Ficha técnica de Gettysburg
- Título: Gettysburg
- Título original: Gettysburg
- Director: Ronald F. Maxwell
- Año: 1993
- Nacionalidad: USA
- Duración: 254′
- Guion: Ronald F. Maxwell (novela The killer angels de Michael Shaara)
- Música: Randy Edelman
- Narrador: W. Morgan Sheppard
- Producción: Moctesuma Esparza y Robert Katz
- Productora: Turner Entertainment Company
- Distribuidora: New Line Cinema
Ficha artística
- Tom Berenger – Teniente General James Longstreet
- Stephen Lang – Mayor General George Pickett
- Sam Elliott – General de brigada John Bufford
- Jeff Daniels – Coronel Joshua Chamberlain
- Martin Sheen – General Robert E. Lee
Gettysburg…
¿Es un peliculón? No.
¿Marcó un antes y un después en la Historia del cine? No.
¿Es inmejorable? No.
¿Su director es el mejor de la Historia del cine? No.
¿Fue un éxito de taquilla? No.
Muchos noes y sin embargo, Gettysburg bien merecía entrar en el fancine. He de adelantaros que esta vez he anticipado el podcast al blog. Es decir, habitualmente suelo tomar como punto de partida el fancine, una peli comentada aquí. Para terminarla de desarrollar en formato podcast para La cartelera de Antena Historia. Hoy lo hago al revés, primero hemos sacado el podcast Gettysburg la película que tenéis disponible en IVOOX. Ahora, con más pausa, publico la entrada en el blog.
Gettysburg es una película nacida para ser vista en la televisión
Así nació, así se concibió y con esa idea se filmó. Y, lo que es más, fue una peli en la que se metió dinero a fondo perdido. Porque el director, que fue su verdadero impulsor, no la hizo con la idea de recuperarlo ni de lograr batir ningún récord. La creó porque pensaba que tenía un compromiso con la Sociedad estadounidense, el de divulgar y mostrar los horrores de la guerra. Sobre todo de su guerra civil.
La peli costó 20 millones de dólares de 1993 y recaudó 12’7
Y aun así todos felices… ¿Por qué?
Ya he dicho la primera premisa para esta peli: obviar la parte económica sin reparar en gastos. Pero la segunda premisa es más importante aún, y explica la primera y explica la factura (en todos los sentidos) de la peli entera… La película se hizo por compromiso con la Historia. Todos los involucrados entendían que la batalla de Gettysburg era un pedazo fundamental de la Historia de los Estados Unidos. Merecía ser contada y narrada y filmada e inmortalizada.
Y dicho y hecho, la hicieron.
Punto a favor de su director, que no goza de la mejor reputación posible porque su filmografía, la verdad es que no es para tirar cohetes. Pero hay que reconocerle el valor para reunir a todo este equipo. Reunir fondos y convencerles de que hay algo más importante que ser estrellas y ganar dinero: Defendió su compromiso con la Historia. Y aquí viene, por fin, ese segundo motivo, y el más importante.
Como exponía arriba…
Maxwell quería contar a las nuevas generaciones la batalla de Gettysburg
Para que no se olvide el enfrentamiento que amenazó con disolver una nación y del que ésta, al final, salió fortalecida. Tanto que terminó convirtiéndose en la superpotencia que fue durante el siglo XX. Capaz de tomar el testigo hegemónico de Gran Bretaña y capaz de aguantar el tirón hasta casi nuestros días. Pasado glorioso a partir de esta batalla. El futuro un poco más incierto, la verdad sea dicha, pues no pasa por su mejor momento ni está en las mejores manos posibles.
Este es un ejercicio de Memoria Histórica
En la que un director de cine recupera una gesta. Una batalla dentro de una guerra civil que pertenece a la Historia de su nación y recoge los aspectos humano y militar de los contendientes. Lo recoge y pone un hecho objetivo sobre la mesa. Hubo una guerra y dentro de ella, esta batalla.
Pero sin tomar partido
No hasta el punto de un historiador. Pero sí dejando que cada cual saque sus propias conclusiones proyectando la vista hacia el futuro, sin castigarse por el pasado. Rescatándolo, sí: para entenderlo. Y al entenderlo, comprender su identidad común y su herencia histórica. Sin castigar a los descendientes de los unos ni de los otros.
Si algo le podemos achacar a la peli sería que consuma tantos minutos en algunas de las historias secundarias. Componen esta batalla y, para hacerlo, obvia otros episodios igualmente interesantes. Como la carga del 1º de Minnesota, que comentaré cuando me adentre en la propia batalla.
Para colmo, el modo en que trata a los personajes, sean protagonistas o pasen por allí, se trata de una peli que supura humanidad. Cierto es que se vuelca en los mandos y sobre todo en los altos mandos más que en el soldado de a pie. Aunque también es natural porque son menos y sobre sus hombros recae la responsabilidad tomando decisiones. Y estas decisiones, no lo olvidemos, se hacen poniendo vidas humanas en el disparadero.
Cuando aparece el soldado raso lo hace para plasmar lo bueno y lo malo de la guerra. Los momentos de entusiasmo, camaradería y vítores frente al miedo en la noche previa al combate. La incertidumbre de si habrá un mañana. El dolor de caer y sentir que contigo cae un sueño, un modo de vida y la sociedad tal cual tú la has conocido. Pues se enfrentaban dos modos distintos de entender la Sociedad y la economía.
Una guerra civil se lucha entre hermanos y superada, no debe olvidarse. Pero sí se deben cerrar las heridas para poder mirar hacia delante y no hacia atrás.
Una guerra civil no se empata. Se gana o se pierde
Se puede decir que todos pierden, pero dicho por el bando vencedor suena magnánimo. Dicho por el perdedor suena a mal de muchos… Lo cierto es que para que un bando gane, el otro tiene que perder.
Y en esta Historia venció el norte y perdió el sur.
¿Os imagináis a los confederados intentando reescribir la historia? ¿Os los imagináis haciendo pelis para insultar a los del norte? ¿Imagináis que el cine de todos los americanos estuviera en las manos de los descendientes del bando perdedor y solo se hicieran películas para endemoniar a los que ganaron? Perdieron la guerra. Fin de la discusión.
Ahora vamos un poco mas allá todavía:
Maxwell basa esta película en la novela de 1974 The Killer Angels
Algo así como los ángeles asesinos, de Michael Shaara, Premio Pulitzer en 1975. Esta novela forma parte de una trilogía sobre la Guerra Civil estadounidense: God and generals + The killer angels + The last full measure. De hecho, una década después Maxwell volverá a la carga adaptando la primera de las 3 novelas, Dioses y generales.
La novela se remonta a los días previos a la batalla y a los tres días que dura la misma. El recibimiento de su adaptación al cine fue dispar. Unos han aplaudido a rabiar y otros denuncian que su estética visual se desmarcó demasiado de la narrativa. Cosa lógica por otro lado, de la novela. Ojo que la novela no es fiel a la cronología de los hechos, o por lo menos se deja algunos episodios sin comentar.
Siendo la peli una adaptación cinematográfica de una adaptación literaria de un hecho histórico por ahí se pierden datos y aspectos cruciales de la historia verdadera.
Pero para eso ya están los compañeros de Antena Historia
Como os dije al principio este comentario surgió para su cartelera. Y ahora os explico que se hizo a modo de complemento y remate para una trilogía de programas (incluido el de esta peli) para explicar La Batalla de Gettysburg. Yo la abordé desde el cine y ellos hicieron dos programas estrictamente históricos:
- La batalla de Gettysburg – Antecedentes
- En medio el mío: Gettysburg, la película
- La batalla de Gettysburg – Desarrollo
Enmarcado no el hecho, sino este comentario, sigo con la peli. O lo que es lo mismo, con la historia llevada a la literatura de y de la literatura al cine. Como veréis hay demasiados pasos para que esta peli tuviera un rigor histórico absoluto.
Es como cuando jugábamos al teléfono escacharrado… A Luis le gusta María pasaba a ser A Luis le gusta la maría y terminaba siendo Luis fuma porros.
Pues con la Historia pasa lo mismo cuando se traslada a la ficción
En cada paso que da una misma historia, quien la cuenta puede añadir u olvidar un dato. Y el que lo escucha puede asumir toda la información o perder alguna por el camino antes de dar su propia versión.
Quizás el problema, según mi propio gusto, es que a la hora de filmar la peli tiene, a ratos, cierto tufillo a serie B. O a peli para televisión, como así era no lo olvidemos, que mengua su valía. Lo noto, sobre todo, en los extras. Cuando vemos lo que hemos venido a ver si nos sentamos en una butaca para ver una peli de guerra: Batallas. Tiene picos de sierra que van desde lo sublime a unos primeros planos torpes.
Muchos planos de la batalla, los más, en los que aparecen los extras carecen del ardor que sí vemos en los actores que la interpretan. Planos en los que la cámara pasa por encima de actores que no parecen sentir lo que están viviendo. Y por eso no logran transmitirnos las emociones propias de un combate. Quizás esto se deba a la participación de muchos amateurs que venían de asociaciones que se dedicaban a recrear la batalla y se alistaron en masa para figurar como extras para esta película.
Los extras de Gettysburg fueron legión
A ellos hay que darles las gracias por prestarse para participar y llenar de personas el verdadero campo de batalla. Pues se filmó en las ubicaciones reales. Pero su falta de ardor, o su incapacidad para actuar hicieron que el cubito de hielo se diluyera a toda velocidad. No es lo mismo fingir que luchas para posar para las cámaras de fotos de revistas que interpretar un combate delante de una cámara de cine. Maxwell lo aprendió cuando se llenó el cubo de palomitas y se puso a ver su propia peli.
Lo mejor, si cabe, son las localizaciones. Son las mismas en las que se desarrolló toda la batalla e imprimen un sello de veracidad difícil de superar.
Algo se está cociendo…
La peli empieza con los preliminares de la batalla
El cruce del río Potomac por parte de Lee (Martin Sheen), al frente del Ejército confederado de Virginia del Norte marcará un antes y un después en la contienda. Un espía sureño alertará a Longstreet, (Tom Berenger) uno de los comandantes confederados, de los movimientos del ejército unionista del Potomac liderado por Meade, estrenando su cargo. El comandante confederado alerta a Lee y vemos cómo toma posiciones o, mejor dicho, se acantonan en los alrededores de Gettysburg. He rectificado lo de tomar posiciones porque precisamente eso es lo que les hará remar contracorriente, no tomarlas.
1 de julio de 1863 es el primer día de batalla
General de la Unión John Buford (el mismo que destaco en Cuando éramos soldados) se percata de los movimientos del grueso del ejército confederado y, lejos de retroceder para hacerse fuerte con las tropas que hay dispersas por su retaguardia, decide hacerse fuerte y convertirse en un obstáculo para los sudistas. Este hacerse fuerte habría implicado forzarlas a huir o entrar en combate y no estaban preparadas, por lo que toma esta decisión de esperar al enemigo prefiriendo una derrota pequeña que una debacle general.
En definitiva, quería dar tiempo a la retaguardia para que se prepararan para el combate y, en el peor de los casos, para convertirse en vanguardia.
McPherson’s Ridge
Resistiendo la embestida de la división de infantería confederada de Heath en McPherson’s Ridge en un primer enfrentamiento casi improvisado. Porque habría que decir que esta batalla, en su conjunto, no estaba planeada por ninguno de los dos bandos. No diré que fue el azar la que la inició, pero sí parece ser que ambos ejércitos fluctuaban por la misma zona y terminaron por toparse de frente.
También habría que señalar que el propio Buford fue una sorpresa para Heath y los suyos, Al divisar a la tropa azul la habían confundido con reservistas, y no con éste hueso duro de roer.
Luego volveré sobre este punto.
Buford reconocería que, dentro de la mutua improvisación, sus hombres estaban en una situación precaria porque los sudistas se habían colocado en una posición ventajosa. Sólo podían hostigar a los grises mediante la caballería, pero sin contundencia, casi como única manera para contenerlos más que buscar una victoria real. De hecho, tras un par de horas en tablas, pero sintiendo la presión constante de los sureños que parecían empezar a ganar terreno, envió un mensaje al General Gordon Meade alertando de que sus piquetes y escaramuzas (literal) empezaban a no ser efectivas para frenar el avance sudista.
Lo que a primera vista podría haberse interpretado como una sucesión de escaramuzas desde la retaguardia era un combate en toda regla en el frente. Aunque todavía no había un frente, mejor llamarlo vanguardia.
Buford tomó la iniciativa de combatir y recibió el auxilio de otras dos brigadas de infantería unionistas cuya misión consistía en relevar a sus hombres. Liderados por Reynolds. Relevo que se truncó cuando éste último recibió un disparo en la cabeza.
El protagonismo de Buford
Algunos críticos y muchos más historiadores se centran en este punto de la película para destacar que Buford adquiere demasiado protagonismo con respecto al papel que realmente desempeñó, que no fue escaso. Pero tampoco tan relevante como figura en la peli. De hecho, centran sus críticas en la aparición de la Brigada de hierro de Meredith, que distinguimos en la película por sus gorras negras. Una brigada temible compuesta por tipos aguerridos y curtidos que arrasaron a la brigada de infantería confederada del General James Archer, al que hicieron prisionero junto con varios cientos de los suyos.
He de hacer mención que en la peli veremos, sobre todo en el bando unionista, uniformes variados. En el sudista predominaba el gris, pero iban muchos de ellos vestidos con lo que tenían. Pero los del norte, que se dividían en regimientos y divisiones, las formaban a partir de la iniciativa de algún terrateniente local que tenía la iniciativa de formar un regimiento, por ejemplo, con muchachos del condado.
De ahí lo de Maine, que veremos más tarde
Y, si bien existía un patrón de uniformidad impuesto por el ejército, también es cierto que este líder podía uniformar a los suyos como le viniera en gana, pues, y espero no equivocarme, la suya no era una tropa regular sino de voluntarios. Por eso veremos a algunos con la gorra negra, a otros con pantalones rojos… en función del gusto de quien los reclutaba, o de la tela que tuvieran a su alcance para uniformar a todos por igual.
Al mismo tiempo el comandante confederado Joseph R. Davis avanzaba por un flanco unionista sembrando el campo de batalla de cadáveres con el ánimo de alcanzar a las gorras negras de Meredith. Su participación fue destacada en este primer día de combate y volvería a entrar en liza el tercer día, en la Carga de Pickett, (Stephen Lang) así como después en la Campaña del desierto y, superada Gettysburg, en el asedio a Petersburg.
Este fue un momento de pánico para los unionistas
Se vieron rodeados y sólo pudieron salvarse tras la, también inesperada, incorporación de otros tres regimientos unionistas que contraatacaron y llegaron al cuerpo a cuerpo con bayonetas tras ser diezmados con las descargas de la infantería confederada mientras avanzaban.
El verdadero papel de Buford, en la peli, es servirle de excusa al director para que veamos el campo de batalla desde sus ojos y podamos hacernos una idea verdadera del estado de la situación. De otro modo nos lo tendría que haber narrado o haber recurrido a mapas u otras cosas. Verlo de modo animado, real y realista hace que nos metamos más y mejor en la peli y acompañemos a la acción como testigos privilegiados. Eso sin mencionar que Sam Elliot esta sublime y borda una actuación que le hace merecedor de cada minuto extra que metan de su personaje en el corte final de la peli.
Esto dio lugar a la batalla de Chambersburg Pike
Principalmente una batalla de caballería en la que los de Buford se las ingeniaron para retener a la división de Henry Heth y procurar el tiempo suficiente al ejército de la Unión del Potomac para que se asentara en Gettysburg y tomara una posición ventajosa. Sirvieron de muro y lograron ese tiempo vital para los suyos, a costa de numerosas bajas propias.
Por otro lado, y a pesar de las cuantiosas bajas, de casi el 50% de sus regimientos, otros cuerpos de ejército presentes en la acción, que se habían sumado a los de Buford, lograron repeler el ataque confederado y rindieron un par de centenares de soldados del Mississippi bajo el mando del teniente coronel Rufus Dawes al frente del 6º de Wisconsin, junto con los de la Brigada de hierro.
En este punto de la peli veremos al General John Reynolds, comandante del primer cuerpo de infantería de la Unión apresurándose para reforzar la resistencia de Buford sin lograr evitar una severa derrota al sacrificarse a favor de los del Potomac.
Lee avanzaba para sacar el conflicto armado del territorio sudista
Quería llevárselo al territorio yanqui mientras que los yanquis avanzaban hacia el sur para taponar el área del conflicto y preservar sus territorios de las calamidades del combate. El ejército de Virginia del Norte, comandado por Lee no iba a permitir que una tropa de Wisconsin le bloqueara su marcha hacia Washington.
De hecho, logró acumular un buen contingente con el que podría preparar un verdadero ataque, de un modo poco orquestado, con motivo de la acumulación de tropas que, pasado el mediodía, superaban con creces a los unionistas y sin marear la perdiz, atacaron sin miramientos y sin piedad.
Igual que hay figuras destacadas entre los oficiales, sobre quienes se centra esta película casi en su totalidad, también hubo iniciativas particulares como la del cascarrabias John Burns. El alguacil de Gettysburg y veterano de la guerra de 1812 contra los ingleses. Este tipo cogió su viejo fusil y se plantó en McPherson’s Ridge con la intención de acribillar, por su cuenta, a los rebeldes. Y lo hizo recibiendo, a su vez, tres impactos de bala en el cuerpo y, al terminar la batalla, se convirtió en un héroe y llegó a estrechar la mano del propio Lincoln ese mismo mes de noviembre.
Con el tiempo se le subió a la cabeza y terminó descubriéndose que buena parte de las historias que contó sobre su servicio en 1812 habían sido pura invención fruto de cebar más y más su gesta. Lo mismo que os razonaba al principio de este comentario sobre el teléfono escacharrado, pero en versión fanfarrón.
Al estilo del general Faversham y su versión de su protagonismo en la Batalla de Crimea en la película Las cuatro plumas
Pero esta resistencia yanki, en el primer día de batalla, no sería más que un espejismo, porque las tropas confederadas siguieron llegando y empujando poco a poco a los unionistas hasta que la división de Jubal Anderson Early empujó a la tropa de Oliver Howard hasta Cemetery Ridge. Esto dio un respiro a los confederados de Ewell’s para seguir empujando, a su vez, a los yankis y hacerlos retroceder de modo que los norteños habían perdido todos sus territorios al norte y oeste de Gettysburg para el final de la primera jornada de la batalla.
Un detalle curioso sobre Jubal Anderson Early: nacido en una plantación y siendo el clásico caballero sureño, pasó por la Academia Militar de los Estados Unidos, participó en las Guerras Seminolas, estudió derecho, fue coronel en la guerra mexicano-estadounidense y a su término dejó el ejército para ejercer como abogado. Cuando empezó la guerra era contrario a la secesión del Sur, pero se alistó como coronel en el ejército rebelde para proteger su estado de Virginia, aunque, como decía, estaba en contra de la Secesión.
Algo parecido a lo que haría el propio Lee al comienzo de la guerra. Destacó en Gettysburg, en 1863 y siguió dando guerra hasta casi poner pie en Washington DC, en 1864, cosa que habría hecho, y habría ondeado la bandera confederada de no ser por Phillip Sheridan. Su curiosa historia y personalidad haría que el mismísimo Lee lo destituyera en 1865. Al término de la guerra no aceptó la derrota confederada y emigró y se mantuvo fuera de los Estados Unidos hasta recibir el indulto del presidente Andrew Johnson en 1869.
Decía antes que poco se habla del soldado raso en la película. Pero sí veremos soldados de ambos bandos rezando, luchando, muriendo, limpiándose la pólvora reseca del rostro y de los restos de pólvora de los labios de tanto morder los saquitos para recargar. Rehaciéndose para volver a la carga o retrocediendo desarmados y desalmados… Pero siempre como una masa ingente de seres que deambulan de un lado para otro, sin terminar de hablarnos de ninguno de ellos ni de explicarnos, a fondo, las diferentes motivaciones que los llevaron a la guerra, aunque sí nos deja escuchar de los labios de un sudista que no está allí para luchar a favor de la esclavitud, cosa que nos relaja.
Es el efecto de una guerra casi napoleónica pero con armas más evolucionadas en la que empezaba a perder el sentido los ataques en formaciones cerradas contra una línea de fuego acribillando soldados.
La película da paso a Lee
Para poner sobre el tapete su figura como comandante del ejército de Virginia del Norte y comandante en jefe de las tropas confederadas.
Y aquí hacemos un alto porque la figura y personaje lo merecen.
Hablamos de un militar profesional que llevaba más de tres décadas al servicio de los Estados Unidos. Graduado en West Point, como muchos de los demás oficiales de ambos bandos, del que llegó a ser superintendente y reputado sobre todo tras su participación en la guerra mexicano-estadounidense entre 1846 y 1848.
Su reputación personal, profesional y militar estaba muy por encima de bandos y políticas. Él deseaba que los Estados Unidos mantuvieran su integridad. No deseaba la secesión. Es más, cuando estalló la guerra la Unión, es decir, los del Norte, le ofrecieron uno de los puestos de mayor responsabilidad dentro del ejercito unionista, pero él lo rechazó a favor del confederado. No por motivos políticos sino, casi podríamos decir que, sentimentales, pues no se quería poner en la situación de tener que luchar contra su estado natal de Virginia del Norte.
Su primera labor como confederado será como asesor del presidente Jefferson Davis para terminar aupándose como comandante en jefe de sus ejércitos. Sus virtudes personales excedían a las profesionales, que no eran pocas. Su visión estratégica le valió cosechar múltiples victorias inesperadas enfrentándose a ejércitos muy superiores al suyo en batallas desesperadas.
Su éxito como estratega se basó en su carisma
La suma de capacidad técnica + talante + talento lo convirtieron en un hombre cuya reputación de mesurado, valiente, honrado y ganador le precedían. Tenía una estela de intocable y respetable que trascendía a sus propios hombres y la compartían los unionistas.
Los soldados de la Unión veían en Lee a un líder infalible, por lo que las rodillas les flaqueaban cuando se enfrentaban a él. Los oficiales unionistas lo admiraban y anhelaban que hubiera dado un sí por respuesta a su ofrecimiento, pues bien sabían que con él entre sus generales la guerra habría sido más corta. Y los propios lo seguían con fe ciega porque había demostrado, contra viento y marea, que iba muy por delante de los demás y su estrategia radicaba, entre otras cosas, en su capacidad para anticiparse a los hechos y en su empatía con el adversario, que le permitía adelantarse a sus movimientos. Era como un jugador de ajedrez.
También tuvo sus detractores, por descontado
Y recibió críticas directas, las menos, e indirectas o anónimas, las más. Sobre todo, en el tercer día de esta misma batalla cuando algunos de sus propios suboficiales se ceben comentando que no será capaz de ganar la batalla y lamentando que siguiera intentándolo. Y tuvieron razón, para qué negarlo.
Sin embargo, su carisma se impondrá y servirá de imán para la inmensa mayoría de los confederados y para un buen puñado de unionistas.
Aunque para seros sincero, quizás la parte prescindible de la peli sea cuando los propios soldados confiesen sus motivaciones para luchar. Quiero creer que se sobreentienden y forman parte de un intento (para mi gusto) fallido de Maxwell por humanizar a los soldados de uno y otro bando.
2 de julio de 1863: 2º día de batalla
Quizás un problema, y grave, de esta peli sea haber intentado morder un trozo de carne tan grande que no se puede masticar. Me refiero a la inmensa cantidad de prismas desde los que nos quiere contar la batalla. Sobre todo, en su primer día, luego van desapareciendo o menguando sus protagonistas, o el protagonismo de sus protagonistas, mejor dicho.
La jornada empezará con el General unionista Dan Sickles recibiendo la orden de hacer un movimiento que le emplazara entre el II cuerpo de ejército del general Winfeld Scott y colocar su tropa ocupando toda la línea que unía a Scott con Little Round Top. Pero resulta que al señorito no le gustó ni la orden recibida ni la orografía de su destino, por lo que ni corto ni perezoso avanzó 1 milla de más, por su cuenta, para ocupar una colina más alta y mejor posicionada.
Sin caer en su error. O dándole lo mismo, pues al avanzar dejaba el flanco izquierdo de Scott descubierto y abría una brecha enorme en las líneas unionistas. Formó a sus hombres en un ángulo de 90º y se dispuso para la batalla desoyendo todas las órdenes y viéndose masacrado por los confederados que arrasaron su tropa. Él mismo tuvo que ser llevado a un hospital de campaña para que le amputaran una pierna echada a perder por una bala de cañón.
El ego está reñido con el verdadero liderazgo
Esta escena la veremos en la peli, que la recoge bastante bien y en ella veremos la descarga masiva de la artillería confederada sobre el terreno de Sickles. Fuego al que, en contra de su voluntad, respondieron los unionistas para proteger a quien los estaba dejando vendidos por su ineptitud y falta de disciplina. Iniciada esta descarga, viendo caer a los unionistas y siendo, a pesar de todo, una buena y privilegiada plaza, se enviaron refuerzos para su tropa y se dará uno de los combates más duros de toda la batalla.
En estos movimientos aparecerá el Coronel unionista Strong Vincent para defender la colina de Little Round Top. Pero caerá gravemente herido y será relevado por alguien que se hará famoso en esa misma tarea.
En este segundo día cobrará protagonismo el 20º de Maine
Junto con hombres del 83º de Pensilvania. Ambos batallones de voluntarios, y lo veremos casi con los ojos de Chamberlain (Jeff Daniels) un oficial unionista que se tiene que comer varios sapos. Por un lado, tendrá que custodiar a un grupo de prisioneros de su propio ejército que, no lo recuerdo bien, habían intentado desertar o no habían entrado en combate cuando su regimiento avanzó.
No sé ahora muy bien cuál fue el motivo del arresto, pero sí que terminaron custodiados por este buen hombre, que era paisano suyo. En el momento en que le ceden su custodia le dan luz verde para pegarles un tiro si se rebelan, desobedecen o, por supuesto, si intentan huir. Pero él no puede fusilarlos porque al ser paisanos suyos no podría regresar a Maine pues todo el condado sabría que fue él quien fusiló a los vecinos, por muy cobardes que hubieran sido. Y esto habría sido imposible para él siendo, creo recordar, un maestro de escuela corriente y moliente.
Ese es un dilema al que se enfrentará, pero también se le solapará otro más…
Su batallón se convierte en primera línea de combate
Cuando los confederados avancen en masa y en tropel por el flanco en el que él se suponía que tenía que pasar desapercibido. Esto hará que sean él y su tropa, quienes tengan que plantar cara a los sudistas y aguantar sin opciones de retirarse porque dejarían todo el flanco y la retaguardia unionista descubiertas. Y porque recibieron a orden de aguantar, ergo si se piraban terminarían todos fusilados.
Por si no tuviera suficiente su segundo al mando será su hermano menor. No solo cuidará del resto del ejército para que no les cojan la espalda, ni sólo cuidará de sus hombres para tener el menor número de muertos y heridos posibles, también velará por la integridad física de su hermano. Como veis le crecen los enanos.
A estas alturas de la batalla, en la peli, las tropas del Potomac y las de Virginia del Norte habrían tomado las posiciones desde las que librarán sus combates del resto de la batalla. Mientras que los unionistas se han atrincherado pero que muy bien en diferentes colinas que les dan una perspectiva y posición privilegiadas ideadas por el General Meade. Una línea curva en forma de anzuelo para abarcar esas colinas y no expandir las tropas en demasía. Posición defensiva, desde dentro hacia afuera dejando un hueco abierto, de ahí lo del anzuelo, por el que los emisarios y refuerzos y pertrechos podrían llegar.
Lo que no logró Vercingetorix en Alexia
Veremos al general Lee mosqueado con el general Ewell por no haber sido capaz de anticiparse en la toma de esas mismas colinas. En descargo de Ewell habría que decir que las órdenes de Lee en ese sentido fueron un pelín ambiguas y quedaban abiertas a interpretaciones. Cosa que por otra parte hacía a menudo. “Hágase con la colina si puede acceder a ella, pero no provoque un conflicto general”. Con razón dudó Ewell. Era el típico caso en el que si hace algo mete la pata y si no lo hace, también. Algunos elucubran con la posibilidad de que Lee tuviera algún abuelo gallego… (Obvio aclarar que esto es una broma).
El hecho es que los confederados carecían de la información, inteligencia militar (informes de espías) suficientes para saber qué se cocía en las filas unionistas. Iban a ciegas. Podrían haber obviado la batalla y pasado de largo rumbo a su verdadero objetivo: Washington, pero parece ser que a Lee se le inyectaron los ojos en sangre y quiso morder la pieza antes de haberla matado.
A veces me da por comparar esta batalla con Stalingrado
No por duración ni número de bajas, ni mucho menos, pero sí por caprichos que le desvían al líder del objetivo final y terminan saliendo muy caros. Por orgullo, soberbia… o por no saber medir con objetividad las verdaderas posibilidades para alcanzar una victoria. Ambos bandos vieron menguadas sus respectivas artillerías por la presión de los francotiradores enemigos, por lo que todo se resolvió a base de cargar los sudistas y defenderse de las cargas los norteños. Así hasta tres cargas, varias rondas de fusilería y, cuando los del norte estaban exhaustos y agotaban sus municiones, Chamberlain ordenó calar bayonetas y cargar colina abajo para caer sobre los sudistas que se retiraban pues sabía que sus hombres serían incapaces de contener una carga más.
No sabemos si lo mejor de la peli, llegados a este punto, es el grado de familiaridad que terminamos teniendo con Chamberlain. Esto o ver una escena panorámica de los dos hermanos sentados en la colina, mirando al horizonte en la que se aprecia un coche circulando por una carretera al fondo de la imagen…
Aquí aparece otro personaje curioso en la peli pero más curioso en la vida real.
El barbudo James Longstreet
Un republicano (en Europa habría sido Popular) que abogaba por haber liberado a los negros antes de la guerra para manipular su intención de voto.
Pero ojo que aquí abro un paréntesis para mencionar una película fundacional en la historia del cine: El nacimiento de una nación. Los demócratas (equivalentes a nuestros socialistas) sureños llevaron muy mal la liberación de los negros y buena parte de ellos fundaron el Kukluxklan para ejercer la tiranía de la supremacía blanca en lo que hoy llamaríamos terrorismo racial. Estos eran fundamentalmente demócratas (insisto, los socialistas americanos) porque eran masivamente anglosajones y protestantes, dos de los tres pilares del KKK, el otro es ser blanco para ser blancos, anglosajones y protestantes. Muchos republicanos eran de fe católica, en herencia de la memoria hispánica del imperio español y no concebían en parte la esclavitud y mucho menos la tiranía y el despotismo sediento de sangre de los socialdemócratas protestantes o “esclavistas progresistas”.
Según dicta la controversia histórica hay dos versiones del papel de Longstreet en esta segunda jornada de la batalla. Hay quienes defienden que Lee lo acusó de desacato por incumplir la orden de atacar al alba y hay quienes defienden la integridad de Longstreet, que atacó al mediodía, por no haber recibido orden alguna. Ahora parece que la verdad estaría más cerca de Longstreet dada la falta de información de inteligencia militar sobre los unionistas y la ambigüedad con que Lee gustaba dar sus órdenes.
Sea cual sea la verdad, la polémica ha acompañado a este personaje, a estos personajes y Longstreet no se ha podido quitar de encima el sambenito de haber perdido la oportunidad de aplastar a los del norte y haber hecho que el rumbo de la Historia cambiara para los USA y para el resto del mundo.
El 1º de Minnesota
No puedo terminar el segundo día sin mencionar la escena del 1º de Minnesota, que estudié cuando viví en Minneapolis. ¡Ah! Que no sale esta parte de la batalla en la peli. ¿Cómo puede no salir?
Pues bien, aunque no aparezca, os la cuento: es un combate de 15 minutos. Cargar contra Wilcox y combatir. ¿Había más órdenes? No. Porque este regimiento fue enviado a la muerte para ganar el tiempo suficiente para que el ejército unionista se rehiciera y tapara el agujero en la zona de Sickles justo en todo el medio de sus líneas por el que se quería colar Wilcox. De ahí la importancia de los de Minnesota, ellos se sacrificarían para dar tiempo a sus camaradas. Sabían que iban a la muerte y el 82% del regimiento cayó. Pero lograron ese tiempo deseado para Hancock.
A costa de los 262 hombres que cargaron a bayoneta contra una brigada de 1700 soldados
Solo al final, cuando quedaban unos pocos esparcidos por el suelo y repartidos por el campo de batalla acudió un regimiento de NY.
Entraron en combate 420 hombres liderados por el capitán Henry C. Coates, pero él fue el jefe al final, tras caer herido el coronel William Colvill, quien fue relevado por el capitán Nathan Messick. Nathan murió repeliendo a Pickett y fue sucedido por el también capitán Wilson B. Farrell que cayó de inmediato. Y el siguiente vivo y presente era Henry y por eso se alzó con el mando. Hubo varias cargas, pero la más destacada fue cuando las 8 compañías calaron las bayonetas y cargaron a la carrera adentrándose en el fuego cruzado de dos brigadas sudistas logrando alcanzar su objetivo y pelear cuerpo a cuerpo hasta abrir una brecha en las líneas enemigas y seguir peleando con los hombres que les quedaban. Lograron el tiempo necesario para que se rehiciera la línea defensiva de los nordistas y fueron un factor importante para el desenlace de la batalla final.
Esta habría sido una gran y épica escena para rematar una jornada que sí, se prolongó por la noche, pero terminó mal para los confederados e hipotecó a Lee a tenérsela que volver a jugar al día siguiente marchando en una nueva carga de Pickett contra Meade.
3 de julio de 1863: 3er día de batalla y último
Los generales unionistas, con el general Meade al frente, amanecen discutiendo los pormenores de la tercera jornada. La creen decisiva, como lo cree el propio Lee, por lo que no tardará en haber un desenlace sea a favor del norte o del sur.
El general Lee quería una batalla definitiva precedida por una descarga masiva de artillería en el centro de la línea enemiga. Meade prefería no avanzar y esperar para, aprovechando su posición ventajosa, mantener descansados a sus hombres y tenerlos frescos para una defensa larga, en vez de para andar a campo abierto y medirse al enemigo en igualdad de condiciones. Lee estaba convencido de que lo lograrían y más que dispuesto a intentarlo, a pesar del consejo contrario de Longstreet, a quien le tocaría morder el hueso atacando Cemetery Ridge sin estar convencido y cruzando los dedos para que llegara la caballería.
Un inglés en Gettysburg
Antes de que se dispare la acción veremos al coronel Frematle, un inglés cuyo papel en la batalla es controvertido pues unos lo califican de observador internacional, otros de asesor militar y otros de mero turista bélico. En Antena Historia mencionamos este tipo de “turismo de guerra” en la segunda entrega de Casacas rojas en La Cartelera de Antena Historia, creo que al hablar de La carga de la brigada ligera. Sí acompañó al capitán Ross hasta la mismísima Gettysburg en una misión que no tuvo éxito pues trataron de arrebatar la cúpula del seminario usada por el general unionista John Buford como punto de observación pero que si quieres arroz Catalina porque empezaron a bombardearlos cuando los vieron acercarse y sanseacabó.
De vuelta al campamento se encontró con Longstreet y celebró llegar a tiempo para participar en un combate que no se querría perder. Pero el barbudo le dijo que el combate ya había terminado. Cosa que corroboró al ver a Lee yendo en su caballo, de un lado para otro, insuflando valor y arengando a sus muchachos alicaídos. Aunque poca arenga vemos en la peli pues su carisma, como os decía antes, era tal, que su mero paso ponía en pie a la soldadesca y les devolvía el ardor guerrero. Más les habría valido quedarse tranquilitos.
En paralelo vemos una arenga de Chamberlain pidiendo a los suyos un último esfuerzo. Estas arengas no llegan a calar en el espectador, por lo menos no en mí. En todo caso la de Chamberlain, pero ambas te sacan un poco de la peli haciendo que cuando va a llegar la acción ambos personajes, a los que ya conocemos de sobra, redunden en sus respectivos mensajes y nos hacen masticar un chicle que va perdiendo su sabor.
La peli sufre un bloqueo de información con respecto a la novela
En la obra literaria (pues recordad que el origen de esta peli es una novela) sabemos qué piensan los personajes porque leemos sus reflexiones y conocemos sus temores, sus deseos… Por eso estas arengas tienen pleno sentido en la novela y sin embargo en la peli cojean un poco porque parecen sacadas de una chistera sin terminar de venir a cuento. Y si a eso le sumamos la música que nos pone tras las palabras de Chamberlain como diciéndonos “escucha esto que soy molón”.
Sean o no mejores arengas que las de la novela, hay algo que no aguanto: el speach americano. Ese discurso como el de Lucilla en Gladiator o el de la reina Gorgo en 300 (que por cierto está en el especial Esparta en el cine de La cartelera). Es ese discurso hueco y pomposo de la oratoria yanki que se me hace bola.
Echo en falta el combate entre caballerías en el que el mismísimo Custer, el socialista y racista que se dedicó a exterminar a los indios tras la guerra, el de Murieron con las botas puestas, repelió los distintos asaltos confederados para sorprender por la retaguardia a las fuerzas de la Unión. Y creo que habría quedado fantástico reflejar esa parte épica en una peli que se centra más en lo emotivo que en el motivo de la misma. Nos habla más de los sentimientos de los combatientes y escatima en mostrarnos combates. Y no será por tiempo, porque la peli dura 4 horas y 14 minutos.
La batalla que sí veremos será la marcha y carga sobre Cemetery Ridge
Una batalla final que te hace pensar ¿para esto me he tragado cuatro horas de peli? Actores, o extras o los que recrean batallas… la suma de todos ellos arroja una batalla final pueril, insulsa y aburrida en la que no se palpa ni el miedo ni la tensión propias para una batalla a bayoneta calada entre dos maneras de entender la vida diferente que se cosen a cuchilladas por imponer la suya. Incluso la marcha sobre Cemetery Ridge, que no recuerdo ahora si era de una milla o milla y media…
Los confederados que avanzan hacia la muerte parece que estuvieran haciendo cola para entrar en un parque de atracciones, en vez de enfrentándose a la muerte en una caminata de 20 minutos a pecho descubierto lloviendo balas de cañón y viendo cómo van creciendo los puntitos azules del horizonte hasta convertirse en una marabunta de soldados con los fusiles erizados esperándoles para agujerearlos.
¿Os acordáis del inglés?
Pasado Gettysburg el inglés recibiría un salvoconducto de Lee para que avalara su neutralidad en la guerra. Este documento convenció, in extremis a Benjamin Franklyn Kelley de que no era un espía.
Creo que la peli, en su conjunto está muy bien, pero si de verdad queréis ver una batalla en el cine y recrearos en cada acción de sus ejércitos, ved Waterloo, la de Napoleón, que deja muy pequeña a esta otra y la relega a peli de sobremesa.
Quizás uno de los aspectos más destacables, y sin el quizás, lo mejor sea la banda sonora de Randy Edelman que nos arropa a lo largo de toda la peli y aporta carácter con unas canciones y melodías que han pasado a formar parte de la memoria de la guerra de secesión americana pues cuando escuchamos alguna de sus piezas nos evoca, sin remedio, los diferentes pasajes de la peli.