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Harry Potter y el prisionero de Azkaban

Tabla de contenidos

Ficha técnica de Harry Potter y el prisionero de Azkaban

Título: Harry Potter y el prisionero de Azkaban
Director: Alfonso Cuarón
Título original: Harry Potter and the prisioner of Azkaban
Año: 2004
Nacionalidad: USA, Reino Unido
Distribuidora: Warner Bros.
Productora: Hayday Films
Duración: 141’
Guión: Steve Kloves (Novela de JK Rowling: Harry Potter y el prisionero de Azkaban)
Fotografía: Michael Seresin
Música: John Williams
Montaje: Steven Weisberg
Vestuario – Jany Temine
                      

Ficha artística

Daniel Radcliffe – Harry Potter
Tom Felton – Draco Malfoy
Emma Watson – Hermione Granger
Rupert Grint – Ron Weasley
Michael Gambon – Albus Dumbledore
Daniel Thewlis – Remus Lupin
Alan Rickman – Severus Snape
Maggie Smith – Minerva McGonagall
Robbie Coltrane – Rubeus Hagrid
Gary Oldman – Sirius Black
Matthew Lewis – Neville Longbotton

Hacía mucho tiempo que quería comentar alguna película de Harry Potter, pero no me decidía. 

Adelanto que voy a destripar la película, bueno, la película, el argumento, a Harry Potter, a Alfonso Cuarón (para bien) y a JK Rowling. Por eso me ha costado tanto decidirme a hablar sobre Potter.

Así que si no has visto la película (o leído el libro) te insto a hacerlo y disfrutarlo antes de leer esta entrada. Tampoco creo que falten muchas personas por verla. Sé que voy a repartir un poco de estopa pero que en ningún caso se interprete que no recomiendo ver esta peli (a mí me encanta). O leer las novelas en las que está basada (ésta y el resto de la saga) porque suponen un rito iniciático a la lectura digno de ser defendido.

Allá vamos…

Harry Potter me provoca «sentimientos enfrentados«. Comenzaré confesando mi pasión por su atmósfera. Por cómo han sabido recrear la fantasía de JK Rowling y por cómo disfruto cuando me abandono en alguna de las películas de la saga, fundamentalmente en otoño. Aunque ya nos adentramos en el invierno. He de confesar que interrumpí la redacción de esta entrada para ir al cine y ver Doctor Strange y este «otro mago» se coló por la puerta de atrás en el fancine.

En cualquier caso, me gusta ponerme una de las pelis de Harry Potter en días como este: frío, oscuro y lluvioso (aunque mientras escribo esta entrada estoy viendo Regreso al futuro).

Sí, me gusta la adaptación del mundillo creado por Rowling

Quien mantuvo a raya al director mexicano Alfonso Cuarón en su intento de salpicar la película colando algunos bichos de su imaginación. La escritora se lo negó taxativamente alegando que esos animalillos no pertenecen a su saga. Cosa que no evitó que Cuarón hiciera alguna alusión a sus orígenes incluyendo el símbolo nacional de México en uno de los patios de Hogwarts. Un águila devorando a una serpiente: en concreto aparecen cuatro. Las armas de México y también vemos unas calaveritas de azúcar propias del Altar de muertos, una tradición mexicana. 

Podría decir que Harry Potter y el prisionero de Azkaban es mi peli favorita de la saga. Según mi parecer es el punto de inflexión entre el Harry Potter infantil (el niño) y el adolescente. También creo que la saga iba in crescendo hasta aquí y a partir de Azkaban la magia menguará hasta disiparse.

El prisionero de Azkaban reúne todos los ingredientes que yo esperaba en la saga. Hipogrifo, calabazas (que le dan un toque «Halloween«) y el hombre lobo… Detalles góticos que me encantan y contribuyen a darle el toque oscuro y terrorífico a un episodio que arranca en el mismísimo Londres a bordo de un autobús de tres plantas.

Pero empecemos por el principio.

De Harry Potter se han dicho muchas cosas

Casi todas buenas, muy buenas, y con razón. Menos una: que JK Rowling ha sido tan importante para la Literatura como JRR Tolkien y que su obra es comparable con El Señor de los Anillos. Por favor. Qué osadía. Cierto es que ha servido para iniciar a millones de niños en la literatura, por lo que me quito el sombrero y se lo agradezco. Pero de ahí a afirmar que la calidad de Harry Potter se acerca, (ni de lejos), a la obra de Tolkien dista un mundo. Podría aceptar que el mejor Potter se acerca, en cierta medida, a El Hobbit, pero quererla encumbrar para destronar a Las dos torres, o a El retorno del Rey no hace justicia a Tolkien.

Por cierto, podéis escuchar mi podcast sobre Tolkien en Antena Historia.

Para empezar porque sin Tolkien no habría habido Rowling, pero sin Rowling sí hubo Tolkien. Y no es que diga que ésta bebió de Tolkien para inspirar a su mago… es que mientras Tolkien inventa, Rowling «adapta«.

Mientras Tolkien se inspira en el Kalevala y en Beowulf (cuya adaptación de Robert Zemeckis me encantó), y en sus propias vivencias en la Primera Guerra Mundial. Con la intención de crear una saga propia para el Reino Unido. Rowling hace suyo y adapta al Moisés de la Biblia en la primera entrega, para empezar.

Por no mencionar el 90% de las criaturas que aparecen en todas sus entregas, sacadas de toda la mitología clásica y gótica.

Andén 9 y 3/4

Nos deleita con episodios recurrentes en la saga, uno de mis favoritos es el andén 9 y 3/4 de King’s Cross. El mismo andén que describió Eva Ibbotson, precisamente en King’s Cross. Que servía de portal a otra dimensión mágica a la que pertenecía el protagonista, un huérfano que malvivía explotado por sus tíos y compartía casa con un primo consentido. Estoy hablando del personaje de Ibbotson, no de Harry Potter, aunque para el caso me sirve.

Por cierto, la estación de Hogwarts es en realidad la estación de Goathland, en Northyorkshire, cerca de Scarborough, donde viven mis tíos.

En esa estación toman un tren para viajar hasta Hogwarts, la escuela de magia, al más puro estilo de Grosham Grange. Una remota escuela de magos y brujas a la que llegaban sus alumnos en tren.

Por no mencionar al propio Tolkien y los paralelismos entre ambas obras, «superficiales» según la propia escritora. Sauron Vs Voldemort; Gandalf Vs Dumbledore; Nazgul Vs dementores; Lengua de serpiente Vs Colagusano; Shelob Vs Aragog… me parece maravilloso que dos autores tan diferentes hayan creado cosas tan parecidas.

Un Harry Potter que ingresa a muy temprana edad en una escuela de magia y debe enfrentarse a un gran mago, como el Henry de Wizard’s Hall… Como Los libros de magia de Neil Gaiman, de DC Comics, que nos habla de un niño mago con gafas y una lechuza…

Harry Potter era un trol

Un Harry Potter cuyo nombre «Harry Potter» coincide con el del protagonista de la película de terror y humor Trol, cuyo protagonista se llama «Harry Potter Jr.«.

Vemos episodios maravillosos como aquel en el que Ron coge el coche de los padres y vuelan hasta Hogwarts al más puro estilo Chitty Chitty Bang Bang.

Como vemos Harry Potter tiene mucho más cine y muchísima más literatura que El Señor de los Anillos, lo malo es que, aparentemente, no toda sería suya.

En fin, creo que me estoy desviando del tema… porque iba a hablar de esta peli y se me ha ido el santo al cielo… Aunque antes de adentrarme en materia haré la última crítica que habla sobre adoctrinamiento a muchachos… lo prometo.

¿Doctrina política?

Decía hace unos pocos días, en Twitter, que Harry Potter incluye lecturas políticas. O mejor dicho, pretende orientar políticamente a los lectores infantiles (por lo menos a los juveniles) hacia un modelo socialdemócrata de vida. Queda patente en su propio protagonista: un niño bien, forrado de dinero, que va siempre que puede en chándal (o con la corbata mal puesta, o la camisa por fuera…) y se hace pasar por pobretón. Pero que tira de talonario cada vez que quiere comprar el carrito de golosinas entero y fardar delante de sus amigos, sobre todo el estrafalario Ron.

En definitiva, el prototipo de progre para quien las reglas solo existen para saltárselas a su antojo.

Sin mencionar los ataques constantes, hasta la humillación psicológica (y física en esta película) de Draco Malfoy, de Slytherin (mi casa favorita) por el mero hecho de ser un chico rubito y de familia acomodada. Cierto es que con los años se vuelve un cretino, tan cretino y cobarde como ha querido estereotiparlo la autora.

En verdad Draco honra a su familia y a Hogwarts lamentando que el chándal sea el nuevo uniforme de una institución, otrora respetable, conservadora y elegante, distinguida y, por supuesto, elitista, que decae año tras año y llega a tener por profesor a un bedel, o guardián, o guardabosques o lo que sea que fue Hagrid antes que profesor.

Sigo hablando de Hogwarts, no de la Complutense

Se repite el patrón destructivo que comentaba en El club de los poetas muertos. Aunque en esta ocasión la destrucción es más desde los estudiantes. Profesores y/o estudiantes que dinamitan y carcomen las instituciones que les reciben con los brazos abiertos.

Ya decía al principio que Harry se fugaba de la casa de sus tíos tras un incidente mágico. En realidad, es por hacer engordar y flotar a la hermana de su tío, que bien merecido lo tenía (no puedo evitar recordar el ataque de risa en Mary Poppins (cuna del cine anticapitalista dirigido a un público, éste sí: infantil) en el que salen flotando por los aires).

Huye y se va a Londres para terminar en El caldero chorreante, una taberna/albergue para magos en Londres en donde se reúne con su pandilla de amigos y se entera que un tal Sirius Black se ha escapado de Azkaban, una cárcel que nunca había registrado una fuga, como Alcatraz. Sirius Black se ha escapado con un único objetivo: eliminar a Harry Potter para vengar a su líder, Lord Vordemort.

Ya está la trama.

Huida hacia delante de Harry Potter y un criminal de tomo y lomo pisándole los talones y cerrando el cerco alrededor del muchacho hasta que lo arrincona en Hogwarts. La escena del dementor en el tren, rumbo a la escuela de magia es chulísima y está genialmente filmada con la bajada de temperatura y la escarcha en todo el vagón de tren. En el vagón va acompañado por Hermione y Ron, sus compañeros inseparables, y un tal Remus Lupin, el nuevo profesor.

Aquí hago un alto para destacar uno de los rasgos que más me gusta de las películas de Harry Potter, el Daily Prophet, el periódico del mundo mágico. Solo por este aspecto incluiría esta peli en mi antiguo blog de Periodismo y cine. Me encanta ver las noticias vivas (porque en verdad siempre lo están) actualizadas al instante. Sería un buen remedio a la rápida pérdida de vigencia de las noticias en papel (incapaces de competir con la radio (en su día), la tele (después) e Internet (hoy en día)).

El propio Lupin les explica quiénes, o qué son los dementores: son los espectros guardianes de Azkaban y su nuevo objetivo es rodear y proteger Hogwarts.

Hogwarts es maravilloso

Un lugar espléndido, por dentro y por fuera. Me fascinan las escaleras que van cambiando, me encantan los cuadros vivos en los que sus habitantes, o inquilinos… las pinturas, tienen vida e interactúan con los estudiantes. Y los fantasmas… qué deciros. Glorioso. Vemos algo similar en La bruja novata pero más depurado y etéreo.

Todo en Hogwarts es magia, menos la dieta. Creo que en una de las entregas ponen alguna lechuga para que se vea algo verde, pero nadie podrá decir que la dieta sea sana y equilibrada. La verdadera magia de Hogwarts es no tener a todos los muchachos en la enfermería.

Entre una infracción y otra, Harry se hace con un mapa que le indica la posición de todos los que pasean por Hogwarts y le permite controlar a todo el mundo (como en La vida de los otros (aunque este es posterior, claro está me refiero a la capacidad de controlar y observar), por generosidad de los Weasley (hermanos de Ron). Las cosas se precipitan, uno de los personajes de cuadro es atacado por Sirius, que ya ha entrado en Hogwarts y Harry Potter vuelve a infringir las normas para ir a una excursión a la que no podía ir. En ella descubrirá la verdadera identidad de Sirius, que resulta ser su padrino y un traidor que vendió a sus padres. Odio eterno a los romanos. Harry Potter jura terminar con su vida y vengar a sus padres.

Otra cita ineludible en las películas de Harry Potter son los partidos de quiddith, el mismo que imitan en Los becarios pero volando de verdad.

A partir de aquí el guion se retorcerá un poco más minuto a minuto. Para gloria del espectador. Hagrid es el nuevo profe de Criaturas mágicas, en cuya clase presenta a Buckbeak, el grifo. Un animal noble pero hipersensible que se rendirá a Harry Potter y atacará a Draco (a quién si no). Por este motivo se decide ejecutar a la bestia por aquello de muerto el perro se acabó la rabia, y para hacernos sentir más rencor hacia el rubio cretino cuya insolencia le va a costar la vida a tan bella bestia.

El caso es que por arte de Hermione (que en la saga será la niña impertinente y asquerosilla que apesta porque es buena, la mejor, estudiante: claro ejemplo de desdén hacia la meritocracia y el esfuerzo personal) la película irá avanzando al ritmo de un aparatito que la permitirá viajar en el tiempo a su antojo, cumpliendo algunas normas, pero a su antojo.

Lograrán salvar al grifo y nos acercamos (previo puñetazo a Drako para hacerle huir llorando y gimoteando) a lo mejor de la peli, cuando Ron es secuestrado por un lobo que se lo lleva dentro del Sauce boxeador hasta la casa de los gritos, en donde descubre que su rata Scabbers no es tal rata si no Peter Pettigrew, un mago que puede cambiar de forma. Y para mayor sorpresa suya el perro también se metamorfosea y resulta ser el asesino Sirius Black.

Llegan a (y entran en) escena Harry Potter y Hermione, y hasta el propio Lupin, todos juntos y revueltos, hasta aparece Severus Snape, para proteger a Harry y éste se lo quita del medio con un conjuro de la barita para enfrentarse a Sirius y a Lupin, que resulta que son amigos y desentrañar la verdadera historia de la muerte de sus padres quienes no murieron en manos de Black si no de Pettigrew.

Interesante, ¿verdad?

Pues falta lo mejor

Cuando parece que las cosas se pueden resolver y esclarecer resulta que, igual que Pettigrew y Blac pueden cambiar de forma (para convertirse en rata y lobo respectivamente), también Lupin cambia de forma, pero no a su antojo: es un hombre lobo que cambia con la luna llena. ¿Y qué luna hay justo esa noche cuando salen del Sauce boxeador? Precisamente llena.

A pegarse entre amigos toca.

Lobo y hombre lobo enfrentados y cuando parece que pueden escapar de la situación, Sirius Black (en forma de lobo) es herido por su amigo Lupin (hombre lobo) y yace moribundo. Antes de poderlo asistir, Hermione y Potter huyen. Cuando éste último quiere alcanzar a Sirius ya está convencido de su inocencia y quiere salvarlo, pero llegan los dementores, que, no obstante están ahí por Black, para volverlo a apresar o hacerle perecer en el intento.

Casi se lo llevan por delante y así habría sido si una epifanía con forma de ciervo blanco (invocado por un Patronus) no hubiera venido a salvar a Sirius.

Cosa que hará que Harry Potter piense que su padre es quien les ha salvado.

La verdad será otra bien distinta, nuevamente gracias a Hermione. Que, insisto, es la «pedorra» del grupo (por empollona (redundando en el estereotipo peyorativo y progre del buen estudiante = pesado). Pero es también quien les saca las castañas del fuego mediante un artefacto que la permite viajar en el tiempo.

Es Harry Potter quien usa los hechizos, quien invoca al Patronus y quien expulsa a los dementores… sí… Pero perdemos de vista que es Hermione quien hace posiblevtodo. Desde acudir a clases simultáneas usando la máquina del tiempo (nuevamente infringiendo normas) hasta arrastrar a Potter por el tiempo para darle la oportunidad de salvar a Sirius.

Cría cuervos…

Antes hablé de posible adoctrinamiento progre en la obra de Rowling. Y así me lo parece, o por lo menos percibo ese tufillo cuando veo las pelis. Las últimas confieso que no soy capaz de volver a verlas. Ya he dicho que defiendo a la autora, a pesar de su habilidad para tomar prestado todo. Insisto en el mérito que tiene iniciar a millones de niños en la lectura.

Pero ella abusó de lo políticamente correcto y orientó ideológicamente a una generación de lectores que no pudieron, ni supieron digerir, que la autora tuviera su propia postura ante temas de género. Sus criaturas, sus lectores, a los que ella infló de progresía porque salía rentable y vendía libros se la echaron encima cuando cargó contra el discurso woke y la sacaron los ojos haciendo bueno aquello de «cría cuervos…» aunque en este caso fueran lechuzas.

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