Termino el verano de 2022 comentando Cuenta conmigo, todo un clásico de los 80s.
Un verano por el que se han pasado Top Gun (como aperitivo para Top Gun: Maverick), Teen Wolf, Hoosiers y si me fuera a finales de mayo: Golpe en la pequeña China. 4 pelis ochenteras de un total de 11 pelis comentadas en verano, 12 con ésta.
Sólo con darnos un paseo por la filmografía (presente en el fancine) de sus principales actores, y de su director, vemos el peso que tiene esta película y vemos la potencia icónica del cine de aquellos tiempos.
A saber: Rob Reiner ya se ha pasado por aquí con La princesa prometida. River Phoenix también, con Indiana Jones: La última cruzada. Corey Feldman tenía un triplete con Gremlins, Los Goonies y Jóvenes ocultos, de 1987 (Cuenta conmigo es de 1986) en la que volverá a coincidir con Kiefer Sutherland, presente aquí también. Eso en cuanto a los 80s, que si incluimos al narrador, a la voz en off, que en inglés es Richard Dreyfuss nos remontaríamos hasta una de mis tres pelis favoritas de todos los tiempos: Tiburón, setentera por antonomasia. Y si rizamos el rizo y nos referimos al escritor del texto original del que nace esta peli, Stephen King, tendríamos también It. Menuda colección, ¿verdad?
Cuenta conmigo es la adaptación de una novela de Stephen King
De hecho tiene una buena dosis de autobiografía, pero responde, sobre todo a una conversación con una señora. King habló con esta señora que le habría dicho que le gustaba mucho cómo escribía pero no podía leer sus novelas porque vivía sola y se moría de miedo. Y de esa conversación ingenua y sincera partió esta obra y la general en la que está enmarcada, para dirigirse a esta señora y a todas las que pudieran compartir su pesar.
Por eso esta obra de Stephen King, y de ella esta maravillosa adaptación cinematográfica, a cargo de Bruce A. Evans y Raynold Gideon cambia de registro y sorprende a todos los fans (en su día) de King. Más que nada sorprenderá a los menos aficionados a la lectura y sí a sus películas, porque no tiene nada que ver con las pelis de terror a las que nos tenía acostumbrados. Y sin embargo, dentro de su realismo y de su sencillez, es, si cabe, más truculenta y dura que todas las de ficción pura. La adaptación es menos truculenta, eso sí, que la literatura, pero en este caso los cambios reconducen bien la acción y no adulteran ni pervierten el texto original.
Y me explico: sí hay cambios, pero estos…
Según Stephen King los cambios reforzaron a los personajes y mejoraron su obra
Este tipo de cambio sí es válido en una adaptación cinematográfica de una obra literaria. Los cambios sin el consentimiento del autor (por ejemplo de uno muerto, como Tolkien) que le harían retorcerse en la tumba que pervierten y reinventan la obra, con un sentido diametralmente opuesto al del propio autor son los que deberían estar prohibidos. Y digo a tres días del estreno de Los anillos de poder… en Amazon.
Si se hiciera un remake de Cuenta conmigo, ahora, la pandilla no sería de 4 chicos. Serían 25 y tendrían que incluir, por fuerza, igual número de niños que de niñas (por lo que habría que cambiar la mitad de los diálogos). Y la mitad de ambos grupos tendrían orientaciones diversas, y no podría faltar un representante de cada grupo étnico y social reconocidos por la ONU. Al final el remake sería un coñazo y sería igual que con la mayoría de las pelis de nuestros días.
Dicho esto, permitidme invitaros a irnos de viaje y de aventura con esta pandilla de chavales que están a punto de traspasar el umbral de la infancia a la pubertad y su juventud, y no lo saben todavía.
Una película que, inevitablemente, te catapulta a tu propia infancia. Te lleva a tu pandilla de cuando eras un niño. En mi caso me lleva a la playa de Matalascañas, en Huelva: mitad Cuenta conmigo, mitad Verano azul. Cuando las horas se medían por pedaladas y tus amigos eran lo más importante en tu vida. Me lleva a esa playa, por la libertad con que nos movíamos durante el día entero, de la playa al Coto Doñana y del Rocío hasta Mazagón. Ese era el radio de acción de nuestra pandilla. Aunque también me recuerda a Navacerrada, de nuevo en bicicleta, yendo del puerto a Becerril de la Sierra con la pandilla.
Pandillas, como ésta. Muchachos que empiezan a comprender el sentido de la responsabilidad y el peso futuro de las consecuencias de los actos presentes. En la aventura que están por vivir lo descubrirán, madurando. Aprendiendo a enfrentarse a lo problemas, en vez de a huir de ellos. Aprenderán lo que es la responsabilidad ante la mentira, y perderán la ingenuidad a la par que la inocencia haciendo un viaje lleno de vida y vitalidad en busca de la muerte.
Quién es quién en la pandilla
- Chris (River Phoenix) arrastra el sambenito de alcohólico y potencial delincuente heredado del pasado de sus padres
- Ted (Corey Feldman) es inseguro por las palizas del padre
- Vern (Jerry O’Connell) es el gordito del grupo y será el detonante de la aventura al escuchar, por casualidad, a su hermano hablar del cadáver que está buscando la poli. Saben donde está pero no pueden decírselo a la policía porque para llegar a ese sitio lo hicieron en un coche robado
- Gordie (Will Wheaton) es invisible a los ojos de sus padres. Su hermano mayor ha muerto y con él todas las esperanzas de los padres porque uno de sus hijos llegara a ser alguien en la vida. En Gordie no tienen ninguna fe y por eso se hace trasparente. Él pierde al hermano y a sus padres de un plumazo, por lo que queda errante por la vida
Quieren ser los héroes del condado
Todo empieza cuando el narrador, que será Gordie, lea, ya siendo mayor, la noticia de la muerte de un hombre apuñalado publicada en el periódico. Para entonces es un escritor consolidado y esa noticia le llevará de golpe a su infancia, y al narrarlo hará que lo acompañemos a lo largo de la peli.
Esta peli de niños. De una pandilla cuyos miembros deciden mentir a sus padres para irse a buscar el cadáver de otro niño muerto hace poco tiempo. No saben si lo encontrarán, pero les han dado una pista de donde puede estar. Pero no sólo irán en busca del cadáver sino que tendrán que emprender un viaje, a pie, y pernoctar en el bosque. Y huir de la pandilla de los mayores, que son macarrillas y se las hacen pasar canutas.
Fraguan un plan para mentir a sus padres encadenando una mentira detrás de otra: Cada cual dirá en su casa que dormirá en casa de otro y al final todos se cubrirán y encubrirán entre si. En su ingenuidad llegan a pensar que hasta les darán una medalla por descubrir el cuerpo y eso hará que los padres olviden las mentiras…
Cuatro amigos con taras, que no tarados, por sus respectivas situaciones familiares. Ninguna de ellas idílica, por supuesto. Niños que están mejor con otros niños que con sus respectivos padres en sus hogares. O mejor decir «casas», porque poco conocen de hogar. Están descubriendo cuál será su lugar en el mundo, y comprendiendo el bien y/o el mal que le harán a sus amigos si siguen por el mismo camino.
Por eso, para mi, la verdadera lectura de esta película, amén de la que hace todo el mundo: maduración, catarsis… es:
La importancia de elegir bien a los amigos
Y esto aflora (para mi) con la conversación del cambio de ciclo escolar, cuando Chris ejerce de verdadero amigo de Gordie y le dice que nunca abandone su don de la escritura. Y le deja claro los amigos no están para retener ni lastrar a los amigos. Por eso se pone los galones y le dice lo que nadie le ha dicho jamás: que se olvide de ellos. Que no mire atrás y que no pierda su oportunidad para ser alguien en la vida por culpa de amistades tóxicas.
Esa escena es mi favorita. Chris demuestra cuán buen amigo es resignándose a sacrificar su amistad para no hipotecar el futuro del único amigo con posibilidades de triunfar.
Gordie es Stephen King o no he entendido nada.
Es como una catarsis de su propia infancia rodeado de paletos. Por eso tanto hincapié en rescatar al único que podría tener un futuro de carácter intelectual. Este diálogo cobra todavía más fuerza, si cabe ser más fuerte que rengar de tu mejor amigo para dejarle volar, cuando saltamos al otro diálogo, entre los otros dos protagonistas que están enzarzados en un debate sobre quién ganaría una pelea entre Superman y Super Ratón. Ese es el salto entre una edad y otra. Entre el niño y el adolescente. Este viaje empieza como una aventura y se convierte en un ritual de maduración.
Y entre medias escenas inolvidables como el paso por la vía del tren y la posterior huida del mismo. Os diría que viví cosas parecidas en Minnesota, montado en una moto de esas de cuatro ruedas en lo alto de una cima sobre la vía de un tren, pero no necesito irme tan lejos para recordar cuando nos íbamos a poner monedas de 25 pesetas en las vías del tren para ver cómo quedaban aplastadas. Esto lo hacíamos en Las navas del Marqués, con los scouts del Kimball 110, de acampada.
Y si lo de la moneda os ha parecido una locura, pues teníamos que tumbarnos al lado de las vías para que no nos centrifugara el tren, esperad a leer esto… Al lado de mi casa había un paso a nivel, detrás de la ermita de San Antonio, la de Goya y su gemela. Cuando íbamos al cole andando teníamos que cruzar las vías, un grupo de niños entre 8 y 14 años. A veces nos topábamos con un mercancías que venía de la Estación del Norte. Esto suponía perder varios minutos hasta que terminara de pasar o cruzarlo en marcha para evitar tener que ir corriendo al cole por el Parque del Oeste. Nos subíamos entre dos vagones de tren en marcha para cruzar saltando a la vía.
Gracias a Dios, nunca pasó nada en el paso a nivel. Ni con lo de las monedas, ni con la moto de cuatro ruedas ni en el paso a nivel. El verdadero y único peligro real lo corríamos cuando nos cruzábamos con algunos yonkis y punkis tirados por el parque, o con algunos inmigrantes que vivían en la Plaza de España en tiendas de campaña. Eso o los mods y los Skins en la Plaza de los Cubos. Eran los años duros de Madrid con Enrique Tierno Galván y Juan Barranco de alcaldes que explico en Alatriste. Drogas, tribus urbanas, atracos y terrorismo de ETA a diario… como para temer a un tren.
Todo eso, a su modo, aparece en la peli
Esos niños del principio de la peli aprenderán a enfrentarse a sus miedos y madurarán. Unos lo harán reflexionando en voz alta confesando temores y penas a los amigos. Otros haciendo una guardia en el fuego de campamento, viviendo su particular epifanía con una bestia salvaje. Otros empuñando un arma para enfrentarse al abusón.
Por todo esto esta película es una experiencia en si misma. Porque es capaz de transmitirnos los sentimiento y emociones de sus protagonistas a la par que despierta nuestros recuerdos y nos hace viajar en el tiempo hasta nuestro pasado. Y es por eso mismo que os la recomiendo de corazón.