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La jungla de cristal

Tabla de contenidos

Ficha técnica de La jungla de cristal

Título: La jungla de cristal

Título original: Die hard
Director: John McTiernan
Nacionalidad: USA
Año: 1988
Producción: Lawrence Gordon y Joel Silver
Productora: Silver Pictures y Gordon Company

Distribuidora: 20th Century Fox
Duración: 131′
Guion: Steve E. de Souza
Música: Michael Kamen
Fotografía: Jan de Bont
Montaje: John F. Link y Frank J. Urioste
 

Ficha artística

Bruce Willis – John McClane
Alan Rickman – Hans Gruber
Bonnie Bedelia – Holly Gennaro McClane
Richard VelJohnson – Sargento Al Powell
Aleksander Godunv – Karl

La jungla de cristal es un clásico de Navidad

Quién nos iba a decir, allá por 1988 que Bruce Willis se iba a convertir en un icono navideño con una camiseta de tirantes, cubierto de mierda hasta las orejas y descalzo. Descalzo y con los pies ensangrentados. Fumando como un carretero, haciendo chistes machistas y sin dejar títere con cabeza.

Digo «chistes machistas» porque hoy en día no podrían haber salido según qué escenas con la autocensura de lo políticamente correcto.

No hay más que ver su mirada siguiendo a la rubia del aeropuerto y el suspiro que da deseando haber sido él quien la recibiera en sus brazos. Resignado se vuelve hacia delante para evitar una contractura muscular en el cuello y sentencia «California».

He dicho «machista» pero tampoco es justo denominarlo así. Es un mero recurso del director para, con tres pinceladas decirnos quién es el protagonista. Porque es verdad que su matrimonio se desploma, y que la rubia habría sido un buen plan B para él, por lo menos para una noche. Pero no, en ese punto dudo que sea machista. Se le van los ojos, sí… Pero machismo habría sido ser el novio de esa chica y prohibirle vestir de un modo u otro o negarle que quede con sus amigas. Decirle lo que tiene que comer, decir, hacer o pensar. Eso es machismo, creo. Si me confundo corregidme, por favor.

También se hacen comentarios a propósito del machismo del personaje en la escena en la que tiene todo patas arriba y a los tudescos persiguiéndolo por el edificio, sin fruto alguno, provocando las iras en ellos. Cuando Holly, su mujer, confirma que John McClane sigue vivo y dando guerra porque sólo su John es capaz de sacar así de quicio a alguien. Ahí no veo machismo alguno. Más bien nos lo define como un tío exasperante.

Y sí, acepto pulpo como animal de compañía cuando vemos el cartel ochentero en la pared. Uno, o varios de esos posters de mujeres exuberantes luciendo sus atributos, seguramente sacados de un Playboy o de un Penhouse de la época. El AS, un diario deportivo español del Grupo PRISA, el segundo en tirada después del MARCA incluía (creo recordar) la sección La chica del día y era exactamente eso: una mujer desnuda de cintura para arriba.

Luego estaba el Interviú, una revista amarilla y «de investigación» que muchos compraban «por los reportajes», a pesar de estar salpicada de chicas desnudas. Eso demuestra que por mucha falta de buen gusto que demuestre el currito que puso los pósteres en la pared del edificio, era algo que se veía en todos los talleres mecánicos del mundo entero.

Guste o no, esto era muy ochentero y quienes vivieran los 80s recordarán nombres como Sabrina, Samantha Fox y Maria Whittaker. ¿O no?

Por lo tanto, si hay tres escenas en las que se le tacha de machista, a John McClane, ddo que sea justo porque él, salvo el suspiro en el aeropuerto, no recuerdo (y espero no equivocarme) que hiciera comentario alguno. Se limita a pasar por delante del poster que ha puesto otro y a recibir el comentario sarcástico de su esposa.

Y es por ella que McCLain está donde está, en un intento desesperado por revivir el amor en su matrimonio y reconducir una mala relación. O una relación truncada…

Es por eso que viaja de Nueva York (en donde es poli) a California (en donde trabaja ella y vive con su hija). Una hija cuyo doblaje da hasta un poco de miedo porque la han puesto una voz que no la querría para si ni el mismísimo Chucky.

La productora no confiaba en Bruce Willis

Sobre todo cuando venía de la tele y nadie daba un duro por él.

Tanto es así que ni aparecía en el primer cartel de la peli. Fue el éxito rotundo en las salas y el taquillazo que cosechó desde que se estrenó lo que hizo que cambiaran la cartelería para poner su careto en primer plano.

No es un Schwarzenegger, ni un Stallone… pero con esta saga se hizo en un hueco entre los héroes de acción y se ganó un billete para la futura peli Los mercenarios. De hecho, si me he informado bien, esta peli la iba a protagonizar, ni más ni menos que Arnold Schwarzenegger. O ese era el propósito original, a modo de una supuesta secuela para Comando. Pero el proyecto se truncó y siguió un camino diferente al previsto.

Tanto que ficharon a Willis, tras descartar a otros actores de acción. Lo rescataron de la tele, en donde interpretaba a David Addison Jr. en la comedia negra Luz de Luna. Como actor de cine venía de interpretar a Walter Davis en Cita a ciegas mano a mano con Kim Basinger.

Y de ahí había que sacar un héroe de acción para competir con películas como Conan, Terminator (en el fancine tengo Terminator 2, de 1991), y Depredador, en el caso de Arnold y si tiramos por Stallone había títulos como Acorralado, Rocky o, en otro plano, Evasión o Victoria. Había otros actores de acción, como Van Damme, que no está en el fancine (ni se le espera), y otro tipo de pelis más casposas como El guerrero americano. Esto sólo por poner unos poquitos ejemplos.

Lo que sí era cierto es que mirases hacia donde mirases te topabas con armarios empotrados que daban mil vueltas en el aspecto físico a un Willis que, así con todo, tuvo los arrestos de decir «sujétame el cubata que allá voy». Y allá que fue, y como Julio César, llegó, vio y venció.

No solo hizo una de las mejores pelis de acción de la Historia del cine. Para mi tiene lo mejor de una peli de policías, de acción y de El coloso en llamas juntos.

Eso en cuanto a Willis, que si hablamos de Alan Rickman, encarnando a Hans Gruber, tres cuartos de lo mismo. Otro paracaidista, e inglés.

Y lo de inglés no es peccata minuta, porque ni era el prototipó ideal de villano ni tenía la experiencia necesaria habiendo filmado tan solo dos pelis antes, y la última 6 años atrás. Mucho teatro y poco cine… Y sin embargo resultó un actorazo y su Hans Gruber una pasada de personaje.

Pusieron el debut en badeja a Alan Rickman

Le tocaba interpretar a un alemán y era el malo, cosa que para un inglés debería ser como si a un español le ponen a actuar como si fuera un gabacho y malo, valga la redundancia. Si sería bueno que él encarnó años después a Severus Snape, en la saga de Harry Poter: el único personaje salvable y digno y, sobre todo, original, porque los demás o fueron plagiados por completo o copiados parcialmente, o «inspirados» en otros preexistentes. Todos menos Snape que, de paso, fue interpretado por el único que dignifica unas películas que en materia de efectos especiales y visuales y de sonido y en banda sonora es maravillosa, pero cuyos guiones dejan mucho que desear.

Tan es así que hará de perfecto alemán y, como buen británico en una peli estadounidense, oiremos diferentes melodías interpretando diferentes versiones de la 9ª Sinfonía de Beethoven, conocida como Himno de la Alegría, a la sazón el Himno de la Comunidad Europea. Pues quiero recordar que por entonces era Comunidad y no Unión. Los americanos porque entendían que la unión de los países europeos, y más aún, de sus economías, serían una amenaza para la hegemonía americana. El ECU podría hacer daño al Dólar, como así fue pero una vez convertido en Euro. € Vs. $… y sí Millennials, el Euro es tan jovencito como vosotros, pues la moneda o valor monetario europeo, hasta el 98 fue el ECU, y el Euro llegó el 1 de enero de 1999.

Antes teníamos la peseta, bendita y maravillosa peseta a la que volvería con los ojos cerrados. Menudo hachazo nos clavaron con el Euro, menudo robo a la luz del día. Antes teníamos una moneda de 100 pesetas, y cuando llegó el Euro nos dieron el timo y lo que antes costaba 100 pesetas pasó a costar 1€, que equivalía a 167 pesetas. Y así con todo. Todos los precios se ajustaron redondeándose al alza y las autoridades lo permitieron. Un atraco a mano armada.

Y es que de eso va esta película: de un atraco a mano armada. Disfrazado de atentado, pero atraco, pues el móvil, al final es económico.

Se cuelan en el edificio Nakatomi Plaza, dela Nakatomi Corporation para, según entendemos al principio, hacer un acto terrorista que sirva de aleccionamiento para el dueño, los directivos y los empleados de la Corporación. Bajo la denuncia contra lo que intuyo que ahora llamarían un capitalismo radical subyace la verdadera razón del acto: robar los más de 600 millones de dólares. Aquí confieso una laguna en mi memoria porque no recuerdo si eran bonos del estado… creo que sí.

Pero eso es lo de menos. Volvemos a la hipocresía de siempre: lo que nos venden como una denuncia contra el capitalismo se ve, al final, que es un robo a mano armada para llevarse por la fuerza y sin justicia alguna lo que otro ha generado con su trabajo.

Hans interroga al Sr. Takagi, el Director Ejecutivo de Nakatomi para que le diga la clave que abre la caja de seguridad. El japonés no sólo no sabe la contraseña, además deja claro que aunque así fuera tampoco se la diría. Y claro está, le pegan un tiro.

McClane lo ve. Impotente, sin poder actuar. Pero es testigo tanto del asesinato como de la confesión del tudesco del propósito de usar el terrorismo como nube de humo para su verdadero fin: un robo. Lo ve pero no puede hacer nada porque si hubiera intervenido habría terminado como el nipón, asesinado.

No voy a contaros el resto de la peli, aunque ganas no me faltan.

Empieza la acción

McClane decidirá ejercer de poli. Lo es, aunque está fuera de su jurisdicción, pues recordad que él es de Nueva York y el Nakatomi Plaza está en California, pero lleva su oficio por dentro y eso no se puede esconder.

Empezará una persecución en la que McClane aprovechará todos los recovecos, todos los espacios y todas sus argucias para ir eliminando a los tudescos mientras los teutones lo buscan sin cesar.

Dije antes que, en cierto modo y, salvando las distancias, había momentos en los que la peli me recordaba a El coloso en llamas. Nada tiene que ver, por descontado. Pero sí hay algunas cosas que me la evocan irremediablemente:

  • Como el hecho de que toda la acción tenga lugar en un escenario vertical: dentro del edificio
  • Que el héroe lo sea por una causa accidental y tenga que improvisar para enfrentarse al mal con lo que tenga al alcance de su mano
  • No puede huir del edificio porque algo le corta la vía de escape: en una es el fuego y en otra los terroristas
  • Si puede tiene que intentar salvar a todas las personas que pueda…
Todo esto aderezado con acción y algo de comedia negra y la peli nos lleva de paseo del hacker informático que intenta descifrar las claves para abrir la caja fuerte a una trampa letal, un asedio policial, unos terroristas de gatillo flojo y un héroe socarrón y fanfarrón que por sus narices irá cepillándose a todo el que se interponga entre su mujer y él.
Una de las mejores escenas, para mi, será cuando le mande un mensajito al jefe de los terroristas imitando a Papá Noel.

«Ahora tengo una metralleta. Ho, ho, ho…!»

Lo divertido de la escena es que el mensaje lo escribe en la ropa de un alemán con el que se ha topado y al que ha matado. Una ver muerto lo desarma, escribe la chulería para el jefe del fiambre y declaración de guerra en la que queda claro que sólo podrá salir uno de los dos con vida del Nakatomi, o McClane o Gruber, pero no ambos.
Pongo la imagen del coche patrulla cayéndose por el 110 del techo. Esta peli la vi un montón de veces mientras era boy scout, con mis compañeros del Kimball 110 y cuando veíamos el numerito repetíamos «tenía que ser el 110».
Un peliculón de acción. Y una saga que le va a la zaga pero que, sobre todo en su segunda entrega, no desmerece a la primera.
Empezaba diciendo que esta peli es un clásico del cine en Navidad. Así apareció en el especial Cine navideño de La cartelera de Antena Historia en el que los miembros del podcast, y de otros podcasts, compartimos, cada uno, nuestra peli navideña favorita. Ahí estaba La jungla de cristal y yo participé con Gremlins, que no se queda atrás aunque contenga una escena que «destripa la magia de la Navidad».

Otras pelis de Bruce Willis en el fancine

Sin city

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El sexto sentido

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