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El séptimo sello

Tabla de contenidos

Ficha técnica de El séptimo sello

Título: El séptimo sello
Título original: Det sjunde inseglet
Director: Ingmar Bergman
Nacionalidad: Suecia
Año: 1957
Producción: Allan Ekelund
Distribuidora: AB Svensk Filmindustri
Duración: 96′
Guión: Ingmar Bergman
Música: Erik Nordgren
Fotografía: Gunnar Fischer
Montaje: Lennart Wallen
 

Ficha artística

Max von Sydow – Antonius Block / Caballero cruzado
Bengt Ekerot – La Muerte
Nil Poppe – Juglar
Bibi Andersson – Juglar y esposa del juglar
Gunnar Björnstrand – Jöns / Escudero
Inga Gill – Esposa del herrero
Ake Fridell – Herrero
Maud Hansson – ¿Bruja?
Inga Landgré – Esposa del caballero cruzado Antonius Block
Gunnar Olsson – Pintor de iglesias
 

El cine se ha vuelto loco

Lleva unos cuantos años locos. Desde Titanic… Parecía que castigando a Avatar con En tierra hostil se reconducía la situación, pero solo fue el canto del cisne. Pensar que la mejor peli de 2017 es La forma del agua, dejando Blade Runner 2049 y Dunkerque muy por detrás (de hecho la secuela de Blade Runner ni estaba entre las candidatas a la mejor peli) es demencial.

Así están las cosas. Digo esto mientras tarareo la banda sonora de La La Land… (es broma. Tengo los cascos puestos y Kill Bill a todo trapo).

Así están las cosas.

Ayer (fecha de los Oscar) publiqué mi comentario de La forma del agua… No han pasado 24 horas y he decidido quitarme el sabor de boca hablando de cine.

Por eso voy a comentar El séptimo sello en el fancine

Hacía mucho tiempo que quería comentarla.

Es una de las pelis básicas en mi vida. Con 12 hombres sin piedad (del mismo año). Días de vino y rosas y Los siete samuráis. Una peli de la que hablaba con un conocido hace unas semanas. Osó hacer un comentario que me dejó ojiplático «pero si es en blanco y negro«. Lo dijo sin temblar, sin que se le moviera el párpado inferior. Como si el cine de verdad hubiera nacido en el siglo XXI.

Zanjé la discusión invitándolo a ver la peli y, vista, le insté que se hiciera con El nacimiento de una nación (de 1915) y aprendiera que no somos nadie y que el cine estaba inventado hace más de un siglo. Lo más triste es que el conocido en cuestión es periodista. Así está el gremio.

En fin… Habré perdido un puñado de lectores seguidores de Guillermo del Toro (no todo lo que hace es malo, tiene cosas muy buenas). Y me habrán borrado de su agenda unos cuantos periodistas. Ya he pagado el peaje por amar el buen cine. Que conste de vez en cuando me zampo la hamburguesa de cine Pacific Rim. ¡Y qué rica está!

He pagado tantos peajes…

Mejor llevar cambio en el bolsillo.

Solo me resta recomendaros ver El sentido de la vida, de Monty Python. Para que veáis como se puede hacer la misma película, abordar el mismo tema desde dos prismas tan opuestos:

 

  • Estoicismo espartano de los protagonistas de El séptimo sello al
  • Humor absurdo (y genial) de los Python

 

Por eso es genial el cine. El bueno, claro.

Antonius Block regresa a Suecia después de 10 años en las Cruzadas en Jerusalén, defendiendo la cristiandad en Tierra Santa. Paladín interpretado por Max von Sidow, presente en el fancine en películas como: Evasión o Victoria, Flash Gordon y Star Wars VII: El despertar de la Fuerza.

Un caballero cruzado

Que puso su hacienda, su familia, su bandera y a su gente, sirvientes y soldadesca, a disposición de una causa más noble que su propia vida: la Cruzada.

Una década alejado de su amada. De sus tierras, su hogar, su gente y su nación en defensa de la Cruz. Años en los que, si está vivo es porque ha matado, y mucho. En los que habrá enterrado a muchos camaradas cruzados, en la arena del desierto. Años en los que ha sido verdugo (figurado) y ha esquivado a la muerte a golpe de mandoble. Con un fin supraterrenal: defender la Fe. Con otro fin terrenal: volver a casa.

Llega a Suecia.

Por mar.

Descansa en la playa.

La muerte le visita

Es su hora.

La muerte se presenta.

Antonius pregunta si viene a por él.

Ella le pregunta si tiene miedo.

«Mi carne tiene miedo -contesta el cruzado- pero yo estoy preparado«.

La muerte le mira y él hace un movimiento rápido… «¿Juegas al ajedrez?«

La Muerte siente curiosidad y pregunta cómo lo sabe.

Nuestro caballero le explica que hay pinturas que la representan jugando al ajedrez. Ella se muestra presuntuosa y no solo confirma que sabe jugar, además presume de ser muy buena en este juego.

Segunda jugada de astucia y reflejos por parte del guerrero acostumbrado a esquivar cimitarras, eludir hachazos y evitar flechas: la reta a jugar una partida. Afirmando que ella no puede ser mejor que él.

Estos movimientos son ganadores. La muerte nunca ha sido retada y nunca nadie se le había revuelto para defenderse. Antonius se defiende y la ofende (tomando «ofensa» por agresión casi física, no como insulto) en su vanidad.

Una partida de ajedrez contra la Muerte

Ella acepta la partida. Él pone las condiciones.

La partida se desarrollará en el tiempo. Entre movimiento y movimiento de piezas pasará algún tiempo: es el margen que la Muerte le da a Antonius para buscar el sentido de la vida. Cuando termine la partida verán quién ha vencido. Si ella: él muere. Si él: ella perdona su vida. Hay pacto.

La suerte está echada.

No serán pocas las veces que la muerte y el cruzado se crucen. Tantas como movimientos de piezas van pergeñando por el tablero. La muerte jugará con las piezas negras. El cruzado juega con las piezas de la vida, las blancas.

Obvio decir que solo él ve a la muerte. Jöns, su escudero, no la ve. En español es «Juan«…

Cambio de CD, pongo la banda sonora de Alatriste. Vuelvo con Jöns.

Si Antonius fuera iluso, ingenuo, estuviera loco y no volviera de partirse la cara con los enemigos de su fe, Jöns habría sido un gran Sancho Panza. Pero Antonius tiene los pies en la tierra y la cabeza muy bien amueblada. Aunque eso no quita para que su escudero sea igualmente mordaz y práctico hasta la saciedad. Lleva media vida acompañando a su señor. Se ha curtido en El reino de los cielos.

Antonius necesita comprender el sentido de su vida. Quiere dilucidar si la ha vivido o malvivido. Si la ha aprovechado o tirado por la ventana. Necesita respuestas que él solo no encuentra. Como tampoco encuentra sentido a pasar años luchando por Cristo para volver a casa y encontrar su reino desolado por la peste.

Que es la muerte que le acompaña por toda Suecia

De modo que su premio por sobrevivir defendiendo e imponiendo la cruz es volver a casa y morir sin pisar su hogar.

Necesita respuestas.

Por eso el ajedrez.

Entre medias se sucederán las escenas y los escenarios. Entraremos en lugares de culto, como la capilla en la que vemos la confesión de Antonius. Veremos también al escudero departir con un pintor que ilustra la danza de la muerte en un fresco de la capilla… no será la única vez que veamos bailar a la Muerte en la película.

Os decía que veremos al protagonista confesarse. Sin saber que su confesor vuelve a ser la Muerte. Habla de los creyentes. Habla de su aparente, que no real, pérdida de la fe y de por qué Dios sigue dentro de él. Explica a su confesor que llama a Dios para que le hable (y es la propia Muerte quien explica la naturaleza silenciosa de Dios) y le ayude a comprender su vida, la vida.

Carpe Diem

Se arrepiente por el tiempo perdido y quiere usar la prórroga que le ha dado la Muerte para hacer una buena acción que le redima, que le haga sentir a Dios y le permita morir en paz.

El confesor (la Muerte) encauza la conversación hacia la partida de ajedrez que juega el caballero. Éste, confiado, confiesa su estrategia y entonces la Muerte se revela para hacerle comprender que lo ha engañado. Sabe cuáles son los próximos movimientos del cruzado en su particular duelo.

Su camino transcurre rodeado por la Peste y perseguido por la Muerte. Afortunadamente por el trayecto van cruzándose con personas que ilustrarán la conciencia colectiva de su tiempo.

Conocerán a un matrimonio de juglares, con un bebé, Miguel y un tercer juglar, el socio. Van de pueblo en pueblo, de aldea en aldea, alegrando corazones con sus actuaciones.

El marido será la viva imagen de la ingenuidad. José es feliz y sensible. Tanto que asegura que tiene visiones, entre las que destaca la de la Virgen María. Todos le toman por loco. La esposa…

La esposa es una epifanía en si misma

Entraña la belleza, la candidez, la sencillez, la ingenuidad, la pureza y el amor.

Interpretada por Bibi Andersson, no confundir con Bibí Ándersen 😉

La película sufre un constante cambio de estados de ánimo. Bergman fue un creyente confeso que tuvo sus altibajos en su propia fe y lo demuestra en esta película intercalando escenas de fe (en las que aparecen los actores) con escenas de desarraigo moral (la propia Muerte o las muchas y malas acciones que vemos).

El mejor ejemplo es la escena de la actuación de los juglares. Todo es alegría y jolgorio. Incluso cuando el tercer actor se escabulle para beneficiarse a la esposa del herrero (contraste entre ingenuidad y perversión).
 
Los actores terminarán aclamados por el público y unos soldados rebajan su dignidad tirando cosas a los actores. Todo son risas hasta que una procesión de penitentes viene lacerándose y cortando el rollo proclamando el apocalipsis.

La película denuncia a los falsos profetas

Y quien arenga a los soldados y al pueblo mundano miente. Son los lobos con piel de cordero. Los más peligrosos.

Jöns procurará consejos descarnados al herrero cornudo. Con el mundo que lleva en su mochila. Los muertos que habrá visto, las batallas en las que habrá participado no tiene filtros en su boca.

La escena de la bruja es lacerante. Me recuerda a El nombre de la Rosa.

Caballero y escudero discuten sobre la muerte la muchacha en la hoguera. El primero está seguro de que ella no sufre y llega al cielo; el segundo denuncia que no hay vida después de la Muerte, cosa que desespera a Antonius.

Siguen su camino, acompañados por los juglares. De hecho, los juglares creen que los están acompañando para ofrecerles cierta escolta a cambio de alimentos.

Vuelve la Muerte y retoman la partida.

¿Crees que no se te escapa nadie?

Pregunta Antonius a la Muerte distraído, mientras empieza a perder la partida, atento no al tablero, sino a los juglares. El marido se ha despertado y ha visto Antonius jugando al ajedrez… con la Muerte.

Entonces comprendemos su verdadera sensibilidad y comprendemos que era cierto que veía a la Virgen María. El cruzado comprende que su buena acción había sido escoltar a los juglares, sí, pero no para protegerlos de los asaltantes de caminos si no de la misma Muerte.

Ellos huyen y él se entrega a una derrota segura consciente de que él se sacrificará a cambio de la vida del niño y sus padres, con la conciencia tranquila y limpia.

Rumbo a casa

Ya puede llegar a su hogar.

Por entonces ya son un pequeño grupo de caminantes. Una muchacha, el matrimonio con su hijo, una muda que habla a la Muerte, el herrero cornudo con su mujer, huidos del pueblo por vergüenza, el escudero y el caballero. Los actores se fugarán en la escena anterior, cuando el marido vio a la Muerte. Llegan a la casa del caballero y la muerte detrás de ellos para llevárselos a todos en macabra danza en fila india.

Nos reconciliaremos definitivamente con Bergman y con la vida y con la Fe cuando volvamos a ver al matrimonio de juglares y el marido describa la escena dantesca en la que la Muerte lidera al grupo de muertos cual Santa compaña. Han sobrevivido y tienen una vida por delante que aprovechar para hacer bueno el sacrificio del cruzado.

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