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Rudy

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Rudy… Menuda recta final de verano en el fancine

Tenía previstos tres artículos para el pasado mes de agosto, los tres comentando pelis de baloncesto: Garra, Teen Wolf y Hoosiers.

Pero al final se coló El cuerno de Gondor, un cortometraje que, en su sencillez, le da mil vueltas a Los anillos de poder. Y cuando ya despedía el verano con Hoosiers, cayó Cuenta conmigo. Cayó, triunfó y arrasó, por cierto.

Es como si no quisiera o pudiera parar de escribir.

Cerré así agosto y desde entonces han caído Trece vidas, Uncharted y Delicioso. Esto es un no parar.

Rudy es un verdadero underdog del cine

Una de esas películas de segunda fila que pasan desapercibidas. Pero con muchas posibilidades de triunfar si le das la oportunidad. Una peli a la altura, o que yo recomendaría ver, de una tacada, con Cinderella Man. Pues las dos nos demuestran que lo último que hemos de hacer es rendirnos.

Ni fue taquillera ni cuenta con una legión de seguidores nostálgicos. Que yo sepa al menos. Quizás en los Estados Unidos, pues creo que el tema del fútbol americano la limita un poco en Europa. No obstante eso, yo tenía una deuda pendiente con ella. Esta no la vi en los Estados Unidos, sino aquí, en Madrid, recién vuelto de Minnesota y con un pie en cada lado del charco todavía.

Puestos a hacer confesiones, la peli que sí vi de Sean Astin allí, en Blaine, pero alquilada en el videoclub de la gasolinera, fue la de El hombre de California (Encino Man). Mala donde las haya pero con la que me eché unas buenas risas con mi amigo Shane, el indio/irlandés del que ya os he hablado alguna vez.

Para mi es una de esas pelis íntimas y bonitas de ver que siempre me dejan un buen sabor de boca y que nunca me defraudan. Y son tan pocas… Por eso tenía seguro que algún día la comentaría aquí. Y por eso celebré que Julio Valle me propusiera hacer un podcast especial sobre podcast sobre Fútbol americano en el cine para Global Podcast de Antena Historia.

En el podcast mencionamos también Decisión finalUn domingo cualquiera y Flash Gordon.

¿Qué mejor oportunidad para rescatar esta peli?

Rescatarlo para mi, comentarlo para vosotros y, quizás, y ojalá, descubrírsela a alguno de los lectores. Porque es una peli que merece ser vista, por lo menos una vez en la vida.

Elegí esta peli para el podcast sobre fútbol americano porque es un verdadero ejemplo de superación personal, como os decía al comienzo del artículo. Y está basada en una historia real.

A saber, un muchacho de clase obrera que sigue un sueño desde pequeñito: jugar en el equipo de fútbol americano de su vida.. el de la Universidad de Notre Dame. Pero tiene tres obstáculos para conseguirlo:

  1. No es un hacha en los estudios, y para poderte mantener en el equipo, si logras entrar en la Universidad y después en el equipo, necesitas una media alta para que no te echen de él*
  2. No es un portento físico. Es más bien bajito para la media de ese deporte y de cualquier otro deporte, y tiene sus limitaciones tácticas cuando juega, ¡y es un deporte 100% táctico!
  3. No tiene presupuesto para poder costear una Universidad como Notre Dame
*A esto me refería cuando comenté el biopic de Tolkien en el fancine y hablé de la importancia que otorgaba al esfuerzo intelectual y académico y de la importancia de la meritocracia.
 
Vamos, que el panorama no era nada halagüeño para el muchacho.

Cuando te respaldan los tuyos

Por suerte tiene un padre que le quiere, y por eso quiere abrirle los ojos para renuncie a un sueño que se podría truncar en pesadilla. Para él lo de Notre Dame es un «sueño estúpido que solo le puede hacer daño a él y a todos los que le rodean».
 
También tiene una novia que le ama y le entiende, pero que le dice que si se va a Notre Dame se irá solito y ya se buscará ella a otro.
 
Y tiene un hermano que no le cree ni confía en él. Cree que está loco y lo desprecia por no abandonar su sueño.
 
Por lo menos tiene a Pete. Su mejor amigo. Él lo ha apoyado desde bien chiquititos. Sabe cuánto desea ir a Notre Dame, y cuánto le gusta el fútbol americano. Pete es la única persona que lo respalda, estimula, apoya, confía y cree en Rudy. Perdón, debería replantear esta última frase: Pete era la única persona que lo respaldaba, estimulaba, apoyaba y confiaba en Rudy. Lo digo porque justo tras el 23º cumpleaños de Rudy, al día siguiente, morirá en un accidente laboral en la misma fábrica de Rudy. Al lado de Rudy, empuñando una manguera que el propio Rudy no pudo activar a tiempo.
 
Vamos, que la palma el único que confía en él.
 
De su funeral se irá directo a Notre Dame para intentar entrar en el equipo de los Fighting Irish. No lo logrará, ni entrará en la Universidad, pero conseguirá una oportunidad indirecta para entrar en esta, que es el primer requisito para jugar en el equipo. Un cura de la propia Universidad le conseguirá una beca para el Holly Cross, de seis meses. Y si saca una media de sobresaliente al final del semestre le concederán la matrícula en Notre Dame.

Reto académico

El deportivo se pospone hasta que pueda entrar en la Universidad. Mientras tanto pedirá trabajo a Fortune, el encargado del césped del estadio. Y lo conseguirá porque el tío es insistente; martillo pilón. Y lo que es mejor, cuando Fortune le lleve al cuarto de mantenimiento descubrirá que hay un camastro y no dudará en dejar una ventana abierta para colarse y poder dormir ahorrándose un alquiler.
 
Lo mejor es que Fortune se percata de lo de la ventana y, cuando Rudy se descuelgue por ella y se cuele por la noche tendrá la ropa de cama preparada encima del camastro y una llave del cuarto.
 
También hará un amigo en el Holly Cross. D-Bob, quien se supone que le ayudará a tener buenas notas a cambio de ayudarle a ligar. Menos es nada…
 
Y conocerá a una chica, el sueño de D-Bob. Ella lidera al grupo de animadores del equipo universitario. No de «animadoras» sino animadores; los que preparan las equipaciones de los jugadores, carteles… todas las noches antes de los partidos. Se hace pasar por miembro de la universidad y la alegría le durará hasta que se tome una cerveza y cruce unas palabras de más con Sherry, porque se irá de la lengua y la caga.
 
Recapitulemos…
  • El entrenador lo rehúye porque no hace más que pedirle un puesto en el equipo, de lo que sea. Para llevar el agua, limpiar las duchas…
  • Un encargado del césped que es su ángel de la guarda que intentará respaldarle, sin hacerle albergar falsas expectativas, pero siempre con él
  • El amigo, D-Bob, le irá cogiendo cariño y le admirará por su empeño
  • El cura se lo pone difícil pero reconoce y aplaude todo cuanto hace Rudy por seguir su sueño. De hecho no cree que rezar para conseguirlo sea lo que tiene que hacer, sino seguir peleando. Parecerá escurrir el bulto cuando Rudy acuda a él en la iglesia y sin embargo moverá sus hilos, en la oscuridad, para que Notre Dame apruebe la solicitud del protagonista
    • Esto también me recuerda a la influencia del Padre Francis (cura español) en la vida y obra del propio Tolkien

Nunca te rindas

No hay que dejar de pelear, de luchar, contra viento y marea. Contra la opinión de todos. Contra cenizos y contra quienes no confíen en ti.
 
Si entrar en la Universidad era imposible, por capacidad para los estudios y por dinero, lo de entrar en el equipo de fútbol era una locura. Entró en un grupo de 95 jugadores con la condición de sólo poder inscribir a 60 de ellos. Aguantará, resistirá nuevamente y quedará entre los 35 destinados a entrenar al equipo: es decir, dejarse moler a palos.
 
Su nueva meta será exprimir al primer equipo para fortalecerlo. Y para ello le dará igual que lo tumben, golpeen, arrastren, pisoteen, pateen o noqueen. Se dejará los huesos y el alma sin desfallecer. Siempre voluntario y voluntarioso. Peleón, aguerrido, luchador y valiente. 1’68cm y 74kg de carnaza contra moles de 2m y más de 110kg. Lo muelen a palos pero, como dice el entrenador del equipo de entrenamiento, «echa huevos».
 
Siempre con la exigencia de no disminuir su rendimiento o se quedará fuera de la Universidad.
 
Se gana el respeto del entrenador del equipo de entrenamiento y se gana el respeto, también, del primer entrenador. Este último lo mira más con lástima que con admiración. Golpe a golpe, tortazo a tortazo y sin disminuir su empeño se irá ganando, también, el respeto y la admiración de todos los jugadores del equipo. Se deja partir la cara, romper la nariz y reventar la boca pero sigue, sigue, sigue y sigue peleando.
 
Tiene el cuerpo lacerado y reventado y llega a ponerse en contra a algunos de sus compañeros por la fuerza e intensidad con que entrena a los titulares. A los demás del equipo de entrenamiento les fastidia que hasta el entrenador vaya diciendo que es quien más duro pelea.
 
Terminará su penúltima temporada (y curso) sin haber pasado al banquillo ni una vez. Todas las semanas se queda entre los 35 que ven el partido desde la grada. En su casa no le creen. Ni en la fábrica, ni sus antiguos compañeros del High School.
 
Se entrevistará con Alan, el entrenador, para explicarle que si su gente no lo ve ni en el banquillo jamás se creerán que está en el equipo. Le toman por embustero porque cada ve que juega el equipo ponen la tele y no le ven nunca. Y Alan, que no cree que Rudy pueda ser futbolista, aún así le concede un partido en el  banquillo para la siguiente temporada. No quiere decir que pase a ser uno de los 60 con ficha, sino que le sentará un partido en el banquillo para que salga por la tele.

Buenas y malas noticias

La Universidad tarda en despedir a Alan menos que Rudy en hablar con todos sus conocidos para darles la buena nueva…

Para colmo su amigo, su ahora único amigo, D-Bob, se irá a estudiar derecho a la Universidad de Florida. Siempre más difícil, Siempre cuesta arriba y siempre todo en contra. Yo sé lo que es vivir así un mes y otro y otro y otro y un año y otro y otro y otro pero sin tirar la toalla y sin desfallecer, esperando no una oportunidad sino que alguien reconozca tus méritos. Y por eso me fascina esta película, porque Rudy soy yo y ninguno de los dos tiramos la toalla jamás.
 
Y así será hasta el último partido de su última temporada, cuando lee la lista de convocados por última vez y nuevamente no figura en ella. Ojo, que para llegar a esta lista habrá pasado por más de 100 listas previas que leyó deseando leer su nombre y nunca apareció. Constancia, resiliencia, pundonor…

Tirar la toalla. Bajar los brazos…

Por primera vez se rendirá y será entonces, cuando vaya a despedirse del estadio y de Fortune

Y Fortune le dará el mayor repaso de su vida y le dará el mayor rapapolvo que hayan echado al decirle que no es realista.
 
Le dice que no da la talla ni la dio nunca, ni físicamente ni por capacidades técnicas. No está elegido para ser un jugador profesional, pero su afán, su pundonor y su esfuerzo le han conseguido, con la excusa del fútbol, estudiar en una de las mejores universidades de los Estados Unidos. Que no se lamente por no haber podido jugar al fútbol y que agradezca que el fútbol y su amor por ese deporte le han facilitado la mejor educación posible. Una educación que, en ningún caso, se habría podido permitir. Que no llore por lo que no ha conseguido y celebre lo que sí. Este diálogo, casi monólogo de Fortune es mi parte favorita de toda la película.
 
Porque Fortune está harto de que Rudy tenga siempre que demostrar a todo el mundo lo que puede o no puede hacer y le dice, con toda la razón del mundo: «En esta vida no tienes que demostrar nada a nadie salvo a ti mismo y si después de lo que has sufrido no has aprendido, al menos eso, ya nunca lo harás».
 
Podemos decir que Fortune le abrió los ojos de verdad. Cuando Rudy le dice que lamenta no haberle podido invitar a ver su primer partido en el campo. Y resulta que Fortune nunca había visto un partido de Notre Dame en el campo, pero se refería a que no lo había visto desde la grada, y sí como jugador. Esto alucinará a Rudy. Fortune es negro, y no era titular. Él se retiró del equipo lleno de resentimiento, que no jugaba por su color. Que recibía un trato peor al resto de compañeros por ser negro. Pero el tiempo le demostró que no era así, que si no jugaba era por su conducta y por su falta de entrega. Y desde el momento en que se se largó del equipo no ha pasado una sola semana sin que se arrepintiera de su decisión. Igualmente lamenta haber culpado a todos los demás y de haberlos querido responsabilizar de sus propias limitaciones, para no tenerlas que hacer frente. Y por eso le dice a Rudy que si no va al último entrenamiento y aguanta una semana mas lo amentará el resto de sus días.
 
Así afrontará su último fin de semana en la Universidad, que es también su última jornada en el equipo y todavía no ha debutado.
 
El entrenador le deja fuera de esta última convocatoria y todo el equipo, con su capitán al frente, renuncian a sus fichas para dejarle un hueco a Rudy. De este modo logran forzar al entrenador, que claudicará y lo meterá en el equipo, pese a sus reticencias, para que esté en el banquillo.
 
Cuando el partido está ganado, con todo el estadio pidiendo el debut de Rudy, y a menos de 1 minuto para el final lo sacará y habrá tiempo para dos jugadas. En la segunda placará a uno de los mejores defensas de la liga y saldrá a hombros del estadio en una celebración que no todavía no se ha repetido desde que ocurriera esto en 1975. Porque ese final de la peli ocurrió tal cual en la vida real.
 
Releyendo el texto, antes de publicarlo, he visto que no he dedicado ni una línea a Sean Astin. Y bien se merece, por lo menos, un par de ellas, porque él solito se coge a Frodo y al Anillo y se echa la peli encima… Creo que me he liado. Vuelvo a empezar esta referencia a Astin: creo que se come la pantalla y se adueña de la película de principio a fin. En el vemos al Mikey idealista de Los Goonies y al Sam que no tira la toalla ni cuando Frodo abandona su misión.

Sean Astin en el fancine

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