Ficha técnica de El reino de los cielos
Título: El reino de los cielos
Título original: Kingdom of Heaven
Director: Ridley Scott
Guion: William Monahan
Nacionalidad: U.S.A. / Reino Unido
Año: 2005
Productor: Ridley Scott, Helena
Distribuidora: 20th Century Fox
Montaje: Dody Dorn
Duración: 144’
Fotografía: John Matieson
Música: Harry Gregson-Williams
Ficha artística
Orlando Bloom – Balian de Ibelin
Eva Green – Sibila de Jerusalén
Jeremy Irons – Raimundo III de Trípoli
David Thewlis – Caballero de la Orden Hospitalaria
Brendan Gleeson – Reinaldo de Chatillon
Marton Csokas – Guido de Lusignan
Leam Neeson – Godfrey de Ibelin
Edward Norton – Balduino IV
Ian Glen – Ricardo I de Inglaterra
Eva Green – Sibila de Jerusalén
Jeremy Irons – Raimundo III de Trípoli
David Thewlis – Caballero de la Orden Hospitalaria
Brendan Gleeson – Reinaldo de Chatillon
Marton Csokas – Guido de Lusignan
Leam Neeson – Godfrey de Ibelin
Edward Norton – Balduino IV
Ian Glen – Ricardo I de Inglaterra
Peliculón con pésimo guion
Lamento la obsesión de Ridley Scott por reescribir la Historia en El reino de los cielos.
Obsesiva necesidad de infligir todo el daño posible a la Iglesia.
Tampoco deja bien parados a los templarios, orden de caballería nacida para defender a los peregrinos que iban a Tierra Santa y velar por Jerusalén. No hay escena en la que aparezca un templario o un miembro de la Iglesia en la que éstos no queden como arrogantes, soberbios, necios, bravucones y groseros.
Desmontemos la película y salvemos aquello que sí se pueda salvar: que es mucho.
El reino de los cielos es una obra de arte en cuanto a la fotografía
Ridley Scott demuestra todo su talento de la mano de John Matieson dando rienda suelta a la recreación del Jerusalén, o mejor dicho, de Tierra Santa en tiempos de cruzadas. Siglos en los que los caballeros cruzados acudieron desde los cuatro puntos cardinales de Europa para defender sus sitios sagrados de manos musulmanas.
De todos los rincones menos de España.
Hubo pocos cruzados españoles en Tierra Santa. No es porque faltaran caballeros en España. Por aquellos tiempos, nos sobraban. De hecho en la península había dos tipos diferentes de reinos: moros y cristianos. Y todos se pegaban entre ellos. Todos contra todos. Bandos y sub-bandos.
Los cristianos guerreaban entre si y también contra los musulmanes. También había, dependiendo del momento, alianzas mixtas. Unas veces podían unirse dos o más reinos cristianos para enfrentarse a los musulmanes y otras, quizás las menos, pero no dejaron de existir, se unieron reinos de ambos credos para defender intereses comunes.
La reconquista duró 800 años
En tan vasto período de tiempo fluctuaron sin cesar las negociaciones, los pactos, traiciones, amores y odios entre todos. Ya lo comentaba en el troblogdita al hablaros de El Cid histórico.
Dato éste que me hace hacer un alto para aclarar que los reinos que configuraban la realidad política de España en aquellos días eran: León, Castilla, Aragón, Galicia y Portugal. Lo aclaro porque en la película observamos una escena en la que sí aparece una bandera de Castilla y León aunque todavía faltaban algunos años para que se consumara esa unión.
Detalles particulares al margen, Ridley Scott se permite todas las licencias que necesita para dar sentido a su película y quitárselo a las cruzadas y a los templarios. Todo con tal de demostrar a oriente y a occidente que un director de cine anglosajón puede triturar su Historia. También su literatura, porque su Robin Hood es para darle de comer a parte…
Si alguno ha pensado «¿A qué viene Robin Hood comentando El reino de los cielos?» le diré: viene, y mucho.
Robin Hood es un caballero cruzado inglés
Regresa a su Inglaterra tras años de batallas en Tierra Santa. Y es más, esta película terminará con la figura de Ricardo Corazón de león. Como siempre que aparece en el cine lo hará rodeado e impregnado de un halo de misticismo romántico.
Más de uno se sorprendería si leyera que Ricardo se fue a Tierra Santa dejando un reguero de sangre judía en Inglaterra. Asesinó a todos los judíos que encontró en la isla y mandó asesinar, también, a todos los cristianos que protegieran a los judíos.
No me liaré ahora con Ricardo, pero si queréis saber más sobre este personaje, (lo de personaje en doble sentido: como personaje de la peli y como «personaje» peyorativo, porque menuda pieza… podréis escuchar el podcast sobre Robin Hood en La Cartelera de Antena Historia (en IVOOX) o leer mi artículo (en el que baso el podcast) en este otro enlace:Robin Hood y de Ricardo Corazón de León dentro y fuera de la ficción.
En ambos descubriréis cómo se las gastaba y cómo parecía recrearse sembrando la muerte a su alrededor matando por igual a cristianos, musulmanes y judíos.
Fuentes para entender las cruzadas
Existen diversas fuentes que podrían ayudaros a profundizar y mejor entender este episodio histórico. Cito tres bloques diferenciados, para abordar la Historiografía de las Cruzadas desde diferentes puntos de vista que enriquecerán, por ser distintas, el conocimiento de los hechos:
- Amin Maalouf en Las cruzadas vistas por los árabes
- Steven Runciman en Historia de las Cruzadas (I, II y III)
- Ricardo de la Cierva con Templarios: Historia oculta
Quizás lo más justo y equitativo, para abordar el guion de esta película, habría sido leer estas obras, con prismas y orientaciones dispares y después concebir un texto fiel a la realidad histórica.
Si hay algo que lamento es lo vulgar que ha sido Ridley Scott tirando de topicazos para sentar una premisa: los templarios son malos.
No cabe duda de que entre los templarios, como dentro de cualquier colectivo, habría personas y obras buenas y malas. Pero no podemos, ni debemos, meter a todos en un mismo saco para englobar a todos en uno u otro grupo.
No puedes, ni debes, reescribir la Historia
O haces una peli de aventuras en tiempos medievales, o haces una peli que, supuestamente, tiene algo de histórico.
Porque eso es lo que rezuma esta película.
Pienso que para reconocer la valía y el prestigio de Saladino no hacía falta desprestigiar a los templarios. Y os lo explicaré con fútbol. Si uno es del Real Madrid, cuanto más fuerte sea el Barça, mejor, y viceversa. Para que tus logros no se diluyan por la falta de un rival sólido que llene de mérito tu gesta. Lo mismo pasa aquí, incurrir en el desprestigio de la orden templaria no le hace bien al propio Saladino, que supo tomarla el pulso y combatirla, de tú a tú.
Es más, para ensalzar a Raimundo III tampoco era necesario escupir a los templarios.
Lo malo de la peli
Pero Scott parece no ser capaz de lidiar con tres grupos de personajes y se decanta por esgrimir el absurdo maniqueísmo. Para que uno sea bueno el otro tiene que ser malo a la fuerza. Y es un error porque los contendientes tenían todos sus derechos y sus legitimidades para defender lo que sus respectivos credos les hacían concebir como defendible. Cada uno desde su perspectiva.
Los musulmanes porque querrían expulsar a los cristianos para recuperar lo que entendían como territorios propios. Y los cristianos porque querían lo mismo que los musulmanes, pero al contrario. Y a nadie se le escapa que es un lío peliagudo.
Vayamos por partes
Justo ahora me estoy leyendo Templarios de la Colección de Libros del Canal Historia. Por eso he vuelto a ver esta película de nuevo y me he decidido a comentarla.
Estos caballeros, que tan mal parados salen aquí, aparecieron en Jerusalén después de la 1ª Cruzada. Por obra de Hugo de Payns. Aparecieron para defender a los peregrinos que caían como moscas en Tierra Santa.
Una protección necesaria tanto para evitar asaltos y asesinatos de cristianos como de musulmanes, pues, como tiene que quedar claro, los asaltos y robos los podían cometer los unos y los otros. No por su orientación religiosa sino por la condición humana que es común a todos.
Sí es cierto que, a veces, algunos comerciantes cristianos terminaron esclavizados. Pero eso no lo podemos juzgar hoy con los códigos morales y sociales del siglo XXI. Aquellos tiempos eran diferentes y la esclavitud, nos guste o no, formaba parte de aquellos tiempos.
Pero lo que sí podemos hacer es explicarlo bien para comprenderlo
De ahí la aparición de esta orden, una de cuyas funciones se podría entender como «policial» a la hora de velar por la seguridad de quienes transitaban aquellos territorios.
La Templaria es una Orden Militar
La primera (en la película veremos también a unos caballeros de visten de negro: Orden Hospitalaria) de todas las que vendrían después. Sus integrantes son tanto militares como monjes, no pueden dar misa porque usan la espada, pero luchan por su fe y la defienden con su acero.
Guido de Lusignan y Reinaldo de Chatillon existieron y participaron en la 2ª Cruzada. Pero nunca fueron templarios. Esto es un as que se saca de la manga Ridley Scott que sirve para enturbiar nuestra comprensión actual del papel de los Templarios. Ojo, si me confundiera y alguien tuviera a bien corregirme lo agradeceré.
Reinaldo de Chatillon
Reinaldo de Chatillon fue una máquina de matar y de ofender (en el sentido original, equivalente a «infligir daño») a quien concebía como su enemigo. El Islam o cualquier cristiano que se interpusiera entre él y sus ambiciones personales. Eso es cierto. Pero nunca en calidad de templario, ni si quiera como cruzado.
Era un noble segundón y oportunista que buscaba hacer fortuna haciendo daño a propios y extraños.
Guido de Lusignan
Guido de Lusignan fue un caballero que reinó sin pena ni gloria, efectivamente, como aparece en la película, pero tampoco como templario, jamás se habría podido casar un freile de la Orden Templaria. Jamás. Estaba prohibido.
No solo casarse: la Orden, como tal, prohibía la propiedad privada, las riquezas, el contacto con las mujeres (ni si quiera madres o hermanas o mujeres viudas…) y tenía solo tres obligaciones: rezar, luchar y obedecer.
Presentarnos a un templario casado es como hacer una película que nos cuente la historia del Real Madrid y querer hacer ver que Messi jugó de blanco. Sin embargo, y fuera de la Orden, sí existió y sí estuvo casado con Sibila, y sí reinó brevemente en Jerusalén y sí perdió la batalla contra Saladino.
¿Tan difícil es ser fiel a la Historia?
La versión templaria y eclesial de Ridley Scott responde a la corriente actual en la que los europeos hemos perdido la identidad y parece que la moda está en hablar mal de los pilares de nuestra sociedad, que gusten o no hunden sus raíces en la mentalidad judeocristiana.
Que conste que no tengo ninguna manía a Ridley Scott, de hecho esta es su sexta película comentada en el fancine, por aquí han pasado películas como: Los duelistas; Legend; Marte; Blade Runner y Black Hawk derribado, casi nada.
Ahora hablaré un poco del protagonista…
Balian existió
Pero no como el herrero que nos pinta Ridley Scott: romántico, viudo, soñador, idealista y humilde.
Nada más lejano de la realidad.
Balian nació en noble cuna y como tal ostentó título y, atención a lo que os diré: Si bien se llevaba mal con Guido y no lo quería ver ni en pintura con la corona de Jerusalén. Terminó respaldándole y jurándole lealtad (a regañadientes) incluso después de rendir Jerusalén.
Dicho esto, toda la aventura del herrero y su acceso al clan por parte de un rito de iniciación queda muy chulo en la peli. Y muy emotivo, pero es un recurso del director para que nos sintamos cercanos al personaje.
El héroe es el hermano de Balian
Fue su hermano quien no se humilló ante Guido y quien lo combatió sin tregua. Así pues, puestos a elegir un figurín insobornable mejor habría sido elegir al hermano que patinar con Balian. Quien por cierto se casó con una reina, pero no Sibila.
Cierto es que rindió Jerusalén, tras caer prisionero Guido. Pero entró en la ciudad, con permiso de Saladino, para rescatar a su familia y sacarla de allí. Cuando los habitantes de la ciudad le pidieron que encabezara su defensa pidió permiso a Saladino y, cuando éste se lo concedió (al más puro estilo del ideal de la caballería), se puso al frente de Jerusalén.
Ya me he desahogado.
Lo bueno de la peli
Ahora comentaré aspectos buenos, muy buenos de esta película que si no me gustara (pasando de puntillas por estos detalles) no os recomendaría.
A pesar de las taras expuestas creo que estamos ante la película que mejor trata las cruzadas, a costa de la Orden del Temple y de la propia Iglesia, pero lo que es la estética, el ambiente y la atmósfera que se debía respirar en Tierra Santa por aquellas fechas, sin dudarlo.
La película empieza como Gladiator (también de Ridley Scott). Trasladando la acción a Europa (entonces fue Germania y ahora es Francia). Nos regala una píldora de acción que nos dejará con la boca abierta.
Nos presenta al Balian de la peli, que acaba de enterrar a su mujer pecadora. Porque la tachan de tal por ser suicida, por lo que ha sido decapitada. Aunque él no sabía nada de su decapitación hasta que el párroco del lugar se regodea de ello al día siguiente. Para dejar claro desde el principio que en esta película los malos son la Iglesia (como decía antes) y los templarios (como veréis en breve).
Orlando Bloom y Liam Neeson
Balian (interpretado por Orlando Bloom: Black Hawk derribado, El retorno del Rey) recibe la visita de un noble cruzado acompañado y escoltado por su séquito de camino a Tierra Santa.
A la sazón el noble será el Barón Godofredo de Ibelín (Liam Neeson: Excalibur y Batman begins).
Hará un alto en su herrería. Porque en la peli Balian es un herrero. Para herrar a sus caballos y aprovechar la tesitura y revelar al muchacho (que acaba de perder a su mujer) su verdadera identidad. Es entonces cuando Ridley se inventa la trama para decirnos que es su padre.
Ya he dicho antes que le verdadero Balian era un noble. Y como tal ejerce en Tierra Santa. Hecha esta presentación le invita a unirse a la partida de cruzados en su peregrinaje a Tierra Santa para brindarle la ocasión de cambiarle la vida y formalizar su papel como su heredero.
Balian rechaza la oferta en primera instancia y, sin terminar el día, pondrá pies en polvorosa en busca de su recién conocido padre tras asesinar al párroco.
Esto ocurre cuando el propio párroco le comunica la decapitación de su amada por pecadora.
¿Era necesario?
No.
Ridley Scott quiere posicionar al espectador en contra de la Iglesia desde el inicio de la película. Para recrearse, después, en un personaje díscolo y anárquico que no responde a ninguna jerarquía y actúa bajo su propio código moral.
Esto habría servido, y podría haberlo hecho, sin tener que arremeter sin ton ni son contra la Iglesia. Es más, lo hace para hacernos entender que el protagonista que en su momento (como veremos después) sustenta y defiende a los cristianos en Jerusalén lo hace desde sus propias dudas existenciales.
Así precipita toda la acción Ridley Scott lanzando al protagonista al clásico viaje a lo desconocido para conocerse y reconocerse a si mismo. El clásico planteamiento del subgénero literario de la Literatura de Viajes. Si la fotografía en Jerusalén (que creo que la recreó en Marruecos) es preciosa, no menos hermosa será esta Francia (aunque se trata de Huesca).
La fotografía será una constante a lo largo de toda la película y será el mejor de todos sus elementos. Recrea a las tropas con un gusto exquisito, sean musulmanas o cristianas. En este aspecto me quito el sombrero y agradezco tan bella factura.
Todo se precipitará de tal modo que Godofredo de Ibelín caerá en una emboscada y Balian partirá como herrero y llegará a Jerusalén como Barón.
Y como tal se ganará los favores de todos los que se cruce por el camino, porque amén de un poco huraño, tiene cierto carisma: la clásica historia del noble que ejerce de plebeyo y se gana la simpatía de todos. Estamos ante un nuevo Robin Hood.
De todos menos de los templarios, como veremos nada más unirse a su padre. Ridley Scott dejará bien clarito y bien masticadito desde el primer fotograma en el que aparezca un templario que son los malos, muy malos. Y por eso, Balian, como no acata la autoridad de Guido se convertirá en el blanco perfecto para «esa banda de matones».
Las escenas del puerto de Mesina me parecen grandiosas.
Esa mezcla de cruzados de mil procedencias diferentes (hasta de la todavía inexistente Castilla y León, como dije arriba) me parece increíble e implica un diseño de producción maravilloso.
El detalle del centollo y las fotografías de teutones, templarios, cruzados varios y hospitalarios… sencillamente glorioso.
Hospitalarios
Hablando de hospitalarios, uno de ellos acompañará al séquito de ambos barones (el que es y el que lo será) y será utilizado como contrapunto a la Orden del Temple a lo largo de la película.
Equilibrio, formación, sensatez y lealtad… Es indudable que los Hospitalarios fueron todo esto y más, pero ni más ni menos que los templarios. La Orden Hospitalaria apareció antes en Tierra Santa, pero todavía no en calidad de Orden Militar, solo como Orden Religiosa.
No todos podían ser caballeros en la Edad Media. Hacía falta disponer de un caballo y las armas necesarias: ofensivas y defensivas.
Naufragio
En definitiva: Balian llegará a Tierra Santa del modo más traumático que se pueda llegar, naufragando.
Por si le quedaban pocos pecados que expiar. Se medirá en duelo singular contra un musulmán y vencerá. No hará esclavo a su sirviente y lo libertará.
En seguida hará amigos y enemigos.
Tampoco tardará en verse perseguido.
Balian es un tipo incómodo y no conviene tenerlo en frente.
Ha demostrado no temblar ante el destino, no dejarse influir, no ser permeable al miedo y ser recto, muy recto en sus principios.
No conviene tenerlo merodeando.
Los musulmanes que aparecen en la película admirarán a Balian, incluido el mismísimo Saladino. Y los cruzados que abogan por convivir con los musulmanes también.
Equilibrio complicado por la propia esencia del cruzado pues su misión consistía en garantizar los santos lugares para la cristiandad.
En la peli veremos que los cruzados que ejerzan de tales el director nos los presenta, a todos como mezquinos, malvados y todos coinciden en el desprecio a Balian. Maniqueísmo en estado puro.
Me gusta mucho la escena en la que Saladino recoge un crucifijo del suelo para depositarlo en su sitio con todos los respetos mientras. Actos así ennoblecen el espíritu de quien los haga, sin importar la causa que defiendan: el respeto al rival que fuera del campo de batalla no debería ser enemigo sino amigo. Sólo lamento que, para reforzar esta conducta, nuevamente Scott recurra a desprestigiar a los templarios una vez tras otra.
¿Estoy defendiendo a los templarios? No. Estoy diciendo que en todos los bandos hay personas dignas e indignas, respetables y despreciables. No defiendo a nadie pero sí acuso a Scott por recurrir al maniqueísmo y tomarnos a todos por tontos poniendo siempre a unos buenos para que los malos sean más malos.
Rey de Jerusalen
El Rey de Jerusalén, superado el dolor de la pérdida del padre de Balian hará del muchacho su nuevo paladín.
Le queda poco por delante y tiene que trazar un plan para evitar que el trono recaiga sobre su cuñado, Guido… «el templario casado» incapaz de contener su espada y su lengua.
El Rey ha hecho buenas migas, por admiración y respeto mutuos con Saladino y teme una guerra abierta con el Islam si llega Guido. Una guerra que no habría posibilidad alguna de ganar por la desproporción del número de enemigos a batir.
En fin, es nuestra Historia y la olvidamos, obviamos y odiamos. Y lo peor es que muchas personas, que no habrán abierto un libro de Historia se creerán esta ficción, esta película, a pies juntillas y flaco favor habrá hecho Scott a las generaciones venideras.
El resto… en términos generales, fenomenal
Si descontamos la historia de amor de turno, con la reina Sibila. No por nada, (amén de falsa), si no porque no me gusta mezclar cine bélico con historias de amor.
Quitando este detalle… y con el filtro de realidad histórica que os he propuesto en el comentario de la peli, os invito a verla y a recrearos con su fotografía, con sus batallas espectaculares con una dosis de violencia inusitada en el cine pero que aporta un gran realismo y atractivo al tema.
Una historia de amor con la hermana del Rey de Jerusalén que a punto está de aupar al herrero al trono en Tierra Santa.
Dicho sea de paso, y para rematar el rigor histórico, la cruz roja que lucen los templarios en El reino de los cielos no es la de la Orden del Temple. Lucen la cruz de San Jorge y no la «cruz patada» propia de un templario.