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La casa del reloj en la pared

Tabla de contenidos

Ficha técnica de La casa del reloj en la pared

Título: La casa del reloj en la pared
Título original: The house with a clock in its wall
Director: Eli Roth
Nacionalidad: U.S.A.
Año: 2018
Productor: Brad Fischer, James Vanderbitt y Eric Krike
Productora: Amblin Entertainment, Mythology Entertainment, Kripke Enterprises
Distribuidora: Universal Pictures
Duración: 105’
Guión: Eric Kripke (novela: La casa del reloj en la pared de John Bellairs)
Música: Nathan Barr
 

Ficha artística

Jack Black – Jonathan Barnavelt
Cate Blanchett – Florence Zimmerman
Owen Vaccaro – Lewis Barnavelt
Kyle MacLachlan – Isaac Izard
Renée Elise Goldsberry – Selena Izzard
Lorenzo Izzo – Madre de Lewis
 

Una peli infantil para Halloween… 

La comento desde la pena de la oportunidad perdida. He de confesar que tenía ganas de verla, como «fan» de las películas para Halloween. De esas con ambiente gótico y magia latente. Tenía ganas de verla, insisto, pero salí sin ganas de comentarla en el fancine.

Aunque lo haré.

Como película infantil, funciona

Es más, creo que lo que más me divirtió de toda la peli fue ver las reacciones de la chavalería que había en la sala.

Pequé al ir a una sesión al mediodía, porque el cine estaba plagado de niños, pero en esta película ha sido para bien. Os prometo que, vista con ojos de adulto, fue un balón que se desinfló desde el minuto 1. Pero haciendo el esfuerzo de ponerme en el pellejo de esos niños que tenía alrededor… Y con sobredosis de empatía infantil, aluciné viendo y escuchando algunos sollozos, niños saltando a los brazos de los padres, padres marchándose con niños llorando en los brazos…

Veamos, si estamos hablando de una peli cuyo perfil de espectador es un niño… me hace pensar dos cosas bien dispares.

Por un lado me parece brutal que se meta a los niños en el bolsillo hasta el punto de tener que abandonar la sala por miedo a lo que estás viendo. Visto así me parece muy potente y muy lograda.

Es lo que tiene ir a ver pelis de Halloween

Pero claro, visto desde el punto de vista de los padres, si vas a pasar una tarde de cine con los críos esperando un rato entrañable y terminas huyendo con tu vástago refugiado bajo el brazo temiendo que el niño no vuelva a dormir por una temporada rememorando las cosas vistas en la peli… entonces ya no sabría qué deciros. 

Como decía antes… «es lo que tiene ir a ver pelis de Halloween». Al fin y al cabo es una festividad importada sin raíces en España. Esos sustos que nuestros niños reciben con miedo los americanos los esperan y se parten de risa.

Si todavía no has ido a verla no me pongas en el compromiso de decirte ve o no vayas a verla. A mi me ha defraudado, en varios aspectos.

Para empezar os dije que se me desinfló desde el minuto 1. ¿Por qué? ¿Por qué tan pronto? Porque la película empieza presentándonos al protagonista, Lewis Barnavelt, un niño que tiene que irse a vivir con sus tíos porque sus padres han fallecido. ¿Es que no podremos tener un protagonista infantil que se salga de estos parámetros? El eterno huérfano, como Harry Potter. Y demasiadas escenas (aparntemente) inspiradas en otras obras, como la propia historia de Harry Potter.

Cuando comenté Harry Potter y el prisionero de Azkaban comenté que de original tenía poca, la saga completa, y que estaba «algo más que inspirada» en obras de terceros. Dicho esto, no puedo evitar recordar cómo me salía de la peli una y otra vez identificando pasajes de otras películas en ésta.

No digo que ésta peli sea un plagio, porque no lo es. Lo que sí digo, porque lo pienso, es que hubo escenas que inevitablemente me recordaron a otras escenas similares vistas en otras pelis. Para que os hagáis una idea, estas son las pelis más destacadas que me vinieron a la memoria mientras veía esta: Beetlejjuice, la saga de Harry Potter, La bruja novata, Pesadilla antes de Navidad, Toy Story y, en otro orden de cosas que mencionaré más adelante, Arde Mississippi.

La peli tiene poco de original

Y para colmo, es víctima de la manía buenista de tener que meter con calzador una cuota racial para dejar contentos a todos. La película se desarrolla en unos hipotéticos años 50s en los Estados Unidos. Cuando vemos la pandilla de niños del colegio, integrada por niños de todas las razas estamos reescribiendo la historia. En esa época sería impensable ver niños negros en una escuela para blancos en Estados Unidos.

Verlos totalmente integrados es fruto de la evolución social de nuestros días, pero no podemos trasladarlos a otras épocas y concepciones de la Sociedad porque estamos manipulando la historia. Basta con conocer un poco de historia (y la de Estados Unidos la estudié cuando vivía en Minnesota) y ver cuán fuera de lugar está esta integración a capón.

Por eso hablaba de Arde Mississippi. Porque ilustra fielmente la dureza del racismo americano probablemente en la misma época en la que se desarrolla esta película socialmente idílica. Si negamos nuestra historia no avanzaremos jamás. Lo normal en aquellos tiempos era ver carteles que negaran la entrada a negros y perros por igual en las cafeterías.

Mezclando temas

No cabe imaginar que dos niños negros fueran los dos capitanes de dos equipos y se permitieran marginar a un niño blanco. Para empezar, como decía antes, porque ni habrían estado presentes en el colegio. Y de pasar algo, remotamente lejano a esto en la realidad, el director, los profesores y los padres de esos niños habrían tenido algo más que problemas con buena parte de la sociedad racista en la que vivían. Hablo de los hijos, nietos y bisnietos del Ku Klux Klan como los vimos en El nacimiento de una Nación.

Ahora me aparto del contexto social en el que se desarrolla y se debería haber desarrollado la película para hablaros un poco de ella.

Como os decía, el protagonista quedará huérfano y tendrá que mudarse a otra ciudad para vivir con la oveja negra de la familia: Jonathan Barnavelt. El tío excéntrico capaz de pasearse con kimono por la ciudad. Si la pérdida de los padres no fue suficiente impacto para el pobre niño, ahora se adentra en un mundo sin normas. Tan necesarias para orientar a un niño. Su tío le dirá que en su casa no hay ninguna norma excepto abrir un armario, cosa que está terminantemente prohibida. Es la manzana de Adán y Eva…

Indisciplina

No hay horarios para baños, no hay disciplina, no hay alimentos prohibidos. Si te quieres dar un baño te lo das a cualquier hora, si no te quieres bañar no lo haces. Puedes comer lo que quieras, incluso cenar a base de galletas. No hay ni una norma ni una regla ni nada que destile un mínimo rasgo de autoridad. Ese es el caos emocional en el que se sumergirá un niño que acaba de perder a unos padres normales.

El tío, para como, resultará ser un mago. No un gran mago, pero mago. Y en la casa vive también una bruja a la que su tío ha dado cobijo y viene huyendo de su vida azarosa en la que ha perdido a su hija. Bruja interpretada por la misma Cate Blanchett que dio cuerpo y vida a toda una Galadriel en La Comunidad del Anillo y demás entregas de El Señor de los Anillos de Peter Jackson.

Esta es la nueva familia que nos presenta la película. Una falsa familia desestructurada por los cuatro costados. Si a esto le sumamos las pildoritas de escatología zafia que, según mi parecer, eran perfectamente prescindibles, pues imaginaros la cabeza de ese niño.

La califico de «escatología zafia» porque es lo que hay

Tener que convivir con vómitos de calabazas y, sobre todo, presentarnos a un animal fantástico que hace las delicias del protagonista. Un león alado hecho de hojas, de apariencia imponente que no hace más que «defecar» sobre el niño.

¿Aporta algo? Salvo la risa zafia de los más bajunos. Nada, es desmitificar y vulgarizar todo por el gusto de hacerlo. Es el sello de Jack Black, quien se recrea en lo escatológico. Y es una pena, porque la peli podría haber funcionado, pero estos detalles de mal gusto me repugnan.

Y si no Beetlejuice…

Pesadilla antes de Navidad. Para el caso es lo mismo.

Si encima le sumamos esos guiños, porque quiero creer que son guiños, a otras películas como Beetlejuice, adaptando la estética de Tim Burton a la hora de crear algún personaje. O los muñecos de Toy Story, aquí a escala real 1:1, que aparecen al final. ¿Es que soy el único que identificaba a los muñecos de la peli de PIXAR?

También había rasgos de La bruja novata, inevitable recordarla si la conocías. EL hecho de ver cuadros vivos cuyos personajes y paisajes se mueven y cambian a su antojo no pudo sino hacerme pensar en Grosham Grange. Para quienes no lo sepáis, es la escuela que después, más que inspirar, tomaría como propia J.K. Rowling y la llamaría Hogwarts. Por lo menos, plagio o no, nadie negará la riqueza visual de Harry Potter, algo pobre en esta película que deja demasiado al sueño y aporta poco en efectos especiales.

Pésimos efectos especiales

Unos efectos especiales que cantan sobremanera en la elaboración de una bola de fuego. Y aquí me curo en salud. Confieso, y esto no dirá nada a mi favor, que hubo un rato que desconecte tanto de la peli que di una cabezadita… Pero en el duermevela me pareció que el hechizo de bola de fuego tenía como punto de partida un frasco… 

Esa cabezadita me priva de poder aseverar que el frasco sea un error de producción o que exista por pleno derecho y se le hubiera mencionado en la peli… El caso es que existe hasta el punto de haberlo podido confirmar viendo el trailer.

El caso es que el trailer, o me falla mucho la vista, existe.

Hechas las presentaciones falta hablar un poco de la trama. Bien sencilla: el tío viven en la antigua casa de un gran mago, Isaac Izard (el mismísimo Paul Atreides de DUNE). Viven ahí y buscan un reloj que se supone que hará que llegue el fin del mundo tal y como lo conocemos.

El tío busca sin cesar el reloj y la bruja será su aliada. Pero al final tendremos que ver si es capaz, o no, de entender que la iniciativa tal vez tenga que recaer sobre los hombros del protagonista, quien tendrá que aceptar que es un tipo raro (como la niña en Beetlejuice) para no trasladar su frustración escolar a la casa. Aprenderá la magia suficiente para convertirse en el paladín de toda la humanidad y la intente salvar. Un planteamiento que nunca hemos visto en película alguna…

En definitiva…

Prefiero que seáis vosotros mismos quienes saquéis las conclusiones. No había vivido un desengaño parecido desde que fui a ver Animales fantásticos y dónde encontrarlos.

Una película que luchará por hacerse un hueco en las programaciones televisivas previas a Halloween en años venideros. Una pena, como decía al principio, porque había materia prima para haber sacado mucho más jugo a las calabazas que el que las sacan mediante vómitos de pulpas y pepitas. Curiosamente, el único director capaz, hasta la fecha, de domar el ímpetu de Black Jack ha sido «otro indomable» como Peter Jackson en su colaboración en King Kong.

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