Matrix es un sinsentido con pleno sentido.
Alicia en el país de las maravillas
Es una de las lecturas de mi vida, junto con A través del espejo.
No obstante yo fui «El caballero blanco» en la revista de Filología Inglesa de la Facultad de Filología, en la Complutense de Madrid. Una revista de literatura y lingüística que fundé allá por 1994, para dar rienda suelta a nuestros deseos de publicar. Se llamaba Through the looking glass.
Digo que fui «El caballero blanco». Y es que la idea era que ninguno de los que participábamos en la revista firmaríamos nuestros artículos (yo escribí cuentos breves e hice algunas ilustraciones y portadas). O sí, los firmaríamos pero bajo pseudónimo, nunca con nuestro nombre de pila. De hecho propusimos un juego a quienes adquirían la revista. Como suponíamos que todos los lectores serían alumnos, y por ende compañeros de la Facultad, les retamos a identificar quién era quién. Cosas de filólogos.
Empecé este comentario diciendo que..
«Matrix es un sinsentido con pleno sentido»
Y es precisamente porque un Sinsentido es la obra de Lewis Carroll. O el género satírico en el que esgrime el lenguaje como arma y como herramienta, en que se encuadra, para ser más certero. El lenguaje se convierte en fin y en medio. Y lo hace con sátira, ironía, cinismo, humor… con uno de estos rasgos o la suma de varios o todos. Juegos de palabras, polisemias, sinonimias, antonimias, trabalenguas para jugar y conjugar la sintaxis que las engloba y volver a empezar dentro de un subnivel más. Fin, medio y canal, pues de todo ello se sirve Carroll para ambientar y contextualizar y desarrollar su historia, la de Alicia, y lo plasma mediante el lenguaje, mediante la escritura para que a través de la lectura sernos transmitida. Con precisión de matemático, es decir, para colmo, sin error.
Todo esto son Alicia en el país de las maravillas y su secuela tan tristemente manipuladas, pervertidas y adulteradas por Tim Burton en sus dos aberraciones (porque no puedo llamarlas «adaptaciones») cinematográficas. Y todo ello, sin desarrollarlo pero sí apuntándonoslo lo reflejan los hermanos Wachowski en Matrix.
El conejo blanco… La madriguera (o Matrix) por la que se mete el protagonista. Y las pastillas de colores… Todo es pura distorsión de la realidad. Sin saber si se distorsiona ésta o nuestra conciencia de ésta. Y ahí radica el éxito de Matrix. En simplificar lo que un matemático, lingüista, filósofo, escritor y fotógrafo plasmó mediante la escritura. Él lo redactó para que lo leyeran gentes capaces de sumergirse capa bajo capa en su obra.
Los hermanos Wachowski logran en Matrix lo que no consigue Burton en sus pelis de Alicia
Porque Matrix es el mundo al revés. Y del revés nos dejó la cabeza cuando fuimos al cine a verla por primera vez. Yo fui con los amigos de rol. Nos pasamos una tarde de sábado entera, jugando a Dungeons & Dragons y terminamos en un cine de la Gran Vía de Madrid en la sesión golfa. Y salimos desencajados. Lo mismo que nos pasó con el Episodio I de Star Wars, pero para bien y con buen sabor de boca. Paradojas del cine… te pasas 20 años esperando una película y cuando la ves te entran ganas de llorar y te topas por sorpresa con otra que se llama Matrix y te re enamora del cine.
Y todo gracias a la fe ciega de sus directores, que pusieron toda la carne en el asador hasta que lograron filmar y estrenar la peli. A las mil y una aventuras previas a la luz verde para grabar la peli. Sobre todas ellas hay una anécdota que me fascina…
Si no recuerdo mal, ellos pedían 80 millones de dólares a la Warner para hacer la peli. Y la Warner les dio 10. Otros se habrían derrumbado, pero los Wachowski tomaron el dinero y se marcaron el farol del siglo.
Emplearon los 10 millones para grabar la escena inicial. La escena en la que Trinity se cepilla a medio departamento de Policía de NY y huye pegando brincos por los tejados.
Y con esto se presentaron en Warner Bros y dijeron: esto es lo que hemos hecho con vuestros 10 millones. Si queréis ver lo demás tendréis que poner el dinero que os pedimos.
Y no lograron los 80, pero sí 65 millones con los que se marcaron un peliculón que sirvió para echar el telón a una gran década de cine, a todo un siglo. Luego habría un año en barbecho, con pelis molonas como Gladiator para ir haciendo boca hasta arrancar de verdad el siglo XXI con la trilogía de El Señor de los Anillos con la que asistimos a la reinvención del cine por obra y gracia de Peter Jackson.
¿Es Matrix el eslabón perdido entre Terminator 2 y La Comunidad del Anillo?
Entrando en materia, Matrix es una realidad virtual en la que los seres humanos creemos que vivimos mientras que, en realidad, somos meras baterías humanas usadas por las máquinas para alimentar, con nuestra energía, su Inteligencia Artificial. Ellas han creado un universo ficticio, en el que vivimos, que nos permita vivir en la ensoñación de estar viviendo de verdad. Sólo unos pocos han despertado de esa ensoñación y han descubierto la triste realidad en la que se ha convertido nuestra existencia.
Los humanos perdieron la guerra contra las máquinas (T2) y el mundo real, no el virtual que es Matrix, no es más que un triste exilio gris y patético en el que remendamos las ropas una y mil veces y comemos un compuesto de avenas o algo parecido para desayunar, comer y cenar. Un mundo postapocalíptico en el que vagamos a bordo de naves que huyen de las máquinas y las plantan la poca cara que se les puede plantar, cuando no se limitan a huir, que no es poco.
Sí es cierto que la parte delos vestuarios se me antoja un poco ridícula, al más puro estilo Hook, y fiel reflejo de una década que empezó esa mala versión de Peter Pan y culmina esta Matrix. Esa moda más noventera que ochentera de sobrecargar los vestuarios. En los 80s las pelis reflejaban lo hortera que vestía la gente, pero en los 90 se decidió que las pelis tenían que rizar el rizo en lo estrambótico a la hora de vestir a los personajes marginales.
¿Qué hay más marginal que un humano en Matrix?
Ropas al margen, el resto de la trama, y de la acción, se ajustan como anillo al dedo a un guion escrito con mimo por los Wachowski en el que no se limitaron a esbozar las escenas sino que las describieron hasta el punto de convertirse en el propio matrix de los guiones: por su calidad descriptiva y su bajada al detalle de qué iban a grabar y cómo lo querían grabar.
Luego están las escenas de acción. Hay tantas y todas tan buenas que cada uno podría quedarse con una diferente: la inicial de Trinity. El entrenamiento virtual en la que Neo y Morfeo nos deleitan con sus clases de Kung-fu… Da igual, cualquiera de las escenas de acción sería destacable… Cuando entran en el edificio cargados de armas, la escena del helicóptero, el tiroteo en el que Neo esquiva sus primeras balas… Esto es lo que hace que esta peli sea memorable.
Por su guion, por su estética, por su acción y por tantas cosas más… como la fotografía, el sonido y la música… Sobre todo estas tres últimas: fotografía + sonido + música… pues será a través de estos tres elementos que los Wachowski nos introduzcan en su mundo distorsionado y esa distorsión la lograrán apelando a nuestros sentidos. Es más, tanto es así, que apelarán incluso a uno que no se puede palpar en un cine: el gusto, cuando Cifra, o Cypher deguste un filete que hará que los espectadores saliven… Y es precisamente eso, o «por eso», por los sentidos, que nos caracterizamos de humanos. Se escapan a la mera programación y se le escurren a las máquinas que podrán imitarlos pero no sentirlos.
Dicho esto resumo muy mucho la trama pues ya habréis visto todos la peli y si no, no sé qué hacéis leyéndome en vez de sentaros en frente de la tele para verla, que será un tiempo bien invertido en ocio del bueno.
Neo es un programador, y eso sí, quizás lo que más me flojea a mi es que será el clásico «elegido». Aquel que, sin saberlo, está predestinado a salvar el mundo. Se niega a creerlo y sólo al final acepta su condición de tal y la lía parda. Eso es, quizás, lo que menos me atrae de la peli, por manido. Pero así con todo lo compro por su transición de Matrix, como programador y hacker hacia el mundo real y por cómo nos lleva de la mano en su viaje del héroe.
Keanu Reeves es inexpresivo
Y por eso mismo encaja en Neo mejor que cualquier otro actor. Por su inmutabilidad y su cara de duda eterna y pura introspección. Todo eso es Neo gracias a la cara de póker perenne de Reeves. Podría haber habido otros Neo, como mi archi admirado Will Smith, quien rechazó el papel para grabar Wild Wild West… Y seguro que lo habría bordado, pero no le habría dado ese punto de «máquina» humana al personaje más humano para enfrentarse a las máquinas. Ese punto frío, distante, inexpresivo refuerzan toda la idea de salirse de Matrix para terminar en un mundo sin alicientes. O que, como único aliciente tiene la lucha por la Libertad, pero una libertad sin comodidades, sin lujos y sin florituras, comiendo avena y zurciendo los calcetines una vez tras otra porque hemos heredado un mundo de mierda.
Para mi el papelón es el de Morfeo
Me encanta cómo tiene las cosas bien claras desde el principio y es capaz de ir contra viento y madera para demostrar a propios y extraños que Neo es el elegido. Por mucho que Neo lo niegue y por mucho lo que lo niegue el oráculo y por mucho que todos duden de él. Es Morfeo y no Neo quien lidera esa rebelión humana y quien hace posible la llegada y el adiestramiento del elegido.
Mención a parte los programas de ordenador para meterte los conocimientos para pilotar un helicóptero, hacer Kung-Fu, o lo que sea mediante un chute informático. Ese equilibrio entre lo carnal y lo eléctrico que resulta galvanizador, en el sentido Mary Shelley del término, me fascina.
Como me fascinó, y fascinó a medio mundo, el tratamiento de esas peleas que dije antes, por la manera de filmar de los hermanos en la que nos permitían, por primera vez, ver peleas desde un ángulo de visión de 360º.
Por todo eso y por cómo está narrada la peli, y por cómo Neo sigue al conejo blanco a la madriguera para terminar comprendiendo que vive la vida al revés y que el país de las maravillas es el mundo real y el mundo real es Matrix. Por todo eso esta película es una pasada que merecía un huequecito en el fancine.
Matrix tiene el final perfecto si se hubiera terminado ahí la historia. No imagináis las decepciones que me llevé viendo las secuelas. Todo lo bueno y original de Matrix sirvió, o mejor decir, servía, para llamar la atención una vez. Ni el tema ni los personajes ni el guion, por supuesto, daban de si lo suficiente como para sacar otras dos pelis. Visto lo visto, claro, si hubieran sido buenas pelis ahora estaría aplaudiéndolas con las orejas. Pero no, Matrix reloaded y Matrix Revolutions se limitaron a hacer caja a costa de la primera. Sendos pluff merecedores del calificativo truños como puños. No he visto Matrix resurrections.
A modo de curiosidad, Matrix, con sus tonos verdes, y el verde es mi color preferido, entra en mi trilogía de super títulos con «magia verde»:
Excalibur + Matrix + El Señor de los Anillos
Pero puestos a rematar mi comentario y dado que he mencionado a los Wachowski a Tim Burton y a Alicia en el País de las maravillas, mejor que ellos, juntos y por separado, es la versión, en canción, de Jefferson Airplane en su canción White rabbit. La mayor parte de su mensaje es indescifrable si no estás empapado de la obra de Carroll. Pese a que algunos lo compensaran puestos hasta las cejas de LSD…