Ficha técnica
Título: El Submarino 2 (La última misión)
Director: Frank Beyer
Año: 1993
Título original: Das Boot 2 . Das Letzte U-Boot
Nacionalidad: Alemania
Producción: ABC Video Productions Inc. / Manfred Durniok Filmproduktion / NHK / Zweites Deutsches Fernsehen ZDF / Österreichischer Rundfunk ORF
Duración: 105’
Guión: Knut Boeser
Fotografía: Witold Sobocinski
Música: Oskar Sala
Ficha artística
Ulrich Mühe (Comandante Gerber)
Kaoru Kobayashi (Capitán de fragata Tatsumi)
Goro Ohashi (Capitán de fragata Kimura)
Matthias Habich (General Mellenberg)
Manfred Zapakta (Fred)
Sylvester Groth (Maschke)
Udo Samel (Dr. Falke)
Lloyd Johnston (Capitán británico Toybee)
El día en que Frank Beyer recibiera la propuesta de hacer la segunda parte de El submarino, una de las mejores películas de la historia del cine alemán se le caería el cielo encima.
Menudo encargo.
No podemos negar el mérito de este largometraje: respeta la estética de la primera película, recrea su atmósfera y tiene un guión bastante interesante. Pero pesa como una losa la obra maestra de Wolfgang Petersen, sin duda la mejor película sobre el tema (submarinos). Pesa porque qué guión (por bueno que sea), qué música (partiendo de Klaus Doliner) y qué fotografía podría hacernos olvidar la primera.
Si tan solo se hubiera titulado de otro modo y no hubiera tenido vínculo alguno con la otra, El Submarino 2 habría sido una gran película, sobre todo por su guión, original donde los haya.
Y entro en materia.
Nuestro submarino parte de Noruega rumbo al Japón para llevar una carga que bien podría cambiar el rumbo de la guerra escoltada por dos oficiales nipones, aliados en el bloque del Eje.
A partir de aquí no deberíamos catalogarla como una película de cine bélico puro y duro. El capitán Heinrich no simpatiza, en absoluto, con el régimen nazi y, si bien acata las órdenes como profesional que es, rehuye el enfrentamiento directo con las fragatas y destructores aliados, sobre todo tras recibir un comunicado que cambiará, este sí, el rumbo de la guerra y de la historia: la muerte de Hitler.
Desde este momento se sucederán los debates en el buque (submarino). Debates morales, políticos, personales y éticos.
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Moral cuando toque medirse a los británicos a sabiendas de que la guerra habrá terminado y el juez militar que llevan a bordo no consiente el rendimiento del buque. Político porque los oficiales alemanes sostendrán discusiones defendiendo y atacando a Hitler y su quimera nazi, y de estas discusiones se derivarán las acciones posteriores.
Personales porque uno de los oficiales a bordo quiere ir a la Argentina para pedir asilo político, sobre todo teniendo en cuenta que él participó en el intento de asesinato del Führer. Ético porque los dos oficiales japoneses a bordo del submarino quieren cumplir su misión a pesar de la rendición alemana. La guerra termina en Europa y el conflicto bélico se estanca en el Pacífico.
Todo esto sucederá a bordo del submarino, huyendo de una fragata británica, dejando el rastro para otra estadounidense y sufriendo el fanatismo político, que no militar, del juez militar que no cejará en su intento de hundir a tantos «enemigos» (ya no, la guerra ha terminado) se crucen por el camino.
Por lo demás, si bien El submarino (la primera) es una de mis películas favoritas, esta secuela pasará sin pena ni gloria a la historia del cine por culpa, como apuntaba al principio de su vínculo como secuela de su primera entrega sin saber rendir a la misma altura (como sucede, por ejemplo, con El padrino) y mucho menos mejorarla (cosa que le pasó a La guerra de las galaxias con El imperio contraataca).