Ficha técnica de La tienda de los horrores
Título original: Little Shop of Horrors
Director: Fran Oz
Año: 1986
Nacionalidad: USA
Producción: Warner Bros.
Duración: 94’
Guión: Howard Ashman
Fotografía: Bob Paynter
Música: Miles Goodman (canciones: Alan Menken)
Ficha artística
Ellen Greene (Audrie)
James Belushi (Patrick Martin)
Steve Martin (Orin Scrivello, dentista sádico)
Bill Murray (Arthur Denton, Paciente masoquista)
“Planta” (Audrie II, voz de Levi Stubbs en inglés)
Stanley Jones (Narrador)
- Seymour, un pobre hombre, gris y triste, dependiente de una floristería, enamorado “hasta las trancas” de Audrey, una mujer rubia, preciosa, dulce, y sensible.
- Audrey II, la planta. Una planta que Seymour comprará a un tendero chino en una extraña mañana en la que un eclipse de sol anunciará la llegada de un ser que cambiará el mundo, (si la película hubiera sido española, la narradora habría sido Leyre Pajín, anunciando un encuentro estelar con un ser que devorará a la humanidad).
Audrey II
Seymour adquiere esta planta, curiosa, extraña, una rareza sin clasificar y descatalogada.
Se establecerá un vínculo muy estrecho entre Seymour y Audrey II, la planta. Él la cuidará y alimentará, y ella, se abrirá a él ofreciéndole, (pues habla), todo cuanto él pueda desear, tan solo a cambio de sangre, al principio la suya, pero según come y bebe sangre, Audrey II irá creciendo, necesitando mas y mas cada día…
Antes decía que Seymour estaba enamorado de Audrey, la muchacha rubia. Pues bien, lo está, sin remedio, y le duele ver el desprecio con que es tratada por su novio, Orin Scrivello, (Steve Martin), un dentista sádico que solo siente placer a través del dolor, ajeno claro, tanto de sus pacientes como el de Audrey, a quien despreciará sin mesura.
Menudo reparto
La planta, Audrey II, consciente del dilema en que vive Audrey amando a una mujer a la que no podrá alcanzar, y odiando al dentista con quien no se puede medir… Hará una propuesta terrorífica al tendero para sacar tajada… O tajadas.
Halloween 1992, en Blaine, Minesota
Si alguien se pregunta por el cariño que tengo a este musical, os lo esplicaré. Amén de porque es fabuloso, y porque tiene una música brutal, es por algo que viví en Blaine High School.
Esta obra la representaron los miembros del Club de Teatro en la noche de Halloween. Bueno, en la tarde de Halloween, porque cuando terminó la obra, entonces sí, nos preparamos para la noche. Yo cubrí la obra desde el periódico de estudiantes, y los actores eran amigos míos. Al término nos fuimos todos a casa de Nathan, el que encarnaba a Seymour, y nos enfundamos nuestros disfraces.
Yo iba disfrazado de Alex, de La naranja mecánica. Con un bombín y un bastón prestados por mi profe de Literatura en BHS.
Jamás olvidaré aquella fiesta. Ni a las brujitas, sobre todo a Christine… Ni al Freddy Krueger, ni a la pareja de vampiresas, ni a Dracula.
Una noche eterna que nunca terminaba y que sigue viva en mi memoria como si la reviviera cada día. Una noche profundamente otoñal que terminó invernal, pues ya de madrugada, cuando Christine me llevaba a mi casa, empezó a nevar. Y cuando nieva en Minesota, nieva de verdad. Desde aquel 31 de octubre no paró de nevar hasta principios de mayo. Y quien quiera saber a qué me refiero que vea Snoopy, o Fargo.