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Dersu Uzala

Tabla de contenidos

Dersu Uzala es una película que emana humanidad,

Humanidad, sensibilidad, dulzura, nostalgia, comunión con la naturaleza y hasta tristeza. «Hasta» no. Mucha tristeza.

Y aún así es una peli imprescindible para todo amante del cine. Los que la conozcáis sabréis a qué me refiero. Los que la descubran ahora comprenderán que el cine es también sentimiento y Arte, cuando lo hace un artista, claro está.

Akira Kurosawa, el artista

Ya se ha pasado por el fancine con anterioridad cuando comenté RANLos siete samuráis. Y es que mi pasión por Kurosawa viene de lejos, de muy lejos, y tengo hasta una anécdota (indirecta) con Garci, un VHS de TVE y mi padre, a propósito de Kurosawa.

Esta peli se filmó en la Unión Soviética, en 1975. Es una coproducción ruso-japonesa producida por Mosfilm, una productora nacida con la dictadura comunista que desapareció con la caída del régimen. Tampoco es la primera peli soviética en mi blog, aunque quizás sí la última, porque no recuerdo otros títulos, a parte de Waterloo y ésta, que podrían merecer la pena.

La película arranca y termina con los últimos estertores de una Rusia en vías de desarrollo que camina, sin saberlo, hacia su autodestrucción. Pero sobre eso hablaré más tarde. En medio de ese desarrollo urbanístico, de Siberia, veremos a un oficial del ejército imperial ruso que pregunta por una tumba… Para entender por qué pregunta por la tumba daremos un salto atrás en el tiempo hasta 1902. A 15 años antes de detener el reloj del tiempo en Rusia y abandonar ese desarrollo y ese urbanismo siberiano pues Siberia, como tal, terminará convirtiéndose en la mayor cárcel del mundo. Una cárcel natural y será sinónimo de exterminio que provocará sudores fríos en la población rusa y soviética durante los siguientes setenta años.

Rusia en 1902

Volvemos a ver al mismo capitán ruso, al frente de un equipo de militares encargados de estudiar la topografía de una de las regiones siberianas. Parece mentira pero hace poco más de un siglo todavía quedaban vastas extensiones de terreno por explorar en el planeta. No recurriré al tópico del 80% del planeta sin explorar, el submarino, que es cierto pero topicazo. Y ahí está uno de nuestros protagonistas, vanguardia del progreso en medio de un territorio hasta entonces atemporal e ignoto.

Será en medio de la taiga siberiana donde los dos protagonistas de la peli crucen por primera vez sus caminos. Bueno, por primera y para siempre, porque la química aflorará inmediatamente y hará que estas dos personas, tan diametralmente opuestas, y hará que brote una amistad cimentada en el mutuo respeto.

Ya os he hablado del capitán ruso Vladimir Arseniev. Un oficial joven y prometedor, con toda una brillante carrera militar por delante (él no lo sabe, pero con toda seguridad se truncará en 1917). Este es el líder de la expedición.

El personaje que entra en escena es el verdadero protagonista de la peli. Aunque, para deciros la verdad, para mi gusto el protagonista es Vladimir. Dersu Uzala, quien da nombre a la peli, es un cazador. Pero cazador con todas las letras. Es tan cazador que no concibe ni poner un pie en la ciudad. Por no concebir no concibe ni montarse en un tren, ni usar nada que implique alguna tecnología, porque no la conoce. Lo más evolucionado que tiene es un fusil, y no es precisamente nuevecito.

Es un tipo fornido y curtido por la vida en la intemperie. Yo sé lo duro que es hacer vivac y dormir al raso. Lo he hecho en España, Egipto, Escocia y en los Estados Unidos. Del agosto egipcio al diciembre en Minnesota. Durmiendo y haciendo vivac. Sin cazar, porque no soy cazador, pero acompañando a un amigo alemán que hacía ninjutsu conmigo y cazaba con arco en Estados Unidos… Pero nunca he estado más de tres semanas consecutivas durmiendo al raso. Este tipo, Dersu, vive de ese modo. Y por eso es un bloque de granito. Está hecho al frío y al calor, a la sequía y a la humedad… no se agota nunca y tiene un corazón más grande que su cara de mazapán.

Como os decía antes, la química funcionará desde el minuto 1. Vladimir, el capitán, verá en Dersu al buen salvaje. Un tipo más duro que el hambre pero ingenuo, inocente, sencillo y si me apuráis, hasta infantil en algunos aspectos. Dersu verá en  Vladimir a un tipo serio, honrado, marcial y educado. Y cada cual a su modo admirará al otro por verse reflejado en él pero viéndose, al mismo tiempo, en las antípodas. El uno es urbanita, marcial, familiar y sofisticado. El otro es afable, libre por antonomasia y está hecho a vivir a base de sobrevivir comiendo cada día lo que mata y obteniendo de la naturaleza todo cuanto puede necesitar: ropas, utensilios y alimentos. Todo menos munición para su fusil.

Podría decir que la base de su nueva relación será la mutua veneración.

El cazador admira al militar y el militar admira al cazador

Vladimir va acompañado por sus soldados. Al principio chirriarán y hasta nos sacarán de la peli rompiendo la harmonía idílica entre los dos protagonistas mostrando el lado más rudo y grosero del urbanita. El rasgo de quien desprecia lo ajeno y se burla de ello constantemente. De hecho se burlarán de Dersu, una y otra vez. Por sus gestos y por su modo de hablar será el centro de bromas y chascarrillos. Lo bonito será ver cómo Dersu no se ofende. No se molesta, no entra al trapo en ninguna provocación. Y mientras tanto, día a día, frase a frase, acto a acto se los irá metiendo en el bolsillo a todos. Desde su sencillez, su modo de vida espartano y desde su candidez los encandilará hasta el punto de romperles el corazón a todos a la hora de separarse.

Pero hasta que se separen se irán conociendo cruzando la taiga y enseñándoles, en cada terreno y entorno natural que crucen cómo han de hacer para sobrevivir. Les enseñará a seguir rastros. A leerlos e interpretarlos. Les enseñará a cazar y a pescar y hasta a disparar porque sí, donde Dersu Uzala pone el ojo, pone la bala. Y salvará al capitán de morir ahogado en un rio y de morir de frío en medio de un lago congelado, por la noche. Es todo sabiduría y naturaleza.

Habrá despedida y habrá reencuentro cuando, no sé si dos o tres años después regrese Vladimir para seguir con su labor topográfica. Y al reencontrarse verá que Dersu está más animista que nunca, en una comunión casi mística con la naturaleza que se agudizará en extremo cuando dispare a un tigre y sepa que lo ha herido de muerte. Para Dersu la naturaleza volverá a por él, a mofo de karma. Y esto le asusta y hace que su carácter se agrie y empiece a ser más y más áspero.

Vladimir terminará descubriendo que parte de ese carácter agriado de Dersu Uzala se debe a una pérdida de vista galopante. Ya no puede cazar porque no ve piezas que cobrarse. De hecho, y esto le romper el corazón al militar, las últimas piezas que se cobró se las robó un mercader. Pero ni eso sacará a Uzala de sus casillas.

Vladimir invita a su amigo a vivir en su ciudad con él. Y Dersu se rendirá a la realidad y terminará yendo a vivir con Vladimir y su familia, como si fuera el abuelo del hijo de Vladimir, a quien encandilará contándole historias de tigres y de caza. Pero como buen alma libre se sentirá oprimido metido entre cuatro paredes y al cabo de un tiempo volverá al bosque. Antes de partir Vladimir le regalará su propio fusil al cazador. Uno mejor equilibrado que le permitirá contrarrestar su falta de vista y le ayudará a seguirse cobrando piezas.

La familia de Vladimir da más pena que el propio Dersu

Ellos son felices y saben que tienen, como dije antes, un futuro prometedor por delante. Pero nosotros como espectadores sabemos que una década más tarde Rusia cambiará. El militar que prospera y mantiene a su familia en la casita que ha comprado perderá la posesión de la propiedad. La mujer tendrá que ir a trabajar en una fábrica explotada y el niño se afiliará al Partido Comunista o morirá. Ellos son felices en la peli, pero nosotros sabemos lo que les depara el destino y podemos paladear la tristeza y el dolor que arruinará sus vidas en unos años, y donde ellos ven alegría nosotros anticipamos una nostalgia de alegría y libertad que no volverá a conocer Rusia hasta setenta años después.

Al poco de partir Dersu Vladimir recibirá un telegrama de la policía pidiéndole que vaya a reconocer el cadáver de su amigo. Ellos no sabrán que es su amigo pero el cazador llevaba una tarjeta de visita del capitán, y por ella podrán localizarle. Vladimir reconoce al muerto como Dersu Uzala y el policía le explica que murió a manos de otro tipo que, seguramente, lo asesinó para robarle el fusil del militar.

Como veréis es una historia triste, pero bonita en el que triunfa la amistad.

Las personas de buen corazón se reconocen mutuamente y tienden, por suerte, a reunirse para quererse y ayudarse. Esa es la mejor lectura de un guion tan duro como la biografía del propio Dersu Uzala, el cazador nanái que recorrió el río Ussuri con la expedición topográfica y les descubrió otra manera de vivir.

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