el fancine - Web de cine - Blog de cine - Podcast de cine - AlvaroGP SEO y contenidos digitales
ONODA - Segunda Guerra Mundial - Batalla del Pacífico - Cine belico - el fancine - Blog de cine - Alvaro Garcia - AlvaroGP SEO - SEO Madrid

Onoda: 10.000 noches en la jungla

Tabla de contenidos

Fue descubrir Onoda: 10.000 noches en la jungla y meterme en WhatsApp para decirle a mi amigo Chema que teníamos que ir a verla y ya me había escrito él para lo mismo. No sé cuántos años llevamos yendo al cine juntos, salvo el paréntesis por la COVID. Tradición y costumbre retomada hace una semana, cuando fuimos a ver El hombre del norte.

Cine Post COVID

Organizar el visionado de esta era más complejo porque entró en un circuito pequeñito de salas y cada día se van cayendo las proyecciones. Es decir, si la quieres ver en el cine o vas ya u olvídate. Nosotros fuimos a Cines Golem, en Martín de los Heros y la vimos en japonés subtitulada.

Onoda: merece la pena

Luego entro en el cine, dejadme hacer de abuelo cebolleta por 1 minuto porque ese Martín de los Heros fue nuestro territorio durante los años del cole, pues allí estaba el nuestro. Para que os hagáis una idea, en esa zona entre Plaza de España y la Plaza de los Cubos habré visto 1/3 de todo el cine que he visto. Antes fue más grande el porcentaje, pero llevo años yendo al cine de La Moraleja y las estadísticas han cambiado.

Pero es más… Allí hacía casi un tercio, también, del ninjutsu, los otros dos tercios en Navacerrada. Y allí estaba la sede de mi grupo Scout Kimball 110. Allí viví las experiencias «Quadrophenia« que os conté en Global Podcast… Y lo mejor de todo: allí estaba el dúplex en cuyo ático jugaba a rol, como os conté en el especial Dungeons & Dragons en Antena Historia. Es decir, que ayer nos fuimos al cine y nos subimos al Delorean para darnos un paseo por nuestra historia.

Volvamos a los cines Golem. Que no recuerdo desde cuándo se llaman así, pero sí recuerdo que en esas mismas salas solía ver, muchos viernes, al entonces Príncipe de Asturias, hoy nuestro Rey Felipe VI. Llegaba con la peli empezada y nada más empezar los créditos del final se marchaba, por motivos de seguridad. No olvidemos que ETA tenía el gatillo fácil y en aquellos tiempos los ahora Bildu y sus amigos mataban cuando y donde podían.

Esos cines, insisto, no recuerdo si por los 90s ya se llamaban así, pero sí estaban las salas, eran y siguen siendo un reducto para el cine independiente y de autor. Como Onoda.

Ahí podías ver todas esas pelis que no tienen recorrido, ni presencia alguna, en los cines grandes, y ojo que también me pateé los de la Gran Vía: ahí me vi todos los blockbuster de los 80s y los 90s.

Por eso fuimos a este cine, porque Chema y yo queríamos ver Onoda y cada día que pasaba iba desapareciendo de las sesiones y de las salas. Al llegar a esta corroboré que la peli era en japonés con subtítulos, pero para sorpresa mía, descubrí que la peli era francesa. Y vista Onoda ahora sí puedo decir que hay un cine francés que sí me gusta: el cine francés en el que no actúan actores franceses. ¡Qué gusto! Ver una peli francesa sin gestos, sin caricaturas, sin tics nerviosos y sin personajes que se trastabillan al hablar intentando decir la segunda palabra antes de la primera. Porque sí, Onoda está fenomenal.

Onoda

Aviso por dos motivos: por SPOILERS, pues voy a destriparos la peli. Es decir, si quieres verla deja de leerme y vuelve tras ir al cine. Pero si quieres verla no pierdas el tiempo que me temo que no estará en cartelera más de un par de semanas, y ya lleva una.

En los cines Golem, de Madrid

De hecho acabo de hacer una búsqueda y en todo Madrid ya sólo me aparece en la sesión de las 19:00h en los cines Golem. Lo dicho…

No os puedo negar que esta peli me ha provocado unas cuantas sonrisitas mientras la veía. Pero entrañables, sin desdén. Cuando escuchaba, con gusto, las referencias indirectas hacia el pasado español de Filipinas, pues ahí se desarrolla la peli. Por ejemplo, el único personaje femenino, porque esta peli no es de cumplir con eso de las cuotas… se llama Iniez, que fonéticamente se escucha «Inés». Pero donde no hay que hacer cabriolas semánticas, ni lingüísticas, es cuando mencionan, varias veces, «Vigo».

Volviendo sobre la inclusión forzosa de nuestros días buenistas… Una inclusión inexistente en esta peli pues todos los que salen en ella son orientales. Ni un caucásico, africano o americano… y todo el mundo contento, porque refleja un hecho histórico tal y como sucedió, sin reinventarlo ni reescribirlo. Protagonizado por personajes que reflejan personas reales propias de esos tiempos en esos sitios.

La peli nos cuenta la historia de Onoda, un muchacho frustrado porque no logró hacerse piloto. En el zénit de dicha frustración, cuando ha tocado fondo y está liándola parda en un bar borracho.

Entonces aparece el Coronel Taniguchi, quien logrará reconducir al muchacho. De hecho lo que está haciendo es reclutarle para un nuevo cuerpo del Ejército Imperial. Pero secreto. Tanto que será el primer cuerpo de operaciones de Inteligencia nipón.

Adiós doctrina japonesa del Bushido, adiós Kamikazes y adiós seppuku o Hara Kiri

Un cuerpo que se desmarca de la doctrina japonesa, de su espíritu marcial y del código del Bushido

Nada de inmolarse para llevarse a todos los enemigos posibles por delante: kamikazes. Ni de suicidarse antes que rendirse: adiós al seppuku, que aquí conocemos como hara kiri. Nada de tu cuerpo es el Japón, no dejes que lo apresen… El coronel los instruirá en lucha, en guerrilla y en sabotaje. Además les inculcará algo que para el soldado nipón corriente serían contravalores, sobre todo el de sobrevivir a cualquier precio. Si hay que huir y dar la espalda al enemigo, se huye. Todo con tal de seguir vivo para poder cumplir la misión que se te encomiende. Una idea que habría fracturado la moral y la conciencia de más de un japonés, pues todos se sentían no fieles, sino casi pertenencias del emperador por quien daban la vida sin rechistar.

Hay momentos en los que el personaje (del coronel) me recuerda al maestro de escuela de Sin novedad en el frente. No los estoy comparando, simplemente observo ciertos paralelismos aunque cuando llegan al toque marcial y del sacrificio por la Patria divergen tanto en los modos como en los objetivos finales. Es un reclutador y el maestro se limitaba a arengar a los muchachos. Pero me lo recuerda, por eso lo comento aquí.

Estos nuevos soldados se infiltrarían en sus respectivos destinos para usar sus regimientos, y sus campamentos, como base de operaciones para sus respectivos sabotajes. Y con esas llegó a la isla de Lubang.

Su misión: organizar guerrillas contra los estadounidenses. Misión secreta: hacer actos de sabotaje

Para dicho sabotaje tendrá que transportar materiales, armas y municiones, para destruir el aeródromo, no sé si un puerto y algunos puentes, pero según llega a su destino se topará con que, siendo teniente, poco o nada podría hacer para imponer su misión a lo que le encomendaran sus superiores en el destino. Estos últimos no tenían ni idea de la misión de Onoda, porque era secreta, y por lo tanto tuvo que desistir.

Son atacados por los yankis y todo se pondrá patas arriba. Y, claro está, sentirá que no ha cumplido su misión de sabotaje porque era para, precisamente, entorpecer a los aliados y robarles tiempo y la vida a algunos soldados.

La fuerza japonesa es diezmada y pronto habrá dos egos que alimentar, el del nuevo teniente, pues esa era su graduación, y el de uno de los oficiales al mando. Este tenía por misión original inmolarse contra los buques aliados que llegaran al puerto, a modo de kaiten como os expliqué en las pelis en el fancine y el podcast que hice para Antena Historia sobre el USS Indianapolis. Lo curioso será que todos los subordinados del que tiene esa misión de inmolarse contra los barcos mueren y su jefe será el único que sobreviva. Este será el argumento que use Onoda para sembrar la duda y ganarse adeptos.

Al final se separarán. El oficial veterano partirá por su cuenta con la mayoría de los soldados nipones y Onoda buscará refugio en las colinas con otros seis. Seis que se convertirán en tres, pues «los trillizos» huyeron. Y así pues, empezó la aventura de estos cuatro soldados japoneses que no dieron por cierta la noticia de la rendición incondicional del Japón. Del Japón Imperial, ¡imposible rendirse! Y se decidieron a plantarle cara a los americanos y a los filipinos haciendo guerra de guerrillas. Para esto Onoda se desenmascaró y les contó su verdadera misión, como para reclutarles, y le funcionó.

Para no hacer que esto sea un tostón os diré que al final son eso, cuatro japoneses haciendo la guerra por su cuenta. Y que se alimentarán con lo que encuentran en la jungla: plátanos que hervirán en leche de coco; una fruta muy rara que parece una chirimoya gigante y tiene una pulpa venenosa… Esto que se lo digan a los trillizos, a quienes se encontraron envenenados por ingesta de esta fruta. Arroz, toneladas de arroz. Parte de la que se guardó en un refugio para el sabotaje y el resto robándolo a los lugareños. A quienes también robaron algunas cuantas vacas, aunque en la peli sólo sale una. La mataban, la ahumaban y tenían carne y proteínas, pues pudiendo hacer una dieta estrictamente vegana la supervivencia y el organismo les exigía proteínas para no atrofiarse y para saciar su hambre, de verdad.

Uno de ellos desertó y tras ir de un lado para otro, perdido, acabó rindiéndose a los filipinos.

El más jovencito, por ejemplo, robaba un puñado de arroz de vez en cuando, porque pasaba hambre noche y día. Hasta que palmó, si bien recuerdo en un encontronazo con milicianos filipinos.

Aquí he de hacer una observación. Bueno, una no, dos observaciones.

La primera, sobre su condición y posición en Filipinas.

El hecho de sobrevivir robando a los aldeanos, y si hacía falta, asesinándolos, y sin pegar un tiro porque no había ejército enemigo los convierte en delincuentes. En bandoleros, puros makis a la japonesa. Y no me refiero a estos makis, sino a los guerrilleros que no entregaron las armas al perder la guerra civil y se echaron al monte para sabotear y cometer atentados y asesinar a guardias civiles en la postguerra española. Es decir: es gente que vive fuera de la Ley y mata y roba para sobrevivir.

Es verdad que, a diferencia de los makis, este pulado de japoneses se creían todavía en guerra, aunque tuvieron ocasiones para salir de su error. Pero cada vez que escucharon un megáfono filipino, americano o japonés, explicando la nueva situación, se enrocaban más y más en su postura y retroalimentaban su conciencia de misión secreta en la que todos los que les rodeaban eran una amenaza.

Esto me lleva de lleno a la segunda observación. A más de uno se le habrá ocurrido pensar en Los últimos de Filipinas (cuya memoria se mancilla sin pudor en 1898: Los últimos de Filipinas). Nada que ver.

No quito mérito al japonés que se pasó 29 años a su bola por la jungla. Huyendo de enemigos imaginarios y asesinando a enemigos que no lo eran para robarles el ganado, la cosecha o incendiar sus cultivos. Pero es precisamente por esto por lo que no hay parangón entre la gesta de los de Baler y la gesta del de Lubang (siendo brutal, insisto).

Paralelismos entre Onoda y 1898: Los últimos de Filipinas

  1. Ambos escenarios tienen lugar en Filipinas. Por lo que si un día entramos en guerra y terminamos en Filipinas, ojito con desatender a la Prensa. Curiosa y genial coincidencia
  2. Ni los españoles de 1898 ni los japoneses de 1949 dieron crédito a la noticia de la rendición
Lo que hace que estas historias sean diametralmente opuestas es que los japoneses se escondieron, como dije antes, de un enemigo imaginario y los españoles fueron asediados y sometidos a fuego de artillería y de fusilería sin pausa. Los japoneses de esta peli asesinaron a civiles y los españoles se defendieron luchando contra militares y milicianos. Y los japoneses robaron e incendiaron pastos mientras que los españoles se las ingeniaron para cultivar lo que buenamente pudieron para sobrevivir.

De hecho, los «guerrilleros locales» que vemos en la peli, y los pescadores macabros del tramo final, en la vida real no eran tal, sino policías

Y si había policías por aquellos parajes es porque buscaban a estos guerrilleros, bandoleros, ladrones y asesinos por la jungla. Porque, como os decía antes, lo mismo incendiaban los pastos de un poblado que mataban a un ganadero para llevarse una vaca. Imaginaros a los del lugar viviendo atemorizados durante tres décadas…
 
El segundo en palmar será el lugarteniente del teniente. Su segundo. Cosa que tampoco tenía mucho mérito porque era el segundo al mando de un total de dos soldados. Murió ensartado dos veces por sendos arponazos que en la peli quedan geniales. Creo que es lo más impactante de toda la película, de verdad. Y después de su muerte, Onoda seguirá otros dos años pululando cual espectro por la isla.
 
Asu favor decir que parte de la isla se había convertido en un campo de entrenamiento para bombarderos, y claro: que de vez en cuando dejaran caer unas cuantas docenas de bombas por los alrededores daba credibilidad a la paranoia en la que se habían instalado.
 
Lo que más me gusta de la peli es cuando el gobierno japonés lleva al padre de Onoda hasta la isla. Le ponen con un megáfono y le piden que hable con su hijo.  El padre dirá lo lógico: La guerra terminó… Entrégate… Pero Onoda, inmerso en su papel de agente secreto o infiltrado o especial, no dio por bueno que fuera su padre. Veía fantasmas por todas partes y a su padre lo tomó por un doble para tenderle una trampa.
 
Me encanta la escena en la que destripan el mensaje del padre buscando dobles interpretaciones hasta que lo tergiversan y terminan dando con una interpretación adecuada a su misión. El padre le insta a ver la vida de otra manera y lo que hará será buscar esa interpretación alternativa cambiando el orden de las palabras hasta que comprenden que el padre le manda un mensaje cifrado para que contacten con un emisario…
 
A lo largo de los años recibirán prensa, e información de cómo está Japón años después de la guerra… Hasta recogerán una radio mediante la cual escucharán la llegada de Neil Armstrong a la luna…
 
Pero todo lo interpretarán como propaganda y manipulación de la realidad con tal de hacerles rendirse.
 
La verdad es que pienso que el tal Onoda estaba como las maracas de Machín y arrastró consigo a los pobres seguidores y les hizo partícipes de su locura y de su trágico final. Aunque, para colmo, el que se salva es él y a los otros dos los dejará con medio metro de tierra por encima.
 
29 años después, en la peli, 27 en la vida real, entrará otro actor en su vida. Un chaval, un mochilero: Norio Suzuki. Un japonés que estaba viajando por el mundo y había ido a Filipinas porque quería encontrar: un oso panda + a Onoda + al Yeti. Ahí es nada. Y logrará encontrar a Onoda, quien no dará crédito a su historia, es decir, a toda una vida vivida bajo ocupación americana. Ni daba crédito a que el Emperador hubiera rendido incondicionalmente a la Nación. Mucho menos se creyó que Japón no tuviera ejército, tan solo unas tropas de autodefensa…
 
Todo eso era imposible a oídos de un militar de otra época. Tiempos en los que el Bushido era la regla y el ejército imperial el modo más directo parta ganar la gloria defendiendo a un emperador con rango de divinidad. Hasta para él, que se supone que tenía órdenes de no ser marcial para sobrevivir, le chocaba. Por eso se pondrá de acuerdo con Suzuki y se compromete a rendirse y a entregarse solo si lo hace ante su comandante, el Coronel Taniguchi, que fue quien lo enroló y lavó el cerebro para ser tan obstinado.
 
En la peli creo recordar que trascurren dos semanas, pero en la vida real fueron casi dos años el tiempo que se tomó el anciano ya, en hacer las maletas e irse a Filipinas para rendir a su soldado Pero al final lo hizo y lo rindió y Onoda terminó siendo indultado de sus delitos porque el presidente de Filipinas comprendió su drama psicológico que le hacía creer que la guerra seguía como cuando huyó a los montes en busca de refugio. A él entregó su katana y partió para un Japón nuevo, desconocido y que no le gustó nada. Al pacifismo hemos de sumar la modernización que experimentó Japón tras la Segunda Guerra Mundial que le hizo saltar del feudalismo a la vanguardia social y tecnológica del mundo entero. Y del ostracismo a estar tutelado por los Estados Unidos y tener relaciones diplomáticas, políticas, científicas y, sobre todo, comerciales con el todas las naciones.
 
Se le hizo tan cuesta arriba que emigró al Brasil para vivir con un hermano. A la muerte de éste Onoda regresó y creó un campamento para jóvenes. En él enseñaba supervivencia para que aprendieran a sobrevivir con lo que les proporcionara la naturaleza. Algo así como un movimiento pseudo paramilitar, al modo Scouts de Baden-Powell.
 
Así con todo la peli me ha parecido fabulosa. La disfruté y me encantó la interpretación de los personajes y la labor del director, Arthur Harari.

Otras películas

Ir al contenido