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La muerte os sienta tan bien

Tabla de contenidos

Ficha técnica de La muerte os sienta tan bien

Título: La muerte os sienta bien
Título original: Death becomes her
Director: Robert Zemeckis
Nacionalidad: USA
Año: 1992
Duración: 104′
Guion: David Koepp y Martin Donovan
Música: Alan Silvestri
Fotografía: Dean Cundey 
Montaje: Arthur Schmidt
Vestuario: Joanna Johnston
Efectos especiales: Alec Gillis y Tom Woodruff Jr.
Producción: Robert Zemeckis, Steve Starkey y Joan Bradshaw co-productor
Productora: Universal Pictures
Distribuidora: Universal Pictures
 

Ficha artística

Meryl Streep – Madeline Ashton
Bruce Willis – Dr. Ernest Menville
Goldie Hawn – Helen Sharp
Isabella Rosellini – Lisle von Rohman
 
La muerte os sienta bien fue la primera peli que vi en el cine en los Estados Unidos, en 1992.
 

Menudos añitos para el cine: 1992 y 1993

Juego de patriotas, El guardaespaldas, Sin perdón, Reservoir dogs, El último mohicano, Wayne’s World, Dracula, Instinto básico, El rio de la vida, Eternamente joven y Los amigos de Peter
 
También estuve allí en 1993, y vi títulos como Pesadilla antes de Navidad, La familia Adams, Stalingrado, El informe Pelícano, ¡Viven!, Un mundo perfecto, En el nombre del padre, Un día de furia, Philadelphia, Los tres mosqueteros, Atrapado en el tiempo, El último gran héroe, La edad de la inocencia, La lista de Schindler, y Parque jurásico. ¿Se puede pedir más?
Sí: verlas en tu coche en un drive in. Sintonizando el audio con la radio del coche y con unos altavoces que te ponías en el cristal, si querías, y comiendo hamburguesas con los amigos. Eso es insuperable. No es la mejor manera de ver el cine, eso por descontado, pero sí la más divertida. Menudas sesiones de cine me di en el Buick del 80 y pico.
Ya he puesto la peli en contexto. Por lo menos en mi contexto. Vamos a comentarla.

Comedia negra y fantástica

Trama igualmente negra y algunas pinceladas de terror. Por esto último la incluiré en mis pelis para Halloween y por eso la comento hoy, 31 de octubre de 2021.
 
Como os decía, esta peli es todo eso y una crítica brutal. Debajo de la comedia, y por debajo del terror, y más por debajo del cine negro subyace una crítica terrorífica al modo de vida de Hollywood. En un principio iba a ceñir ese modo de vida a las actrices, pero en la peli vemos también algún actor, director y hasta algún cantante víctima de esta vida por lo que lo dejaré en algo neutro, tan malo para las unas como para los otros. O mejor decir «ten male pare todes».
Denuncia la perpetua lucha contra cumplir años. Contra el envejecimiento. La lucha contra tener que abandonar los papeles protagonistas para empezar a hacer de villano, como vimos en Érase una vez en Hollywood. Es negarse a la evidencia y querer ser joven sin importar la edad. Que está bien no abandonarte, por descontado. Cumplir años no debería ser sinónimo ni de decrepitud ni de invalidez. Pero claro, si lo enmarcamos dentro de la Industria del Cine en la que el físico arrastra buena parte de tu caché, pues se pone complicada la cosa.
 
Y eso que ahora no envejecemos como antaño. Envejecemos, sí, claro está, y como digo siempre, «si me hago mayor es buena señal». Porque los que no envejecen es porque se han quedado por el camino: James Dean, Elvis… bueno, sobre Elvis hablaré dentro de un rato.

Lo peor es que envejezcas mentalmente

Eso sí que no tiene remedio. Tu cuerpo puede achacar tu edad, pero una dieta sana y ejercicio físico e intelectual te harán mantenerte bien. Y aceptar que tu cuerpo no es el mismo a los 40 que a los 20, ni será lo mismo a los 60 que a los 40. O lo asimilas o vas mal.
De eso va esta peli, como os decía. Y la comedia, porque críticas a parte, cine negro y de terror a parte, lo que supura esta peli es comedia, de principio a fin.
Toda ella gira en torno a tres personajes. A la sazón serán Madeline Ashton, una actriz venida a menos. Helen Sharp, una escritora renacida de sus cenizas. Y el Dr. Ernest Menville, un cirujano plástico que hace milagros con sus manos. Las estrellas se lo rifan porque tiene el don de mantenerlos jóvenes aplicando su arte y su maestría en sus rostros, bisturí en mano.
El doctor será el tercero en discordia, porque la verdadera relación será entre los dos personajes femeninos.

Se conocen desde jovencitas y han mantenido una relación de amor odio

Ambas eran amigas pero se hacían la vida imposible. Aunque sería más justo decir que era Madeline la que parasitaba la vida de Helen.
Helen era la clásica amiga buena y confiada que se veía humillada una vez después de otra por su amiga. Todos hemos conocido algún parásito en nuestras vidas que hemos tomado por amigo y nos ha aamargado la existencia hasta que le dimos una patada en el culo para que dejara de fastidiarnos. Son esos vampiros psíquicos que te absorben todas las energías y te dejan cual calcetín. Los que nunca aportan nada positivo y sólo se quejan, se lamentan y te hacen sentir culpable si, por un casual, has tenido suerte en algo o has conseguido algo. Son los que entienden la amistad como una competición y si te enamoras de alguien ellos se enamoran del mismo alguien, que es como arranca esta peli.
Veremos a Madeline conquistando el corazón de Ernest para arrebatárselo a su amiga. Conforme avance la peli sabremos que esto no es un flechazo ni algo marcado por el destino: cada novio que se echaba Helen, Madeline se lo quitaba, y con éste llegó hasta el altar.

Helen no lo superará y terminará volviéndose loca

De manicomio. Obsesionada, eso sí, con razón, con Madeline.
Madeline ganará años y con ellos se le caerán los pechos y las nalgas por igual. Y con esta caída natural se le caerán las ofertas de trabajo y con ellas se agriará su carácter hasta terminar de convertirla en completamente insoportable. Proyectará su frustración ante su envejecimiento en su marido, el desgraciado doctor, que la sufre y padece a diario y por la que se convertirá en un adicto al trabajo. No porque ame su trabajo sino para estar lo más alejado posible de ella. Ella ocupa estos ratos con un amante jovencito que no recuerdo si está con ella para que le pague sus caprichos o sus servicios. En cualquier caso es una relación interesada que él mismo pondrá fin harto de las burlas de sus amigos por estar saliendo con una abuela. Esto la desesperará.
En algún momento de la incipiente película se le acercará un desconocido y la entregará una tarjeta con alguna alusión a sentirse nueva…
Hace un momento he dicho que…

Ernest no ama su trabajo

¿Pero cómo? Si era el cirujano de las estrellas y vivía a cuerpo de rey…
Unos pocos años después de casarse con la insoportable Madeline Ernest buscó refugio en el alcohol. Si su mujer había arruinado su corazón y su vida personal, el alcohol arruinó su vida profesional. Su alcoholismo empezó a tener secuelas físicas y esto se llevío su carrera profesional al afectar a su pulso. Y como buen cirujano, si te tiembla el pulso cuando tienes un paciente entre las manos… vas mal. Y a él le fue fatal, hasta que abandonó su oficio y lo cambió por maquillador de cadáveres.
Como veréis, y casi diría que por culpa de Madeline, los tres protagonistas son infelices. Cada cual a su modo. Pero infelices.
Años después de zanjar su amistad por haberle robado el marido. Y años después de vivir un matrimonio ficticio, recibirán una invitación de Helen para la presentación de un libro suyo.
Pero entre el manicomio y esta invitación hay un punto que conviene destacar… En una de las innumerables terapias de grupo la psicóloga que atiende a Helen, harta ya de repetir el mismo tema un día y otro, la dice que tiene que terminar con Madeline de una vez. En sentido figurado, claro está.
Pero Helen, que ya se ha vuelto loca, se lo toma al pie de la letra. Y ahí urdirá un plan para terminar con su antigua amiga.
Ni que decir que Madeline acepta la invitación para restregar a Ernest por la cara de su amiga, y si se terciaba, para reírse de ella. Pero cuál será su frustración cuando lleguen a la presentación y se encuentren con una Helen «rara».

Una Helen que parece tener un pacto con el diablo

Por ella no han pasado los años. No es que esté como estaba hacía unos años, está mejor, rejuvenecida, tersa, fabulosa e irradia una juventud y fuerza física que destrozan a la pérfida Madeline.
Ni que decir que Helen buscaba acercarse a su antiguo Ernest y a Ernest no le amargaría arrimarse a la nueva Helen… Esto desquicia a Madeline quien evitará que se acerquen mutuamente y se pirará con el mancebo que le dará calabazas. Y no por Halloween, pero ya que estamos…
Al final Helen terminará visitando a Ernest y buscará entablar una relación sexual con su ex. Pero éste, que está amargado, pero es decente, o le queda algo de decencia, declina la invitación.
Sin embargo, loca y obsesionada como está, trazará un plan maquiavélico para asesinar a Madeline. Y logrará embaucar a Ernest para participar en el asesinato. La idea es quitarse a Madeline del medio para retomar su relación y vivir lo que les quede por vivir juntos. Él accede. Aquí empieza la parte de cine negro…

De cine negro y de cine fantástico

Porque entre medias Madeline rescata la tarjeta que le había dado el desconocido y, harta de todo, decide ir a la dirección que aparece en ella.
Allí conocerá a Lisle von Rohman. Una exuberante y despampanante mujer de 71 años que aparenta vivir anclada en la treintena. 71 años turgentes que podrían romper una uña que pretendiera pellizcar cualquier parte de su piel. Esto dejará boquiabierta a Madeline quien, por comparación, se siente cual piltrafa y uva pasa.
El secreto de su eterna juventud es un elixir que responde al nombre de Siempreviva. Es una pócima mágica que te devuelve a tu mejor yo del pasado y te mantendrá de por vida con ese físico, rozando la inmortalidad y la juventud eternas.
Madeline desea la pócima.
Pero la pócima incluye dos condiciones: la primera es el precio, que es como tirar la casa por la ventana, pero para quien no se reconoce en el espejo y vive de su imagen, como actriz que es, se convierte en objeto de su deseo y lo paga extendiendo un cheque sin pensárselo un minuto. La segunda condición, y (valga la redundancia) condicionada por esa «eterna juventud» que te concede, es que quien lo consuma deberá comprometerse a «seguir vivo» 10 años. Esto significa no que morirá, porque se convertirá en inmortal, sino que desaparecerá del mapa para que nadie se pregunte por el secreto de esa eterna juventud.

10 años de vida pública

Es decir, a los 10 años tendrás que fingir tu muerte para apartarte de la vida pública y vivir tu eternidad en el anonimato. Lo mejor es que por ahí aparecerá hasta Elvis para sumar el rumor del elixir al mito de que no murió y sí se retiró a vivir la vida en algún sitio remoto. En España tenemos nuestro propio Elvis con Jesús Gil… pero éste último no sale en la peli.
Paga la pócima y se la bebe.
Volvamos con Helen y Ernest, a quienes dejamos concibiendo ese plan para matar a Madeline.
Obviamente empezará a complicarse la trama de la película. Juntos, Ernest y Helen, conciben un plan que hará que Madeline termine carbonizada por un accidente de tráfico en el que la despeñarían por una colina y harían que el coche explotara cargado de botellas de todo tipo de bebidas alcohólicas. Primero la drogarían y después la tirarían por el barranco.
Pero eso no llegará a pasar porque Madeline volverá crecidita de la visita a Lisle von Rohman y sacará de quicio a Ernest haciendo lo que siempre hace: despreciarlo, vejarlo, humillarlo e insultarlo. Hasta que termina desequilibrada en el comienzo de las escaleras y él, tas dudar, en vez de tender la mano para ayudarla la empuja para que se caiga por las escaleras.

Caída brutal y fatal

Bota y rebota y cruje una y otra vez hasta terminar descoyuntada en el suelo. Por descoyuntada me refiero a con el cuello dado de si, la cabeza mirando para atrás y muchos músculos y tendones dados de si.
Este es el momento en que Ernest aprovecha para llamar a Helen y darle la noticia, pero ella, contra todo pronóstico, y desfigurada por descoyuntada, sigue viva. Él la lleva al médico quien termina mal al constatar que la viva está muerta, sin alcanzar a encontrar alguna explicación, lógico por otra parte. Es precisamente la pócima la que la mantiene viva, y se desmaya.
Así, desmayada, Ernest se la lleva a casa para emplear con y en ella todas sus dotes como maquillador de cadáveres, y la recauchuta como puede eliminando la palidez mortal y, literalmente, pintándola. En estas llegará Helen, ofuscada por no haber respetado el plan y se liará la marimorena porque aparecerá el cadáver andante de Madeline, reconstruido por Ernest y disparará un trabucazo a quemarropa en el vientre de Helen que sale volando hasta caer en el estanque del jardín.
El hecho, poco natural, de que Helen se levante con un agujero en la tripa y ande como si tal cosa hará que Madeline comprenda que el secreto de la turgencia y la belleza de Helen sea el mismo que la mantiene a ella con vida.
Las dos emprenderán una pelea de gatas inútil, pues ambas son inmortales. El resultado de esta pelea será que ninguna muere, obvio, porque ya están muertas, pero ambas lastiman el físico de la otra. Es decir, que se revientan la una a la otra y terminan desfiguradas y desmontadas.

Y lo que no logró separarlas las unirá del todo

La poción mas el doctor entrarán a formar, de un modo definitivo, parte de sus vidas. Ambas comprenden que sólo Ernest, el cirujano reciclado en maquillador de cadáveres, las puede recauchutar de vez en cuando y las puede arreglar los desperfectos que, sin duda, irán apareciendo. No de la edad, que son eternamente jóvenes, pero sí roces, miembros rotos y cosas así…
Le necesitarán de por muerte (aunque lo suyo sería decir «de por vida») y por ello ambas unen sus esfuerzos para inducir a Ernest a visitar a Lisle y a beber la poción, para tener su ITV particular viviendo y conviviendo con las dos. Y hombre, si fuera para vivir una eternidad con las dos, y estando ellas eternamente agradecidas, como se supone que lo estarían, y ambas enamoradas de él y de tan buen ver… si yo hubiera sido Ernest me lo habría planteado. Menudo trío…
Pero no.
La tal Lisle casi se lo lleva al huerto para lograr engatusar al doctor que, en un arrebato de cordura y sentido común piensa qué locura es esta y sale huyendo. En la huida ellas, sus dos féminas, harán causa común por salvarlo cuando se encuentre colgando de un canalón en lo alto de la mansión de Lisle…
Pero él terminará de asimilar, por el comportamiento de las dos, que no quieren salvarle por amor, sino porque le necesitan para sus ITV personales. Llegados a este punto siente y padece el desprecio y el odio de las dos.
Para huir de ellas se deja caer buscando una muerte que no llega porque cae en una piscina y se escapa y se salva para terminar viendo su funeral, casi otros cuarenta años más tarde en los que vemos su foto del momento en el que se escapa de las dos y otra de viejete, esquiando, en cuyo rostro vemos reflejada la felicidad de un hombre que, tras deshacerse de las dos mujeres que parasitaban su vida, ha vivido un vida plena. Ha sido feliz y ha vivido cada minuto como si fuera el último aceptando su senectud y retirándose de esta vida sin lamentar haber envejecido y morir como Dios manda.
Ahí están, en el funeral, las dos arpías burlándose de el y riéndose de él. Las imaginamos pletóricas y rebosando belleza pero no es así, ambas van cubiertas porque, faltando Ernest, no han encontrado quien las cuide y rehaga cuando se estropean. Para colmo veremos cómo caen las dos por las escaleras y terminan vivas, desmontadas y hablando entre sus cabezas con los cuerpos como cucarachas boca arriba alrededor.

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