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Dragonheart

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Dragonheart y Dungeons & Dragons

Hubo un tiempo en el que Dragonheart hizo disfrutar a los jugadores de Dungeons & Dragons.

Una película de 1996 dirigida por Rob Cohen para Universal Pictures. Aunque hubo otro candidato firme para la dirección, ni más ni menos que Richard Donner (Superman y Los Goonies).

Costó 58 millones de dólares y recaudó 115. De hecho, Cohen logró esta dirección porque venía de otro triunfo con otra peli de otro dragón, pero en sentido figurado… Dragón: La historia de Bruce Lee (1993) y ambas le valdrían la oportunidad de dirigir, también en 1996 a Syllvester Stalone en Pánico en el túnel para la misma productora.

Dragonheart fue un soplo de aire fresco para el cine fantástico

Con una buena dosis de humor y muy buenos efectos especiales.

Con nuestras reservas, porque echábamos algo en falta. Pero sí, la disfrutamos, yo por lo menos la disfruté. Las reservas eran obvias: porque se nos quedaba pequeña. Nos dejaba siempre con ganas de más, pero tenía su puntito. Y eso en función del nivel de exigencia de cada cual, por supuesto.

Tenéis que comprender lo siguiente: en 1996 no había nada parecido a los juegos de rol o a D&D en el cine. Ni en 1996 ni en todos los 90s. Si querías ver algo que se le acercara tenías que dar un salto a los 80s. Ahí sí encontrabas algunos títulos como Excalibur, Conan el bárbaro, Legend, Willow, El señor de las bestias, Ator el poderoso y si me apuráis Lady Halcón. Y parad de contar.

No sé si debo incluir Ator el poderoso aquí. Pero recuerdo este diálogo entre los dos enamorados y protagonistas, Ator y Sunya. Habla por si solo:

  • Ator: Te quiero Sunya.
  • Sunya: Y yo a ti.
  • Ator: ¿Por qué no podemos casarnos?
  • Sunya: Porque tú eres mi hermano.
  • Ator: Hablaré con nuestro padre.
  • Sunya: Sí.

En fin… ¿No se os ha revuelto el estómago? A mi sí. Y lo mejor no es que ella le diga ese «porque tú eres mi hermano». Lo mejor es que él no se queda convencido y dice que lo hablará con el padre. Se sobreentiende que para buscar sus bendiciones, a pesar de ser un incesto como un autobús de grande. Y ella responde con un lacónico «sí». Vamos que los dos están igual de zumbados.

¡Qué nivel, Maribel!

Parad de contar. Esas son las pelis que había, y quizás la infausta secuela de alguna de estas, por aquello de exprimir a la gallina de los huevos de oro hasta dejarla seca. Si todavía te ibas un poco más atrás tenías la versión animada de El Señor de los Anillos de Ralph Bakshi de 1978. Hablo de memoria, pero dudo que me deje muchas en el tintero.

El Señor de los Anillos, la trilogía de Peter Jackson llegó en 2001, y empezó a hablarse de ella allá por 1998. Lo explico en el artículo que dediqué a Juan Antonio Cebrián en el troblogdita.

No había Juego de tronos. No existía nada. Ni The Witcher ni nada que se le pareciera.

Juegos de rol, cine fantástico y cine mitológico

Es más, si te gustaba el cine fantástico, y si eras rolero, lo mejor por aquellos tiempos era pedir asilo en el cine mitológico.

Entonces sí se ampliaba un poco el espectro. Y hasta mejoraba la calidad del material audiovisual, cambiando, eso sí, CGI (todavía incipiente) por los efectos especiales tradicionales, las maquetas y el STOP motion. Te encontrabas entonces con títulos como Furia de titanes y Jasón y los argonautas.

No pocas partidas de D&D se habrán inspirado en estas dos pelis. Con los esqueletos, los escorpiones y la medusa… y la formación del héroe.

Ya que menciono estas dos joyas del STOP Motion toca hablar del portento de efectos especiales de esta peli.

CGI + Animatronics + Maquetas + Stop motion

Lo mejor de Dragonheart es que supieron combinar ese CGI incipiente con animatronics, maquetas y stop motion.

Y esto es un logro para la época y para nuestros días.

La tentación de abusar del CGI suele precipitar los proyectos cinematográficos al fracaso. Recargan las pelis de tal modo que pierden credibilidad y rozan si no caen en lo absurdo.

Sirvan como ejemplo las trilogías de El Señor de los Anillos para ilustrar el uso y por otro lado, las de El Hobbit para ilustrar el abuso. Y son dos trilogías del mismo director y de los mismos equipos de efectos especiales.

La idea original fue la creación de un dragón animatrónico. La productora de Raffaella de Lurentiis (Conan el bárbaro; DUNE…) contrató a la Jim Henson’s Creature Shop para hacer los diferentes dragones de la peli. Hicieron una cabeza de dragón a tamaño real y la marioneta a escala deln dragón entero para hacer el animatronic. Para captar posturas del mismo para después superponer el CGI.

Un detalle curioso fue que el inicio del proyecto coincidió con el rodaje de Parque Jurásico. Esto hizo que echaran el freno de mano para poder ver el resultado del trabajo de Spielberg. Esta pausa aportó la idea de no ceñirse en exclusiva a una marioneta para recrear al dragón. Ni en la marioneta (o maqueta animada) ni en el animatronic. Seguirían usándolo, pero con una pátina de CGI superpuesta que ayudara a perfeccionar los movimientos y la expresividad de la maqueta.

Por lo tanto, la mesura del director y esa contención hicieron del dragón de Dragonheart algo (relativamente, a veces hasta bastante) creíble que le ha hecho envejecer muy bien. Sin olvidar el chorro de voz de Sean Connery, por aquellos tiempos una de las estrellas más brillantes del cine (consolidado una década antes con pelis como El nombre de la Rosa y Los inmortales).

Esa mesura y un guion, a partir de un texto original de Patrick Reed Johnson, (quien inició su carrera en la rama de los efectos especiales y colaboró en pelis canallas como Las alucinantes aventuras de Bill & Ted y en la serie V y dirigió Space invaders), que no se recreaba en los tópicos y se salía de lo convencional lograron convertir esta peli en un oasis en medio del desierto. Su apuesta era muy original al proponernos la unión entre un caballero y un dragón. Dragonheart no se hizo con el Oscar a los Mejores Efectos Especiales porque se topó, nada más y nada menos que con Independence Day.

Mientras tanto, la travesía por ese desierto nos llevó a la pésima Dragones y mazmorras de 2001, que sólo sirvió para abochornarnos y hacer que los que desconocían los juegos de rol se mofaran de nosotros. Gracias a Dios, y espero no estar confundido después de ver esta noche el tráiler de Dragones y Mazmorras: Honor among thieves de 2022. Su tráiler se ha mostrado hoy, en la Comic-Con de San Diego y parece que restaurará la dignidad del juego en el cine, 21 años después. Viene algo viciada, porque mucho me temo que no se saldrá de los clichés establecidos, tanto políticamente correctos de nuestros días como de guiones previsibles, pero habrá que verla para disfrutarla.

Si pensáis que digo todo lo contrario a la serie Los Anillos de Poder es porque esta parte de cero y no ha pervertido ni manipulado ninguna obra literaria original. A mi lo que me molesta no es ver elfos inclusivos en nuevas obras, lo que me fastidia es que los metan con calzador cambiando obras y personajes preexistentes. Y sé que la serie de Amazon tendrá un guion libre rellenando huecos de lo escrito y descrito por Tolkien, pero se aprovechan de esta coyuntura para reinventar y recrear lo inventado y recreado por el Maestro.

Sé que me ha quedado un poco friki el comentario, cosa que aprovecho para adelantaros que en breve publicaré una reflexión sobre el frikismo en el troblogdita.

Volvamos a la peli… y al camino que hemos recorrido hasta llegar a ella quienes amamos los juegos de rol, los dragones y el cine…

Hace seis años salió Warcraft: el origen, en 2016, cosa que nos demuestra que ni el CGI ni el cambio de siglo garantizan una película de calidad. Pero la vi y la comenté ávido de este tipo de películas, penando y sufriendo con lo que veía, pero hice de tripas corazón y me la tragué. Y en algunos tramos hasta la disfruté.

Por todo esto os decía al principio que, con todas sus carencias:

Dragonheart hizo disfrutar a la comunidad rolera

Ahora pondré un pie fuera del contexto medieval de las pelis de fantasía, para irme a los mundos del rol trasladados a distopías urbanas. Hablo de dos títulos, y ambos son recomendables: Bright y El imperio del fuego. Ambas pelis recrean, a su manera, un cruce entre vida real y una partida de rol. La una intercalando a todo tipo de criaturas de ficción en la vida cotidiana de una ciudad estadounidense y la segunda arrasando la civilización actual al despertar a los dragones.

Y sí, ahora sí, por fin me pongo con la peli. He dado muchas vueltas pero quiero que las entendáis como un paso más en el camino que hemos seguido los roleros y amantes del cine fantástico hasta llegar a lo que tenemos hoy.

Por lo general para bien, a pesar habernos pasado 30 años esperando las series y pelis de nuestros días y, cuando por fin nos las ofrecen, lo hacen como herramienta de ingeniería social para manipular, retorcer y pervertir nuestra conciencia de Sociedad.

Hace un rato destaqué el guion de esta película, remarcando que se salía de lo convencional.

Por aquel entonces, o quizás mejor decir, hasta entonces, la narrativa (incluyo literatura y cine) tenía por costumbre hacer que el héroe fuera un «bueno» (con excepción de los antihéroes) y los villanos fueran «malos». Es decir, lo disruptivo de esta peli sería plantear una relación de amistad entre un caballero y un dragón.

Y digo «hasta entonces» porque en las siguientes décadas veremos que este precepto no sólo se invierte sino que se establecerá ala inversa planteándonos un modelo social invertido. En todos los sentidos.

Una de las películas que vendrían poco después sería Shreck, en 2001, proponiéndonos un ogro como protagonista bueno de la peli y a los caballeros como los villanos. Eso hizo mucha gracia, porque también era la novedad, pero poco a poco, y salvo la excepción de la trilogía de El Señor de los Anillos, iremos viendo cómo se invierte la escala de valores y los malos empiezan a ser buenos y viceversa.

Se replanteará toda la tradición literaria, oral y cinematográfica haciendo de los malos clásicos, los buenos. Las brujas de Alicia en el País de las Maravillas intercambiarán sus roles; Maléfica hará de la bruja de Blancanieves la buena; Los elfos de Bright serán los malos y los orcos los buenos y así un suma y sigue interminable. Los humanos serán los malos en Avatar. Un sinsentido que nos tiene donde estamos en nuestros días. Bueno, bueno, se me olvidaba incluir Cómo entrenar a un dragón, que nos plantea un vikingo pacifista como héroe y modelo a seguir. ¡Un vikingo pacifista! Creo que la única que se salva de todos estos experimentos es Los Increíbles.

Por eso nos sorprendió entonces la evolución de la relación entre el caballero y el dragón.

Para que entendáis todo esto mejor nos metemos de lleno en la trama. Pero antes una pincelada sobre el actor protagonista, Dennis Quaid (El cavernícola y Elegidos para la Gloria) que se impuso a Harrison Ford (Indiana Jones y La guerra de las galaxias) y Liam Neeson (Excalibur, Krull). Antes podría haber incluido esta última peli, Krull, en la lista de cine fantástico y habría encajado también, pero la descarté por su aporte de Ciencia Ficción por el uso de armas laser por parte de alienígenas invasores. Y porque, incluyendo esa, tendría que haber incluido también la patética El caballero del dragón de Miguel Bosé…

El motivo para elegir a Quaid fue su destreza en el uso de la espada, que quería que fuera lo más realista posible, y su físico, que encajaba a las mil maravillas con el caballero que tenían en mente. Su profesionalidad y su humor hicieron el resto. Para las escenas de combate contrataron a un maestro en el arte de la katana y el resultado fue bastante bueno.

Antes mencioné que Sean Connery puso su voz para Draco, el dragón. Pero no solo eso, el equipo de animación recreó en el rostro del dragón los gestos, muecas y la expresividad facial de Connery para hacer un guiño al actor y reforzar la ya de por si reconocible voz del actor en la versión inglesa.

Por último, el malo de la peli, el Rey Einon, sería interpretado por David Thewlis, el futuro Remus Lupin en Harry Potter y el prisionero de Azkaban y el entrañable cruzado hospitalario de El reino de los cielos. Aunque en ese mismo 1996 se estrelló con La isla del Doctor Moreau.

También fueron de la partida Dina Meyer (Dizzy Flores en Starship Troopers) y Pete Postlethwaite (Giuseppe Conlon en En el nombre del Padre). Jason Isaacs sería Lord Felton y después lo veríamos en pelis como Armageddon, Black Hawk derribado, Fury y sus tres mejores papeles como Lucius Malfoy en la saga de Harry Potter; el Coronel William Tavington en El patriota y el Mariscal Zhukov en La muerte de Stalin). Y por último, que no menos importante, Julie Christie, como Reina Aislinn: Lara Antípova en Doctor Zhivago; Madame Rosmerta en la del Prisionero de Azkaban y Tetis en Troya.

Como podréis ver, la productora no escatimó tampoco a la hora de hacer el casting. Esto, sumado a los efectos especiales y al guion hicieron de esta peli algo más que una película entrañable.

El guion de Dragonheart – Con spoilers

El dragón Draco curará una herida mortal en el corazón de Einol, el hijo del rey Freyne. Su mentor, un caballero, el paladín de la casa del rey, se sentirá en deuda con el dragón por haber salvado al muchacho.

Con el paso del tiempo la relación del caballero y el dragón se tornará en hostil. Con este dragón y con todos los de su estirpe. Esto ocurrirá porque atribuye a la intervención del dragón la maldad que destila su Señor, ya crecido y ya ocupando el trono. Piensa que cuando curó el corazón de su Señor, siendo un muchacho, le traspasó algún género de maldad propia del reptil.

Abandona el cargo de paladín, o campeón y convierte su vida en un deambular de un lado para otro cazando dragones a cambio de recompensas. Busca pistas de dragones y acude a los pueblos, aldeas y villas cercanas para ofrecerse para darlos caza a cambio de oro.

Bowen tendrá un admirador en Gilbert, mitad monje, mitad trovador que gusta de cantar y ensalzar las hazañas del cazador de dragones.

Por fin dragón y cazador cruzan sus caminos y comienza un duelo a muerte.

Un duelo desigual, pues mientras vemos que el cazador pone todo su afán en liquidar al reptil, éste juega con el caballero limitándose a evitar caer herido y sin devolver los ataques. El combate se prolongará hasta llegar a un punto muerto en el que ninguno podría vencer, cuando el caballero termine dentro de la boca (esa cabeza escala 1:1 de animatronic que mencioné antes). El dragón podría matar al caballero apretando sus mandíbulas y el caballero lo mataría a él alcanzando y atravesando su cerebro con el filo de su espada, pues la tiene pinchada en el paladar.

Entonces Draco se sacudirá al guerrero de encima, o mejor decir, «de dentro», y hará entrar en razón a Bowen: ya sólo queda él. Es el último dragón. Si lo mata, el cazador de dragones se quedará sin empleo. Y en esas que le ofrece un pacto a modo de alianza con un toque pícaro. Siendo el último dragón no puede matarlo, pero sí fingir que lo hace. De ahí que se unan en una gran farsa para que el dragón irá asustando a los habitantes de las comarcas y el caballero fingirá matarlo a cambio de una recompensa. Y así actuará yendo de villa en villa, haciendo creer al personal que es su salvador.

Llegamos a un punto interesante y crucial…

Vemos una escena de esas en las que uno y otro abren sus respectivos corazones confesando cosas del pasado. Miedos, odios… y Bowen le cuenta a Draco por qué se convirtió en cazador de dragones. Por culpa de uno que curó a su Señor, cuando era un niño, y lo cambió de por vida inoculándole un odio y una maldad sin igual.

Entonces Draco aseverará que ese niño llevaba el mal dentro de si. Esto originará una discusión que se parará repentinamente cuando, sin razón de ser, Draco reciba una herida.

Entonces veremos a Kara. Una aldeana que el rey Einol quiere tomar por esposa que se rebela y pide al pueblo que haga lo propio. Draco terminará llevándose a la muchacha «a modo de sacrificio» sin que ella sepa que no tiene ninguna intención de comérsela. Esto sucede tras la escena en la que Bowen invente esta artimaña para ganar tiempo pero, contra todo pronóstico, cuando están en la cueva del dragón aparece Einol, quien luchará contra Bowel.

Durante el duelo Einol le quitará la venda que su antaño mentor tenía en los ojos revelando su maldad. Una maldad intrínseca que no se puede inocular, hay que nacer con ella. Esta actitud, y el comportamiento de su antiguo discípulo, da la razón a la teoría del dragón, pero entre cábala y cábala Einol se impondrá y estará a un tris de matar al caballero. Y lo habría hecho de no irrumpir en escena el dragón, hasta entonces escondido pero que no dudó ni un instante en acudir en auxilio de su amigo.

Se abre un paréntesis de tranquilidad en el que reaparecerá Gilbert. Entre medias el caballero y el dragón volverán a las andadas repitiendo el numerito en un nuevo pueblo pero esta vez la cosa saldrá mal y les pillarán la estafa. La escena terminará cuando Draco se los lleve a toda velocidad (a Gilbert, Bowen y Kara que iba con ellos) y se los lleve hasta un lugar mítico llamado Abalon. Mítico porque allí estaría enterrado el mismísimo Rey Arturo.

Toca que Draco se sincere

Explica la relación entre humanos y dragones y cómo éstos juraron proteger a los humanos como paso previo para ganarse un sitio en su propio cielo. Pero él no se siente digno de tal privilegio porque se siente, en parte, responsable de la maldad de Einol. Y es aquí cuando les cuenta el episodio de cuando salvó al joven príncipe, cediendo medio corazón suyo al muchacho, para que pudiera vivir. Y porque el nuevo Rey vive por culpa de su corazón, se atribuye a si mismo el dolor causado a tantas personas inocentes por aquel a quien salvó.

El odio y la maldad de Einol son ahora infinitos, por el poder que le confiere su propio corazón. Esto dejará sin aliento a Bowen quien, no obstante, habiendo vivido engañado toda su vida, lamenta haberla dedicado a perseguir a los dragones hasta diezmar y extinguir su estirpe a excepción del propio Draco, el último dragón. Será entonces cuando tenga una epifanía o aparición del mismo Arturo quien le hará recordar el código de la caballería.

Empieza ahora la clásica secuencia de rebelión. Los cuatro protagonistas instruirán a los aldeanos para que puedan hacer frente a los soldados del rey.

Habrá lucha y cuando Gilbert dispare una flecha a Einol, y acierte, herirá al mismo tiempo al rey y al dragón. Al desplomarse el reptil caerá preso y lo retendrán en el castillo.

La reina Aislinn, madre de Eilon comprende perfectamente lo que está sucediendo. Y comprende igualmente que la vida del dragón fluye por las venas del rey. Y este fluir hace que mientras Draco esté vivo el rey no podrá morir, por lo que su tiranía podría ser eterna. Muriendo uno morirán los dos, viviendo uno vivirán los dos… Por lo que Draco tiene que morir, a manos de su amigo, cosa le rompe el corazón al guerrero…

Si te ha gustado el artículo, pero sobre todo:

Si te gustan los juegos de rol, y en especial Dungeons & Dragons, te invito a escuchar el podcast sobre rol y roleros que grabé para Antena Historia

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Artículo dedicado a D&D en el troblogdita

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