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Operación Pacífico

Tabla de contenidos

Ficha técnica de Operación Pacífico

Título: Operación Pacífico
Título original: Operation Petticoat
Director: Blake Edwards
Año: 1959
Nacionalidad: USA
Duración: 124′
Guión: Stanley Shapiro, Maurice Richling
Fotografía: Russell Harlam
Montaje: Frank Gross y Ted J. Kent
Música: David Rose y Henry Mancini
Producción: Robert Arthur
Productora: Granart Company y Universal International Pictures
Distribuidora: Universal Pictures
 

Ficha artística

Cary Grant – Comandante Matt Sherman
Tony Curtis – Teniente Nicholas Holden
Joan O’Brien – Teniente Dolores Crandall
Dina Merrill – Teniente Barbara Duran

Peli incluida en el podcast Antena Historia sobre Guerra submarina en el Pacífico en la 2ª Guerra Mundial

 
Remate perfecto para el que dedicamos a la guerra submarina en el Atlántico, mas el especial de Enigma y el spinoff de los convoyes con Greyhound. Como veréis os prometimos películas de submarinos y os hemos regalado más de 10 horas de Cine e Historia. En breve saldrá el del Pacífico.
Puedes estar rodeado de eruditos del cine o de la Historia. Hablar de peliculones como El submarino, U-47: Comandante Prien en el Atlántico. U otras en el Pacífico, como Torpedo o El último torpedo, Destino Tokio o La flota silenciosa.
 
Podemos discutir fechas, tipos de submarinos, hablar de sus tripulaciones. Hablar de Rochefort o de Turing. De las inclinaciones políticas de los submarinistas alemanes y del desperdicio de talento japonés al infrautilizar su flota submarina y no usar el mejor torpedo de su época. Hablo del Tipo 95 de 1935, con 405 kg de explosivos (que llegarían a 550) y 13.100 yardas de autonomía. O hablar de los kaiten, o torpedos tripulados por suicidas…
 
Todo eso da igual.
 
Puedes discutir sobre si la estrategia nipona era la correcta, al emplear su flota submarina a modo de exploradores, o transportes de tropas en vez de como arma ofensiva. Hables de lo que hables sobre el tema submarino en la segunda guerra mundial, y con quien lo hables… existe una combinación de dos palabras que dinamita toda tertulia belicosa…

Submarino + Rosa

 
Ahí resuena una carcajada y ya dan igual 8 que 80.
 
Se acabó el debate. Fin de la discusión. Ni submarinos holandeses, ni británicos, nipones ni yankis. El submarino que todo el mundo conoce, aunque no haya visto la película es éste submarino rosa. Y todo el mundo la recuerda con una sonrisa en la boca. Se agolpan las anécdotas, frases y escenas cuando todos empiezan a comentarla. Veo en ella un precedente a la comedia que vino décadas después con los Top Secret y Aterriza como puedas.
 
Porque pienso, en verdad, que es un serio precedente de ese tipo de comedia.
 
La reiteración de gags en torno al teniente. La absurdez total de cómo se sobrelleva y se convive con su caradura. El alto mando de la US Navy dando por bueno que le han robado la pared de su barracón… No me digáis que no tiene algo de Top Secret… O al revés, no me digáis que Top Secret no tiene algo de Operación Pacífico. Y que conste que lo apunto para bien, porque si ésta me gusta ni os cuento cuánto me rio con Top Secret.
 

Es mencionarla y todos a partirnos de risa

 
Por eso esta peli sacia, con creces, las expectativas de quien se sienta a verla. Promete risas y terminas con la mandíbula desencajada.
 
Tiene un reparto espectacular cuyos protagonistas brillan con luz propia: Cary Grant, como el Comandante Matt Sherman y Tony Curtis (Los vikingos) encarnando al Teniente Nicholas Holden.
Menuda parejita.
 
El Comandante Sherman parece sacado del manual del buen marino. Es pulcro, educado, recto de pensamiento y de obra. Siempre presto para servir y buen navegante.
 
Por contra… el teniente. Es para darlo de comer a parte.
 
Va siempre como un pincel. Esto es ir limpito, aseado y muy pulcro. Lo digo para que me entiendan las víctimas de la Ley Celaá cuando me lean. Si es que saben leer, porque esa es otra, ¡van a pasar de curso sin importar cuántas asignaturas suspendan! Bueno, por si alguno le entra fiebre y se pasa una mañana de peyas leyéndome, le explico, con frases cortas lo que es ir hecho un pincel: es ir muy guapo y muy aseado.
 
Perdonadme el resto de lectores. Voy a repetir la explicación separando ambos conceptos porque el de las peyas se ha estancado ahí. Ir hecho un pincel = guapo y limpio.????He metido ese emoticono para captar la atencíon de los Celaá (incluida la propia ministra). Que no saben leer sin ellos.
 
A priori uno podría pensar que se trata del clásico niño de papá que ha sido nombrado oficial por las influencias del talonario. Y que no tiene experiencia ni navegando ni de guerra porque las influencias de papi lo mantienen alejado del peligro.
 
Esa será sin duda la impresión que causa al espectador y la que causa a todos los marineritos que lo rodean. Máxime si viene con un lacayo que porta sus palos de golf para sumarse a la tripulación de un submarino. Ojo que éste «lacayo» es todo un sargento de la US Navy que se ha escapado de la prisión militar en donde estaba por robar material de la Marina (no recuerdo bien si para usarlo en una cafetería propia).
 

Dios los cría y ellos se juntan

 
Porque el lacayo, como hemos visto, era un convictoy el niño bien resulta ser un caradura redomado salido de una familia humilde que ha trepado a base de explotar su cara bonita. Gracias a su facilidad de palabra y su capacidad para mentir, engatusar y liar a cualquiera.
 
A corto plazo resulta ser también un ladrón y un sinvergüenza de tomo y lomo. Se ganará la reputación de lo primero haciendo algunos «apaños» (para Celaá: cuando entrecomillo «apaños» implica ironía, porque digo «apaños» y quiero decir robar. Ejemplo: vamos a «apañar» a los Autónomos. Seguro que ahora lo entiende). Recurre a estas triquiñuelas para solventar los problemillas que irán surgiendo aquí y allí con el submarino Sea Tiger. Que luego veremos que tenía algún «problemilla» (otra ironía) porque era una tartana flotante. Y sólo flotaba a ratos.
 
El caso es que el capitán del submarino, el Comandante Sherman, se harta y se planta en el camerino del teniente Holden para cantarle las cuarenta. Lo que os decía antes, para el teniente ésta travesía era como un crucero para turistas. Ahí descubriremos la verdadera calaña de éste playboy, que se ha camelado a la hija de un multimillonario que lo espera en los Estados Unidos para casarse con él. Menudo braguetazo.
Entre medias tendrá que ganarse al comandante e irá haciendo esos «apaños» de los que hablaba antes para ir solventando, de uno en uno, todos los problemas del comandante.
 
Y los resuelve, las cosas como son.
 
Es capaz de robar, de organizar subastas, sorteos, saqueos y lo que sea menester para lograr lo que quiere. Carencia total de escrúpulos. Si ha de falsificar, falsifica. Si tiene que robar, roba, si hay que mentir pues miente.
En España sería hoy en día Presidente del Gobierno. Si nos lo llevásemos a otra peli sería el Buscavidas de Los violentos de Kelly (otro clásico).
 

¿Qué misión tiene el USS Sea Tiger?

Vayamos al argumento.
 
La peli empezará con un submarinista veterano. Tanto que es todo un Almirante ComSubPac, es decir, el mandamás de la Flota Submarina del Pacífico. Lo veremos subiendo a bordo de un submarino que, como poco, es igual de veterano que él, el USS Sea Tiger.
 
Una vez a bordo, y en solitario, abrirá su cuaderno de bitácora para leer las anotaciones y registros de la actividad del submarino cuando estaba en activo. De «su» submarino.
No Celaá, ahora las comillas no implican ironía. Es una manera de reforzar lo escrito con un signo para que el lector sepa que quiero enfatizar esa palabra porque éste submarino no era uno cualquiera, era «el» (ahora siginifica exclusividad) submarino en el que él navegó durante la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico, aunque suene a contradicción.
 

El Pacífico: océano descubierto y bautizado por marinos españoles

Sí, Celaá: Guerra en el Pacífico. Se me está haciendo cuesta arriba de verdad, qué difícil es escribir para quien no sabe leer… ni hablar.
En el presente (narrativo, de la peli) el submarino espera su último trayecto para ir a ser desmontado en el desguace. Pero el almirante tiene un ratito para evadirse buceando en sus recuerdos. Abre el cuaderno y lee sus propias anotaciones de años atrás…
 
La acción trascurrirá, como indicaba arriba, en el Pacífico, y el marco es la guerra en el Pacífico, contra los japoneses. El Sea Tiger, su submarino, está en el puerto o estación naval de Cavite, de la US Navy. También conocida como Estación Naval de Pascual Ledesma, en honor del revolucionario que luchó contra los españoles (podréis descubrir más leyendo mi comentario sobre la infame 1898: Los últimos de Filipinas) y fue el primer director de la Marina Revolucionaria Filipina, al frente de una veintena de buques donados por empresarios filipinos, contra los españoles primero y contra los americanos después.
Como os decía, está en el puerto y no tardará en sumergirse, ésta vez no por gusto, si no hundido por una bomba nipona que lo manda a pique.
 
Con no poco esfuerzo, la tripulación logrará refletarlo y mantenerlo a flote, con la intención de hacer las reparaciones mínimas necesarias y poder zarpar rumbo a Australia para terminar de repararlo en un espacio más tranquilo. Mas que nada porque Filipinas empezaba a ser territorio hostil con el avance masivo de la marina imperial japonesa. Y hasta terminarían perdiéndola.
 
Pero un mando superior sobreentiende que el submarino no tiene arreglo y decide traspasar a su tripulación a diferentes buques en los que considera que podrán ser más útiles. El capitán, que no se resigna a perder su barco, y menos en estas circunstancias. Pide una última oportunidad para reparar y zarpar con un submarino obsoleto embargado por el romanticismo.
 
Y lo logra. A duras penas, pero lo logra, aunque necesitará reclutar parte de la tripulación y ahí es donde se topa con el teniente que ya hemos descrito.

¿Por qué tiene que poner rumbo a Australia?

Os lo explico.

US NAVY en el Pacífico = Flota del Pacífico + Flota Asiática

La del Pacífico, con sede en Pearl Harbor, con un total de 22 unidades en su flota submarina y la Flota Asiática, con base en Filipinas (la de la peli) con 29 submarinos

La misión de la Flota Asiática (en Filipinas) era frenar todo lo posible a los nipones, y desgastarlos en una eventual ofensiva japonesa a la espera de recibir refuerzos, en el peor de los casos, de Pearl Harbor. Pero el peor de los casos no contemplaba que la primera flota en caer, o en quedar fuera de servicio por una temporada, fuera precisamente la de Pearl Harbor, por donde empezó la ofensiva nipona.
 
Esto desbarató el plan que, sobre el mapa y como todos los planes era perfecto. Quedó obsoleto de un plumazo. Tan es así que se quedaron aislados. Tampoco habían calculado el ímpetu del avance japonés hacia Filipinas, que se mostró intratable.
 
Buena parte del éxito posterior aliado radicó en la flota de submarinos holandesa, que cubrió, con sólo 18 submarinos y sin cubrir bajas, a los exiguos imperios holandés y británicos, llegando a lucir pabellones holandés, británico y americano en su flotilla, pues como no cubría bajas y estaban en primera línea su numero fue menguando.
 
Pero había otro agravante.

Riesgo de invasión japonesa en Australia y Nueva Zelanda

Tal fue la fuerza con que los japoneses avanzaron por el Pacífico que cundió el temor de un desembarco en Australia y Nueva Zelanda.

Debemos tener en cuenta que ambos ejércitos conjuntados en el ANZAC estaban auxiliando a la metrópoli inglesa en África. Su flota, la australiana, para colmo, estaba haciendo labores de escolta en el Atlántico, por lo que Australia (fundamentalmente) estaba desprotegida y fueron los americanos los que, perdida Filipinas, trasladaron parte de esa flota, principalmente submarina a Australia para tener una base operativa y proteger a los ausies.
 
El motivo de la apisonadora japonesa es que sabían que tenían los recursos limitados y eran dependientes del petróleo, minerales y alimentos que llegaran de fuera de Japón, de ahí, por un lado, su ansia imperialista y por otro que quisieran librar siempre una batalla definitiva que diezmara a los americanos, holandeses y británicos para no darles ni una oportunidad.
A medio plazo les saldría rana la estrategia, pero en el corto camparon a sus anchas. Aunque, eso sí, extralimitando sus fronteras y estirando sus recursos de guerra hasta un punto insostenible. Llegaron a tener bolsas de ejército en China, Filipinas, Aleutianas, en donde, una vez más los submarinos fueron decisivos para frenar el avance nipón y estancar otro cuerpo de ejército nipón en Alaska.
 
Los japoneses plantaron su bandera en Filipinas y buscaron Midway para dominar el Pacífico con sus submarinos. Además contaban con otra base secreta, la «Gibraltar japonesa» en Truck, Micronesia.

Los japoneses querían la India

Los japoneses estaban repartidos por todo el Pacífico y, ansiaban la joya de la Corona británica: querían tomar la India, por lo que deberían someter también el Índico.

De ahí que el comandante de nuestra peli se saliera con la suya. Porque un submarino viejo es mejor que no tener un submarino. Y de ahí que quisiera poner rumbo a Australia para terminar sus reparaciones y seguir peleando a su escala.
 
Este era el panorama en el que debía meterse, de cabeza el submarino Sea Tiger. Para llegar a su destino tendrá que huir hasta de un destructor estadounidense que, por error, lo acosará y someterá a una persecución a base de cargas de profundidad hasta que los submarinistas finjan haber sido hundidos.
Recurrirán al clásico: lanzar ropa, objetos varios y aceite por una torpedera para hacer creer que han sido hundidos. Claro que los americanos de arriba se creían que el submarino era japonés y esperaban encontrar de todo menos sujetadores, las cosas como son. Y ahora lo razonaré… Dadme un minuto.
 
Pero ahí no termina la cosa. Si ésta peli se caracteriza por algo, es por:
  1. El Sea Tiger está hecho unos zorros y su tripulación diezmada o novata
  2. La situación está malita teniendo que huir de Filipinas
  3. Tendrán que llevar a bordo a un grupo de enfermeras

Mujeres a bordo del submarino

Estas últimas revolucionarán las hormonas de los marineros haciéndoles perder el norte (el primero el propio teniente).

Como os decía, el submarino está hecho uos zorros y esto condicionará toda la película pues en una de esas paradas en puerto para hacer reparaciones tendrán la mala suerte de no encontrar la pintura propia para pintar el submarino. Más que por estética para evitar que la mar se coma el hierro y el acero.
 
Esto obligará a los tripulantes a usar la pintura que tienen a mano. Roja o blanca, pero como ninguna de las dos daba sufiente cantidad para poder pintar todo el buque, mezclaron las dos y el resultado es el submarino rosa que recorrerá el Pacífico de forma poco pacífica pues irá huyendo de propios y extraños y por mucho apuntarse, se apuntarán el tanto de ser los primeros en hundir un camión con un torpedo disparado por ellos, por error.
Esta anécdota será otra de las mil que vemos a lo largo de la película viendo cómo las enfermeras campan a sus anchas por el submarino y van sembrando el caos allí por donde pasan.
 
Sin ir más lejos el torpedo que se suponía que iría dirigido a un buque japonés y terminó hundiendo ese camión lo lanzará seá el fruto de la patosada de una de las muchachas cuando, intentando dar unas pastillitas al capitán, en plena ofensiva, éste la pida que se largue con malos modales, ella se asuste y se apoye en el botón de lanzamiento del torpedo sin que el capitán hubiera terminado de ajustar el lanzamiento.
 
Descubiertos así volverán a zarpar huyendo del bombardeo al que lo someten las baterías de infantería costeras de los japoneses. Y así todo.
 
Si os acordáis de «el fantasma» Johan, el jefe de máquinas de la película El submarino, y lo comparamos con su homólogo en el submarino rosa no habrá color. El americano será un cascarrabias casi misógino que tendrá que aguantar a la otra teniente, enfermera, cuyo padre había sido mecánico y no hará más que opinar sobre qué tiene que hacer y cómo para ir arreglando las averías del submarino.
 
Y tanto meterá las narices que el mecánico acudirá al capitán en busca de auxilio y para pedirle que inste a la teniente a dejar de opinar. Pero su mal fario se confirmará cuando el capitán comprenda que la solución que ha ideado la teniente, siendo poco convencional, es eficaz. Y lo deja estar.
 
La solución era mitigar la falta de un muelle propulsor en el motor sustituyéndolo por su propia faja tensada.
Hablando de motores, y de reparaciones dentro de esta comedia escuchamos diálogos como:
 
Mecánico: El motor 1 ya funciona. El nº2 le informaré cuando lo hayamos montado.
Capitán: ¿Y los motores 3 y 4?
Mecánico: Los usamos para arreglar los motores 1 y 2, Señor…

Hoy no se podría graba esta película

 
Un clásico que en nuestros días ni se podría filmar ni se podría promocionar sin padecer una avalancha mediática.
 
Lo dije en mi comentario de El club de los cinco y lo vengo denunciando desde hace más de una década. Esta película infringe todos los patrones de la actual censura, la de lo políticamente correcto.
 
Con el Manual del buen Ofendidito en la mano podrían ir a la tumba de Blake Edwards, (Desayuno con diamantes y Días de vino y rosas) exhumar su cadáver para apedrearlo en la vía pública y dejarlo en la acera para escarnio póstumo del director. Por cierto, antes de que me digáis que qué bruto, que esas cosas no pasan, os digo que sí. Que ya pasaron. Buscad «momia monja República» y lo veréis con vuestros ojos. Esos mismos que se ofenden por todo en Internet aplaudirán a rabiar estas imágenes.
Lo dicho, ésta peli caería en desgracia, a pesar de ser una comedia, por muchos motivos: dirían que es racista, por cómo refleja a los filipinos que aparecen en ella. Dirían que es machista, por poner en solfa la convivencia de un grupo de submarinistas con unas enfermeras.
 
Si me apuráis, y por el comportamiento del jefe de máquinas, dirían que es hasta misógina. Por supuesto la tacharían de homófoba: por mofarse de un submarino rosa aludiendo al color para achacar de merma en la virilidad de su tripulación por parte de las demás tripulaciones que se reirán a carcajadas cada vez que vean emerger el engendro rosa. Creo que podría ser hasta imperialista, por ser americano el submarino, y no sé si se atreverían a llamarla fascista porque, precisamente, quienes nos libraron del fascismo, y del nazismo, fueron los yankis.
¡Ah! y los animalistas se manifestarían por el cerdo que aparece en la peli. Lo olvidaba. Por cómo lo cazan, por cómo lo disfrazan y porque se lo zampan. Sumemos veganos a la queja.
 
Vamos, que no se libraría.
 
Pero complejos al margen, estamos ante una de esas comedias que, aunque la veas sólo una vez en tu vida, la recordarás para siempre.
 
Es que el submarino pintado de rosa no se olvida. S estás hablando con amigos y alguien dice «la del submarino rosa». Porque esa es otra. Se llama Operación Pacífico. Pero os prometo que yo siempre la llamé «El submarino rosa». Incluso he pasado algunas décadas convencido de que ese era su nombre.

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