Del revés

Título: Del revés

Título original: Inside out

Nacionalidad: USA

Duración: 94′

Producción: Jonas Rivera

Productora: Pixar Animation Studios y Walt Disney Pictures

Distribuidora: Walt Disney Studios Motion Pictures

Amy Poehler – Alegría

Phillys Smith – Tristeza

Bill Harder – Miedo

Lewis Black – Ira

Mindy Kaling – Asco

Richard Kind – Bing Bong

Kaitlyn Dias – Riley

Diane Lane – Madre

Kyle MacLachland – Padre

 

 

Escribir el blog se puede concebir como una obligación o como un placer en si mismo. Los que escriban por lo 1º, mejor que lo dejen. Quienes, como yo, lo hacen por placer, los del 2º caso… son quienes sacan (sacamos) todo el jugo a esta actividad. Ojo que empecé el fancine en 2008

 

Escribimos por el placer de escribir. Y al seleccionar un tema concreto, el cine, lo hacemos por el gusto de compartir una afición. Muchos dirán que para enseñar. No es mi caso, yo sólo quiero aprender. Y mientras aprendo comento películas porque me gustan. Unas pelis reciben una grandísima acogida por vuestra parte. Otras pasan desapercibidas. Pero todas ellas las comento por igual: por placer.

 

En mi caso el blog es una catarsis.

 

Cuando termino de escribir los blogs de mis clientes… descanso escribiendo en el mío.

 

Por eso os garantizo que me habréis leído, en multitud de ocasiones, sin saberlo. Porque la mayoría de esos artículos los escribo, pero no los firmo. Empresas y personajes públicos. Acuden a mi para que escriba sus blogs, por lo que al final de un mes hago recuento y me encuentro con que he escrito más de 20 artículos. Lo paradójico es que cuando necesito inspiración, o cuando estoy agotado de tanto escribir, me refugio en mis blogs, y me relajo escribiendo, pero para mi.

 

 

Y en mi evasión rescato una de mis pelis favoritas de PIXAR, Del revés. Junto con Ratatouille y Los Increíbles. ¿Cuál sería la 4ª? Ese puesto se lo disputan Monstruos S.A., Cars y Toy Story. Ya comenté Soul, aunque no entraría en mi TOP5 de PIXAR.

 

Una película que me enamoró desde la primera vez que la vi. Por lo bonita que es, su bella factura y por su guión. Y porque la tristeza que emana su protagonista al sentir que la han arrebatado una parte esencial de su vida al partir de Minnesota.

 

 

A Minnesota, la amas o la odias, y yo la amo.

 

Es un estado del Medio Oeste americano, frontera con el Canadá. Es un territorio hostil. Por duro y extremo. Nunca olvidaré la nevada que cayó un 31 de octubre. Era la noche de Halloween y yo fui a la fiesta de la compañía de teatro del colegio, que acababan de representar una versión maravillosa del musical La tienda de los horrores.

 

Nathan Miller daba una fiesta en su casa y había que ir disfrazados de psicópatas del cine y yo iba disfrazado de Alex, el de La naranja mecánica. Aunque hubo alguna bruja… todo hay que decirlo para terminar viviendo una noche mágica.

 

Pues bien, desde esa fecha no paró de nevar hasta mediados de abril. ¿Os acordáis de Filomena? Pues así seis meses. Maravilloso. Insoportable. Sin término medio. Lo odias o lo amas. Y yo, como Riley, amaba esos días de 6 horas de sol y 18 de penumbra, porque si bien no había sol, tampoco se cerraba la noche, por la nieve. Riley amaba eso, y además jugaba al hockey, cosa que la ataba emocionalmente a un estado frío y duro.

 

Y la sacan de ahí siendo a penas una niña. Como quien trasplanta una flor… Pero dejado atrás a sus amigos, a su equipo de hockey, sus espacios inmensos de naturaleza salvaje y el frío. Y lo cambia todo por un nuevo colegio, en un piso urbano y no de suburbios (para ellos los suburbios son las ciudades dormitorio con barrios residenciales de viviendas individuales), un sol radiante y el calor.

 

 

Un sinfín de emociones convulsas todas ellas y de contrastes. Está claro que toda una familia no puede estar condicionada por las emociones de una niña. Se mudan a San Francisco porque el padre encuentra un trabajo allí. Debe ser doloroso para una niña a tan tierna edad. Sin tener conciencia plena de lo que es la vida y de lo difícil que resulta tener una oportunidad, como la que ahora tienen sus padres. Y más doloroso si no te lo saben comunicar.

 

Ella, cosa lógica, se sentirá fuera de lugar y añorará regresar a Minnesota. La dolerá no ver a sus amigas, pero más aún ver que estas superan su falta con más facilidad que ella. Y que hasta tiene una sustituta que rellena el hueco dejado en el equipo de hockey. De pronto se siente fuera de sitio en San Francisco, pero uno a uno se cortan los lazos con su ciudad natal, y se queda en tierra de nadie y ahí se derrumba emocionalmente.

 

Y los pobres padres sin saber cómo afrontar el drama interno de su hija. Incluso sin verlo venir.

 

 

Como veréis no es una historia al uso. Ni una princesita de antaño ni una macarra de nuestros días. Tan sólo una niña indefensa vulnerable a sus propias emociones que, por su edad, no termina de comprender, ni de encajar.

 

Su mundo se derrumba y nada puede hacer para contenerlo.

 

 

Hacer que parezca mágico lo más corriente y cotidiano. Porque seamos realistas: niños que se mudan cada año, habrá decenas de miles, y más en los Estados Unidos, que no temen vivir en una punta del país y volar a la otra a la semana siguiente porque han encontrado un trabajo mejor.

 

Y PIXAR va y aborda este drama doméstico desde las emociones. Y no desde cualquier emoción, desde la misma esencia emocional de su protagonista. Se mete en su mente y nos la abre para que podamos verla razonar, o no razonar y sólo actuar desde dentro. Y nos hace ver la película a través de cinco personajes: Alegría, Pena, Miedo, Asco e Ira. Algo así como los colores primarios.

 

Y será su mundillo interior, el protagonizado por estas emociones, el que realmente dote de pleno sentido a toda la película. Por fuera, cuando veamos a Riley, veremos las consecuencias de la interacción entre estos personajes. Si ríe, llora, rechaza un brécol, se asusta o se enfada… Todos estos gestos, o actos, desfilarán por la pantalla ilustrando los diferentes estados de ánimo, y las reacciones de Riley. A las cosas que va descubriendo, desde que fuera un bebé, a las ya conocidas y a las reconocidas tras un tiempo sin vivirlas, ya preadolescente.

 

Pero nosotros, espectadores, tendremos una clave que nos ayudará a interpretar todo eso. Y que nos hará partirnos de risa, y llorar, al revivir en Riley, o con Riley, vivencias de nuestras propias vidas al ver cómo y por qué las expresa ella en la película con esos bichillos que mueven los cables de sus emociones por dentro.

 

Insisto: esa es la magia de PIXAR. Y viendo a esas cinco emociones, nos emociona.

 

 

Porque es bien cierto que todos conocemos a una persona alegre por naturaleza. O al triste de turno. Al cobardica; al bruto de mecha corta y a quien hace ascos a todo cuanto le rodea… Claro que sí. Pero pensar que todos y cada uno de nosotros reunimos esos cinco aspectos dentro de nosotros y que nosotros mismos somos el resultado de las diferentes proporciones en que los conjugamos, es brutal.

 

Por eso me parece sencillamente genial Inside Out. Porque nos muestra esos rasgos emocionales dentro de la cabeza de todos y cada uno de los personajes que desfilan por la pantalla. Desde la protagonista, que lleva el peso del drama sobre sus hombros hasta el niño con el que se cruza en la última escena. Pero ver cómo gestionan sus emociones el padre, y la madre suspirando por el piloto brasileño… es sencillamente maravilloso.

 

Y dentro de todas esas maravillas veremos y seremos testigos de cómo se derrumba la existencia, tal cual la conocía hasta entonces, de Riley. Y cómo buena parte dela culpa la tiene la pena.

 

 

La tristeza que te bloquea y te somete y lo que es peor, contagia todo y a todos de esas ganas de tirar la toalla y rendirse. Nunca me gustaron los tristes. Nunca me he sentido cómodo con los flojos que baja los brazos y se rinden a las primeras de cambio.

 

La vida es muy dura, pero su belleza radica en su dureza. En mirar atrás y ver los obstáculos que hemos sorteado por el camino. Y comprender que cada obstáculo nos ha hecho más fuertes. O más sabios… Que era fases de aprendizaje y que la solución de cada problema individual se sumaba a la solución del siguiente. Y la suma de todas esas soluciones hacen de nosotros quienes somos.

 

Sin dejar de lado que para madurar tenemos que guardar recuerdos dulces pero debemos dejarnos de aferrar a ellos para que no lastren nuestra vida presente y futura… Y esto viene de la mano de Bing Bong, su amigo imaginario de la infancia…

 

Será crucial para dar el empujón necesario a Alegría para reconducir a Riley. Muy a su pesar.

 

Si te dejas atenazar por el miedo. O si pierdes los papeles con facilidad. O si rechazas todo y a todos. Incluso si de puro risueño pierdes la conciencia de la realidad te estamparás contra la pared. Es ese equilibrio entre todas esas emociones el que nos forja un carácter a base de cada experiencia. Es la suma de todas esas experiencias, con el carácter forjado, lo que nos hace madurar, aprender y comprender lo que nos rodea. Y no todos maduramos al mismo ritmo. Y eso lo vemos en la peli, narrado con maestría.

 

 

Pero sólo para dar paso a una reconstrucción que lo hará más sólido y fuerte. Quién sabe si hasta que se vuelva a derrumbar. Porque todos maduramos, y todos necesitamos aprender lo duro que es el suelo, para evitar futuras caídas.

 

Por todo eso y porque esta peli es sencillamente maravillosa os la recomiendo de corazón. Por su defensa de la amistad, de la familia y de las emociones bien vividas, comprendidas y aprendidas a canalizar.

 

Bendito cine de animación fruto de una era digital que me hace incluir esta peli en mis películas para MIBers.

 

Pete Docter, su director, ya se pasó por el fancine, y no hace tanto, cuando comenté Soul. Otra peli profundamente emocional.