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Indiana Jones y la última cruzada

Tabla de contenidos

Ficha técnica de Indiana Jones y la última cruzada

Título: Indiana Jones y la última cruzada
Título original: Indiana Jones and the last crusade
Director: Steven Spielberg
Año: 1989
Nacionalidad: USA
Duración: 127′
Guión: Jeffrey Boam (historia original de George Lucas y Menno Meyjes y borrador de Chris Columbus)
Fotografía: Douglas Slocombe
Efectos especiales: 
Vestuario: Anthony Powell y Joanna Johnston
Montaje: Michael Kahn
Música: John Williams
Producción: Robert Watts, George Lucas, Frank Marshall y Arthur Repola
Productora: Lucasfilm, Paramount Pictures
Distribuidora: 
Paramount Pictures
 

Ficha artística

Harrison Ford – Indiana Jones
Sean Connery – Henry Jones
Alison Doody – Elsa Schneider
River Phoenix – Indiana Jones de joven y Boy Scout
Denholm Elliot – Marcus Brody
John Rhys-Davies – Sallah
Julian Glover – Walter Donovan
Michael Byrne – Coronel Vogel de las SS
Kevork Malikyan – Kazim
Robert Eddison – Caballero del grial
Michael Sheard – Adolf Hitler

Indiana Jones y la última cruzada es el underdog de las pelis de Indiana

Mi amigo Enhamed me descubrió el concepto del «underdog«.

Se usa en el béisbol para describir a quien se cuela, contra todo pronóstico, en una final. O quien gana un campeonato sin que hubiera sido considerado, ni si quiera, como candidato.
 
Es alguien modesto, que está siempre en segundo o tercer plano. No saca pecho ni fanfarronea. Pero es tenaz, constante y trabajador. Y cuando da la campanada sorprende a todos menos a si mismo pues se sabe merecedor del título por su inmenso trabajo en la oscuridad.
 
El «underdog» no es que tenga suerte y se cuele. Es el trabajador modesto que, en raras ocasiones, cosecha un gran triunfo y se hace merecedor de admiración.
 
Dicho esto, y espero haber sido fiel al término y a su definición, (se lo preguntaré al propio Enhamed), ésta peli va de tapadillo y merece ese título, el de underdog.
 
Para que me entendáis…
 

Me gusta más y más cada vez que la vuelvo a ver

 
Y os lo explico.
 
Si soy capaz, claro 😉
 
Hay todo un compendio de gustos y aficiones personales que salen en la peli y hacen que me identifique con ella. Los scouts, el caballero cruzado…
 
Pero me vais a permitir que eche el freno de mano para dedicar esta entrada al motivo de su aparición en el fancine.
 
Quiero publicar, bueno, publico esta entrada para despedir a uno de mis actores favoritos.

El 31 de octubre falleció Sean Connery

Ya lo he dicho antes en mi comentario de otras películas. Y lo acabo de decir, aunque no me cansaré de repetirlo: Sean Connery ha sido, es y será uno de mis actores favoritos.
 
En el fancine lo encontraréis en pelis como Un puente lejano, El nombre de la Rosa y Los inmortales.
Hoy publicaré Indiana Jones y la última cruzada y cuando pueda incorporaré La roca, Los intocables de Eliot Ness, La caza del Octubre rojo… y El hombre que pudo reinar. No menciono El día más lárgo aunque sí o sí tengo que comentarla tarde o temprano.
 
Si cabe, mi peli favorita suya es El nombre de la Rosa. La cual protagoniza encarnando a un Fray Guillermo de Baskerville inconmesurable. Hablamos de un gran actor famoso por las pelis en las que participó y por las pelis en las que no lo hizo, pero estuvo a punto de hacerlo.
 
Este sería motivo para todo un artículo «las pelis que puedo protagonizar Sean Connery». Pero no entraré en esta materia. La verdad es que pienso que sus representantes no supieron hacerdel todo bien su trabajo haciéndole perder grandes oportunidades. Él tampoco estuvo muy acertado, que digamos, rechazando algunos papeles como (y esto lo he leído recientemente por lo que lo pongo en cuarentena) Gandalf en la trilogía de El Señor de los Anillos de Peter Jackson.
 
Ya he dicho en infinidad de ocasiones que el Gandalf de Ian McKellen es un alarde interpretativo del propio Ian. Pero para mi no daba el físico adecuado para interpretar a un Gandalf que debería haber sido el epítome del bretón que se suponía que tenía que ser el mago. Un bretón que sí encarnaba, por su físico, Sean Connery.
 
Por su físico y por un rasgo del que carece Ian, por muy buen actor que sea, su expresividad. Que la tiene, ojo, pero no plasma en pantalla esa flema británica, ni el cinismo que a veces requería el mago gris. Esos son rasgos expresivos propios del bretón, congénitos, y Sean Connery los habría clavado.
 
Como Guillermo de Baskerville nos demostró el gran principal que podía ser. No era papel sencillo encarnar en el cine a un personaje literario como el que nos escribió y describió Umberto Eco en su novela El nombre de la Rosa (comentada en el troblogdtia).

Sean Connery fue el mejor James Bond de la historia

Aunque dudo mucho que termine comentando alguna peli de esa saga aquí, pues nunca me enganchó del todo.
 
Era un secundario de lujo. No obstante su papel en La Roca, o en Los intocables de Eliot Ness… era aparecer él y dibujarnos una sonrisita de complicidad a los espectadores.
 
Incluso como actor de reparto ensalzaba cualquier película en la que él apareciera: El día más largo y Un puente lejano, dos películas corales, lo acreditan.
 
Su mera aparición hacía que una película normal se tornara en fascinante. Nadie encarnó como lo hizo él en Robin Hood, el príncipe de los ladrones a Ricardo Corazón de León.
 
Sirva pues esta introducción, un pelín larga, he de reconocerlo, para despedir al grandísimo Sean Connery. Con quien tuve el gusto de coincidir una vez. Iba a decir «de conocer» pero os estaría mintiendo. Además, esa coincidencia fue pura casualidad (valga la redundancia) y no duró ni medio minuto. El medio minuto que se tuvo que tomar él al ver mi cara de incredulidad al tenerlo frente a mi en Marbella. Porque fue eso, mera coincidencia. Y cuando me quedé sin palabras y mirándolo sonreí, y entonces él me dijo levantando las dos cejas a la vez,«yes, it’s me» sonrió, nos saludamos y se disipó.
 
Lo que no deja de ser alegórico es que el actor que interpreta al padre de Indiana Jones haya fallecido el mismo día que el actor que estaba predestinado a suceder a Harrison Ford como protagonista de la saga: River Phoenix.
 
Su muerte, a los 23 años, supuso la cancelación (espero que sólo temporal) del proyecto de nuevas películas de Indiana Jones en las que él, como os decía, iba a tomar el testigo de Harrison Ford.
 
Su muerte por sobredosis de cocaína y morfina, entre otras sustancias, sucedió en un local cuyo dueño era Johnny Depp. Estaba acompañado, entre otros, por su hermano Joaquin, el mismo ganador del Oscar al Mejor Actor por su papel en Joker.
 
Ahora mencionaré alguno de los aspectos por los que os decía que ésta peli se había convertido un un underdog para mi. Porque sí, he de decirlo. Esta es mi segunda peli favorita de la saga de Indiana Jones. El orden, y más de uno alucinará, sería el siguiente: En busca del arca perdida, Indiana Jones y la última cruzada, Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal y sí, la última, Indiana Jones y el templo maldito.
 
Eso si me lo preguntáis ahora. Pero mucho me temo que si se me preguntara en unos años terminaría encumbrando ésta como mi favorita de la saga…

 Indiana Jones era Boy Scout 

Uno de los motivos por los que tanto me gusta esta peli es por su inicio.
 
Precisamente la introducción de la peli, la parte protagonizada por River Phoenix. Porque encarna a un Indi que es, como anticipo arriba: Boy Scout.
 
Pero un Scout de los de antaño. De los aventureros. De los de toda la vida. Scouts que no se autodenominaban ONG. No como los Scouts de nuestros tiempos, que han perdido el rumbo, el sentido y la identidad. Los Scouts de Indiana Jones son como los de 20 docenas de hijos. Son lo Scouts originales, los reales.

Estos Scouts eran los herederos del espíritu de Baden-Powell

 
Y uno de ellos era precisamente nuestro Indiana Jones.
 
Capaz de discernir el bien del mal desde su más tierna infancia y capaz de hacer frente a ladrones, traficantes de antigüedades y leones por igual.
 
Sigo emocionándome cuando veo al león avanzando por dentro del vagón con ánimo de merendarse al Indi jovencinto, como tentempié. Y sigo sonriendo cuando veo que no se arredra y, muy al contrario, esgrime el primer arma que encuentra a mano, a la sazón un látigo que acompañará a Indiana Jones por el resto de sus días.

Haciendo honor al «Siempre listos» del lema Scout

 
Luchadores, prestos para el combate, capaces de enfrentarse a todo, siempre con el bien por bandera. Eso eran los Scouts que yo conocí, más en los Estados Unidos a principios de los 90s que a finales de los 80s en España, en el Kimball 110.
 
Indiana Jones encarna al prototipo Scout que nos robaron a los scouts de pura cepa. Y quiero recalcar esto porque lo que os voy a explicar a continuación cobrará sentido pleno cuando avancéis en el comentario de la peli.
 
Lo que comento sobre el escultismo sólo lo entenderán quienes hayan sido scouts, como yo, de los antiguos. Pero si de verdad queréis terminar de entender ésta película tendréis que aguantarme y leer esta parte del comentario, Porque todo cuanto sucede en ella está prescrito de antemano en la entradilla del joven Indi.
 
A quienes no nos queda más remedio que renegar de lo que hoy en día se conoce como scouts. Lo que otrora fuera una asociación juvenil, siempre firme en la Fe, el Honor y en la Nación. Ojo, no lo digo yo, me ciño a los Tres principios Scouts: Dios, Patria y Familia. Todo eso se ha perdido. Ahora los scouts se han entroncado en un movimiento político que los ha triturado.
 
Quien tuviera el placer, como yo, de hacer su Promesa Scout allá por los 80s recordará las palabras que tuvo que pronunciar cuando la hizo, tras velar armas toda la noche: «Prometo por mi Honor y con la ayuda de Dios…«

Ya no hay Scouts de España

Al menos no son lo que fueron.
Les ha pasado lo mismo que les pasó a los Scouts polacos durante la dictadura comunista. Polacos, rusos, ucranianos y de todos los países del este europeo de principios del siglo XX. Parece que los hay, pero son sólo la carcasa. Y ni eso, porque por huir del espíritu Scout han cambiado hasta sus uniformes y su simbología por trajes y parches más dignos del Canal Panda que de un movimiento como del que os hablo.
 
Han vaciado de contenido al escultismo. Los han dejado huecos por dentro y los han moldeado con la intención de inocular sentimientos políticos y anticristianos en los niños. Niños que son inscritos en los Scouts por unos padres que confían en los valores de un movimiento cuya reputación sigue sin tacha, pero cuyos dirigentes, por lo menos en España, han arruinado, pervertido y manipulado. Manipulando por igual al movimiento y a los niños que lo integran.
 
La política ha expulsado los principios Scouts. Recordemos, «Dios, Patria y Familia».  Porque la ideología política que subyace en el movimiento Scout actual no reconoceDios alguno, ni Patria. Y la Familia es inconsistente en tanto en cuanto ésta ya no es la base de la Sociedad. Por eso la sustituyen y diluyen.
 
Todo eso con un goteo insistente y persistente en la formación, psicología, moral y en la condición de los escoutitos españoles. Y escoutitas, claro. Y escoutites, por si a caso.
 
El escultismo de antaño educaba a los niños, ahora los reeduca.

Por eso me gusta tanto éste Indiana Jones Scout

Porque el Indiana Jones que conocemos y que nos fascina, el arqueólogo comprometido con su profesión y con la Historia nace intentando salvar un crucifijo.
 
Ni más ni menos que una cruz. Símbolo del cristianismo.

El héroe nace como Scout rescatando un crucifijo: símbolo cristiano

La Cruz de Coronado. Del explorador español Francisco Vásquez de Coronado. Quien la recibiera en 1520. Cruz que porta, o está hecha, a partir de un pedazo de la Vera Cruz en la que Cristo fue crucificado. Si entroncamos esto con el grial entenderéis por dónde voy.
 
¿Comprendéis ahora la entrada de mi artículo?

Clave para poder interpretar toda la película y a todo Indiana Jones

 
Lo quiere salvar de las manos de un ladrón.
 
Spielberg deposita la fuerza moral en la figura de un Boy Scout. El niño que procurará recuperar el crucifijo y de mayor intentará evitar que el Arca perdida y el Santo Grial caigan en manos paganas.
 
¿Casualidad?
 
Lo dudo.
 
Los guiones cinematográficos no tienen lagunas. No los anitugos. Quizás sí tengan diferentes interpretaciones, y ésta es la mía. Y quiero creer que no dista en demasía de la del propio Spielberg.
 
Pudo haber elegido otro tipo de movimiento para su Indi de chaval. Podría haber sido miembro de alguna asociacion alpinista de su época. Al decir «de su época» me refiero a todo un mundillo de asociaciones nacidas para sustituir el movimiento Scout en los países comunistas.
 
Porque sí, hicieron desaparecer a los Scouts (por aquello del «Dios, Patria y Familia») para sustituirlos por «Partido, Partido y Partido». El caso es que como ni si quiera prohibidas dejaron de existir las asociaciones católicas, el Partido Comunista decidió permitirlas pero, claro está, tuteladas por el gobierno.
 
De ahí que hace un siglo se cantara el Kumbaya en los fuegos de campamento scout y aora suene el O bella ciao. De una canción religiosa a una cantada por partisanos.
 
Indiana Jones podría haber pertenecido a cualquiera de esas organizaciones. O, por obra y gracia de Spielberg podría haber aparecido otro tipo de organización juvenil, de cualquier otra índole: deportiva, ecuménica, social… de ficción y hecha ad hoc para el protagonista. Pero no.

Spielberg elige el movimiento Scout para Indiana Jones

Con todos los posos sociológicos que entraña su fundador Baden-Powell. Y con la historia de un movimiento que nació para ofrecer apoyo logístico a las tropas militares (a los casacas rojas) en Mafekin, en la Segunda Guerra Boer.
 
Visto así, y vista la lucha británica contra los nativos boers, se podría decir que los que después terminarían siendo scouts, nacieron como ramificación juvenil (y paramilitar) nacida para reforzar al ejército colonial. A más de un Scout de hoy en día se le habrá caído la pañoleta al suelo al leer esto. (Ahora me dirijo sólo a los scouts de hoy en día que me estén leyendo: ese fue el embrión del escultismo, la defensa juvenil del colonialismo anglosajón).
 
Eran muchachos que no quisieron huir del sitio boer. Pero tampoco tenían edad para empuñar un arma. En contra de toda lógica, aparente, Baden-Powell accedió a que se quedaran y los empleó como correos entre puestos militares. Correos y «exploradores»; de ahí el nombre «scouts». Esa relación con su embrión militar ayudará unos años después, con la formación definitiva del movimiento, a instaurar toda una parafernalia y rituales aparentemente militares: velar armas antes de hacer la promesa, la propia promesa, izar y arriar bander a diario, el saludo…
 
Un movimiento que se basa en una Promesa hacia la Patria y Dios y se ciñe un pañuelo (pañoleta) al cuello como símbolo de compromiso y de pertenencia. Y para colmo, nos lo presenta, como os decía, intentando salvar un crucifijo de las manos del malo. Esa buena acción (todo Scout debería hacer una al día) frustrada, cimentará al héroe en que, años más tarde, se convertirá en nuestro arqueólogo favorito.
 
Y llegamos a la peli.
 
Bueno, llevamos un buen rato dentro de ell y de su saga. O dentro del personaje que la protagoniza.
 
De hecho dentro de la infancia de nuestro protagonista, por lo que quizás esa intro de la peli sea la parte más importante de la tetralogía, porque define el carácter y la personalidad del personaje.
 
Hago un alto breve para ordenar la filmografía…

Orden por el que hemos conocido las películas de Indiana Jones:

  • 1981: En busca del arca perdida
  • 1984: Indiana Jones y el templo maldito
  • 1989: Indiana Jones y la última cruzada
  • 1992-1996: Las aventuras del joven Indiana Jones
  • 2008: Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal
  • 2023: Indiana Jones y el dial del destino

Orden cronológico de las aventuras de Indiana Jones:

  • 1984: Indiana Jones y el templo maldito
  • 1981: En busca del arca perdida
  • 1989: Indiana Jones y la última cruzada
  • 1992-1996: Las aventuras del joven Indiana Jones
  • 2008: Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal
  • 2023:Indiana Jones y el dial del destino
Sí, hay una serie de televisión.
 
Nada menos que del 92 al 96, con historias contadas por el propio Indi a modo de flashchack. Empiezan los episodios presentando una aventura y damos un salto en el tiempo para verla de principio a fin.
 
Su orden no es exacto, es decir: unas veces salta unos años y otras veces más o menos años, en función de la aventura. Eso sí, Indiana se recorre la historia contemporánea si no protagonizando sus hechos, sí siendo testigo de todos los hitos que marcaron el rumbo del siglo XX (y finales del XIX).

Indiana Jones y la última cruzada

Que conste que lo que más me ha hecho alucinar ha sido que esta peli sea de 1989. De verdad. Si alguien me lo hubiera preguntado os prometo (por mi honor y con la ayuda de Dios… (esta es la promesa Scout)) que habría respondido cualquier fecha entre 1995 y 2000. De verdad. Así de convencido y confundido estaba.
 
Dicho esto, volvemos a nuestro profe de arqueología favorito y cuando retomamos la peli, tras perder el crucifijo siendo un crío, retomamos su historia peleando a bordo de un barco y luchando por arrebatar, nuevamente, el crucifijo español de manos de los ladrones. Del mismo ladrón de unas décadas antes.
Guión magistral a cargo de Jeffrey Boam, previo paso por las manos de George Lucas y Menno Meyjes, y después de un borrador de Christopher Columbus.

¡Del mismísimo Chris Columbus!

Esto no es pecata minuta.
 
Es el responsable de pelis como Gremlins, Los Goonies, El secreto de la pirámide, Harry Potter y el prisionero de Azkaban (junto con otras dos del universo Potter), Los 4 Fantásticos (y Los 4 Fantásticos y Silver Surfer)… y muchas otras. Casi nada.
 
Ni que deciros que se hará con el crucifijo, por fin y terminará donándolo al Museo de Marcus Brody. Su reaparición, ya como adulto, nos coloca dos años después de En busca del arca perdida.
 
No tarda en recibir la noticia de que hay una búsqueda activa del santo grial, por parte, de nuevo, de los nazis. También le informan de que han perdido el contacto con un arqueólogo americano. Indiana, no sin un pelín de arrogancia, sugiere que sería mejor encargarle el asunto a su padre. Walter Donovan, su interlocutor y benefactor del museo de Brody le dice que, precisamente, su padre es el arqueólogo que está perdido. Le perdieron el rastro en Venecia.

Nos ponen en antecedentes a propósito del grial

Y Donovan apostilla que el grial tiene propiedades curativas. Ya entrados en materia Donovan mostrará un fragmento de una tablilla de arenisca que contiene información incompleta sobre la ubicación del cáliz. En teoría la pista de que disponen habría llevado a su padre tras la pista de un caballero cruzado de la primera cruzada que tendría el resto de la tablilla.
 
Su padre, el cruzado… ambos en Venecia. Se empieza a barruntar una nueva aventura.
 
Indiana recibe un cuaderno que resulta ser la lbreta personal de su padre. En ella encuentra notas, dibujos y descripciones acumuladas tras años de investigación. Y entre medias, va a buscar alguna pista sobre el paradero de su padre en el apartamento de éste y se lo encuentra patas arriba.
 
Indiana pone rumbo a Venecia para buscar a su padre. El primer paso será encontrarse con la ayudante del Dr. Jones, Henry, su padre, Elsa Schneider. Ya juntos van a la biblioteca en donde su padre fue visto por última vez e Indi reconoce una vidriera dibujada en la lbreta por su padre.

A partir de aquí la aventura pura

Aventura y glamour…
Porque veremos cómo sólo Indiana Jones es capaz de salir de una alcantarilla, en medio de la terraza de una cafetería, con estilo.
 
Descenderán a las catatumbas y encontrarán al cruzado, cuyo escudo reproduce la tablilla entera y, al mismo tiempo, unos tipos extraños, inician una persecución unpoco a las bravas incendiando las catatumbas y persiguiendo a Indiana y a Elsa que logran escapar.
 
La persecución se desarrolla por los canales de Venecia y al final Indi sonsacará el paradero de su padre al líder de estos tipos extraños.
 
Se trata de una secta que protege el grial para que no caiga en manos peligrosas.
 
Amén del paradero, que es un castillo austriaco en posesión de los nazis, Indiana descubre la identidad de estos tipos. Como apuntaba arriba resultan pertenecer a una secta secreta de protectores del grial. Su objetivo es mantenerlo alejado de quienes lo destinarían para malos fines.
 
Como los malos son los nazis se sobreentiende que poner en manos de sus ejércitos un arma defensiva y curadora, si no portadora de inmortalidad hacen del grial un objeto a porteger. Igual que con el arca, que podrían haberlo usado como arma de destrucción masiva.

El reencuentro padre hijo es fabuloso

Están en medio del III Reich nazi. En un castillo remoto. Incomunicados… Y se enzarzan en rencillas de décadas de mutuo resentimiento que hacen que se pasen media película discutiendo mientras transcurre la película.
 
La escena en la que los dos están atados enuna habitación en llamas es cine en estado puro. Sobre todo en una escena que cada vez que la veo me recuerda a otra escena de El jovencito Frankenstein, cuando descubren un pasadizo secreto a través de una chimenea.
 
Allí, en preencia de los nazis, Elsa se destapará como traidora e Indiana descubrirá el caudal de información que contiene la libreta de su padre.
 
Y sí.
 
Logran escapar.
 
Despistan a los Waffen SS, que de puro despistados parecen tontos, dignos de salir en Fury, la verdad.
 
Y de pronto, el placer.
 
Nos sumergimos en una persecución que hará las delicias de los amantes de Indiana Jones.

Tintín e Indiana Jones

Los de Indiana Jones y los de Tintín, por cierto, que en Tintín y el secreto del Unicornio nos regalará el mayor y mejor homenaje a Indiana Jones que se haya hecho en el cine.
 
Estos dos personajes, Indiana y Tintín comparten muchos rasgos y, pese a que algunos apuntan a que el americano podría ser un plagio del belga. Es más, se enterará de estos rumores en su estancia en Londres, en 1981, precisamente durante el rodaje de En busca del arca perdida.
 
Como os contaba en mi comentario de aquella peli, Spielberg devoró las historias de Tintín y comprendió las acusaciones dados los múltiples paralelismos entre personajes y tramas
 
Tanto que se puso en contacto con el propio Hergé para conocerlo y hacerse con los derechos cinematográficos del personaje del cómic. Y así lo hizo. Con la intención de llevar a Tintín al cine cuando la tecnología lo permitiera. Y el resultado fue El secreto del Unicornio, toda una de animaciónjoya cinematográfica.
 
Huyen por fin de los nazis y cuando se disponen a ir a Alejandreta, Henry convencerá a su hijo de la necesidad de ir a Berlin para recuperar su libreta. En ella está toda su investigación y podría ser clave para lograr el grial.
 
Elsa estaba en Berlín y tenía la libreta consigo.
 
En la capital alemana veremos una escena gloriosa. Obviamente empieza por algo lamentable, como es la quema de libros por parte de miembros del Partido Nazi.
 
Aquí os ruego que me permitáis hacer un alto para saltar a otra película, una de 1982, frances y protagonizada por Jean-Paul Belmondo, As de ases. Primero porque en breve comentaré el final de la escena en la de Indiana Jones, que es para echarse a llorar, pero de risa, y no porque sea mala o esté mal rodada, si no por fabulosa. Pero ya llegaré a ella.
 
Me refiero a la escena en la que el púgil francés se burla de la Gestapo dentro de una librería, cuando los nazis empiezan a prohibir libros y Belmondo los va liando y liando hasta que terminan tirando al suelo un ejemplar de Mi lucha (Mein kampf) del su jefazo, Hitler, al grito de «¡prohibido!» (verbotten) yacto seguido lo reogen al grito de nein nein nein. Gloriosa.
Si no la habéis visto, os la recomiendo, porque además os encontraréis con otra escena, que no termino de recordar con total nitidez, pero que se paree bastante al remate de la que os estaba contando de la última cruzada.

Retomo el hilo después del guiño (y aplauso) para As de ases

Efectivamente, los Jones están en Berlín.
 
Y sí, allí está Elsa. Y también, tiene la libreta.
 
Es más, Indi la abordará y logrará rescatar la libreta de su padre arrancándosela de las garras a la teutona. Pero con tan mala fortuna que al intentar huir lo arrastrará una marabunta humana en plena fase de adoración al becerro de oro.
 
Esto es que, una vez finalizado el acto del Partido Nazi, Hitler avanza entre la multitud para darse un baño de masas. El populacho, enfervorecido, se arracima a su alrededor e Indiana Jones, vestido con un uniforme alemán será centrifugado entre toda esa turba y, cuando logra deshacerse de ella, se topa cara a cara con el mismísimo Führer quien, ni corto ni perezoso, le arranca la libreta de las manos a Indiana.
 
Eso podría ser fatal y el impás de tensión dramática con que nos lo narra Spielberg nos estruja el corazón temerosos de que el mismo Adolf Hitler descubra todo el pastel y haga terminar a lso dos Jones en frente de un pelotón de fusilamiento. Pero si eso sería malo, que lo sería, peor aún si descubre el contenido de la libreta y, sin pretenderlo, el propio Indiana Jones le pone al alcance de su mano un caliz que, según la tradición, le podría otorgar la inmortalidad.
 
Menudo miedo sólo con pensarlo. Entonces sí habría podido existir un III Reich que hubiera durado mill años. Pero no, gracias a Dios, Hitler, en su megalomanía, y en medio de un akelarre quemando libros se piensa que Indiana le está pidiendo un autógrafo. Por eso arrebata la libreta de las manos del 2º Jones. Lo abre y lo garabatea con su firma regalando un autógrafo que realmente habría multiplicado el valor de la libreta en caso de salir a subasta.
 
Vuelvo un instante, y por última vez a Belmondo y a su As de ases porque recuerdo una escena que, si bien no es literal, ni tampoco recuerdo con total claridad, le pasa algo parecido al cruzarse, no con Hitler, si no con el portador de la antorcha olímpica y se la coge de la mano para huir corriendo con ellas por las calles de Berlín.
 
Aquí no podré evitar hacer de abuelo cebolleta para recordar un viaje entre Plasencia (Cáceres) y Madrid en 1992 y tener que parar el coche a la altura de Navalmoral de la Mata porque me crucé con la Antorcha olímpica que iba rumbo a Barcelona para la celebración de los Juegos Olímpicos.
 
Cierro dos paréntesis, el mío y el de Belmondo, ambos con antorcha olímpica por medio. Y vuelvo al tramo final de la película.
 
Al trepidante tramo final de la película debería haber dicho. Porque tela marinera lo que nos queda por delante.
 
Para empezar asistiremos a una escena, ¡a dos escenas! geniales.
 
Una a bordo de un zeppelin. Sobre todo la parte en la que Indiana Jones vislumbra el peligro y se apropia del uniforme de uno de los miembros del zeppelin para tirar por la ventana al oficial de las SS que lo interroga. No puedo evitar partirme de risa cada vez que veo esta escena en la que lo arroja por la ventana, con la mirada estupefacta de todo el pasaje y se acomoda el uniforme buscando una excusa y se defiende diciendo «no llevaba billete» y todos sacan precipitdamente sus respectivos billetes para no ser arrojados igual que el nazi.
 
Huyen de Alemania en Zeppelin y del zeppelin huyen también, pilotando el «parásito» del mismo. Un biplano que llevaban acoplado éste tipo de nave para emergencias.
 
No para su tipo de emergencia, pero emergencias al fin y al cabo.
 
El caso es que padre e hijo se encaraman al biplano y huyen. Eso sí, perseguidos por aviones de la Luftwaffe que no lograrán derribar a los dos Jones, aunque si necesitarán hacer un aterrizaje de emergencias porque el padre se ha cargado la cola del avión con una ráfaga de su ametralladora.
 
Superaremos una persecución que no puedo evitar que me haga recordar la de En busca del arca perdida, con tanque incluido y muchos nazis disparando a los jinetes (Indi y su tropa).
 
Al final llegarán al templo en el que se supone que estará el Santo Grial. Pero llegan en compañía de los nazis.
 
Hieren, a propósito, a Henry Jones. Una herida mortal. Para «incentivar» a su hijo Indi a no hacer ninguna tontería y a jugarse el pellejo en busca del grial, al fondo del templo, al fondo de una cueva.
 
Logrará superar las pruebas que protegían al grial. Una tras otra irá avanzando combinando la sabiduría de su padre, por las notas que había ido recabando en su libreta. Hay que sumar su agudeza y sus reflejos, tanto mentales como físicos, para rematar cada una de las pruebas que ningún pagano habría podido superar porque implicaban una buena dosis de fe.
 
Superadas las pruebas Indiana Jones se verá car a cara con un caballero cruzado. El último custodio del Santo Grial.
 
Ha sobrevivido 700 años para custodiar un grial que le proporcionó una vida sobrenatural. El grial se encuentra al alcance de Indiana, quien quiere usarlo para sanar a su maltercho padre. Pero se le adelanta Donovan, ansioso por beber del grial y adquirir una vida sobrenatural, como la del caballero.
 
Elsa será quien seleccione el grial. Porque todo hay que decirlo. La copa no está aislada, está rodeada por muchos griales, todos falsos menos uno, para confundir a quien pudiera haber sorteado todas las pruebas.
 
Elsa selecciona la copa más valiosa de todas y se la entrega a un Donovan ávido de probarla cuanto antes. No lo duda, bebe del grial y para cuando comprenda que se ha confundido ya será demasiado tarde porque envejecerá de golpe y se descompondrá hasta morir en un santiamén.
 
El padre de Indi está en las últimas.
 
Sólo el verdadero Grial podría tener el poder para sanar su herida y devolverle la vida que se le escapa entre los dedos.
 
Pero no puede fallar. Si le da a beber de un falso grial, lo matará como le ha pasado a Donovan.
 
Por eso Indiana se arma de valor y busca un grial, «el grial». Y de entre todos los posibles, elige la copa de un carpinero. El ejemplar más humilde de todos los griales que tiene delante.
 
No quiere arriesgar la vida de su padre. Bebe de él para asegurarse de no precipitar la muerte de su padre. Y acierta.

El caballero comprende que ya ha cumplido su misión

Indiana es merecedor de la reliquia de Cristo.
 
Pero le advierte que no puede traspasar un sello que hay en el suelo. Puede usar el grial para sanar a su padre, pero no llevárselo consigo.
 
A Elsa le puede la codicia e intentará llevárselo.
 
Y morirá en el intento porque el suelo se resquebrajará bajo sus pies cuando traspasa el sello que delimitaba hasta dónde podía llegar el grial. En su caída Indiana Jones será arrastrado con ella en un último intento por salvarla. Pero no lo logra.
 
Y al fallar en su intento, verá el grial en un saliente de roca antes del abismo. E interntará hacerse con él dejándose, casi, llevar por la ansiedad. Sólo la reaparición de Henry Jones salvará la vida a Indi cuando le haga comprender que el mayor tesoro es la vida y si se deja tentar por la codicia el grial desarecerá y él con la copa.
 
Cuando Indiana supera la tentación su padre lo ayudará a salir del hoyo y salvará su vida.
 
Termino así despidiéndome de alguien que, sin conocerlo, ha formado parte de toda mi vida. Aprovecho para despedirme de Sean Connery quien yéndose no se va del todo pues nos deja un legado que nos lo hará recordar, con una sonrisa en nuestro rostro, cada vez que lo veamos como Henry Jones, Fray Guillermo de Baskerville, James Bond, John Patrick Mason, Marko Ramius, Juan Sánchez Villalobos o Jim Malone entre muchos, muchísimos otros personajes.
 
Descanse en Paz.
Y para terminar el artículo con buen sabor de boca, os dejo enlace a:

Indiana Jones y el dial del destino

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