El Conde de Montecristo - 2024 - Francia - el fancine - Web de cine - Blog de cine - Podcast de cine - Alvaro Garcia

El conde de Montecristo

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La novela empieza con la llegada a puerto del Faraón.

Nada de rescates de náufragos ni de escenas de desacato a la autoridad, ni vemos humillar al capitán, al que vemos degradar en la película. Es más, esa degradación, la que vemos en pantalla, podría hasta justificar el ánimo de revancha en el capitán degradado. Al fin y al cabo, veo paradójico y contradictorio el razonamiento que hace el armador. Es cierto que Dantés salva su honra, algo capital entonces, salvando a una muchacha naufragada en la versión de 2024. Pero para hacerlo Edmundo tiene que contrariar, tergiversar, retorcer y desobedecer la orden de su capitán quien, lejos de preocuparse por la muchacha que va a la deriva, se preocupa por la mercancía, que es su trabajo llevar a buen puerto.

Es verdad, como ya he mencionado en numerosas ocasiones, y la última al comentar El buen italiano, que existe una Ley de la Mar, no escrita, que fuerza a auxiliar a los náufragos. Apelando a la ética. Pero en este caso nos plantean un Edmundo contario al del texto original: altivo, rebelde y orgulloso, cuando el verdadero y auténtico Dantés jamás habría sucumbido a la tentación de dichos comportamientos.

Así como en la novela tampoco hay escena en la que el protagonista hable de manera altiva y, si me apuráis hasta soberbia a un superior suyo. Esta es una cosa de actualidad en el cine y, en mi gusto, a desterrar. Este tipo de comportamiento que desacata la autoridad, que chulea a sus jefes, que contraría la tradición y reniega de todo salvo de los derechos propios lo hemos visto recientemente en Chani de DUNE. Y es la única parte que me fastidió la peli. la reescritura de personajes que deberían permanecer sagrados en su traslado de la Literatura al Cine y que los guionistas de nuestros días degradan a lo chabacano y descreído para hacerlos aparentemente más atractivos al público.

Craso error. Si bien en esta película los cambios son moderados, y comprensibles, es costumbre que, en las demás, perviertan y destruyan a los personajes cambiando sus personalidades distanciándoles de los personajes creados por su autor. Leonardo es un tipo humilde y modesto. Ingenuo, además de confiado, en quien no cuadran ni el desacato, ni mostrar orgullo en público (ni en privado) ni encararse a un superior ni defenderse con altanería.

Napoleón Bonaparte

El capitán Leclere del Faraón, en el texto original, murió antes de llegar a Marsella.

Y antes de hacerlo llamó a Edmundo a su camarote, para cederle el mando de la nave y entregarle una carta que tendría que hacer llegar a su destino, en la isla de Elba. El destino era el mismísimo Napoleón quien, a cambio, le entregó otra misiva que debería entregar a otra persona en París.

Leonardo no leyó la carta, pues no iba dirigida a él, ni estaba confabulado con el emisor, pues no era bonapartista, sino que cumplía el encargo hecho por su difunto capitán. Nada que ver con la versión de la muchacha rescatada a la que el capitán de la peli, cambiado por Danglars por economía de guion, para reducir su extensión en una elección desacertada, para mi gusto.

Este desmarque del texto original sí lo considero superfluo y perjudicial para los personajes implicados, que son tres: el propio Dantés, el capitán y Danglars. Aprovecho este comentario para poner sobre la mesa a los demás personajes relevantes de la película…

Ascenso a capitán

Su cambio, y el detonante de toda esta historia es su ascenso imprevisto.

Siendo capitán su sueldo se multiplica. Ahora puede pedir matrimonio a Mercedes, quien lo está esperando desde hacía años.

Esa boda alegraría a todos menos a Fernando, el primo de Mercedes. Aunque hoy en día nos suene incestuoso, por entonces parece que no estaba mal visto que dos primos se encamaran. Y por lo visto el primito tenía que llevar un tiempo fantaseando con aquello de «quien tiene prima, se arrima».

Otra víctima colateral sería Danglars… Su amigo y pretendiente al puesto.

Por lo que vemos que sus dos mejores amigos son pretendientes a todo cuanto Edmundo consigue por su trabajo, por sus méritos, por su paciencia, su saber hacer y su lealtad: Danglars quería su capitanía en el Faraón y Fernando quería beneficiarse a su prima. Y hasta aquí dura una amistad que se enturbia cuando ambos pergeñan quitarse al bonachón de Dantés del medio.

Pero… ¿cómo?

Danglar se enteró del asunto de la carta de Napoleón. En la peli ya lo he dicho, porque es él el capitán. Él cuenta esto a Fernando y entre ambos redactan una denuncia, que no es más que una calumnia, por la que acusan a Edmundo de estar metido en política y ser bonapartista. Y llevan la denuncia ante el sustituto del Procurador, un tal Villefort.

Personajes, o «las piezas del puzle«

Hay dos fases en la vida de los personajes.

Por un lado, tenemos sus orígenes, período de tiempo que abarca hasta que Edmundo Dantés es metido en prisión. Y por otro lado tenemos sus vidas tal y como las conoce Montecristo cuando Dantés reaparece en sus vidas. Son ellos mismos, pero tantos años después como él ha pasado en el Castillo de If, prisionero, y terminando de formarse y de prepararse para su venganza, después.

Por lo tanto, veremos un antes y un después de estos personajes. Muchos de ellos, o alguno de ellos, amigos del protagonista. O por lo menos lo fueron, porque después se olvidan del pobre diablo y comienzan ascensos meteóricos mediante pelotazos, corruptelas, adquisiciones ilegales y traiciones.

Todos ellos siguen sus vidas, Mercedes ligando la suya a su primo. Y todos crean sus respectivas familias a las que después conoceremos.

El armador Morel

Acude más de veinte veces a rogar clemencia para Dantés. Cuando Bonaparte accede de nuevo al trono la supuesta traición de Edmundo debería convertirse en virtud y en salvoconducto. Cuando menos en una licencia para recibir el perdón de su condena.

Así lo creía Morel cuando acudió a Villefort, nuevamente con tal fin, para pedirle que mediara con la Administración bonapartista para devolverle la libertad. Sin embargo, Villefort no puede enviar la misiva que redacta Morel, dictada por él mismo, porque si Dantés sale a la calle su vida política peligraría. Mintió a Morel diciendo que Dantés había sido reclamado por las autoridades reales una semana después de ingresar en If. Incluso se atreve a presagiar que podría haber sido enviado a alguna de las colonias francesas en las Antillas francesas.

Danglars

Danglars, el capitán de la película no es tal en la novela, sino un competidor de Leonardo que aspira, mejor decir, ambiciona, ser ascendido a capitán.

Es otro marinero del Faraón. Amigo de Edmundo, o eso dice, por lo menos. Envidioso por naturaleza no encaja de buen grado el nombramiento de Dantés como capitán del Faraón, el barco que él ansiaba comandar.

Se fue a Madrid para trabajar como dependiente en un comercio mientras gobernó el Emperador.

Eugene Danglars

Futura hija del Barón Danglars…

Víctima propiciatoria para consumar la venganza de Montecristo. Ella estaba prometida con Alberto Mondego pero el príncipe Andrea Cavalcanti la conquista pese a sus inclinaciones lésbicas. Vistas éstas, Andrea se propondrá no solo como amigo, pues no podrá ser amante, sino también como distracción para la atención de los demás, para que no descubran esa inclinación de la muchacha.

Mercedes

Es el amor de Edmundo Dantés.

Esperaban un golpe de suerte para poderse casar y el ascenso de su novio sería el momento adecuado. Según la veamos en la peli o en la novela será una mujer muy humilde, de origen español, en la novela o… la verdad es que no me quedó muy clara su procendencia, amén de española, catalana, en la peli.

No sé si nos la ponen como hija en una familia acomodada, o como sirvienta de esa familia. Confieso que esa parte me despistó. Como me despistó ver al padre de Edmundo como mayordomo, ¿de los padres de Mercedes?

Viendo su entrada en la peli y viendo el yate en el que los dos primos (Fernando y Mercedes) salen a navegar… me parece que han escalado socialmente para la peli. En la novela es una catalana afincada en Marsella. Pobre, que vende pescados para subsistir. Vive con su padre, igual de pobre, y es pretendida por su primo Fernando.

Fernando Mondego

Fernando es otro catalán, primo de Mercedes.

Un pescador alistado en el ejército napoleónico porque éste llamó a filas a todos los que estuvieran en edad de empuñar un arma, pero capaz de abandonar el uniforme por volver a usar las redes de un pescador si así podría ganarse el corazón de Mercedes, que pertenece, por entero, a Leonardo.

Fernando, el catalán, aprovecha la ausencia de Leonardo para revolotear alrededor de Mercedes.

Se erigió en el amigo afligido primero, en el hombro en que llorar, segundo. Y en la alternativa feliz para un presente triste de Mercedes. Tan solo necesitaría esperar a que Mercedes derrame su última lágrima para hacerla suya.

Fernando partió a la guerra cuando Napoleón llamó a las armas a todos los hombres en edad de luchar. Su intención era regresar y casarse con su prima. Aunque de esto poco o nada se menciona en la peli, porque las referencias a las andanzas de Fernando sí nos hablan de sus méritos, o deméritos, militares, pero no se termina de contextualizar el hecho histórico en el que se enmarca.

Es más, para que veáis si estoy hecho, un lío, porque o no me enteré o no me lo explicaron bien, en la película parece que es militar de carrera, desde el principio de la peli. De hecho en la peli es él mismo quien cabalga para pedir la liberación de Dantés. Y sus andanzas militares parecen ir directas al episodio turco, pero eso, en la literatura, vendría mucho después y tras haber desaparecido del mapa Napoleón.

En la novela es llamado a filas y cuando está en la frontera traiciona a su general. Caído Napoleón ascendió a capitán. Viajó a España para asociarse con Danglars, quien seguía en Madrid. Medró hasta coronel haciendo servicios a la corona y partió rumbo a Grecia para combatir a Turquía. Quién sabe si llegaría a cruzarse con Lord Byron…

También estuvo a las órdenes de Alí Baha, como instructor, y tras cuya muerte le dejó una buena suma de dinero y volvió a Francia con sus ahorros y recién nombrado teniente coronel. Un trepa en toda regla. Luego sabremos más de él, cuando os hable de Haydée.

Alberto Mondego

Es el hijo de Fernando y Mercedes, ya como condes de Moncerf. Por lo tanto, Alberto es el vizconde de Morcef.

Un muchacho apuesto y lozano. Valiente y curioso por su edad.

Se convierte en la víctima propiciatoria para que Montecristo arruine el matrimonio de su amada y prometida y de su mejor amigo.

Caredoux

Este es un pobre hombre.

Es el tercer amigo de Dantés. El más humilde, pero el de mayor corazón. Por entonces era sastre, aunque la vida le dio muchos golpes y terminó regentando una taberna.

Es el único que se opuso a la traición a Dantés, pero su falta de poderío hizo que se callara y, si bien no estaba de acuerdo con lo que le estaban haciendo, calló por miedo a las represalias.

Villefort

Ya he mencionado un par de veces al Villefort de marras.

Es el sustituto del procurador cuando Dantés resulta denunciado.

Es un personaje vil y villano porque entiende y comprende que la denuncia por la que se calumnia a Dantés es falsa. O por lo menos falta de fundamentos. Está convencido de la inocencia de Dantés, quien hasta le cae en gracia y pretende poner en libertad sin cargos.

Esto hasta que pregunta por el destinatario de la dichosa carta bonapartista. Para desgracia de Dantés está dirigida a otro Villefort, a su padre para ser más concretos. Ahí cambia su actitud y su trato hacia Dantés. De quererlo poner en libertad cambia de parecer y lo envía al castillo de If, sin juicio y sin nada, tachándolo de traidor.

Abate Faria

Otro prisionero en el Castillo de If.

Un cura ilustrado que lleva años excavando un túnel para huir de la cárcel. Pero yerra su orientación y, en vez de dar al mar, da con la mazmorra de Dantés.

Ambos se hacen amigos con facilidad. Normal teniendo en cuenta que ninguno ha hablado con otra persona durante años. De ahí que no les cueste abrirse mutuamente y ser confesores, amigos y toda la familia que les queda mutuamente.

El abate instruye al marinero en todas las ramas del saber. Desde filosofía, matemáticas, astronomía e historia a idiomas como el italiano, el inglés y el árabe, y las lenguas muertas: latín y griego. Todo mientras se arrastraban por las galerías que excavaban e iluminaban con grasa de los guisos que tenían por almuerzo. Y no la colección de velas que no sabemos de dónde las han sacado en la película.

Cuando están cerca de culminar el túnel el abate tiene una (creo recordar) apoplejía y sabe que está a las puertas de la muerte. Sólo entonces le confesará el secreto del tesoro de la familia Espada. En la peli el tesoro es de los templarios. Queda más chulo que lo de los Espada, pero no deja de ser una licencia artística del guionista. Y aun así me gusta, que conste.

Un tesoro escondido en la isla de Montecristo, a mitad de camino entre Córcega y la península itálica.

El Conde de Montecristo

Lo incluyo en esta lista, aunque a nadie sorprenderé si os digo que es Edmundo Dantés… ¿verdad?

La única diferencia es que ahora tiene una fortuna que le hace ser la persona más rica de toda Europa, por lo menos. Pasa de ser Edmundo Dantés al Conde de Montecristo.

Es su alter ego. El héroe omnipotente que todo lo puede, lo sabe, lo conoce, lo comprende y lo tiene. Y si no lo tiene, lo comprende, lo conoce, lo sabe o lo puede, lo compra. Porque (y es una de las gracias más divertidas en la peli) es la primera fortuna de Italia.

Lo incluyo aquí no porque se erija en juez y parte, en instructor y testigo, en verdugo y en guillotina por igual, sino porque de él colgarán, y dependerán, otros dos personajes que debo y quiero incluir bajo el ala protectora de quien los sacó del fango…

Haidée

¿Os acordáis de Alí Pachá?

El pachá al que sirvió Fernando.

Pues bien. Faltaba alguna información… Fernando traicionó al Pachá y se deshizo de su hija vendiéndola como esclava. De esa esclavitud la sacó Montecristo para hacerla partícipe de su venganza y herramienta para ella.

Andrea

Andrea será presentado en sociedad como el príncipe Cavalcanti…

Aunque en realidad es una herramienta para la venganza de Montecristo. Y suya propia, por supuesto. Es el hijo de Villefort. Uno que Villefort daba por muerto porque nada más nacer lo metió en un arcón y lo enterró en su jardín. Era un hijo bastardo nacido del vientre de una amante.

Montecristo descubrirá esta historia y localiza al muchacho, ya crecido, y lo suma a su causa.

Caderux

De sastre a posadero apesadumbrado.

Apesadumbrado porque él es el único que sabe toda la trama y conoce la traición por la que Dantés ha terminado en la cárcel.

Caderux es amenazado de ser conocedor de la conspiración bonapartista en la que habría tomado parte Dantés, por lo que prefiere olvidar el asunto y dejar de buscar venganza…

Morrel, el armador

Es el más noble y legal de todos los personajes que pululan alrededor de Dantés.

Visita al padre de Edmundo por si pudiera entregarle un adelanto, pero el padre rechazó su generosidad. Morell no volvió a saber nada del padre hasta que supo, meses más tarde, que estaba en las últimas. Entonces volvió a visitarle, y lo encontró tan afligido y abandonado que, a las puertas de su muerte, confundió al armador con su hijo Edmundo.

Así murió el pobre hombre, y fue el armador quien, para limpiar su conciencia (aunque ninguna culpa tuvo él de nada de lo ocurrido) costeó su entierro en memoria del capitán al que tanto apreciaba y perdió antes de estrenar su cargo.

El puzle

Vistas las piezas quizás huelgue profundizar demasiado en el puzle.

Quien más quien menos ya sabrá la historia, sino de la novela espero, por lo menos, la de la peli.

Podríamos dividirla en tres bloques:

  1. Regreso del Faraón y planes de boda
  2. En el Castillo de If
  3. La venganza del Conde de Montecristo

Hasta el regreso del Faraón y planes de boda

La parte del Faraón… ya la he contado.

Las dos versiones, la de la novela y la de la peli.

Y ya os he contado el vínculo bonapartista de su capitán, comparando los capitanes de la novela y de la peli. Así como cómo se encuentra Dantés con un ascenso inesperado. Y lo de la boda y el arresto y su permanencia sine die en la cárcel del Castillo de If.

El castillo de If

Ya os he contado, también, la historia del abate, que es la historia de los dos personajes dentro del castillo de If.

Una prisión inexpugnable de la que no te podías fugar. No una prisión con televisión a la carta, hidromasaje y tres comidas al día… No. Una prisión de las de toda la vida: frío en invierno, calor en verano, un ventanuco y un rancho asqueroso que dan más ganas de vomitar que de comer.

De ahí se escapó nuestro Edmundo. Improvisando una fuga sobre otre fallida. Aprovechando la muerte del propio Abate, su tutor, su maestro, su amigo… Aprovecha su mortaja para meterse dentro de ella y ser lanzado al mar.

La venganza del Conde de Montecristo

Puro encaje de bolillos.

Son tramas y subtramas (sus enemigos y los hijos de sus enemigos) trenzadas entre ellas con genialidad y con verdadera maestría.

Montecristo no pretende zanjar las vidas de quienes arruinaron la suya. Quiere destruir las suyas. Para ello no dudará en investigar, una por una, las vidas de todos ellos. Tiene todo el tiempo del mundo, y todo el dinero para relajar lenguas y comprar voluntades.

Su meta, por tanto, no es matar a Fernando, ni a Danglars. Ni al tercero de este trío de malhechores, Villefort. Lo que quiere es arrancarles la alegría de vivir. El deseo de seguir viviendo. Quiere arrastrarles por el suelo, pero sin matarlos. Quiere que sobrevivan, pero humillados y repudiados de por vida. Y para ello recurrirá a las nuevas generaciones. Se ganará las voluntades de los descendientes de sus enemigos para, ganándose sus voluntades arrebatárselas a sus padres. Ahí es donde quiere hacer daño a los villanos, donde más les duele: en sus hijos.

Arruinará a Danglars, haciendo oscilar el valor de las acciones de su naviera. Enamorará de un príncipe a su hija lesbiana. Se hará con la voluntad y la admiración de Alberto Mondego, el hijo del marido de su amada… Y además le hará saber que su padre, lejos de un militar sin tacha es un traidor, por lo que quebrantará la fe, la lealtad, la admiración y el respeto del hijo al padre.

Romper el corazón a Mercedes

Ella es la única persona que no duda ni un instante. Será verle, en su fachada de Montecristo, y reconocer al amor de su vida.

Él quiere vengarse de ella, también, por no esperarle tras ser capturado. Y por haberse casado con su amigo, que encima es quien lo traicionó.

Como veis todo son intrigas y todo está intrincado, pero maravillosamente explicado y mejor aún ejecutado. Y en la peli también. Una película que nos devuelve la fe en el cine europeo, que está en racha con películas como El comandante, The Arctic convoy, Vencer o morir, Los tres mosqueteros: D’Artagnan y La revolución silenciosa. Películas que han huido del wokismo y que rescatan episodios históricos u obras literarias sin reescribirlas y sin ceder, de nuevo, al wokismo. Reflejan la Europa que fue, desde hace dos mil años y que no sabemos si seguirá siendo. Y muestran archivos veraces que reflejan la sociedad escrita o descrita en los libros de Historia y en la Literatura.

Sin necesidad de fingir multiculturalismo y sin necesidad de invertir orientaciones y personalidades de los personajes. Respetando a personas y personajes por igual, respetando al público europeo en el momento más delicado de toda su Historia. Son motivos para creer. En el cine por lo menos.

Venganza superlativa

Caderousse, en su encuentro verdadero con el abate que lo visita, en la novela y no en el cine, le dice al abate: «Adivináis que no soy rico, ¿no es verdad, señor abate? Pero ¿qué queréis? No basta ser hombre honrado, para prosperar en este mundo«. Y cuánta razón tiene.

Pues es difícil encontrar a quien haya prosperado sin mácula. Sin una mancha… Muchos triunfadores guardan un cadáver en su armario. Una trampa, un devaneo con el delito, una licencia que contraviniera una norma o una Ley. Una excepción a la norma. Una Ley del embudo en la que yo incumplo, pero te exijo que cumplas tú… Si buscas, encuentras. Y muchas vidas holgadas de hoy, Danglares y Villeforts, lo son porque los cimientos de su riqueza están manchados por un fraude.

Pero en la vida real no hay Montecristos vengadores que pongan a cada cual en su sitio y, por norma general, los Edmundos Dantés mueren asfixiados, agotados, extenuados y arruinados mientras los Danglares y los Villefort gozan vidas abundantes sin el menor atisbo de remordimiento.

Por eso esta obra literaria es tan maravillosa. Es la venganza imposible. Nadar contracorriente. Es auxiliar al pobre, al empobrecido, al injuriado y apartado. ¿Cómo? Haciéndolo plenipotenciario. Eso es lo que la vida real no nos brinda. La oportunidad de vengarte de todos los que te han arruinado, despreciado y apartado por envidias o por egoísmo. Es por eso que esta obra es tan magna, porque la lees y te identificas con Dantés, y sueñas con ser Montecristo para poner a cada cual en su sitio y vengarte sin piedad sobre quienes tanto mal te han hecho.

Edmundo Dantés

Dejaros de «supermanes«. Dadme más Montecristos vengadores capaces de pergeñar un plan maquiavélico durante años y que se tomen la molestia de ejecutarlo durante otros tantos años. Saboreando cada paso dado. Disfrutando con la ingenuidad de tus damnificadores. Con sus miradas de incredulidad cuando descubran la verdad, ya tarde para reaccionar. Esa venganza consumada, esos poderes absolutos para jugar con los destinos de quienes jugaron con el tuyo. Esa capacidad para triturar a tus trituradores. Condenar a quienes te condenaron y destruir sus vidas perfectas consolidadas a partir de tu destrucción y ver sus miradas incrédulas al ver cómo reapareces para empujarlos al abismo.

Eso es Edmundo Dantés, y quien no tenga una venganza por consumar no terminará de entender la novela. La disfrutará, sí, pero no la interiorizará ni la hará propia hasta vibrar de excitación cuando aborde el tramo final de la lectura.

Eso, en parte, se pierde en la peli, pero aun así, aun habiendo cambiado algunas tramas para ajustarlas su guion es fantástico, su ritmo, su narrativa, su edición y su montaje hacen de El conde de Montecristo de 2024 una fabulosa adaptación cinematográfica de una obra literaria. Un peliculón, en definitiva.

Puedes leer mi comentario de la novela en mi blog de ocio el troblogdita: El conde de Montecristo, de Alexandre Dumas.

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