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Fort Apache

Tabla de contenidos

Ficha técnica de Fort Apache

Título: Fort Apache
Título original: Fort Apache
Director: John Ford
Guión: Frank S. Nugent
Año: 1948
Productora: RKO Pictures
Producción: Merian C. Cooper, John Ford
Duración: 125′
Música: Richard Hageman
Fotografía: Archie Stout
Montaje: Jack Murray
                       

Ficha artística

John Wayne – Capitán Kirby
Henry Fonda – Teniente Coronel Owen Thursday
Shirley Temple – Philadelphia
John Agar – Teniente Michael Shannon O’Rourke
Pedro Armendáriz – Sargento Beaufort
Miguel Inclán – Cochise
George O’Brien – Capitán Sam
 
Pasado el vigésimo sexto cactus, al galope, empecé a pensar en lo bien que me sentaría comentar Fort Apache en el fancine.

Los western no son mi «fuerte«, pensé

Mientras aflojaba el fusil en la grupa del caballo por si tenía que tirar de él. Son pocas las veces que me he asomado al género de un modo directo. Lo he abordado desde el punto de vista histórico para comentar, varias veces, el mito de la frontera. Tan americano como español.
 
Las fuerzas de mi caballo empezaban a flaquear colina arriba cuando las puertas del fuerte se abrieron para dejar salir a una patrulla que me sirviera de escolta. Me parece ver a un grandullón al fondo, enmarcado en la bandera de las barras y estrellas. La patrulla me sobrepasa y, defraudado, oteo en el horizonte el verdadero objeto de su partida: arropar al Teniente Coronel Thursday.
 
Traspaso el portón, me apeo del caballo, me quito el sombrero. Tras quitarle la flecha que tenía atravesada, lo golpeo contra mi muslo para quitar el polvo y me lo calo. Ato al caballo en el abrevadero y entro en la cantina con un puñado de ideas para empezar a comentar la peli…

Pediré un whisky para ver si me aclara los pensamientos

Según cruzo la cantina me saluda John Ford.
 
Un tipo feo, fuerte y formal me invita a un trago y me pide noticias del cine actual. -Vamos a peor, le adelanto- Es John Wayne, esbozando su mejor sonrisa mientras sirve el brebaje. Me advierte con la mirada y esquivamos un escupitajo de tabaco mascado. Nuestra posición se interpone en trayectoria entre la barra y la escupidera. El cantinero se felicita al escuchar el sonido metálico. Es lo que hay…
 
Todavía no he dado un trago al whisky y John Ford me espeta sin preámbulos… -Qué, ¿tirarás de tópicos para criticar Fort Apache? ¿Tendré que volver a leer una acusación de ser un «director de derechas«?-. Todo esto mientras fija su mirada en mi. Dejo el sombrero en la barra,  me quito el guante derecho y me llevo el whisky a los labios. Intento mostrar seguridad en mi mismo. Doy el trago, bajo el vaso a la barra, miro a Wayne para agradecer el trago. Desenfundo mi otra mano y dejo ambos guantes en la barra, sobre el sombrero.
 
Detrás de mi empieza una pelea. Apoyo mi espalda en la barra para tener todos los ángulos vigilados. No quiero recibir un puñetazo por error. Los gallitos salen a trompicones de la cantina. Vuelve la paz.

Miro a Ford y le digo con todo el respeto que puede mostrar un bloguero de cine…

Sr. Ford, si en algún momento aludo a su orientación política esté Vd. tranquilo porque no será para criticarla. Y lo haré para desmontar algunas acusaciones injustas que, por tales, son calumnias. Difamaciones desde el rencor y la envidia de sus críticos y colegas de profesión quienes, al no tener por dónde morderle profesionalmente, enarbolaron la bandera de la legitimidad política para desprestigiarlo. Pura envidia. Procuraré desmontarlo en mi comentario. Porque leerá Vd. «un comentario«, que no crítica, pues sepa Sr. Ford que yo no soy crítico de cine, ni periodista. Soy un apasionado del séptimo Arte que gusta hablar de cine y opinar sobre las películas.
 
Apuro el whisky -al final fueron dos-, recojo el sombrero y los guantes de la barra.
 
Wayne me acompaña hasta una zona para invitados en el propio Fort Apache. Lujos los justos: catre, percha, jofaina con agua fresca, una pastilla de jabón y toalla. Antes de bajar a cenar me lavaré y echaré una cabezadita. Para comentar esta película  necesito tener la mente despejada.

John Ford y las Guerras indias

John Ford rescató uno de los episodios más controvertidos de la Historia de los Estados Unidos con una trilogía dedicada a su caballería en las Guerras Indias de finales del s.XIX.

Trilogía de las guerras indias de John Ford

Fort Apache (1948)

La legión invencible (1949)

Río Grande (1950)

Trilogía que le sirvió para que lo calumniaran, atacaran e insultaran tachándolo de fascista por su supuesto racismo hacia los indios. Nada más lejos, y  lo desarrollaré un poco más adelante.
 
De primeras pensé en hacer un comentario para cada película. Pero después me lo replanteé. No, quizás termine comentando las otras dos en otro momento.
 
Pero esta vez haré yo mi propia trilogía sobre las guerras indias en el cine. Y este será el orden de mis películas seleccionadas: Fort Apache (John Ford, 1948); Murieron con las botas puestas (1941, Max Steiner) y Hostiles (Scott Cooper, 2017). Tres películas enmarcadas en un mismo hecho histórico. Las dos primeras de mediados del s.XX, la tercera reciente.
 
Lo hago para demostrar cómo plasma el cine un mismo conflicto visto con ojos de distintas épocas.
 
Estoy seguro de que los dos títulos restantes de esta trilogía de Ford son mejores que las dos elegidas por mi. Pero esta selección responde a un criterio: Quiero establecer un paralelismo entre las Guerras indias de los Estados Unidos con su visión y, hecho éste, abordar los prismas interpretativos en clave histórica. Para ello necesitaba distintos directores hablando sobre un mismo tópico. La aparición de Hostiles me permite ampliar el objetivo y comparar cómo se aborda el tema medio siglo más tarde.
 
Para poder entender bien esta película y el comportamiento hacia los indios de sus protagonistas necesitamos «dar al pause» y contextualizar históricamente la trama.

¿Qué son las Guerras indias?

Una sucesión de guerras entre blancos e indios por el dominio territorial de Norteamérica

Desde mediados del s.XVI hasta pleno siglo XX. Una barbaridad

Para poder ilustrar todo este comentario haré mías las palabras de Dale Chabot, el padre de la familia que me acogió cuando estudié COU en Blaine, Minnesota.

El día que celebramos Thanksgiving, con el pavo relleno en la mesa, mientras nos servíamos le pregunté por su significado. Dale se mostró solemne en su respuesta:

«Cuando llegaron los «pilgrims» (peregrinos) a América del Norte, casi mueren de hambre. Llegaron en pésimas condiciones y el otoño daba paso al invierno. Estaban condenados. Entonces los indios acudieron a rescatarlos. Fueron ellos, los indios, quienes los acogieron y alimentaron. Y una vez alimentados los enseñaron a cultivar la calabaza y a criar el pavo. Podría decirse que los indios salvaron a los peregrinos.»

Hasta aquí era todo conmovedor. Por el tono solemne que había adoptado y por lo bonito de su mensaje. Entonces remató:

«Y después, nos cargamos a todos los indios hasta que no quedó ni uno«.

Alzó su cerveza llorando, entre carcajadas, brindando al aire y toda su familia se contagió con las risas. El pavo estaba riquísimo.

En este comentario no abordaré «todas las guerras indias» porque sería interminable. Ya comentaré algún día El último mohicano y otras pelis relacionadas. (En la sección Películas dentro de el fancine podéis buscar pelis por Géneros y allí he creado un subgénero específico del cine bélico para las películas de las guerras indias).

Estas guerras tuvieron muchas fases y muchos escenarios

Allí donde coincidían soldados británicos, franceses, algún holandés y después colonos americanos con indios, hubo una guerra, o varias.
 
Todas estas naciones fueron precedidas por los españoles, cuya bandera ondeó hasta en la misma Alaska.
 
Por eso hay una o muchas guerras indias incluso simultáneas, en función del estado (actual) en el que nos jijemos. Estas guerras se solaparon al mismo tiempo con otras guerras: Las europeas primero y la de Independencia después. Y tras emanciparse de la metrópoli inglesa, vino también la Guerra de Secesión americana. Y entre todas ellas, antes, durante y después hubo guerras indias.
 
Así pues, ésta trilogía tocará solo una franja reducida de esas guerras: justo la de la etapa final de la guerra de secesión y la de la formación de los Estados Unidos de Norteamérica.

Manuel López Obrador y el Rey de España

Empecé a barruntar comentar esta peli después de las desafortunadas palabras de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México pidiendo al Rey de España que pidiera perdón por el trato a los indios en México.

Entonces rescaté el libro: Enterrad mi corazón en Wounded Knee

Fue justo cuando hizo el ridículo «AMLO» que decidí rescatar esta lectura y releerla por 3ª vez. Porque a diferencia de los españoles en Hispanoamérica, los ingleses primero y los estadounidenses después, perpetraron un genocidio a conciencia para eliminar al indio y quedarse con sus tierras.

La actual población mexicana es muy variada

Con gran presencia de los pueblos indígenas con más de 7.500.000 indígenas entre nahuas, mayas, zapotecos, mixtecos, otomíes, tzeltales y demás…

Si hoy en día hay indios en México es gracias a la política de la corona española

No para «protegerlos«, mientras fueron provincias españolas, sino para incorporarlos como españoles de las provincias de ultramar con los mismos derechos que los españoles peninsulares. Dicho esto vuelvo a la peli y a la etapa que toca dentro de las Guerras Indias

La peli se desarrolla en la campaña apache (1861-1875)

Entre el norte de México y Arizona

El marco histórico nos sitúa en el momento en que el presidente Grant lanza una proclama contra el Ku Klux Klan. A  la par que se detiene a un grupo de sufragistas que pedían el voto para la mujer (todo un escándalo); Cae la Comuna de París (germen del socialismo, aunque marxistas y anarquistas la reclamaban como propia), llevándose 10.000 vidas por delante antes de rendirse; En este mismo período vivía Darwin su apogeo y en 1871 Stanely encontró al Dr. Livingstone en África. Doy estas pinceladas para enmarcar esta historia en su Historia.

Si «acercamos el zoom histórico«, a modo de referente, Custer estará enfrascado en otra batalla contra indios, contra Black Kettle de los cheyennes, unidos a los sioux. La mayor partida de cheyennes la formarían los Soldados Perro acaudilladas por diferentes líderes entre los que destacaban Roman Nose, White Horse y Tall Bull. El mismo Custer al que dedicaré Murieron con las botas puestas.

Hechas las presentaciones, vuelvo a la peli.

John Ford demostró ir por delante de la propia Sociedad

Ya os decía al principio que muchos le tachan de fascista por ser de derechas. Permitidme decir que el fascista es el que señala con el dedo a quien piensa de un modo diferente. El fascista es el que insulta al que piensa de un modo diferente. Fascista es quien pretende imponer sus criterios a quien piensa de un modo diferente. Fascista es el que no admite una derrota en las urnas y sale a quemar contenedores en la calle. Y fascista es quien lleva el socialismo dentro y deja que aflore sin contenerlo.

Como Mussolini, siempre admirando a su primo, también socialista y nacional, Adolf Hitler. Incluso los Lenin y Stalin. Eso es el fascismo.

John Ford era de derechas, cosa que no le perdonan las izquierdas puesto que siempre apostillan algo sobre su ideología para intentar deslegitimarlo. Y sin embargo era un genio, pensara como pensara, pensara lo que pensara. Pues bien, aplaudo su manera de pensar, el modo en que defendió su pensamiento y su capacidad para ser consecuente con él. Pero sobre todo aplaudo su genio y su ingenio a la hora de sostener su pensamiento político al tiempo que cerró muchas bocas con su tramo final en lo cinematográfico.

Esta película es un ejemplo

Os decía que iba «por delante de su propia sociedad» y es cierto. Fort Apache es la mejor muestra de ello, por eso la he seleccionado. En ella nos mostrará a un indio digno. Un indio que lucha, sí, para defenderse. Nos muestra al indio que recula porque se siente asediado, rodeado, amenazado y perseguido. Pero que, mientras recula, muerde. Porque tenía derecho a morder mientras tuviera dientes y fuerzas para apretar la mandíbula.

En las Guerras Indias veremos una constante que se repetirá una vez tras otra. Un patrón de comportamiento que entra en bucle con una nación india pletórica y sale del bucle con un puñado de indios dispersos. Metidos en reservas, alcoholizados y llorando a su raza exterminada. Eso es lo que denuncia John Ford en esta película.

John Ford denuncia el trato dado a los indios

Una lectura del indio que no veremos hasta muchos años más tarde, con la peli Bailando con lobos o en breve Hostiles. Pero ese patrón del indio llegó a ser cierto porque el inglés primero y el americano después (tras echar al inglés) fueron acaparando las tierras indias hasta arrinconarlos. Mentían al indio.

Negociaban y pactaban el uso de determinados territorios a cambio de manutención o sustento económico. Al final los colonos llegaban por avalanchas y echaban a los indios de sus lugares sagrados, de sus cazaderos y de sus tierras sin haber llegado a cobrar ni parte ni nada de las compensaciones pactadas.

Y eso es lo que, en gran medida, denuncia John Ford en esta película.

 

Usa dos personajes para posicionarse a favor de los indios:

  • Meachum: el representatnte de la Agencia India
  • Teniente Coronel Owen Thursday

 

Meachum, el representante gubernamental de la Agencia India

Trapichea y estafa a los indios con su whisky infecto. El «agua del infierno«. Meachum se supone que es la autoridad representativa del gobierno de los Estados Unidos. Y aparece como un malhechor borracho y caradura que se aprovecha de los indios. Al mismo tiempo, y de estraperlo, les vende rifles de repetición para sacar tajada del piel blanca y del piel roja por igual.

Denunciando a Meachum, Ford denuncia al representante legal del gobierno americano en territorio (recientemente conquistado al) indio. No cabe mayor denuncia que la de destapar las corruptelas de los representantes del gobierno que, lejos de velar porque se respeten los pactos y por hacer llegar los víveres a los indios, se lucra con ello. Y lo denuncia Ford, insisto.

Teniente Coronel Owen Thursday

El segundo personaje usado por el director para ennoblecer al indio será el propio Teniente Coronel Owen Thursday, interpretado por Henry Fonda.

Y en éste me detengo porque con él empieza la peli y desde aquí seguiré la cronología de su guión.

El Teniente Coronel llegará a Fort Apache de rebote y rebotado.

Ni en sus peores pesadillas se podría haber imaginado a si mismo en Arizona. Y mucho menos degradado, pues tal era su dilema, tras perder el rango de General. Thursday interpreta su destino en el desierto como lo que es: un castigo y un modo de apartarle de la escena política y militar.

Llega pues a Fort Apache herido en su orgullo y en su amor propio. Con desdén y avergonzado. Y no hay mejor modo de ocultar todo lo dicho que avasallando e intentando imponerse a sus nuevos subalternos mediante el uso, incluso abuso, de los galones. Venidos a menos, pero galones al fin y al cabo.

A sus órdenes el Capitán Kirby, magistralmente encarnado por John Wayne

El pobre esperaba ponerse al frente del Fuerte y se encuentra con un Thursday que reniega del sitio pero mantiene el puesto. Si para Thursday Fort Apache es el destierro, para Kirby es su hogar.

El capitán Kirby ha vivido entre apaches y soldados toda su vida

Ha vivido y convivido con todos los miembros del fuerte. Ha partido muchas narices y alguno le habrá pegado un puñetazo después de algunos whiskys en la cantina. Pero todos se arropan como hermanos, se respetan mutuamente y, lo que es más importante en el combate, ponen sus vidas en las manos del otro a sabiendas de saberse bien protegidos. Porque son soldados recios hechos a lomos de caballo, respirando pólvora y comiendo flechas indias.

Saben enfrentarse al indio porque lo conocen en primera persona. Y porque lo conocen, lo respetan. No son burócratas como Thursday, insensibles a la causa india. A la tragedia india. Saben reconocer el valor y el honor en el indio y, como lo hacen, reciben el mismo trato por parte de un enemigo digno y orgulloso.

Thursday y Kirby encarnan dos maneras de entender el liderazgo

El primero impone su autoridad y el segundo rezuma autoritas

El primero estudia el comportamiento del indio para saber cómo enfrentarlo. El segundo piensa y siente como un indio, para hacer la paz de igual a igual y guerrear solo si es necesario.

Thursday procurará imponer su voluntad a golpe de puño en la mesa. Kirby rebaja las tensiones invitando a una ronda de whisky. Dos personas y un destino: comandar un fuerte fronterizo para proteger a los colonos que irán llegando del indio al que irán echando.

Para colmo Thursday vendrá a Fort Apache viudo y acompañado por su hija Philadelphia.

Es Shirley Temple: Una flor en el desierto

Que pronto encontrará un jardinero que la quiera regar. El Teniente Michael Shannon O’Rourke, de los O’Rourke de toda la vida en Arizona.

La cortejará desde el primer día que Philadelphia ponga su pie en Fort Apache. Y Philadelphia se dejará cortejar de buen grado.

El muchacho es un buen tipo, de familia humilde que aspira a dar el salto y subir un peldaño en la escala social. Pero aspira a hacerlo por méritos propios, con una hoja de servicio inmaculada.

Sabemos de su familia humilde porque es familia de medio fuerte.

Toda una estirpe de irlandeses plaga Fort Apache

Allí tendremos todas las ramas y casi todas las hojas del árbol genealógico de los O’Rourke, cosa que provocará algún que otro conflicto a lo largo de la peli.

El sargento fue mayor en la guerra en el batallón de irlandeses voluntarios por los unionistas. Con quienes ganó la Medalla al Valor. ¿Por qué fue degradado después? no lo sabremos, pero esa medalla fue la llave para que su hijo pudiera acudir a West Point.

Thursday no solo se sentirá humillado y avergonzado, amén de asqueado por tener que terminar en Arizona. Se verá rodeado y verá peligrar su autoridad al tener que lidiar cotidianamente con sus suboficiales y oficiales con diferentes grados de parentesco entre ellos. En este aspecto no le podemos negar cierta razón al ver cuestionadas todas sus decisiones en privado, en su despacho, y en público en la cantina. Por eso intentará ser algo enérgico con todos ellos.

Pero la vida en un fuerte no era como un campamento.

Los campamentos son temporales. Llega la tropa, monta el campamento, pernocta, amanece, levantan el campamento y se vuelven a montar en el caballo en pos del próximo campamento.

Un fuerte tiene raíces.

El fuerte americano es el heredero directo de los fuertes españoles que recibían el nombre de presidios

Un acuartelamiento sólido para dar cobijo a soldados y algunas familias. Los españoles camparon a sus anchas y, como decía arriba, llegaron hasta Alaska. Por llegar llegó, uno de estos presidios con su destacamento de españolitos, a declarar la guerra a todo el Imperio Ruso para defender toda Alaska con un puñado de hombres. Ahí es nada.

Volviendo al tema, quitando el carácter castrense del fuerte, el mismo era poco más que un pueblo. Todos se conocían y muchas familias vivían dentro de sus muros. Y dentro de estas familias la del Teniente Coronel, que tendría que habituarse a los ritos sociales del lugar.

Mujeres y sentido común

El papel de la mujer, lejos de ser servil y secundario será, sin dejar de ser el de una mujer de aquellos tiempos, el de quienes aporten cordura, sentido común y lógica a todos los actos de sus maridos, hijos y esposos. Serán el muro de contención de las emociones y al mismo tiempo serán quienes las alimenten para hacer personas de los soldados con quienes conviven. No puedo evitar recordar la escena de cuando parten los soldados cada vez que veo Cuando éramos soldados de Mel Gibson.

No obstante veremos cuán fanfarrones y pendencieros podían ser estos soldados, allí en el quinto pino, cuando no estaban sus mujeres cerca.

Son muchas las escenas en las que los veremos empinando el codo, fumando puros como si no hubiera un mañana o sacando brillo a las mejillas del prójimo, con los nudillos.

Y en todo este fregado, Kirby hará el papel de quien sabe encajar los golpes. Ya os dije antes que anhelaba hacerse con el mando del puesto, pero no será posible.

Lejos de revolverse con toda una tropa a su favor, entre amigos y más amigos de toda la vida, asume su papel de segundo con total dignidad e impone él mismo el respeto al nuevo comandante en jefe del fuerte. Vive y siente el ejército por igual y una de las máximas de la caballería, y del ejército mismo, es el respeto al escalafón y a los galones de la cadena de mando.

Habrá muchas diferencias entre ambos militares

Ya he apuntado antes al carácter de ambos y a sus maneras diferentes de entender el concepto de «carisma». Pues carisma tiene Kirby, y lo demuestra en su respeto a su superior y en el trato a quienes están por debajo de él.

Pero todavía habrás más de él de lo que el propio Thursday podría esperar. Su carisma, la de Kirby, se extiende también hasta el indio Cosiche. El líder de los apaches.

Cosiche, el verdadero Cosiche, no lideraba a los apaches. El jefe por entonces era Mangas Coloradas, su suegro. Era el tiempo en el que los colonos proliferaron en Arizona al término de la guerra de Secesión.

Cochise era un apache chiricahua

Ccon una talla por encima de lo normal entre los indios (solo superada por la tala del propio Mangas Coloradas). Esta talla junto con su manera de entender la guerra hicieron de él un gran líder que llegaría a rechazar la invitación de ir a Washington para tratar el tema apache con la Agencia India del gobierno porque desconfiaba de todos los rostros pálidos. Él mismo había autorizado a los blancos a traspasar sus territorios para acortar la ruta hasta California en 1885.

Su trato fue cordial con los americanos hasta un día de 1861, cuando acudió a una reunión con el teniente Bascom del 7º de Infantería. Cosiche acudió confiado de que sería un asunto cotidiano acompañado por su hermano, dos sobrinos, la mujer de uno de estos y un niño. Pero la reunión no fue muy bien desde el principio. Al llegar fueron rodeados por doce soldados y acusados de robar ganado a unos colonos y de haber secuestrado a un mestizo que iba con ellos. En verdad había habido tal robo, pero no por parte chiricahua sino de unos coyoteros del Gila, otros apaches hostiles de verdad.

Cochise y sus familiares iban a pagar lo hecho por los los coyoteros y cuando iban a ser arrestados Cochise huyó rajando la tienda en la que se encontraban con su cuchillo y dejando atrás a sus familiares. Secuestró a tres hombres blancos y pidió un intercambio de prisioneros a Bascom. Pero el americano dijo que solo accedería si sumaba el ganado y el mestizo al intercambio, dando por hecho que los Chiricahuas eran quienes habían robado el ganado.

Se levantó en armas contra los americanos bloqueando Apache Pass y, tras no lograr que le devolvieran a sus familiares, ejecutó a los americanos.

Entra en escena «el jefe de estrellas» Carleton

Al frente de los americanos y como punta de lanza de una marea azul que iría llegando al territorio apache. Los indios, que tenían cortado Apache Pass, un cañón, los rodearon y dispararon. Los americanos aguantaron un día y recibieron el refuerzo de dos cañones. Mangas Coloradas intentó defenestrar ambos cañones al frente de cincuenta apaches y resultó herido. Cosiche se lo llevó a México para ponerlo en manos de un reputado cirujano del lugar y le pidió amablemente que lo curara con las siguientes palabras: «Cúrelo o, de lo contrario, arrasaremos el pueblo».

Y el cirujano lo curó.

Para entonces la guerra apache era ya un hecho

Los apaches perseguían a los chaquetas azules y viceversa. Hasta que un mexicano llegó a Mangas Coloradas con un mensaje de su capitán americano. Los apaches se comunicaban con los americanos preferiblemente en español, por la relación que habían tenido con éstos antes que con los estadounidenses, de ahí que el mensajero fuera un mexicano.

Y los americanos engañaron a Mangas Coloradas y lo apresaron cuando se presentó con bandera blanca.

Fue apresado y encerrado. Por la noche sus captores lo torturaron calentando las bayonetas de sus fusiles y poniéndoselas en los pies. Mangas Coloradas enojado se puso de pie y gritó en español que él no era un niño con el que pudieran jugar. Sus captores empuñaron los fusiles y lo mataron allí mismo.

Lo que sucedió después debería leerlo Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, como decía al principio. Los dos soldados vaciaron sus pistolas sobre el cadáver de Mangas Coloradas. Le cortaron la cabellera y lo decapitaron. Uno de ellos metió el cráneo en un caldero para separar el hueso de la carne y poder vendérselo a un frenólogo del este. Se deshicieron del cuerpo tirándolo en una acequia.

Primeros pinitos de Jerónimo

Se desató la verdadera guerra en pos de la venganza de su caudillo. Ahora sí, liderados por Cosiche y un tal Victorio. Uno de los soldados indios sería un tal Jerónimo que volvería a la historia unos cuantos años más tarde.

Sería Victorio quien firmara un armisticio con los americanos a cambio de trasladarse a la reserva de Bosque Redondo. Pero Cosiche prefirió luchar junto con otros apaches. Los de Victorio se fueron a la reserva, los demás se repartieron entre México y Dragoon Mountain. Estos últimos acaudillados por Cosiche.

A partir de aquí las cosas irán de mal en peor. Indios y blancos no podían, ni querían, enterrar el hacha de la guerra. Si los unos mataban los otros se vengaban en una espiral de odio y sed de sangre infinitas. Los colonos de Tucson, todos excombatientes, o mineros masacraron un poblado aravaipa. Aunque para ser sinceros, el ataque fue llevado a cabo por solo seis americanos, el resto eran cuarenta y dos mexicanos y noventa y dos indios papagos.

Solo el teniente Whitman se apiadó de los apaches aravaipa

Y logró llevar a juicio a la partida de Tucson. Pero sus esfuerzos fueron en vano porque fueron absueltos. Además el teniente caería en descrédito. Los indios no se sintieron bien defendidos y el ejército le hizo la vida imposible haciéndole enfrentarse a un consejo de guerra tras otro.

Sin embargo el propio Grant se sintió avergonzado allá en Washington y exigió que se solucionara el problema apache enviando otro emisario para hablar con Eskiminzin como primer paso para llegar a Cosiche. No llegaría a verle en persona, pero sí a reunirse con sus emisarios. En aquel momento había dos partidas de chaquetas azules buscando a Cosiche: una, liderada por Coyler y después Granger para hacer la paz y la otra, liderada por Crook, para colgarlo.

No se ponían de acuerdo en los términos de la paz, que pasaban, inexorablemente por recluir a todos los apaches en una reserva india.

En una de las idas y venidas Cochise se topó con una caravana médica en la que viajaba Tom Jeffords, «Taglito» alias Barba Roja por su larga barbaroja. Este dato es importante para el comentario de esta peli. Muy importante. Porque el papel de Taglito en la vida real será el de Kirby en la película. Ahora veréis por qué.

Taglito era un buen amigo de los indios. No por afinidad, por mutuo respeto. Él admiraba al indio y el indio lo admiraba a él. Todo porque años atrás, cuando Cochise y Taglito eran jóvenes, Cochise hizo la guerra a los soldados azules unido a Mangas. Fue entonces cuando Tom Jeffords llegó a Arizona con el contrato de postas de correos debajo del brazo. Sin embargo los ataques de los apache eran tan frecuentes y tan virulentos que los empleados que no morían bajo las flechas indias huían para salvar la cabellera. Jeffords había apostado todos sus ahorros y estaba arruinándose por culpa de los indios.

Fue entonces cuando Cochise observó ojiplático desde su tienda cómo llegó Tom Jeffords a su campamento. Se bajó del caballo, se quitó la cartuchera y la pistolera con la pistola enfundada y se la dio a una mujer india que tenía al lado. Miró a Cosiche, que no si inmutó dentro de su tienda y avanzó hasta él. Entró en la tienda de Cosiche y se sentó al lado del chiricahua. Los dos sentados en silencio. Al final habló el pelirrojo para decirle a Cosiche que quería llegar a un acuerdo con los chiricahuas para que pudiera seguir llevando el correo y no tenerse que marchar.

Cosiche calló largo rato. Admiró desde el minuto uno a un hombre capaz de adentrarse desarmado en el campamento del enemigo e irse a la tienda del jefe para pedirle que deje de molestarle. Cosiche accedió y Taglito no volvería a lamentar la pérdida de un solo correo porque nunca más importunaron, persiguieron ni mataron a cartero alguno.

Años más tarde, en su reencuentro, Barba Roja iba con sus compatriotas para encontrar a Cochise. Los chaquetas azules confiaban en la amistad de ambos hombres para buscar una solución y por eso iba como intermediario. E intermedió hasta tal punto que Cochise aceptó recluirse en la reserva, pero solo si su responsable blanco era el propio Taglito. Taglito no quería. No teniá experiencia en el cargo y pagaban muy poco por el cometido, pero comprendió que sería justo pues, al fin y al cabo, debía su vida y su dinero a la palabra de paz de Cosiche, por lo que accedió para proteger a su amigo indio.

No perdamos de vista que la película empieza con la llegada del teniente coronel en una diligencia del correo…

Kirby no tiene una relación previa con Cochise en la película. Sin embargo se gana el respeto del jefe indio cuando se adentra en México para hablar con él. No se desarmará porque John Wayne no habría firmado el contrato, pero sí se adelanta hacia el jefe indio con las manos extendidas en signo de buena fe y le hablará en español para ser entendido.

Lo que Kirby no sabe es que ha sido utilizado y manipulado por Thursday para engañar al indio y hacerle regresar a los Estados Unidos en teoría para firmar una paz y llegar a un acuerdo entre ambos bandos. Thursday aprovechará que han vuelto para lanzar a todo el regimiento contra los indios.

Y aquí veremos unas cuantas cosas.

Kirby contra el deshonor

El horror que siente Kirby ante la perspectiva de engañar al enemigo. Para Thursday no habrá deshonor porque mentir a un indio es como mentir a su caballo. Pero Kirby tiene en alta estima a su enemigo y le parece despreciable el comportamiento de su superior.

Thursday será incluso capaz, con anterioridad, de enviar al Teniente O’Rourke a una muerte casi segura, por haber cortejado a su hija sin su consentimiento. Es despiadado y clasista. Lo que no se explica, pero subyace entre líneas, es que ese clasismo viene impostado porque durante la guerra compartió galones con laguno de los suboficiales que le rodean en la película y no sé exactamente por qué, unos por un motivo y otros por otro, terminaron todos degradados, por lo que hay un sinfín de vidas anteriores entrelazadas con sus rencores y sus taninos repartidos por el fondo de una copa amarga.

A partir de aquí Thursday se lanzará a una aventura tan irresponsable como imposible: enfrentarse a los indidos sin seguir el consejo de Kirby ni de los irlandeses. Todos menos el teniente coronel han nacido, vivido y crecido entre apaches en Arizona y saben cómo luchan, cuándo luchan y cómo enfrentarse a ellos. Pero la soberbia de Thursday es tal que desoye todos los consejos y lidera a sus hombres a una muerte segura. Este es el mayor paralelismo con otro episocio histórico, la cabalgada desmesurada e igualmente irresponsable del General Custer en Little Big Horn de la que os hablaré cuando retome las guerras indias.

Muere y se lleva por delante a un buen puñado de soldados del regimiento.

Kirby asiste atónito desde una posición mejor. Y… cuál será el peso de John Wayne y del personaje que interpreta que la película finalizará sin verle combatir al mostrase avergonzado por su superior pero orgulloso por el uniforme que viste frente a frente con un Cosiche que lo respeta y devuelve el banderín del regimiento que había arrebatado al teniente coronel muerto con todos sus hombres.

Pero esta película tiene un atractivo especial.

No hay buenos ni malos

Es verdad que el Thursday es un poco cabr…, un poco antipático, quería decir. Pero luego tiene el lado paternal que demuestra que no es malo del todo. Lo mismo pasará con Kirby. Cuando podríamos haber dado por terminada la película, en el campo de batalla, nos encontramos de nuevo con el difunto Thursday.

En este caso con un retrato solmene del oficial. Lo tiene Kirby en su despacho, porque ahora sí, es el jefazo del fuerte. Y está rodeado por periodistas de la costa este quehan venido para que les cuente la historia del teniente coronel Thursday con los apaches.

Y entonces veremos un giro como el que vimos en El hombre que mató a Liberty Valance. Con el famoso «print the legend«. Imprime la leyenda. Que es lo mismo que decir que mejor publicar una historia falseada, si se convierte en una buena historia, que publicar la realidad, si es una mala historia. Por eso vemos la solemnidad del retrato de Thursday. Porque siendo encumbrado en su muerte se refuerza el puesto de Kirby, se restaura el honor de la familia para su hija Philadelphia y el teniente O’Rourke, por fin, dará el salto social que tanto ambicionaba y, dicho sea de paso, merecía.

El verdadero Cosiche morirá apaciblemente en la reserva india

Despido de este modo una grandísima película con una fotografía de ensueño que nos hace ver colores a lo largo de toda una película en blanco y negro.

Otras pelis con temática «western» en el fancine, no necesariamente del oeste, pero sí inspiradas en el mito de la frontera, más español que americano. Y si queréis descubrir por qué podréis encontrarlo en cualquiera de estas: Oro y El Cid. Y sí… un par de Westerns amén del de Liberty Balance: Dos cabalgan juntos y Los siete magníficos.

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