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El último Boy Scout

Tabla de contenidos

Ficha técnica de El último Boy Scout

 
Título: El último Boy Scout
Título original: The last Boy Scout
Director: Tony Scott
Guión: Shane Black y Greig Hicks
Producción: Michael Levy y Joel Silver
Nacionalidad: USA
Año: 1991

Duración: 105′
Música: Michael Kamen
Fotografía: Ward Russell
Montaje: Stuart Baird, Mark Goldblatt y Mark Helfrich
Productora: Geffen Pictures y Silver Pictures
Distribuidora: Warner Bros. Pictures

Ficha artística

Bruce Willis – Joseph Cornelius Hallenbeck
Damon Wayans – James Alexander «Jimmy Danger» Dix
Chelsea Field – Sarah Hallenbeck
Taylor Negron – Milo
Danielle Harris – Darian Hallenbeck
 

El último Boy Scout es un desastre de película

 
En todos los sentidos.
 
En materia de guión, de producción, en la historia de sus personajes y en la de los actores que la interpretaban… en valores y en casi todo menos en cuanto a récords, por lo menos en eso sí destacaron convirtiéndose en la película, por lo menos hasta entonces, que más veces repetía la palabra «fuck». Ahí batieron todos los récords.
 
Una de las ideas de sus productores era aprovechar el tirón de La jungla de crista, y su secuela para hacer una «falsa tercera parte» con ésta. Para ello aprovecharon al actor que interpretaba a John McClane, Bruce Willis y elevaron a estereotipo a McClane, dándole unas cuantas vueltas de tuerca al original.
 

Nadie mejor que Bruce Willis para interpretar a un perdedor

 
Porque eso es Joseph Cornelius en esta peli. Un perdedor de los grandes, pero que sale a flote a lo largo de la película porque se rodea de otros perdedores que lo son aún más que él, si eso es posible. Mal de muchos…
 
Punto primero… su amigo se acuesta con su mujer. Así conoceremos al héroe.

Aunque su ataque de cuernos servirá para descubrirnos el detective que es y que lleva dentro. Por cómo ata todos los cabos para desenmascarar a su esposa y su amigo en una escena memorable en la que terminará apuntando al armario con su revolver. Su mujer va de farol pero él no. Total, qué más da. Tiene la vida arruinada y si sus especulaciones son ciertas, disparando al armario, a ciegas, hará que el amante de su mujer se desangre con un tiro en las tripas. Nada que perder…

Al final no será necesario disparar, será el amante el que abra el armario para salir con los brazos en alto para evitar esa sensación de tener que arrodillarse y recoger los intestinos con las manos para metérselos en el vientre… Pero lo que le duele a Cornelius no es que su mujer le sea infiel. Ni que sea lo suficientemente sucia y fría como para negárselo hasta el final. Lo que le duele es que sea su amigo quien se la está beneficiando a sus espaldas.
De ella no se queja. No le defrauda, porque no espera nada de una mujer capaz de encamarse con otro hombre aunque ese «otro hombre» sea alguien apreciado por su marido y víctima.

Le duele que sea su amigo… Y lo descubre por el detalle tan nimio como ir a su cuarto de baño y encontrarse la tapa del retrete levantada, cuando se supone que ella ha pasado sola la noche (que él pasó fuera).

Ya tenemos protagonista

Ahí donde lo veis, este tipo fue un héroe nacional. Dejó el servicio secreto hace tiempo, para dedicarse a trabajar como detective. Pero en su día salvó al mismísimo presidente de los Estados Unidos. Una muestra de cómo puedes tocar el cielo con las yemas de los dedos un día y, al siguiente, desplomarte y pegarte un batacazo.
No obstante Bruce Willis será el actor que mejor encarne la desilusión. El rencor, el cinismo (el cinismo a medias con Kevi Spacey), y, mas que nada, la figura del separado, divorciado o mal casado que arrastra su desamor por la pantalla.
Esto será así, hasta el punto de haber cosechado sendos éxitos con la Jungla de cristal y su secuela encarnando al mismo prototipo de tipo decente y canalla. Decente porque siempre se alineará con el bien aunque lo haga a su modo y lo haga desarrapado, sucio, mal hablado y sin dejar de renegar de todo y de todos.
En ambos papeles, como McCLane y como Cornelius recibirá palizas que excederán los límites de la resistencia humana. Y en ambos casos se revolverá por orgullo, rescatando el poso de amor propio que le queda, agotado como está, tras ver sus vidas (personal y profesional) consumiéndose.
Un tipo capaz de pasar la noche dormido en su coche, trabajando, borracho y despechado. Capaz incluso de no sentir que unos críos juegan con él, mientras duerme, y le echan una ardilla muerta sobre su cuerpo para reírse del fracasado.ç

Vamos a por el siguiente protagonista

 
James Alexander «Jimmy Danger» Dix.
 
A fracasado… fracasado y medio.

Este sí sabe dejar pequeño a Cornelius.
 
El protagonista principal es un tipo normal, con vida normal y problemas «normales» y salidas (no tan) normales, como refugiarse en su trabajo (bueno, esto no es tan anormal); apostar y beber un poco más de la cuenta para terminar dejando aflorar una violencia latente que termina a flor de piel.

Pero el caso de Jimmy Danger es peor. Éste sí que tenía toda una vida por delante repleta de felicidad en la mayor de las opulencias.

 
Era un jugador de fútbol americano en el país en el que los jugadores de fútbol americano son los dioses. Dioses de un Olimpo compartido con los jugadores de béisbol y de baloncesto. Lo que es un trío NFL + MLB + NBA de cartas ganadoras a las que sólo haría falta sumar Hollywood para tener un póker de estrellas.
 

Digo «era» porque arruinó su vida llevado por la codicia.

 
Si se hubiera mantenido dentro de los cauces normales de un deportista profesional y de élite… otro gallo habría cantado. Pero la codicia es una mala compañera y terminó involucrado en temas de apuestas ilegales y, lo uno le llevó a lo otro… drogas. Apuestas…
 

Dichosas apuestas

 
Recuerdo cómo miraba ojiplático las casas de apuestas en Inglaterra, tan habituales en las islas. Tristemente se han generalizado llegando, incluso en nuestros días, a pervertir el deporte en España. No son pocos los jugadores cuyos nombres aparecen en los periódicos (no solo en los deportivos) vinculados a apuestas ilegales. Amañan partidos y se dejan ganar para apostar por detrás y llevarse los cuartos. Eso es lo que pasaba con Jimmy Danger…

Para pena nuestra hay equipos de La Liga, nuestra liga de fútbol, la más importante del mundo, que llevan patrocinios de múltiples casas de apuestas. Me hierve la sangre cuando los periodistas deportivos apuestan e incitan a apostar a la audiencia en sus retransmisiones. Pero lo hacen. Poderoso caballero es Don Dinero, que decía Quevedo, el de Alatriste.


Siempre apostillan «para mayores de 18 años»; «juega con prudencia» o cosas similares. Retiran tabaco y alcohol de la Publicidad pero nos saturan con casas de apuestas que podemos llevar en el bolsillo para saciar nuestras ansias (alimentándolas, cebándolas) con un juego impulsivo y desmedido que, en la falsa ilusión de enriquecerte, te empobrece. Como persona, porque te genera una dependencia y económicamente, porque te puede llegar a arruinar. Puedes apostar desde tu puesto de trabajo, desde el aula de tu colegio y desde la grada del partido que estás viendo… puedes apostar, apostar y apostar. Y al apostar podrás ganar o perder.

Incluiré esta peli en mis Pelis para MIBers

Para hablaros de las apuestas Online y de la digitalización explicada con cine.

Pero los hay a quienes no les gusta perder (no debemos olvidar aquello de «la banca siempre gana», haciéndote pensar que ganas mientras te sacan los cuartos) ni al apostar. Y ahí es donde se termina de enturbiar la cosa. Si el juego es malo por si mismo, si además incorporas las trampas para qué hablar.

En esas estaba metido nuestro protagonista: en apuestas clandestinas y seguramente ilegales con, incluso, posibles partidos amañados… tensión, junto con la propia de ser un deportista de élite, que le llevaría al consumo de cocaína y una vez llegado a ese punto… debacle total. Amenazas, mafias, miedos…

Así empieza, de hecho, la película…

Noche de fútbol americano

Es día de partido. Bueno, ya es «noche de partido».

Ambiente festivo, cae un aguacero de mil demonios, pero por lo demás se trata de un partido de fútbol americano como otro cualquiera. Tenso, competido y disputado. Lo normal en una competición deportiva profesional y de élite.

Pero vemos a un jugador que no lleva bien la presión.

Lo vemos en el vestuario, recibiendo instrucciones para no faltar a su compromiso de amañar el partido. La cosa queda bien clara desde el principio: o gana el partido, y por lo tanto las apuestas ilegales asociadas al resultado del mismo, o morirá asesinado esa misma noche.

Cosas que pasan cuando pones un pie en el lado oscuro.

Pero se sobre entiende que no será capaz de lograr el resultado pactado. Tan es así que mediado el partido veremos al jugador empuñar una pistola y abrirse paso hasta hacer un touchdown metiendo una bala en la frente al defensa. Lo más normal del mundo…

Así arranca la peli


Con un listón altísimo de violencia gratuita.

Un listón que, dadas las primeras escenas piensas que menuda pasada, pero probablemente el resto caiga en picado porque no es sostenible este nivel de acción.

Si llegaste a pensarlo, como yo, estabas muy equivocado. Esta película no da una sola tregua a lo largo de sus 105 minutos de duración.

Volvamos con los dos protagonistas…


Dos perdedores


El uno porque su vida es una ruina. La mires por donde la mires, como profesional y como padre/marido. El otro porque, de tenerlo todo, ahora no tiene nada, salvo el amor de una stripper cuya protección será el próximo trabajo de Cornelius. Trabajo encomendado por su socio Mike. Un socio que habrá muerto por una bomba puesta en su coche al salir de la casa de Cornelius. Para que podamos atar cabos mejor, el propio Mike, que es su socio y mejor amigo es el que se beneficiaba a su esposa.

A partir de aquí cambiará toda la película.

Se convertirá en la clásica película de acción y comedia de «buddies».  Como las ochenteras Arma letal, Infierno rojo, Superdetective en Hollywood, Tango y Cash, y alguna de los 90’s como El útlimo gran héroe, Dos policías rebeldes…

Joe y Jimmy se verán unidos por el asesinato de la novia de Jimmy y cliente de Joe.


Se llevarán mal desde el minuto 1


Pero no nos engañemos.

En esta película nadie aguanta a nadie y todos se odian entre si. Os dije que Joe estaba casado. Pues bien, después de leer todo lo que os he dicho sobre él y su esposa poco os descubriré si os insinúo que él la odiaba a ella y ella a él. Y si no odiarse, sí se despreciaban por la apatía fruto del constante desentendimiento y mutuo egoísmos.

Joe tiene una hija. Menuda hijita. Menuda pieza… Obvio deciros que odia a su padre, a su madre y a todo el que se cruce en su camino. Pero además es una mal hablada y descarada que iguala y casi supera a su padre en el mal vocabulario.

Darian (su hija), sin embargo, será la palanca que haga que funcione todo el mecanismo en este guión. Lo iréis viendo conforme avance.

Recapitulemos…

Sin comerlo ni beberlo veremos a un Joe metido hasta las cejas en un lío de apuestas ilegales y partidos amañados de la liga de Fútbol americano. Su mujer le pondrá los cuernos con su mejor amigo y socio. Éste saltará por los aires al explotar su coche con una bomba que realmente debería haber matado a Joe, después de hacerle el ultimo encargo: proteger a una stripper que muere a manos de la misma mafia de apuestas y resulta ser la novia de Jimmy, un exjugador de fútbol que arruinó su carrera meteórica por las drogas y las apuestas.


Y… ¡Acción!


Porque si algo tiene esta peli es eso, acción.

Os aseguro que tiene un ritmo trepidante que hará que te levantes del sofá ni para ponerte agua. Si te levantas te pierdes algo. La verdad es que no he contado el número de veces que lo amenazarán durante la peli.

Amenazado, apuntado con una pistola, encañonado con una escopeta, metralleta… golpeado, pateado, estrellado, caído y disparado, apuñalado y amenazado con ser apuñalado…

Pero hay algo magnético en Joe.

Su capacidad para ver todos los órdagos y subirlos.

Es más chulo que un ocho.

No se calla ni debajo del agua y no aguanta que se pasen con él. Que se lo digan al matón que le pega dos puñetazos sin venir a cuento. Por cierto, este matón está intrepretado por Kim Coates, el futuro Tig de Hijos de la anarquía. Su película más relevante será Black Hawk derribado.

A partir de aquí gloria bendita

 
El guión se retorcerá un pelín cuando muera la novia de Jimmy. Fue Jimmy quien quiso contratar a Joe y Joe fue sacudido al terminar de hablar con Joe por unos matones que después siguieron a la pareja de novios que iba en dos coches.
 
Los matones (sin que Cory ni Jimmy lo vieran venir) acosaron a la stripper en la carretera y terminaron golpeándola en la carrocería. Ella, movida por el calentón pero de un modo imprudente, se bajará del vehículo para encararse con el otro conductor que resulta ser uno de los matones.
 

Como la peli no escatima en ketchup, el matón acribillará a la muchacha y terminará cortado por la mitad al ser atropellado a modo de venganza. Solo la llegada de Joe, recuperado, evitará que Jimmy muera también. Salen por patas y terminan en la casa de la stripper Cory.

 

El rato que pasarán en esta casa será revelador

 
Ambos se confesarán y se sincerarán. Joe llegará a contar a Jimmy cómo tuvo que dejar su trabajo como agente secreto por haberse negado a encubrir, creo recordar, a un senador que había acosado e intentado abusar de una mujer.
 
Encontrarán un documento que serviría como indicio para tirar del hilo que podría terminar enviando a la cárcel a los responsables de la mafia de las apuestas y a algún directivo de algún club.
 

Es más, dada la información que encuentran no sólo comprenderán que Jimmy había sido el chivo expiatorio de la trama en su día, verán también que Cory estaba reuniendo material más que suficiente para poder intentar limpiar el nombre de su novio y, con suerte, permitirle volver al fútbol demostrando que no era el responsable de lo que pasó en su día.


Pero vuelven a ser atacados y las pruebas se esfumarán, por lo que volvemos a estar igual o peor que al principio de la investigación. Antes él (Jimmy) era un malote a todas luces y Cory una víctima del inframundo en el que vivía. Ahora saben que ni ella era tan límite como podría parecer ni él tan culpable como le habían hecho sentir toda la vida, pero han perdido las pruebas.


Nos vamos a casa de Joe.


Y en casa de Joe, Jimmy conocerá a Darian


Será testigo de la relación entre el padre y la hija, que dista de ser cordial y normal. Aquí destapará el tarro de las esencias que es su boquita para poner de vuelta y media a su padre. Discutirán, tirarán el helado por la ventana y se dirán cosas que tendrán de todo menos de bonitas.

Jimmy también tendrá sus palabras con Joe, quien le echará en cara que arruinara su carrera por las drogas cuando le pille a punto de meterse un chute y tire la mercancía por el retrete.

La cosa se pondrá un poco negra y al salir de la casa Jimmy se encontrará con Darian que le pide un autógrafo.

Seguramente sin pretenderlo ella será quien haga girar el timón de la relación entre Joe y Jimmy. Tal y como os apunté al principio, ella será la palanca que hará que todo el engranaje empiece a funcionar.

Cuando está la niña con el ex futbolista ella le dirá que su padre, Joe, era un gran admirador suyo (de Jimmy) y que fue un golpe durísimo para él cuando le echaron del circuito profesional por tanto como lo admiraba.

El último Boy scout

La firma del autógrafo dará título a toda la película porque se la dedica «a la hija del último boy scout» en referencia a que Joe, salga como salga, siempre hará las cosas que considera que son correctas y de un modo correcto. Por eso lo de «boy Scout».

Este será el inicio de un cambio de actitud. No inmediato, pero que veremos pronto… demasiado pronto.


La niña se verá involucrada en la acción, para desesperación del padre. Una cosa es no tener una buena relación con tu hija y otra muy distinta es que una panda de matones te persiga para asesinarte mientras vas en el mismo coche que tu hija. Esto enfadará bastante a Joe.


Porque habrá tal persecución y después… bueno «después». Antes, durante y después volarán las balas entre el futbolista, el detective y los matones. Y estos matones acorralarán a los buenos hasta el punto de tenerlos preparados para darles el paseillo.

La marioneta


Hasta que sea ella, precisamente ella, la niña, la que infantilmente meta sus narices en el intercambio de bravuconadas para darle su marioneta al padre.

La marioneta resultará estar rellena con una pistola que el padre utilizará para empezar a disparar a troche y moche y buscar una vía de escape para los tres. Huyendo en una persecución de las buenas que dará con un coche volando y cayendo dentro de una piscina sin que el dueño de la casa y de la piscina se inmute si quiera.

Este mismo señor se hará cargo de la niña por petición del padre. Quiere apartarla del peligro para poder seguir su investigación y persecución.

En algún momento (más o menos por aquí) de la peli, la trama dará un vuelco crucial que hará que Joe se pase al lado oscuro.


En realidad nunca irá al lado oscuro. Pero eso lo sabremos tú y yo, no la policía

Para la policía tendrápleno sentido echar el muerto (nunca mejor dicho) porque me refiero al cadáver del socio y amigo de Joe, Mike al propio Joe.

¿Por qué? Aparece muerto en el jardín de la casa de Joe. Y Joe estaba un poco disgustado con su amigo porque se beneficiaba a su esposa.

Visto así no dejaría de tener sentido, ¿no creéis?

Para la poli, la muerte de Mike es el resultado de una crisis matrimonial y un crimen pasional. De la noche a la mañana Joe será presunto culpable por la muerte de Mike, por asesinato…

Ley de Murphy

Todo lo que es susceptible de empeorar, tiende a empeorar.

 
Uno de los gángsters asesinará a sangre fría a uno de los policías que lleva el caso del asesinato en la casa de Joe. Lo matarán con la pistola del propio Joe, por lo que a partir de ahora a Joe lo buscará la poli por doble asesinato: de un detective y de un inspector de policía. No podréis negar que la cosa se pone cruda para Joe.
El propio Milo explicará a Joe que lleva tiempo sobornando a senadores para que voten a favor de la legalización del juego en torno a los deportes de élite. Esto da un cambio al guión.
Jimmy tendrá que actuar. Ambos (Joe y Jimmy) han ido hasta el estadio porque uno de los gángsters pretende asesinar al senador Baynard y encasquetarle, de nuevo, el muerto a Joe. Esto haría que diera con sus huesos en la cárcel por el resto de sus días, en el mejor de los casos. Lo normal sería terminar en la silla eléctrica.

La escena del caballo

 
Ni corto ni perezoso Jimmy se aupará al caballo y mascota del equipo para hacerse con el balón y galopar a lo largo del campo con un único objetivo: tumbar al senador de un pelotazo para evitar que el francotirador lo asesine.
 
Claro está que nadie sabe nada sobre un francotirador ni nadie sabe por qué un exjugador expulsado de la liga carga a caballo y se abre paso hasta tener a tiro al senador y meterle un balonazo que lo tirará al suelo y, al caer, hará errar el disparo del francotirador ahora sí, localizado por Joe a lo largo de toda esta maniobra de distracción ideada por Jimmy.
 
Pero resulta.
 
Joe tendrá el tiempo que el proporciona Jimmy para alcanzar al asesino y luchar con él para abatirlo. Entre medias el asesino facilitará un poco las cosas disparando a un policía que lo había detectado desde un helicóptero. Esto evitará que el propio Joe termine acribillado cuando se enfrente al criminal y lo derribe.

Cine de los 90s

 
Una de las escenas con sabor a cine noventero será, muerto el malo, cuando Joe se ponga a bailar en lo alto del estadio subido a la torreta de iluminación.
 
Lo trepidante de esta peli, junto con su relación con el fútbol americano hará que, de vez en cuando, me acuerde de Un domingo cualquiera cuando la veo, siempre después del estreno de Un domingo cualquiera, en 1999, cerrando una década inaugurada por ésta: El último Boy Scout.
 
Otro aspecto que me fascina de la peli es todas las penurias por las que pasará su protagonista por el mero hecho de ser un tipo bueno. Bueno, correcto, legal y honrado incapaz de hacer la vista gorda al mal que le rodea. Por ello sale pateado una y mil veces, pero él seguirá en sus trece de seguir siendo el bueno de la peli.
 
Cuando vi esta peli estaba a punto de abandonar el grupo Scout Kimball 110, perteneciente a ASDE, Scouts de España. Por eso me hace gracia que el título sea «El último Boy Scout» justo cuando estaba a punto de dejar el grupo… Y por eso me encanta esta peli… 
 
Por eso y porque la fui a ver un viernes de diciembre de 1991 en la Gran Vía madrileña. Un viernes oscuro, frío y lluvioso y, al salir de la película me dispondría, sin saberlo, a vivir la peor noche de mi vida. Pero no os la contaré ni hoy ni aquí. De hacerlo será en una novela, si es que termino algún día de escribirla.

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