Ficha técnica de Parásitos
Título original: Parasite – 기생충
Director: Bong Joon-ho
Producción: Kwak Sin-ae, Moon Yang-kwon, Bong Joon-ho, Jang Yung-hwan
Nacionalidad: Corea del Sur
Año: 2019
Duración: 132′
Música: Jung Jael-il
Montaje: Yang Jin-mo
Productora: Barunson E&A
Distribuidora: CJ Entertainment, Neon
Ficha técnica
¿Habéis escuchado la Banda Sonora de Parásitos?
Incluso os recomendaría que la busquéis en Youtube, ahora. Para ponerla de fondo mientras leéis mi comentario de la peli.
Si la película resulta intrigante, su música no se queda atrás. Es más, me parece el complemento perfecto para erizarnos la piel mientras asistimos, atónitos, a una trama que va dando saltos de lo lógico a lo ilógico, y de lo ilógico a lo rocambolesco con tal pátina de naturalidad que nos asombra, como espectadores.
Y todo con el runrún de una BSO que subyace y nos arrulla, cual cancioncilla cantada a un bebé para que se duerma sintiendo el calor de los brazos de un padre amoroso. Así se cuela esta banda sonora en Parásitos, parasitando la película. Parasitando nuestros oídos y condicionando nuestra condición de espectador manipulando nuestras emociones.
Para que os hagáis una idea, hay momentos en los que la música aguda me taladra los tímpanos de tal manera que no pude evitar evocar, involuntariamente, al Gregorio Samsa de Kafka. Lo sé. No tiene ninguna relación. Pero creedme que una vez que pensé en una enorme cucaracha humana encerrada en una habitación no me la pude volver a sacar de la cabeza. Y esa traición de mi subconsciente pervirtió, manipuló, condiciono, y creo que mejoró mis sensaciones y emociones haciéndome entresacar lo peor (que es lo mejor) de ésta película.
La música no interfiere en la trama, pero la acompaña con discreción.
Ejerce de carabina para mostrarnos su palma extendida y frenarnos (emocionalmente) cuando le conviene a Bong Joon-ho, y nos empuja cuando procede. Ese es el mérito de ésta banda sonora ecléctica que salta de la melodía pura al ruido absoluto pasando por silencios a modo de elipsis narrativas para nuestros oídos. Melodía, ruido, silencio y sonidos «orgánicos» como la lluvia integran esta Banda sonora tan incatalogable como la película a la que acompaña.
Os confieso que no tenía ningún interés por Parásitos.
Es más, la descarté una y otra vez cuando iba al cine. Tiempos aquellos en los que terminaba mis semanas seleccionando una película para ir a verla el viernes de madrugada. Cuando había cines y podías salir a la calle. Lo digo porque bien sabréis que escribo éste comentario metido en mi casa como todos vosotros que me leéis, por la cuarentena y por el Coronavirus de las narices. Dios quiera que pase pronto y nos haga el menor daño posible, en lo personal y en lo social.
No sabría calibrar cuánto anhelo sentarme en una butaca de cine, ver cómo se apagan las luces, se ajusta la pantalla para la proyección y empieza la película. Cuánto deseo volver a Cinesa, o a Kinépolis, y abandonarme al cine con sueños inducidos, viendo cine.
Como os decía yo no fui, ni mucho menos, de los primeros en ver ésta peli. Es más, no lo hice hasta casi los Oscar 2020. Movido por el morbillo y la curiosidad.
Ford v Ferrari
Mi candidata Ford v Ferrari no iba a ganar. Lo tenía claro. El premio estaba entre dos pelis: la favorita de la masa, que para mi era sencillamente mala, salvo en lo que a Phoenix respecta: Joker. Mala de solemnidad para mi gusto. Y 1917, otra que estaba destinada a arrasar, pero se iba desinflando al mismo ritmo que se había inflado. Mi segunda favorita parecía haberse estrenado hace eones.
Si en otoño causó sensación, para los Oscar ya era agua pasada: Érase una vez… en Hollywood. Descartada. Jojo Rabbit me hizo mucha gracia pero no era una candidata seria. Me gustó bastante Historia de un matrimonio. El irlandés no terminé de verla. Mujercitas me la perdí. Pero de todas ellas, la que no podía esperar que diera el campanazo, como lo dio, fue ésta: Parásitos.
Y lo dio. Vaya que si lo dio.
Se llevó 4 Oscar: Mejor Película; Mejor Director, también el Mejor Guión adaptado y, claro está, Mejor Película extranjera. Y como tal, película extranjera, dobló los dos Oscar ganados por Roberto Benigni con La vida es bella. Hablando de «peli extranjera», ésta no es la primera surcoreana que comento en el fancine. La precedió Lazos de guerra, una peli de cine bélico de 2004.
Creo, en contra de la opinión general, que ni Joker ni 1917 eran grandes pelis
Buenas quizás (acepto lo bueno de Joker a pesar de no gustarme), pero grandes, o grandiosas, no. Igualmente creo que Parásitos es buena, pero ni por encima ni por debajo de las anteriores. Simplemente pienso que Parásitos ha tenido la inmensa fortuna de competir por los Oscar en un año flojo, muy flojo y se ha impuesto porque, pese a todo, era la más original de todas. Por lo menos en cuanto al guión.
Ha sido la suerte de estar en el momento oportuno en el sitio oportuno. Pero ojo, que para tener suerte hay que buscarla y, precisamente eso: estar ahí. Y Parásitos estuvo.
En béisbol existe la figura del «underdog». Esto me lo explicó mi amigo Enhamed. El underdog es el que va de tapadillo, aquél por el que nadie apuesta, de hecho ni entra en las apuestas, pero sigue trabajando duro, en la sombra, y de pronto llega un día que se impone a todos los favoritos y les deja con caras de tontos. Pues eso hizo Parásitos, ser un underdog y ganar por sorpresa. Cosa que tiene muchísimo mérito.
Dicho esto, me dispongo a adentrarme en la trama de la peli, por lo que destriparé (para muchos haré «spoiler«) su argumento para poder plasmar mi opinión y mi comentario.
Así pues, doy al «ON» en su banda sonora y me sumerjo entre…
Parásitos
No me cabe la menor duda de que Parásitos es una crítica social. Por primera vez veo una crítica en la que la clase baja sale mal parada.
Aunque he llegado a encontrar alguna crítica (lo mio es sólo un comentario) en la que, al final, los parásitos de la peli son los miembros de la familia Park, y lo razonan diciendo que son capaces de no hacer nada viviendo a costa de los pobres para que se lo hagan. Olvidando el matiz de que para que otros se lo hagan, los pagan. Y con lo que les pagan pueden tener una buena vida.
Al escuchar esa crítica me pasó como con la peli JOKER, en la que te arrancan un personaje de cómic de las viñetas para dar rienda suelta a la anarquía y terminar justificando todo lo injustificable. Es como el Robin Hood de Otto Bathurst, la mayor basura cinematográfica que haya visto el género de aventuras. Porque no es de aventuras, es mera propaganda política. Es reescribir Los miserables ambientada en Gotham, o en Sherwood. Ganas de hacer el mal por hacerlo.
El caso es que, contra todo pronóstico, Parásitos critica a una familia de clase baja que terminará parasitando a una familia de clase alta.
Para que esto tenga lugar se conjugarán diversos factores.
Por un lado habrá un muchacho llamado Min-hyuk que trabajará para ésta familia de clase alta. No recuerdo si era el profesor de inglés de la hija mayor, o de matemáticas… no recuerdo con exactitud de qué le daba clases, pero el caso es que iba a su casa para darle clases particulares.
Si bien recuerdo también, estaba enamorado de ella. El caso es que tendrá que hacer un viaje y acudirá a Kim Ki-woo, su amigo, para que lo sustituya (y creo que para que vigile a la muchacha). Vamos, que haga de carabina. Vista la peli ya no sabría deciros si su amor por ella era correspondido o respondía a su mera imaginación.
Para que Kim Ki-woo pueda ejercer de profesor particular deberá falsificar un título que no tiene. Que intentó sacarse, pero no lo consiguió. Y por eso lo falsificará. Aunque será su hermana quien lo haga, Kim Ki-jung. Quien se revela como una falsificadora de primera.
Otro factor determinante para que prospere la estafa será la candidez de la madre de la familia Park, Choi Yeon-gyo. Quien, en su bondad y confianza en el prójimo, es embaucada por Kim Ki-woo y termina contratándolo.
Pero eso no es todo.
Ya hemos visto un antecedente: Para poder optar al puesto de trabajo deberá mentir falsificando el título. Pero en la primera visita y reunión con la madre irá un poco más allá y dará otro paso que lo precipita en una espiral de mentiras de la que no se podrá apartar.
Cuando se enfrente a un dibujo hecho por el hijo pequeño de los Park, Park Da-song, seguirá la corriente de candidez a la madre Park para regalarla los oídos sobre las bondades de la capacidad artística del hijo.
Bondades falsas, pues sus dibujos son pésimos.
Pero aún así la madre se siente orgullosa y deja entrever una veta por la que tirar de sus emociones, de sus complejos de inferioridad y sus frustraciones, tanto emocionales como personales.
El clásico ejemplo de padres que endiosan a sus hijos y los creen los mejores en todo. Carne de cañón de timadores que los adulan y abusan de su gilipollez para sacarles los cuartos.
Lo mejor de la pintura del niño es que, vista la peli, un par de veces, y vistos sus dibujos terminan siendo un spoiler de la propia peli.
Los dibujos son como un huevo de pascua en Ready Player One
Pues eso hará Kim Ki-woo. Y terminará recomendando una psicóloga para que encauce el potencial del portento por pulir del crío que hace garabatos. Garabatos fruto de su hiperactividad. La psicóloga, y artista profesional no será otra que Kim Ki-jung, la hermana de Ki-woo, quien ya tiene sus primeros escarceos para enamorar a la hija Park.
En definitiva, el muchacho se desmarca recomendando los servicios de una profesional, creo que la presenta como la amiga de una prima, o algo así, que no sabe si podrá disponer del tiempo para dedicárselo al Velázquez en potencia.
Pero vamos, que se lo dice a su hermana para intentar llevar dos sueldos, en vez de uno a su casa. No lo había dicho pero toda la familia Kim vive en un semisótano con vistas a ras del suelo en su única ventana.
Sobreviven, más que viven
Los pobres viven, sobreviven preparando las cajas de cartón para una pizzería. Así pues, un segundo sueldo inflado y generoso, tan generoso como lo es la madre Park, no vendrá nada mal.
Vemos que ya van dos parásitos: los dos hijos Kim. El tercero será su propio padre, Ki-taek. Quien terminará como chófer de los Park. Y para hacerlo los hijos se encargarán de provocar el despido del anterior chófer, sin escrúpulo de ningún tipo.
Y como no hay tres sin cuatro
Porque dos sin tres se nos queda corto), los tres parásitos Kim echarán a la asistenta de los Park, a la Señora Gook Moon-gwang para que ocupe su puesto de trabajo Park Chung-sook. Sí, la madre Kim.
Ya está toda la familia Kim chupando la sangre a la familia Park. Aquí es cuando Bong Joon-ho te destapa a los parásitos a los que hace referencia en el título de la peli. Aquí comprendes, por fin, los carteles de la película y las franjas negras que cubren los rostros de los protagonistas en la publicidad de la peli.
Pero seguimos haciendo spoiler y damos otra vuelta de tuerca al guión cuando la antigua asistenta ruegue entrar en la casa de los Park en una noche lluviosa en la que los Park han salido a pasar el finde fuera y sólo están los kim.
Escenas que sobran
Antes del spoiler os diré que a partir de aquí hay escenas que, para mi gusto, sobraban. Sobraban y hacen que para mi pierda interés la película. El giro del guión que veremos a continuación será lo suficientemente bueno como para haber podido prescindir de algunas escenas como la del festín de los Kim en ausencia de los Park que, para mi gusto, habrían aportado de mayor credibilidad a todo el guión.
Un guión retorcido de por si que no necesitaba recrearse en mostrarnos a los Kim bebiéndose los licores y comiéndose las delicatessen de los Park en su ausencia. Esta parte me resulta un poco tendenciosa porque parece que Joon-ho necesita recalcar lo malos que son los Kim. Ya lo sabemos, no nos los restriegues, sobre todo con lo que está por suceder.
Y lo que sucede es que la asistenta original tampoco era trigo limpio. Cuando la echan, la despiden, sufrimos porque comprendemos la injusticia que se está cometiendo hacia una señora que sólo ha hecho su trabajo. Pero ahora comprendemos que tampoco era así. La señora Moon-gwang tenía escondido a su marido en el búnker de la familia Kim.
Cine coreano (del Sur)
En Lazos de guerra vimos la guerra de Korea y cómo se distancian Korea del Sur (capitalista y democrática en la que viven los Kim) de la Korea del Norte dictatorial y comunista. Pues bien, de esa tensión que dura hasta nuestros días, surgieron estos búnkeres como refugios nucleares por si al dictador comunista del norte le daba por tirar una bomba atómica sobre sus vecinos del sur.
Pues bien, la casa de la familia Park tiene un búnker y en dicho búnker la asistenta tenía escondido a su marido. El verdadero y definitivo parásito de la familia Park. O el genuino, porque lo de los Kim no tiene nombre.
Este parásito será también la explicación al estado emocional del hijo de los Park, el hiperactivo. Resulta que tiene un trauma que no supera, cree haber visto un fantasma en la cocina. Pero no. Sabiendo lo del búnker y lo del inquilino del mismo comprendemos que el marido de la asistenta, que podía entrar y salir a su antojo, habría hecho una escapada del sótano a la cocina y le habría visto el niño quien, en su inocencia, lo habría tomado por un fantasma y así quedó traumatizado de por vida, y con razón.
Upstairs, downstairs
La película me recordó varias veces a una antigua serie de televisión inglesa: Arriba y abajo (Upstairs, downstairs) de los setenta que yo vi en los ochenta. Peli de la qu seguramente bebió (en grandes dosis) Robert Altman para crear Gosford Park en 2001. En ambas, la serie y la peli, vemos la diferencia de clases en función de las escaleras. Arriba vive la clase acomodada y abajo vive el servicio.
Eso lo vemos en esta peli en multitud de ocasiones. Igual que los juegos de miradas, de abajo a arriba y viceversa, en función del status. Pero en esta peli vamos un paso más allá. Si en los dos ejemplos mencionados vemos la separación de clases en función de si están en lo alto o en lo bajo de las escaleras, en ésta incluimos el búnker olvidado por todos, menos por la asistenta.
De hecho su regreso rogando poder acceder a la casa era porque cuando dejó de trabajar para los Par se tuvo que marchar y dejó a su marido abajo, encerrado y in ninguna explicación. Tenía que volver para alimentarlo y para que no se volviera loco.
El único método que tenía el señor para comunicarse con el exterior era mediante el morse haciendo parpadear la bombilla de las escaleras del garaje con código morse. Un código aprendido de un manual de escultismo, de los Boy Scouts de Corea del Sur y que me arrancó una sonrisa al recordar mi etapa (nunca se deja de ser Scout) en el Kimball 110, de Scouts de España.
Incluiré ésta peli en mis pelis para MIBers
Por mi obsesión de explicar la digitalización mediante el cine. En este caso y con esta peli os hablaré de la importancia del Wi-Fi. Hoy dejamos de tener Wi-Fi y nos morimos. O salimos a la calle y la liamos parda al estilo Joker. El Wi-Fi se ha encastrado en nuestra conciencia colectiva y condiciona nuestras vidas. En el trabajo porque ya nadie concibe estar trabajando sin estar conectados a Internet, mediante Wi-Fi, claro.
En casa porque no podemos estar desconectados ni por un minuto. Si teletrabajas por razones obvias. Si no, porque hay que hablar con la abuela por vídeo conferencia o echar una partida de algo, en red. Y si estás de vacaciones porque ya ha dejado de interesarnos irnos a la playa a desconectar. La gente pobre de espíritu se va a donde quiera que se vaya para dar envidia a los demás.
A los extraños y, si puede, a los propios. Cuanta más envidia mejor. Te aburrirás en tus vacaciones. Tendrás que aguantar a alguien con quien no quieres convivir, pero no dejarás escapar la oportunidad de restregar a todo el mundo que eres una privilegiada y estás en la playa o en la montaña. Esa es la sociedad que estamos creando y recreando con las redes sociales, el Wi-Fi, el 4G y los Smartphone.
Y en ésta peli, el Wi-Fi es una señal de status quo entre sus personajes. Tu cobertura Wi-Fi como metáfora de clase social. En esta peli la familia Kim «parasita» el Wi-Fi a sus vecinos desde el minuto 1 de la peli. No tienen aceso a Internet y eso los deja incomunicados del resto del mundo. De ahí que se busque y rebusquen las vueltas para poderle robar la señal a los vecinos.
El extremo opuesto es la relación de la familia Park con el Wi-Fi. Para ellos acceder a Internet no entraña sufrimiento alguno. Ni estrés. Es algo innato. Ni se plantean su necesidad porque nunca han tenido que prescindir de él pues nunca les ha faltado.
Para los Park el Wi-Fi es como el oxígeno
No lo ven, no lo piden, pero lo tienen. Para los Kim también, pero a medio metro debajo del agua. Teniendo que sacar la cabeza cada poco rato para hinchar los pulmones con oxígeno y volver a sumergirse, no para bucear, sino porque no hacen pie.
Hasta aquí la pelícla me sorprendió y me fascinó. Confieso que el giro del marido de la asistenta parasitando la nevera de la familia Park por las noches, cuando duermen, me inquietó y me dio qué pensar. Pero creo que la peli podría haber durado 20 minutos menos y el resultado habría ganado mucho.
Pienso que no sólo entra en una espiral de demencia total, que deriva en violencia, sino que entra en barrena. Creo que Joon-ho tuerce y retuerce el guión y, al final, se excede. Y eso me hace que el trecho final de la peli se me haga un poco cuesta arriba, sin desmerecer todo lo anterior.