el whisky, lo volvería a fagocitar.

No se lo bebió.

Pero eso ahora da igual.

Nadie le creería.

Ni su propia esposa.

Ella se sentiría mentida al descubrir que había estado en ese bar. En cualquier bar. Y más al saber que había comprado un whisky. Por eso ya da igual. Si descubre lo uno no se creerá lo otro porque podría estar mintiendo una vez más.

Pero hay algo peor. En los Estados Unidos un atropello es un homicidio involuntario, pero hacerlo bajo los efectos del alcohol agrava tu pena por infringir la ley que prohíbe beber borracho y por haber atropellado a alguien por no tener control sobre uno mismo.

A ver… no me quejo. Es más, lo considero lógico. No como en España que ir borracho o puesto de drogas hasta las cejas es un atenuante. Lo de aquí es lo anormal. Leyes anormales hechas por anormales con el objeto de beneficiar, siempre, al delincuente, al agresor, al ladrón, al estafador, al prevaricador y al malversador, al terrorista y al corrupto. Y las víctimas que se pudran. Si quieren ayuda, que la pidan. Y ya veremos…

Menudo panorama se le presenta a Justin.

Su conciencia…

Necesita un veredicto.

El acusado, novio, y presunto asesino, fue miembro de una banda que traficaba drogas. Es el candidato ideal para ser un maltratador. Es muy sencillo: cambias tu voto por culpable y san se acabó. El muerto al hoyo y el vivo al bollo. Con James en la cárcel se daría carpetazo al asunto. La fiscal ganaría de calle las elecciones. El jurado no se haría preguntas y la prensa tendría carnaza para alimentar a sus lectores crédulos durante unos cuantos días. Mientras James se hunde en la desesperación de saberse condenado a cadena perpetua sin derecho a revisión por un crimen que no ha cometido. Y a la espera de la justicia carcelera, mucho más firme que la de fuera de la cárcel.

En la cárcel sufrirá lo que no está en los escritos: recibirá palizas, lo violarán, apuñalarán y lo volverán a violar. Y se pasará el resto de sus días, hasta que se muera, durmiendo con un ojo abierto porque no sabe a qué hora le harán sufrir. Será carne de cañón por culpa de un asesinato que nunca cometió. Lamenta la pérdida de su novia y, encima, le culpan de asesinarla.

Justin se debate en su fuero interno. Empieza a dar muestras de agotamiento. El juicio se alarga. Bueno, el juicio no, la deliberación. Y se alarga por su culpa. Una vez que ata todos los cabos del caso, todavía en la primera sesión de debate en la primera jornada del juicio echó el freno de mano a una condena exprés, como bien anticipé. Es verdad que si cierra los ojos y se traga su mala conciencia le echará el muerto a otro. Literalmente. Pero Justin no es mala persona. No al principio de la peli, cuando él mismo plantea esa duda razonable porque, según él mismo, no tiene nada claro que James sea el responsable de la muerte de su novia. Como que ha sido él…

Por eso empieza un juego harto arriesgado en el que intentará salvar a James procurando que eso no le cueste a él su libertad y se lleve por delante su matrimonio… y su propia libertad. Otro miembro del jurado, una tal Keiko, una japonesa, sugiere la opción de atropello y fuga. Sin demasiada convicción.

Harold Chicowski

El único que parece secundar a Justin es otro miembro del jurado, un tal Harold, a la sazón antiguo inspector de policía y especializado en homicidios. Responde a la tal Keiko argumentando que no sabría decir, sin investigarlo, si podría tratarse de atropello y fuga, pero que tiene muy claro que James no es un asesino. Imprudente, impulsivo, con un pasado turbio quizás. Seguro. Pero igual de seguro está de que no asesinó a su novia y decía la verdad en el juicio.

Menudo contratiempo.

El veterano retirado resulta ser un verdadero profesional. Tanto que Justin le sigue y le ve en el puente donde ocurrió el accidente haciendo sus pesquisas. Justin aparca y se esconde, pero el policía, que es perro viejo, se percata.

Lo peor vendrá en la siguiente sesión de deliberación. Más bien un pelín antes de que tenga lugar. Harold se acerca a Justin y le dice que está investigando por su cuenta siguiendo sus triquiñuelas de cuando estaba en ejercicio. Ha dado por buena la premisa de Keiko, «atropello con huida«, y ha hecho pesquisas para saber cuántos coches pasaron por taller en el plazo de una semana después de la fecha de los hechos. A Justin no le llega el aire al pecho, y menos cuando Harold le dice el número de coches que fueron llevados al taller. No recuerdo la cifra exacta, pero ésta se reduce a unos dieciséis si la visita al taller fue provocada por atropellar un ciervo.

A estas alturas Justin está hiperventilando. Si esta peli hubiera sido una comedia tipo Aterriza como puedas veríamos a Justin vaciándose una garrafa de gasolina por encima. Lo mejor de esta escena es cuando Harold mira a Justin y le dice que son dieciséis los coches, pero que solo tendrán que investigar quince, pues el coche del propio Justin figura en la lista. Y le dice con un tono socarrón, que ese coche queda descartado, o algo por el estilo. Justin, a estas alturas, tras echarse la gasolina por encima ha sacado un paquete de tabaco y se va a encender un cigarrillo con una cerilla.

Justin echa balones fuera fingiendo torpeza delante del alguacil. Cuando Harold le entrega los papeles los deja caer al suelo cuando el alguacil llama al jurado para que vuelva a reunirse. Esos papeles llaman la atención del alguacil que deduce que hay algo que no cuadra y requisa los papeles y pide a los dos miembros del jurado que la acompañen. Estas pesquisas se solucionarán echando al expolicía e inspector del jurado.

El resto del jurado retoma el debate y se les explicita que no pueden seguir otros cauces de investigación que los expuestos, defendidos y usados por la fiscal. Carpetazo al coche en el taller y al atropello del ciervo.

Justin parece tranquilizarse un poco, pero en la vida real me temo muy mucho que Harold, herido en su orgullo y siendo el profesional que es, me juego el pescuezo a que habría iniciado una investigación alternativa del caso. Pero en la peli parece desaparecer del todo.

Dejó sembrada la duda…

Se reanuda el debate en la sala del jurado.

Pero, y tras hablar con el abogado de James, Faith Killebreu, la fiscal, se queda pensativa. De pronto alberga dudas. Sospecha que en este asunto hay gato encerrado. El tema de los coches abollados por los golpes a los ciervos… No era una idea descabellada que no se tratara de un asesinato y que la muchacha hubiera sido atropellada y abandonada a su suerte. Cambiaría el paradigma del juicio. Eso dejaría a James en libertad, pero para soltar a uno necesita a otro que enjaular para no perder las elecciones.

No obstante, decide visitar al reo, que está en prisión preventiva, para hacerle algunas preguntas. Y la más importante es preguntarle, sin rodeos, si asesinó a su novia, o no. Sin la jueza. Sin la prensa. No habrá público, ni jurado ni testigos. En la sala estarán ella, el abogado y su defendido. James insiste en que ha hecho cosas en su vida de las que no se podría enorgullecer. Y muchas más que le hacen sentir vergüenza de si mismo. Pero asesinar al amor de su vida no es una de ellas.

Tormento

A estas alturas de la peli las deliberaciones del jurado se han convertido en un tormento para Justin.

Ya no puede más.

Cede a la tentación de hablar con su consejero en Alcohólicos Anónimos. Un abogado con el que tiene buena relación y que le dice lo que el jurado necesita, lo que la fiscal necesita y la juez, la prensa y la familia de la víctima necesitan es un condenado al que meter entre rejas. El nombre da igual, pero quizás quien mejor encaje en el relato sea James, sobre cuya no autoría no nos queda ya duda alguna. El malo se ha convertido en el bueno de la peli. El bueno se está envileciendo en nuestra psique y se enquista más y más conforme avanza la deliberación del jurado.

A estas alturas la balanza se ha equilibrado y los votos están empatados. Salvo algunos enrocados en e voto «culpable«, el resto o ha cambiado su voto, o está dispuesto a hacerlo.

Justin se va derrumbando, poco a poco

La fiscal reconsidera la vía de investigación que propuso Harold y hace una ronda de visitas a los propietarios de los vehículos que se llevaron al taller. Los dieciséis esos que mencioné más arriba. Obviamente, como la visita la hace en horario laboral y, en tanto en cuanto dure el juicio, Justin está en el juzgado, por lo que quien abre la puerta, y recibe a la fiscal, es Allison, su esposa.

También visita a uno de los testigos. Uno cuya declaración esgrimió ella misma, como fiscal, a modo de argumento irrefutable para demostrar la culpabilidad del acusado. Cuando declaró dijo que había visto a James en el puente, agrediendo a su novia y tirándola por el puente. Pese a que jarreaba una lluvia torrencial y pese a su edad y su vista.

La fiscal se patea el lugar del crimen. Y lo observa desde la casa del testigo. Ahora quien tiene dudas de verdad es ella, que ve con dificultad el escenario del crimen, y es un día soleado, sin tráfico y sin lluvia.

Para colmo casi es atropellada ella misma. Insisto: de día, no de noche, soleado, no nublado, sin una gota de agua y no jarreando. Y, aun así, se gira y casi la arroya un coche. ¿No habría sido infinitamente más fácil que un coche atropellara a la mujer que iba andando por el puente? Incluso que no viera el objeto del impacto y pudiera tomarlo por un ciervo… O que sí, viendo que había atropellado a una persona se diera a la fuga, por lo que se estaría complicando la vida el que estuviera huyendo.

La fiscal deja de creer que haya hecho un juicio justo al acusado. También se derrumba ella.

Y como esto va de derrumbarse, Justin, interrogado por su mujer, pues ha recibido la visita del fiscal, termina confesando que el día de marras, el del atropello, se había ido al bar. Lo demás le entra por un oído a su mujer, y le sale por el otro. Se siente mentida y deja de confiar en él. Ella le dice que le ha contado la versión oficial a la fiscal, pero está claro que tampoco ella se cree que atropellara a ciervo alguno.

Cadena perpetua

La juez está al corriente de los giros que está dando el juicio. Pero, y para sorpresa del abogado, de la fiscal, del acusado y de todos, el jurado, por fin ha emitido un voto por unanimidad: el acusado es culpable.

La juez lo había advertido: en caso de ser culpable, James sería condenado a cadena perpetua sin derecho a revisión. Y tal es la condena.

La familia de la muchacha respira aliviada pensando que el asesino de su hija morirá en la cárcel. Todos se felicitan, menos Justin, que parece sobrepasado por el veredicto del jurado en el que él mismo ha cambiado su voto para dejar de marear la perdiz y meter al acusado en la cárcel y poder evitar convertirse en el centro de atención, no sea que termine él mismo con sus huesos en la cárcel. La fiscal, compungida, observa el revuelo y mira, con atención, a todos los asistentes para ver la resolución del juez y la condena definitiva. De pronto se bloquea mirando a Justin y verle consternado mientras la policía se lleva a James arrestado.

Percibe un ¡clic! en su cerebrito…

Mira a Justin, y saca el móvil y busca en Internet a «Allison Crewson y su marido«, y aparece ella con Justin. Es el propietario del vehículo accidentado en la misma noche del presunto asesinato. Cuando vuelve a alzar la mirada para buscar al Jurado nº2 en la sala, ya ha desaparecido.

Egoísmo

La resolución del juicio implica que Justin ha cambiado su voto para salvar su vida sacrificando la de James. Verdadero ejemplo de un personaje redondo que evoluciona y cambia, sino muta, conforme transcurre la película.

No es fácil crear un personaje con el que te identificas, cuando ve que puede echar su vida a perder por un accidente. Te solidarizas con él cuando busca un remedio al mal que ha hecho. Asientes con la cabeza cuando le ves intentando salvar al acusado. Al injustamente acusado. Pero lo fabuloso de esta peli es que terminas diciéndote a tí mismo, no, no hagas eso, cuando intuyes que va a desviarse del buen camino. Aunque le entiendes, porque acaba de ser padre y no quiere arruinar su vida, la de su esposa y la de la criatura, pero te revuelves contra él cuando comprendes la sangre fría que debe tener para enviar a la cárcel a un inocente con tal de desviar la atención de sí mismo.

Otro personaje genial es la fiscal, interpretada por Tony Collette. También vemos en ella una evolución sustancial, casi material, de mujer sin escrúpulos arrimada a la política para medrar. Fiscal implacable, carente de emociones y de sentimientos y, lo que quizás sea peor en su cargo, de empatía. De todo eso evoluciona a una mujer que empieza a dudar de sí misma y de lo que hace para conseguir logros a toda costa.

Genial guion, y genial manufactura de Jonathan Abrams quien, dirigido por un Clint Eastwood veterano, además de verdad, han hecho una peli, que si no hubiera sido por El conde de Montecristo podría haber optado a mi peli favorita de 2024. Dejo Jurado nº2 en un segundo puesto, empatada con Nosferatu (protagonizada, también, por Nichola Hault) y Horizon en tercer lugar.

12 hombres sin piedad

No os negaré que hubo un momento en el que me tensé temiendo un refrito de 12 hombres sin piedad.

Sobre todo, cuando se traslada la acción, o la escena, porque acción tiene poca, a la sala de deliberaciones. Y más aún cuando dos de sus miembros quieren arrastrar a los demás a votar que James es culpable para poderse ir a casa y olvidarse del juicio.

Otro momento de tensión, para mí, fue la declaración del testigo que, a todas luces se verá después que no podría haber sido capaz de ver lo que afirma, sin margen a la duda, que vio en la noche de los hechos. Vivía en una casita a unos 100m del puente en el que aquella noche diluviaba y su edad no nos invita a pensar que pudiera tener vista de lince. Y este sí que es un paralelismo con los testimonios de algún testigo en 12 hombres sin piedad.

Pelis mencionadas en Jurado nº2

Ya sé que sólo he mencionado 12 hombres sin piedad… pero debajo de los carteles encontraréis una reflexión mediante la cual establezco cierto paralelismo entre Jurado nº2 y Watchmen.

Watchmen

3 espóilers en 1

Antes de seguirme leyendo ten en cuenta que voy a establecer un paralelismo entre el final de Watchmen y Jurado nº2. Así que, si no has visto Watchmen, por favor, deja de leerme y póntela inmediatamente. Es más, si no te has leído el cómic (es la primera novela gráfica) antes, incluso, de ver la peli: cómpratelo y léetelo. Se convertirá en una lectura recurrente de esas que te gustará verla en tu estantería y la volverás a disfrutar con cada lectura que hagas de ella.

Si la peli es buenísima, que lo es, el cómic es una verdadera pasada.

Si sigues leyendo sabrás que lo haces bajo tu responsabilidad, porque para entender mi interpretación de Jurado nº2 voy a mencionar (y a destripar) los dos finales de Watchmen: el verdadero, y bueno, del cómic, y la versión alternativa, y mala, de la peli. Triste manera de rematar, de un modo fallido, una peli fabulosa y una grandísima adaptación.

Espóiler nº1: el final de Jurado nº2

Cuando vemos a Justin, al final de la peli, con su mujer y su hija, felices y disfrutando una vida maravillosa repleta de felicidad y llaman a la puerta y, cuando la abre, se topa con la fiscal… Ese final es de aúpa. De los buenos.

Algunos dirán que es un cliffhanger para anunciar una posible secuela… Yo, pese a desear que así fuera, creo que es simplemente un fabuloso final abierto que cada espectador rematará a su gusto. Y de tantas maneras como veces volvamos sobre él, en función de nuestro estado de ánimo, de nuestra edad y de nuestro.

Huelga decir que el paralelismo que quiero establecer no implica la necesidad de un Justicia encapuchada, aunque no vendría nada mal, ni en la peli ni en la realidad, puesto que las leyes, quienes las redactan y quienes las aplican favorecen, casi sistemáticamente, al delincuente. Para saber qué, o quién, es Justicia encapuchada os vuelvo a invitar, e instar, a ver, y más aún leer Watchmen.

Espóilers nº2 y nº3: los dos finales de Watchmen

Los vigilantes (Watchmen) son justicieros que se disfrazan para hacer justicia allí donde la Justicia no llega. Y existen dos fundamentales: Ozimandias y Jon.

Ozimandias es el hombre, y empresario (socialista, pues así se autodefine en el cómic) más inteligente del mundo, que sigue los pasos de Alejandro Magno y quiere autoproclamarse líder del mundo entero en 1985, sólo un año más tarde del 1984 de Orwell.

Están inmersos en plena Guerra Fría y la amenaza soviética, pese a que los Estados Unidos han vencido en Vietnam, implica la amenaza de una guerra nuclear latente en toda la novela, como lo estuvo hasta que cayó el Muro de Berlín.

El otro es Jon, conocido como Dr. Manhattan. Un científico que sufrió un accidente nuclear y se desvaneció mientras trabajaba para el Gobierno de los Estados Unidos y, cosa milagrosa, se autoregeneró convirtiéndose en un ser sin materia, o de antimateria, con todos los poderes de la energía nuclear, inmortal, capaz de vivir en la Tierra o en Marte. Su concepto de la energía, y del tiempo, simultanea todas las realidades paralelas, presentes, pasadas y futuras al mismo tiempo.

El final de la peli Watchmen

Pues bien, en la peli Ozimandias provoca, o finge, un ataque nuclear de Jon, desde Marte, con la intención de hacer que las democracias capitalistas y las dictaduras comunistas cesen las hostilidades y se hermanen y den la espalda a sus ideologías.

Ojo, esto sonaría perfecto si él mismo no se declarara izquierdista (en contraposición al resto de Watchmen, a los que tacha de fachas (y alguno hay, no lo podemos negar) y tiene a tres miembros del Vietcong trabajando para él en su refugio antártico).

En la novela gráfica Watchmen el final es diferente

Quien arrasa nueva York no es John, sino un falso ataque alienígena.

El cambio del alien por John, en la peli, pervierte el personaje del Dr. Manhattan y lo envilece y, aun así, el propio Dr. Manhattan comprende que la idea de Ozimandias es buena y que el fin justifica los medios. «El Doctor Manhattan es el héroe que la Democracia se merece, pero no el que necesita ahora mismo. Así que lo perseguiremos, porque él puede resistirlo, porque no es un héroe. Es un guardián silencioso, un protector vigilante, un Caballero azul…«

Esta frase me ha quedado muy chula… pero me he limitado a parafrasear y cambiar sutilmente a Christopher Nolan, en boca del comisario Gordon en El caballero oscuro.

La repito en serio:

«Porque es el héroe que Gotham se merece, pero no el que necesita ahora mismo. Así que lo perseguiremos, porque él puede resistirlo, porque no es un héroe. Es un guardián silencioso, un protector vigilante, un Caballero Oscuro»

Es la quintaesencia de Maquiavelo.

El fin justifica que nos cepillemos la reputación de Manhattan.

¿Dónde está el vínculo entre Watchemn y Jurado nº2?

Esta es la madre del cordero.

En Maquiavelo.

En el comisario Gordon…

El vínculo está en que, si no hay secuela, que no la habrá, la fiscal se limitará a visitar a Justin Kemp para hacerle saber que ella sabe que él fue quien atropelló a Kendall Carter. Lo mismo que su silencio, en lo sucesivo, será la verdadera condena perpetua de James Michael. De este modo un antiguo delincuente paga por un delito actual que no ha cometido, pero paga por los pendientes mientras que el muchacho de bien que tiene cara de no haber roto un plato inicia una familia y da un hogar feliz a su hija recién nacida.

Es un «print the legend» de 1ª categoría. Quien no sepa a qué peli me refiero que vea El hombre que mató a Liberty Balance.

Es dejar que la verdad quede oculta porque la fantasía, lo irreal, es más bonito y tiene más glamur que la realidad. Y nos creíamos que «el relato» nació en 2023.

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