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Hoosiers: Más que ídolos

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Con Hoosiers remato mi mes de agosto dedicado al baloncesto en el cine.

Garra + Teen Wolf + Hoosiers

Una actual, filmada en plena pandemia por COVID y dos ochenteras con aire nostálgico. Una gamberra y ésta basada en hechos reales. Un poco traída por los pelos, pero sí, inspirada en una historia auténtica… con múltiples licencias.

Tantas licencias que, para mi gusto, una vez que conoces la realidad se derrumba su credibilidad. Ojo, me parece un peliculón, pero esa pátina de verismo que le otorga estar inspirada en un hecho real es lo que me repele. Me repelió desde que lo conocí y sigue repeliéndome. Y esto es algo por lo que me quejo mucho últimamente al hablar del cine de nuestros días. Pues bien, he aquí un ejemplo de un guion pésimo de mediados de los 80s. Para que no digáis que tengo manía a nuestra década.

Y mi queja es la misma… Si hay un hecho histórico (o literario) y lo recreas para hacer una adaptación en el cine: respétalo. Sean personajes de verdad o ficticios: respétalos. Y si no quieres respetarlo, inventa toda una nueva historia. Porque os digo otra cosa: si nadie me hubiera dicho que esta peli se basaba en una historia real y si no la hubiera buscado no me habría decepcionado al encontrarla. Es decir: me parecía un peliculón, y sigue pareciéndomelo, pero lo dicho, son tantos los cambios y tantas las invenciones para mejorar el guion que se va todo a la porra.

Me encanta Hoosiers, siempre que me abstenga de la historia real

Tanto que me he decidido a comentarla.

Una historia de superación. De resiliencia. Un manual de formación y de educación. Ejemplo a seguir para educadores y entrenadores de nuestros días. Incluso para padres. Autóritas Vs. Autoridad. Respeto, disciplina, perseverancia, compromiso, rigor… Todo eso es esta película y todo ello refleja las carencias de la Educación de nuestros días y de la Sociedad actual en general.

La película se desarrolla en el estado de Indiana, en la localidad de Hickory (Milan en la realidad). Un pueblecito que saltará a la fama por ser tan irrelevante en el mapa y lograr el estrellato al ganar la final estatal de 1954. Por eso gira en torno a los Hoosiers (no confundir con los Indiana Hoosiers que son los equipos deportivos de la Universidad de Indiana). Un equipo de escuela que centró la atención de toda la prensa estadounidense sobre su pequeña localidad en su temporada dorada.

Gene Hackman es Norman Dale

Y aquí hago otro alto. Para que veáis que me gusta la peli, la comento y me gusta a pesar del propio Hackman. Un actor que ya os he dicho, por activa y por pasiva que no me gusta. Nada de nada. Y por respeto a su trabajo lo tengo en el fancine en Un puente lejano; Arde Mississippi y en Superman.

Y así y con todo, no me gusta. No digo que es mal actor, porque no me compete a mi decirlo. Pero sí me compete compartir con vosotros mi gusto, que es subjetivo, y en el caso de Hackman, me pasa como con Tim Robbins: no le trago. Un Hackman que, según tengo entendido, no puso de su parte para que la convivencia fluyera durante el rodaje. Parece ser que minó la moral del equipo y su carácter agrio agrió la atmósfera general.

Mostró su cara más fea: agresivo, violento, inseguro y soberbio… ¡Ah! y boicoteador, porque intentaba hacer la cama al director para que lo sustituyeran. No estaba contento con la dirección ni con los demás actores, que es verdad que los jugadores del equipo no eran actores, pero iba con aires de grandeza negando la capacidad interpretativa a los unos, de dirección a los otros… Hasta que vio el montaje del director y le callaron la boca. Eso sí, luego la peli perdería, o creo que pierde porque le metieron tijeretazos al mas puro estilo Eduardo Manostijeras porque redujeron en mas de treinta minutos la película y entre tijeretazo y tijeretazo nos quedamos con partes de algunas tramas que luego se reensamblan pero nos dejan a medio entender algunas partes de la peli.

Cuando digo que los jugadores no eran actores de verdad es tal cual… prefirieron contratar a chavales bajitos como los jugadores reales, y de la zona, por lo menos de Indiana, que jugaran al baloncesto antes que actores que no reflejaran con credibilidad a los naturales del lugar. Y esto sacaba a Hackman de sus casillas.

Interpreta a un personaje de mediana edad, avanzados los 40 años y solitario (en vez de los 26 años del padre de familia que era el verdadero entrenador) que recibe una segunda oportunidad para entrenar. A lo largo de la peli sabremos que fue apartado del baloncesto profesional años atrás por agredir a un jugador de su propio equipo: Al mejor jugador que había tenido. Me gusta cómo llega y pone los pies en el suelo y dice: de aquí no pasa nadie. En el primer día de entrenamiento se encontrará con que su equipo tiene solo siete jugadores (por 10 en la Milan) y termina expulsando a uno por rebelde. No admite que sus decisiones se pongan en entredicho y preferirá quedarse con seis jugadores disciplinados que con siete y que uno le condicione su autoridad.

Lo mismo hará hacia las autoridades del pueblo. Todos viven el baloncesto y todos opinan sobre el equipo y, entre todos, conducían al entrenador anterior (y me figuro que a todos los anteriores) en las decisiones a tomar. No pasa por esto tampoco y no admitirá que las opiniones ajenas condicionen sus decisiones ni su manera de entrenar. Huelga decir que esto tampoco coincide con la vida real pues, si bien hubo discrepancias, cosa normal por otra parte, pero la sangre nunca llegó al rio.

Esto provocará que no haga muchos amigos por el camino, menos el borracho del pueblo (que nunca existió). Es el padre de uno de los jugadores y Norman Dale le dará una oportunidad como segundo entrenador. Lo hace porque deduce que tiene madera para ello y porque comprende que entiende mucho de baloncesto. Solo le pedirá a cambio que vista bien, con chaqueta y corbata; se asee, se afeite y no beba alcohol. De este modo, con altibajos, logrará ayudarle a abandonar su alcoholemia. El guionista se saca este personaje y esta subtrama de la chistera pero da el pego, rellena metraje y hace que nos encariñemos con el entrenador al mostrarnos su lado más humano.

A propósito del alcoholismo en el cine… la mejor peli sobre el tema es Días de vino y rosas

Otro aspecto curioso, y éste compartido con Teen Wolf, es el reflejo de la sociedad occidental, en este caso estadounidense, de los 80s. Los personajes no caucásicos no alcanzan más del 0.5% de los que aparecen en escena: si bien recuerdo un fotógrafo, una animadora y dos jugadores de baloncesto de los Bears, y para de contar.

Multiculturalidad cero y ninguno que dude de su condición sexual. La ingeniería social de nuestros días habría hecho la misma peli fingiendo una sociedad completamente diferente a la real de aquellos tiempos. ¿Qué sociedad de los años 80s hemos de creernos… la que reflejan las pelis de los mismos 80s o los 80s que recrean las de los 20s del siglo XXI? Por todo esto esta peli, premiada y laureada y encumbrada en Universidades y en las mejores escuelas de cine, y hasta forma parte del Registro Nacional de Películas de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos hoy no podría hacerse igual. Quizás con un guion parecido, metiendo alguna trama de amor entre jugadores o denuncia social como pasó con USS Indianapolis: Hombres de valor… Si no hoy en día no se haría Hoosiers.

Volviendo a la peli, insisto, si nos abstraemos del episodio real en el que está basada esta película es una delicia: ejemplo de superación y belleza en cada escena con una fotografía sublime y una música de Jerry Goldsmith a la altura de todo lo anterior.

Esta es la primera peli de David Anspaugh en el fancine, pero ya comenté otra joya en el podcast de Global Podcast que grabamos para Antena Historia sobre cine y fútbol americano: Rudy.

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