Ficha técnica de La guerra del Mañana
Titulo: La guerra del mañana
Título original: The tomorrow war
Director: Chris McKay
Guión: Zach Dean y Bill Dubuque
Nacionalidad: U.S.A.
Año: 2021
Productor: David Ellison, Dana Goldberg, Don Granger, David S. Goyer, Adam Kolbrenner y Jules Daly
Productora: Skydance Media, Phantom Four Films y Lit Entertainment Group
Duración: 138’
Fotografía: Larry Fong
Música: Lorne Balfe
Ficha artística
Chris Pratt – Dan Forester
Yvonne Strahovski – Vicky Winslow
Betty Gilpin – Lily Gamble
Seychelle Gabriel – Sargento Díaz
J.K. Simmons – Slade Mitchell
Sam Richardson – Gator
Chibuikem – Uche
No es la primera vez que uso el término «hamburguesa» o «pizza» para referirme a una peli.
Suelo hacerlo cuando comento, por capricho, una peli que nunca entrará en los ranking de mejores películas. Y que no destacan por su guion salvo por una cosa: te dan lo que te prometen. Y en la vida hay que ser cumplidores y reconocer a quienes cumplen por igual.
Esta peli prometía carnaza y entretenimiento por igual y te da lo uno y lo otro. A pesar de tirar de un formato algo manido forzando al héroe a la fuerza a serlo a su pesar y a convertirse de la noche a la mañana en la gran esperanza para la Humanidad. De hecho este formato sería el mismo que Guerra Mundial Z, por no ir más lejos, pero afortunadamente sin zombies, que no los trago. O mejor dicho, cuyas pelis no trago.
Esta peli es una hamburguesa, como os dije con Firefox, que cada vez que lo pienso me gusta más. Y pasa, sobre todo, con Independence Day y con Pacific Rim, otra peli sobre temas que ni me van ni me vienen (monstruos y robots descomunales que se pelean) pero que por un motivo u otro, al contrario que todo su subgénero, me gusta. El paradigma de hamburguesa sería Ready Player One, pero no reabriré hoy ese melón.
He visto comparaciones, vía Twitter, entre esta peli y Al filo del mañana. No os queda duda de que hay algún paralelismo, pero es que el tema no da más de si. Lo curioso en estos dos casos, o en éste caso, no son los puntos en común, sino los que distinguen a la segunda de la primera. Luego lo comentaré, cuando os avise de la alerta spoiler.
Para quienes no hayáis leído mi teoría sobre las pelis hamburguesas, os la resumo…
Hasta al mejor gourmet le gusta zamparse una hamburguesa de vez en cuando.
Uno puede ser amante del jamón ibérico, de los percebes, las coquinas o la merluza de pincho Pero cuando llega el día de sentarse frente a una hamburguesa con bacon y queso Cheddar… con las manos. Porque una hamburguesa se tiene que comer con las manos, apretando las dos mitades del bollo de pan para hincarle el diente… Eso es hacer un alto en el camino, salirte por un rato de lo exquisito y hozar en lo delicioso. Hozar, sí… cual gorrinos.
La guerra del mañana es «una hamburguesa de cine»
La estrenaron anoche en Amazon Prime.
Y sí, me lo pasé en grande viendo una peli que me prometía acción y cumplía. Y viendo una peli que, amén de esa acción, tendría cierto grado de emoción, y también lo cumplió.
Aviso de SPOILER
Una peli que defiende y casi diría que hace apología de la familia tradicional como embrión de la Sociedad.
Con los tiempos que corren es de agradecer, que nos muestre dos ejemplos de padres desafortunados. Uno, ya abuelo, que arruinó la vida de su familia al apartarse de ella. Aunque lo hiciera para salvarla de si mismo. Otro, el padre que fracasa profesionalmente y termina huyendo de todo y de todos por vergüenza, aunque no haya hecho más que luchar día y noche por ser en la vida real como su hija lo sueña: ideal.
Ambas cosas están en la peli.
El abuelo que huyó tras volver algo tocado, sonado, de la guerra de Vietnam. Y un padre que ama a su esposa y ama a su hija pero no es capaz de cumplir sus sueños. No es capaz de conseguir el trabajo para el que siempre se ha sabido preparado. Un padre que entierra su orgullo bajo tierra y teme el día en que su pequeña crezca y al mirarle a los ojos lea la vergüenza del padre que no pudo pagarle los estudios que deseaba, los juguetes que anhelaba ni le pudo dar la vida que seguramente se habría merecido, pero que el padre no pudo proporcionarle.
Esa sería la trama que subyace a lo largo de la peli. Con una vuelta de tuerca que luego os comentaré, que la hace si cabe más interesante todavía.
Insisto: aviso de spoiler. A partir de aquí me adentraré en la trama
El protagonista es Dan Forester, interpretado por Chris Pratt (Guardianes de la Galaxia). Un padre feliz, enamorado de su esposa y ejemplo para su hija. Una hija que, como todo hijo, piensa que su padre es el mejor.
Un padre que, cada noche, recibe orgulloso el beso de buenas noches de su hija y conforme avanza hasta la puerta de su habitación, la de la niña, para cerrarla tras de si, se hunde en la miseria que es su vida sabiendo que cuando su hija crezca y descubra que su padre es un fracasado, dejará de ser su héroe.
Y no será por que no lo intente. Pues en la peli, sobre todo en el primer tramo, veremos cómo intenta lograr ese trabajo anhelado. Pero por un motivo o por otro, le mandan a la mierda y él, que ya está en ella, se hunde sin remedio.
Hasta aquí podría estaros hablando de En busca de la felicidad, peli que comenté en el fancine cuando me la descubrió mi amigo Enhamed. Sí, el nadador paralímpico. Pero a partir de aquí empezaremos a oler las brasas de la barbacoa.
Empieza la hamburguesa.
Justo cuando están viendo un partido de fútbol en el que irrumpen, de golpe, unas personas que declaran venir del futuro. Son nuestros hijos y nuestros nietos. Vienen del futuro para pedir auxilio a sus padres y a sus abuelos, a sus tíos y a la generación que les dio la vida para combatir en una guerra que tendrá lugar en un futuro próximo.
La guerra es contra unos alienígenas. La están perdiendo. Por eso piden ayuda, para reclutar a todo el que pueda trasladarse en el tiempo con el fin de reforzar al ejercito de la Humanidad para evitar la extinción de la especie humana.
El planteamiento me parece muy logrado, original y divertido.
Reclutarán, eso sí, casi forzosamente a todo el que sea apto para combatir en esa guerra del futuro.
Aquí hago un alto. Avanzaré en la trama pero quiero hacer un comentario sobre algo que no me agradó del todo. Es cierto que veremos cómo las diferentes naciones enterrarán el hacha de guerra para hacer causa común. Hasta ahí me parece bien, hasta bucólico, encontrar algo que nos una y lime nuestras diferencias, pero hay un matiz, con una expresión que usan dos veces en la peli que me parece, si no sospechosa, sí tendenciosa.
Los alienígenas son implacables, están en la Tierra para comernos. Somos pues su alimento. No sólo las personas: cualquier animal será su presa: humanos, elefantes, caballos… lo que pillen, se lo comen, y su apetito es voraz.
Pues bien, estos bichos luchan sin parar salvo un día por semana, que se recogen para descansar. Y a ese día lo llaman «Sabbat» en una analogía desafortunada, o mal intencionada, con el día sagrado para los judíos. Analogía porque ambos, judíos y alienígenas usan un día para el reposo. Desafortunada porque, sobre todo cuando insisten la segunda vez que lo mencionan, porque más de uno asociará ambas partes de la analogía y atribuirá el mal de la alienígena a la hebrea.
Y en una sociedad políticamente correcta como la del siglo XXI, patológicamente correcta, no hay margen ni para la casualidad ni para la ingenuidad. Ya fueron perseguidos y aniquilados los judíos por los nazis en el siglo XX, y ahora en 2051 nos hacen identificar el día de reposo de una especie alienígena que está a un tris de terminar con la Humanidad con ellos, los judíos. ¿Casualidad? ¿Mal gusto? Prefiero no conocer la respuesta.
Dicho esto, volvamos a la peli.
Dan Forester será reclutado.
Lo veremos pasar por una escena que me ha recordado, desde que la vi, a la película Desafío Total…
Y pasará a formar parte de un batallón científico.
Unos son enrolados para ir a luchar, sin más, aún a sabiendas de que no serán más que carnaza. Otros, como éste batallón o destacamento, o como lo llamen «R», que tendrá la misión de rescatar (intuyo que «R» viene por «Rescate») a unos científicos que están estudiando el modo para detener a los alienígenas.
Viajarán en el tiempo, y aquí habrá una frase que me recordará sin remedio a Regreso al futuro, cuando digan bromeen sobre los Miami Dolphins y bromeen con hacerse con un almanaque con los resultados de la Liga de Fútbol Americano para poder apostar a caballo ganador…
Cuando te reclutan entras al servicio activo durante una semana. Tiempo que pasarás en 2051 y del que no regresa ni el 30% de los soldados a la fuerza que son enviados. Y los que vuelven lo hacen tarados. Tarados porque se enfrentarán a algo que les romperá su conciencia. Son personas sacadas de nuestra sociedad actual, personas, sobre todo las que salen de los países democráticos occidentales, acostumbrados a vivir con cierta comodidad. Son arrancados de sus vidas cotidianas y son enviados a luchar, a veces sin tiempo para instrucción militar, contra unas bestias que los barren del mapa nada más aparecer en él.
Pues veremos cómo mueren y se los comen, en el mejor de los casos. Porque también veremos cómo se los comen sin haberlos matado.
Te ponen un brazalete, que vemos en esa escena tipo Desafío Total que comentaba arriba, y éste tiene un reloj incorporado, con una cuenta atrás de siete días. Cuando termine esa cuenta atrás, si estás vivo, viajarás de nuevo en el tiempo para retomar tu vida. Lisiado, destrozado… pero vivo.
Es en ese momento cuando entra en la peli un nuevo personaje, el padre del protagonista. Aquí se abre la propia paradoja temporal de Dan Forester. Él niega una y otra vez a su padre que conozca a su nieta porque el abuelo había abandonado a su familia tras regresar de Vietnam. Y Dan le castiga, con razón, sin permitirle conocer a su hija. Pero cuando le ponen el brazalete acudirá precisamente al padre, que vive aislado de la sociedad, a modo de conspiranoico chiflado. Se dedica, entre otras cosas, a desactivar ese tipo de brazaletes y podría ser la salvación de Dan. Pero el reencuentro no sale bien y el protagonista preferirá viajar en el tiempo y enfrentarse a los aliens antes que dar su brazo a torcer con el abuelete.
Año 2051. Inmersos en La guerra del mañana
La misión de rescate no sale exactamente como tenían pensado pues cuando llegan al punto en el que tienen que reunir a los científicos para escoltarlos, junto con el fruto de su investigación, los bichos ya han pasado por allí y no han dejado títere con cabeza.
Lograrán reunir algunas probetas con los resultados que podrían cambiar el futuro y ponen pies en polvorosa para entregárselo a los mandos.
Dan, por su carisma, su carácter, sus ganas de volver con su familia y su experiencia en cuerpos especiales, no recuerdo sin en Irak o en Afganistán, se convertirá en un líder nato.
A estas alturas Dan irá acompañado por sus nuevos amigos, los compañeros del batallón. Otro científico que no tendría que estar en la guerra pues no sabe ni quitar el seguro al arma y otro soldado que se ha reenganchado y está en su tercera misión.
Un detalle…
Antes dije que no todos eran aptos para viajar al futuro. Sólo podrán viajar los que, en la vida normal, sin saltos temporales, estarán muertos en 2051, para evitar paradojas temporales en las que pudieras encontrarte con tu yo del futuro. Esto lo descubre Dan cuando lo reclutan: sabrá que morirá en 2027, pero no por qué.
Uno de esos compañeros sí lo sabe, el que se ha reenganchado. Y precisamente se habrá reenganchado porque sabe que tiene cáncer y no se curará en un futuro inminente. Y el tiempo que le quede lo quiere emplear en matar a tantos bicos como pueda: loable.
Estos son los tres que lograrán llevar las probetas al Coronel Forester, a la sazón, una mujer, y para colmo, la versión 2051 de la hija del propio Dan. Al mas puro estilo John Connor de Terminator 2, ella es el líder de la resistencia humana. Esta vez contra aliens y no contra máquinas.
Ella se mostrará apática con su padre y tardará algo en abrirse a él y romperle el corazón al explicarle que sí, que él sobrevive a esta semana de guerra, y volverá a casa. Pero cambiado, siguiendo el patrón del abuelo, y a los 6 años se divorciará de su madre y desaparecerá de su vida. Justo como hiciera el abuelo con él, y esto le duele más que cualquier cosa que pudieran hacer los extraterrestres. Porque él cree firmemente en la familia, en su familia, y no es capaz de imaginarse haciendo el mismo daño a su hija que su padre le hizo a él. Ella le confesará que estará a su lado el día de su muerte, intentando que no se vaya, que no la abandone, sin lograrlo.
El caso es que lograrán apresar a la madre de las criaturas. A una hembra especial, pero ésta se llevará a su hija y la Humanidad quedará lista para papeles.
La única y remota opción será regresar a su tiempo, pues el tiempo expira y no podrá salvarla, pese a intentarlo, y llevar las probetas para que se busque el modo de neutralizar a los aliens antes de que la líen parda.
De vuelta en 2021 nadie le hará caso. Salvo el científico que lo acompañó al futuro, de quien ya se habrá hecho amigo a estas alturas.
En el futuro les habrán explicado que el ataque fue por sorpresa y empezó en Rusia, primer país desaparecido del mapa. Nadie supo de la entrada de los alienígenas en la Tierra hasta que fue tarde. Ni un radar, ni los satélites en el espacio. Superaron todo y llegaron a la Tierra sin ser detectados.
Esto hará que Dan y el científico se rebanen los sesos y terminen deduciendo que no es que los alienígenas llegaran de incógnito a la Tierra… ya estaban en la Tierra desde mucho tiempo antes, aunque en estado latente. Un niño bastante friki y apasionado por los volcanes, alumno de Dan, les dará la respuesta al descubrir que los aliens tienen restos de lava o de algún tipo de partículas correspondiente a un volcán.
Empezarán a atar cabos hasta deducir que esos alienígenas llegaron mucho tiempo atrás a la Tierra y estaban hibernando, o congelados. De hecho llegaron a Siberia a bordo de una nave espacial gigantesca. Ellos mismos (los aliens) eran o carne de experimento de otra raza de alienígenas que los transportaba (estilo Prometeo) o eran usados como armas por estos mismos. Todo son especulaciones. El caso es que se estrellaron en Siberia hace decenas de miles de años, si no millones, y se mantuvieron congelados hasta que el volcán deshizo el hielo y los sacó del letargo. El resto es historia (en 2051) y su apetito voraz hizo el resto.
Al final la peli termina siendo de pura aventura. Los dos científicos darán con el reenganchado y se les unirá, y reclutarán al padre, que posee la tecnología y los vehículos y sabe pilotar un avión, para ir a Siberia, de extranjis en busca del OVNI.
Y como diría Mayra Gómez Kemp en el 1, 2 3… «hasta aquí puedo leer». El resto, como os decía, es pura aventura. Si estás por la labor de divertirte y de entrar al juego, entonces te lo pasarás fenomenal y disfrutarás hasta el último bocadito de esta hamburguesa.