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Excalibur

Tabla de contenidos

Ficha técnica de Excalibur

  • Título original: Excalibur
  • Director: John Boorman
  • Nacionalidad: U.S.A. + Reino Unido
  • Año: 1981
  • Producción: John Boorman
  • Productora: Orion Pictures
  • Distribuidora: Warner Bros
  • Duración: 140’
  • Guión: John Boorman y Rospo Pallenberg (novela de Thomas Malory: La muerte de Arturo)
  • Fotografía: Alex Thomson
  • Música: Trevor Jones
  • Montaje: John Merritt
  • Vestuario (armaduras): Bob Ringwood


Ficha artística

  • Nigel Terry (Rey Arturo)
  • Helen Mirren (Morgana)
  • Nicol Williamson (Merlin)
  • Nicholas Clay (Lanzarote)
  • Patrick Stewart (Rey Leodegrance)
  • Gabriel Byrne (Uther Pendragon)
  • Liam Neeson (Sir Gawain)
    Paul Geoffrey (Perceval)

 

Excalibur es una de esas películas que te enamoran del cine

Una vez que la has visto, sobre todo si lo hiciste a temprana edad, y en el cine, como me pasó a mi, te acompaña de por vida.

Esto es posible por la maestría de Boorman, su director, quien para cuando grabó Excalibur, en 1981, ya había filmado Infierno en el Pacífico (1969); Deliverance (1972) y la segunda parte de El exorcista (1977). Aunque también sería justo decir que con esta peli tocó el techo de su filmografía que pasó a ser más bien escasa e irrelevante. Quizás La selva esmeralda podría ser rescatada, pero como un ejercicio de rescate, no porque destaque por si sola, como ocurre con Excalibur.

En Excalibur fue capaz de recrear una Europa salvaje, agresivo, masculino, sangriento y mística a caballo entre el paganismo y la magia y el cristianismo y el poder de la Fe.

La ruptura con Roma, en cuanto a la identidad como pueblo, el bretón, y el cambio de soldados por curas, de campamentos romanos por abadías.

Una peli dura y hasta áspera, sin paños calientes, sin metáforas y llenando la pantalla de batallas increíbles entre guerreros que parecen salidos de ultratumba o bajados del cielo… en función de su personalidad y del papel que interpreten.

Excalibur resume la leyenda artúrica

Hablar de Excalibur implica que pensemos inmediatamente en eso, un mundo medieval preñado de fantasía, que mezclemos tradición celta pagana con cristianismo, que hablemos de una Inglaterra, una Albión sin fronteras definidas, sin poblaciones definidas, sin estructura política y con una sociedad en plena transformación.

Decir, antes de meterme de lleno en materia, que, hasta la aparición de Don Quijote de la Mancha, (que como os expliqué en el comentario de Tolkien, supuso el nacimiento de la novela, tal cual la conocemos hoy en día), las dos grandes corrientes literarias de la Edad Media fueron la Carolingia y la Artúrica, amén de los textos bíblicos y de las diferentes tradiciones mitológicas (celta, griega, romana, escandinava…)

La Carolingia fue una actitud cuasi “renacentista” en pleno siglo VIII y principios del IX, obviamente propulsada por Carlomagno, salpicada de “humanismo carolingio” en una época en la que el azote del islam estaba presente en Europa: la frontera sur del Imperio Carolingio asentado hasta la Marca Hispánica (Zaragoza, Huesca, Barcelona…) y entre hachazo y mandoble, procuró ilustrar a su modo a la sociedad culta (clero y nobleza (Mester de Clerecía)) dentro del incipiente modelo feudal de vasallaje: “rindo tributo a un noble que me protege” (modelo feudal que en España solo servirá para el Reino de Aragón pues no existió como tal en Castilla, ni en León ni en Portugal), debido a lo particular de nuestra Edad Media teñida de reconquista y mutando fronteras hasta 1492.

Hablamos pues de una época en la que Roma mantiene el poder espiritual (papado) pero ha perdido el terrenal (Imperio), y es en este punto en el que se desarrolla nuestra historia, una Europa (del norte) feudal en busca de identidad que no duda en mezclar según interese lo pagano con lo divino. La Europa de la lingüística incipiente pues según se vaya transformando sociopolíticamente irá evolucionando lingüísticamente, amoldando el latín a sus necesidades locales y dando lugar a las lenguas romances, y con estas a las dos tradiciones mencionadas: la del amor cortés carolingia y la mítica (incluso mística pagana) artúrica, pues de ambas bebe Excalibur, de ahí esta introducción.

La segunda vertiente es la Artúrica: que bebe sobre todo del nacionalismo, de lo local, del ideal del buen caballero (esto sí en común con la carolingia) y hunde sus raíces en los orígenes celtas y sobre todo bretones, previos a la colonización romana y antes de la invasión de anglos y sajones. Si nos damos cuenta, es la misma tendencia que siglos más tarde adoptarán los románticos, de un modo exacerbado.

Dicho todo esto, puestos en contexto, retomo el hilo de Excalibur.

Se han ido los romanos

Inglaterra (todavía en formación y ni siquiera bajo ese nombre) recibe oleadas invasoras por mar y por tierra: francos por el sur al este y escotos (en menor medida pictos) por el norte. Clanes locales que se unen para después arrancarse la piel a tiras y de pronto, en medio del caos surge la espada que según la tradición unificará un nuevo reino bajo la mano justiciera de un nuevo rey. Traerá unidad y paz: Excalibur.

Todo esto lo sabemos por medio de la mayor imagen pagana de la película, el mago Merlín (reminiscencia de los druidas celtas, tal cual lo comenté en La hoz de oro de Astérix en mi blog de ocio “el troblogdita”, que no es el mismo que el fancine, dedicado tan solo al cine). Merlín servirá de vehículo canalizador y vertebrador de la historia de la incipiente y todavía nonata Inglaterra: desde la época celta, pasando por la romana, sobreviviendo a esta primera etapa post imperio romano (el comienzo de la película con Uther Pendragon) y dando el testigo al cristianismo que le sucederá (de ahí la figura del santo grial).

Todo esto lo adaptan Boorman y Pallenberg a partir de la obra de Malory: La muerte de Arturo (1485) previo filtros renacentistas primero y románticos después: de ahí el batiburrillo de ideas que presenta la película.

Trama y drama

Boorman opta por eliminar buena parte de la influencia cristiana para refugiarse en lo pagano, hasta, claro está, la aparición del Grial en la película (no físico, si no como ideal) que sirve de transición entre épocas celta/cristiana como mencionaba arriba.

El resto es muy sencillo, tomando la obra de Malory como punto de partida, y dando por buena esta versión y visión de la tradición artúrica (teniendo en cuenta que ni los “arturistas” se ponen de acuerdo: historiadores, arqueólogos y filólogos), digamos que Excalibur aparece (de la mano de la Dama del lago) para revelarse al rey verdadero que unificará Inglaterra. A la sazón: Uther Pendragón, que es el padre del futuro Arturo.

Uther Pendragón

Uther lleva décadas guerreando con su rival por el trono, Gorlois, en unas tablas perennes que solo se romperán, a su favor, mediante la aparición de la espada Excalibur a manos de la dama del lago. Merlín la recogerá y se la entregará a Uther quien aprovechará el poder que emana de la espada para rendir a Gorlois.

Un Uther al que le pierden las faldas, en concreto las de Igrayne, la esposa de Gorlois,pues se quedará prendado de Igrayne en la misma celebración de la firma de un tratado de paz entre ambos líderes, y Gorlios, testigo de la mirada lasciva que Uther arrojaba sobre su esposa, que danzaba para los guerreros, expulsa a Uther de su castillo y vuelta a empezar. Uther renueva y redobla el asedio al castillo, pero esta vez no con el objetivo de conquistar la plaza sino para tomar, por la fuerza si fuera menester, a Igrayne.

Sella un pacto con el druida/mago por el que Merlín invocará al dragón para saciar el bajo instinto de su rey pero, a cambio, él, Merlín, se quedará con el fruto de esa acción perversa. Es decir, si engendra una criatura se le arrebatará a la madre para entregársela a él quien lo custodiará y criará.

Uther recurre al poder del Dragón a través de Merlin quien cede a regañadientes y al hacerlo se condena a si mismo y condena a la estirpe Pendragón.

Merlin

Distraerá a Gorlois retirando sus tropas del asedio e invitando a éste a salir en su persecución. Mientras los caballeros de Uther combaten en su campamento, Merlín invocará al Dragón para que, con su magia, permita a Uther metamorfosearse en Gorlois, que irrumpe en la morada del suplantado y toma a su esposa. Ella accederá porque obviamente ve en quien la posee a su marido, pero se siente extraña e incómoda ante la rudeza y violencia con que Uther la posee sin desprenderse si quiera de su armadura. Al lado del lecho está Morgana, la joven Morgana, todavía una niña pero que ya empieza a desarrollar poderes mágicos pues, mientras observa como único testigo al falso padre, Uther en la forma de su padre Gorlois, poseyendo salvajemente a su madre, tendrá la visión del padre atravesado por muchas lanzas.

Uther consuma la violación, pues no cabría llamarlo de otra manera y se marcha, y al poco los soldados de Gorlois aparecen portando el cuerpo lanceado de su marido.

Muerto Gorlois, Merlín desaparecerá, Uther desposará a Igrayne y, a los 9 meses la reina da a un varón. En el momento del parto reaparecerá en escena Merlín. Ha pasado 9 meses recuperándose del sobreesfuerzo que le supuso invocar el poder del Dragón, pero regresa para cobrarse su precio: ¿recordáis? Llevarse el fruto del vientre de Igrayne como pago por su servicio.

Uther intentará, en vano, retener a Arturo consigo, pero el mago se impone y arrebata al niño dejando claro que está cobrándose la deuda adquirida por Uther. Igrayne no sabe de qué están hablando, pero atará cabos y terminará comprendiendo la rudeza de su marido cuando la poseyó armado. La única que, pese a su temprana edad, no tiene duda alguna sobre lo acontecido será Morgana, pero por el momento desaparecerá de la escena y cuando regrese lo hará tras haber naturalizado el don de la magia y haberse iniciado en la misma senda que Merlín. Pero todavía falta tiempo para que lleguemos a eso…

Merlín avanza liviano (vestido con una túnica) por el bosque y Uther emboscado por algunos antiguos partidarios de Gorlois, que aprovechan la ocasión para desmontarlo de su corcel y herir al rey. Uther tendrá que recurrir al poder de Excalibur para reducir a sus asaltantes y desembarazarse de ellos que no dudarán en perseguirlo, acosarlo, mientras él, forrado de acero, sigue lastimeramente al mago llamándolo a gritos espada en mano, pero sin alcanzarle.

Y en estas que Uther sigue empuñando a Excalibur, pero sus enemigos son más y están frescos. Él no solo está solo y agotado sino también ofuscado porque ve cómo se le escapa su hijo de sus manos y logra dar caza al mago.

Se sabe herido de muerte, y perseguido. Pero no puede consentir perder al hijo, la espada y la vida en el mismo día y por eso reunirá sus últimas fuerzas para clavar Excalibur en una roca.

Esto ya nos suena a todos…

Arturo

Cuando hunde la espada y sentencia que nadie podrá empuñarla salvo él…

Elipsis narrativa por la que transcurren unos cuantos años y tras la que se retoma la narración de la peli con la reaparición de Arturo, quien entrará como escudero al servicio de una casa nobiliaria.

Entre medias, Excalibur ejerce una tentación sobre toda la nobleza local y lejana, que se constituirá en tradición intentar sacar la espada de la roca. Y se popularizará la sentencia de que aquel que la arranque será coronado rey.

Arturo escudero

Los nobles que quieran coronarse tendrán derecho a intentar sacarla de esa roca previo paso por una justa en la que se celebra un torneo, supongo que anual, cuyo vencedor tiene derecho a intentarlo. Y ahí aparece Arturo, que como escudero no tiene mucho futuro pues le roban la espada de su señor delante de sus narices y sale del torneo persiguiendo al ladrón y, cosas del destino, se topa con Excalibur.

La tentación le puede y la empuña y la saca sin aparente esfuerzo. Hay algunos testigos, un monje, y su propio hermanastro, a quien Arturo entrega Excalibur a modo de reparación por haber sido incapaz de recuperar su arma.

Cuando llegue el padre y padrastro y vea a su hijo empuñando Excalibur se le hinchará el corazón de orgullo pensando que su hijo será Rey, pero éste reconoce que el mérito es de Arturo y no suyo.

Aquí se lía gorda.

Habrá quienes nieguen el derecho a esgrimir Excalibur a un plebeyo. Y habrá quienes se lo concedan por el mero hecho de haber sacado a Excalibur. Unos caballeros lo reconocerán de inmediato como Rey, otros no, ergo… tras unos años de paz, de nuevo estalla la guerra.

Entonces reaparecerá Merlín, lo justo para apartar a Arturo de la muchedumbre, por unas horas y aclararle, en privado, quién es y qué está llamado a ser, al tiempo que se pone a su servicio como sabio consejero que es.

Arturo aspirante a Rey…

Parte con sus nuevos acólitos hacia el castillo de Leodegrance, en Cornualles. Está sitiado y este fue un caballero leal a su padre Uther. Veremos un castillo y una batalla, breve pero intensa de la que nos enamoramos en los 80s, cuando escaseaban las buenas pelis de fantasía medieval. Por el propio castillo. Por el guion de la peli y por la hija del rey Leodegrance, Guinevere, o Ginebra, en una escena en la que ella admira a Arturo. Él está auxiliando a sus caballeros yendo de aquí para allá y, en lo alto de una almena vemos a Leodegrance protegiendo a su hija con un hacha y ella perdiendo el sentido por el joven que lucha como un león.

Una batalla que sabiamente zanja el joven y osado futuro Rey Arturo enfrentándose al rey Uriens, líder del bando contrario a su coronación por ser un plebeyo.

Merlín asistirá ojiplático a una de las escenas más emotivas del cine. El momento en el que Arturo, lejos de asestar un mandoblazo a Uriens, le entrega Excalibur y se arrodilla ante el su enemigo. Le da la razón y asistimos al siguiente diálogo:

  • Arturo: Juradme obediencia a cambio de mi piedad, necesito caballeros combatientes como vos.
  • Uriens: ¿Un noble jurando obediencia a un escudero?
  • Soldadesca: ¡Nunca, nunca, nunca…!
  • Arturo: “Tenéis razón, caballero no soy aún. Tú Uriens, me armarás, y de caballero a caballero te ofreceré misericordia”- y le entrega la espada a Úriens.
  • Merlín: ¿Qué es esto? ¿Qué es esto?
  • Soldadesca: Envaina la espada Uriens…

Y tras unos segundos en los que el caballero duda si armarlo caballero o cortarle la cabeza… continua el diálogo:

  • Uriens: En el nombre de Dios, San Miguel y San Jorge te concedo el derecho a llevar armas y el poder de impartir Justicia.
  • Arturo: Es un poder que cumpliré solemnemente, como caballero y como rey
  • Merlín: Nunca había visto esto.
  • Uriens: Levantaos, Rey Arturo. Soy vuestro humilde caballero y juro lealtad al valor que lleváis en las venas. Tan grande es que solo puede venir de Uther Pendragon. Se acabaron mis dudas.

Como os decía, esto ocurre en el foso de un castillo, entregándole Excalibur a Uriens para que él mismo, tras ser derrotado, lo nombre caballero y pueda así rendirse ante un igual sin mediar humillación. Y lo hace, e Inglaterra empieza a tomar forma.

¿Quiénes eran San Miguel y San Jorge?

Dato interesante.

El Arcángel San Miguel y sus ángeles derrotaron al dragón con sus ángeles y lo tiró a la tierra. Entendiendo Satanás por Dragón. San Miguel pasa a ser el Capitán de los ángeles de Dios y jefe de la milicia celestial y custodio del orden terrenal, según reza el libro de Daniel.

La propia palabra “arcángel” significa “el jefe de los ángeles”. Se le representa vestido a la usanza romana y sea con lanza o espada, matando al dragón. Y estas tres cosas las tendrá en común con San Jorge, que terminará siendo el patrón de Inglaterra, pues éste segundo portará lanza, vestirá de romano (aunque su iconografía se medievalizará con el paso de lso siglos) y mata, también al dragón. Les diferencia que el uno es alado (San Miguel) y el otro es jinete (San Jorge) del todo medieval.

Ambos representan la eterna lucha entre el bien y el mal.

San Jorge, como decía, será el patrón de Inglaterra, (y de Aragón y Cáceres por poner otros ejemplos) y, por extensión, ya en el siglo XX terminará siendo el patrón del movimiento Scout cuyo máximo honor es ser nombrado Caballero Scout. Además, en el día de San Jorge acostumbran a reunirse diferentes grupos scout de una misma zona para celebrar el día de su Patrón.

A modo de curiosidad scout, y ya para rematar, la insignia de caballero Scout en España consta de un yelmo plateado sobre un campo verde. Sobre el yelmo un escudo con la cruz de san Jorge patrón scout y sobre ésta una flor de lis, símbolo scout y sobre ésta una cruz de Santiago, patrón de España, haciendo prevalecer a Santiago sobre San Jorge.

Termino el paréntesis Scout

Volvemos a Arturo recién nombrado caballero.

Con su gesto Arturo se gana el respeto de propios y extraños y daría el comienzo de una nueva etapa sentando las bases del místico nacimiento de lo que sería Inglaterra, o mejor dicho, alimentando una ficción que ha seguido a caballo entre misticismo e Historia a propósito de su nacimiento.

Arturo ordena construir Camelot y poco a poco va reuniendo un nutrido grupo de caballeros de entre los cuales destaca a sus paladines, los caballeros de la mesa redonda, cuyo Campeón no será otro que Lanzarote, a quien conocerá en un duelo singular.

Arturo Rey

Arturo une a los diferentes reinos para constituir Inglaterra y las fronteras no solo se defienden sino que se expanden empujadas por sus caballeros.

Pacificada Inglaterra llegará a los oídos de Arturo que hay un caballero desconocido que guarda un puente y no permite a nadie cruzarlo salvo que sea derrotado en combate singular. Tras varios intentos fallidos, tantos como caballeros de Arturo derrotados, el mismo rey acudirá al puente para medirse con el desconocido.

Lanzarote le propinará una verdadera paliza y Arturo, herido, sobre todo en su amor propio y en su orgullo, aprovechará el último aliento que le queda antes de rendirse al extraño para recurrir al poder mágico de Excalibur y derrotar, haciendo trampas, a Lanzarote.

Sir Gawain y el caballero verde

Arturo reconoce la valía del caballero y lo tomará como Campeón del reino y nuevo paladín invitándolo a formar parte de los caballeros de la mesa redonda.

Aquí me permitiréis hacer un alto para comentar la procedencia de Lanzarote, o Sir Lancelot, hijo del rey Ban, de Francia. Esta condición de extranjero y francés, para más INRI, hará que el tiempo, la literatura y la tradición oral fueran desplazando al francés a favor de otro caballero igual de importante para Arturo: Sir Gawain. El mismo Sir Gawain que explico, largo y tendido, en mi comentario de El caballero verde.

Sir Gawain se ganará el corazón de los británicos conforme vayan desplazando y arrinconando a Lanzarote, pero eso ocurriría siglos más tarde. Por el momento tenemos a un Sir Lancelot pletórico que sabrá ganarse los favores del Rey Arturo y, muchos mas jugosos, los de la Reina Ginebra.

Porque no dudemos ni un instante que Lanzarote se acuesta con Ginebra, traicionando no solo a su rey, sino a todos los caballeros, a la propia reina y a su amistad con Arturo (quien creía en él ciegamente). Pero la verdad es que la infidelidad es de pensamiento pues la atracción será mutua, pero ni Ginebra ni Lanzarote se atreven a dar el paso que consuma su deslealtad.

De hecho, Lanzarote procurará pisar poco o nada Camelot. Y vagará de un lado para otro llevando la Justicia de su Rey a todos los extremos de sus territorios para poner tierra de por medio entre él y la reina, por miedo a ceder a la tentación. Se mantiene apartado del rey para mantener a la reina apartada de él.

En una de sus pocas visitas entra en liza otro caballero, precisamente Sir Gawain, a quien encarnará un actor en su primera interpretación: ni más ni menos que Lian Neeson, En esta versión se verá profundamente influenciado por Morgana, quien alimenta en él la idea de que la reina y el paladín están haciendo cornudo al monarca. Y en una cena de todos los caballeros, Morgana logrará que Sir Gawain explote y denuncie a Ginebra.

Denuncia que incurre en calumnia pues no tiene prueba alguna que demuestre cierta su acusación.

Lanzarote está ausente y Arturo mismo lo defiende, y defiende la virtud de su esposa. La cosa se tendrá que solventar en un duelo singular en el que prevalecerá la versión del ganador. Como se supone que Dios está con los caballeros y estos no pueden mentir, el que venza el combate será quien ostente la verdad.

Será Sir Gawain, otro pilar de la literatura medieval inglesa interpretado por Lian Neeson en su primera película, quien no puede seguir negando la evidencia de la deslealtad de Ginebra (inducido por una Morgana que hace sus primeros pinitos en maldad consumada).

La denuncia de Sir Gawain provocando un duelo a muerte por la honra de la dama.

Como el rey no puede enfrentarse a uno de sus caballeros recurrirá al propio Lanzarote para defender dicha honra de la reina.

La noche antes del duelo Lanzarote vela armas en el bosque y, dentro del misticismo, tanto de la tradición artúrica como de la propia película, el paladín del rey, y de la reina, será asaltado por su propio fantasma (metáfora de su lucha interna, pues sus fantasmas es su miedo a ser desleal a su amigo). Este fantasma atravesará el costado de Lanzarote con su propia espada.

Por este motivo Lanzarote no llega a la cita, y ante la ausencia de candidatos para defender a la dama, su escudero, Perceval, reclama el derecho de defenderla. Como ningún otro caballero ha dado un paso al frente para defender la virtud de Ginebra, Arturo nombra caballero a Perceval quien se dispone a luchar por Ginebra cuando finalmente aparece el ensangrentado Lanzarote.

Parzival, de Ready Player One es Perceval, de Excalibur

Detalle friki: Perceval da nombre el avatar de Wade Owen, “Parzival” en Ready Player One, como homenaje a esta película icónica de los años 80s.

Llega tarde, pero llega. Y se mide con Sir Gawain, y lo derrota y en su victoria limpia el honor de Ginebra. La reina cura al paladín pero sus miradas silenciosas delatan su mutuo amor y el paladín, repuesto, se enfunda su armadura y huye para poner tierra de por medio.

Será Ginebra quien busque a Lanzarote y lo arrastre hacia el pecado. El mismo Arturo, esa noche, descubrirá a la pareja de amantes desnudos en el bosque, dormidos tras haber consumado su amor. Al amanecer los amantes tendrán clavada entre ellos Excalibur, en el suelo. El rey no se ha atrevido a darles muerte pero les deja su espada para que sepan que los ha descubierto.

Arturo regresa sin Excalibur.

Esto condena al reino pues en ella radica el poder del Rey. Lanzarote, al ver Excalibur clavada en el suelo comprende su error y su debilidad al ceder a la tentación. Pero es tarde, su suerte, la de Ginebra, la de Arturo y la de Inglaterra están echadas y él abandona las armas para irse a peregrinar y predicar la palabra de Dios.

Entre medias de esta secuencia vamos viendo escenas intercaladas de Morgana aprendiendo de Merlin. Lo adula, lo engatusa y le sonsaca el Conjuro de la creación. Esto la convierte en una hechicera poderosa y lo primero que hará será congelar al mismísimo Merlín para quitárselo del medio.

He mencionado a Morgana, pero no he dicho que la interpreta Helen Mirren (El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante / Gosford Park), en su plenitud como mujer y como actriz, encarnando a la Morgana más dulce, hermosa, fría, insensible y mortal que haya existido.

El caso es que Lanzarote huye, deja las armas y se dedica a la religión. Ginebra entra en un convento y la Mesa Redonda se disuelve, el rey Arturo entra en barrena y Merlin es atrapado por Morgana… Todo es descomposición.

Morgana…

¿Os acordáis del principio de la peli?

Cuando el Rey Uther concibió a Arturo poseyendo a Igrayne dentro del cuerpo de Gorlois. Os expliqué que lo hizo mediante el conjuro de Merlín, que invocó al poder del Dragón para este conjuro…

Pues bien, antes de que todo se vaya definitivamente al traste, Morgana acude a los aposentos de Arturo, lo seduce y copula con él haciéndole creer que es Ginebra hasta que Arturo se derrama dentro de ella, momento en el que Morgana disipa el conjuro para hacer saber a Arturo que ha cometido incesto, que ha fornicado con su hermana y ésta, para colmo, ha concebido un hijo en su vientre que será Mordred, el hijo/sobrino de Arturo: la encarnación del mal.

Elipsis narrativa…

La luz volverá con un cambio de era, un cambio de mentalidad, un cambio de pensamiento: con el santo grial. Arturo recibe una revelación mientras que nosotros, los espectadores, somos testigos de la transición del paganismo al cristianismo que traerá su salvación y la de su tierra (“Una tierra un rey”). Pero para salvar a Inglaterra deberá derrotar a su hermana y a su hijo Mordred, quien, como hijo suyo aspira al trono de Inglaterra y cuenta con un ejército y la magia de su madre.

Pero esta salvación pasa por encontrar el Santo Grial. Ni que decir que pone a lo que queda de sus caballeros a buscarlos, removiendo toda Europa.

Para dicha búsqueda enviará a sus caballeros de norte a sur y de este a oeste. Y casi todos desaparecerán y morirán…

En la versión cinematográfica de la tradición artúrica quien sobrevive es Perceval. ¿Os acordáis? El antiguo escudero de Lanzarote, el que fue nombrado caballero por Arturo para defender a Ginebra en la justa.

Perceval será testigo de distintos asesinatos de caballeros. Y encontrará a otros tantos ya muertos. Un incesante goteo de muertes que irán haciendo menguar a los caballeros de la mesa redonda. Hasta que de con Morgana y con el mismo Mordred, que tiene una de las risas que más me han conmovido y perturbado en toda la historia del cine.

Esta escena, en la morada de Ginebra, me hace recordar, sin remedio, la escena en la que el Sir Gallahad de Los caballeros de la mesa cuadrada de Monty Python tiene que adentrarse en el castillo de Antrax, en el que moran las 150 vírgenes que se lo quieren beneficiar… no lo puedo evitar. Cuando Sir Gallahad el casto sucumbe a una de estas vírgenes, como paso previo para sucumbir a las otras 149, aparecerá Lanzarote y lo salvará. La tengo comentada en el fancine, por si queréis saber de qué os hablo. Algunos dicen que es la mejor peli de los Python, pero yo creo que es La vida de Brian, también en el blog.

Volvamos a Excalibur

Perceval traerá el secreto del grial. Y al regresar a Camelot se encontrará un rey que bien podría ser el encuentro entre Gandalf y Theoden Rey. E igual respuesta dará Arturo cuando hable con Perceval y comprenda que no hay huida…

Roto el matrimonio del Rey, perdida Excalibur, rota su amistad con su mejor amigo y dispersos y muertos la mayoría de sus caballeros, nuevamente habrá guerra.

Antes de poder ir a la guerra Arturo saldará una antigua deuda visitando a Ginebra en el monasterio. Ella lo sorprenderá devolviéndole a Excalibur, cosa que él daba ya por perdida desde el día que su esposa consumó su infidelidad con su mejor amigo. Es curioso que el rey más mítico de la historia, entre comillas, de Inglaterra sea un cornudo. Pero lo que más que mítico parece un augurio es que su reina se llame Ginebra…

Carmina Burana

Parte Arturo al son de Carmina Burana (bendita melodía) con sus fuerzas menguadas a luchar contra Morgana y Mordred.

Lanzarote sabrá de la última misión del rey y dejará su peregrinaje y su predicar para volver a batallar y a defender a su amigo. Y volverá también Merlin, para equilibrar una lucha desigual en la que las fuerzas de la luz se enfrentan a las de la oscuridad en inferioridad de condiciones. Lanzarote volverá, como decía, para expiar su pecado hacia el rey, su amigo, y protegerlo en combate. Merlin para pasar la factura a Morgana, cuyo poder ha aumentado desde que encerrara al mago. La única manera que tienen los caballeros del rey para hacer frente a los de Morgana y Mordred con un mínimo de esperanzas es que Merlín ponga en jaque a Morgana y con la ayuda del poder del Dragón invoque una niebla paranormal que oculte su exiguo número y les permita atacar por sorpresa.

En la batalla final veremos una escena en la que padre e hijo se dan un abrazo mortal que después se repetirá hasta la saciedad en el cine, por ejemplo: en La Comunidad del Anillo, de El Señor de los Anillos (ojo, en la peli, porque esto no pasa ni de lejos en la novela de Tolkien) cuando Aragorn y Lurtz se batan con Boromir moribundo a sus pies.

Ya he mencionado la melodía de Carmina Burana, una joya vinculada a esta película desde 1981 y sobre todo a ese galope celestial hacia la batalla en medio de la primavera, pero tampoco dejemos de lado la música de Trevor Jones, que nos imbuye de misticismo durante toda la película, sumado al gusto por las buenas batallas, las buenas armaduras (qué bien habrían hecho en aprender de Boorman todos los que han recreado el mundo artúrico en el cine, no quiero ni pensar en Richard Gere en El primer Caballero… o los de La última legión… O El rey Arturo de 2004, o Rey Arturo: la leyenda de Excalibur… no, demencial. No terminaré este post recordando que existen estas, por llamarlas de algún modo “películas”. Mejor desviaré vuestra atención sobre la otra gran adaptación, la mencionada hace un ratito… Los caballeros de la mesa cuadrada, de Monty Python).

Si hacemos un ejercicio de reflexión, quien sale peor parado en esta película es, sin duda, «la mujer» como tal y en general.

Cuando aparece Igrayne revoluciona las hormonas de Uther y provoca la ruptura de una paz sellada ese mismo día, horas antes. Tras años de batallas; indirectamente provoca la muerte de su marido y, sin saberlo concebirá un hijo del Pendragón. La ponen como una hembra en celo y voluptuosa que no sabe contener su sexualidad cuando danza y reabre heridas erizando y excitando al antiguo enemigo de su marido.

Ginebra despistará a Arturo al término de su formación, cosas del amor. Y mientras tanto no se privará de coquetear con el mejor amigo de su futuro marido: Lanzarote. Coquetear y… lo que no es coquetear, hundiendo de paso al más íntegro y recto paladín ficción de la cristiandad. Y digo “ficción” porque hablamos de una leyenda, y porque en la historia real, ese paladín de la cristiandad estará recorriendo los campos de Castilla bajo el nombre de Rodrigo Díaz de Vivar, también presente en un podcast en la cartelera de Antena Historia.

Morgana se propone romper el matrimonio de su hermano (no olvida que es el fruto de un «yacimiento» perverso del que fue testigo de pequeñita). Y rompiendo el matrimonio, aspira a concebir un hijo de su hermano para consumar su venganza y arrebatarle la corona a favor del fruto de su incesto. Para ello logra enemistar al rey con uno de sus mejores caballeros: Sir Gawain. Ginebra amaba en silencio a Lanzarote, pero su amor era platónico, no carnal. Fue la injerencia de Morgana, empujando a Gawain la que despertó el deseo carnal en la reina y la que precipitó el descalabro que supondrá el tramo final de la película. Todo por consecuencia de echar una cana al aire.

Acto seguido Morgana elimina al mismísimo Merlin. Concibe a Mordred y se prepara para hacerle saltar al trono enfrentándolo con su padre.

Todavía podríamos rescatar a la dama del lago… Pero esgrimiendo un poco de humor, si ella no hubiera aparecido, tampoco habría entregado Excalibur a Uther y todo lo demás no habría sucedido.

Termino aquí mi comentario de Excalibur, pero me dejo para el final un detalle emocionante. Quienes hayáis escuchado mi podcast sobre Tolkien escucharíais que Ralph Bakshi se hizo con los derechos sobre un primer guión y adaptación de El Señor de los Anillos de John Boorman. Pues bien, parte de los decorados usados para Excalibur fueron construidos para rodar precisamente El Señor de los Anillos, de John Boorman. Pero se rindió ante la imposibilidad (para aquellos días) de adaptarla la obra literaria al cine y traspasó el guion.

¿Os imagináis una versión de las novelas de Tolkien con la estética y el diseño de producción de Boorman?

Si te ha gustado mi comentario te invito a escuchar los podcast de la Tradición artúrica dedicados a…

Podcast de cine: Excalibur

Tradición artúrica en el cine – Excalibur

Y a Sir Gawain y el caballero verde

Sir Gawain y el caballero verde

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