La revolución silenciosa es una de esas pelis que se cuela por la ventana. No llama a la puerta. Ni sabes que existe. Pero empiezas a verla y en los primeros minutos sabes que estás viendo algo interesante.
Que podría torcerse a media peli, o no. Pero arranca bien. Sigue bien y, cosa rara, termina bien. Por eso estoy aquí, contra todo pronóstico, comentándola. Me pasó lo mismo con La muerte de Stalin. Que me crucé con ella y no pude parar de reír, y cuando la terminé de ver, me la puse otra vez. Menuda comedia. Pocos títulos hacen tanta justicia al género.
Y que conste que, como dije al principio, desconocía su existencia. Estaba pululando por Amazon Prime Video, a punto de ponerme a ver Rebelde entre el centeno y se me cruzó esta. La del «Rebelde» es el biopic de Salinger, autor de El guardián entre el centeno. Protagonizado por Nicholas Hoult, quien ya encarnó a Tolkien en su falso biopic. Espero que no se inventen, también, un falso Salinger.
Para entender el título de la película, el hecho histórico en el que se inspira la peli, y su trama, contextualizaré todo.
República Democrática de Alemania
Estamos en la RDA, en 1956.
La República Democrática de Alemania. Que de Democracia tenía el nombre, porque era una dictadura comunista. Es curioso, pero esa palabra, «Democrática» sólo la usan las dictaduras. No tenéis más que hacer una búsqueda de «República Democrática» en Google y ver la lista de países que nos sugiere el buscador.
Son dictaduras, todas esas repúblicas. Pero se ponen lo de «Democrática» para aparentar.
Estamos en la República Democrática de Alemania… Ojo los más jóvenes, no os dejéis engañar. Alemania se dividió en dos bloques tras la Segunda Guerra Mundial:
- República Federal de Alemania – Al oeste – Democracia capitalista
- Aliada de los Estados Unidos y demás democracias europeas
- República Democrática de Alemania – Al este – Dictadura comunista
- Aliada de Rusia y de los demás países sometidos a la Unión Soviética
Es importante esto que acabo de escribiros, porque en la peli veremos las dos Alemanias. Seguían separadas políticamente pero todavía se podía ir de la una a la otra. Con restricciones, y con dificultades, pero se podía. Y se pudo hasta 1961.
El muro de Berlín
Se construyó en 1961.
En la peli no aparece, fundamentalmente porque falta un lustro para que aparezca. Pero aparece el motivo por el que las autoridades comunistas decidieron levantarlo: Evitar que los alemanes del este huyeran a la Europa capitalista en busca de Libertad.
La peli que mejor ilustra el instante justo en que se está levantando el muro es Uno, dos, tres. Una comedia desternillante cuya acción podría estar ocurriendo al mimso tiempo que la peli de hoy.
tengamos esto muy claro porque es el único «pero» que le veo a esta peli. Amaga bien, marca bien el puñetazo. Lo pega… pero lo pega muy flojito. La peli denuncia el comunismo. Luego hablaremos del título y de lo que atañe, pero está claro que esta peli se hizo para denunciar a todas las dictaduras comunistas. Pero cuando tiene que apretar la mano, para no dejar resquicio de aire entre los dedos y la palma, para golpear como una roca… afloja la mano. Pega, como decía antes, pero pega flojito.
Es verdad que quienes sepan de qué va el comunismo lo comprenderán bien. Pero esta peli, por sus protagonistas (estudiantes) debería haber sido más explícita. Más contundente. Menos metafórica y menos sutil. Vemos que los padres de los niños tienen miedo, cuando deberían haber estado aterrorizados. También vemos al director de la escuela dubitativo, cuando tendría que haber hecho una defensa a ultranza de sus estudiantes o haberlos empujado contra el paredón.
Lo vemos en La vida de los otros
La mejor peli alemana de la Historia
Pero sobre todo vemos unos políticos y altos cargos comunistas que parecen perros de presa dando mordisquitos. Cuando deberíamos haber visto hienas sedientas de sangre que muerden y no sueltan ni aunque trituren el hueso con la potencia de sus mandíbulas.
Sí veremos que los muchachos se meten en un lío, pero el director no termina de transmitir el calado, la importancia, la gravedad de pensar por uno mismo dentro de un régimen que prima lo colectivo sobre el individuo. Permitidme que explique el título, que explique a los protagonistas, y después retomaré esta reflexión sobre lo colectivo con todas las cartas en la mesa.
Revolución húngara de 1956
En 1956 Hungría se echó a la calle para derrocar al Gobierno títere impuesto por Rusia.
Hartos de miedo, de hambre, de represiones, de ser rehenes de otro país dentro de su propio país. Estaban hartos de no tener libertad. Ni política ni religiosa. Cuando vives en un estado comunista los gustos te vienen impuestos: Te dicen qué leer, qué escribir, qué pintar, qué teatro ver, qué peli puedes hacer. Hasta cómo tienes que amar, cómo tienes que pensar, sentir, hablar…
No te dejan libertad para hacer las cosas a tu gusto. Y lo que es peor, se instaura un régimen de terror en el que tu peor enemigo puede ser tu hermano. Tu vecino. Un alumno, tu hijo, el portero o tu compañero de trabajo. El comunismo es, como bien anticipó y denunció George Orwell en 1984 un régimen de espionaje y de denuncias entre amigos y familiares. Es la Inquisición, no religiosa, sino política.
Como ocurrió en la República española, en la segunda, que salieron chekas como setas. Lo vemos en Gernika. Esas chekas eran «comisarías» o «cárceles privadas«, por entendernos, regentadas por partidos políticos del Frente Popular: PSOE, PCE, PNV, y por los sindicatos. Destinadas a secuestrar, torturar y asesinar a todos los que pillaran de centro derecha, monárquicos o creyentes y religiosos.
Los húngaros quisieron recuperar su nación
Contra toda esa violencia semántica, intelectual, psicológica, política, policial y física se alzó el pueblo húngaro.
Querían recuperar su Nación. Su Patria. Su identidad política, social, religiosa. Querían recuperar su cultura y su libertad. Y estuvieron a un tris de lograrlo. Hasta que los rusos metieron sus tanques en Budapest.
1130 tanques soviéticos en Budapest
Leéis bien, «tanques«.
Y más de 30.000 soldados rusos. Enviados para aplastar la revuelta.
Una revuelta iniciada por estudiantes y secundada por toda la población. Hasta por el ejército húngaro, que se sumó a las protestas. Esto fue la gota que colmó el vaso. La URSS no iba a permitir la salida de uno de sus miembros, y menos por la fuerza.
No es que los húngaros rechazaran el espionaje policial. Que lo rechazaban. No querían un Gobierno títere y pedían elecciones para elegir, en libertad, su Gobierno. Pero los comunistas no podían permitir esas elecciones porque, sufrido el odio y la tiranía comunista, habrían perdido las elecciones. Por eso el comunismo es incompatible con la Democracia. Como el fascismo, lo mismo que el nazismo.
Así pues, metieron esos mil tanques en Budapest y asesinaron a 2200 húngaros. Sin miramientos.
Este es el contexto de esta película…
Si vis pacem, para bellum
Ahora entenderéis mejor la película.
Sobre todo cuanto más jóvenes seais, que los maduritos de mi quinta (cosecha de 1974) sabemos lo que pasó porque deborábamos las noticias en nuestros días. Escribo esto para los más jóvenes, si es que alguno me lee. Para que entendáis el peligro de coquetear con vuestras libertades.
Porque os pensáis que la Libertad es un derecho inherente del ser humano. Y no lo es. Tampoco la paz.
E igual que quien se escuda y se esconde detrás de la palabra «Democrática» para esconder que no son democráticos, huid de quien abandere vuestros derechos, vuestras reivinidaciones… Porque serán quienes os arrebaten vuestra Paz, vuestra identidad y vuestra Libertad.
Si quieres la Paz, prepárate para la guerra
Lo decían los latinos. Y no me refiero a las bandas de nuestros días. Hablo de los latinos del latín. De ROMA. Si quieres la paz, prepárate para la guerra. Es decir: La paz no es gratis. Ninguna paz ha nacido por generación espontánea. Porque siempre hay un tirano que quiere invadirte, matarte, someterte…
Y la única manera de tener paz es mantenerte alerta y preparado para correr a defenderla. Si no estás dispuesto a luchar para ser libre de fuera vendrán que te quitarán la Libertad. O de dentro, que es aún peor.
Y eso mismo vieron los estudiantes húngaros, cuando se alzaron contra el comunismo. Cosa que los estudiantes alemanes, los de este cole, los protagonistas de la Revoución silenciosa, comprendieron. Pero ojo, que para tener noticias de lo que ocurría en la Unión Soviética, de la que ellos eran un estado satélite, tenían que cruzar la frontera para irse a casa del familiar de uno de ellos. Para escuchar las emisoras de Radio de la Alemania Federal (esta sí, democrática). Porque en la radio estatal comunista no daban noticias de la revuelta. O si las daban las manipulaban. Como en la prensa.
Ese es otro motivo que les llevó a levantar el muro de Berlín: para no permitir a los del este que tuvieran contacto con los alemanes del oeste. Para que no leyeran noticias, o las escucharan. Y para que no consumieran cultura popular como el Rock & Roll de Elvis, Jerry Lee Lewis… o no pudieran meterse en un cine para ver una peli X. Eso y para que no huyeran del comunismo. No para evitar que entren alemanes del otro lado, porque es curisoso que los muros comunistas se levantan no para protegerte del exterior, sino para que no se te escapen los tuyos.
La revolución silenciosa
Por fin llegamos a la peli.
Disculpad las vueltas y revueltas (nunca más apropiado lo de «revueltas«) que he dado. Pero a más de uno le vendrá bien para terminar de comprender la película. Y para terminar de entender por qué me parece un pelín blandita, de pegada débil. Porque denuncia, sí, pero no remarca y recalca ni se esfuerza por dejar de un modo preclaro, con simbologías y con signos que los chavales se enfrentaron al comunismo y se libraron de milagro.
Como os decía, la pandilla se iba de vez en cuando a casa del tío de uno de ellos. Un homosexual que vivía en el campo, marginado. Que no podría vivir en la Alemania comunista porque los homosexuales no eran bienvenidos en los países comunistas.
Allí bebían, fumaban, bailaban, veían alguna peli porno y hasta consumían noticias de la prensa y la radio occidental. Y con esas se volvían a su Alemania, a la del este. Y con estos bocaditos de libertad se podían enfrentar a la vida triste y sin motivaciones que era la RDA.
Hasta que escucharon en la Radio lo de los estudiantes en Budapest.
1 minuto de silencio
En solidaridad con Hungría
Este minuto de silencio les cambiará las vidas.
A todos los alumnos de la clase.
A los de la pandilla y a los que no son de la pandilla.
Y al director, y a los profesores. A sus padres y a todos los empleados de las fábricas en las que trabajasen sus padres.
Los muchachos hicieron una chiquillada y el Partido Comunista les pisó el cuello. A ellos y a todos los mencionados antes.
Primero los profes… Por miedo a ser tachados de traidores al régimen, denunciaron a los niños. El director intentó mediar. Él sabía la valía de esos chavales a las puertas de graduarse. Y que no tendrían otra oportunidad para conseguir el título, porque si les ponían una cruz encima la arrastrarían de por vida.
Pero siendo su director, y conociéndoles de media vida, es blandito. Por eso uno de los profesores denuncia el minuto de silencio y politiza el asunto.
Hasta el ministro de Educación
Se presenta en el pueblo para dilucidar si el minuto de silencio tenía carácter político, o no. Y en caso de tenerlo, y de ser algún tipo de protesta en contra del régimen comunista, para desenmascarar al cabecilla y meterlo en la cárcel.
No perdamos la persepectiva: todo esto se lía porque un grupo de críos de diecisiete años guarda 1 minuto de silencio.
Veremos a los comunistas en su salsa…
Divide y vencerás
Buscan algún estudiante para que sirva de caballo de Troya en la clase. Alguno que no goce de la mejor reputación entre sus compañeros. O alguno cuyos padres tengan algo que perder.
En este caso irán a por Erik Babinsky. El hijo de un héroe del Partido Comunista. de hecho, el único estudiante que, siendo amigo de los demás, es comunista. El resto son anticomunistas. Unos lo son a cara descubierta, otros lo son, pero todavía no lo saben.
Van a por este porque su orgullo por su padre puede hacer mella en su lealtad hacia sus amigos. Y porque sus amigos, si les dicen que hay un chivato entre ellos, pensarán en el comunista antes que en ningún otro.
Pero, en contra del 90% de casos, en éste, nadie flaqueó. Todos se mantuvieron fieles, los unos a los otros. Hasta que el tema dejó de ser una gamberrada escolar y empezaron a recibir las visitas de los comisarios del partido comunista y de la Stasi.
Esto cambia el panorama. El peligro ya no es ser explusado del cole. Es terminar en una fosa común con un tiro en la nuca. O hacer que termine en esa fosa común tu hermana, tus padres… A quienes harían pagar por tus actos. O echar del trabajo al padre, para que se muera de hambre la familia. O sacar los trapos sucios de la familia, para reventarla desde dentro.
Trapos sucios
Hago un alto en los trapos sucios.
Antes dije que en la Alemania del este, asíc omo en todos los países comunistas, todos espiaban a todos. Desde la policía hasta el vecino. Todos espiaban para chantajearse mutuamente. O para vengarse. Por lo que fuera. Convenía saber los trapos sucios del vecino opr si él te denunciaba denunciarle tú a él. Fulanito escucha música occidental por las noches… pues Menganito fuma cigarros americanos a escondidas, lo sé porque he recogido sus colillas, estas son. Esto es el comunismo entre particulares.
Y precisamente, los trapos sucios harán que se tambalee esta pequeña y pueril revuelta.
Para empezar el muchacho comunista, orgullosos de su padre, también comunista, muerto y héroe del pueblo, descubre que su padre no era ni héroe ni comunista. Y que murió ahorcado por ser un colaboracionsta Nazi. Esto rompe en dos al muchacho, que vive con su madre y un padrastro. Lo consume por dentro y revienta su identidad y todo lo que había vertebrado su existencia desde que tenía conciencia de si mismo.
Por otro lado habrá otro padre cuyo hijo descubrirá que habóia participado en una revuelta similar, años atrás. Y que la poli le tiene más que fichado. Como el hijo no se baje de la burra quien pagará los platos rotos será el padre… Y así con todo. Otro hijo, el verdadero cabecilla, tiene por padre a un líder político de la localidad… Todos, quien más o quien menos, comprenderán que si siguen adelante con la chiquillería tendrán que afrontar consecuencias desmedidas y desproporcionadas. Y si no ellos, sus padres.
Puskas
Dentro de esta vorágine de sinrazón, circulará una noticia falsa. Cuando menos confusa. Puskas ha muerto en la revuelta de Budapest.
Usarán esta noticia falsa para intentar alegar que el minuto de silencio lo guardaron en honor a Puskas, su futbolista favorito. Gracias a Dios Puskas no murió en la Revolución húngara. Todavía no militaba en el Real Madrid, pero ya destacaba como jugador.
El madridista Puskas
Lo que sí es cierto es que la siguiente temporada la pasaría en blanco, sin equipo. En la 58-59 fichó por el Madrid. No es que no tuviera equipo, es que Puskas fue uno de los que huyeron de la Europa comunista. Por eso le juzgaron en ausencia y le tacharon de traidor a la Patria húngara y traidor al Partido Comunista.
Por eso pudo jugar en el Madrid y nacionalizarse español, gracias al status de refugiado político. Y con El Madrid terminaría siendo uno de los futbolistas más grandes de la Historia del fútbol. Contribuyó a hacer del Real Madrid el Club más improtante de la Historia del fútbol y del deporte. Ganó tres Copas de Europa y una Intercontinental, amén de 5 Ligas.
Recta final de la peli…
Lo del minuto de silencio por Puskas no cuela.
Y los chavales espabilarán cuando el sobrino del homosexual vean cómo arrestan a su tío y se lo llevan a la cárcel. Por contaminación capitalista. Este giro de los acontecimientos hará que cambie toda la peli y la percepcción del calado del asunto entre los chicos.
¡Sálvese quien pueda!
Así terminan las historias en los países comunistas.
Entre quienes osen poner en duda que el sistema sea bueno para el pueblo.
Unos terminan en la cárcel. Otros torturados y diezmados como personas. Otros en una cuneta. Los hay que no reapaerecen nunca. Y otros huyen. Como los 7.700.000 venezolanos que han huído de Venezuela en la última década. Nunca sabremos los muertos, ni cuántos están en las cárceles. Por disidentes.
Los protagonsitas se confabularon para huir de Alemania del Este. Con lo puesto. Un abrigo, una bufanda… Tienen que aprovechar que todavía pueden cruzar la frontera, con una excusa simple, y sin equipaje, para irse y no volver.
Y así hicieron.
Se fueron de Alemania del Este huyendo del comunismo
Años después se construyó el muro de Berlín. Para no permitir más huídas. Muro, alambrada, y disparos por la espalda para los que intentaban saltar por la noche…
Y después uno de estos muchachos escribió un libro, para contar su historia. Para denunciarla, más bien. Y darla a conocer. Y de ese libro nació esta película.