1Ficha técnica de Territorio comanche
Título: Territorio comanche
Título original: Territorio comanche
Director: Gerardo Herrero
Año: 1997
Nacionalidad: España
Duración: 88′
Guión: Salvador García Ruiz, Arturo Pérez Reverte y Alberto Lecchi (Novela homónima del propio Arturo)
Fotografía: Alfredo Mayo
Montaje: Carmen Frías
Música: Iván Wyszogrod
Producción: Jua Pablo Laplace
Efectos especiales: Marijan Karoglan
Ficha artística
Carmelo Gómez – José Luis Márquez
Imanol Arias – Mikel Uriarte (Barlés en la novela)
Cecilia Dopazo – Laura Riera
Mirta Zecevic – Jadranka
Gastón Pauls – Manuel
Bruno Todeschini – Olivier
Escuela de Periodismo Manuel Martín Ferrand
La primera vez que oí hablar de esta película (que yo recuerde) fue en 2017. Esta inmerso en ese curso de Periodismo impartido en el CEU
Vaya por delante que yo no soy periodista, aunque me habría gustado serlo. Pero no es menos cierto que mi vocación pura, y dura, fue siempre la Filología. Como os conté al comentar el biopic de Tolkien. Y sin embargo, si bien no como periodista, al final he labrado (estoy labrando) una carrera dedicada por completo a la Comunicación.
En 1992 trabajé (gratis) para un periódico local en Estados Unidos. Después creé dos revistas universitarias, ambas sobre literatura y lingüística mientras escribía cuentos para otra tercera, especializada en el sector de las maderas, ahí es nada.
Después trabajé en SOFRES, midiendo audiencias de televisión. Fui el gerente de la Patronal de las Relaciones Públicas y la Comunicación, ADECEC. Director General de la Asociación Internacional de Publicistas, responsable del SEO del periódico ONline Neupic, de Alfonso Ussía Jr. Y sí, el gastrónomo de la Cadena COPE entre 2007 y 2011. Llegué incluso a declinar una oferta para volver a ser «el gastrónomo», pero ésta vez de Periodista Digital. Del mismísimo Alfonso Rojo, a quien Reverte menciona en la novela, y quien me enseñó su chaleco antibalas y el casco que usaba cuando sorteaba balas para dar noticias. No recuerdo con claridad si también tenía una moto… Ahora me dedico a generar contenidos compaginando freelance con ser Director de Contenidos en Azulejos Villegas, una agencia de Publicidad.
Mono de micrófono… otra vez en la COPE, ésta vez de visita
Años después, haciendo el curso de periodismo (porque el gusanillo por el micro sigue ahí y no desaparecerá… (siempre dije que el ídolo de mi infancia fue Gustavo, el reportero más dicharachero de Barrio Sésamo)) volví a sentarme en un estudio de Radio, otra vez en la COPE. Como alumno del curso de Periodismo de la Escuela de Periodismo Manuel Martín Ferrand y por cortesía de Enrique Campo y Ángel Expósito, para hacer la entradilla de La Tarde.
Qué hambre de micro… Os dejo el enlace para ver esos segundos que han pasado a la Historia de la COPE como los mejores 18 segundos de toda la historia de la Radio. Salí a hombros y todavía, en tardes de calma chicha reverberan los ecos de los aplausos y los vítores por todo Alfonso XI y aledaños…
Bueno… quizás acabo de pasarme tres pueblos… Los mejores no, pero seguramente entre los cinco mejores sí (risas de fondo)…
En resumidas cuentas: me he pasado y sigo haciéndolo media vida escribiendo para los demás. Poniendo el pensamiento de otros sobre el papel y dando voz a todos ellos con mi prosa, que no parece tan mala cosa.
No soy periodista, ni crítico de cine, dicho sea de paso.
Pero como lingüista aporto mi granito de arena a éste mundo digital aportando lo que ningún periodista sabe hacer: dotar de SEO a mis escritos, para no sólo llegar al lector, sino también destacar en los resultados de búsquedas. Todo esto viene a colación, ya lo iré desbrozando, para el comentario de ésta peli. Os ruego un poco de paciencia. Aunque los que ya me conozcáis sabréis que me gusta abrir muchas puertas por el camino para irlas cerrando de una en una.
Volvamos a la primera vez que escuché alabar esta peli, en la Escuela de Periodismo. A la sazón creo que fue un 21 de abril, con Rosa María Calaf y Anna Bosch. Tiro de memoria aunque no podría garantizar que fuera justo en dicha sesión, sobre corresponsalías, o en la sesión de Periodismo fotográfico con Pedro Armestre y Javier Bauluz.
En cualquier caso menudo póker de periodistas de pura cepa he esgrimido en un sólo párrafo.
Dato curioso: con Pedro Armestre me tomé un café una tarde y años después me lo volví a encontrar en medio de la serranía de Cuenca, en el río Escabas, cuando yo me disponía a hacer vivac para dormir al raso con mi mejor amigo. Estábamos descansando al lado del río y por ahí venían dos caminantes, en medio de ningún sitio y ¡zas! Don Pedro. Risas -creíamos que éramos los últimos- dijo él (eso o algo parecido) -sí pero nosotros nos quedamos para hacer la guardia- más risas, abrazos y buen viaje.
Total, que alguno de los profes y periodistas fue el que me puso sobre la pista de Territorio comanche. Y la dejé aparcada en mi subconsciente. Cosa rara porque la peli está basada en una novela Pérez-Reverte, cuya manera de escribir me encanta. Y por cierto, quien ya se ha pasado por el fancine con otras dos pelis hechas a partir de sendos textos suyos: Alatriste y Oro.
Adaptación literaria de Territorio comanche de Arturo Pérez-Reverte
Pero ahí se quedó. Ni la vi, ni me leí la novela. Hasta hace un par de semanas que, por fin, me compré la obra literaria y el pasado viernes por la noche (hoy es domingo) me vi la peli sólo para publicar mi comentario en el fancine.
Y menos mal que me la leí primero, porque si no no habría visto la diferencia entre una y otra, sobre todo en lo que al protagonista se refiere. De hecho la peli se saca de la chistera un nuevo personaje que pasa a ser protagonista y, para mi gusto, revienta la historia.
Ojo, la revienta porque la comparo con la novela y claro, me saca del texto. El propio Pérez-Reverte colaboró en la adaptación, ergo es corresponsable (que no «corresponsal») del texto cinematográfico final.
Esto tiene una explicación, según lo veo yo, claro. La novela es autobiográfica, aunque para escribirla Pérez-Reverte se apoya en Mikel Uriarte (en Barlés y todavía no entiendo el cambio) puesto que parece que quiere compendiar en él sus vivencias, pero no transmitirlas como si estuviera escribiendo un diario o escribiendo sus memorias.
Memorias son, y suyas, pero se toma la licencia de artista para recomponer al personaje y dotarlo de vida y experiencias propias, aunque éstas salgan de su propia vida.
Y a partir de éste recurso, Uriarte / Barlés nos habla en 3ª persona de Márquez. Este sí es personaje y persona, pues el segundo inspira al primero y bien podría parecer que toda la novela, más que la película, es un homenaje a su compañero y cámara Márquez. De hecho casi todas, si no todas, las anécdotas y escenas que leemos/vemos son reales y protagonizadas por el verdadero Márquez, junto con el auténtico Arturo. Dicho sea de paso el auténtico Márquez tiene que haber sido un tipo de armas tomar y tenerlos bien puestos, amén de tener un estómago hecho a pruebas de bombas para aguantar lo que vio y vivió.
Pero entonces falla algo. Y no es que no entienda el cambio de nombre del corresponsal, que se me escapa la razón y espero que alguno de vosotros sepa explicármelo. La novela transcurre en un espacio corto de tiempo. A saber…
Todo pasa en una tarde
En la novela, claro, en la peli variará todo y luego veremos por qué. Los dos protagonistas esperan recostados en una carretera para ser testigos de algo que ningún otro reportero ha visto antes. Visto y filmado, porque realmente nos narra un capricho de Márquez. Está intentando grabar la voladura del puente de Bijelo Polje.
Contexto: estamos en la ex-Yugoslavia dentro de una guerra en la que el país saltó por los aires. Años después este conflicto es motivo de vergüenza para toda Europa que no supo intervenir para ayudar al vecino que pedía auxilio a gritos. Fueron los americanos los que finalmente tuvieron que hacerlo y recuerdo a mis amigos de allí, pues por aquel entonces yo vivía en Minnesota, diciéndome que Europa, la Comunidad Europea, tenía un avispero entre las manos y no se atrevía a hacer nada con él, y apostillaban, «again», como con Hitler. Solo Torra, uno de los cabecillas independentistas catalanes, defendió ese modelo (esloveno) como el camino a seguir para desvincularse de España. Es decir, la guerra civil.
Y dentro de ese contexto la escena se desarrolla en la retirada del ejército croata, huyendo y cruzando dicho puente con la vanguardia del ejército o la Armija bosnio-musulmana pisándoles los talones. Según Márquez, la intención de los croatas era hacer saltar el puente por los aires para frenar el avance de la Armija. Y esa voladura era la que él quería grabar en contra de todo lo que apuntara a tener un poco de sentido común.
No obstante estaban en «territorio comanche«
Que como bien explican la novela y la peli, es la zona de un conflicto en la que un reportero se abandona a su suerte y ésta podría ser caprichosa. Es decir, que estás si protección alguna y no sabes si saldrás de ello. Entiendo que tiene que ser el terreno más suculento si vas en busca de la noticia precisamente por eso, porque ahí no hay leyes, normas, códigos y es donde la guerra mostrará su lado más oscuro (si es que puede tener alguno claro) y se pueden tomar las mejores imágenes, siempre y cuando regreses con vida, claro está.
Como os decía, la novela transcurre en esa jornada y el tiempo que emplean esperando se convierte en un aluvión de recuerdos de escenas vividas y compartidas. Unas veces juntos, los mismos protagonistas, otras por separado.
Pérez-Reverte se pasea por la historia reciente del periodismo de guerra y da la vuelta al mundo hablándonos de periodistas, conflictos bélicos y sus suertes y hazañas. Nos habla de los que ignoraban el riesgo. Habla de alguno que estaba algo grillado. De otros que se metían de todo para huir, de todo. Habla de actos de valentía y de huidas en tropel. De suertes buenas y malas, de sus colegas de profesión desde Vietnam hasta El Salvador pasando (casi) por todos los continentes y todos sus conflictos desde más o menos el apogeo de la Guerra Fría.
Pero claro.
Esa fórmula nos sirve en la novela. En ella el lector se puede sumergir en las memorias y en los recuerdos del personaje principal. En la peli no. Necesitaba poner voz y cuerpo a esos recuerdos. Plasmarlos en un tercer protagonista que nos permitiera huir de una voz en off que se habría pasado 88 minutos contándonos esto y aquello.
De ahí que se sacaran de la manga a Laura Riera. Un personaje de nuevo cuño para la peli que sirve para, sobre todo, que Uriarte la vaya poniendo al día y explicando la vida y la realidad cotidiana del reportero de guerra a ella. Así se solucionan esas divagaciones y pensamientos del verdadero protagonista. O mejor dicho, cómo plasmarlas en la peli para que el espectador entienda todo mediante los diálogos. Todos iban encaminados a homenajear a Márquez y a servir de catarsis para el propio autor. Todo tras cerrar una etapa en su vida, y de paso para brindar por sus colegas vivos y sobre todo los muertos.
Sin embargo la echan encima el muerto del francotirador que se gusta matando a discreción. Como si ella forzara la escena para poderlo emitir sin importarle la vida de los que mueren por el camino. Aunque quizás ésta fuera una crítica velada, en la peli y en la novela a redactores y cadenas ávidas de carnaza por igual.
La suma de Laura Riera mas Uriarte son la adaptación del Barlés de la novela, alter ego del propio Pérez-Reverte
Y de paso en la peli se sacará alguna espinita haciendo que la periodista que llega al territorio comanche sea una periodista de estudio y reciba el desdén de quienes se sienten menospreciados allí en el frente. Curtidos en mil batallas y teniendo que llevar de la mano a una periodista novata. Si bien en la peli trabajan para el Canal 4, en la novela es para RTVE. Y aquí hago un alto para deciros que las imágenes que acompañan a este artículo las he sacado de dos programas en su Web: Historia de nuestro cine y Versión española.
Retrata a valientes y cobardes. A héroes que sobrevivieron a multitud de conflictos y a otros que cayeron fulminados por la bala de un francotirador en su primera jornada como corresponsal. Nos habla de gentes con nervios de acero y de cómo la tribu de los corresponsales se pegaba para lograr la mejor foto y se arropaban los unos a los otros al caer la noche, en el hotel de turno, a la luz de unas velas a golpe de whisky, o de lo que encontraran.
Y nos habla de Manuel, un periodista argentino, gafe y gorrón, porque siempre iba gorroneando una copa a estos y aquellos, copa que le pagaban para escuchar las historias fatales que contaba pues su mala suerte radicaba en que nunca estaba cerca del sitio en el que se producía la noticia. De hecho los demás periodistas le preguntaban dónde iba a ir al día siguiente para ir al lugar más opuesto.
Por hablarnos nos habla hasta de los tres tipos de muerte que se puede uno encontrar, como corresponsal, en medio de un conflicto:
- Por suerte (mala). Si te toca, te toca y ya está
- Los novatos, en su debut
- Por probabilidades: cuanto más tiempo lleves en la profesión o en un mismo destino, más probabilidades tienes de que una bala o una mina lleve tu nombre
Pérez Reverte es una de esas gloriosas y honrosas excepciones de periodistas que saben escribir
Y no se me enfaden mis amigos periodistas. Coger un bolígrafo y garabatear un papel lo saben hacer todos, aunque los habrá que no sepan ir más allá de una tablet… Pero escribir, lo que se dice escribir, pocos hoy en día. Y los que osan hacerlo mejor se lo habrían ahorrado.
Estamos en tiempos en los que los periodistas han olvidado para qué sirven las preposiciones y las usan aleatoriamente. Hay momentos en los que da pena escuchar la Radio y oír lo mal que hablan, algunos incluso leen sin disimulo. Pero escribir… Sujeto + Verbo + Predicado… no lo conocen. Hay noticias tienes que leerlas y releerlas para reordenar las frases y alcanzar a comprender el significado de cada una de ellas y del texto en conjunto. Y cuando traducen una noticia de otro idioma, mantienen hasta la sintaxis del idioma original, delatándose en su ingenuidad.
A veces parece que compran las frases en bolsitas con las palabras desordenadas y las va colocado en las frases conforme las sacan de la bolsa, sin ton ni son.
En su día llegué a usar el hashtag #RedacciónPeriodística en Twitter
Para contestar a publicaciones de los Medios, de todos los Medios explicado por qué estaba mal escrito éste o aquel tuit, pero desistí porque no tenía tiempo para tanto. Y pensar que cobran por escribir así de mal. Qué injusta es la vida.
Así pues, volviendo al tema, ya para despedirlo. Laura, que es argentina, y no tengo ni idea de por qué, me figuro que porque es una coproducción y para contrarrestar al gafe que mencioné antes, pasará las de Caín y servirá como excusa para que el corresponsal español al dirigirse a ella, en realidad nos esté hablando a nosotros para contarnos verbalizando en un diálogo todas las reflexiones y recuerdos por los que divaga en la novela.
Por poner «un pero» se lo pongo a Mikel Uriarte, encarnado por Imanol Arias. Me da igual verlo en la peli que lo vea, siempre el mismo tono, y la misma manera de declamar, que no de interpretar, sus personajes. Si cierras los ojos podrías estar escuchando a un corresponsal de guerra en pleno fregado o al patriarca de los Alcántara. Eso quita profundidad al personaje y hace que cometarios lapidarios y reflexiones existencialistas que se hace el protagonista de la novela se queden en meras líneas de un guión que él las deja caer sin emoción alguna, sin sentimiento.
A Márquez lo interpreta Carmelo Gómez quien ya se pasó por el fancine en la película Silencio en la nieve, también de Gerardo Herrero.