Los tres mosqueteros: D’Artagnan me deja un sabor de boca más dulce que agrio. Y no es poco decir dados los tiempos que corremos.
Me vuelve loco la novela. Y me fascina la versión clásica de 1948 de Los tres mosqueteros, quizás la más fiel al texto original. Quizás por esas dos cosas tenía tantas ganas como recelos, de ver esta.
Hubo algo que me tuvo ganado desde el minuto 1. Desde que vi por primera vez el trailer: y como dije en Twitter, en @elfancine: «Esto tiene muy, pero que muy buena pinta. Visto y, aparentemente, sin incongruencias con el texto. Según se puede elucubrar parece fiel. Mínima inclusión, por lo menos en el tráiler, lo cual es de agradecer y aires a Alatriste en Los tres mosqueteros«. Y no iba muy desencaminado.
Dividamos esta nueva adaptación en tres bloques
Apuesta realista, estilo Alatriste
Inclusión mínima, la justita
¿Fiel a la novela?
Vamos por partes. Y ya os adelanto que habrá un poco de todo, para lo bueno y para lo malo, pero la suma del todo que hace esta película es favorable. Es más, terminé de verla con bastante buen sabor de boca, a pesar del descalabro que es el último tramo de la peli, pero no empecemos la casa por el tejado.
Vamos con los tres bloques mencionados.
Apuesta realista, como Alatriste
Para mi esto es lo más importante de la película. Esto fue lo que me entró por los ojos el pasado mes de diciembre (de 2022). Y es lo que me enamoró, sin haberla visto, de estos mosqueteros. Que no me oiga este Porthos porque me puedo meter en un buen lío.
No sé si habréis leído mi comentario de la película Alatriste aquí, en el fancine. O si habréis escuchado el podcast de cine: Tercios españoles y el capitán Alatriste, con Antena Historia. Por si no lo habéis hecho, retomo una de las ideas esenciales que esgrimí para aquella película y que me vienen al pelo, ahora, para esta. Alatriste, aún siendo «de capa y espada» se desmarcaba parcialmente del género por su carácter serio y sobrio. Nada que ver con las (hasta entonces) adaptaciones de los mosqueteros, a la sazón contemporáneos suyos. Y nada que ver con las pelis de aventuras tipo Robin de los bosques, La princesa prometida y tantas otras.
Menos ingenuidad y más cuchilladas traperas
Es decir, unos mosqueteros más ajustados a la realidad. Como leeríais en La vida canalla en el Madrid del Siglo de Oro. De Antonio Pasies Monfort. Un libro más que recomendable que nos explica la suciedad, crueldad, aspereza y lo barata que estaba la vida en el Madrid de los Austrias. Que es lo mismo que hablar del París de Luis XIII. De ahí que resulte lógico que D’Artagnan tenga tres citas para tres duelos reción puestos los pies en la capital.
Así era la Europa de aquellos tiempos. Y quizás por eso éramos tan recios, fuertes y duros. Porque no nos arrugábamos ante nada ni ante nadie. Aunque fuera para coserse la cara los unos a los otros a vizcaínas. De hecho resulta mucho más creíble ver gestos oscos y serios en quienes se baten a duelo que ver un jolgorio danzarín cada vez que entran a matarse.
Ese aire tenebroso y áspero lo inunda todo en esta película
Y se agradece.
Vemos, por fin, unos mosqueteros que se ajustan y se ciñen al texto y a los personajes de alejandro Dumas. Por lo menos en cuanto a la atmósfera, que luego hablaremos del guion.
Ya desde la primera pelea veremos pocas filigranas y muchas puñaladas sucias. Al fin y al cabo así serían esas peleas a vida o muerte en las que un mal gesto, un descuido torpe, te costaban un palmo de acero en los higadillos. Habría poco margen para saltimbanquis y bromistas. Fanfarrones, a puñados, seguro que sí. Como el mismísimo D’Artagnan. Pero bromas las justas, y menos en plena justa.
Inclusión mínima… sin terminarse de rendir a lo WOKE
Esto era lo más complicado. Más todavía que ser fiel o no a la obra literaria.
En los tiempos que corren cuesta mucho desmarcarse de la doctrina WOKE. El otro día, sin ir más lejos, vi un post en Twitter, (ahora «X») en el que entrevistaban a un cineasta sueco, que presentaba una película de vikingos y el periodista de turno le dice: «no hemos observado inclusión en los personajes, son todos demasiado nórdicos». Esta es la esencia del comentario, no lo recuerdo de modo literal. Y el cineasta responde algo como «la película se desarrolla en la Suecia del siglo XVI, ¿qué inclusión quieres que haya?». Y es verdad, nos estamos volviendo locos y distorsionando nuestra Historia queriendo ver, forzando a ver cosas en nuestro pasado que no tienen ni media lógica. Todo para cumplir con cuotas de pantalla y tener contentos a todos menos a los que hacen la película y al público objetivo de las mismas, quer termina sintiéndose insultado, menospreciado y ninguneado.
No obstante sí que hay inclusión en esta peli: fundamentalmente en la figura de Porthos, que nos lo ponen de bisexual. Por si no tuviera peligros D’Artagnan, ahora ha de mirar de reojo, también, a quien le cubre la retaguardia. Pero sólo es esto, y esto es pasable, a sabiendas de que podría haber sido infinitamente peor. Podrían haber cambiado la identidad del Rey de Francia, la de Richelieu o la de alguno de los mosqueteros.
No hay pues inclusión, pero sí exclusión
¿Dónde están los sirvientes?
No recuerdo haber visto a ninguno de ellos.
Grimaud, Planchet, Mosquetón y Bazin… ¿No os resulta raro ver a los mosqueteros sin sus lacayos? Quizás los han eliminado del guion para no incomodar a ningún espectador de los que defienden la lucha de clases… Con la riqueza que aportan esos personajes al texto. Y que aportarán, más todavía en la otra entrega de los mosqueteros: 20 años después.
Del marido de Constance… ni rastro
No he visto al marido de Constance. Y es vital para entender a la mujer de la que se enamora locamente D’Artagnan. Y para entender buena parte de la trama, puesto que ella es dama de la Reina y él será un traidor que la ponga a los pies de los caballos. Y de los caballos hablaré más tarde…
Sin su marido ella está libre y pierde la mayor parte del quebradero de cabeza de la muchacha, cuyo matrimonio la atormenta. Si desaparece el marido la muchacha está libre de compromiso y, por lo tanto, su conciencia queda limpia e inmaculada…
«La reina» de Francia era española: Ana de Austria
Por eso mismo creo que no se refieren ninguna vez a ella por su nombre. Solo la mencionan como «la reina». Parece que ofende más hoy que entonces que una española ocupara el trono francés. Ya por entonces hubo pesquisas y sospechas de que la reina favoreciera a España, a su España, en la guerra de los 30 años. Si fue cierto o no… chi lo sà, pero el rey así pudo temerlo.
Un rey que sale bien parado porque lo reflejan como timorato e indeciso. Tal cual fue en la vida real. La reina, cosa buena, y cambios de guion al margen, está muy bien ingterpretada y mejor caracterizada.
Caballos de posta
La novela maltrata por igual a mujeres, lacayos y caballos.
A veces resulta duro leer cómo D’Artagnan hace torpezar a su caballo cuando le revienta el corazón y empieza a teñir de rojo sangre la espuma que eschaba por la nariz. No he leído ningún libro, de ficción o histórico que refleje peor trato a los caballos.
En la peli se ve, y bien, que DÁrtagnan cambia de caballos cuando parte para Inglaterra. Pero no vemos reventar ningún caballo. Los estresaban al máximo para recorrer el mayor espacio posible en el menor tiempo posible. A costa, si fuera necesario, de machacarlos. No es que Dumas sea especialmente cruel con los animales, es que me juego lo que sea a que era un comportamiento normal por aquellos tiempos.
¿Fiel a la novela?
Demos por bueno, o por pasable, la nueva identidad de género de Porthos. Le han cambiado su orientación sin preguntarle, pero podría haber sido peor.
No están los criados.
Y lo de Athos…
La subtrama de Athos no tiene ni pies ni cabeza.
Es envilecer un personaje por envilecerlo. Sin ton ni son.
Es más, la cabalgada de los mosqueteros y el aspirante. Menguando su número conforme queman etapas y caballos. Nos la han quitado. Y quizás fuera lo más interesante y atractivo de toda la novela. Esa huida hacia delante de D’Artagnan. Ese querer salvar a su reina para ganarse el corazón de su amada. No está. Nos lo han quitado. En la novela la galopada resulta trepidante. Y vemos cómo en cada etapa del viaje se sacrifica un mosquetero para que el gascón siga adelante. De eso nada de nada. Ni del cogorzón de Athos en el camino de vuelta. Nada…
Si D’Artagnan se parece a Alatriste, esta Milady de Winter es como Angélica de Alquézar
Ambos personajes femeninos clave apra dar sentido a la obra. Ambos cambiados por el cine. Manipulados, no se sabe por qué, y echados a perder. Pues Angélica/Milady son rubias y en la claridad de su tez y de su cabello, veían los católicos al demonio angelical del protestantismo. Cambiado el personaje perdemos esa bomba de información psicológica sobre el personaje.
El baile de máscaras es un antes y un después en la película. Ya veníamos viendo que se iba desmarcando paulatinamente de la novela. Pero un baile de máscaras. ¿Un baile de máscaras?
Por el amor de Dios
¿Qué se ha creído el guionista?
Volvemos a lo de siempre (en la última década). Guionistas que se creen capaces de mejorar obras literarias que se han demostrado insuperables. El hobbit, Dracula, Frankenstein, Alicia en el País de las Maravillas y ahora Los tres mosqueteros.
Ese baile sí me sacó de la película. En la novela Milady está en un calabozo, en lo más profundo de una mazmorra. Y ella solita, con su manera de hablar, seduce a su guardián, un inglés y protestante. Y mediante su retórica, su tesón y su infinita belleza hace que sucumba el inglés y se lleva a la tumba al de Buckingham.
Y aquí vemos un baile de máscaras que roza lo grotesco.
De los herretes ni hablamos
Ni del viaje de vuelta de los mosqueteros, recuperando activos conforme deshacen el trayecto.
Faltan muchas cosas por contar, que se contarán en Los tres mosqueteros: Milady, que al parecer saldrá en las navidades de 2023. Espero que veamos lo que le hace a Constance, que no nos roben eso, por favor. Ni lo que implica y precipita la flor de lis que lleva tatuada en el hombro. Espero que entre el verdugo en acción… Aunque visto el último tramo de esta película ya me puedo esperar cualquier cosa del guion.
Así y con todo os recomiendo ver esta película porque su aspecto «alatristiano» hace que merezca ser vista. Pero más os recomiendo que, terminada la peli, os leáis la novela. Y tranquilos, que es tan diferente que la podreís disfrutar nueva y doblemente: porque no os habrán hecho spoiler en la pely y porque la trama es infinitamente más enrevesada, intrincada, de folletín y entretenida.