Orión y la Oscuridad nos devuelve a la infancia de la normalidad.
Una infancia a la que puedes y debes hablar con naturalidad. Sin edulcorarlo todo para hacerla comprender que la vida es muy perra. Muy disfrutable, sí, pero muy perra también. Y que a los niños no puedes hablarles como bebés por miedo a mostrarles el mundo real. Podemos hacerlo, so riesgo de no prepararles del modo adecuado para que puedan, en un futuro próximo, ser felices y autosuficientes.
Eso lo vemos en esta peli. Y es lo que más me gusta. Luego lo explicaré.
Ahora tiraré por el camino del medio, y os explicaré el miedo que atenaza al prota de la peli, un niño de Middle School que tiene miedo a todo.
El miedo a lo desconocido es el modus vivendi de Orión. Un niño que reduce todos sus miedos en uno en concreto: el miedo a la oscuridad. Por opaca, porque te desorienta, y porque es la metáfora perfecta del miedo irracional a todo lo que no tienes controlado.
Tener miedo no es malo
Solo un loco no teme a nada ni a nadie.
El miedo es bueno, hasta sano. Porque te activa las alarmas cuando te vas a enfrentar a un riesgo. Es el sentido arácnido de Spider-Man. A él se le eriza la piel y siente algo que le pone alerta. ¿No os pasa lo mismo cuando tenéis miedo? Lo importante pues, no es temer, sino no saber contener ese miedo. Cuando esa sensación te subyuga, te domina y te bloquea dejas de ser tú. Ya no dominas tu voluntad, tu mente… ni tu cuerpo. Por eso el peligro del miedo, o lo malo del miedo, no es tenerlo, sino someterte a él.
Tampoco es bueno carecer de él. Entonces nos dejamos llevar por la imprudencia y la insensatez. Nos convertimos en osados y el resultado, habitualmente, termina siendo una metedura de pata y sus consecuencias. Por eso huye de quien nunca tenga miedo. Porque esa persona no será prudente y no dudará en saltar por un precipicio por el placer de ver si hay agua en el fondo. Y lo malo no es que salte, que allá él. Lo malo es que te arrastre consigo en su salto. Obvio decir que lo del precipicio es una metáfora de cualquier tipo de imprudencia… Las hay más cercanas y cotidianas, y por tanto, más peligrosas: alcohol o drogas… Una aventura apasionada. Una conducta irresponsable en las Redes Sociales. Compartir una foto por Internet… O cruzar el semáforo en rojo.
Por todos esos «precipicios«, que no son pocos, y entrañan riesgos de mil naturalezas diferentes es bueno tener miedo. Como dije antes, para que te alerte del riesgo. Y siendo conocedor del mismo, que puedas tomar la decisión correcta.
Orión y la Oscuridad
De eso va esta peli. Con la oscuridad como epicentro de todos los miedos de Orión. Un niño que tiene miedo a casi todo.
¿De verdad va de eso?
No.
Para saberlo tendréis que ver la peli o esperar un ratito y leer a partir de mi aviso de spoiler. Que vendrá un par de párrafos más tarde. Mientras tanto podrás seguirme leyendo, aunque te recomendaría ponerte la peli en NETFLIX, verla, y luego contrastar tus pareceres con los míos.
Orión
Hasta que destripe el verdadero tema de la peli, os diré que sí, que Orión tiene miedo.
Miedo a todo.
Miedo hasta a tener miedo. Y miedo a reconocer sus miedos.
Teme usar el inodoro del cole por si provoca una inundación. Le da miedo que sus padres se muden de casa mientras él está en el cole. También teme a las abejas y teme hablar con la niña que le gusta, por miedo al rechazo. Y eso que la pobre está deseosa de pasar el mayor tiempo posible con Orión, pero el miedo te ciega, te nubla la mente, y somete tu cuerpo y lo paraliza.
Hasta teme a los payasos. Y esto nos lo muestra con una alusión clarísima a It y a Pennywise.
Los niños son de carne y hueso
Este es el concepto que casi más me gusta de la peli. Que pone voz a un niño y está hablando a los demás niños, a los espectadores, pero sin poner paños calientes. Como decía, los niños son de carne y hueso, no de cerámica, sino serían jarrones. Un niño puede caerse sin romperse. Puede enfrentarse a la noche y puede hacer deportes de contacto, hasta agresivos, sin resquebrajarse. No se quiebran ni se hienden. Solo tienen que mirar al miedo a los ojos para convertirlo de enemigo en amigo. Pues comprenderéis que, tras lo dicho antes, insisto en que no se trata de dejar de tener miedo. Se trata de normalizar ese miedo para hacer de él un aliado que te prevenga del peligro.
Solo de ese modo comprendemos que no tememos a la oscuridad, sino a lo que la oscuridad nos oculta. Los cavernícolas no temían a la noche, ni a la oscuridad: temían a las alimañas que les acechaban. Porque el miedo es miedo desde los orígenes del Hombre. Del ser humano. De nuestra especie. Es consustancial a todos los seres vivos, y por eso donde hay oscuridad siempre hemos puesto un fuego, una tea, una antorcha, una linterna, un candil, un lumogas o una lámpara. Siempre ahuyentando al miedo. Y sino, preguntádselo a Miedo, el de Del revés. O a los trogloditas de En busca del fuego. Aunque puestos a mencionar la peli de PIXAR; deciros que cuando Orión conoce a los diferentes agentes de la noche y la oscuridad, no pude dejar de pensar en ella.
Me encanta una escena en la que Orión aparece leyendo un libro debajo de una manta. Iluminado con una linterna, para ahuyentar a la oscuridad. Me recuerda a Bastian, el protagonista de La historia interminable. Cuando está leyendo en el desván del colegio, por la noche, con una vela. No sé si el director de la peli quiso hacer un guiño a la peli de Wolfgang Petersen (también dirigió mi peli favorita: El submarino). Pero lo parece.
Aviso de SPOILER
Ya os dije que os avisaría.
A partir de aquí voy a destripar la peli, por lo que convendría que la vierais antes de seguirme leyendo.
El narrador es el propio Orión
Pero la peli tiene un giro fabuloso cuando comprendemos que se trata de una narración dentro de otra narración. Este es el giro maravilloso del que os hablaba antes. Pues sí, el niño Orión nos habla de sus miedos, pero no será más que una meta narración dentro de la narración que hace el mismo Orión, unos cuantos años más tarde. ¿Cómo? Como leéis.
Quien está detrás de todo este cuento (como si se tratara de La princesa prometida) es el mismo Orión, ya crecidito y con una hija que comparte su antiguo miedo.
El miedo a la oscuridad
Él recurre a esta narración para hacerla entender cómo él compartía miedo. Y cómo se enfrentó a la Oscuridad, o mejor dicho. al miedo que le producía la oscuridad. Y, a partir de ahí descubrimos un multiverso digno del mismísimo Doctor Strange. Pero no os lo terminaré de destripar. La peli, por momentos, hace que nos subamos al Delorean de Regreso al futuro, o mejor aún, parece meternos de lleno en Harry Potter y el prisionero de Azkaban para ir dando saltos en el tiempo, pero generacionales, hilvanando tramas de tres generaciones… Sí, de tres.
He mencionado varias pelis para cuando los personajes viajan en el tiempo… Pero no pude evitar evocar a Beetlejuice, y al mundo irreal y distorsionado de Tim Burton, cuando la noche se trunca en pesadilla.
De verdad, vedlo y disfrutadlo vosotros mismos.
Cambiamos de narrador en una búsqueda desenfrenada de la oscuridad. Pues sí, ésta desaparecerá en un momento de la peli, por celos de la luz del Día. Y será Orión quien se enfrente a sus miedos y a sus recuerdos y a todo para ir en busca de Oscuridad y devolvérsela al mundo tras comprender que la luz y la oscuridad se necesitan como el día a la noche. Pues si desaparece la primera, por mucho que amemos el día, y la luz del sol, sin la noche romperíamos el orden natural de las cosas. Es sólo asumiendo esos miedos, como decía al principio, cuando podemos dominarlos y dejar de ser dominados por ellos, y convivir en paz con lo bueno y lo malo de la vida.
¿Qué son los celos?
Otro tipo de miedo. Quizás uno de los peores, pues este miedo daña a terceras personas. El celoso proyecta sobre sus víctimas sus propias inseguridades. Las contagia sus miedos, sus recelos, frutos todos ellos de un perfil vulnerable en el que uno se mide con todo y todo parece mejor que uno mismo.
Son miedos que canivalizan relaciones, las asfixian y las marchitan arrebatándolas todo el oxígeno, todo el espacio vital. Toda opción a ser uno mismo se opacan por culpa del celoso (o celosa) que termina opinando sino imponiendo cómo has de vestir, de hablar, de pensar, y con quién puedes estar, quedar o hablar. Son vampiros de la ingenuidad que, convencida de estar reciniendo amor están siendo mordidas y absorvidas por personas que refuerzan su autoestima en la medida que te dominan.
Por ahí pasa Oscuridad. no creáis que he colado este párrafo porque sí. Bueno, sí, pero en respuesta al comportamiento de la propia Oscuridad en la peli.
Esa es la lección de esta película
Eso y que nos vemos, muchas veces, a través de los demás, por lo que todos tenemos que madurar para entendernos y para que los demás nos entiendan. Y lo que es más importante, para que nosotros entendamos quiénes somos y a quienes nos rodean.
Hay una frase que me impactó cuando la vi: «En la vida real, cuando estás muerto estás muerto«. Esto, en una peli infantil, demuestra lo que decía antes cuando me refería a los niños. Que puedes hablar con ellos. Puedes amoldar el lenguaje para te puedan comprender, pero no debemos ocultarles lo bueno y lo malo de la vida, para ayudarles a madurar y a enfrentarse a sus propios miedos.
Eso lo vemos en la peli a través del Planetario. Todo empieza por ahí: por el miedo de Orión (hijo) a ir a una excursión del colegio. Al Planetario. Cuando vemos al Orión (padre) trabaja en el mismo Planetario, al que lleva a su hija Hipatia en el transcurso de un paseo nocturno. Ahí él pierde el hilo de su propia narración, de cuando era pequeño. Y recibe una lección de su hija cuando le dice que no entiende que proyectemos las estrellas falsas en un techo construido para ver lo que no podemos ver en la realidad al construir una ciudad cuyas luces nos ocultan las estrellas. No es el Mito de la caverna, pero casi… Platón abordó la realidad, y la Educación, proyectando sombras que desvirtuaban la realidad, pero al fin y al cabo las sombras del mito sólo son posibles combinando luz… y oscuridad.
No todo es perfecto…
No sería objetivo si dijera que la peli es perfecta. Es «casi perfecta«, pero no perfecta.
En los viajes alrededor del mundo que damos viendo la peli me sorprende que vayamos viendo cómo nos refleja la gente que habita los continentes, y los países que los componen. Cuando pasan por Francia e Inglaterra, que representan a Europa en la peli, vemos que han priorizado a los «nuevos europeos» en Londres y en París. Afán woke de nuestros días de naturalizar lo que desnaturaliza a Occidente.
Donde no ceden al wokismo es al recrear el entorno de Orión. Y se agradece. Un respiro, a modo de paréntesis, en la campaña inagotable y agotadora de ingeniería social de la Agenda 2030.
DreamWorks y NETFLIX
DreamWorks estrenando en NETFLIX, en una clara apuesta por el streaming. Su colaboración viene de antes. Pues ya han producido algunas de las mejores series de animación para la plataforma televisiva. Lo curioso es eso, que hayan apostado por estrenarla en la tele en vez de intentar recaudar en las salas de cine.
Orión y la Oscuridad es una peli dulce basada en el no menos dulce cuento homónimo escrito por Emma Yarlett. No quiero engañaros, no me lo he leído. Pero sí he tirado de mis amigos al otro lado del charco y me han confirmado lo que afirmo. En concreto una amiga minneapolitana. Es decir, de Minneapolis. Os confieso que es la primera vez que uso ese gentilicio.