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Poltergeist

Tabla de contenidos

Al final, y sin proponérmelo, remato octubre con in póker de películas para Halloween.

Poltergeist, El exorcista y La profecía, un trío de clásicos imprescindibles y Eduardo Manostijeras, para darle un toque gótico. Sobre todo esta semana, que espero con impaciencia esta tarde del jueves 27 que iré a ver El laberinto de Tim Burton en Madrid, de AMC Network.

Poltergeist

Dentro de estas pelis, la catalogaría como peli canalla. Más dirigida al público juvenil que al adulto, aunque realmente era para mayores de edad y terminó siendo autorizada para mayores de trece. Esto fue una argucia de Spielberg, o del estudio, para rebajar la edad a la que iba dirigida porque si no menguaba sustancialmente el espectro (nunca mejor dicho lo del «espectro») de posibles espectadores. Por lo que los chavales jovencitos terminaron viendo cosas que quizás no estaban hechas para ellos. Pero luego volveré sobre esto.

Es una peli que parece una cosa pero en el fondo es otra bien distinta. El sello «Spielberg», aunque se supone que el director fue Tobe Hooper (La matanza de Texas) es lo que me despista. Iré por partes, empezaré por el sello y terminaré con mi despiste, que no tiene por qué ser generalizado y quizás sea solo cosa mía.

Esta peli goza de la archiconocida polémica sobre su autoría. ¿Quién dirigió la peli, Hooper o Spileberg? Parece mentira que se pueda generar un debate semejante, pero existe. Y salvo por los créditos, que abalan a Hooper, yo diría que es de Spileberg.

No es que haya escrito el guion. O que esté basada en escrito del propio Spielberg. Ni tampoco me ceñiré a que la produjo. Solo le faltó protagonizarla, pero claro, ver a Spileberg teñido de platino metido en la cama de los padres no habría sido lo mismo. Pero por si todo esto no bastara, además la peli tiene su sello. Es inconfundible.

100% Steven Spielberg…

Desde las meramente técnicas, encuadres, trabajo con los niños, enfoques, guion… a los detalles que dan carácter propio a la obra continuada de un artista. Y esos detalles, y detallitos, salpican cada escena de principio a fin: las bicis, los muñecos de La guerra de las galaxias (me refiero a las figuritas de Star Wars), como los vemos en E.T. y en Super 8. No sé, no seré yo quien contradiga a la Academia ni a Hoolywood.

Pero todo parece indicar que Spielberg habría puesto a Hooper como muñeco de trapo para fingirlo director para saltar la prohibición de los sindicatos de hacer dos películas al mismo tiempo. Los sindicatos en su línea: ir en contra de todo lo que implique productividad y libertad. Esa sería la explicación.

Es más, si no se hubiera implicado no habría anécdotas como la de haberse metido en la piscina para rodar una de las últimas escenas y dar ejemplo a la actriz que se negaba por miedo a electrocutarse con los focos, por ejemplo.

Gran peli de terror la dirigiera quien la dirigiera

Para mi humilde gusto no está a la altura de las dos que mencioné al principio: La profecía y El exorcista. Pero lo que es indiscutible es que es una gran peli.

Ya os he hablado del sello Spielberg, y ahora os hablaré de mi despiste.

Es verdad que esta peli habla de fenómenos paranormales. O fenómenos extraños. Pero si hacemos zoom en uno de los personajes veremos, o yo creo verlo, algo anómalo en la figura de la madre. Este podría ser el punto que alejara mi teoría de la autoría, pues de todos es conocida la intimidad familiar y doméstica de Spielberg y cómo la traslada una y otra vez al cine dejando, como poco, en entredicho a la figura paterna.

Pues bien, en esta peli pasa todo lo contrario. El padre será la persona sensible y responsable. Es el líder de la familia, es quien lleva el dinero a casa y es quien aporta sensatez y madurez en las reflexiones y en las decisiones.

Pero aunque no fuera él quien trae el dinero a casa y ella una ama de casa, apunto al sentido común. Y apunto a la madurez del personaje. Es verdad que el marido es un comercial de éxito, de hecho es el responsable de la venta del 42% de las parcelas y casas de la urbanización a la que ellos mismos acaban de trasladarse.

Detalles de la madre para dedicar unos minutos a pensar…

  1. Adicciones:
    1. Se fuma un porro cada noche con los niños en casa (dando ejemplo)
    2. Va por la casa con una petaca y se la pimpla entera. Esto podría tener un pase dadas las circunstancias de la peli y porque parece que es algo puntual precisamente por lo que está viviendo su hija
  2. Sentido común:
    1. Su hija le muestra el poltergeist y, lejos de huir o llamar a un especialista, parece que monta un parque de atracciones en la cocina
  3. Educación sexual: Sobre todo con su hija adolescente…
    1. Ríe las gracias a los obreros que acosan a su hija
    2. Se despista y pierde de vista una pista que ha dejado caer la hija sobre su vida sexual
Ahora lo desarrollaré…

Adicta a la marihuana y rumbo a ser alcohólica

Cada noche, cuando los tres hijos duermen, o los dos pequeños, porque la adolescente está empezando a jugar en otra liga, el matrimonio pone unas telas rojas sobre las lámparas de la mesita de noche. Entiendo que con esa luz los niños sabrán que no pueden entrar en el dormitorio de sus padres. Eso o es que quieren «crear ambiente». Aunque no necesitan lucecitas de colores para crearlo porque ambos se meten en la cama, se lían unos porros y se ponen a fumar.

Él parece tener cierto control sobre los porros. Pero ella, ella vive en un desfase perenne. Y cuando no se cuelga con las drogas se mete una petaca de alcohol. Muy edificante su perfil de madre responsable. Luego vuelvo con el alcohol, que hasta cierto punto podría disimular, pero el olor a porro debe inundar todo el piso y dejar igual de colocados a los pequeños de la casa. Todo un ejemplo. Y por cierto, como ella hace alusión política a su marido pidiéndole amplitud de miras, como cuando no era «tan conservador» dice eso o algo por el estilo, yo me permitiré decir que su modo de vida progre, hippy para el porro y acomodada para ser propietaria de un inmueble y no necesitar trabajar.

Volvamos con su alcoholismo. O es alcohólica o lo será. Lo del porro lo comparte con su marido, pero bebe a escondidas. Durante el episodio del poltergeist desarrolla el (mal) hábito de dar un lingotazo a la petaca cada dos por tres, y eso lo único que puede llevarte es por el mal camino. Sobre todo viendo lo inmadura que es. Y luego explicaré lo de inmadura.

Ausencia de sentido común

Brilla por su ausencia, desde luego.
 
Cuando Carol Anne la enseñe el poltergeist en la cocina, alucinando, la madre flipará todavía más. Tanto que se monta un parque de atracciones en la casa. El poltergeist hace que las cosas que se ponen en determinado punto del suelo de la cocina se desplace por si solo como si fuera una pieza de metal movida por un imán.
Pero aquí la pieza de metal es su hija y el imán el espíritu de algún muerto…
 
Esperará a que vuelva su marido del trabajo para hacerle partícipe de una cosa que es super chuli. Si estuviera en España, ociosa, sin trabajo liada con un macho alfa y fumeta la pondrían un ministerio. Pero está en California, en los 80’s y se limitará a ponerle un casco de Los Ángeles Rams (la franquicia de la que os hablé en American Underdog) y la pone a recorrer el suelo como si fuera un coche en el Scalextric.
Esto hará flipar al marido, por supuesto. Que alucinará con lo paranormal de caso y más flipará con que su mujer se lo pase pipa y de saltos de alegría, aplaudiendo, cuando la hija se desplaza de aquí para allá.

Educación sexual

Sin comentarios.
 
Veremos una escena, la última, (y sí, voy a hacer spoiler) en la que la familia, por lo que sea, termina yéndose a vivir a un motel, por lo menos por unos días. Cuando la madre le dice a su hija lo del motel la hija da una respuesta que da a entender, más que de sobra, que lo conoce porque es un picadero y ha pasado allí alguna noche. Entonces la madre se vuelve (con una reacción y expresión que al principio nos harán creer que ha madurado) y la hija la distrae, puerilmente, cambiando de conversación. Entonces la madre, en vez de mostrar interés por lo que se le acaba de escapar a su hija, olvida lo del picadero y sigue la nueva conversación iniciada por su hija. Toda una madraza.
 
Pero lo peor de toda la peli será cómo se toma, la madre, el acoso sexual al que los obreros someten a su hija.
 
Para entender esto explicaros que se han mudado los primeros a un nuevo vecindario. Lo hacen para dar ejemplo y ayudar al padre a aumentar, si cabe, sus ventas de parcelas y de casas, pues trabaja para la inmobiliaria que las construye. El hecho de haber aterrizado los primeros hace que convivan con obreros que siguen merodeando por allí. Y esos obreros de la constructora para la que trabajan los padres, amén de meter la cabeza por la ventana de la comida para robar la comida que está haciendo la madre, van y acosan a la niña.
 
Cuando la hija sale por la mañana para coger la bici e irse al cole se pone la cuadrilla como monos en celo a piropearla. Todo esto ocurre bajo la atenta mirada de la madre, al otro lado de la ventana de la cocina. La dicen de todo menos bonita. Algo parecido al cortometraje aquel del gitano echando piropos desde su furgoneta a una mujer. La niña parará su bici y en un gesto que parece una coreografía de cheerleader les dedica un corte de manga y el saludo del pajarito. Y se pira.
Y la madre lo ve todo y se gira partiéndose de risa. ¡Señora! que acaban de acosar a su hija… Pues ella lo ve como algo divertidísimo y aquí paz y después Gloria.

Familia, orden y limpieza

La casa está hecha unos zorros. No hay más que ver la habitación de los niños que no puedes dar un paso sin pisar un juguete. Todo caótico y descolocado…
 
Todo esto lo he expuesto para reforzar la idea de que esta peli, por muchos golpes que tenga, no tiene nada de comedia. Es una peli de terror, pero de terror ficticio y de terror cotidiano. Ya os lo decía antes y por eso decía que aquí Spielberg, o Hooper, nos cogen con el paso cambiado al trufar la peli con este tipo de escenas que descolocan a cualquiera.
 
Lo bueno es ver la cantidad de referencias a La guerra de las galaxias. Hay un Tauntaun, con el modelo de Luke Skywalker de las nieves de Hoth. También vemos una torreta láser, ambos de El imperio contraataca. Vemos un caza Tie y vemos los carteles de las dos primeras pelis así como el Darth Vader gigante que abrías y servía como maletín para llevar unas cuantos muñecos de la colección. Y el póster de Alien, para rematar.

Vamos con Poltergeist

La familia Freeling se acaba de mudar a su nueva casa en Cuesta Verde, una promoción inmobiliaria cuyo principal comercial, como dije antes, es el padre, Steve.
 
La hija pequeña, Carol Anne, se pasa los ratos muertos en frente de la tele. Pero no viendo algún programa, sino la nieve que aparece cuando no se sintoniza la tele o que aparecía cuando terminaba la programación. Porque hubo un tiempo en el que sólo había televisión durante una parte del día y después se apagaba o, como en España, aparecía la Carta de ajuste.
 
El caso es que este comportamiento pasará desapercibido y Carol Anne seguirá enganchada a la pantalla. Incluso llegará a decir que está hablando con alguien a través de esa nieve… y todos la reirán la gracia y pasarán de ella.
 
La hermana mayor, Dana, es la gran ausente. Se pasará la peli hablando por teléfono a hurtadillas… Un teléfono de baquelita, de los de antes. De los que te podías separar lo que diera de si el cable. Al teléfono o en el cole o con el novio, pero siempre ausente.
 
El tercer hermano, Robbie se pasará el día rodeado de los juguetes de Star Wars y huyendo del payaso de peluche y del árbol que tienen en frente de la ventana.

Ya os he presentado a los padres

Y sí, la niña está hablando de verdad con alguien. No sabe con quién, pero habla con alguien que está al otro lado de la tele, hasta que ese alguien hace acopio de fuerzas y absorbe a Carol Anne y se la lleva a otra dimensión. Los padres no podrán hacer nada porque lo de la niña ocurre mientras ellos acuden en auxilio de Robbie, que está atrapado por el árbol que tanto miedo le daba. La escena siempre me recuerda a Pippin y Merry en La Comunidad del Anillo, pero no la peli sino la novela, cuando el viejo Hombre-sauce atrapa a los hobbits y los salva Tom Bombadil. En la versión de Peter Jackson, que se lleva este episodio a Las dos torres, será Bárbol quien los rescate, en vez de en la orilla del Tornasauce en Fangorn.
 
Así pues, los padres rescatan a Robbie pero cuando regresan a la casa Carol Anne ha desaparecido.
 
A partir de ahí, fiesta.
 
Su rescate se convierte en el epicentro de la vida familiar. Como es lógico. Nadie puede asegurar que siga viva. Pero hay señales que invitan a pensar que sí. Sobre todo, y si no media engaño (de algún espíritu maligno, o de algún diablillo), la niña habla a su madre de vez en cuando. Desesperados, sus padres, acudirán a todos los profesionales que pudieran ayudarles, hasta que terminan dando con unos parapsicólogos.
 
Ni siquiera estos darán crédito a lo que el matrimonio les cuenta. Tan es así que Spielberg se permite trufar con gags cómicos la secuencia en la que se van conociendo y los van poniendo al día sobre los sucesos en la casa.

Tiene que ser un poltergeist

Pero siguen sin creérselo.
 
La verdad es que tiene que costar creerlo.
 
Tanto que aquí es donde os decía que Spielberg mete sus gags, que sirven para aliviar la tensión narrativa. Según hablan, por ejemplo, alrededor de la mesa del comedor, sin dar crédito, como os decía, a que puedan estar viendo y viviendo fenómenos paranormales, la kettle se desliza por la superficie de la mesa. El gesto de los padres no se altera, ni se inmutan, como dando a entender que están más que acostumbrados mientras que los parapsicólogos se descoyuntan mirando debajo de la mesa para ver si hay trampa…
 
Ese es uno de los ejemplos, otro sería abrir la puerta del dormitorio de los niños y ver todo dando vueltas como si estuviera dentro del tambor de una lavadora.
 
Vamos, que empiezan a creérselo y se las ingenian para montar un equipo de grabación al pie de las escaleras para poder filmar algunas de estas cosas o, incluso, si se dejara… filmar a algún fantasma. Y vaya si lo filmarán. Tanto que los verán bajando por las escaleras y alucinarán en colores, como para no hacerlo. Donde no sabremos si reír o llorar, si temblar o relajarnos será cuando veamos un espectro, mejor dicho, un haz de luz que atraviesa a la madre y ella se emocione al sentir cómo es traspasada porque reconoce que quien se ha fundido con su ser y luego se ha desprendido era la mismísima Carol Anne.

El filete de la encimera

Será entonces, y un filete reptante por la encimera de la cocina, con un despellejamiento de uno de los parapsicólogos que estos, los proto Iker Jiménez, o Miguel Blanco, incluso los proto Juan Antonio Cebrián deduzcan que les viene grande. Decidan acudir a Tangina Barrons, una médium que parece tener muy buena reputación en el mundillo de lo paranormal.
 
Por lo menos la vemos entrar en escena, bueno, en un trocito de la escena porque la verdad es que llenar, lo que se dice llenar la pantalla… pues sí, se la come. Tangina es pequeñita de talla física, pero su talla no se mide en centímetros sino en valor. Y no le falta valor. Ni le faltan arrestos para entrar por la puerta, conocer a los padres, examinar el lugar y tomar las riendas.
 
Será la primera vez, en toda la peli, que veamos a alguien que sabe cómo se tiene que comportar. Cierto es que le avala la experiencia. Pero su aplomo, su serenidad, su firmeza y su claridad al hablar guiarán a todos hacia la luz. Guiará a Carol Anne y guiará a sus padres. Guiará y liderará la misión de rescate para traer a la niña de vuelta, pues en eso se convertirá su aparición.
 
Y sí. Huelga decir que la traerá de vuelta. Y por fin la peli nos da un respiro que se interrumpirá, de nuevo, cuando las fuerzas espectrales vuelvan a la carga y vuelvan a arremeter contra toda la familia y contra la propia casa. Y veremos a los diferentes miembros de la familia peleando, como pueden, contra los fantasmas y contra el payaso ese asqueroso y contra cadáveres que afloran de debajo de la piscina…

¿Os dan miedo los payasos?

¿Os da miedo el payaso que tienen los niños en la habitación?

Da grima. Siempre me recuerda a mi prima Lorena. No porque diera grima, que ejem… sino porque tenía una colección de muñecas que daban miedo. Tenía la cama con el cabecero puesto en una pared que era todo baldas del suelo al techo y las baldas abarrotadas de muñecos de esos que te miran por la noche. 
 
Te quedabas con los ojos saltones, como un sapo, mirando y vigilando por si alguno movía un pie o pestañeaba. O se te caía encima. Si había, pongamos, 60 muñecos, sentías sus 120 ojos mirándote con esas miradas frías, sin pestañear, con las pupilas fijas en ti desde lo alto… Desde entonces me dan repelús las muñecas, lo mismo que los payasos.
 
Y entonces el padre comprenderá el quid de al cuestión.
 
Si nos vamos a unas cuantas escenas antes veremos al jefe del padre que le hace una visita en su casa. Lleva días sin ir a trabajar y teme que la competencia esté tentando a su mejor comercial.
 
Se lo llevará a lo alto del valle para tentarle y/o agasajarle ofreciéndole la mejor parcela de la siguiente promoción como regalo. A modo de incentivo y de agradecimiento por sus ventas y como antesala a hacerle socio de la empresa. Todo para que no se vaya a trabajar a la competencia.
Hablarán y veremos que al lado de la parcela hay un cementerio. El jefe le explicará que tuvieron que trasladar el cementerio indio del valle para poder construir.
 
Volvamos a la escena de la piscina y volvamos a la recta final en la que los muertos salen de debajo de las piedras. Literalmente.
 
Será entonces cuando el padre deduzca que la empresa inmobiliaria para la que trabaja había trasladado las lápidas del cementerio y no los cadáveres. Y habría actuado así para abaratar costes, y los muertos se estarían revolviendo en sus tumbas porque los vivos habían violado su descanso eterno y saldrían para clamar justicia y vengarse.
 
El final de la peli se largan de la urbanización para pasar la noche en un motel (en donde comprenderemos que la hija mayor ya ha pasado algunas noches perdiendo la virginidad ¡varias veces!). Y será ahí cuando veamos un broche genial para la peli: sacarán la tele del dormitorio y al dejarán en el pasillo como diciendo, «yo no quiero problemas». De este modo la peli, que empezó por la tele y termina por la tele se redondeará hasta la perfección, ¿o debería decir «hasta la percepción»?
 
Hablando del mundillo paranormal…

Periodismo de investigación paranormal en España

No sé hasta qué punto este tipo de películas influiría en los profesionales que nombré hace un raro, pero sin duda verían Poltergeist en algún momento antes de iniciar sus andaduras en La otra dimensión, Al final de la escalera (Iker), Mundo misterioso y Espacio en blanco (Miguel), La red, Turno de noche y La rosa de los vientos (Juan Antonio) o la revista Enigmas, de Jiménez del Oso, por la que pasó todo el que se precie de pertenecer a ese mundillo.
 
Enigmas cogió el testigo de Espacio y tiempo que, a su vez, sucedió a Más allá de la ciencia. Todas publicaciones creadas por Fernando Jiménez del Oso, santo y seña de la rama ocultista del periodismo español.

Íker Jiménez es el referente en 2022

Tras saltar de la Radio a la televisión, de Milenio 3 a Cuarto milenio y ahora lidere La estirpe de los libres en Youtube. Contrario al lenguaje inclusivo y enemigo de la censura la Asociación Histórica de la Guardia Civil le concedió la Gran Cruz de la Solidaridad COVID-19 al frente del programa Horizonte por su labor de divulgación e investigación durante la pandemia.

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