Ficha técnica de RoboCop
Título original: RoboCop
Montaje: Frank J. Urioste
Ficha artistica
Nancy Allen – Agente Anne Lewis
Ronny Cox – Richard «Dick» Jones
Robert DoQUi – Sargento Warren Reed
Pocas pelis habrá con mayor sabor a videoclub que RoboCop
La peli nos pinta un Detroit del s.XXI, creo que de 2021
Pero más triste que ver a una generación que odia a su propia civilización…
De ahí viene «su sheriff»
Cyborg…
¿He dicho un poli mitad hombre mitad robot?
Digo esto, de antemano, porque en los demás sitios leeréis «Verhoeven refleja el capitalismo», o lo denuncia, o lo que sea. Pero todas esas aseveraciones son falsas, puesto que Verhoeben elucubra y, al hacerlo, arrima el ascua a su sardina para dar rienda suelta a sus dos inclinaciones: la política, denunciando el capitalismo que, dicho sea de paso, le ha cobijado, abierto las puertas y dado trabajo y su sadismo, presente en buena parte de su filmografía.
Un sadismo que impregnó y marcó su carrera a modo de sello personal gustando de no esconder las escenas más tórridas, sino recrearse en ellas y multiplicarlas para que se te quedaran grabadas en la cabeza.
De ahí la muerte de Alex Murphy. El protagonista
Lo mejor de todo es que nos lo mata nada más comenzar la peli. Pero volvamos unos minutos atrás. Para explicaros quién es el tal Murphy.
Un poli que acaba de llegar a Detroit.
De hecho se lo cepillan en su primera patrulla. No podremos decir que fuera un tipo afortunado.
Tópico sobre tópico (ochentero), Verhoeven nos ha presentado la típica comisaría caótica, en la que la violencia física y psicológica rezuma por los poros de todos cuantos se encuentran en ella, polis y delincuentes por igual.
Sargento Warren Reed, negro, gritón, mal hablado, siempre enfadado, con bigote, fumando un puro (creo) y que sólo le falta escupir cuando habla. Eso sí, el más justo de todos.
Duchas mixtas, mujeres andróginas, y de armas tomar… y poli nuevo encasquetado como pareja sin que parezca que va a cuajar su estancia en la comisaría.
Dentro de esa violencia vemos cómo reaccionan con total naturalidad ante el asesinato de un policía. Y cómo el comisario aplaca las de por si pocas ganas de venganza o de organizar una huelga. Toque sindicalista… Creo recordar que les dice, «somos policías y no fontaneros». Y san se acabó.
Reparto de tareas a lo Hill Street y allá va nuestro protagonista, a medirse con el mayor asesino de policías de todo Detroit. Bueno… él no lo sabe cuando sale de la comisaría, pero lo descubrirá muy pronto.
Antes os dije que el prota de la peli muere al comienzo de la peli. Ahora he de deciros que no es del todo cierto.
Todo el que viera la escena convendría conmigo en que lo normal es que saliera de ella fiambre. Mutilado por disparos a bocajarro y descerrajado a quemarropa. Todo aderezado con un tiro en la cabeza.
Su compañera, el agente Anne Lewis, le dará por muerto… Pero no lo está.
Eso lo comprenderemos instantes después. Cuando empecemos a ver por sus propios ojos, ya no los de Alex Murphy, sino los del RoboCop (policía-robot).
¿Quiénes son esos tipos?
¿Qué están haciendo?
Para entender su actitud, y sus actos, hemos de dar un saltito atrás en la peli. os vamos a la sala de juntas de la corporación OCP. En ella veremos la presentación de un prototipo de robot que ayudará a patrullar ala policía y evitará muchas muertes de agentes.
Pero la cosa les sale rana porque en la misma presentación del robot, se le cruzan los cables y se cepilla al directivo que estaba simulando ser una amenaza pistola en mano.