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Interstellar

Tabla de contenidos

Ficha técnica de Interstellar

Título: Interstellar
Título original: 
Interstellar
Director: Christopher Nolan
Nacionalidad: USA, Reino Unido y Canadá
Año: 2014
Duración: 169′
Guion: Christopher Nolan y Jonathan Nolan
Música: Hans Zimmer
Sonido: Richard King
Fotografía: Hoyte van Hoytema
Montaje: Lee Smith
Vestuario: Mary Zophres
Efectos especiales:Double Negative
Producción: Emma Thomas, Christopher Nolan y Lynda Obst
Productora: Legendary Pictures y Syncopy Films
Distribuidora: Paramount Pictures (USA) y Warner Bros. Pictures (en el resto del mundo)
 

Ficha artística

Matthew McConaughey – Cooper
Mackenzie Foy, Jessica Chastain y Ellen Burstyn – Murphy niña, adulta y anciana
John Lithgow – Donald
Timothèe Chalamet y Casey Affleck – Tom de niño y de adulto
Anne Hathaway – Amelia Brand
David Gyasi – Romilly
Wes Bentley – Doyle
Michael Caine – Profesor Brand
Matt Damon – Dr. Mann
Bill Irwin – TARS
Josh Stewart – CASE

El cine está vivo e Interstellar es la prueba

Cuando pensaba que mi lista de pelis favoritas estaba cerrada y rematada, llega Nolan y la agita como quien agita las ramas de un cerezo y ve caer las cerezas en la hierba. Esta peli es como Rogue One en mis pelis favoritas de Star Wars: se ha colado. Me ha puesto todo patas arriba.
 
La primera vez que la vi no me gustó. No me gustó porque no me llegó. O no me llegó porque no me gustó. Lo cierto es que no la entendí del todo. No sabría deciros. Quizás un poco de cada.

Entonces mi amigo Enhamed, el nadador paralímpico, me dijo que escuchara el video de Jaime Altozano, sobre la música de Intestellar

A decir verdad nos intercambiamos bandas sonoras explicadas por Jaime, pues yo le sugerí, a cambio, que hiciera lo propio con la de El Señor de los Anillos, que según el propio Altozano «te viola la mente». Dicho y hecho, escuché el programa y, como me pasó con En busca de la felicidad, Enhamed me abrió los ojos.
 
Según me enfrentaba al muro de sonido, a los vientos de madera, metálicos, cuerdas y al tic-tac… Según reverberaban los coros femeninos, de espaldas al micrófono y el órgano arrancaba los sonidos a todas sus sacrosantas gargantas metálicas. Sentimos, percibimos y escuchamos la música, que ambienta una misión científica que se adentrará en la inmensidad del espacio alejándose de la Humanidad.
 
Cuanto más se alejan los protagonistas de la Tierra y de la Humanidad, más cerca están de salvarla. A la Humanidad, porque la Tierra estará condenada. La música nos adentra en terreno sensorial, emocional, divino, científico y celestial para ilustrar la lucha interna de un padre que mide cada minuto que le queda para volver a ver a sus hijos en una contrarreloj que hará que ellos envejezcan infinitamente más rápido que él por las paradojas temporales de la relatividad en el espacio.
 
Todo eso explicado en 21 minutos de programa de Altozano, condensado, pero muy bien explicado. Y es lo que me hizo reconsiderar volver a verla.
 
Y volví a verla interiorizando las pautas que me había descubierto el vídeo. Con la mente abierta y los sentidos descansados.
 
Me dejé arrollar y arrullar por esta maravilla y volviéndola a ver, la descubrí, y con cada nueva visita, y van más de doce, la redescubro y la disfruto como viendo y escuchando cuanto veo y escucho. Esta película es maravillosa. Para la vista porque su fotografía es sencillamente gloriosa. Para el oído porque si tienes que elegir un único sentido para disfrutarla bien podría cerrar los ojos y abandonarme a sus sintonías. melodías, compases temporales, a sus cacofonías, a sus ritmos trepidantes y a ese muro de sonido que te hace zozobrar y agarrarte al sillón porque temes que te pase por encima y te arrastre con su sonido.

Menuda obra de Arte es Interstellar

En medio de una década de cine hueco o semi-hueco. Una década en la que se hacen pocas pelis originales y por lo general son malas, en la que los guionistas son tan malos que no se molestan en disimular y tiran de clásicos para fusilarlos, reeditarlos y al reinventarlos mancillarlos sin remordimientos. Una década revisionista en la que toda peli de nuestro pasado es revisitada para alterarla y para rediseñar nuestra memoria y cambiarla ajustándola a los patrones sociales artificiales que se han diseñado en nuestros días para hacernos olvidar nuestra identidad.
 
No rehacen las pelis para mejorarlas sino para resetear nuestra memoria sociológica, social. política, ética, moral y lógica.
 
Una década con una excepción, Blade Runner 2049, de Villenueve, a la altura del Blade Runner original. Y, dicho sea de paso, la década del nuevo DUNE, también de Villenueve. Aunque sobre ésta última no me podré pronunciar todavía, a pesar de llevar una semana en cartelera.
 
Venimos de una pandemia que nos ha alterado y cambiado el modo de vida desde el 14 de marzo de 2020 (hoy es 12 de octubre de 2021, Día de la Hispanidad, por cierto, así que aprovecho para felicitaros a todos los españoles, de todas las provincias, europeas o ultramarinas). Desde entonces no he pisado un cine. Y por el momento, aunque a última hora estamos perdiendo el norte y las restricciones se volatilizan como si no hubieran muerto 140.000 españoles, de golpe y porrazo adiós precauciones. Por eso, por mucho que me pese no iré al cine todavía, porque no hay que bajar la guardia, ahora menos que nunca. La veré en DVD.
 
Pero volviendo al tema sobre los guiones: este no es perfecto, no al 100%. Porque hay cosas que sigo sin entender o a Nolan se le olvidó explicar, como luego apuntaré… pero quitando esos detallitos, detallazos, para el devenir de la peli, con todas esas fallas, el guion es maravilloso.

Una distopía envuelta con Ciencia Ficción

Un futuro, demasiado inmediato para mi gusto (por próximo) en el que la Humanidad da las últimas bocanadas antes de extinguirse. La Tierra no es lo que era y la encontramos, por lo menos en los Estados Unidos, menguada, empobrecida, casi estéril y hostil: muy hostil.
 
En su pérdida de fertilidad veremos que se han perdido la mayor parte de los cultivos. No sé si lo he expresado bien. No que se pierdan las cosechas puntuales, sino que hay determinadas especies animales y vegetales que dejan de ser viables en la Tierra y desaparecen.
 
Esto lo veremos con los ojos del protagonista, un tal Cooper: un granjero que cultiva maíz. Esto me recuerda a la granja en la que vivían unos amigos míos en Minnesota. Para que os hagáis una idea, para ir a ver al vecino en invierno tenían que sacar las motos de nieve y lanzarse a la aventura sin ver un alma humana por millas y millas. Campos de cultivo inmensos.
 
Una atmósfera opresora cargada de polvo.
 
La tierra lo tiñe todo de ocre y emponzoña los pulmones de todo el que respira ese aire seco, espeso y nocivo. Lo dicho, los Estados Unidos ya no son lo que fueron. Entiendo que pasa lo mismo con el resto del planeta.
 
Este detalle lo veremos en algunos episodios sueltos: para empezar veremos drones indios sobrevolando el espacio aéreo americano. Algo inaudito: permitir que violen tu espacio aéreo con total impunidad. El sistema educativo… esto lo dejo para un poquito más tarde, porque tela marinera. Pero sí destaco aquí que no habrá fondos para que todos puedan estudiar y menos estudiar lo que te pueda gustar. La mayor parte del alumnado terminará siendo granjero, casi de un modo estándar, como el hijo del propio Cooper, por elección del profesorado, que decide quién seguirá estudiando y quien no.
 
Su hijo Tom, a la sazón Timothèe Chalamet, el mismo que encarna a Paul Atreides en la nueva DUNE que mencioné arriba. El tercer detalle será un partido de los Yankees, que bien parece un partido escolar. Lejos de grandes estadios y de grandes lujos.
 
Volviendo sobre el sistema educativo/distopía… Si cabe esta es la parte que más me asusta. No tanto la calamidad de planeta que sufren los humanos, sino el peaje intelectual que dejamos por el camino.

Lo peor de la distopía: la anestesia intelectual y su particular visión de la Memoria Histórica

Una memoria histórica diseñada para pervertir y manipular el pasado. Para borrar los episodios que conviene olvidar y reescribir lo que apetezca reinventar para terminar haciendo un dogma que nos encarrile en un pensamiento único.
 
Una anestesia para la conciencia, como quienes defienden hoy que el comunismo es compatible con la Democracia.

Ese es el peligro de los Ministerios de la Verdad, como en 1984, la peli basada en la novela de Orwell

Es lo mismo que pasa hoy en día. Establezcamos un paralelismo: el ser humano es un ser inteligente, investigador, curioso, explorador y conquistador. Lo fue Cristóbal Colón en 1492 cuando los Reyes Católicos impulsaron su empresa y lo fue en 1969 cuando los Estados Unidos plantaron su bandera en la Luna. Incluso cuando los soviéticos orbitaron la Tierra con Gagarin, para que no parezca tendencioso mi comentario. Todos esos hitos que marcaron la evolución de una especie bendecida con el don de pensar, de proyectar su mente hacia el futuro, de tener pensamientos abstractos y trascendentales y se impuso al resto de especies demostrando su capacidad de adaptación.
 
No olvidemos que estamos ante las misma Humanidad de En busca del fuego. Una película que habla de nosotros cuando mirábamos al cielo y nos ensimismábamos viendo una bóveda celestial inescrutable e inexplicable pero, entiendo, especulo y me figuro, embriagadora y amenazante por igual. Espejo de nuestra insignificancia. De ahí hasta hoy y hasta los días de Cooper sólo hay evolución y adaptación.
 
En la película vemos cómo impera una censura histórica que, como toda censura, prohíbe el estudio de la Historia y la manipula para darla a conocer de un modo adulterado. Escribo esto leyendo el desdén de Biden hacia los conquistadores españoles. Os invito a leer mis comentarios sobre Hostiles; Murieron con las botas puestas y Fort Apache para entender quién masacró con deleite a los indios en América.

2021: 500 años de la hazaña de Elcano en su Primera vuelta al Mundo

Año azotado y sacudido por la barbarie en el que se suceden los derribos de las estatuas de Colón en América y asistimos a la quema de libros en el Canadá. Tintín, Asteríx… Un año en el que Occidente parece rendirse a los enemigos de su Sociedad y su Cultura, su Credo y su Libertad a enemigos de dentro y de fuera sin amagar defensa alguna. Borramos capítulos enteros de nuestra Historia. Unos se dejan para el olvido y otros nos los reescriben y nos los reinventan.
 
Puede que parezca que doy vueltas y mareo el tema. Pero eso es lo que pasa en las escuelas de Interstellar. Son como 1984 de Orwell y como la Ley de memoria Histórica.
 
Unas escuelas en las que no niegan el estudio de la carrera espacial, peor aún: niegan su propia existencia (como en la peli Saturno 1) y la explican como una farsa inventada por los gobiernos estadounidenses para arruinar a los soviéticos haciéndoles creer que habíamos llegado a la Luna con Armstrong, como vimos en El primer hombre. Y para ello negarán hasta la Misión Apolo, la del Apolo 13.
 
Si os gusta el comentario de esa peli en el fancine quizás os gusten también: Elegidos para la Gloria; Gagarin y Salyut 7.
 
Es el absolutismo ideológico, que nos choca más porque en la peli lo vemos en los Estados Unidos. Unos Estados Unidos venidos a menos y menguados que se dejan sobrevolar por drones indios, violando su espacio aéreo. En la peli nos dicen una vez, y de puntillas, que «ya no hay ejércitos»; aunque no nos aclaran si no lo hay en los USA o no los hay en toda la Tierra. Pero el síntoma de su decadencia, como potencia, es que retiran su Historia de los libros de Historia.
 
Dejan que maestros decidan la profesión futura de tus hijos. No que influyan en su futuro: que lo decidan. De ahí que su prioridad sea hacer borregos.
 
Por todo esto la NASA ha pasado a ser un ente secreto en la película, y casi perseguido. ¡La NASA! Punta de lanza de Occidente en la Guerra Fría y en los avances tecnológicos, incluso domésticos, del último siglo.
 
Lo peor de esta distopía es que estamos dando los primeros pasos para andarla y hacer real el temido mundo soñado, en sus peores pesadillas, por George Orwell.

Volvamos a Interstellar

Esta es la cuarta entrada en el fancine con una peli de Nolan. Batman beginsEl hombre de acero, y Dunkerque la precedieron. Para ser sincero, mejor debería decir «del tándem Nolan-Zimmer», porque ambos brillan por separado, pero juntos son superlativos. Y en esta más que nunca. La música de Batman es brutal. La de Superman brilla por momentos, sobre todo aderezada con los efectos de sonido… Y Zimmer acude al rescate de Nolan en Dunkerque, siempre para mi propio gusto, porque la peli no es gran cosa y con su música crece y cobra hasta sentido.
 
En esta nos mete de lleno en una catedral londinense. Literalmente. Porque esta película se acoge a sagrado y tira del órgano para reflejar la gravedad del tema que está tratando. Por un lado nos habla de salvar a la Humanidad. De huir de una Tierra agotada que terminará matándonos y buscar otro planeta en el que pueda sobrevivir nuestra especie. Por otro lado nos habla de Dios, del hombre, de la ciencia y de viajes en el tiempo para que fe y ciencia se cojan de la mano y terminen rindiéndose al ser humano.
 
Todo esto es Interstellar, y todo lo resume Zimmer al usar el órgano de una catedral. Por su peso en la conciencia colectiva del Occidente cristiano. Cuando el órgano reverbera en nuestras cabezas los occidentales de origen europeo sentimos que nos llaman. Que buscan nuestra atención. Que algo trascendental está pasando. Lo llevamos en nuestros genes judeocristianos. Seamos o no religiosos, está en nuestra cultura. Como cuando escuchamos una campana, nos ponemos en guardia y en alerta. A todo eso recurre Zimmer para hablarnos del hombre/Dios o del Dios/hombre que tiene el futuro de toda una especie en sus manos.
 
La propia forma del órgano forma parte de las muchas paradojas de esta película. Esa estructura tubular, de centenares de metros de tubos de diferentes longitudes, anchos y grosores para sumar miles de sonidos diferentes. Todos ellos comandados desde un teclado y un panel de palancas y pedales, como un coche, un avión o una nave espacial. Y cuando suena… cuando suena nos encoge el corazón y expande el alma. Y así maneja Zimmer nuestras emociones a lo largo de ésta película escrita por los hermanos Nolan, tutelados por Kip Thorne, un físico teórico a partir de uno de cuyos estudios se desarrolló el guion.
 
Aspectos, los físicos, que no me atreveré a comentar, ni a favor ni en contra porque estaría opinando sobre algo que no tengo ni idea. Sobre este punto sólo haré una observación a propósito de la Ciencia Ficción: sí es creíble. Para un lego en la materia como yo. Los desfases temporales, el agujero negro «Gargantúa», lo compro todo porque está tan bien hecho y es tan creíble que en ningún momento me quedo mirando a la pantalla pensando que me están tomando el pelo. Seguro que hay alguna cosa que no tiene pleno sentido, pero a nivel ficción, no chirría.
 
Están en 2067. Ya os decía que era un distopía en un futuro asquerosamente cercano. Lo tenemos ahí, a la vuelta de la esquina.
 
La Tierra está dejando de ser fértil y la población mundial se muere de hambre y azotada por una nueva y constante nube de polvo y arena que respiran y mastican día tras día las personas que no han sucumbido al hambre o a las enfermedades respiratorias.
 
Los cultivos van desapareciendo y los granjeros cobran especial relevancia al convertirse, casi, en el centro de la economía mundial. Hemos dado un salto en el tiempo, pero no el pretendido por Nolan, no. No hemos evolucionado hacia un futro mejor. Hemos vuelto al Neolítico. Cierto es que con nuestra tecnología, pero casi movidos por una economía agraria en busca constante de energía.
 
En este mundo Nolan nos meterá de lleno en la vida de Cooper y su familia: un ingeniero viudo reconvertido en granjero que vive con su suegro, su hija que es un cerebrito y su hijo que es todo pundonor pero no es el mejor en la escuela.

El dron indio

Antes mencioné que veremos una escena en la que un dron indio sobrevuela el estado en el que viven los Cooper. Y acabo de mencionar la importancia de la energía para mantener la producción agraria, en un mundo carente de recursos. De ahí la importancia de la aparición del dron indio en la película. La doble, si no triple importancia.
  1. Por un lado, como veremos en la peli, para que Cooper intente robar sus placas solares para alimentar de energía a su granja no sé si dijo durante un mes o durante un año entero: nos contextualiza su realidad
  2. En segundo lugar porque empezamos la peli viendo que Cooper era piloto, pero no se nos explica y puede pasar desapercibido, por lo que de pronto nos encontramos con que el granjero y protagonista de la peli no sólo es granjero, fue piloto, y de los buenos e ingeniero. Además veremos que es un crack en aspectos digitales: nos contextualiza sus habilidades
  3. Porque vemos sus reflejos y su habilidad para combinar intelecto y sangre fría a la hora de tomar decisiones en décimas de segundos, cosa que necesitará cuando avance la peli: nos contextualiza su personalidad
Su capacidad para improvisar, su sangre fría en los momentos calientes; sus dotes digitales para hackear el dichoso dron y su sentido práctico de la vida para saber de inmediato para qué le vendría bien: Estos serán los elementos que hagan de él el candidato perfecto para salvar a la Humanidad pilotando la última bala que nos queda y liderando la última misión espacial antes de nuestra desaparición.
 
Hago un alto en lo de «ingeniero». En España suena genial, pero un ingeniero en los USA es más un electricista, o un mecánico. Lo digo por los falsos amigos, que juegan malas pasadas a los traductores. Porque hay cosas que por muchos años que estudies un idioma, o vives en su país o no te enteras de la misa la media.
 
Por todo eso es importante el dron de la película, aunque muchos lo tomen por  mero relleno insustancial.
 
Ya he enumerado, arriba, la familia con la que vive Cooper en su granja. Bueno, vive con estas personas… pero también conviven todos ellos con un fantasma que hay en la habitación de la hija Murphy. Por la Ley de Murphy.
 
Un fantasma que no asusta a la niña. Pero que lo siente latente y palpable y que se manifiesta a través de la librería que tiene en su pared. Ella no sabría explicar si es un fantasma, o si se trata de un poltergeist, pero sí siente su presencia constante y sabe que no es maligno.
 
Si bien todos la toman a coña, irá creciendo un sentimiento en ella que le dirá que ese fantasma quiere ponerse en contacto con ella. Que tiene algo que decirle, pero no lo logra.
 
El polvo y la arena serán constantes en la vida terrestre. Y precisamente estos serán los que terminen dando la razón a Murph (diminutivo). Cuando una de esas tormentas filtre la arena por la ventana y los resquicios de las paredes y vaya a terminar en el suelo de su habitación dispuesta en líneas paralelas. Unas líneas que la niña entenderá, sin entenderlas, como otro episodio de intento de contacto por parte de su fantasma pero que asustará un poco al padre y se la llevará consigo a dormir.
 
A la mañana siguiente el propio padre estará interesado en las líneas y deducirá que «algo», quizás el fantasma, ha usado la gravedad para dejar caer ese polvo en el suelo y formar un mensaje cifrado en código binario que, al traducirlo, arroja unas coordenadas que no tardará en buscar. Murph se esconce en la pick up del padre y juntos llegarán al destino marcado por el mensaje del fantasma: una sede secreta de la NASA.
 
Allí le conocen, y él conocerá al profesor Brand y casi todos le conocerán a él. Incluidas personas a las que nunca había visto, como la hija del profesor, Amelia Brand, Dyle y Romilly. Tengo que detenerme un momento para hacer una apreciación sobre los doblajes de los personajes de Anne Hathaway. Por favor… con las películas tan buenas en las que ha participado, y en las que participará… y siempre tiene esa voz tristona y quejicosa que te dan ganas de colgarla el teléfono, apagar la videoconferencia o cerrarla la puerta en las narices so peligro de cortarte las venas por un ataque de depresión. ¿Por qué no cambian de actriz de doblaje? Mejor verla en V.O.
 
El caso es que en esa sede de la NASA le hablarán del programa Lázaro. Una iniciativa, la única y última iniciativa para salvar a la Humanidad: Abandonar la Tierra.
 
Pero para llegar a eso le explicaran primero una anomalía. Un agujero de gusano que apareció de la nada en Saturno hace casi cincuenta años. Un agujero negro que sirve de portal para llegar a otra galaxia con mundos que podrían ser habitados.

Le explicarán la existencia de dos planes para salvar la Humanidad

  1. Plan A: enviar a toda la Humanidad a uno de estos planetas y salvarla
  2. Plan B: dar por perdida a la Humaidad tal cual la conocemos y enviar una «granja» de fetos fertilizados para iniciar una nueva Humanidad en un nuevo hogar (lo que nunca nos explicará la película es cómo se criarían, cuidarían y alimentarían… aquí creo que hay un gazapo o yo no me he enterado)
Para ejecutar cualquiera de las dos opciones la NASA ha enviado 12 naves tripuladas a otros tantos planetas susceptibles de ser habitados. Su misión era dilucidar su habitabilidad.
 
De las 12 tienen rastro de 3 de ellas que lograron alcanzar sus respectivos planetas y emitieron mensajes halagüeños sobre las condiciones de sus respectivos planetas. Miller, Mann y Edmunds son los astronautas que lanzaron señales positivas y se supone que esperan con paciencia que la NASA envíe una nave, quizás no para rescatarlos, pero sí para evaluar los datos y proceder del mejor modo posible con el Plan A o el Plan B.

El profesor Bran liará a Cooper para que sea quien pilote la Endurance

Ojo, he escuchado pronunciaciones anodinas e imposibles para este nombrecito que a oídos de un español sonará como «in-dllu-ranz» auque también serviría «N-djiu-ranz». He escuchado hasta «Indurain», como si la nave fuera navarra y funcionara a pedales. Pero entonces la habrían llamado Chupinazo.
 
Este «liar a Cooper» hará que su vida cambie. Su vida y la de su hija Murph, la persona a la que más apego y cariño siente. Ama a sus dos hijos por igual, pero la conexión con su hija tiene tanto de emocional como de intelectual y separarse de ella le rompe el corazón.
 
Ella no entenderá ni la necesidad de que él parta ni mucho menos la premura con que lo hará. Él no la puede explicar que el mundo se muere y su padre es el único que lo puede salvarlo o morir en el intento y que para ello tiene que emprender un viaje que le apartará de su vida, quizás para siempre. Para Murph su padre es su vida y si él se marcha se sentirá abandonada y desprotegida. Él la explicará que es posible que cuando vuelva, paradojas de los viajes espaciales, ambos tendrán la misma edad. El viaje real sería de unos 3 años a bordo de la Endurance, pero el tiempo pasará de modo distinto en la Tierra y Murphy, en el mejor de los casos, tardará unos treinta años en reencontrarse con su padre.
 
Ella intentará convencerlo de que no se marche diciendo que ha traducido los huecos que quedan en la librería después de que su fantasma los tirara y ponía «STAY», quédate.
 
Cooper promete que volverá y antes de cerrar la puerta tras de si, sin haber logrado que Murph se despida de él, caerá un libro de la librería, mirará y cerrará la puerta. Bajará al coche, se despedirá del resto de su familia, se subirá al coche esperando que Murph vuelva a sorprenderlo, sin éxito y no mirará atrás rumbo al cohete espacial. Todo esto con una escena desgarradora, con una música que te quita el aliento y con la bajada de escaleras de Murph a toda velocidad buscando un último beso y abrazo de su padre porque no quiere dejarlo partir con el corazón roto. Pero llega tarde y vemos una imagen desde la pickup dejando la granja atrás.
 
La misma escena se fundirá, sin solución de continuidad del polvo de la arena en la carretera al fuego del cohete rumbo al espacio y sí, habrá una transición del sonido absoluto al silencio absoluto. Silencio que nos colocará en la atmósfera espacial con diálogos cortos entre los personajes rumbo a la Endurance para dirigirse a Saturno.

Tripulación de la Endurance:

  • Cooper; ingeniero y piloto
  • Romilly: científico
  • Amelia: científico
  • Doyle: científico
  • TARS: robot
  • CASE: robot
TARS y CASE son dos robots rarísimos a la vista pero chulísimos como personajes dentro de la peli aportando los únicos golpes de humor que romperán la tensión permanente que palpamos durante los 169 minutos que dura.
 
El trayecto hasta Saturno lo pasarán con piloto automático, supervisado por los robots e hibernando para despertar en Saturno e introducirse, a la aventura, en el agujero negro que «ellos» no sabemos quién, puso ahí hace medio siglo.
 
Empieza el viaje del héroe. El viaje de toda la Humanidad, pues el futuro de ésta viaja a bordo a modo de segunda oportunidad para las personas que languidecen hasta morir en la Tierra o primera para mogollón de embriones fecundados con los que iniciar una nueva etapa para nuestra especie, en otra galaxia.
 
Tras dos años dormidos llegarán a Saturno, en cuya cercanía está el agujero negro Gargantúa. Tendrán que atravesarlo para iniciar su verdadero viaje.
 
Una vez en el otro lado, en la otra galaxia, tendrán que visitar los tres planetas potencialmente habitables: el de Miller, el de Mann y el de Edmond.
 
Los problemas surgirán desde antes de bajar al primer planeta, el de Miller. Cada hora que pasen en él se convertirán en siete años fuera del planeta. Esto supondrá un hachazo en la moral de Cooper quien sabe que lleva 2 años de viaje y como mínimo perderá otros 7 en el planeta de Miller pues qué menos que emplear una hora entera desde que bajen hasta que suban. Y para subir necesitarán recopilar todos los datos posibles de la nave de Miller, del propio Miller y los que ellos mismos puedan recopilar.

A partir de aquí SPOILERS

Pero la Ley de Murphy, que está mal explicada en la peli, aflorará ahora. En la peli la explican como «si algo tiene que pasar, pasará». Pero no es así, sería mas bien: si algo tiene que pasar y hay dos opciones, una buena y otra mala, pasará la mala. De ahí lo de si se te cae la tostada al suelo se caerá por el lado de la mantequilla. Pero bueno, cuando aterrizan se topan con la nave de Miller, según la paradoja temporal habría aterrizado allí poco antes que ellos mismos, que han ido años detrás tras él.
 
A la calamidad de encontrar todo menos sus restos, se le sumará que están en un planeta cubierto de agua, en toda su extensión. Y por unas corrientes «marinas» que recorren el planeta a modo de olas gigantes. No como la de La tormenta perfecta, que ya era ola. Olas de más de 1Km de altura. Los tres tripulantes de la Endurance, pues Romilly se queda abordo de la nave, sabrán que tiene que salir pitando antes de que una de esas olas los reviente como a Miller.

Dichosa Ley de Murphy

La ola matará a Doyle, porque Amelia se portará como una idiota. No acepta las órdenes que le dan y perderán toda una hora secando y drenando el agua de los motores de su nave.
 
Cuando quieran estar de vuelta en la Endurance se reencontrarán con Romilly, quien habrá envejecido 23 años en las poco más de 3 horas que los otros estuvieron en el planeta Miller.
 
Aquí asistiremos a una escena en la que Cooper se meterá entre pecho y espalda 23 años de mensajes de vídeo de su hijo. Una escena brutal en la que Matthew McConaughey demostrará sus dotes interpretativas emocionándose y emocionándonos desde la alegría desbordada a la tristeza desgarradora de ver por primera y última vez a su hija para decirle que es su cumpleaños, que ya tiene la edad de Cooper cuando se marchó y no ha cumplido su promesa de estar de vuelta para entonces.
 
Hago un alto para dedicarle un par de líneas. Ya ha estado en el fancine, en The Gentlemen: Los señores de la mafia; en U-571 y en El imperio del fuego. He de deciros que lo borda en todos sus papeles, incluido a bordo del U-571, que no podría ser peor. Entretenida, pero mala sin paliativos. Pero en esta, en Interstellar es una gozada verle moverse por la pantalla rellenando hasta el último hueco de espacio que se pueda rellenar. Sin sobreactuar, sin malgastar gestos: actuando e interpretando a un padre con el corazón dividido entre amar a su hija y estar con ella, dando una respuesta segura y cortoplacista a su amor filiar. O amarla hasta el punto de separarse de ella y salvarla a largo plazo, aunque nuca se vuelvan a ver. No querría tener que tomar yo esa decisión.
 
Vuelvo a la peli.
Han perdido dos décadas de vida de sus seres queridos y buena parte del combustible, por lo que ahora tendrán, no que visitar, sino elegir entre el planeta Mann y el planeta Edmond. Y para poder elegir todos pondrán las cartas sobre la mesa: Cooper querrá visitar el mundo de Mann, porque está más cerca y es el científico más prestigioso de toda la Misión Lázaro.
 
Pero en el fondo quiere hacerlo para ahorrar tiempo y regresar a la Tierra mientras su hija esté en la treintena. Una hija que no se ha comunicado con él, a pesar de que todos los demás si se han puesto en contacto mediante vídeos. Amelia quiere ir al de Edmond porque está enamorada de él. Por lo tanto ambos tendrán intereses personales. A Romilly le importa un bledo porque no tiene intereses personales con ninguno de los dos.

Se impone el peso científico del Dr. Mann… y su proximidad

La cosa les saldrá rana tras despertarlo, pues estaba frito sin límite de sueño porque había desestimado que pudiera ser auxiliado por la Tierra. Sin embargo albergará ciertos rasgos de locura, entre ellos será un psicópata que atentará contra la vida de Cooper y se adueñará de su nave para irse a la Endurance y dejar atrás a Romilly, Amelie y Cooper. Todo esto porque su planeta no era fértil. Su misión era comprobar este aspecto y si lo era, avisar a la Tierra para decirnos «este planeta podría salvarnos» y esperar a la siguiente misión. Pero si su planeta no era viable entonces quedaría abandonado a su suerte y muerte, pero al final no tuvo el valor suficiente y mintió para provocar su rescate. Ojo, el mismo Matt Damon que sobrevivió solito en Marte.
 
Tras una pelea entre Cooper y Mann, el robo de una nave y la huida de Mann, Amelia rescatará a Cooper y se lanzarán a perseguir a Mann antes de que se acople a la Endurance y los deje abandonados a su suerte en su planeta. Romilly ha muerto por culpa de Mann.
 
Mann saltará por los aires cuando yerre su acoplamiento y se llevará por delante un trozo de la Endurance y mucho combustible mientras Cooper y Amelia ven la escena anonadados. Más él que ella, porque para ella la misión parece haberse terminado y se quedará a la deriva, pero para él ha llegado el momento de aceptar que no cumplirá la promesa de regresar que le había hecho a su hija.
Ahora retomo mi justificación anterior a propósito de la conveniencia de la escena del dron. ¿Os acordáis? Cuando dije que, en contra de la opinión de la mayoría de los comentarios que he leído y escuchado, esa escena sí tiene razón de ser. Allá va mi explicación…
 
Cuando Cooper estaba en la Tierra vimos cómo pincha una rueda y pone a su hijo a cambiarla. Es ahí cuando el dron indio les hace una pasada en un vuelo rasante. No tardará ni 1 segundo en levantar el campamento. Tomó la decisión ipso facto y, para cuando el hijo se sube al pickup él ya tiene claro su objetivo: perseguir al dron, ceder la conducción al hijo, sacar su portátil y hackearlo en pleno vuelo para someterlo a su voluntad y destriparlo.
 
Todo en décimas de segundos. Todo demostrando agilidad mental, resolución, destreza, sangre fría y nervios de acero.
 
Pues bien, ahora el dron es la Endurance. Ambos saben que sus misiones y propósitos se han esfumado. Pero es entonces cuando Cooper saca de dentro al verdadero Cooper. Al intrépido. Al osado, valiente, determinado, constante, arrogante y persistente (hoy en día lo llamarían resiliente)… Los saca de dentro y menos que canta un gallo, mientras Amelie sigue flipando con la explosión del ranger del Dr. Mann, Cooper ya ha trazado un plan en su mente.
Tiene que precipitarse hacia la Endurance, ponerse debajo de ella, provocar una rotación bestial en el ranger para girar al mismo ritmo que la nave. Un ritmo provocado por la explosión del otro ranger. La Endurance va catapultada hacia el agujero negro y pierde piezas, partes, oxígeno y combustible en un frenesí de descomposición y despresurización.
 
Ahí es donde Cooper ve la jugada y la calcula en décimas de segundos. Toca ejecutarla a base de sangre fría, contención emocional y física, concentración y fuerza de voluntad aderezadas todas ellas con serenidad y buen pulso, pues no hay 2º intento: vives o mueres, y todo pasará en menos de 1 minuto.
 
Y lo logra.
 
Pero las consecuencias del acto de Mann serán dolorosas. Los desperfectos de la nave, junto con la pérdida de oxígeno y de combustible hará inviable el retorno de Cooper a la Tierra pero deja la puerta abierta para intentar llegar al planeta de Edmond, pero tendrá que soltar lastre.
 
Ya no hay Plan A. Se da por perdida a la Humanidad que vive en la Tierra, pero sigue habiendo un conato de esperanza para el Plan B. Y Este Plan B le permitirá a Amelia saber qué pasó con Edmond, o si sigue con vida aunque incomunicado.

El lastre a soltar será el 2º Ranger, con TARS y Cooper a bordo

Ellos abandonarán la Endurance para dar una última oportunidad a Amelie y a la futura Humanidad, la que lleva ella en la nave en fase embrionaria. Sigo sin comprender cómo se criarían a todos los niños con uno, o en el mejor de los casos dos adultos. Sólo puedo imaginarme a Amelie poniendo 10.000 pañales diarios mientras hace 10.000 biberones y no me salen las cuentas. Pero el caso es que Cooper se sacrificará y se dejará ir y terminará siendo absorbido por Gargantua acompañado por TARS.
 
Se desprenden y son engullidos por el agujero negro, y su ranger será destruido y TARS y Cooper salen despedidos… Y cuando todo parece que terminará así la película, en plan 2001 la película da un giro inesperado llevando a Cooper a un teseracto, u ocho cubos tridimensionales con un cuarto eje dimensional: un cubo de cuatro dimensiones espaciales que, para sorpresa suya y locura nuestra reproduce la habitación de Murph.
 
Pero no la reproduce como si estuvieras viéndola en un museo. No. Su reproducción se multiplica por mil veces, (no sé si mas o menos de 1000, pero sí por mogollón de veces), en momentos paralelos, simultáneos, anteriores y posteriores a su partida para la misión.
 
En ese espacio multidimensional, pues tendrá habitaciones sobre su cabeza, debajo de sus pies, al frente, detrás, a un lado y al otro y luego cambiarán y reaparecerán y se volverán a multiplicar reproduciendo esa habitación y, para colmo, proponiéndonos la parte trasera de la estantería de Murph como punto de vista de Cooper, por lo que en seguida deduciremos que Cooper era el fantasma del cuarto de Murph.
Por eso, aunque ella no pudiera entenderlo, sí sabía dos cosas: que su fantasma no era malo y quería comunicarse con ella. Y es verdad, porque veremos a Cooper, a través de la estantería, cuando fue a despedirse de su hija y se cayó el libro. Él mismo tiró el libro, él fue quien se manifestó de mil maneras y él fue quien se envió a si mismo el mensaje, ahora desgarrador de STAY. Quédate. No te vayas, pidiéndose a si mismo que no se despidiera ni se separara de su hija en un grito mudo e impotente.
 
Llegados a este punto de la peli su hija ya tiene su edad y ha suplido la figura de su padre por la del padre de Amelie, el Dr. Brand y trabaja codo con codo con él para encontrar la solución para la Gravedad para poder abordar una evacuación masiva de la Tierra. Todo esto a pesar de que el propio Dr. Brand confesará que ha engañado a todos pues no existe solución para el problema de la Gravedad.
 
La peli se precipita ahora en una vorágine de emociones tetradimensionales en las que el científico entra en conflicto, más que nunca, con el padre y la razón se verá desbordada por las emociones que le provoca al padre ver a su hija al otro lado de la estantería y no poder tocarla ni hablarla.

¿Recordáis el Planeta Miller?

Cuando murió Doyle y se salvó TARS…
 
Aquí encuentro yo la explicación a que palmara el humano. Cuando todos dicen que por qué salvar al robot y dejar morir al humano… porque será TARS quien, había salido despedido del ranger, como Cooper. El que, en su ingravidez, irá recopilando datos que serán de gran utilidad para Cooper, pues se los transmitirá y éste concebirá el modo de hacerle llegar información a su hija desde el teseracto.
 
Y cuando Cooper toque fondo, entonces TARS hablará con él, desde donde quiera que esté, y en su conversación sobre por qué le han llevado ahí, o qué puede hacer para arreglar lo que hizo, TARS le dirá «no nos han traído hasta aquí para que cambiemos el pasado» y Cooper remata la sentencia con «no, nos han traído: hemos venido nosotros» y entonces la película dará un nuevo giro. El más drástico de todos.
 
Cooper y TARS argumentan y teorizan a propósito de cómo comunicarse con la Tierra y por qué los seres que construyeron el teseracto no lo han logrado. En su tenzone verbal llegarán a la conclusión de que esos seres construyeron un espacio tridimensional dentro de su realidad pentadimensional en el que el tiempo es una dimensión física y deducen que se puede ejercer una fuerza a través del espacio/tiempo para enviar un mensaje mediante la gravedad para atravesar dimensiones, incluida la del tiempo…
 
Ahí se da cuenta Cooper de que él no era el elegido sino ella para salvar al mundo.
 
Es su hija la elegida. Él no es más, ni menos, que la herramienta de comunicación para llegar a ella.
 
Y ahí le pide las coordenadas de la NASA a TARS, y entendemos que es él quien manipula el polvo, mediante la fuerza de la gravedad, para transmitir un mensaje a su hija que le llegará a él y así podrá formar parte de la misión que facilitará que sea su propia hija la que salve a la Humanidad mediando el sacrificio del padre que hipotecará su vida para que sus hijos se salven y salven, de paso, al resto de nuestra especie.
 
Primero hará llegar el código binario que el propio Cooper acumulará ayudándose de la gravedad para después, o antes,  interpretarlo correctamente él mismo. El mensaje tendrá las coordenadas de la NASA. Y después será él quien idee el modo de transmitir a Murph todo cuanto sabe mediante morse a través del reloj que la regaló antes de partir.
 
Esto se debe a que las mismas personas que fueron capaces de generar Gargantúa, el agujero de gusano que sirve de portal para acceder a otra galaxia, no son capaces de romper las barreras dimensionales para comunicarse con Murph. A pesar de vivir ellos mismos en una realidad pentadimensional.

De ahí que toda esta película sea una perífrasis verbal, en lo narrativo

Esos seres, que somos nosotros en el futuro, son capaces de desenvolverse en dos dimensiones extra. Y son capaces de generar un agujero de gusano artificial para que, traspasándolo, salvemos a la Humanidad emigrando a otro planeta.
 
Pero no son capaces de comunicarse con claridad (ni sin ella) con Murph y por eso, lo que harán será llegar a Cooper, a través de su hija. Y al ser él un adulto, ingeniero y piloto espacial nos parecerá a todos, a él incluido, que es una señal y que está siendo elegido para ser él quien lidere la salvación de nuestra especie, pero no: Llegan a él porque, paradójicamente, llegados al punto en el que Murph tenga que tomar conciencia de si misma y tomar el camino como científico para ser ella, no su padre sino ella, quien dé con la fórmula que salvará a la Humanidad.
 
Pero ella lo logrará gracias a que esos seres del futuro eligen a su padre, a Cooper, porque es el único capaz de traspasar las barreras extrasensoriales, dimensionales y espaciales mediante el amor. Allí donde termina la razón y la ciencia no puede avanzar, Interstellar esgrime las emociones, otrora habrían sido divinas ora terrenales, para reforzar toda la ciencia con la infrenable carga del amor de un padre a su hija. Y sólo cabalgando las emociones será capaz un padre de llegar a donde las mentes más privilegiadas no han sabido llegar. Será la combinación entre la razón y el corazón la que salve a la Humanidad. Pues, en el fondo, somos eso. Razón y corazón. Capacidad para pensar, reflexionar, imaginar y sentir… y combinando esos factores el resultado somos tú, lector y yo, escritor.
 
Así pues atraviesa Cooper esas barreras extrasensoriales esgrimiendo sus emociones y mediante estas será capaz de comunicarse con ella y activar ese rasgo cognitivo que despertará en ella, latente y permanente que perdurará en ella durante toda una vida dedicada a la investigación y a nuestra salvación. Y esta salvación llegará cuando nuestro amado planeta dé las últimas bocanadas antes de morir y muriendo nos lleve a todos con él al abismo.

La peli, según Altozano, gira en torno a una paradoja

«Para escapar por primera vez de un agujero negro necesitas haber escapado ya antes de uno».
Y para ello Cooper tendrá que acceder al agujero negro, terminar en el teseracto y recopilar los datos que hagan posible controlar la gravedad para poder atravesar los agujeros negros. Y ahí intervienen los seres de 5 dimensiones. Pero estos, para terminar siendo seres de 5 dimensiones tuvieron que pasar por el mismo proceso, de ahí su interés en proteger a Cooper, o guiarlo, porque salvándole a él salvan a la humanidad y seguramente a si mismos donde y cuando quiera que estén.
 
Esos «seres» que construyeron el teseracto para ayudar a Cooper lo desmantelarán cuando él haya cumplido su misión y, al hacerlo, haya comprendido que no hay tales «seres» si por seres entendemos entes extraños. Somos nosotros, son humanos que han evolucionado hasta ser seres pentadimensionales y han acudido a él para usarlo de nexo entre ellos y nosotros.
 
El teseracto se desvanecerá y él terminará en la Estación Cooper en la órbita de Saturno.
 
El resto nos lleva a un reencuentro breve pero intenso y deseado por todos los espectadores. Cuando Cooper amanece en un hospital, en una estación espacial que lleva su apellido «Cooper», pero no por él sino por su hija quien, gracias al empujón que le dio su padre desde el teseracto.
 
Cuando llegue el reencuentro él seguirá casi igual que cuando comenzó la peli y ella será una abuelita postrada a punto de morir. A punto de morir feliz, porque su vida recobrará pleno sentido cuando vea a su padre cruzar el umbral de su puerta y cumpla así una promesa que le hizo de niña y que ella sabía que él cumpliría, contra la opinión de toda la Humanidad.
 
Lo más bonito de todo será cuando Cooper la pregunte que por qué estaba segura de que volverían a verse y ella le responde que porque su padre se lo prometió.

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