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Patton

Tabla de contenidos

Ficha técnica

  • Título original: Patton
  • Director: Franklin J. Schafner
  • Nacionalidad: U.S.A.
  • Año: 1970
  • Productor: Frank McCarthy
  • Distribuidora: 20th Century Fox
  • Duración: 170’
  • Guión: Francis Ford Coppola, Edmund North
  • Fotografía: Fred J. Koenkamp
  • Música: Jerry Goldsmith

 

Ficha artística

  • George C Scott (General Patton)
  • Karl Malden (General Omar N. Bradley)
  • Michael Bates (General – Field Marshall Sir Bernard Montgomery)
  • Edward Binns (General Walter Bedell Smith)
  • Karl Michael Vogler (Generalfeldmarschall Rommel)
  • Bill Hickman (chófer de Patton)
  • Tim Cosidine (Soldado al que abofetea Patton)

 

Oscar a la Mejor Película, Director, Actor, Guión Original, Montaje, Dirección de Arte, Sonido

Ni con Patton ni sin Patton…

Así podríamos definir o resumir, los quebraderos de cabeza que sentiría el alto mando cada vez que pusieran el nombre del general encima de la mesa.

No lo querían al frente de un ejército porque era indomable y no se plegaba a la voluntad de los superiores, salvo que firmaran una orden, entonces sí, por su férrea disciplina de soldado la acataba y respetaba. Pero era el general perfecto para liderar cualquier contienda, precisamente por eso: su disciplina.

Patton es llamado para poner orden en el ejército americano en África. La molicie provocada por el desencanto y la falta de esperanza en ganar una guerra hacen que la disciplina se haya evaporado y provoca una situación incómoda para todos menos para Rommel que, cual zorro del desierto, sigue campando a sus anchas.

Patton llega y no tarda mucho tiempo en meter en vereda a sus muchachos. Y lo hace por la vía de la disciplina pero sobre todo del ejemplo. No se separará de ellos en campaña, no se refugiará detrás de un muro. Allí donde sus muchachos están sudando, Patton suda con ellos, allá donde los soldados avanzan, Patton abre el camino, allá donde los muchachos resisten un fuego de artillería, Patton bromea con ellos.

Es un líder que se gana el respeto con autoritas, incluso apoyándose en la autoridad, si es menester. Un respeto que el resto de la oficialía comprende y comparte con admiración.

En su película veremos cómo hay algunas cosas que lo sacarán de quicio: los cobardes, los comunistas, los mandos timoratos y los periodistas.

Voy por partes…

La escena en la que Patton acude al hospital para conocer de primera mano a lisiados y mutilados es tan real (ocurrió de verdad) como impresionante. Vemos a un muchacho herido en el pecho, vemos a otro que no hace albergar muchas esperanzas por su vida, vemos algunos tullidos y a algunos heridos mas o menos grave. En toda esta escena observamos a un George C Scott que no necesita hablar para comunicarnos el dolor de Patton. Cuando está terminando la visita se cruzará con un soldado que lloriquea. Se acerca a él con el cariño de un padre y se interesa por su mal. No es otro que “no aguanta la presión”. El miedo atenaza a este muchacho que no es capaz de volver al frente por miedo a saltar hecho pedazos. Esto hará que Patton desborde una furia contenida. Hará que explote y lo abofetee con el guante llamándolo cobarde. Esto le costará tener que pedir perdón en público, a todo su ejército, por haber perdido los papeles y llamado cobarde al… cobarde.

Esta es una pequeña pincelada que nos permitirá comprender el carácter del personaje. Un tipo duro que mide al resto por sus propios valores, cosa harto complicada cuando hablamos de “un Quijote” (como se refieren a él los nazis) que no mide el peligro de sus actos si no por la gloria que puede lograr con ellos.

Pronto, demasiado pronto en la película entrará en acción otro general. Esta vez británico: Montgomery…

Y no le caerá bien. A la competencia lógica que cabría esperar entre dos primeras espadas que se baten por una misma meta, cabe añadir el punto de partida favorable del británico, que a pesar de serlo, goza de la influencia suficiente dentro del Estado Mayor Aliado, incluso gobernado por americanos. Esto es por los diversos acuerdos políticos entre ingleses y americanos que se traslucen en ceder cierto protagonismo a los ingleses para compensar su pérdida paultina de hegemonía militar y política en defensa de un Imperio que se diluía cual azucarillo en el agua.

Así pues, Monty se convierte en la niña bonita y con sus protestas, Patton empieza a caer gordo.

Caerá gordo, y en la película lo veremos, sobre todo, por culpa de la prensa (digno de clasificar también como Periodismo y Cine). Una prensa que sabe que hace falta muy poco para tirar de la lengua a Patton igual que saben que hay temas que le harán perder el norte (los ya mencionados arriba). Así pues, Patton meterá la pata una y otra vez cada vez que atienda a la prensa: critica a Monty, critica a los mandos que han puesto ahí a Monty, critica los planes de acción, critica a los aliados comunistas y esboza planes para tomar Berlin como primer paso y toma de impulso para saltar hasta Moscú. Ahí es nada.

Una de mis escenas preferidas es la cena de hermanamiento con el ejército rojo en la que los oficiales de ambos ejércitos (USA/URSS) no compartirán mesa y cuando el comunista pretende hacer un brindis con Patton, éste dirá “mis respetos para el coronel, sírvase informarle que no me apetece brindar con él ni con cualquier otro ruso hijo de perra” y se queda tan ancho.

Patton se enfrenta a Rommel, en África, y por toda Europa. Llegan a odiarse tanto como se admiran mutuamente. Y no es para menos: dos grandes genios del Arte de la Guerra frente a frente.

Estamos ante una grandísima película bélica y biográfica. En cualquiera de estos aspectos es una de las grandes del cine. Como biografía porque rescata la figura de uno de los personajes más destacados de la Segunda Guerra Mundial. Como bélica porque es un manual de inspiración temática: por su fotografía, el guión adaptado, su música, sobre todo por su música… y su fotografía.

No hay tacha posible para la dirección de Franklin J. Schafner, capaz de materializar con maestría un guión del mismísimo Francis Ford Coppola, supervisado (incluso durante la filmación) por el propio Bradley (el segundo de Patton en África y su superior en Europa). Brafley y Patton… dos personalidades opuestas (en lo personal y en lo militar).

Todo el que quiera profundizar en la figura de Patton (incluso en las de Bradley, Montgomery o Rommel) lo puede hacer pinchando este enlace a un artículo que he publicado en el troblogdita a propósito de esta película y sus protagonistas: Poker de generales en la Segunda Guerra Mundial: frente Europeo.

George C Scott no quería empezar la película con la mítica escena de la arenga. Temía que una escena tan fuerte (y tan magistralmente grabada) menguara su percepción en cuanto a la interpretación a lo largo de la película. Temía empezar por todo lo alto y que fuera bajando de nivel. Schafner lo engañó. Le dijo que lo grabarían y sería el cierre de la película, y con estas Scott dio su visto bueno. Pocas películas han arrancado tan alto y bien como Patton. Pocas películas han sostenido tal nivel narrativo de principio a fin.

Por cierto, la película se gravó, casi por completo en España, (excepto algunas escenas de Marruecos y alguna otra localización), incluyendo esta escena de la arenga con el banderón a la espalda de Patton. Una bandera pintada para la ocasión en los Estudios Sevilla de Madrid.

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