El Lobo

Ficha técnica

Título: El Lobo
Título original: El Lobo

Director: Miguel Courtois
Nacionalidad: España

Año: 2004

Duración: 122′

Guión: Antonio Onetti
Música: Francesc Gener

Escenografía: Benjamín Fernández
Montaje: Guillermo S. Maldonado
Vestuario: Pedro Moreno y Victoria Velázquez

Ficha artística

Eduardo Noriega – Lobo
Jorge Sanz – Asier
Mélanie Doutey – Amaia
Patrick Bruel – Nelson
Silvia Abascal – Begoña
José Coronado – Ricardo
Santiago Ramos – Pantxo
Manuel Zarzo – Matías
Fernando Cayo – Txino
José Luis García Pérez – Mejía
Juan Fernández – Comandante
Roger Pera – Mediometro

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el fancine – Kimball 110 – Periodismo y cine – ABC

El 20 de diciembre de 1973 ETA asesinó al presidente de Gobierno Carrero Blanco.

El día anterior había estado reunido con Henry Kissinger, el Secretario de Estado de los Estados Unidos. Éste avisó a Carrero Blanco de la amenaza subversiva de carácter comunista que amenazaba a Europa.

España resultó ser un aliado fantástico para los americanos. No era una Democracia, pues Franco seguía siendo su dictador tras ganar la guerra civil española. Pero fue el muro contra el que se topó el comunismo en la Europa Occidental. Los americanos sabían que Franco sería siempre su mejor aliado (después del natural británico) para combatir al comunismo. No obstante Franco fue el único en hacerle frente y derrotarlo en el campo de batalla en Europa.

Kissinger no pudo tener más razón. 24 horas después Carrero voló por los aires, literalmente, para aterrizar en una azotea. Kissinger lamentó tamaña pérdida para España y Occidente. No debemos olvidar que España vivía los últimos años de una dictadura y que todo Occidente vivía la Guerra Fría bajo la amenaza nuclear comunista.

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Hablamos de una etapa de nuestra historia, reciente: muy reciente.

Etapa en la que era normal (por cotidiano) amanecer escuchando la noticia de un atentado de la banda terrorista ETA. Daba igual a quién escucharas o qué emisora sintonizaras. No importaba si el periodista se llamaba Manuel Martín Ferrand; Antonio Herrero; Luis del Olmo… en la antigua Antena 3 Radio, en Onda Cero o en la COPE (nunca pude escuchar a Gabilondo en la SER)… todos ellos podían interrumpir su programación cotidiana en cualquier momento para comunicar un nuevo atentado. Así hasta superar los 800 muertos en su haber.

Ese es el contexto para esta película: el terrorismo de ETA. El asesinato de Carrero Blanco serían los prolegómenos. Porque la película refleja un episodio histórico inmediatamente posterior a este atentado: La infiltración de «el lobo» en ETA.

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Y hablar del lobo implica hablar de Mikel Lejarza.

Un muchacho vasco, que hablaba tanto vasco como castellano. Este matiz es crucial. Entonces no existía la moda actual de hablar vasco. De hecho ese idioma estaba casi en pañales, estaban terminando de inventarlo y eran pocos los que lo hablaban. De ahí que hablarlo fuera considerado un rasgo compartido por los simpatizantes de la independencia vasca. Si lo llevamos al extremo, a los terroristas, era un requisito mínimo, para demostrar el grado de involucración con la banda. Aunque ni todos lo hablaban ni todos eran capaces de entenderse cuando se utilizaba.

Pues bien. Mikel era de una familia vasca de las de toda la vida. Seria y formal. Con ascendencia incluso carlista en su árbol genealógico. Por lo que no podía distar más de la ideología comunista e independentista.

Será reclutado por el SECED: Servicio Central de Documentación (predecesor tanto del CNI como del CESID). El SECED, en su origen, dependió del propio Carrero Blanco, cuando era Ministro Subsecretario de la Presidencia. Fue fundado en 1972, al más puro estilo FBI. Para luchar contra la subversión comunista financiada desde Moscú. Y en esto era experto el FBI. No obstante tuvo que sufrirlo en sus propias carnes durante décadas en los Estados Unidos. Los comunistas se infiltraban en cualquier movimiento social y lo fagocitaban. Incluso en el cine y en la Prensa.

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En España empezaban a respirarse aires de cambio. De cambio político. Antiguos militantes y altos responsables falangistas se quitaron sus camisas azules. Unos las lavaron y las plancharon y las guardaron en un armario, para la posteridad. Otros las quemaron para huir del movimiento y subirse a la ola de la progresía. Así harán Juan Luis Cebrián, que venía del diario Arriba, de Falange Española, curiosamente dirigido por Jesús de Polanco…). Estos «falangistas de pro» fueron quienes allanaron durante décadas el camino a ETA y al independentismo desde el Grupo PRISA. Así se concibió el progresismo español. Acostumbrados a ejercer el fascismo por intereses políticos se reciclaron en fascistas mediáticos por intereses económicos.

Estoy seguro de que en ambos casos, desde el sindicalismo falangista y desde el progresismo socialista lo harían sin emociones. Es decir, no creo que fueran falangistas franquistas convencidos. Tampoco socialistas de corazón. En ambos casos les movió la cartera y se arrimaron al árbol que mejor sombra les dió. Sin principios éticos, políticos ni morales. Movidos por sus cuentas bancarias, sirviendo a quien hubiera que servir para servirse de ellos. Sin importarles España, Marx, Franco ni nada más que sus propias cuentas corrientes.

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Y es que, lamentablemente, no le faltaban amigos a ETA.

No necesitabas irte al norte para encontrar a sus simpatizantes. Ya he apuntado a alguno de ellos antes, los de carácter público, entre periodistas y políticos. Incluso en el clero, como comentaré un poco más tarde.

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Es curioso pero hago un alto para comentar los bandazos que ha dado el PSOE en la cuestión etarra.

Antes de llegar al gobierno con Felipe González muchos socialistas (fundamentalmente los progres) pondrían ojitos a los terroristas. Llegado al gobierno, González la lía parda creando el GAL para combatir a ETA con sus mismos medios: guerra sucia. Ya con Aznar en el gobierno ETA languidecerá arruinada. POrque el PP de Aznar la combatirá econímicamente y esto los asfixia. Mientras el PSOE firma el pacto de las Libertades con el Partido Popular, al mismo tiempo, Zapatero negocia con ETA poniendo los cuernos al PP y al Gobierno. El PP estaba terminando con ETA y el PSOE acudió en su auxilio para devolverla la vida. Zapatero llega al gobierno después del 11-M y, acto seguido legaliza al brazo armado de ETA, Bildu (antes HB) y siembra cizaña hasta dividir a las víctimas del terrorismo. En nuestros días, con Pedro Sánchez, no hay rubor ni pudor alguno al aplaudir a los etarras (ni siquiera arrepentidos, con sangre en sus historiales y en sus manos). Es más, son éstos quienes le ponen en el gobierno junto con los comunistas financiados por el régimen de Maduro en Venezuela (paraíso fiscal y físico para etarras huidos de la Justicia) y los golpistas catalanes.

Se da la paradoja, gracias a Pedro Sánchez, y, ojo, también a Mariano Rajoy, que los asesinos como Otegui se convierten en hombres de Paz (sin haber pedido perdón por sus asesinatos) y sus víctimas son acusadas de fascistas por seguir pidiendo Justicia. Esto pasa justo el mismo fin de semana en que Alcaraz, expresidente de AVT se ha convertido en el primer senador de VOX por los 12 escaños sacados en Andalucía.

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Pero el clero…

¡Ay, el clero…!

Bastaría con decir que ETA nació en un seminario.

Solo así se entendería su presencia en una escena capital de la película. Pero no podemos ni debemos olvidar que los curas, muchos curas se negaron a celebrar funerales para los asesinados por ETA. Y muchos lo hicieron a hurtadillas, fuera de horario y a espaldas del pueblo para que no los vincularan con los españoles. Se puede ser mezquino y asesinar. Pero un cura, que un cura de la espalda a las víctimas y se ponga a favor de los verdugos… deberían arder en el infierno por toda la eternidad.

Yo conocí a uno de estos curas proetarras.

En mi propio colegio, el Fray Luis de León, en Madrid.

Se llamaba Álex, el Padre Álex, a la sazón jefe del Grupo Scout Kimball 110, mi grupo Scout. Fallecido este mismo verano, que Dios le tenga en su gloria y lo ponga donde merezca.

Esta figura provocó uno de los episodios más contradictorios en mi propia vida. El Padre Álex pertenecía a la congregación de los Padres Reparadores y por eso estaba en mi colegio el Fray Luis. En el trato personal era exquisito. Si dijera lo contrario mentiría. Por eso tenía todo el aprecio de la inmensa mayoría de los estudiantes del cole. Te lo pasabas fenomenal con él. Tenía un gran sentido del humor. Era un cínico de los buenos. Y no lo digo para mal. Usaba el cinismo con maestría y daba gusto discutir y debatir con él. Pero entre col y col, lechuga. En clase de religión, incluso en el grupo Scout, cuando tenía la oportunidad, ¡ZAS! propaganda proetarra.

Todavía recuerdo cómo me decían que por qué no cantaba nunca. Y yo les decía que no comulgaba con canciones como Al alba de Aute, dedicada a los terroristas de ETA fusilados por Franco. Como comprenderéis no iba a cantar nada que homenajeara a terroristas.

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Nunca de frente. Nunca a las claras y siempre escudándose detrás del crucifijo.

¿Cómo?

Os pondré dos ejemplos.

Y no me digáis que me desvío del tema de la película. Este es el tema de la película. La filtración del terrorismo en los intersticios de la sociedad. Hace falta uno solo para empuñar un arma, y miles que lo arropen para que obre en impunidad.

Y el padre Álex lo arropaba.

En clase de religión llegó a preguntarnos qué haríamos si un etarra huyera de la policía y llamara a nuestra puerta. «¿Le dariais cobijo?» La respuesta de la clase fue un «no» rotundo. Y él, ladinamente, intentó tergiversar la Biblia barriendo para casa. Nos dijo que eso no sería lo que habría hecho Jesús. Que el buen cristiano le abriría las puertas al terrorista y le lavaría la sangre de sus manos con las suyas. Ni que decir que hubo un grupo de padres que, avisados por sus hijos, estuvieron a un tris de interponer una denuncia en la comisaría de Policía de la calle Rey Francisco. Tuvo que mediar el colegio para evitar el escándalo. Y lo evitó.

El hecho de que se negara a izar la bandera de España en los primeros campamentos del Kimball 110 es otro síntoma. Tuvieron que volver a intervenir los padres para diera su brazo a torcer.

Pero no todos eran proetarras. La gran mayoría de los curas de mi colegio eran gente sana. Los había del extremo opuesto también. Siempre recuerdo al Padre Quirós haciendo chistes de negros. Sobre todo de las misiones en las que él mismo había participado. «Estaban tan oscuras las aulas que pedíamos a los negritos que sonrieran para ver sus dientes y confirmar que estaban los del fondo y no faltaba ninguno…» Era su chiste favorito. Mientras se sentaba en la mesa del profesor con los pies colgando y se limpiaba el oído con la uña. Este era Quirós. El mismo al que vemos en la película «El apóstata» en la que participa Álvaro Ogalla. Por cierto, compañero de clase y gran amigo mío en aquellos días del colegio. Me apuesto lo que sea a que el malo de su peli se llama Quirós por el mismo Quirós del que os hablo yo ahora mismo.

Eso sí, hubo curas como el Padre Luis, El Padre Julián («el pajuli») que marcaron mi vida para bien y a quienes recordaré con todo el cariño del mundo.

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Sé que está de moda insultar a la Iglesia. Nada más lejos de mi intención. Pero estos tipos son los que lacran a la Institución. Estos son los que pervierten la palabra de Dios. Curas como los dos descritos fueron los responsables de mi crisis de fe y de mi ateísmo durante 26 años. Y creo que, por lo visto en la peli, a mi tocayo Ogalla le pasó tres cuartos de lo mismo. Otro día os hablaré del Padre Ocaña.

Todo esto para ilustrar cuán inoculado estaba el terrorismo en nuestra sociedad. Era un tema cotidiano porque su protagonismo era constante. Y ahí salta Carrero Blanco por los aires y el SECED decide meter un topo en ETA para cortar la cabeza de la serpiente. O las cabezas. La cabeza de la serpiente… jejeje… permitidme, de paso, invitaros a leer la novela homóloga de mi amigo Juan Solo: La cabeza de la serpiente. Apasionante. En ella nos habla de otro terrorismo…

Bien… más o menos ya están contextualizados la película y el hecho histórico en que se basa… y sigo profundizando en el segundo.

La misión de Mikel Lejarza será infiltrarse en ETA para dar con Ezquerra y Wilson, los responsables del asesinato de Carrero Blanco. Mikel, de buena familia como apunté arriba, no estaba metido en política ni era colaborador de SECED. Pero se decidió a colaborar porque amaba al País Vasco y no comulgaba con el terrorismo. Un amigo suyo tenía otros amigos que sí eran proetrras o etarras y en una de sus escaramuzas se los presentaría. Así, por casualidad, comenzará esta historia.

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La película resume los dos años en los que «el lobo» estuvo dentro de la banda terrorista ETA. Logró entrar con la mediación de su amigo «Fanfa». Éste le presenta al jefe de los comandos Vizcalla, un tal Smith, en el Bar La tortilla. Y a partir de ahí viento en popa. Las artimañas del lobo. Sus dotes, su gracia o quién sabe qué, hicieron que echara raíces dentro de la banda y que fuera ganándose la confianza de los mandos. Primero los más inmediatos y después de los jefazos.

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Tanto que llegó a ser el jefe de infraestructura de los comandos. Dentro de sus labores se incluía la búsqueda de pisos francos y la organización de los movimientos de los comandos.

El lobo de la peli es Eduardo Noriega.

El gran Noriega tantas veces celebrado por mi en este blog y en el twitter de el fancine. Siempre me ha gustado cómo interpreta y su variedad de registros a la hora de enfrentarse a una cámara. Casi inexpresivo, actúa con la mirada y con sus cejas… Para muestras Alatriste y Tesis. No puede ser casualidad que esté en dos de las mejores pelis que ha dado nuestro cine.

Se confesó cautivado por el personaje, «el lobo», y por cómo lo habían trabajado y pulido Courtois y Onetti en el guión. Según él mismo interpreta, «el lobo» se mueve impulsado por el miedo. Siente admiración por Mikel Lejarza. Podría llegar a calificarlo como héroe, pero entendió que sería más profunda su lectura si le diera esa clave de miedo.

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Las heroicidades de Mikel tendrían dos caras. Por un lado intenta evitar el asesinato de un taxista. Esto demuestra su buen corazón. Incluso se arriesga a ser descubierto. Al taxista lo quieren matar por «chivato». Si hubieran descubierto que trata de alertarlo habría corrido la misma suerte.

El propio Noriega declara que Lejarza peca de cierta ingenuidad al ir movido por el instinto y el miedo, pero sin terminar de comprender que se la está jugando él y que hace que se la jueguen todos los que se arriman a él.

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Su infiltración en ETA cambiará su vida.

De por vida. Perderá a su mujer. Y perder a su mujer le quitará el velo que tenía en los ojos. Será el punto de inflexión en su modo de hacer su trabajo. Ya no volverá a ser un ingenuo, aunque algo de ello tendrá cuando se enamore de la etarra. Creo recordar que, según ella misma explica, la figura femenina en ETA se reduce a mujeres que satisfacen las necesidades sexuales de los gudaris. Este es el papel de la mujer en el comunismo, ya desde que existiera el NKVD, después KGB. Según la práctica comunista, las mujeres son objetos de placer para los hombres.

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Mikel será un lobo solitario por el resto de sus días.

Y para serlo tendrá que tener un pie en un lado de la frontera y el otro pie en el otro lado. Él sabrá siempre de qué lado está, pero su manera de interpretar su papel dentro de ETA hará que incluso los del SECED duden si se ha cambiado de chaqueta.

Y no.

Nunca lo hará.

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Hasta el punto de terminar siendo un verdadero patriota dispuesto a sacrificar su vida por España. Ahí empieza el verdadero lobo. El que es consciente de su condición de cazador solitario. Sin manada.

Se ha metido en un mundo del que no hay escapatoria. Lo personal no tendrá cabida nunca más. Se convierte en un profesional que interpretará su propio papel hasta el día en que se muera. O lo maten.

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Convive entre inmorales que tienen el gatillo por amigo. Se enamorará de una mujer sedienta de sangre. Y esto le dificultará las cosas, claro está.

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Sobre todo cuando tenga claro que ha sido utilizada y traicionada.

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Una vida, la del informador, que no la habría querido yo para mi.

Vivir infiltrado entre el enemigo es para valientes. A veces parecería que para inconscientes. Llevar una pistola contigo como si fuera parte de tu ser y la única a la que agarrarte en caso de un tiroteo… tiene que estresar. Y mucho. Demasiado. Romper con todo y con todos y desaparecer del mapa sin dejar rastro de ti… hay que tenerlos bien puestos para eso. Y eso mismo es lo que hizo el lobo.

Al principio movido por la necesidad (económica). Después por la inercia. Más tarde por profesionalidad y al final por patriota.

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En un momento dado ETA creerá saber, por lo menos lo intuye, que Gorka es un topo. El CESED estaba al corriente, pero poco o nada podían hacer. Salvo sacarlo del entorno, lo cual habría terminado de delatarlo. Eso o precipitar toda la operación hacia un final adelantado.

Esto lo llevó a jugarse la vida, literalmente, en un juicio sumarísimo en el que puso su arma a disposición de ETA para que lo mataran in situ.

Se jugó un órdago y lo ganó. Menuda pareja de mus habría sido el lobo… Quizás para Areta (en El crack, si Garci hubiera terminado por hacer esa tercera parte que iba a adentrarse en ETA). Ahora está filmando una precuela…

A diferencia de la película, en la que el juicio se hace en una sala, éste tuvo lugar a tres manzanas de mi colegio (de nuevo el cole de por medio, como pasara con El crack y El crack 2: es que estaba en todo el corazón de Madrid, para lo bueno y para lo malo). El sitio elegido por ETA para el juicio fue el Templo de Debod.

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La muerte de Asier será un punto de inflexión en la misión del lobo…

Encarnado en Jorge Sanz, otro ilustre de nuestro cine (que coincidió en el fancine con Noriega en la comedia Cha, cha, chá y debutó en la piel de Conan el bárbaro). Otro de mis favoritos. De los que ya no hay.

Asier, en la película, es el líder de ETA y aboga por amoldarse a los nuevos tiempos. La Democracia está a las puertas y teme que la parte del pueblo vasco que los apoya deje de hacerlo si siguen asesinando. Aboga por negociar una amnistía con el gobierno y reconducir ETA hacia un partido político. Estaba convencido de que con la política lograrían más que con las armas. Esa fue su sentencia de muerte.

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El tiempo le dará la razón. Hoy en día están presentes en las Administraciones. El lobo sigue en paradero desconocido, las víctimas enterraron a sus muertos sin funerales dignos y los pistoleros reciben homenajes en las televisiones públicas. El mundo al revés.

La Policía de aquellos tiempos libró una lucha a ciegas. En un principio no sabían nada o casi nada de la estructura de la banda terrorista. El Cuerpo de Policía Armada, «los grises» dio palos de ciego hasta que el lobo se infiltró y les puso en bandeja a la cúpula de ETA. Sembró la discordia entre sus dirigentes y su operación se saldó con la detención de 158 terroristas.

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La vida del lobo, tras esta aventura tenía un futuro incierto. En el País Vasco no podría vivir, porque pusieron precio a su cabeza.

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Unos, dentro del Servicio Central de Documentación, abogaron por darle una vida nueva al lobo, en pago por sus servicios. Otros, parece ser, apostaron por eliminarlo en la creencia de que, terminada la operación, su conocimiento de la banda y de la propia operación lo convertían en «peligroso». No supieron, o no quisieron, entender su dedicación plena a España.

El caso es que se precipitaron los acontecimientos y el propio lobo se vería inmerso en un tiroteo en el corazón de Madrid.

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Huyó, se hizo pasar por terrorista, se refugió en un domicilio particular, asustando a un matrimonio mientras intentaba contactar con el SECED.

Su misión estaba a las puertas de terminar pero ya empezaba a atisbar la que sería su vida inmediata. Una huída hacia delante. Siempre solo. Atrás quedaría su familia. Atrás sus amigos. Huyendo de los compañeros de la manada de por vida. Al final cambiaría de apariencia física y de identidad.

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Sería una persona nueva con una vida nueva, pero solo, siempre solo. Con el agradecimiento del pueblo llano y de las familias de las víctimas. En el anonimato y, entiendo, dejado de la mano de Dios por el gobierno, por los diferentes gobiernos, hasta que la ministra Chacón le concediera la Cruz al Mérito Militar con distintivo blanco, treinta y cinco años después.

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Solo con el paso de los años se supo que el lobo siguió cooperando con el Estado en diferentes y múltiples misiones. ¿En cuáles? El tiempo lo dirá. Astuto, valiente y silencioso… escurridizo.

Abajo, al final de esta entrada encontraréis varios enlaces a varias entrevistas y documentales que me han ayudado a dar cuerpo al comentario de ésta película. Todos ellos mejor documentados y mejor explicados que mi propio texto. Fundamentalmente porque la voz que escucharéis será la suya y él mismo será quién os explique quién es, qué hizo y qué fue de él después de todo esto.

«Podéis gastar todas las balas menos una, esa es para el lobo».

Como veis en la primera imagen del comentario, pusieron precio a su cabeza. Dejó de ser Mikel Lejarza. Tampoco volvería a ser Gorka, pero siempre será el lobo.

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La película termina en la Plaza de España. De nuevo al lado de mi cole, del Fray Luis, que lo fue hasta que me cambié al Bernadette en Aravaca. Lo vemos, o lo intuimos, mezclado entre la gente, leyendo el ABC y en su portada vemos la noticia que dará paso a una nueva etapa en la Historia de España «Franco ha muerto».

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Cosas de la vida…

España vivirá 40 años en Democracia. ETA se filtrará en las Instituciones y será uno de los apoyos vitales para aupar a Pedro Sánchez al gobierno. A cambio, concesiones. Y Franco… después de protagonizar, por activa y por pasiva, la inmensa mayoría de las películas del cine español volverá a la escena política. Vivo no, pero sí «resucitado» por un socialismo que, lejos de aplaudir la transición en la que los españoles curaron sus heridas y se dieron la mano, azuza a los unos contra los otros reviviendo los fantasmas del pasado para ocultar sus lagunas intelectuales y su carencia de programa político.

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Podéis profundizar más y mejor en la historia real del Lobo en dos fuentes:

Documental/entrevista: Operación Lobo en El Mundo TV con Melchor Miralles
La entrevista al Lobo en Materia Reservada, a cargo de Fernando Rueda, dentro del programa de Radio de La rosa de los vientos, en Onda Cero
Materia Reservada: Cómo es el trabajo de los espías, con Fernando Rueda en Onda Cero

El documental tendría ciertas controversias, a posteriori, porque entrevistaron al Lobo y en algunas de las escenas en las que figura, la persona que aparece no es él, sino un doble al que nunca se le ve el rostro.

El Lobo

Tabla de contenidos

El lobo de la peli es Eduardo Noriega.

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